Para Reflexionar en Verano: el Descanso

El mes de enero tiene un ritmo marcadamente diferente al del resto del año. Por eso compartimos algunos textos sobre los temas más populares de este tiempo…

 El descanso es uno de esos temas que sufre las consecuencias de nuestro frenético ritmo cotidiano durante el curso, tan poco dado a despegarse de la actividad. Al descanso malamente le concedemos calidad, porque no le asignamos un significado mayor que el de reponer simplemente fuerzas agostadas.

Pero descansar es más que regular equilibrios físicos y psíquicos perdidos. Tiene mucho que ver con el Espíritu y su manera de narrar historia de salvación. A san Ignacio le parecía que el Espíritu permite acoger con quietud y pacificación la realidad que Dios pone en nuestras manos (cf. Ej. 316).

Dicho de otro modo: el Espíritu nos introduce en pasividad: esa pasividad, clave para entender el misterio de la vida, que deja que las cosas queden liberadas de la trampa de nuestra activismo para que simplemente sean lo que son…

El descanso nos creaturiza: apela a la creatura que somos y que es todo, y provoca así que nos reencontremos con nuestra identidad. No pretende mucho más: le basta con que nos dejemos envolver por el silencio, contemplemos naturaleza, presenciemos la vida ordinaria de nuestra familia y nuestros amigos, escuchemos a los otros, estemos con quienes necesitan sólo de nuestro estar y nos impliquemos en tareas básicas y sencillas.

El descanso nos sumerge en espacios y tiempos esenciales. Así que ojalá, vengamos del verano verdaderamente descansados

Fuente: Info SJ

Para Reflexionar en Verano: los Amigos y la Distancia

El mes de enero tiene un ritmo marcadamente diferente al del resto del año. Por eso compartimos algunos textos sobre los temas más populares de este tiempo…

 En los meses de verano muchos de nosotros viajamos, visitamos, hacemos turismo. Hacemos nuevas amistades y cuidamos las antiguas en un modo diferente. Francisco Javier nos sirve de ejemplo también en esto porque fue un hombre de amistad.

Desde que salió de Roma para ir a las Indias siempre tuvo presente a sus amigos en Europa. Se carteaba con ellos e incluso recortó las firmas de algunas cartas que recibía para llevarlas siempre consigo.

También tuvo esta actitud de cuidado de sus amigos en sus viajes por Asia, como demuestra una carta que escribe en enero de 1548:

«Acabada la Cuaresma, con mucho amor de todos, así de los cristianos como de los infieles, partí de Maluco para Malaca. Por la mar no me faltaron ocupaciones. Y en unas islas en que hallé cuatro navíos, estuve con ellos en tierra algunos 15 ó 20 días, donde les prediqué tres veces, confesé a muchos, y hice muchas paces. Cuando me partí de Maluco, por evitar lloros y llantos de mis amigos y amigas, en la despedida, me embarqué cuasi a media noche. Esto no me bastó para los poder evitar, porque no me podía esconder de ellos.»

Contemplar cómo habla Francisco Javier de la amistad, que se impone en situaciones difíciles, nos puede ayudar a entender cuando oímos decir: «Vosotros sois mis amigos» (Jn 15,14).

 Fuente: Espiritualidad Ignaciana

Para Reflexionar en Verano: los viajes

El mes de enero tiene un ritmo marcadamente diferente al del resto del año. Por eso compartimos algunos textos sobre los temas más populares de este tiempo…

 ¿Qué hacemos en los viajes largos? Esos viajes en los que no queda más remedio que permanecer sentado, horas y horas, mientras todo pasa. Quietos en el asiento de un autobús o en un tren que viaja hacia algún lugar lejano.

Es una oportunidad para seguir contemplando. Miramos la vida que se mueve mientras estamos quietos con los sentidos abiertos. Vemos la gente que comparte su asiento y viaja como nosotros, los que se quedan y los que se van, los que trabajan o descansan y nos miran pasar. También los lugares por los que atraviesa el camino transmiten su historia y su belleza a cada viajero.

