Documento Final del Encuentro de Párrocos y Rectores de Templo 2017

Tras el encuentro de Párrocos celebrado en el mes de Mayo en la Parroquia Sagrada Familia de la ciudad de Córdoba, los jesuitas presentes comparten a modo de plegaria, sus conclusiones, agradecimientos y desafíos.

Vamos llegando Señor, de diversas partes. Traemos en nosotros los rostros, las voces los clamores, las alegrías y las tristezas de tu pueblo, nuestra gente. Vienen con nosotros y en nosotros sus gracias y también sus desgracias, sus luchas por vivir la Fe en un mundo que muestra su rostro duro a los pobres, a los humildes y a los de corazón bueno.

Somos diversos, Señor, pero somos parte del mismo cuerpo apostólico. Nos alienta un mismo espíritu, Tu Espíritu confiado a Ignacio y sus compañeros. Nos vamos acomodando, orando y compartiendo. Y te agradecemos porque podemos confiar y confiarnos. Vamos experimentando, una vez más, la gracia de la fraternidad, el gozo profundo de tu llamada a la misión. Tu Compañía se nos hace sólida como el granizo que cae durante la primera tarde.

Pasan los rostros, los testimonios de las comunidades y de los compañeros. Escuchamos el eco de tu presencia y de tu palabra en las comunidades. Agradecemos especialmente el coraje evangélico de la comunidad de Nuestro Hogar 3, el entusiasmo y la calidez fraterna de la comunidad de Sagrada Familia, el amor hecho servicio de los voluntarios de Manos Abiertas. Ellos han compartido con nosotros sus luchas, sus esperanzas y la fe gozosa en Tu presencia. Te damos gracias por Tu acción siempre creativa, siempre antigua y siempre nueva.

Quedan resonando aquellas palabras de Adriana de Hogar 3: “al recordar el pasaje en el que Jesús llora por su amigo Lázaro, me dije: esos son los jesuitas para nosotros: amigos”. Escuchamos, también, el clamor de tus amigos, los pobres, en nuestras comunidades. En ellos nos prometiste, Señor, que te encontraríamos, cada vez que nos abramos al hambriento, al sediento, al preso, al enfermo, al que necesita hospitalidad…

Pero sentimos que a veces nos quedamos cortos Señor, que no pocas veces estamos más lejos de lo que nos gustaría, que nuestras opciones institucionales no siempre se condicen con Tus predilección por los más débiles.

Danos coraje Señor para optar más decididamente por acompañar a los pobres en sus caminos, por ser nosotros también más pobres. Que aprendamos de ellos porque estamos llamados a descubrirte en ellos. Estamos llamados por Vos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Vos querés comunicarnos a través de ellos. Junto a tus amigos los pobres podemos aprender lo que significan esperanza y valentía.

(Cfr Cg 36. D 1, 15) Te pedimos Señor, responder al pedido de los laicos y colaboradores: que como jesuitas los acompañemos, con respeto de su identidad y diversidad, que los acompañemos con espíritu de discernimiento, que los acompañemos en la escucha de tu Palabra, del susurro de Tu Espíritu, que seamos testigos creíbles, en palabras y opciones.

Volvemos a nuestros sitios, Señor, agradecidos y alentados por haber compartido la experiencia de ser miembros de un mismo cuerpo, haciéndonos cargo de la misión de todos. Volvemos a bendecir y acompañar, a escuchar y compartir tu palabra. Volvemos a ser ministros de tus sacramentos y tu palabra, a ser discípulos de tu pueblo, compañeros de camino. Volvemos a nuestras comunidades, conscientes de la fragilidad de nuestros intentos, de los grandes deseos y contradicciones que nos habitan. Que no olvidemos las palabras de Adriana. Que donde estemos, seamos tus amigos, amigos de tu pueblo, Compañeros en sus luchas uniendo siempre el anuncio de tu Evangelio y la búsqueda de la Justicia de tu Reino.

Amén

 

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *