¿Es Posible Construir la Paz?

Edward Kaufman, el experto en resolución de conflictos, dictó una conferencia en la Universidad Católica de Córdoba sobre herramientas para la construcción de la paz. Luego, se le hizo una entrevista que aquí compartimos para profundizar un poco más sobre el tema.

En su conferencia habló sobre herramientas conceptuales y prácticas de construcción de paz. Dada su trayectoria y experiencia, ¿es posible construir la paz?, ¿cómo se logra?

La construcción de la paz se genera como adhesión a lo que en inglés se dice «peace making», hacer la paz. Cuando se habla de «hacer la paz» uno se imagina a diplomáticos, si se trata de un conflicto entre países, o políticos si se trata de un conflicto doméstico, pero siempre se hace referencia a esa capa de poder que toma decisiones. Pero en realidad construir la paz, en inglés «peace building», hace referencia a la construcción de la paz de abajo hacia arriba y eso ha sido más importante en algunos lugares conflictivos como el medio oriente porque el problema no es de gobierno a gobierno sino lamentablemente de pueblo a pueblo. El nivel de odio y de incomprensión es muy alto. Un caso que he estudiado mucho y me genera frustración es el caso Israel -Palestina, en donde se ha generado mucha desconfianza entre ciudadanos. Pero si tenemos en cuenta una democracia, en la que el pueblo decide, si no se cambia la manera de pensar del pueblo no podrá cambiarse al gobierno. Es un poco el huevo o la gallina, es decir, si el gobierno no hace lo suficiente no hay razón por la cual la diplomacia ciudadana no pueda generar una paz entre ciudadanos, para así entonces poder golpear la puerta de los decisores.

Una de estas prácticas, y la acaba de nombrar, es la diplomacia ciudadana, ¿en qué consiste y cómo se puede aplicar?

A veces se la conoce como diplomacia multivías o de segundo carril, pero en definitiva hace referencia a una diplomacia no oficial. La utilizan empresarios, periodistas, académicos, líderes religiosos, personas que se encuentran a un lado del conflicto pero tienen un denominador común. Lo interesante es que se encuentran separados por un conflicto pero se encuentran unidos por la profesión, género, idioma, etcétera. Entonces esta diplomacia, la cual vengo difundiendo hace tiempo, consta de cuatro etapas. La primera consiste en generar relaciones de confianza, es decir, si la gente está enemistada y se odia, hay que lograr que, a pesar de estar enfrentados o separados por alguna cuestión, de igual manera se encuentren unidos por otra realidad, puede tratarse de mujeres palestinas e israelíes por ejemplo. Están enfrentadas pero comparten algo que las une. La diplomacia oficial no tiene en cuenta esta etapa, pronuncian discursos, plantean posiciones pero no consideran las relaciones de confianza, que incluye la confidencialidad. La segunda etapa radica en desarrollar habilidades, sobre todo para aquellos que no quieren que intervenga un mediador a cada rato. De esta forma podrán adquirir todos los mecanismos profesionales como el contacto interpersonal, el lenguaje corporal, la habilidad de disminuir prejuicios o estereotipos, para desplegar ideas innovadoras y no ir al presente legal sino apuntar hacia el futuro. Esto genera una necesidad que llamamos creatividad, una habilidad que se puede desarrollar. En nuestro manual figuran alrededor de sesenta tipos de habilidades, las cuales obviamente no se necesitan en su totalidad pero seguramente varias requerirán uso. Todo esto lleva tiempo hasta poder llegar a una generación de consensos, que es la tercera etapa. Una vez que hay acuerdo lo difícil es convencer a sus respectivos representados para cumplir con lo acordado. Es lo que se llama transformación del conflicto. Para ello la diplomacia ciudadana genera esta profesionalización y distintas técnicas que el ciudadano nunca había tenido, para llegar a la cuarta etapa que es justamente la puesta en práctica del plan de acción.

¿Cómo cree que pueden aplicarse estas herramientas y prácticas a los conflictos o problemas en nuestra región (América Latina)?

Antes que nada es necesario asegurarnos de que la región se caracterice por contar con un sistema suficientemente democrático para permitir que los ciudadanos sean parte del proceso. Obviamente 40 años atrás, cuando el 80% del territorio latinoamericano se encontraba bajo regímenes dictatoriales era imposible. Ese legado no existe en América Latina y, salvo Cuba, hay elecciones periódicas y renovación de gobiernos. Lo que me preocupa ahora es que hoy la sociedad civil, los gremios, los movimientos estudiantiles como en Chile se sienten muy movilizados pero como en la época de la dictadura, cuando no había muchas opciones para reclamar o protestar. Ahora que tienen gobiernos participativos siguen con los mismos mecanismos. No han aprendido los métodos de negociación que permiten al débil hacerse más poderoso entonces confrontan al poder en lugar de buscar entendimiento. Simplemente no le han dado las habilidades para poder negociar como iguales entonces hay toma de espacios públicos, marchas, piquetes que sin lugar a dudas son protestas legítimas pero no están bien canalizadas.

¿Qué casos de resolución de conflictos son, a su entender, ejemplos de buenas prácticas de construcción de paz?

No creo que existan más buenos que malos, quizá muchas veces hemos invertido en generación de confianza de habilidades, consensos y la implementación ha fallado cuando se ha ido al campo de acción. Pero creo que uno de los últimos casos más emblemáticos en los cuales nos ha ido bien es el de Estados Unidos – Cuba. Lo emblemático fue que antes de empezar la negociación oficial, dos años antes, nueve profesores norteamericanos y nueve profesores cubanos que habían tenido experiencia política como ex embajadores o ministros, se involucraron en un proceso que duró tres años y medio buscando cuáles serían los pasos para normalizar las relaciones entre ambas naciones. De esta manera, comenzó la negociación oficial con información valiosa de la posición de cada parte. Este en un buen ejemplo a nivel país. A nivel interno un caso puede ser el de una ciudad llamada Los Andes en Chile, en donde lograron consenso en una situación con respecto a una ruta que había se había cortado, para bien de todos pero había generado conflicto. Yo creo que los métodos son buenos pero lo que nos falta es la capacidad de la gente de seguir cooperando hasta llegar a la instancia en que los gobiernos deben hacerse cargo. Por lo menos va a haber una transformación personal, esa gente va a ser socia de socios en conflicto hasta llegar a ser socios en paz y seguirán trabajando juntos.

¿Cuál es el papel del campo educativo y, específicamente de las universidades, para cooperar en la construcción de la paz o la resolución de conflictos?

Las universidades tienen una capacidad extraordinaria porque a ellas se acude a aprender, en segundo lugar están dispuestas a experimentar entonces si hay gente que está peleada la universidad presenta un ámbito informal para quienes quieran ser parte de la solución y no del conflicto. Claro, también hace falta entrenar a los académicos para que puedan compartir las habilidades. De hecho yo he estado en otra oportunidad aquí en la UCC y fue una muy buena experiencia. Espero poder seguir aportando en un futuro próximo y tomar alguno de los problemas que afectan a la ciudad de Córdoba como por ejemplo las audiencias públicas, las faltas de éxito y las frustraciones que existen al respecto. Eso puede cambiar si hay profesionalismo y se busca un denominador común entre el gobierno y el pueblo.

Fuente y Fotos: Prensa UCC

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *