Foro Latinoamericano de Voluntariado Universitario

Del 3 al 5 de Octubre pasados se llevó a cabo en la Univesidad Javeriana de Bogotá el Foro Latinoamericano de Voluntariado Universitario. El objetivo del mismo es establecer un diálogo entre las Universidades y el voluntariado en América Latina, dado que este último ha ido en aumento de manera considerable en la región, sobre todo entre la población universitaria.

Idea-Motor

En los últimos diez años el fenómeno del voluntariado ha crecido en gran magnitud, incorporándose en América latina como un sistema de cooperación de alta incidencia en el desarrollo social de la región. “El voluntariado es hoy un desencadenante de círculos virtuosos en valores éticos, educación ciudadana, conductas de asociatividad. Es un constructor de capital social” (Kliksberg, 2007)

En muchas universidades latinoamericanas el voluntariado sigue siendo visto como un espacio aislado, que no dialoga con el quehacer universitario y sus funciones sustantivas. De cara a este panorama, es importante generar una visión sobre el voluntariado universitario, siendo fundamental debatir sobre las diferentes concepciones que surjen, y desde ahí, presentar nuevos horizontes y perspectivas hacia los cuales puede y debe apuntar el voluntariado en las universidades de esta región del mundo.

En razón a ello, surge la inciativa en la Universidad Javeriana, a través de la Vicerrectoría del Medio Universitario y el Centro Pastoral San Francisco Javier, de acompañar el desarrollo de la concepción de voluntariado con reflexiones académicas que abran la posibilidad de hacerlo un campo de estudio y espacio de reflexión crítica y producción de conocimiento.

Ejes Temáticos

  1. El papel del voluntariado en la generación, difusión y apropiación social del conocimiento que se gesta en las Universidades
  2. Incidencia social del voluntariado universitario: análisis de su compromiso transformador
  3. Formación de los voluntarios: Cualificación para la lectura de la realidad social y la acción voluntaria
  4. Acompañamiento del voluntario en la experiencia de encuentro consigo mismo, con el otro y con el mundo

Quiénes Participaron

  • Directivos, gestores, profesionales que lideran la acción voluntaria en las diferentes Universidades Latinoamericanas.
  • Voluntarios de las Universidades interesados en reflexionar sobre el tema y compartir su experiencia
  • Académicos que han abordado como campo de estudio el Voluntariado

Fuente: Universidad Javeriana de Bogotá

 

Motivación y Rendimiento Académico

Una docente e investigadora de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), Karina Curione obtuvo su Doctorado en Psicología con un trabajo sobre motivación de estudiantes de Psicología

En su trabajo como docente universitaria e investigadora del Programa Cognición en el Instituto de Fundamentos y Métodos en Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad de la República, Karina Curione observa que “los estudiantes de primer año de Facultad de Psicología de la UdelaR enfrentan diversas dificultades, en un contexto caracterizado por la numerosidad en las aulas, importantes niveles de desafiliación y bajos niveles de aprobación en las materias de primer año”. De allí surge la pregunta sobre “cómo se relaciona la motivación y el aprendizaje autorregulado con el rendimiento académico de los estudiantes de Psicología en su tránsito por las materias de primer año”. A través de su tesis de doctorado, “Motivación, Autorregulación y Rendimiento Académico en estudiantes de Psicología”, la flamante Doctora busca responder a ese interrogante.

“Comprender cómo se relaciona la motivación y las estrategias que los estudiantes emplean para regular su proceso de aprendizaje, y cómo estas variables se vinculan con el rendimiento creo es importante para avanzar en la comprensión de la permanencia o el abandono en la educación superior”, destacó Karina.

El objetivo general de su trabajo fue investigar las relaciones entre los componentes motivacionales, los componentes de autorregulación del aprendizaje y el rendimiento académico de los estudiantes de Psicología durante el primer año en la carrera.

Por otro lado, también se plantearon una serie de objetivos específicos, entre ellos la validación del Motivated Strategies for Learning Questionnaire – MSLQ para estudiantes universitarios uruguayos y estudiar la capacidad predictiva de dicho instrumento sobre el rendimiento académico en el contexto de distintas asignaturas obligatorias de primer año de la Licenciatura en Psicología.

Para llevar adelante la investigación se utilizó una metodología cuantitativa no experimental. Para la fase de validación del MSLQ participaron 1285 estudiantes de primer año y para medir la capacidad predictiva de ese instrumento la muestra fue de 507 casos de 4 asignaturas de primer año.

