Luciano Esnaola SJ: Historias Gigantes – Un relato de campesinos a 2.000 sobre el nivel del mar

Luciano Esnaola SJ está cursando actualmente sus estudios de Filosofía y Humanidades en la ciudad de Córdoba, Argentina.  Además, se le ha encargado acompañar el trabajo que la Fundación Manos Abiertas hace en ‘Los Gigantes’. ‘Lucho’ cuenta en primera persona la experiencia de cada subir hasta la escuelita y encontrarse con la gente que vive en sus alrededores. 

Por Luciano Esnaola, S.J.

 “Y es que acá hijo, estamos lejos y alto, ni siquiera las promesas de los políticos nos llegan…” relata entre mates y sonrisas Doña Ofelia, una campesina de unos 68 años que vive en el paraje “Los Gigantes” (Sierras Grandes de Córdoba), comunidad de unos trescientos campesinos, que trabajan a campo abierto, pastoreando animales y cultivando en aquellas zonas donde la montaña regala alguna pampa de altura. Gente que practica una economía de subsistencia familiar, que sabe del cuidado del entorno natural que lo rodea, de la escasez de recursos y del aprovechamiento de las horas de luz del día. 

La escuela-albergue de montaña “Nuestra Señora del Valle”, obra a cargo de la fundación Manos Abiertas desde 2009, tiene como principal cometido el sostener el arraigo de las comunidades campesinas en la montaña. La escuela ofrece educación inicial, primaria y secundaria, a cincuenta familias acercando de este modo más y mejores oportunidades para los pobladores de las Sierras. 

Una mirada agradecida 

Volver de cada subida con los voluntarios de Manos Abiertas, es constatar que el silencio y la soledad, el trabajo duro y la fe en un Dios providente, la hospitalidad y el sueño esperanzado de una mejor calidad de vida, son moneda corriente entre los serranos. Uno puede ser testigo -agradecido- del modo en que estas personas van tejiendo esfuerzos por la gente que quieren, aún en las dificultades patentes que los rodean. 

En el libro de los Ejercicios Espirituales, san Ignacio de Loyola nos invita a

“Mirar cómo Dios habita en las criaturas, en los elementos dando ser, en las plantas vegetando, en los animales sensando, en los hombres dando entender; y así en mí dándome ser, animando, sensando, y haciéndome entender; asimismo haciendo templo de mí siendo criado a la similitud y imagen de su divina majestad…” [EE 235]

Traigo esta cita de la llamada ‘Contemplación para alcanzar amor’, porque podría tomarse como el itinerario para la experiencia de recorrer esos caminos rurales. Son palabras que reflejan el movimiento espiritual interior, que se presentan como símbolo del asombro ante el hecho concreto de ser testigo de la vida de los campesinos que poco necesita para emerger y discurrir. Palabras de San Ignacio que habilitan mil preguntas por el modo de proceder de Dios entre esta gente y sus hábitos. Son palabras que intentan llevar a concepto aquellas experiencias de encuentro con los campesinos -y quizá- con el Misterio de lo inefable, de la vida oculta de un Jesús de Nazaret que asoma entre el pan casero y el mate con peperina.  

De camino al encuentro 

La aventura de subir a la escuela de Los Gigantes, tiene sabor a misión rural. Subir cada sábado, por el camino austero y de ripio que te lleva hasta la escuela, es ponerse una mochila que lleva lo básico, es prepararse para estar sin señal de teléfono todo el día, es sujetarse al mapa y el GPS para poder dar con las complicadas ubicaciones de los puestos en medio de las quebradas. Toda una misión que te desafía, que te regala un paisaje imponente, pero sobre todo, que te renueva en el encuentro gratuito con los campesinos, en sus historias sencillas y de trabajo duro. 

Cuando llegamos a la escuela, desayunamos todos los voluntarios juntos -unos 58 jóvenes- y salimos al campo -en camionetas- a visitar a las familias de los chicos que durante la semana estudian y viven en la escuela-albergue. En cada una de las visitas, es fácil saberse acogido desde el primer momento (aunque no te conozcas con la familia). No hay ansiedades en el trato, se comparte la vida diaria, las alegrías y las luchas. Prestas el oído y también sos escuchado, te acercas en puntas de pie a la soledad de tu hermano que no puede, o le regalas una escucha atenta que te agradece como si le hubieses dado flor de consejo; te acerca a las personas, sin barreras, desde la gratuidad y dejando la esperanza de un nuevo encuentro.

Ojalá podamos regalarnos más momentos de quietud para poder asombrarnos de lo extraordinario en lo ordinario. Para poder vivir un poquito más con la premisa de cambiar la mirada juicio, por una mirada agradecida. Para abandonar la mirada que nos arroja números rojos por lo que nos falta, para abrirnos a la pregunta por el Misterio de una vida plena en el despojo material. Un vida gigante como la de Doña Ofelia que vive “lejos y alto”, aunque más cerca del Cielo.

Franco Raspa SJ: “Mendoza es mirar y confiar en el trabajo de Dios a lo largo de mi vida”

Franco Raspa SJ cuenta cómo fue su llegada a Mendoza y lo que esto significa dentro de la experiencia de vivir su vocación dentro de la Compañía de Jesús. 

Por Franco Raspa, S.J. 

Mendoza viene siendo en este tiempo algo más que mi primera misión en Argentina como sacerdote. Yo diría que es caer en la cuenta de doce años de formación en la Compañía de Jesús. Mendoza es mirar y confiar en el trabajo de Dios a lo largo de mi vida. 

En este oasis en medio del desierto me encontré con un reducido grupo de compañeros que buscan hacer frente cada día a la mies abundante, que se da por estas tierras. Dos de ellos trabajando junto a los más sencillos en el barrio San Martín; mientras los otros dos, en la zona céntrica de la ciudad, en la atención del templo Sagrado Corazón de Jesús y, en la práctica y atención del centro de espiritualidad. 

En lo particular, la misión principal que se me ha encomendado es la ser capellán del colegio San Luis Gonzaga. La cosecha en el colegio es enorme. De ahí, que mi labor en estos primeros meses se haya enfocado en conocer la siembra. Conformada no solo de estudiantes, sino también, de educadores y de un nutrido grupo de familias. 

El resto de mis jornadas giran en torno al acompañamiento de grupos juveniles y en la colaboración con el servicio sacerdotal del templo. Allí, para mi sorpresa, las filas para el sacramento de la reconciliación son interminables. Se podría decir, parafraseando a nuestro querido san Francisco Javier, que uno queda con los oídos y el corazón cansados de tanta escucha y gracia de Dios.

Confiado en la compañía del Señor a través de lo que veo e intuyo, camino día a día junto a mis compañeros en buscar y hallar a Dios por estas tierras. 

P. Arturo Sosa SJ: ¿Qué es el discernimiento?

“Creo que el Discernimiento es un verdadero regalo de la espiritualidad ignaciana para la Iglesia; quizás, incluso, para la humanidad. El discernimiento es aprender a ver más allá de las apariencias, de lo que la razón puede mostrarte, de lo que puedes leer o aprender de las maneras convencionales que tenemos de alcanzar el conocimiento, y estar atentos y abiertos a los signos del Espíritu en la propia vida”. 

Así empieza en Padre General de los jesuitas, Arturo Sosa SJ a definir qué es el discernimiento. 

El video fue elaborado por la curia jesuita en Roma. Puedes verlo en el siguiente link 

¿Quiénes te han inspirado?

El Padre General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa SJ, habla de quiénes han sido las figuras que le han inspirado en su niñez y adolescencia. ¿Quiénes crees que dijo?

Descubrilo en este video producido por el equipo de comunicación de la Curia en Roma. 

 

Mensaje especial del Padre General a las vocaciones a la Compañía

“Si usted es un joven que alguna vez tuvo que pensar, que hay puesto entre signos de interrogación sobre ser o no ser jesuita, yo diría: si la Compañía de Jesús no existiera, tendríamos que crearla, así que venga a crear la Compañía de Jesús con nosotros.” 

El Padre Arturo Sosa, Superior General de los jesuitas, se dirige a los jóvenes que podrían pensar en una vida consagrada dentro de Compañía de Jesús, tanto como sacerdotes como hermanos.  También se dirige a los jesuitas en formación. 

Mira el video completo aquí

Migrantes y Refugiados, prioridades para el Card. Michael Czerny SJ

El escudo, el lema y la cruz pectoral del recién consagrado Cardenal Arzobispo Michael Czerny S.J., son fiel reflejo de su compromiso con el cuidado de la creación y la protección de migrantes y refugiados.

