Encuentro de Novicios

Como es costumbre desde hace algunos años, los novicios de las provincias de Argentina-Uruguay, Chile, Paraguay y Perú, han celebrado su encuentro en el noviciado de Córdoba, del 10 al 22 de noviembre. Dos semanas de conocimiento mutuo y de los jesuitas y obras de la ciudad, de intercambio de experiencias, de convivencia diaria, de pastoral en los lugares en los que sirven los novicios anfitriones, y de estudio del Diario espiritual de San Ignacio.

El grupo lo formaban 19 novicios de distintas edades y diversas procedencias: siete eran los anfitriones, un chileno, seis paraguayos y cinco peruanos. Once de ellos están terminando su noviciado y ocho están en primer año. Su balance y evaluación final fueron unánimemente positivos, destacando el ambiente de amistad y fraternidad, la posibilidad de compartir la alegría y el don de la vocación, las vivencias pastorales, el mejor conocimiento de san Ignacio a través de su Diario espiritual, la perspectiva de la integración de cara al futuro, el deseo de que la próxima vez participen otros noviciados… Dejemos que ellos nos lo cuenten.

«Queridos compañeros:
Con mucha alegría los miembros de las comunidades de los noviciados de San Ignacio de Córdoba (ARU), del Sagrado Corazón de Jesús de Valparaíso (CHI, PER), San Roque González de San Ignacio-Misiones (PAR), damos testimonio del encuentro vivido entre el 11 y 22 de noviembre del 2014.
El Encuentro ha sido un tiempo consolador, el Noviciado San Ignacio abrió sus puertas y todos nos sentimos en casa. Estamos muy agradecidos por la acogida y hospitalidad de la comunidad anfitriona, y agradecemos a la Provincia Argentino-Uruguaya y en especial al padre provincial, Alejandro Tilve, por su visita.
Ha sido también un tiempo de escucha y de acercamiento a la Compañía Universal, con rostros, nombres e historias concretas; en definitiva, el encuentro ha sido un re-encuentro con el llamado de Jesús, un tiempo para sentir y gustarde las distintas dimensiones de la vocación y misión que Dios nos confía.
Encontramos nuestra vocación no solos, sino en compañía; el grato compartir comunitario nos ha ayudado a confirmar que nuestros sueños, búsquedas, y preguntas personales, son también las de otros, y que no estamos solos en este camino porque tenemos compañeros con quienes podemos soñar juntos la Compañía.
Con Cristo en el Corazón del Mundo; conocer la misión de la Compañía en Córdoba nos reafirma en el espíritu misionero del Jesuita, nuestra vocación es para discurrir, dicen las constituciones, y en este discurrir también nos encontramos con rostros concretos de Cristo en los barrios de Nuestro Hogar III y Ciudad mi Esperanza, en sus fiestas y preocupaciones. El desafío que esto trae es que sigamos dedicando nuestras fuerzas al servicio de los demás, y sigamos compartiendo nuestra vida con los empobrecidos y excluidos de nuestro tiempo.
Era un loco por Cristo; el peregrino se hizo presente con la profundidad de su Diario Espiritual, se nos mostró más humano y cercano; este acercarnos a Ignacio también ha despertado preguntas y confirmaciones en nuestro caminar espiritual, agradecemos al P. Miguel Ángel Moreno por acompañarnos en este encuentro.
Sabemos quiénes somos mirándole a Él; Jesús es el que nos ha convocado en esta vida y misión, gracias a Él somos quienes somos, gracias a Él somos compañeros. Congregados en la Eucaristía, orando juntos y viviendo la oración personal, y en el retiro junto al P. Potxi Zaldua, nos hemos encontrado con Aquel que tiene el Oficio de Consolar. Gracias a ese encuentro y a los encuentros comunitarios, apostólicos y formativos vividos en Córdoba, podemos hoy reafirmar nuestro “Tomad, Señor, y recibid”.
Actuar como un cuerpo universal con una misión universal; agradeceremos que encuentros como éste, que nos abren a la universalidad de la Compañía y su misión, sigan siendo parte de nuestro itinerario formativo.
Finalmente agradecemos a Dios por la experiencia de compartir nuestro anhelo de estar al servicio de la Fe y la promoción de la Justicia para la reconciliación de los hombres de la mano de compañeros de diversas culturas.
Para mayor gloria de Dios.

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