Para la autora, una de las principales conclusiones del estudio es que las relaciones entre motivación y aprendizaje autorregulado con el rendimiento académico, son de “débiles a moderadas”, confirmando lo que indicaba la literatura previa.

Asimismo, explicó que los resultados nos permiten afirmar que existen diferencias en el poder predictivo de las diferentes dimensiones del MSLQ en función del tipo de materia que se trate. “La capacidad predictiva es mayor en aquellas materias que presentan un sistema de evaluación más complejo, que son más exigentes y que generan mayores niveles de valor intrínseco, es decir, aquellas donde a nivel motivacional los estudiantes se aproximan con mayor interés y otorgan mayor importancia al contenido”, aclaró.

Según Karina, “la tesis aporta un instrumento de evaluación que podrá tener múltiples aplicaciones en contextos educativos a nivel nacional. Podrá ayudar a los investigadores a avanzar en el estudio de las complejas relaciones entre la motivación de los estudiantes, las estrategias que emplean para regular su aprendizaje y su rendimiento. También podrá orientar a los docentes en el esfuerzo por desarrollar propuestas educativas favorecedoras del aprendizaje autorregulado y de la motivación de sus estudiantes, y este trabajo también podrá ser utilizado para evaluar los posibles impactos de propuestas de enseñanza innovadoras”.

Fuente: Universidad Católica del Uruguay

Ensanchando la Comunidad

Una reflexión sobre los últimos acuerdos entre la Santa Sede y China.

Por Alvaro Zapata SJ

Una vez le preguntaron al dibujante Forges si quería una vida larga y respondió diciendo que más importante era que la vida fuese ancha, por intensa y provechosa. Quizás porque en un camino ancho caben más personas, más compañeros con los que poder compartir y ayudarnos para celebrar los momentos buenos y los momentos duros que todo caminar conlleva.

Pienso que de esto trata el nuevo acuerdo que ha firmado la Santa Sede con China. Más allá de tecnicismos jurídicos y relaciones internacionales, más allá de hacer una lectura política del acuerdo –que quizás son las que más estamos leyendo– creo que también nos toca hacer una lectura en clave de comunidad que crece, que ensancha sus límites y acoge a quienes quieren sumarse a la vivencia creyente que compartimos. Una lectura que nos permita hacernos conscientes del encuentro entre dos comunidades de creyentes, que más que defender su identidad quieren terminar con algunos de sus límites. Porque, en el fondo, de eso trata este nuevo paso adelante. Lo que se ha negociado técnicamente es el procedimiento para el nombramiento de obispos, pero la consecuencia es que ahora nos sentimos más cercanos a otras personas que creen como nosotros y que nos invitan a crecer, a que nuestro camino sea más ancho.

Y esto nos complica la vida, evidentemente. Porque nos exige un esfuerzo de acogida, de comprensión, de acercarnos a quienes han estado lejos. Lo fácil es pensar que esto no nos toca, que es alta política, una maniobra de relaciones internacionales. Pero si lo piensas con tranquilidad no ganamos nada, ni siquiera la Santa Sede ha salido reforzada, pues muchos sectores han criticado lo que leen como concesiones al gobierno chino.

Por eso mismo me parece un gran paso adelante. Porque nos sitúa ante otros hermanos, otros creyentes como nosotros que desean también ensanchar su camino. Sin ganadores o perdedores. No para llegar lejos, sin importar cómo de largo sea el camino. No para maniobrar con intercambios, concesiones y diplomacia. Sino para sentirse, como nosotros nos sentimos ahora, más universales, más unidos a la vivencia comunitaria a la que nos invita Jesús. Haciendo realidad esa última invitación que recibimos para ir al mundo entero, para que en un mundo de barreras políticas, culturales, eclesiales, podamos demostrar que ninguna es lo suficientemente insalvable como para detener a los hermanos que quieren encontrarse, que quieren compartir un camino que cada vez sea el de más personas.

Fuente: Pastoral SJ

 

Intervención del Padre General al Sínodo

Compartimos la intervención del Padre Arturo Sosa durante el Sínodo de los Obispos «Los Jóvenes, la Fe y el Discernimiento Vocacional». El Sínodo comenzó el 3 de octubre y se extendió hasta ayer. 

