Sobre mi vocación

El jesuita Francesc Xicoy SJ cuenta el camino de discernimiento de su vocación al sacerdocio; y desde allí, a ponerse al servicio donde el Señor lo necesitaba ¡No dejes de leerlo!

Por Francesc Xicoy sj

Las decisiones que a lo largo de la vida se deben tomar, pueden ser el resultado de un proceso más o menos lento y continuado, o bien consecuencia de una inesperada pregunta, duda o intuición de un determinado momento que luego, obviamente, tendrás que ir respondiendo, aclarando y confirmando.

Me encontraba yo terminando mi bachillerato y me tenía que plantear por donde debía orientar mis estudios de cara a mi profesión posterior y, en el fondo, tenía que decidir sobre mi vida. Previamente yo ya tenía totalmente excluida la opción de vida religiosa o sacerdotal.

Pero he aquí que un día, en el que me quería confirmar en mi decisión, de repente se me planteó la pregunta: ¿Por qué yo rechazaba la vocación religiosa y sacerdotal? A partir de aquí, la inesperada pregunta hizo surgir una duda, que fue evolucionando hacia una posibilidad y en poco tiempo, pasó a ser un convencimiento ilusionado por lo que, de entrada, había sido excluido. Y de aquellos diecisiete años, que tenía entonces, he llegado por la bondad y misericordia de Dios, hasta ahora, a los ochenta, en la Compañía de Jesús

Mi vocación a la Compañía siempre ha ido muy integrada a la vocación sacerdotal. Así pues, el ideal del seguimiento de Jesús con los compañeros jesuitas y el futuro servicio a la Iglesia como sacerdote, me fue ayudando mucho la larga formación de quince años con la que me regaló la Compañía. Y, naturalmente ¿cómo no? se pasa por momentos de todo, de luz y de oscuridad, de ánimo y de desánimo… Pero si el ideal se mantiene vivo…

En la Compañía se ingresa con la disponibilidad para cualquier servicio o misión. Pero mi etapa de catequista en la Congregación Mariana sembró en mí una tendencia hacia el terreno de la educación. Los dos años de magisterio me confirmaron en mi vocación educativa. Y para la misión educativa me prepararon y a ella me destinaron los diversos Superiores. Tengo la impresión de que mi vida en esta área hubiera sido humanamente más agradable para mí, si se hubiera limitado al trabajo de proximidad a los alumnos en las aulas. Pero se me pidió también trabajo de gestión directiva, que para mí era menos atractiva. Pero, como el Maestro nos enseñó y vivió, lo que da sentido a la vida es «servir y no ser servidos» Y para el servicio nunca falta la SU AYUDA.

Fuente: Ser Jesuita

 

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