15 Frases del Papa Francisco sobre el Amor de Pareja
El papa Francisco se dirigió en numerosas ocasiones a las parejas de novios y a los matrimonios dejando frases en su magisterio que vale la pena recordar y meditar. Compartimos aquí algunas de ellas.
- “El verdadero amor es amar y dejarme amar” (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015).
- “Hablen de lo que cada uno espera de un eventual matrimonio, de su modo de entender lo que es el amor y el compromiso, de lo que se desea del otro, del tipo de vida en común que se quisiera proyectar” (Encíclica Amoris Laetitia).
- “El amor te abre a las sorpresas, el amor siempre es una sorpresa, porque supone un diálogo entre dos: entre el que ama y el que es amado. Y de Dios decimos que es el Dios de las sorpresas, porque él siempre nos amó primero y nos espera con una sorpresa” (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015).
- “El matrimonio es un trabajo de todos los días, se puede decir que artesanal, un trabajo de orfebrería porque el marido tiene la tarea de hacer más mujer a la mujer y la mujer tiene la tarea de hacer más hombre al marido. Crecer también en humanidad, como hombre y mujer” (Audiencia general en la Plaza San Pedro, 14 de febrero de 2015).
- “Pidamos al Señor que nos haga entender la ley del amor. ¡Qué bueno es tener esta ley! ¡Cuánto bien nos hace amarnos los unos a los otros en contra de todo!” (Evangelii gaudium, 81).
- “Para llevar adelante una familia es necesario usar tres palabras. Quiero repetirlo, tres palabras: permiso, gracias y perdón” (Palabras a la familias durante la peregrinación a la tumba de San Pedro, 26 de octubre de 2013).
- “El noviazgo es el tiempo en el cual los dos están llamados a realizar un trabajo bello sobre el amor, un trabajo partícipe y compartido, que va en profundidad” (Audiencia general en Plaza San Pedro, miércoles 27 de mayo de 2015).
- “El verdadero amor te lleva a quemar la vida, aún a riesgo de quedarte con las manos vacías. Pensemos en san Francisco: dejó todo, murió con las manos vacías, pero con el corazón lleno” (Encuentro con los jóvenes, Manila, 18 de enero de 2015).
- “El secreto es que el amor es más fuerte que el momento en que se pelea, y por eso aconsejo a los esposos: no terminen el día en que pelearon sin hacer las paces, siempre” (Audiencia general en la Plaza San Pedro, miércoles 2 de abril de 2014).
- “Cuántas dificultades en la vida del matrimonio se solucionan si nos tomamos un espacio de sueño. Si nos detenemos y pensamos en el cónyuge. Y soñamos con las bondades que tiene, las cosas buenas que tiene. Por eso es muy importante recuperar el amor a través de la ilusión de todos los días. ¡Nunca dejen de ser novios! ” (Encuentro con las familias, Manila, 16 de enero de 2015).
- “En el padrenuestro decimos ‘Danos hoy nuestro pan de cada día’. Los esposos pueden rezar así’: ‘Señor, danos hoy nuestro amor de todos los días…. enséñanos a querernos’” (Plaza de San Pedro, 14 de febrero de 2014).
- “Aquello que pesa más de todas las cosas es la falta de amor. Pesa no recibir una sonrisa, no ser recibidos. Pesan ciertos silencios. A veces, también en familia, entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos. Sin amor, el esfuerzo se hace más pesado, intolerable” (Palabras a la familias durante la peregrinación a la tumba de San Pedro, 26 de octubre de 2013).
- «La verdadera alegría viene de la armonía profunda entre las personas, que todos experimentan en su corazón y que nos hace sentir la belleza de estar juntos, de sostenerse mutuamente en el camino de la vida» (Santa Misa de clausura de la peregrinación de las familias a Roma, 27 de octubre de 2013).
- “Todos sabemos que no existe la familia perfecta, ni el marido o la mujer perfectos. No digamos la suegra perfecta… Existimos nosotros, los pecadores. Jesús, que nos conoce bien, nos enseña un secreto: que un día no termine nunca sin pedir perdón” (Plaza de San Pedro, 14 de febrero de 2014).
- “Hay un punto donde el amor de la pareja alcanza su mayor liberación y se convierte en un espacio de sana autonomía: cuando cada uno descubre que el otro no es suyo, sino que tiene un dueño mucho más importante, su único Señor” (Encíclica Amoris Laetitia).
Fuente: AICA