6 Características de la Espiritualidad Ignaciana

La espiritualidad ignaciana ha sido definida y caracterizada en multplicidad de documentos, decretos, imágenes, videos… a veces hay tanto material que nos resulta difícil elegir una definición concreta.

Al mismo tiempo, la Espiritualidad Ignaciana sigue siendo un misterio para muchos, al tiempo que crece su popularidad gracias al énfasis del Papa Francisco en el uso de conceptos propios de la misma, (como los de discernimiento, la unión entre la fe y la justicia, etc.) y la promoción de los ejercicios espirituales.

En un intento de facilitarle la tarea a quien quiera contar, describir o recomendar algún material que permita algún acercamiento a una definición de nuestra Espiritualidad, les presentamos 6 características de la Espiritualidad Ignaciana:

Relación personal con Cristo y amor por su Iglesia

Es una espiritualidad cristocéntrica, que propone al joven un modo de acercarse a Dios, buscando conocer, amar y seguir a Jesucristo. El Amor a Cristo es inseparable del amor a su Iglesia, dentro de la cual se celebran los distintos sacramentos que fortalecen a la persona para ser fiel en el seguimiento.

Ser contemplativos en la acción

Es una espiritualidad de la contemplación porque, teniendo como centro los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, cuya experiencia impulsa en quien la hace una profunda identificación con Cristo, para intentar imitar su modo de mirar, de amar, de actuar, y de seguir la voluntad del Padre.

Al mismo tiempo, es una espiritualidad de la acción, que busca una coherencia entre lo que se dice, se piensa y lo que se hace. Para esta acción considera como eje fundamental la inseparabilidad entre Fe y Justicia. Invita a cada persona a verse como compañero o compañera de Jesús e invitado/a colaborar en la construcción de su Reino.

Es una Espiritualidad optimista que responde a las necesidades de nuestra época.

Lejos de cualquier visión apocalíptica de los tiempos que corren, la espiritualidad ignaciana nos enseña a reconocer a Dios presente en el mundo, trabajando activamente por el bien de todos, aún en los lugares más oscuros de la humanidad. Es una espiritualidad que nos ayuda a abrir los ojos a la presencia de Dios en toda nuestra realidad, bajo la convicción de que lo podemos ‘buscar y hallar’ en todas las cosas. Y del mismo modo, estamos llamados a ponernos a su servicio en medio del mundo.

Moviliza en las personas preguntas fundamentales.

Las mismas se desprenden de los Ejercicios Espirituales: ¿cómo está Dios en mi vida? ¿Qué quiere el Señor de mí?

Discernimiento para encontrar la Voluntad de Dios en la vida.

El método de oración ignaciana tiene, entre sus objetivos, el ‘ordenar la propia vida’, así como también los afectos y los deseos, en torno a su principio y fundamento: Dios mismo. Y que este proceso, elegir acercarse a todo lo que aumenta su intimidad y cercanía con Dios, y desechar todo lo que lo aleja de Él.

Ver cómo Dios trabaja en el mundo.

Con la certeza de que Dios habita en todos y en todo y de que lo podemos encontrar, contemplamos cómo su acción amorosa sostiene el mundo y se nos regala en nuestros hermanos y hermanas, en nuestra comunidad, en el prójimo cercano y también en el más lejano.

Créditos Imagen

2 comentarios
  1. Cecilia chimeno
    Cecilia chimeno Dice:

    Me agradó mucho este artículo muy claro e iluminador sencillo pero a la vez muy integrador coincido plenamente en lo expresado

    Responder

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