Reflexión: En el Corazón del Mundo

Renovar la invitación y el sentido de vivir en medio del mundo para llevarlo al corazón del Padre. 

San Ignacio advertía a los jesuitas que “la causa que nos ha movido a hacer mayores experiencias y a tomar más tiempo que en otras congregaciones acostumbran a tomar, es que si alguno entra en monasterio bien ordenado y concertado, estará más apartado de ocasiones de pecados, por “mayor clausura”, quietud y concierto, que en nuestra Compañía, la cual no tiene aquella clausura, quietud y reposo, mas discurre de una parte a otra” [Collegiis Fundandis 18]. Ya en esas formulaciones y en el resto de la espiritualidad que hemos heredado casi cinco siglos después, se nos invita a vivir inmersos en un mundo que a veces agobia, aprieta e incluso atrapa.

 En este mundo, rodeados de la gente, en sus costumbres y cotidianidades, es donde como cristianos estamos llamados a transmitir noticias de alegría profunda, de vida compartida y de reconciliación verdadera. No podemos encerrarnos ni aislarnos. Es en el día a día, en nuestro quehacer cotidiano, donde Dios nos llama a encontrarnos con su Hijo, en tantos hombres y mujeres que son fiel reflejo suyo.

 Fuente: Espiritualidad Ignaciana

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