El nuevo cardenal publicó una foto de su cruz pectoral hecha de un trozo de barco de madera utilizado por los migrantes para cruzar el Mediterráneo y llegar a la isla de Lampedusa, cerca de Sicilia, obra del artista siciliano Domenico Pellegrino.

En la descripción del escudo que lo identifica, el verde representa el compromiso de cuidar la creación, nuestro hogar común. Sobre el campo verde está el sello de la Compañía de Jesús, en la que ingresó Czerny en 1964. 

Para significar el ministerio del ahora nuevo cardenal desde 2017 para con Refugiados y Migrantes en Vaticano, la parte inferior del escudo representa un barco amarillo que lleva a una familia de cuatro personas. 

El barco evoca el medio de trasporte en el que las personas desplazadas buscan una vida mejor en un nuevo lugar. Es también una imagen tradicional de la Iglesia – ‘la barca de Pedro’-, que tiene el mandato del Señor de «recibir al extranjero» (Mt 25,35), independientemente de dónde se encuentre la Iglesia. Además, como el símbolo del movimiento El Arca (fundada por el canadiense Jean Vanier, recientemente fallecido), se trata de un recordatorio de las obras de misericordia hacia todos los excluidos, olvidados o desfavorecidos.

El agua bajo el barco representa el Océano Atlántico, que el purpurado debió atravesar con su familia cuando emigraron a Canadá desde Checoslovaquia en 1948.

Para su lema, el nuevo cardenal ha elegido una sola palabra: Suscipe. Esta palabra latina es la primera palabra de la conocida oración de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola que comienza: Suscipe, Domine, universam meam libertatem («Toma, Señor, y recibe, toda mi libertad…»). La palabra suscipe también evoca el mandato del Señor de «recibir» al extranjero, porque «Le aseguro que tantas veces como lo hicieron por el más pequeño de ustedes, lo hicieron por mí». (Mt 25,40).

Completan el escudo los símbolos propios de su designación como Cardenal Arzobispo de la Iglesia Católica.

Las opciones del Card. Czerny reflejan las prioridades pastorales del Papa Francisco quien, en una carta a los nuevos cardenales, expresó: “La Iglesia os pide una nueva forma de servicio… una llamada a un sacrificio personal más intenso y a un testimonio de vida coherente… Que esta nueva fase de vuestra vida os ayude a emular más de cerca a Jesús (Mt 9, 36; 14, 14; Lc 7, 13) y a aumentar vuestra capacidad de sentir compasión por todos los hombres y mujeres que, víctimas y esclavos de tantos males, buscan con esperanza un gesto de tierno amor de los que creen en el Señor».

 

*Con información de America magazine.

Encuentro de formación permanente

Cincuenta jesuitas de entre 21 y 62 años participaron del encuentro de formación permanente, un espacio de reflexión y diálogo que, este año,  tuvo como eje la cuestión de género. El encuentro se llevó a cabo el 3 y 4 de septiembre en la casa Santa Isabel de Hungría, en la afueras de la ciudad de Córdoba. 

Testimonio –  Tomás Bradley SJ

El encuentro me resultó muy consolador y desafiante. Nos encamina en la misión juntarnos para tratar una situación concreta y dejarnos enseñar e instruir por aquellos que han estudiado desde alguna disciplina y nos comparten su ciencia. Ahí está la clave de lo que es ser comunidad en la Compañía de Jesús, es comunidad en misión. No estamos juntos para ocuparnos unos de otros, sino para buscar el modo de anunciar a Jesús hoy en el mundo concreto que nos toca vivir. Sentí que lo que nos reunía era la misión, porque encaramos de forma seria un tema importante en el cual necesitamos formarnos

Lo que compartimos en el encuentro no tiene que morir acá, cada uno verá cómo en su ámbito lo replica. Me gusta esto, que sea un encuentro que desafía, que no estamos dando vueltas sobre nosotros mismos sino sobre la realidad en que estamos inmersos, a la cual estamos llamados a llevar un mensaje desde Jesús, inculturado y que asume lo que el hombre de hoy sufre y busca.

Testimonio – Ignacio Rey Nores SJ

Del encuentro valoro especialmente tres aspectos. Primero, la convocatoria. Fuimos cincuenta compañeros jesuitas un día y medio dedicándonos a esto tan importante que es la formación permanente. El tema que generó interés. Valoro el encuentro entre compañeros, juntarnos y querer estar a la altura del tiempo que nos toca vivir, conversando sobre esta situación de la perspectiva de género.

