Francisco: «Las Religiones tienen que Ayudar a la Paz y al Diálogo»
En el vuelo en que regresó a Roma desde Georgia y Azerbaiyán, el Papa Francisco ofreció una conferencia de prensa en la que respondió a las preguntas de los más diversos temas.
Luego de su encuentro con el patriarca de Georgia, ¿ha visto el camino para una futura cooperación y un diálogo constructivo entre usted y entre las iglesias ortodoxas y católicas?
Yo tuve dos sorpresas en Georgia, una la misma Georgia: yo nunca me había imaginado tanta cultura, tanta fe, tanta cristiandad, un pueblo creyente y de una cultura cristiana muy antigua, un pueblo de muchos mártires. Descubrí una cosa que no conocía: lo grande de esta fe de Georgia.
La segunda sorpresa fue el patriarca: es un hombre de Dios, este hombre me conmovió. Las veces que lo encontré, salí con el corazón conmovido.
De las cosas que nos unen y nos separan, yo diría no ponerse a discutir las cosas de doctrina, esto dejarlo a los teólogos, ellos saben hacerlo mejor de nosotros, discuten y son buenos, tienen buena voluntad, los teólogos de una parte y de la otra.
¿Qué debemos hacer nosotros, el pueblo?
Rezar los unos por los otros. Y segundo, hacer cosas juntos: si hay pobres, trabajamos juntos por los pobres; si hay un problema y podemos solucionarlo juntos, lo solucionamos juntos. Hacer cosas buenas por los demás es el camino del ecumenismo, no sólo el camino de la doctrina. Comenzar a caminar juntos, con buena voluntad es lo que se debe hacer.
Después de haber hablado con todas estas personas que pueden cambiar la terrible historia entre Armenia y Azerbaiyán. ¿Qué cosa debe suceder para llegar a una paz permanente con todos los derechos humanos? ¿Cuáles son los problemas que ve Su Santidad en esto?
En dos discursos hablé de esto, en el último me referí al papel de las religiones para ayudar a esto. Creo que el único camino es el diálogo sincero, cara a cara… si no se puede llegar a esto se debe tener el coraje de ir a un tribunal internacional y someterse al juicio internacional. No veo otra forma. Lo otro es la guerra, pero la guerra destruye siempre, con la guerra se pierde todo. Y para los cristianos la oración, orar por la paz.
Piensen ustedes que los tres países caucásicos tienen problemas: Georgia tiene un problema con Rusia, no se conoce tanto, pero hay un problema, y que puede crecer no se sabe. Armenia es un país sin fronteras abiertas, tiene problema con Azerbaiyán, y se debe ir a un tribunal internacional. Si no se da el diálogo y la negociación no hay otra salida, y la oración, la oración por la paz.
Usted habló de una guerra mundial contra el matrimonio, en esta guerra usó palabras muy fuertes en contra del divorcio. Dijo que ensucia la imagen de Dios, mientras que en los meses pasados y durante el sínodo, se había hablado de una acogida para los divorciados. Quiero saber ¿De qué manera se lleva esta acogida?
Sí, todo lo que dije ayer con otras palabras, porque hablé improvisadamente, está en la (exhortación apostólica) Amoris Laetitia, todo. Cuando se habla del matrimonio como unión del hombre y de la mujer, como lo ha hecho Dios, a la imagen de Dios, es hombre y mujer.
La imagen de Dios no es el hombre, es el hombre con la mujer, juntos, que son una sola carne cuando se unen en matrimonio, esta es la verdad. Es verdad que en esta cultura de conflictos, con tantos problemas no bien gestionados, es también filosofía de hoy, hago esto, cuando me canso hago otra cosa, luego hago una tercera, luego hago una cuarta. Debemos estar atentos a no dejar entrar en nosotros estas ideas.
Pero primero, el matrimonio es imagen de Dios, hombre y mujer en una sola carne, cuando se destruye esto se ensucia o se desfigura la imagen de Dios. Luego la Amoris Laetitia habla de cómo tratar estos casos, cómo tratar a las familias heridas y ahí entra la misericordia.