Por Arturo Sosa SJ 

La confrontación con la realidad (n. 118-119) como parte del discernimiento supone un adecuado análisis (interpretación) de la realidad que se ha reconocido. Percibo en el Instrumentum Laboris una visión simplificada y negativa de la secularización. Siendo una característica del cambio de época apenas se menciona en la I parte como una especia de etapa oscura en vías de superación, desaparece en la segunda parte en la que se busca interpretar la realidad y discernir la acción de Dios en la historia, para reaparecer apenas mencionada en algunos números de la tercera parte, siempre en tono negativo.

¿Y si nos atrevemos, más bien, a ver la secularización como un signo de los tiempos, en el sentido teológico que le dio el Concilio Vaticano II a esta expresión?

Se trata de ver la secularización, y el mundo secular que surge de ella, como uno de los modos como el Espíritu nos está hablando y guiando en este tiempo. En lugar multiplicar lamentos por el pasado idealizado que se fue, preguntémonos sinceramente qué nos está diciendo el Señor a través de la secularización, hacia dónde nos lleva el Espíritu Santo a través de ese camino que está viviendo la humanidad.

Preguntémonos, por ejemplo, de qué nos libera la secularización. Una respuesta nos llevaría a diferenciar varios tipos de reacciones provocadas por la secularización.

  • a) Uno es el secularismo combatiente que da la batalle contra cualquier forma de la fe religiosa desde un ateísmo militante.
  • b) En otros casos el secularismo se muestra como indiferencia ante la experiencia religiosa.
  • c) Uno de los efectos frecuentes de la secularización es la interrupción de la trasmisión social de la religión que lleva a la ignorancia respecto de la fe, la experiencia religiosa y la religión misma.
  • d) Cuando la sociedad se hace secular, surge en muchos el deseo de conocer lo religioso y la experiencia de fe. En esta etapa se ha superado el combate contra la religión y la indiferencia se transforma en indagación del fenómeno religioso. De este modo, por curiosidad muchos jóvenes se acercan a ver que encuentran.

Percibir el proceso de secularización como signo de los tiempos nos lleva a:

  1. Hacernos conscientes de cómo el mundo secular nos libera de ser cristianos automáticamente, por costumbre, porque vivimos en un ambiente cristiano, porque se es parte de una familia cristiana en una sociedad cristiana. En una sociedad secular se es cristiano porque se quiere, porque se ha hecho la pregunta, se ha informado, se ha discernido y se elige ser cristiano.
  2. La sociedad secular nos libera también de fundar en la religión la identidad tribal, la identidad nacional o cualquier otra identidad ajena a la experiencia espiritual que nos invita a reconocernos humanos, hermanos y hermanas, hijos e hijas del mismo Padre.
  3. La sociedad secular nos lleva a recuperar la importancia del anuncio de la fe y del acompañamiento pastoral de la maduración humana y cristiana. El primer anuncio de la fe se convierte así en una dimensión clave del trabajo de la Iglesia en este tipo de sociedades. El anuncio de la fe se fundamenta en el testimonio de los apóstoles de quienes Jesús, el crucificado-resucitado, se dejó ver. Hoy son testigos quienes han tenido el encuentro personal con Cristo y dan testimonio con su vida de discípulos.
  4. Al anuncio le sigue el largo y complejo proceso de acompañar la maduración de la fe. La experiencia de fe no produce súbditos de un señorío terreno sino seguidores voluntarios del Señorío Universal del crucificado-resucitado de quien han elegido libremente hacerse discípulos. De allí la importancia de las comunidades cristianas. Sabemos que la fe cristiana no se vive a solas; la fe cristiana se vive en comunidad y es la comunidad la que garantiza ese acompañamiento del proceso de maduración en la fe.

Fuente: Curia Jesuita en Roma

Reflexión del Evangelio – Domingo 28 de octubre

Evangelio según San Marcos 10, 46-52

 Cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo –Bartimeo, un mendigo ciego– estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!”. Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten piedad de mí!”. Jesús se detuvo y dijo: “Llámenlo”. Entonces llamaron al ciego y le dijeron: “¡Ánimo, levántate! Él te llama”. Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. Jesús le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Él le respondió: “Maestro, que yo pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado”. En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.

