Testimonios vocacionales en el mes de oración por los diáconos

A partir de la Intención Universal de Oración del Papa para el mes de mayo, en la que invita a toda la Iglesia a rezar por la tarea evangelizadora de los diáconos, compartimos un nuevo segmento en el que publicaremos testimonios vocacionales de diáconos en orden al sacerdocio y diáconos permanentes que hoy se encuentran trabajando en las parroquias de nuestra Provincia.

Hoy compartimos el testimonio de Ignacio Puiggari SJ, que se encuentra actualmente en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima en Montevideo y Fabio Solti SJ, que acompaña el trabajo de las Parroquias Nuestra Señora de las Lágrimas y Nuestra Señora de Luján de la diócesis de Quilmes en Buenos Aires.

Ignacio Puiggari SJ, diácono de la Provincia Argentino Uruguaya

Mi ordenación diaconal se realizó un sábado a la mañana, durante el mes de diciembre del año pasado (2019) en la ciudad de Santiago de Chile. Allí fuimos ordenados cuatro compañeros jesuitas: Eduardo Anaya de México, Frank Gutiérrez de Perú, Cristián Viñales de Chile y yo, de Argentina. El lugar de la celebración fue la parroquia Jesús Obrero, ubicada dentro del predio del Hogar de Cristo, famoso memorial de las intuiciones de San Alberto Hurtado en relación con la práctica concreta de la justicia y la misericordia. Nos acompañaron en ella numerosos laicos que siempre están allí sosteniéndonos en la misión, además de familiares, amigos y compañeros jesuitas. Dada la situación, pensé que me iban a ganar los nervios; pero una extraña alegría serena, creo, nos inundó a todos. Hasta lloviznó un poco, cosa bien extraña en Chile. 

Mi padrino de ordenación fue Cristóbal Emilfork, un amigo jesuita de Chile. En verdad que, con su amistad, me ayudó mucho a entrar afectivamente (no sólo con el cuerpo, digamos) en el país y sentirme recibido allí. Es sabido que los jesuitas vamos y venimos de un lugar para otro, pero poco hablamos de lo difícil que es trasladar el alma de un lugar a otro. Eso lleva más tiempo, y cuesta lo mismo que una poda. En ese tránsito aparecen, sin embargo, aquellos amigos que favorecen el paso; digamos, recorren con uno la dificultad. Como dice cierto refrán, son un verdadero tesoro. Y en verdad que, en cada mudanza, siempre aparecen sin por qué ¿Cómo no pedirle que me acompañe en ese momento? Mi criterio de discernimiento fue: si vuelvo a Chile, a quien llamaría para tomar un café es a él.  

En marzo me vine a Montevideo, apurado por el cierre de los aeropuertos. Aquí, fue el Cerro quien me acogió, específicamente, la Parroquia Nuestra Señora de Fátima donde resido ahora.  Mi misión fundamentalmente consiste en atender los asuntos prácticos de la casa (con ayuda de otros, sin duda), acompañar las diversas iniciativas de ayuda que el párroco Rubén Strina está coordinando junto con laicos bien comprometidos del barrio (ollas populares, merenderos, catequesis a distancia), y, también, acompañar como tutor y profesor de formación cristiana a un 6° de bachillerato en el Colegio Seminario. Además de Rubén Strina, vivo con Juan José Mosca, superior de la comunidad. De a poco me voy introduciendo en la vida de este barrio tan generoso en personas de almas claras y simples, serviciales y generosas; acá el bien y el mal es nítido y patente, sin sutilezas de ciudad, digamos. En verdad creo que se trata de un regalo y un desafío grande. Espero el Señor y la oración de los amigos me sigan ayudando a crecer; ojalá pueda aportar algo en esta zona tan propicia para la entrega y el encuentro con los otros.  

Fabio Solti SJ, diácono de la Provincia Argentino Uruguaya

El día sábado 30 de noviembre de 2019 fui ordenado diácono junto a 11 compañeros de distintas provincias de Latino-américa, África y Asia en la Parroquia Santísima Trinidad de la Localidad de “Santa Luzia” en “Belo Horizonte”, Minas Gerais, Brasil. 

La celebración estuvo presidida por el obispo de “Leopoldina”, “Dom” Edson José Oriolo dos Santos.

Fue una ceremonia ciertamente muy emotiva donde se ejercitó mucho la memoria afectiva. Recordé mucho mi deseo de servir ministerialmente.

En el momento de la oración a los santos, postrado en el suelo del templo (que sentí más sagrado que nunca) pasaron por mi memoria muchos rostros que a lo largo de este tiempo me enseñaron de que se trata el servir con caridad.

Desde que comencé los estudios de teología en Brasil quedé muy marcado por la actividad apostólica que se desarrollaba en la Parroquia “São Francisco Xavier” en el Barrio Tupí. La Pastoral Familiar, a la cual estaba misionado en dicha parroquia, fue el sostén de mucha de la reflexión teológica que me animó en los estudios. Fue allí donde conocí a uno de sus miembros más entusiastas: Salim. Desde que conocí a este hombre de Dios, en esas tierras “mineras”, supe que él sería el que me colocaría la estola diaconal en la celebración. De él aprendí mucho de que se trata ser cristiano.

Al día de hoy, en medio de la contingencia que estamos viviendo, siento al ministerio diaconal de modo muy fuerte marcado por lo que lo atraviesa: el servicio. Estando misionado a las Parroquias de las Lágrimas y Luján, nos toca, junto con mis compañeros, una tarea de mucha cercanía con los más humildes: ya sea con acompañamiento espiritual virtual, colaborando en puntos solidarios repartiendo mercadería, colaborando en los comedores o contribuyendo en la novedad de los bancos de medicamentos de la diócesis.

El momento nos desafía mucho, pero junto a la oración personal y comunitaria, de la mano de la espiritualidad que nos congrega en Compañía de Jesús intentamos, todos los días, caminar tras sus pasos.

A la escucha con Laudato Si’

Del 16 al 24 de Mayo, los católicos en todo el mundo estamos celebrando la Semana Laudato Si, una iniciativa convocada por el Papa Francisco para reflexionar juntos en torno a la Encíclica sobre la ecología y el cambio climático y unirnos en solidaridad por un futuro más justo y sostenible.

En este contexto, el Foro Jesuita para la Fe y Justicia Social de Canadá invita a todos los fieles a dedicar un tiempo para escucharse unos a otros.

La organización, con sede en Toronto, ha preparado dos recursos que ayudarán a los católicos a crecer en su fe y a estudiar Laudato Si’, que hace un llamado a todas las personas a “escuchar el clamor de la tierra y el clamor de los pobres” y a cuidar mejor la creación.

Victoria Blanco, la directora administrativa y de programas del foro, animó a usar los recursos en pequeños grupos para analizar cómo pueden ayudar a crear un futuro mejor: “Este es el momento adecuado para mirar este documento y reflexionar sobre nuestra fe y lo que significa cuidar nuestra casa común y así avanzar hacia una recuperación justa”.

Cuidado de nuestra casa común es una guía de nueve secciones que brinda la oportunidad de profundizar en grupos pequeños sobre los temas de la encíclica del Papa Francisco.

Invitó también a los participantes a compartir las experiencias de vida que les movieron a cuidar de la creación a fin de que puedan conocerse mutuamente a un nivel más profundo. “Una de las cosas más importantes que se pueden hacer para luchar contra el cambio climático es hablar sobre ello”, dijo.

Blanco animó especialmente a los grupos a destinar tiempo a la práctica de la escucha activa. “Es importante no pensar en tus respuestas antes de que sea tu turno”, dijo. “No es un debate o una discusión […] escuchar es el verbo fundamental que queremos enfatizar”.

“Vivir con límites, vivir bien”, el otro recurso del foro, explora nuevas formas de pensar sobre el crecimiento y la economía. La guía, que está dividida en siete sesiones examina las estructuras sociales que contribuyen a la desigualdad social y analiza las formas en que podemos trabajar para reducir la injusticia en todo el mundo.

El Foro Jesuita para la Fe y la Justicia Social es uno de los colaboradores de la Semana Laudato Si’.

Para mayor información, visita JesuitForum.ca

 

Fallece el P. Adolfo Nicolás, Superior General de los jesuitas entre 2008 y 2016

El día de hoy, 20 de mayo, ha fallecido a los 84 años de edad el P. Adolfo Nicolás, jesuita español que fue Superior General de la Compañía de Jesús entre los años 2008 y 2016. Se encontraba en Tokio, donde llevaba varios meses hospitalizado como consecuencia de una larga enfermedad.

El P. Arturo Sosa SJ, actual Superior General , ha enviado un mensaje a toda la Compañía comunicando la noticia y compartiendo una cálida despedida:

«Quizá el mejor modo de recordar al P. Adolfo Nicolás sea con una breve oración, escrita de su mano tras los Ejercicios de ocho días que realizó en 2011 junto con su Consejo  General, y que tuve el privilegio de acompañar. Muchos meses después de aquellos  ejercicios, algunas reuniones del Consejo comenzaban con esta oración, surgida de la meditación personal del P. Nicolás sobre la pesca milagrosa y que narra San Juan en el capítulo 21. Constituye una excelente síntesis de su persona y de su espiritualidad. La versión original de la oración dice así:

“Señor Jesús,
¿Qué flaquezas has visto en nosotros que te han decidido a llamarnos, a pesar de todo, a colaborar en tu misión?
Te damos gracias por habernos llamado, y te rogamos no olvides tu promesa de estar con nosotros hasta el fin de los tiempos.
Con frecuencia nos invade el sentimiento de haber trabajado en vano toda la noche, olvidando quizá que tú estás con nosotros.
Te pedimos que te hagas presente en nuestras vidas y en nuestro trabajo, hoy, mañana y en el futuro que aún está por llegar.
Llena con tu amor estas vidas nuestras, que ponemos a tu servicio.
Quita de nuestros corazones el egoísmo de pensar en ‘lo nuestro’, en ‘lo mío’, siempre
excluyente y carente de compasión y de alegría.
Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones, y no olvides hacernos sonreír cuando las cosas no marchan como querríamos.
Haz que al final del día, de cada uno de nuestros días, nos sintamos más unidos a Ti, y que podamos percibir y descubrir a nuestro alrededor más alegría y mayor esperanza.
Te pedimos todo esto desde nuestra realidad. Somos hombres débiles y pecadores, pero somos tus amigos.
Amén”.

La lectura de esta oración evoca el Adolfo más real: un hombre sabio, humilde y libre; entregado al servicio de modo total y generoso; conmovido por los que sufren en el mundo, pero a la vez rebosante de la esperanza que le infundía su fe en el Señor Resucitado; excelente amigo, de los que aman la risa y hacen reír a otros; un hombre del Evangelio. Es una bendición haberlo conocido. A la vez que oramos por su felicidad eterna junto al Señor, a quien tan bien sirvió, pedimos poder continuar nosotros igualmente sirviendo a la misión como lo hizo él, con bondad, con generosidad y con  alegría.»

Los Jesuitas de Argentina y Uruguay damos gracias por su vida y por su servicio generoso a la Compañía de Jesús y a toda la Iglesia.

 

Se presentó la segunda edición de la Revista Aurora: «Para no volver a la normalidad»

La Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) presentó la segunda edición de la Revista Aurora, una publicación digital que nace para visualizar las reflexiones, experiencias y acciones de solidaridad del Cuerpo Apostólico de la Compañía de Jesús, como parte de las respuestas ante la pandemia mundial.

Este nuevo volumen se titula «Para no volver a la normalidad» y cuenta con 16 artículos escritos por jesuitas y colaboradores que tienen como objetivo contribuir a la reflexión sobre el “ahora” y sus causas, e intenta ofrecer algunas intuiciones respecto del “después”. «Es un servicio indispensable: en medio de la acción ser capaces de reflexionar, porque para que haya un después verdaderamente más fraterno, hay que comenzar a idearlo ahora.»

El P. Rafael Velasco SJ, Provincial de Argentina y Uruguay, estuvo a cargo de la presentación de esta nueva edición y compartió un escrito que invita a la reflexión: «Tal vez, un aprendizaje que nos va ofreciendo el “ahora», es que no hay igualdad ni libertad si no vivimos mas fraternamente: haciendo mas lugar en la mesa, superando grietas, trabajando juntos los de distintos espacios  políticos, de diversas religiones, de diferentes culturas e ideologías, para que los mas vulnerables no sean lanzados por estribor como lastre y puedan vivir mejor en la misma barca.

