Fiesta de Nuestro Señor del Mailín

Historia

La historia cuenta que un día de 1780 el anciano Juan Serrano se sorprendió al observar una potente luz al pie de un algarrobo. Con curiosidad se acercó al lugar y descubrió una cruz de madera con la imagen pintada de Cristo, con una calavera bajo sus pies. Esto ocurrió en las inmediaciones de la actual población de Mailín, Santiago del Estero, donde se construyó un templete para este Cristo que con el tiempo fue denominado popularmente Señor de los Milagros de Mailín.

A comienzos del siglo XIX se levantó una capilla para celebrar los oficios religiosos, y en 1870, por iniciativa del General Antonio Taboada, comenzó la edificación de la iglesia mayor. En 1904 se iniciaron los trabajos para construir el actual templo donde se conserva la imagen del Cristo, protegida en una caja de oro y plata.

Poco a poco el sitio se convirtió en lugar de peregrinación de alcance nacional, dando lugar a festividades anuales muy concurridas. La celebración principal tiene lugar el día de la Ascensión (22 de Mayo), y se lleva a cabo una procesión que es muy pintoresca, especialmente por el colorido de las vestimentas femeninas. La gente se acerca a la imagen y corta pequeños trozos de las ramas de los árboles que la rodean, con cuyas hojas se hacen tés medicinales, pues se considera que la presencia del Cristo las ha bendecido. Es común oír frecuentes estampidos, porque se queman cohetes cerca de las patas de los caballos que se habían extraviado y el Cristo ayudó a encontrar.

Oración al Señor del Mailín

Un día, en un algarrobo del Mailín, te dejaste encontrar por Juan Serrano.

¡Gracias por este designio providencial de tu amor!

Hoy nosotros podemos compartir también tu amistad y el gozo de este ENCUENTRO, contigo y con nuestro Pueblo.

Al acercarnos a tu Cruz, nuestra vida cambió.

Estábamos perdidos y desorientados. Hoy nos traes el consuelo de tu cercanía y el resplandor de tu Presencia.

¡Renueva nuestra Fe y Nuestra Esperanza! 

Vivimos en un mundo complejo y dividido.

¡Ayúdanos a calmar nuestras violencias interiores y a sanar las heridas del alma!

Acompaña nuestra decisión de dialogar y respetar a los demás así como nosotros queremos ser respetados.

Entra en nuestra casa como Tú entraste en la de Zaqueo para encontrarte con él .

Abrázanos y cúbrenos con el manto de tu Misericordia y perdona nuestras injusticias y mezquindades.

¡Que podamos construir una sociedad más justa y solidaria!

Que la llama de tu Espíritu encienda y abrace nuestros corazones para llegar a las más alejadas ‘Periferias’, con tu Mensaje de Justicia, de Amor, de Paz.

¡Que nadie quede excluído de este nuevo Templo, que todos formamos, en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo!

Amén.

 

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