Hay una oración muy bella de la Iglesia que la hemos rezado la semana pasada y decía así: ‘Dios, que tan maravillosamente creaste el mundo, y más maravillosamente lo has recreado’. En los matrimonios y parejas heridas, entra la misericordia. El principio es ese: la debilidad humana existe, el pecado existe, pero siempre la última palabra es la misericordia; no la debilidad o el pecado.
En Amoris Laetitia, todos van al capítulo 8. No. Se debe leer del inicio al final. Para mí el centro, el núcleo de la Amoris Laetitia es el capítulo cuarto, sirve para toda la vida, pero se debe leer toda, y re-leerla toda y discutirla toda, es todo un conjunto.
En ese mismo discurso de ayer en Georgia, habló como en muchos otros países, de la teoría de género, diciendo que es el gran enemigo y una amenaza contra el matrimonio. Pero me gustaría preguntar ¿Qué cosa diría a una persona que sufrió por años con su sexualidad?
Antes que nada, yo acompañé en mi vida como sacerdote, obispo y también como Papa, a personas con tendencia homosexual y también con prácticas homosexuales. Nunca abandoné a nadie, esto que quede claro.
Las personas se deben acompañar como las acompaña Jesús. Cuando una persona que tiene esta condición llega hasta Jesús, Jesús no le dirá ‘vete porque eres homosexual’. No. Lo que yo he dicho, es esa maldad que hoy se hace en el adoctrinamiento de la teoría del género.
Me contaba un papá francés que en la mesa hablaba con los hijos, católicos ellos y la esposa, católicos no tan comprometidos, pero católicos; y le preguntaba al niño de 10 años, ‘¿Tú qué quieres ser cuando seas grande?’ ‘Una muchacha’. El papá se acordó que el libro del colegio enseñaba la teoría del género, y esto va contra las cosas naturales.
Una cosa es que una persona tenga esta tendencia, esta opción, e incluso que cambie de sexo, y otra cosa es la enseñanza en la escuela en esta línea para cambiar la mentalidad. A esto yo llamo colonizaciones ideológicas.
El año pasado recibí una carta de un español que me contaba su historia de niño y joven. Era una niña, una muchacha. Sufrió mucho porque él se sentía muchacho, pero era físicamente muchacha. Le contó a la mamá recién a los 20, 22 años. Le dijo que tenía la voluntad de hacerse la intervención quirúrgica y el resto de los procedimientos, pero la madre le pidió que no lo hiciera mientras ella estuviera viva. La anciana murió de repente.
Una vez que se hizo la intervención, fue a ver al obispo que lo acompañó mucho. Un buen obispo que ‘perdía tiempo’ para acompañar a este hombre.
Luego se casó, cambió su identidad civil y me escribió una carta y para él era un consuelo venir con su esposa. Los recibí. Estaban contentos.
En el barrio donde él vivía había un viejo sacerdote de unos 80 años, que había dejado la parroquia y ayudaba allí a las religiosas. Y estaba el nuevo. Cuando el nuevo lo veía, le gritaba desde la vereda: ‘Irás al infierno’, Cuando encontraba al viejo este lo veía y le preguntaba: ‘¿hace cuánto que no te confiesas? Vamos que te confieso para que puedas recibir la comunión’. ¿Se entendió?
La vida es la vida y las cosas se deben tomar como vienen. Debemos estar atentos, no decir a todos lo mism. Cada caso se debe acoger, acompañar, estudiar, discernir e integrar. Esto es lo que haría Jesús hoy.
Por favor no digan ‘el Papa santificará a los trans’. Por favor. Porque ya veo los titulares de los diarios. No, no. Si hay alguna duda en lo que dije, quiero ser claro: es un problema de moral, es un problema humano y se debe resolver como se puede, siempre con la misericordia de Dios, con la verdad, como hemos hablado en el caso del matrimonio, leyendo toda la Amoris Laetitia. Siempre así, con el corazón abierto.
¿Cuándo hará nuevos cardenales?, ¿Cuáles son los criterios que se inspira para esta elección?, La segunda más seria, pública, digamos de italianos ¿Cuándo irá al encuentro del pueblo del terremoto y cuál será la característica de esta visita?