Segundo, el abordaje del encuentro, las ponencias. Cómo se llevó adelante la propuesta de las presentaciones, que cada una se haya dado pie a la participación de nosotros, los compañeros que estábamos como oyentes. Todas las presentaciones fueron muy iluminadoras. Daniel López SJ expuso un acercamiento más conceptual y filosófico, haciendo un recorrido histórico de cómo se ha desarrollado la perspectiva de género y su repercusión en el magisterio. Fernando Cervera SJ realizó con un abordaje desde la psicología. Gonzalo Zarazaga SJ realizó una relación a la teología, sobre todo desde la Trinidad, dándole más lugar a la diversidad. Las resonancias con la conversación que se dio luego de su presentación, sobre todo alrededor de que acoger lo distinto genera un movimiento e implica que nosotros también nos dejemos interpelar por la situación, fueron especialmente enriquecedoras. José Molina SJ expuso un acercamiento desde la medicina y la biología, en el cual también me sentí un niño que aprendía cosas nuevas.

Tercero, la posibilidad de escucharnos entre nosotros, de reaccionar ante las presentaciones y de aterrizarlo a las situaciones pastorales que nos tocan vivir.

El Papa Francisco nombra cardenales a tres jesuitas

El domingo 1 de septiembre, el Papa Francisco anunció los nombres de 13 nuevos cardenales que serán creados durante un consistorio el 5 de octubre próximo. Entre ellos figuran tres jesuitas:

 

Mons. Jean-Claude Hollerich.

Arzobispo de Luxemburgo. Pertenece a la Provincia de Japón porque allí fue misionero antes de ser nombrado Arzobispo de Luxemburgo.

Jean-Claude Hollerich es muy conocido en la Curia General. El año pasado vivió allí durante el Sínodo de la Juventud, en el que fue uno de los participantes. Su experiencia misionera en Japón ha marcado su acercamiento y apertura a las diversas tradiciones religiosas. Su liderazgo ha sido reconocido por sus colegas obispos, ya que actualmente es Presidente de la Conferencia Episcopal Europea.

 

 

 

 

 

El P. Michael Czerny,

De la Provincia de Canadá, actualmente Subsecretario de la Sección de Migrantes del Dicasterio para la promoción del desarrollo humano integral.

Michael Czerny ha servido a la Compañía de Jesús y a la Iglesia a nivel internacional de varias maneras a lo largo de las últimas décadas, especialmente en el campo social. Fue uno de los que se ofrecieron para reemplazar a los mártires jesuitas de El Salvador en la Universidad que la Compañía tiene en San Salvador (UCA). Se hizo cargo del Secretariado para la Justicia Social de la Curia General, creó la Red de la Compañía Africana para el Sida (AJAN), siendo, más tarde, miembro del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, antes de pasar a su cargo actual en el Dicasterio para la promoción de la paz y el desarrollo integral. Ha sido nombrado Secretario del Sínodo sobre la Región Panamazónica que se celebrará en octubre.

 

 

Mons. Sigitas Tamkevičius, Arzobispo Emérito de Kaunas (Lituania)

Mons. Tamkevičius, que tiene más de 80 años, ha sido nombrado cardenal por sus notables servicios a la Iglesia, aunque no figurará entre los electores en un futuro cónclave. Sufrió persecución e incluso fue enviado a un campo de trabajo cuando Lituania se encontraba bajo dominio soviético. Sacerdote diocesano, ingresó en la Compañía de Jesús en 1968; cuando aún era ilegal entrar en una orden religiosa. Protestó vivamente contra la discriminación de las autoridades civiles de aquella época. Fue Arzobispo de Kaunas de 1996 a 2015.

 

Mons. Hollerich y el P. Czerny han revelado en breves entrevistas no haber sido informados previamente acerca de sus nombramientos, hasta que se enteraron por sus familiares después del anuncio del Santo Padre a mediodía del domingo.

 

Fuente: sjcuria.global 

Siguiendo los pasos de Javier: la colaboración jesuita en un Japón secularizado

El Padre Renzo De Luca SJ, superior provincial en Japón, presenta las raíces de la presencia cristiana en el Japón, con motivo de la visita del P. General a las tierras evangelizadas por San Francisco Javier.

