Una Visión Social de la Arquitectura

Se ha publicado en el sitio web ‘plataformaarquitectura.cl’ una compilación de fragmentos del Doctor Honoris Causa de la U. Católica de Córdoba Arq. Víctor Saúl Pelli, que dan cuenta brevemente de su visión social de la Arquitectura.

Por José Tomás Franco

Te invitamos a conocer la interesante visión de Víctor Saúl Pelli sobre la enseñanza de la arquitectura en el mundo de hoy y la importancia del proceso y la participación del usuario en la reducción de la pobreza, a través de una serie de citas extraídas de una entrevista realizada al arquitecto en el año 2005, por Elena Adobe y josemalo ACS en Arquisocial.org.

El mismo ha dedicado su carrera al desarrollo de vivienda social, conjugando con éxito la docencia, la investigación, la acción participativa y la asistencia técnica a diferentes comunidades.

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Víctor Pelli tiene una visión bastante crítica sobre la enseñanza de nuestra profesión en la actualidad. Su modo de ver esta situación se basa principalmente en el contexto argentino -desde donde realiza su trabajo-, pero concuerda en gran medida con lo que pasa hoy en el resto de Latinoamérica.

“La arquitectura de hoy le entrega productos y servicios sólo a aquel que los pueda pagar”

Para partir, el arquitecto señala que el problema radica en la desconexión entre las escuelas y la sociedad, asegurando que existen algunas universidades que tienen un “cierto aire aristocrático” del oficio, donde la obra de arquitectura se entrega a la sociedad como un bien precioso que no interactúa con la comunidad a la que está destinada.

Es por eso que sugiere que debe existir un intercambio mutuo entre las escuelas y la sociedad: «La sociedad como conjunto y su parte más crítica haciéndole a la universidad conocer la realidad, y la universidad haciéndole transferencia al resto de la sociedad de lo que por misión propia tiene acumulado y procesado».

Para él, la gran mayoría de los estudiantes de hoy están siendo formados dentro de las reglas del mercado, donde según sus palabras:

Se le entregan productos y servicios a aquel que los pueda pagar, no al que no los pueda pagar. El que puede pagar, el que tiene muchos recursos para pagar, realmente está de acuerdo en estar a la moda, en lo mejor y lo más actual de las corrientes. Pero todo ese movimiento -que tiene sus justificaciones- hace que se olviden o se posterguen, o se den por inaccesibles los problemas del otro 50%.

La solución se encuentra entonces en hacer efectiva la “responsabilidad de la escuela de re direccionar, de proporcionarle (a los estudiantes) otras lentes para ver la otra parte de la realidad”.

Pelli no está en contra de la construcción de grandes torres ni edificios de lujo, pero le preocupa que este tipo de arquitectura cope la mayor parte de la enseñanza. Según él, esto debiese ser una de las tantas especializaciones posibles dentro de la carrera y no la principal, dejando más espacio a una formación más general en relación con la totalidad del espectro social real.

¿Choca esto con las ilusiones de un estudiante de arquitectura? Víctor Saúl cree que sí:

(Al estudiante) no le gusta ser parte de un equipo donde las cosas que salen a lo mejor no van a ser grandes obras de arquitectura. Pero bueno, creo que es parte del proceso de formación: ir formando otro criterio de misión profesional, otra noción de éxito.

“Yo no tengo obras”: La importancia del Usuario en la Reducción de la Pobreza

Pelli pone al usuario en un papel fundamental dentro del proceso de diseño de una obra y la ve simplemente como una solución a un problema determinado. Es por eso que cuando le piden ver sus obras, el responde: “Yo no tengo obras. Pero no es un juego ni una postura, realmente si uno pone su interés y su trabajo para demostrar que las cosas tienen que ser producidas por un grupo donde el habitante, el usuario, el receptor, es un personaje importante, bueno ¡no son obras mías!”.

¿Cómo puede reducirse la pobreza entonces, a través de la arquitectura?

Su respuesta está enfocada en cambiar la idea de la arquitectura como una “producción de objetos” y en centrarnos, como arquitectos, en terminar con la exclusión, no con la carencia.

Si uno va más allá y cala más hondo en la naturaleza de la pobreza, pasa a proponer que no se piense solamente en el objeto como el elemento activo en la reducción de la situación de la pobreza, sino también en el proceso como un elemento activo. (…) El proceso, con criterios de participación y de respeto –no sometimiento- del punto de vista del receptor y de los otros actores, empieza a funcionar como un reductor de la parte de la pobreza que no es carencia sino exclusión. Ese hombre, sobre todo el beneficiario, entra en la práctica de hacerse cargo del problema, de tomar decisiones, de hacerse responsable, de discutir… en paridad de condiciones con personas que en el esquema convencional de la sociedad están por encima de él y no admiten otro tipo de soluciones que no sean las propias.

A mí no me gusta la idea de ayudar a los pobres, yo creo que eso es beneficencia. Realmente a mí me gusta la idea de construir una sociedad donde no haya pobres, que es otra cosa distinta.

Fuente: Plataforma Arquitectura

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