Carta del Padre General sobre el Discernimiento Comunitario

El Padre General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa SJ, ha enviado una carta en la que habla del discernimiento comunitario dentro de las comunidades jesuitas. Para leer el documento.

Hace algo más de dos meses el Padre Arturo Sosa se dirigió a la Compañía de Jesús para insistir en la vinculación entre nuestra vida y misión, acaba de dar un paso más para implicar a todos los jesuitas en el seguimiento y concreción de las intuiciones de la Congregación General 36.

Para ello ha dirigido una larga carta sobre el discernimiento en común a toda la Compañía. En ella va explicando la necesidad y los elementos de esta búsqueda compartida de la voluntad de Dios. Insiste en que no todo es motivo de discernimiento, y nos previene, con claridad y sin ambages, para no llamar así a “falsos discernimientos en común que solo buscan revestir de lenguaje ignacianamente correcto decisiones tomadas previamente con criterios del propio grupo”. Pero, hechas esas aclaraciones, lo esencial de la carta es la insistencia y motivación para hacer del discernimiento una herramienta y una forma de nuestra misión.

La carta parte de la constatación de que Dios nos llama a discernir –como ha sido propio de la Compañía desde las deliberaciones de los primeros compañeros-. Hoy, la Compañía y la Iglesia necesita tomar decisiones importantes en una época de cambios veloces y profundos. Ahí entra el discernimiento, que es un requisito imprescindible para no convertir la planificación apostólica en un puro ejercicio racional de eficacia. El examen espiritual ha de ayudar a mantener constante ese vínculo entre discernimiento y planificación.

 Una larga sección está dedicada a explicar los elementos concretos de la práctica del discernimiento en común. Para enfocar bien este proceso hará falta escoger bien la materia, saber quiénes y por qué participan, tener libertad interior, unión de ánimos, comprender bien cómo se discierne (que es ampliamente explicado también en el documento), poner en común la oración, cuidar la conversación espiritual, practicar el examen y tener claro cómo se toma la decisión final.

Todo ello, como no puede ser de otro modo, poniendo toda nuestra confianza en Dios, que nos llama a compartir esta misión de servicio a la reconciliación y la justicia del evangelio, en nuestras comunidades y obras.

Fuente: Info SJ 

 

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