La figura de Francisco Javier sigue animando las nuevas formas de predicar el evangelio desde la escucha atenta a las aspiraciones y deseos de humanidad del prójimo, aprendiendo del otro y compartiendo la tarea de reconciliación y justicia.

El Padre Renzo, entrerriano de nacimiento y misionero por más de 30 años en Oriente, nos presenta los desafíos actuales para el diálogo interreligioso en una sociedad atravesada por el consumismo, el materialismo y la secularización.

Mira el testimonio de Renzo Sj en este link

Hiroshima – Pedro Arrupe y su “energía apostólica”

El 2 de agosto, pocos días antes del triste aniversario del 6 de agosto de 1945, día en que “la bomba” golpeó a Hiroshima, el Padre Arturo Sosa presidió la Eucaristía en la fiesta de San Pedro Fabro, que se celebró en la capilla del noviciado jesuita de Nagatsuka, a poco más de cuatro kilómetros del epicentro de la explosión. El noviciado se convirtió en aquellos momentos en un refugio para miles de heridos. El Padre Arrupe, superior y maestro de novicios, aprovechó sus estudios de medicina para tratar de aliviarlos a lo largo de días y noches interminables.

Homilía del Padre Arturo Sosa SJ

“Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado”. (1 Cor 2, 1-2)Estas palabras, han sido proclamadas en la primera lectura, especialmente elegidas para esta memoria de San Pedro Fabro, porque reflejan la personalidad y experiencia de este primer compañero de San Ignacio. Curiosamente, reflejan también la personalidad y experiencia de otro jesuita, el vasco, de la Provincia de Japón, Pedro Arrupe. Experimento una gran alegría al celebrar esta Eucaristía con vosotros en un lugar tan cercano al de la llegada del Padre Arrupe a Japón en 1942. El joven ‘escolar’ Arrupe había pedido insistentemente a sus superiores ser destinado a las misiones, específicamente al Japón. Esto se hizo realidad en 1938, casi dos años después de su ordenación, al desembarcar en Yokohama, y venir a este sitio donde nosotros estamos ahora, para iniciar el aprendizaje de la lengua japonesa y su cultura. Aquí inició su renuncia a sus costumbres occidentales, para ceder el sitio a las del pueblo al que ahora había sido enviado. Desde este punto y momento empezó a tomar conciencia y asimilar aquellas cualidades de los japoneses que tanto admiró: la cortesía, la delicadeza y la hospitalidad; la rectitud, la honestidad, la disciplina y el autocontrol, la paciencia y el aguante; la capacidad para el trabajo y el sacrificio, la capacidad de recuperación frente a la dureza de la vida.

En ese contexto, él trató de hacerse el mejor ‘discípulo’, queriendo, – como escribe en sus Memorias, “hacerme como uno de ellos, de modo que en todo haya verdadera armonía”. Trató de asimilar el espíritu japonés, aprendiendo la complicada ceremonia del té, la caligrafía, la música de su teatro, en una experiencia de lo que más tarde se llamaría la “inculturación”. Después de este “noviciado cultural” reconoció que se encontraba en su ambiente, ‘en mi centro’, como él decía.Su larga estancia en la colina de Nagatsuka, comenzó en 1942 cuando fue nombrado Maestro de novicios y superior. Fue un humano, pero exigente, formador, idealista y sensible ante las realidades concretas; creativo, pero atento a las tradiciones de la Compañía; siempre precediendo con su ejemplo. De Nagatsuka salieron muchos jesuitas bien preparados para enfrentarse a los retos de la misión, como el mismo Arrupe. Pero fue también aquí donde hubo de enfrentarse al sufrimiento, en la terrible experiencia del 6 de agosto de 1945, cuando la primera bomba atómica fue arrojada sobre Hiroshima. El noviciado se convirtió en un hospital improvisado y abarrotado con tantos heridos. La mesa de despacho del P. Arrupe se convirtió en una ‘mesa de operaciones’ y su antedespacho en una sala de espera donde los gritos de dolor no podían evitarse. En estas condiciones, toda la comunidad cedió cuanto tenía y podía ser útil, con gran generosidad. Años después, Arrupe, reflexionando sobre la invención de la energía de la bomba atómica, notaba cómo tan poderosas fuerzas se declaraban a sí mismas dominadoras del mundo, eliminando a Dios, y amenazando a los otros seres humanos como “objetos”, meros instrumentos para sus intereses personales, “la más grande perversión de la persona humana”. A esta fuerza negativa, el P. Arrupe ofrecía una contrapuesta “energía apostólica”, – una de sus expresiones favoritas -, que representaba la misma fortaleza que movía a Fabro en sus viajes por toda Europa, promoviendo la fuerza de la misión expresada en el Evangelio de hoy: “Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea” (Mt 10,27). Respondiendo a esta Palabra, Arrupe salió a todo el mundo, para contar su experiencia en Hiroshima, y para invitar a todos a ser agentes de vida y bien; no, de muerte y destrucción. Uno de los estudiantes que, en el salón de actos del colegio de Areneros, en Madrid, escuchó sus palabras, era Adolfo Nicolás, que más adelante declaró que había corrido para ser un gran misionero, “un hombre de fuego”.

