Ahorro Energético

Dos alumnos de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), Matías Suárez y Gianfranco Frusso, diseñaron para su tesis final un proyecto cuyo fin era resolver el gasto extraordinario en energía que se daba en su facultad con la idea de reducirlo. El proyecto fue todo un éxito y el plan es aplicable a otros espacios de la Universidad. En tiempos de crisis energética y necesidad imperante de reducir el consumo de energía, hablaron sobre el tema con el departamento de prensa de la UCC. Compartimos aquí algo de lo desarrollado.

¿Cómo surgió la idea de trabajar este tema?

G– La facultad viene abordando el tema energético hace bastante tiempo y con varias iniciativas. En nuestro caso, simplemente nos gustó el planteo de algunos profesores para armar un grupo de investigación. Creo que es un tema muy interesante y aplicable. Son cosas que no van a quedar solo en los libros. Además, se suma que de esta manera pudimos devolver algo a la facultad en la que hicimos nuestra carrera.

M– El trabajo es como un puntapié inicial, ya que no disponíamos de mucho presupuesto. La idea es que pueda continuarse.

¿Cómo lo encararon?

M– Se había detectado un problema y era que en el Campus se estaba pagando una penalización por exceder el consumo pactado con EPEC. Además, la facultad de Ingeniería representaba un porcentaje alto de la factura. El resultado de este diagnóstico fue la pauta para el trabajo.

G– Dividimos toda la instalación en cuatro categorías simples: iluminación; motores; aires acondicionados y computadoras. Evaluamos varias posibilidades en relación a las causas como problemas de dimensionamiento, cableados viejos, etc y en base a eso planteamos algunas soluciones muy simples y de bajo presupuesto. Algunas ya se pusieron en práctica. La idea fue generar un método básico y simple, que pudiera aplicarse también en los edificios de las demás facultades.

En relación al exceso de consumo ¿Qué pudieron averiguar?

G– En las facturas que analizamos, no pudimos constatar un comportamiento constante o que tenga alguna explicación como por ejemplo un menor consumo en verano que es casi nula la cantidad de movimiento y por ende de gasto energético. Instalamos aparatos para medir en tiempo real el consumo de electricidad minuto a minuto. La primera foto que encontramos fue bastante desconcertante porque los datos no concordaban. Por ejemplo, los fines de semana había picos de consumo mientras que a la hora de clases, bajaba. No se sabía si había pérdidas o estaban robando energía. Poco a poco fuimos descartando algunas hipótesis.

M– Lo importante para comprobar si el circuito está funcionando bien es comparar la cantidad de energía activa y reactiva (de la potencia aparente que te provee EPEC). La activa es la que realmente usas y la reactiva no se puede utilizar.

¿Cómo podrían explicar esto?

G– Si fuese un vaso de cerveza la espuma sería la energía reactiva (que se termina disipando). El problema en nuestra facultad era que la energía reactiva superaba ampliamente a la activa en una razón de cuatro a uno.

M– Lo que terminamos haciendo fue venir a la facu un día que no había actividades y desconectamos todo bajando por sectores para ver dónde estaba el problema. Finalmente, bajamos todas las llaves y seguía habiendo el mismo consumo.

G– Ahí saltó una hipótesis en la que nunca habíamos pensado: la Facultad de Ingeniería tiene un banco de capacitores que se dimensionó en las primeras épocas de la facultad para compensar (y bajar) la energía reactiva. Con la adición de tubos fluorescentes, computadoras y nuevos electrodomésticos ese banco quedó sobredimensionado y en lugar de bajar la energía reactiva, terminó sobredimensionándola. Entonces, probamos desconectar ese aparato y ahí la energía cayó a cero. A partir de eso, se bajó el consumo y se mejoró muchísimo el rendimiento.

¿Cuáles fueron las demás propuestas?

G– Una de las sugerencias tenía que ver con los balastos, que son los aparatos que regulan el consumo de voltaje de los tubos fluorescentes. La facultad estaba equipada con balastos magnéticos son de los más antiguos y consumen mucha energía. En cambio, los electrónicos consumen bastante menos, además de que pueden abastecer a dos tubos mientras que los otros solo uno, y tienen otras ventajas como encendido instantáneo; disminución de fatiga visual y reducción de consumo.

M– Por eso, se recomendó reemplazar 95 balastos en las aulas que se utilizan más y las oficinas donde siempre hay gente. Solo con esa acción, que implicaba una inversión muy baja (13 mil pesos aproximadamente), se producía un ahorro de 150 kw/hora al mes, que es más o menos el 7,9 % del consumo total de edificio. Otra propuesta fue la incorporación de celdas fotoeléctricas para el control de la iluminación en los pasillos. Finalmente, otra cosa que quisimos hacer es mejorar el comportamiento de las personas. Para este fin, propusimos una campaña con material audiovisual, banners, y cartelería en general. La web y redes sociales de la UCC también pueden ser un instrumento para difundir distintas ideas para reducir el consumo. La idea es promover buenas prácticas que también se puedan aplicar en casa.

Fuente: Prensa UCC

 

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