Reflexión del Evangelio – Por Ignacio Puiggari SJ

Bartimeo nos recuerda a ese joven griego sumergido en medio de su laberinto con una mano sosteniendo el hilo de su amada Ariadna y con la otra la espada que daría muerte al Minotauro. Pero, digámoslo así, se trata este de otro laberinto, de otro hilo y otro amor. En el centro del laberinto se esconde una pregunta y la cara de una persona. Inmerso en su ceguera, Bartimeo va desarrollando el ovillo que lo guía mientras escucha en medio de su entorno los pasos de su amor. Alguien está pasando y causa revuelo y seguimiento a su alrededor. Lo llaman Mesías, Hijo de David, y otros tantos títulos que apuntan a su carácter excepcional y salvador: ¿cómo perder esa chance? Es entonces cuando el hilo deja la forma de la “escucha” y toma la fisonomía de un “grito”. Lo que más nos orienta es conectarnos con nuestra más urgente y reprimida necesidad de amor. Eso que brota del costado-fuente del hombre venciendo resistencias y abriéndonos camino. El ovillo sigue desplegándose y ahora se manifiesta como una respuesta a la llamada y un “salto” de fe hacia lo desconocido. Lo más hermoso de ese salto es que, por primera vez, desasidos de toda seguridad, tenemos la chance de entregarnos a la bondad radical del Otro. Ese salto, junto con algunas ayudas eclesiales, nos conduce a Jesús.

Desplegado el hilo de la escucha, el grito, el salto y las ayudas nos enfrentamos desnudos y frágiles ante el Minotauro de nuestra pregunta esencial. Y es esencial porque no la producimos nosotros, sino porque nos alcanza y nos viene de otra parte, de Dios mismo, como una flecha certera hacia el fondo del alma. Una pregunta que nos libera, cuida y respeta nuestra libertad. Comparar a Jesús con el Minotauro es un poco grotesco; Jesús no nos devora, sino que nos recrea mirándonos, pidiéndonos permiso para entregarnos su don: “¿qué quieres que haga por ti?”. Por eso este laberinto tiene otro riesgo y otro triunfo: no el de matar a Minotauro y salirnos en fuga con la princesa, sino el de recibir en la pregunta a la persona salvadora y con ello el “don” que nos vuelve abiertos hermanos y discípulos seguidores de Jesús.

Pidámosle entonces al Señor encontrar esa guía de escuchas, gritos, saltos y ayudas que nos conducen al Minotauro bueno de nuestras preguntas esenciales; pidámosle al Señor, una vez en su camino, ser instancias de ayuda, escucha y seguimiento en la empresa de su Reino.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana

 

 

«El Papa nos anima a ir Construir una Nueva Iglesia con Rostro Amazónico»

Construir una Iglesia con rostro amazónico, presente en las fronteras, en las periferias, es uno de los objetivos del Sínodo de la Amazonía. Religión Digital entrevistó a Alfredo Ferro, S.J., jesuita colombiano que desde hace cuatro años vive la Triple Frontera amazónica entre Brasil, Perú y Colombia.

El Padre Ferro vive en la ciudad colombiana de Leticia. Lo hace teniendo como perspectiva «tejer acciones conjuntas», junto con «otros actores en el territorio» y apostando por la REPAM, «como una forma concreta de animar y de desarrollar propuestas conjuntas».

¿Qué es el Servicio Jesuita para la Amazonía?

El Servicio Jesuita Panamazónico es un proyecto, una propuesta de la Compañía de Jesús en América Latina que responde a una preferencia apostólica que se ha hecho por la Amazonía. Todos los provinciales hicieron, en el Proyecto Apostólico Común, una apuesta por Haití, por Cuba y por la Amazonía. El Servicio Jesuita para la Amazonía es una respuesta a esa prioridad, buscando convidar, animar, articular acciones conjuntas al servicio del territorio amazónico y de sus pobladores.

El trabajo nuestro que se tiene en Leticia y en la Triple Frontera, busca la manera de prestar un servicio mayor a la Amazonía, teniendo en cuenta las redes que tenemos (FLACSI, AUSJAL, etc.). Por eso, nuestro trabajo es tejer acciones conjuntas y convocar y llamar a la Compañía a trabajar con otros.

Una cuestión importante es el cómo nos vinculamos, relacionamos, articulamos con otros actores en el territorio, sean instituciones públicas, privadas, Iglesias locales, regionales. Por eso, nuestro servicio está vinculado a la REPAM (Red Eclesial Panamazónica) y nuestra apuesta por la REPAM como una forma concreta de animar y de desarrollar propuestas conjuntas.

