La Visión de los Estados Unidos al Papa Francisco
Gustavo Morello es sacerdote jesuita, sociólogo de la religión y doctor en ciencias políticas por la UBA. Es autor de «Dónde estaba Dios. Católicos y terrorismo de Estado en la Argentina de los setenta» (2014). Es profesor del Departamento de Sociología del Boston College, donde estudia los comportamientos religiosos de los inmigrantes latinos, y miembro de la pastoral carcelaria de la diócesis de Boston.
-¿Cómo se recibió en Estados Unidos la elección de Bergoglio?
-Sorprendió. No sabían quién era. Los latinos sí festejaron su designación, va a ser alguien que «nos va a dar bola». Pero Estados Unidos no entiende el populismo y el peronismo. Para ellos peronismo es Madonna cantando «Evita» y a Bergoglio sin el peronismo es muy difícil de entenderlo.
-¿Qué ven en Bergoglio, sin la traducción del peronismo?
-Los progresistas de izquierda ven un pastor cercano a la gente y no tanto un canonista. A los elitistas no les gusta esto. El problema es que Bergoglio va a desilusionar a los dos. Los que están contentos por su aproximación pastoral, esperan algo sobre la ordenación de mujeres. Le piden cosas que no prometió. Esa no es su agenda. No es fácil legislar globalmente. En Palestina no se entendería un sacerdote mujer. En Pakistán las chicas no pueden ir a la escuela. Y cuando se legisla desde Roma se legisla también para Pakistán.
-La comunión para los divorciados vueltos a casar, que está en la agenda de Bergoglio, ¿es controversial?
-Es una discusión teórica. Es algo que se arregla con el cura por cuestiones de conciencia. En la práctica ya está instalada. No estoy diciendo que los curas rifen la eucaristía, pero muchas veces se acerca alguien, habla de un matrimonio de hecho, de años de convivencia y el cura, con discreción, como respuesta pastoral lo acepta. El Papa busca unificar criterios para que no quede como un arreglo personal del cura. Es la manera de mostrar la cara misericordiosa de la Iglesia y de institucionalizar cambios.
-¿Se empiezan a advertir esos cambios en la parroquia?
-Antes, en la Universidad Católica en Córdoba, desde la curia jesuita nos llamaron la atención por pedir ser más misericordiosos con los divorciados. Y eso con Francisco ha cambiado. No existe el ambiente de sospecha que existía antes. A veces los obispos escriben cartas para que la lea el sacerdote en la misa y el sacerdote la pega en el fondo de la parroquia para que la lea el que quiera. La Iglesia es mucho menos vertical de lo que parece.
-El episcopado norteamericano votó en contra de esos cambios en el Sínodo. ¿Por qué?
-Son liberales: no entienden el manejo de una corte renacentista como era el Papado hasta ahora. Quieren un gobierno más ágil, optimizar la burocracia de la curia romana. Pero eso no significa que tengan una agenda progresista. Muchos obispos conservadores se quedaron sin interlocutores en el Vaticano. Están desconcertados, no saben qué hacer. Hay donantes de la Iglesia, relacionados con el Partido Republicano, que dicen que el Papa no entiende el capitalismo.
-¿Qué se espera del viaje de Francisco a EE. UU. en septiembre?
-En el armado de la agenda se verá quién tiene el poder de susurrar al oído del Papa. Si va a la catedral de Nueva York, será un guiño hacia los conservadores. Pero si va a una parroquia de Harlem, o a Arizona a dar una misa en la frontera con México, será de gran impacto para los progresistas. (Ndr: Ya se confirmó que hablará en el Congreso).
-¿Qué lugar tiene la religión en Estados Unidos?
-El catolicismo es la primera minoría, seguido por ex católicos, pentecostales, baptistas … hay una gran diversidad. Los pastores tienen muchos cargos en el Estado. Hay una separación de Iglesia y Estado, pero en los EE. UU. hay una enorme vinculación entre Iglesia y política, más de lo que en Argentina estamos acostumbrados.
-¿Qué está investigando?
-Estudio cómo practican la religión los inmigrantes latinos, con autonomía de la institución. Se la llama «la religión vivida». La Iglesia sigue siendo el lugar de refugio, en búsqueda de cierta autoridad, pero el creyente va eligiendo las prácticas religiosas que le cierran más. Trabajo sobre las bases del catolicismo. Creo en la fe de la gente de a pie. Esto no me hace creer que la periferia sea siempre progresista. Ayudo en una cárcel y a veces los presos son conservadores. Los dominicanos, que llevan años de marginación, son racistas con los haitianos. A la periferia no hay que idealizarla porque se corre el riesgo de romantizar una realidad humana que, como tal, es ambigua.
-En su libro, dice que pese a las víctimas católicas de la dictadura, la Iglesia no se sintió perseguida.
-Para la institución religiosa y para muchos laicos, a los católicos que se comprometían con algo –barrios, política, sindicatos- no se los reconocía como «auténticos» católicos, sino como «marginales». Creían que sólo un Estado católico podía garantizar una sociedad católica. Era su forma de enfrentar la modernidad y la secularización.
Fuente: Diario Clarín