Cuando viajamos podemos percibir que el Señor nos va acompañando y sigue actuando en nuestro entorno. Aunque estemos quietos o en movimiento. Es un buen momento para rezar por todo ello y ofrecérselo a Dios con agradecimiento.

Fuente: Espiritualidad Ignaciana

Silencio, ¿una Película sobre los Jesuitas?

Una reflexión Ignaciana sobre la película ‘Silencio’: ¿Qué nos dice sobre los jesuitas?

Caben muchos acercamientos a la película de Scorsese.

Los críticos cinematográficos la comparan con el resto de sus películas. Trazan paralelismos, indagan en su biografía y sus raíces católicas. La aplauden o la rechazan. Quizás los historiadores se planteen su grado de exactitud, o los sociólogos extraigan de ella reflexiones sobre el choque de culturas y las relaciones entre Oriente y Occidente. También los creyentes hablan sobre ella, y se asoman a las encrucijadas existenciales que plantea.

Porque “Silencio” no es tan solo un relato sobre la persecución de los cristianos en Japón en el siglo XVI. Es una película sobre la fe, y sobre la libertad religiosa. Sobre el choque que se genera cuando las creencias nacidas en culturas diferentes se encuentran. Sobre las grandes preguntas del ser humano. Sobre nuestra perplejidad y sufrimiento ante el silencio de Dios. ¿Dónde está cuando sus hijos son perseguidos, amenazados, o asesinados? ¿Dónde está cuando mueren en las fronteras o en los mares? ¿Dónde está en la hora de la injusticia, del asesinato, del calvario? Es también una reflexión sobre los límites del testimonio. Y sobre la apostasía. Sobre la fortaleza, y más aún sobre la debilidad. Sobre la responsabilidad que tenemos en lo que les ocurra a otros por nuestras decisiones o nuestras omisiones. Sobre el sentido del martirio.

Para todos estos temas, “Silencio” es una historia que no da respuestas, sino que suscita infinidad de preguntas.

Pues bien, entre tantas capas de una película compleja y ambiciosa, “Silencio” es también una historia de jesuitas –aunque no solo- que permite intuir algo de ellos.

La historia de los jesuitas es la historia de hombres consagrados a la misión de compartir el evangelio. Hombres humildes y soberbios (a veces las dos cosas). Con luces y sombras. Con ambigüedades e inconsistencias, pero también con pasión. Con fuego dentro, encendido en la hoguera de los ejercicios espirituales. Un fuego que a veces es llama y otras rescoldo, pero ahí está. Una historia de fe hecha proyecto. Y traducida a diversos idiomas y culturas. Desde los inicios mismos de la orden. Desde que Francisco Javier marchase de Portugal rumbo a las Indias, y después a Japón. Y, como él, otros muchos, primero cientos, luego miles, cruzando fronteras, tratando de llegar hasta los confines del mundo para compartir un mensaje, una mirada a la realidad, y un nombre, el de Jesús, como amigo y maestro.

La historia de los jesuitas es también una historia de fe; de una fe recibida, interiorizada, compartida, peleada en una batalla contra el mundo, contra la duda, contra la propia inseguridad, en escenarios que a veces la alientan, pero otras la intentan apagar. Es, además, una historia de búsqueda, la búsqueda de la voluntad de Dios en diversas circunstancias. ¿Qué ha de hacerse cuando no ves un camino claro? ¿Qué es lo mejor, lo más justo, lo más digno, lo más necesario? ¿Qué quiere Dios, el martirio de Garupe o la rendición de Rodrígues?

 “Silencio” es una historia sobre jesuitas, que permite entender mucho de ese espíritu misionero, de esa historia evangelizadora y de las batallas existenciales de hombres que quieren ser héroes pero también se saben con los pies de barro. Pero al mismo tiempo es una historia que los trasciende, o los coloca donde deben estar, en el mismo espacio de tantas personas de todas las épocas que pelean, cada día, por acertar, por encontrar a Dios y por vivir de acuerdo a lo que creen que debe ser el mundo.

