Los que más se quieran afectar… (EE. 97)

Ramón Fresneda SJ

Cuenta Timothy Radcliffe (Maestro de la Orden de Predicadores de 1992 a 2001) que un día un amigo suyo le preguntó por qué razón tenía uno que ser cristiano. Después de pensárselo bien, Timothy le respondió: “Porque corresponde a la verdad”.

Esta afirmación me llevó a dos consideraciones: la primera fue que la VERDAD global estaría incompleta sin la aportación de la verdad cristiana. Y la segunda: esta verdad cristiana impregna y a su vez se contagia de las otras verdades.

Con la ayuda de estos dos focos siento que se iluminan los caminos por los que transita mi vocación a la Compañía: los orígenes, el momento presente y lo que el Señor quiera concederme para el futuro.

Cuando al cabo de los años miro a mi familia, percibo que la honradez y la coherencia son dos virtudes que marcaron la manera de afrontar mi vida. En los años de colegio, la alegría y la dedicación de los jesuitas que me acompañaron, me enseñaron y me convencieron de que la vida feliz tiene que ver con el compromiso y la entrega. La oración, la práctica sacramental, la Congregación Mariana, los Ejercicios Espirituales… me abrieron un camino nuevo que me conducía a un destino incierto pero atractivo, impulsado por el cumplimiento de la voluntad de Dios.

Y una vez en la Compañía, y tras casi ya medio siglo de perseverancia por la gracia de Dios, me convenzo de que ser cristiano y servir a la Iglesia en la Compañía de Jesús, corresponde a la verdad: que es como decir que me identifico con lo que el Señor quiere de mí y yo quiero del Señor.

Se nos invita al seguimiento de Jesús pobre y humilde. No podemos perder de vista que la llamada es personal pero para llevar a cabo una misión con otros compañeros que han sentido idéntica vocación. Y que lo central es ese Jesús que se nos revela preferentemente entre los pobres y humillados.

Si me preguntaran cuál es el “secreto” de la vocación, respondería que no existe tal secreto. Diría que lo importante es colocarse en el lugar idóneo donde surgen las preguntas y llevar un estilo de vida que favorezca las respuestas.

Ser Jesuita

 

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