“Ahora” estamos pasando momentos oscuros, en los que sin embargo vemos con claridad cosas fundamentales. ¿Alcanzará para que el día “después» no perdamos la memoria?»

En este link podrás descargar la segunda edición: Revista Aurora – 2da edición

Fuente: jesuitas.lat

El Sector Social no está en cuarentena – Por Guillermo Blasón SJ

Guillermo Blasón SJ es el Delegado Apostólico del Sector Social de la Compañía de Jesús en Argentina y Uruguay, y comparte con nosotros algunas novedades sobre la actualidad del sector y las distintas obras que lo abarcan. Nos cuenta cómo fueron transitando la particularidad de este último tiempo y  los desafíos que se fueron presentando con el avance de la pandemia.

El Sector Social no está en cuarentena

Hay situaciones humanas que remiten a Dios. Cuando surgió la pandemia y la cuarentena, muchas personas se acercaron naturalmente a nuestras parroquias, centros sociales y hogares buscando una ayuda (alimentaria, de ropa, trámites, etc.). También muchos que querían ayudar vieron en nuestras obras un canal donde poder hacerlo. Mi primera impresión como delegado del Sector Social (el sector que comprende las obras o acciones en la Provincia dedicadas especialmente a los más desfavorecidos) fue ver cómo al menos queríamos seguir estando presentes cuando todo se cerraba; de ahí que muchas de nuestras obras se han reinventado, pero siguieron abiertas. 

Me toca colaborar cotidianamente en la Obra y en el Hogar San José en Bs. As. ayudando a personas en situación de calle, pero también, de a poco y a fuerza de Zoom, estoy tomando contacto con los referentes de las distintas obras del sector. Muchas han tenido que responder a nuevas manos que piden y, afortunadamente, también otras que dan. En la mayoría se pasó a atender las urgencias quedando los proyectos de fondo para cuando “salgamos de esta”. También hemos visto que a medida que esta situación se extendió en el tiempo, el ímpetu de las ayudas ha decaído, y no necesariamente por mala voluntad, sino porque seguramente los recursos propios empiezan a escasear.

Me siento privilegiado de estar en este lugar en este momento. Quisiera ser instrumento para que respondamos como Compañía y estemos a la altura de la situación. Se habla de que después de la pandemia será otro mundo el que veremos. No lo sé, pero sí le pido al Señor que seamos lúcidos para acompañar todo el proceso, la emergencia y la reconstrucción. Y mientras tanto, que la cuarentena no nos impida atender al que toca en nuestras puertas, ya que tal vez nunca más que ahora, somos depositarios de una fe en el Dios que no quiere olvidarse de ninguno. 

Guillermo Blasón, SJ

Mensaje del Papa para 106 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado

El Vaticano difundió este viernes 15 de mayo el Mensaje del Papa Francisco para la 106ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que se celebrará el próximo 27 de septiembre con el lema “Como Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos”.

Se trata de un mensaje que aborda el drama de los desplazados internos. Sobre este tema, la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha publicado las “Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Internos”, un documento, dice el Papa, que desea inspirar y animar las acciones pastorales de la Iglesia en este ámbito concreto.

“A la luz de los trágicos acontecimientos que han caracterizado el año 2020, extiendo este Mensaje, dedicado a los desplazados internos, a todos los que han experimentado y siguen aún hoy viviendo situaciones de precariedad, de abandono, de marginación y de rechazo a causa del COVID-19”, dice en su mensaje.

Es necesario conocer para comprender

El conocimiento es un paso necesario hacia la comprensión del otro. El Papa recuerda que cuando se habla de migrantes y desplazados, casi siempre se mencionan en números. ¡Pero no son números, sino personas! Si las encontramos, podremos conocerlas, podemos conocer sus historias y comprender.  Podremos comprender, por ejemplo, que la precariedad que hemos experimentado con sufrimiento, a causa de la pandemia, es un elemento constante en la vida de los desplazados.

Hay que hacerse prójimo para servir

“Los miedos y los prejuicios, nos hacen mantener las distancias con otras personas y a menudo nos impiden acercarnos como prójimos y servirles con amor”.  Para Francisco, acercarse al prójimo significa, a menudo, estar dispuestos a correr riesgos, como nos han enseñado tantos médicos y personal sanitario en los últimos meses. Este estar cerca para servir, va más allá del estricto sentido del deber. El ejemplo más grande nos lo dejó Jesús cuando lavó los pies de sus discípulos: se quitó el manto, se arrodilló y se ensució las manos (cf. Jn 13,1-15).

Para reconciliarse se requiere escuchar

Nos lo enseña Dios mismo, que quiso escuchar el gemido de la humanidad con oídos humanos, dice el Papa, enviando a su Hijo al mundo: «Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él […] tenga vida eterna» (Jn 3,16-17). El amor, el que reconcilia y salva, empieza por una escucha activa. En el mundo de hoy se multiplican los mensajes, pero se está perdiendo la capacidad de escuchar. El Papa nos dice que sólo a través de una escucha humilde y atenta podremos llegar a reconciliarnos de verdad.

“Durante el 2020, el silencio se apoderó por semanas enteras de nuestras calles. Un silencio dramático e inquietante, que, sin embargo, nos dio la oportunidad de escuchar el grito de los más vulnerables, de los desplazados y de nuestro planeta gravemente enfermo. Y, gracias a esta escucha, tenemos la oportunidad de reconciliarnos con el prójimo, con tantos descartados, con nosotros mismos y con Dios, que nunca se cansa de ofrecernos su misericordia”.

Para crecer hay que compartir

Aquí el Papa recuerda el pilar fundamental de la primera comunidad cristiana: la acción de compartir. Nos invita acompartir para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie, y afirma que la pandemia nos ha recordado que todos estamos en el mismo barco. Darnos cuenta que tenemos las mismas preocupaciones y temores comunes, nos ha demostrado, una vez más, que nadie se salva solo. Para crecer realmente, debemos crecer juntos, compartiendo lo que tenemos.

Se necesita involucrar para promover

Al respecto, el Papa dice que si queremos realmente promover a las personas a quienes ofrecemos asistencia, tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate. La pandemia nos ha recordado cuán esencial es la corresponsabilidad y que sólo con la colaboración de «todos —incluso de las categorías a menudo subestimadas— es posible encarar la crisis». Debemos, añade el Papa, «motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad»

Es indispensable colaborar para construir

La construcción del Reino de Dios, señala por último Francisco, es un compromiso común de todos los cristianos y por eso se requiere que aprendamos a colaborar, sin dejarnos tentar por los celos, las discordias y las divisiones. Y en el actual contexto, es necesario reiterar que: «Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas» (Mensaje Urbi et Orbi, 12 abril 2020). Para preservar la casa común y hacer todo lo posible para que se parezca, cada vez más, al plan original de Dios, El Papa dice que debemos comprometernos a garantizar la cooperación internacional, la solidaridad global y el compromiso local, sin dejar fuera a nadie.

Fuente: vaticannews.va

 

El cuidado de la misión de la Compañía de Jesús después de la pandemia

El miércoles 29 y el jueves 30 de abril, el Padre General dirigió un encuentro virtual con cientos de jesuitas y miembros de la Compañía. Fue la segunda vez que usó este canal de comunicación, en vivo por Internet. El tema del encuentro, «el cuidado de la misión», se inspiró en la carta que había enviado a toda la Compañía un mes antes. Se titulaba: “El ‘cuidado’ (cura) en el gobierno de la vida-misión de la Compañía en este cambio de época”.

En la primera parte del seminario web, el Padre Sosa se dirigió a su audiencia. Recordó los elementos esenciales de su carta del 25 de marzo. En este documento, quería dar algunas respuestas al desafío de saber unir la atención, el cuidado de las personas, la atención que debe prestarse, sobre todo por parte del superior, a la calidad humana y espiritual de la vida de sus compañeros: la cura personalis y la atención o cuidado que se debe dar al servicio apostólico: la cura apostólica. Así mismo, una buena parte de su discurso permitió una mejor comprensión de lo que implican estas dos expresiones latinas de la tradición ignaciana.

Todo es cuestión de «cuidado». En nuestras relaciones con los demás, con nuestro entorno, con el entorno natural y con el entorno humano, todo se basa en el cuidado que tenemos en nuestra relación con Dios.