Fuente: Jesuitas España

Epifanía: Buscadores de Dios

En el día de la Epifanía del Señor, recordamos a esos magos que emprendieron una travesía desde el Oriente siguiendo una señal, que no sabían bien hacia dónde los llevaría ni qué encontrarían allí.

Así también nosotros nos encontramos en una constante búsqueda por encontrarnos y llenarnos de Dios, aunque a veces caminamos a oscuras y llenos de incertidumbres. Compartimos con ustedes este texto para seguir reflexionando.

 Por Dani Cuesta SJ

 Tú que le has sentido dentro, busca y camina, sal a su encuentro, vuelve adonde le viste, camina y corre a su lado.

 Buscador de Dios, porque un día te habló muy dentro, te trató como nadie lo había hecho, te puso un nombre nuevo y te descubrió quién eras.

 No te importe que ahora no le sientas, no te asustes cuando te encuentres vacío, no temas si a veces dudas y piensas que todo fue un sueño.

 Sigue adelante, rastrea su presencia, ponte a tiro. Recuerda esos días en que lo intuiste, vive de ellos pero camina en su búsqueda.

 No intentes retenerle, pues se te escapará. No te acostumbres a Él, pues siempre sorprende. Cuando creas que ya lo sabes todo, vuelve a aquel momento en que buscabas a oscuras y deja entonces que te asombre, ilumine y desborde.

 Buscador de Dios, no estás solo, Él va contigo. Junto a ti caminan otros con los que puedes compartir, dejarte enseñar y aprender.

 Vuélvete hacia dentro y busca, sal hacia fuera y comparte. Confía y agradece, ora y camina. Busca siempre, aunque quizá cuando te canses y pares, Él te encuentre.

 Fuente: Pastoral SJ

Para Reflexionar en Verano: Lo que se va y lo que viene

El mes de enero tiene un ritmo marcadamente diferente al del resto del año. Por eso compartimos algunos textos sobre los temas más populares de este tiempo…

 Los estudiantes acaban sus últimos exámenes, ya las competiciones deportivas van proclamando los campeones, muchas empresas cierran la temporada, los profesores van poniendo notas… Todo huele a fin de etapa. Y claro, uno llega a diciembre como puede. Normalmente agotado tras un intenso curso, con las fuerzas justas para cerrar proyectos, y eso sí, con el horizonte de un verano que, aunque no sea todo vacaciones, traerá cambio de actividad, horizontes novedosos, y quién sabe si nuevas etapas vitales.

 Si miramos atrás al principio de curso, seguramente habrá muchos motivos para estar agradecidos. Probablemente hay gente nueva que ya es importante en nuestras vidas. O tal vez hemos logrado por fin esa meta que llevábamos tiempo persiguiendo: acabar la carrera, sacarnos el dichoso título de inglés, lograr un trabajo… Qué importante es agradecer todo esto, porque agradeciendo nos hacemos conscientes de que ha habido otros, y Otro, que nos han apoyado, sostenido y alentado.

 Inevitablemente habrá también otras cosas en el curso que nos dejan un sabor más amargo. Porque seguro que nos hemos equivocado, que hemos podido hacer daño a quienes queremos, o seguimos sin cerrar esos proyectos que llevan tanto tiempo coleando. Y aunque no es fácil, podemos intentar mirar esos fracasos con esperanza, tratando de descubrir de que manera nos han ayudado a crecer, aunque haya dolido, creyendo que tenemos que seguir caminando, aunque nos falten las fuerzas, con la confianza de que caminamos en compañía.

 Pues a agradecer lo pasado, disfrutar de lo recibido, aprender de lo que nos queda pendiente y a seguir creciendo con la mirada puesta en el futuro que se nos promete como horizonte.

Fuente: Pastoral SJ