Para la segunda se han propuestos dos fechas posibles, la tercera la recuerdo es el primer domingo de adviento, y yo he dicho que cuando regrese escogeré la fecha. Lo haré privadamente, sólo, como sacerdote, como obispo, como Papa.
Sobre los cardenales, los criterios serán los mismos de dos cónclaves. La lista es larga, pero hay solo 13 puestos. Se debe pensar en hacer un equilibrio, pero a mí me gusta que se vea en el Colegio Cardenalicio la universalidad de la Iglesia, no solo el centro europeo. No hay fecha todavía
¿Cuál es su candidato favorito, o cuáles son las personas u organizaciones, que merecen más reconocimiento para ganar el Premio Nobel de la Paz?
Hay muchas personas que viven para hacer la guerra, para la venta de armas, para matar, así como también hay tanta gente que trabaja por la paz. Son tantos que yo no puedo decir cuál.
Escoger entre tanta gente que hoy trabaja por la Paz es muy difícil, usted ha mencionado algunos y son muchos, pero siempre hay una inquietud de dar un premio por la Paz. Yo quisiera que también a nivel internacional, dejando de lado el Premio Nobel de la Paz, hubiese un recuerdo, un reconocimiento, una declaración sobre los niños, sobre los discapacitados, sobre los menores de edad, sobre los civiles muertos bajo las bombas. Creo que esto es un pecado enorme contra Jesucristo porque la carne de esos niños, de esa gente enferma, los ancianos, los indefensos son la carne de Cristo.
Por las víctimas de la guerra debemos, como humanidad, decir algo y tomar conciencia que arrojar sobre un hospital de niños una bomba donde mueren 30, 40, en una escuela, es una tragedia de nuestros días.
¿Cómo aconsejaría usted a los fieles estadounidenses y que sabiduría les da para que ellos mantengan en mente en el siguiente mes cuando ocurran las elecciones?
En campaña electoral yo nunca digo una palabra. El pueblo es soberano y solo diré estudien bien la propuesta, oren y elijan en consciencia.
Luego salgo del problema y voy a una ficción, porque no quiero hablar de un problema concreto. Cuando sucede en un país, que hay dos, tres, cuatro candidatos que no convencen a todos, significa que no hay tanta cultura política. Uno de los trabajos de la Iglesia y también de la enseñanza en su facultad, es de educar esta cultura política.
Hay países, pienso en América Latina, que sestán muy politizados y no tienen cultura política, son de un partido, de esto y el otro, pero efectivamente sin un pensamiento claro sobre la base y las propuestas.
¿Por qué hace viajes breves pero intensos a lugares donde hay pocos católicos?
Esto me la han dicho luego del primer viaje a Albania, ¿Por qué usted eligió ir a Albania, en el primer viaje en Europa un país que no es de la Unión Europea?, luego fui a Sarajevo que no es de la Unión Europea.
El primer país de la Unión Europea que fui fue Grecia, a la Isla de Lesbos, y fue el primero, y por qué hacer viajes en estos países. Estos tres son caucásicos, los tres presidentes vinieron al Vaticano a invitarme con fuerza, los tres tienen un actuar religioso diverso.
Los armenios son, y esto sin ofender, son buenos en su armenidad, tienen una historia y son cristianos la gran mayoría, casi todos, cristianos apostólicos, cristianos católicos, un poco de cristianos evangélicos, pocos.
Georgia es un país cristiano, totalmente cristiano pero ortodoxo, lo católicos son pocos, son un grupo, pero son ortodoxos, pero Azerbaiyán es un país creo que el 96 o 97 por ciento musulmán, cerca de 10 millones, los católicos son a lo mucho 600, pocos. ¿Y yo por qué voy ahí? Por los católicos, para ir a la periferia de una comunidad católica, propio de la periferia, pequeña.
En Azerbaiyán existe un gran respeto religioso, hay una gran libertad religiosa, esto es verdad lo he dicho en el discurso, y estos países son países periféricos, como Albania, Bosnia Herzegovina. Yo lo dije, la realidad se entiende mejor y se ve mejor desde la periferia que desde el centro, es por esto que elijo eso. Pero esto no quita la posibilidad de ir a un gran país como Portugal, Francia.
Fuente: AICA