En dos ocasiones, explícitamente, el Superior General ha vinculado el tema del cuidado de la misión a las Preferencias Apostólicas Universales. Así como había instado en el primer seminario web a entender y vivir las PAU en su conjunto, en interrelación, esta vez insistió en que la cura personalis y la cura apostólica no debían concebirse independientemente una de otra, sino que debían ser objeto del objetivo común de llevar a cabo la misión de la Compañía hoy en día.

Y por supuesto, como el título de este seminario web anunciaba, el Padre Sosa nos animó a hacer el vínculo entre la misión de la Compañía y la situación única que estamos viviendo en el mundo a causa de la pandemia mundial. Él ve esto como una invitación a cuidar, aún más y mejor, de nuestras relaciones con los demás para cumplir nuestra misión.

“Estamos ante el desafío de construir una cultura del cuidado a través del diálogo en profundidad entre los compañeros o compañeras en la misión de manera que, manteniendo el máximo respeto a la conciencia y vocación de cada uno, se genere un ambiente de discernimiento que ilumine la planificación apostólica de cada obra en el conjunto del plan de cada Provincia o Región a la luz de las Preferencias Apostólicas Universales.

Saquemos el mayor provecho posible de la experiencia de la pandemia COVID-19 para ser capaces en la etapa siguiente de superar todo descuido y poner el cuidado al centro del modo de relacionarnos unos con otros en la vida-misión a la que somos llamados.”

 

Para leer el mensaje completo, haga click aquí.

Para ver el seminario web en español, haga click aquí.

 

Fuente: jesuits.global

 

Mensaje Final de la 39 Asamblea de la CPAL

Del 4 al 8 de mayo los Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe se reunieron de manera virtual para compartir un espacio de diálogo que tuvo como prioridad la reflexión sobre los 10 años de implementación del Proyecto Apostólico Común de la CPAL y los 10 años de funcionamiento de los tres centros interprovinciales de formación en Teología de Belo Horizonte, Bogotá y Santiago de Chile.

A continuación compartimos el mensaje final de la Asamblea:

El P. General ha asegurado que la pandemia del COVID-19 ha hecho ver tanto descuido acumulado por décadas en el modo como los seres humanos nos hemos relacionado entre nosotros, con la naturaleza y con Dios. La emergencia social y sanitaria ha puesto de manifiesto que la pobreza y la miseria en nuestra sociedad en general y, particularmente, en las naciones del llamado tercer mundo son situaciones estructurales de vieja data; y que es preciso corregir ahora el rumbo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa. No nos hemos detenidos ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo (Papa Francisco: Momento Extraordinario de oración en tiempo de pandemia, 27/03/20).

La amenaza es común y por eso ha suscitado tanto interés, pero la verdad es que en este barco común que es la humanidad, unos viajan en primera, mientras muchos viajan amontonados en las bodegas. Unos disfrutan de las comodidades de los servicios de cubierta, mientras los otros sobreviven o mal mueren y son arrojados a las fauces de la tormenta.

Nosotros, los jesuitas, hemos de reconocer con humildad, que no hemos echado toda nuestra suerte con los pobres, y que esa realidad nos interpela desde el Evangelio, la buena noticia de Jesús y nos llama no sólo a ser solidarios, sino a cuestionar nuestro lugar social en esta tormenta. Cobra sentido profundo cuidar la vida de los descartados, multiplicados exponencialmente en esta pandemia como consecuencia de las estructuras injustas de nuestro mundo, incapaces de poner a los seres humanos y al bien común al centro de las decisiones políticas locales, nacionales o mundiales. Nunca debemos olvidar que la amistad con los pobres nos hace amigos del Rey Eterno (Ignacio a los Padres y Hermanos de Padua, 1547). Son los pobres los que nos obligan a volver sin cesar a lo que es esencial en el Evangelio, a lo que en realidad da vida (C.G. 36, d.1, 15).

Por eso, un primer pensamiento y sentimiento de solidaridad sincero es con las víctimas: los muertos, los vulnerables, los más empobrecidos, los indígenas, las comunidades afrodescendientes, los migrantes, los enfermos de los hospitales públicos, los ancianos, los hombres y mujeres (familias innúmeras) que viven de las ayudas o del trabajo diario. Con el corazón puesto en ellos, convidamos a nuestros compañeros jesuitas a preguntarnos delante del Cristo puesto en la Cruz, la cruz de la pandemia: ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué quiero hacer por Cristo? Si de esta Pandemia más de la mitad de la humanidad sale empobrecida y fragilizada y nosotros, por nuestra parte, salimos incólumes, entonces tendremos que preguntarnos con sinceridad: ¿Compañeros de quién somos? ¿Cuál es el Cristo que estamos siguiendo?

En el contexto de ésta crisis mundial nos hemos reunido virtualmente los 13 Provinciales de la CPAL, cuatro Superiores Regionales o de sección siempre convidados (Jamaica-Guyana, Amazonia/BRA, Cuba y Haití), los dos Asistentes del P. General para América Latina y El Caribe, y el Equipo Central de la CPAL, para conversar y discernir juntos, principalmente, sobre la situación actual de cada Provincia y de nuestra Conferencia, revisar la marcha tanto del proceso de evaluación de los CIF como del proceso de evaluación del PAC y planeación del PAC.2 (PEPPAC), y evaluar el desempeño del equipo central de la CPAL.

El contexto actual de la pandemia será un desafío para la formación: estudio en contexto, mirada discerniente, formación integrada con el mundo real en conexión con los pobres, aprendizajes reflexivos y críticos para aportar en la transformación del mundo. Para estos últimos temas nos acompañaron el P. Mark Ravizza, Consejero del P. General para la Formación, y P. Segundo Rafael Pérez, y el Dr. Carlos Ernesto Pérez, respectivamente secretario ejecutivo y asesor metodológico y técnico del PEPPAC. También dedicamos un tiempo para la elección del nuevo vicepresidente, P. Rafael Velasco y 3 consejeros de la CPAL: PP. Gabriel Roblero, Gustavo Calderón y Luis Gerardo Moro, así como múltiples asuntos prácticos y decisiones no menores que nos corresponden en asamblea.

Conscientes de que la realidad actual generará grandes desafíos para la Compañía de Jesús en América Latina, es que queremos incidir en la formación de las personas, la consolidación de los procesos y redes y, sobre todo, en la reestructuración y reconstrucción social de nuestros diversos países.

Como afirmó el P. General, esta crisis nos muestra un camino hacia Dios: somos una sola humanidad, es importante que nos cuidemos y atendamos a los demás, seamos generosos y solidarios con los más necesitados. Es ahora cuando se nos da la oportunidad de ponernos realmente a escuchar y a discernir los signos, pero no solos, sino en Compañía. Más que nunca nos necesitamos unos a otros. Las palabras de San Ignacio en el envío de San Francisco Javier al lejano oriente, Id, inflamad todas las cosas, adquieren relevancia para el jesuita de hoy; el mundo espera algo de nosotros y nosotros queremos ofrecerle un nuevo rostro al mundo.

Finalmente, queremos agradecer a los padres José Francisco Magaña, João Renato Eidt, Rolando Alvarado, quienes se despidieron como miembros de la CPAL y, próximamente lo harán los PP. Carlos Eduardo Correa, Javier Vidal Gonzáles y Juan Carlos Morante. Con igual gusto y agradecimiento, le damos la bienvenida a los nuevos provinciales: José Domingo Cuesta, Luis Gerardo Moro y Mieczyslaw Smyda.

 

Fuente: jesuitas.lat

Proyecto «No estás sólo» – Por Javier Rojas SJ

En una entrevista para el diario Clarín, el sacerdote jesuita Javier Rojas SJ, nos cuenta más detalles sobre el proyecto «No estas solo», un servicio de escucha telefónica y por internet para quienes se sienten solos o angustiados durante este tiempo de cuarentena.

Por Sergio Rubin

¿Cómo surgió y en qué consiste el servicio de escucha?

Es un servicio que idearon los jesuitas de España ante la cuarentena y que tuvo muy buena aceptación. Consiste en ofrecer un servicio de acompañamiento espiritual, pero también de escucha a personas que tienen la necesidad de compartir este momento, sea porque están solas, sea porque necesitan volcar el resultado de la convivencia. No es solo para católicos, sino para todo aquel que necesite expresar sus vivencias espirituales y afectivas. También tenemos otro servicio con especialistas para personal sanitario.

¿Y cómo se instrumenta?

Puede ser a través de nuestro sitio de internet o telefónicamente. A la persona que se contacta se le asigna un acompañante acorde a la necesidad que expresa. Contamos no solo con sacerdotes, sino también con médicos, psicólogos y gente capacitada, producto de una selección. Entre más de 600 personas que se postularon, elegimos unas 400. La elección del acompañante –que a su vez es asistido permanentemente– se hace en base a la necesidad de quien lo pide.

¿Cuál es la situación de la gente que requiere el servicio?

A la mayoría de las personas siempre las asustó el silencio y la soledad, y ahora eso se potenció por el aislamiento y la distancia social. Por otra parte, los mayores le tienen miedo al coronavirus porque se les transmitió que son muy vulnerables, pero no se les ofrecieron los elementos para manejarlo. Y sienten el deseo de expresar ese temor y las dolencias que padecen. Finalmente, son personas que –aunque vivan con otras– no están siendo acompañadas en el proceso interior ante esta experiencia como para que puedan capitalizarla a través de la reflexión o de la oración.

¿El miedo puede dejar secuelas?

El miedo nos hace huir. O cerrarnos mucho más y después no poder establecer relaciones sanas con los demás. O nos genera mucha desconfianza. Si hay algo que siembra el miedo es la desconfianza en el otro. Hay que tener en cuenta, pensando en cuando se levante la cuarentena, que el miedo no se maneja de un día para el otro, sino que requiere un proceso de restablecimiento de la confianza y del poder relacionarnos sin la sospecha de que el otro tal vez tenga algo que me haga mal.

¿Pero lo estamos teniendo en cuenta?

En mi opinión no nos estamos ocupando de cómo vamos a manejar el miedo una vez que la amenaza haya terminado. Porque el miedo, insisto, está activado. Está muy bien que nos cuidemos, nos distanciemos, pongamos en suspenso los vínculos personales. Pero no podemos pensar que cuando el virus retroceda los vínculos se van a restablecer de la noche a la mañana. Además, hay un desajuste vincular entre quienes son acusados de inconscientes por salir y quienes acusan de miedosos a los que extreman los cuidados.

¿Y cuál es el método que aplican?

Creo que hoy la terapia es brindar a las personas la confianza de que el cuidado del otro no tiene por qué estar sembrado por el miedo. Y mientras que el cuidado nos hace generosos, abiertos, atentos, el temor nos lleva a salvar nuestro propio pellejo. Por eso no me gusta la idea de meter miedo, porque desata en las personas lo mejor y lo peor. Hay que dar el mensaje de que estamos en una situación particular donde quede en evidencia que todos somos importantes, que el cuidado del otro es mi cuidado. Y hacerlo de una forma amigable, solidaria. Así se dañarán menos los vínculos.

Es entonces otro desafío para la post cuarentena…

Lo importante de esta situación es que debe hacernos tomar conciencia de que somos uno. De una unidad que no habíamos transitado hasta ahora, ni siquiera imaginado. El yo y el tu que con tanta fuerza construimos tiene que dar lugar a la conciencia del nosotros. No es que yo me salvo porque me cuido. No es que te ayudo porque vos te cuidas o me cuidas. Nosotros nos cuidamos. Nosotros nos necesitamos.

Cómo contactarse al servicio de escucha:

  • Tel. 0800-888-0170 – De 9hs a 12hs y de 16hs a 19hs
  • Web: noestassolo.com.ar

39 Asamblea de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe

El día 04 de mayo tuvo inicio la 39 Asamblea de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL), por primera vez de modo virtual, debido a las restricciones impuestas por la pandemia. Participan 12 Provinciales, 4 Superiores Regionales representando a Cuba, Haití, Amazonia, y Jamaica/Guyana, 2 Asistentes del P. General para América Latina y los 4 miembros del Equipo Central.

Estrenan en el grupo los tres nuevos Provinciales: José Domingo Cuesta (Centroamérica), Luis Gerardo Moro (México) y Mieczyslaw Smyda (Brasil).

La asamblea se extenderá hasta el viernes 8 de mayo y los temas principales de la agenda serán:

1) Reflexión sobre la evaluación de los 10 años de funcionamiento de los CIFs, los tres centros interprovinciales de formación en Teología de Belo Horizonte, Bogotá y Santiago de Chile

2) Reflexión sobre los 10 años de implementación del Proyecto Apostólico Común de la CPAL (PAC).

Fuente: jesuitas.lat