En 1951, mirando a su pasado, el Padre Arrupe marcó el camino a la verdadera fuente de la energía apostólica: “Él, en el sagrario, conociendo todo y contemplándolo todo”, y esperando que nosotros nos comprometamos en el trabajo de reconstruir todo. Fue en este momento, mirando al Corazón de Cristo, crucificado y resucitado, cuando Arrupe recuperó su fuerza. También en este encuentro es donde Pedro Fabro acompañó a tantos.Lleno de la esperanza que proviene del Resucitado, Arrupe escribió en Roma, veinticinco años después de la explosión de la bomba, que la humanidad “necesita un rayo de luz mucho más potente que aquél que nos cegó en Hiroshima: la luz de la fe que ilumina sin cegar…” Es esta fe la que lo mantuvo constantemente abierto al Espíritu y comprometido con la voluntad de Dios.Como sabéis, el proceso de canonización del Padre Arrupe, ha comenzado. Testimonios orales y escritos se están presentando que hablan de la profunda confianza en Dios, – “en Él sólo la esperanza” -, y del impulso evangélico, y audacia en la lectura de los signos de los tiempos, y en la respuesta a ellos. Estas cualidades le llenaron de fortaleza a lo largo de su generalato. Ahora los llamados “Censores Teólogos” están leyendo un sinfín de trabajos suyos publicados; la Curia General ha preparado una completa bibliografía; la Comisión Histórica está revisando miles de documentos del archivo, no publicados; y en el Vicariato de Roma han comenzado los escrutinios.

El discípulo que llegó a Japón, en 1938, para aprender, – confiando en “el poder de Dios” que supera toda “humana sabiduría” -, se ha convertido en maestro para todos nosotros. Se le recuerda hoy en tantos sitios y programas a lo ancho de todo el mundo que llevan su nombre, y que buscan su inspiración. Nosotros, jesuitas, y los no jesuitas igualmente, seguimos leyendo sus escritos y encontrando en ellos orientación para nuestra vida.Hoy, la Compañía de Jesús se compromete en un proceso de aprendizaje compartido, por medio de las Preferencias Apostólicas Universales. Sería curioso ver cómo el Padre Arrupe, a su manera, los vivió en su propio tiempo aquí en Japón, – cómo mostró el camino hacia Dios por medio de los Ejercicios espirituales y el discernimiento, cómo se volcó en los excluidos y caminó con los jóvenes, o se preocupó de nuestra casa común. Tal vez alguno se sienta inspirado a hacer un estudio en el que se descubra a Pedro Arrupe como un verdadero modelo para nuestra misión de hoy. Ciertamente en la primera de las opciones encontramos un buen patrono en Pedro Fabro, el mejor, – según el parecer de San Ignacio -, en presentar los Ejercicios, que encontró a Dios en todas las cosas, confiando a todos a la protección de los santos y de Nuestra Señora. En este día tan especial, seguimos los ejemplos de Arrupe y Fabro, pidiendo por intercesión de Nuestra Señora, Madre de la Compañía de Jesús, que fortalezca constantemente nuestra fe, para que podamos llegar a ser mensajeros de esperanza. Y en este privilegiado lugar de Nagatsuka y Hiroshima, pedimos por la especial intercesión de Pedro Arrupe, que podamos recibir la energía apostólica para vencer el odio y la enemistad, y contribuir a una profunda transformación de nuestras vidas hacia la reconciliación.

Fuente: sjcuria.global