Francisco en Egipto Vuelve a Llamar a Construir la Cultura del Encuentro
El Papa Francisco visitó Egipto, el más poblado de los países árabes. Allí, habló de la necesidad de entrar en diálogo y de construir alianzas desde las distintas religiones para poner fin a los conflictos que aquejan a la región.
«La única alternativa a la barbarie del conflicto es la cultura del encuentro». Es la llamada al diálogo interreligioso que ha lanzado este viernes el Papa Francisco desde Egipto, «tierra de civilización y alianzas». En un país profundamente dividido por la represión de los últimos cuatro años, el pontífice ha subrayado que «la religión no es un problema sino parte de la solución« y ha instado a abordar el «desafío de civilización tan urgente y emocionante».
«Juntos, desde esta tierra de encuentro entre el cielo y la tierra, de alianzas entre los pueblos y entre los creyentes, repetimos un ‘no’ alto y claro a toda forma de violencia, de venganza y de odio cometidos en nombre de la religión o en nombre de Dios. Juntos afirmamos la incompatibilidad entre la fe y la violencia, entre creer y odiar», ha declarado Francisco durante su intervención en la conferencia de Paz de Al Azhar, la institución más prestigiosa del islam suní.
La visita del pontífice argentino, rodeada de altas medidas de seguridad, la primera al más poblado de los países árabes, se produce tres semanas después de dos ataques contra iglesias coptas ortodoxas que segaron 47 vidas, reivindicados por el autodenominado Estado Islámico (EI). «Es un viaje de unidad y fraternidad. Menos de dos días, pero muy intenso», dijo el Papa a los periodistas que lo acompañaban en el avión que le llevaba a El Cairo, donde aterrizó a las 14.00 horas.
El pontífice también ha advertido sobre «la tentación de endurecerse y encerrarse» y sus síntomas. «Como reacción, surgen populismos demagógicos que ciertamente no ayudan a consolidar la paz y la estabilidad. Ninguna incitación a la violencia garantizará la paz, y cualquier acción unilateral que no ponga en marcha procesos constructivos y compartidos, en realidad, sólo beneficia a los partidarios del radicalismo y de la violencia», ha resaltado en una alusión a la marea política que recorre los despachos de Occidente.
«Donde hay pobreza arraigan los extremismos»
«Para prevenir los conflictos y construir la paz -ha relatado- es esencial trabajar para eliminar las situaciones de pobreza y de explotación, donde los extremismos arraigan fácilmente, así como evitar que el flujo de dinero y armas llegue a los que fomentan la violencia. Para ir más a la raíz, es necesario detener la proliferación de armas que, si se siguen produciendo y comercializando, tarde o temprano llegarán a utilizarse. Sólo sacando a la luz las turbias maniobras que alimentan el cáncer de la guerra se pueden prevenir sus causas reales».
En una región atrapada entre regímenes autócratas y el yihadismo, Francisco ha insistido en que los líderes religiosos deben «desenmascarar la violencia que se disfraza de supuesta sacralidad» y en la necesidad de mejorar la educación de los jóvenes, «conforme a la naturaleza del hombre, un ser abierto y relacional». «Con el fin de contrarrestar realmente la barbarie de quien instiga al odio e incita a la violencia, es necesario acompañar y ayudar a madurar a las nuevas generaciones para que, ante la lógica incendiaria del mal, respondan con el paciente crecimiento del bien: jóvenes que, como árboles plantados, estén enraizados en el terreno de la historia y, creciendo hacia lo Alto y junto a los demás, transformen cada día el aire contaminado de odio en oxígeno de fraternidad«.
Las palabras de Ahmed el TayebUn exhortación a «caminar juntos», deshaciendo prejuicios, que ha centrado el discurso del gran jeque de Al Azhar, Ahmed el Tayeb. «Necesitamos liberar la imagen de las religiones de falsos conceptos, incomprensión, malas prácticas y falsa religiosidad. Estos demonios azuzan los conflictos, propagan el odio e instigan la violencia. No deberíamos pedir cuentas a la religión de los crímenes que cometen un pequeño grupo de sus seguidores», ha señalado el rostro del «islam moderado», muy criticado durante las últimas semanas en Egipto por su incapacidad para reformar el discurso religioso.
«Por ejemplo», ha proseguido, «el islam no es una religión de terrorismo por mucho que un grupo de sus seguidores trate de manipular los textos islámicos y malinterpretarlos desde su ignorancia. Luego, derraman sangre, matan a gente y difunden la destrucción. Por desgracia, tienen a su alcance una fuente de financiación, armamento y entrenamiento. Por eso mismo, el cristianismo no es una religión de terrorismo sólo porque un grupo de sus fieles empuñe la cruz y diezme a la población sin distinción entre hombres, mujeres, niños, combatientes y cautivos».
Al Tayeb también ha extendido este argumento al tercer credo abrahámico. «El judaísmo no es una religión de terrorismo sólo porque un grupo de sus creyentes emplee las enseñanzas de Moisés, Dios les perdone, para ocupar tierras y robar millones a los civiles autóctonos e indefensos del pueblo palestino, que tienen derechos originales sobre esa tierra». «Tampoco es justo decir que la civilización europea es una civilización de terrorismo por las dos guerras mundiales que dejaron 70 millones de muertes. Y lo mismo se aplica a la civilización estadounidense, cuyas bombas atómicas arrasaron Hiroshima y Nagasaki».
«Si abrimos la puerta a las acusaciones, como lo hacemos contra el islam, ninguna religión, civilización o historia resultaría inocente del cargo de violencia y terrorismo», ha remachado Al Tayeb, quien ha agradecido al Papa su «apoyo a la verdad y la defensa del islam» contra tales imputaciones. «Estemos todos juntos contra las políticas de hegemonía y las teorías del ‘choque de civilizaciones’, ‘el fin de la Historia’, ‘las llamadas al ateísmo’, la ‘mentalidad maquiavélica’ y la ‘modernidad irreligiosa'», ha concluido.
Fuente: El Mundo