¿Cuáles son las necesidades que la Compañía descubre dentro de la Amazonía?

Partimos también de una lectura del territorio, de lo que está pasando en el territorio. En ese sentido, creo que, para nosotros, es un gran desafío, a partir de todas las amenazas que tiene el territorio, ir descubriendo como sería nuestro mejor aporte. Por eso, también nos interesa mucho el tema de la incidencia política. En la medida en que nos articulamos entre nosotros y con otros, nuestro ideal sería poder incidir en cuestiones fundamentales. En relación, por ejemplo, a todo lo que está sucediendo con los pueblos indígenas, organizaciones, con sus propuestas, con sus luchas, también con las organizaciones sociales que están en la Amazonía.

No sólo para eso, sino también para  ver de qué manera nosotros podemos contribuir con lo que está sucediendo en la Amazonía. Que en el fondo es un atentado contra la naturaleza y contra los pueblos. Nos toca preguntarnos cuál es nuestra contribución en la defensa de los derechos humanos, en la lucha de los pueblos, en la necesidad de hacer una articulación entre nosotros como Iglesia, para  responder a la llamada que nos hace Aparecida de una pastoral de conjunto.

Nosotros sentimos que a partir de esa necesidad de ser del territorio y de la población tendremos que plantarnos los desafíos que tiene la Iglesia, al mismo tiempo que definir un horizonte y algunas estrategias claras que nos ayuden a configurar mejor nuestro papel, función y misión. Hay tres grandes campos que estamos trabajando: uno con todo el tema de sensibilización, formación y educación; otro es el tema de la investigación; y el otro es el servicio a la Iglesia, tanto global como a nivel local, desde el lugar donde estamos.

¿Cómo este Servicio Jesuita Panamazónico puede servir al Sínodo que el Papa Francisco dice que ya ha comenzado?

Es una reflexión que estamos haciendo. Hemos hecho una llamada a la Conferencia de Provinciales en América Latina y el Caribe (CPAL), para que tomen en serio esta esa misión que nos parece fundamental. Yo creo que nuestro servicio al Sínodo es en diversos niveles.

Por ejemplo, han llamado a un jesuita para participar de la Secretaría del Sínodo, es un jesuita peruano que va a estar ahí. Por otro lado, hay algunos jesuitas que están en el Consejo Pre-sinodal, por ejemplo el cardenal Barreto, que es el arzobispo de Huancayo, en Perú; el Padre Fernando Roca, que es un biólogo y forma parte de los expertos que están colaborando.

Por otro lado, pensamos que es muy importante colaborar, aportar, participar en los espacios de consulta que se están abriendo. Por ejemplo, en las 45 asambleas territoriales que va a haber en la Amazonía, en la medida en que podamos estar, participar, animar también eso, a través de nuestro compromiso con la REPAM.

La REPAM va a tener un papel muy importante, y desde nuestra presencia en ella estamos aportando al Sínodo. Yo creo que podríamos colaborar de muy diversas formas y prestar un servicio al Sínodo mucho más contundente.

Se va a hacer un evento a nivel de todas las universidades jesuitas de Latinoamérica para ver cuál podría ser el aporte de las universidades al Sínodo y también ofrecer la infraestructura o las posibilidades que tenemos.

Una de las cosas que se están pensando, y que ya se ha conversado con el Cardenal Hummes, con el Papa y con el Padre General, es hacer dos eventos internacionales, que creo que van a ser importantes. Uno en Georgetown, para vincular otros jesuitas de la conferencia provincial de los Estados Unidos y algunos expertos o teólogos que puedan colaborar también allí, y uno en la Gregoriana, más con una reflexión digamos teológica, que es sustento y base teológica a todo lo que se va a trabajar en el Sínodo.

Yo creo que hay varios espacios, como foros temáticos, que se están pensando para preparar a la vida religiosa. Allí, nuestro aporte como jesuitas en este desarrollo de la propuesta, del servicio, de la contribución que pueda hacer la vida religiosa a la Amazonía y en concreto al Sínodo también. Creo que hay como varios niveles.

¿Cómo los jesuitas pueden ayudar a que la gente y la Iglesia de la Amazonía puedan entender esa lógica del Papa Francisco que nace del pensamiento y de la espiritualidad ignaciana?

Esa es una pregunta interesante, ya que que nosotros ciertamente sentimos en sus palabras, en sus intervenciones, en la encíclica Laudato Sí, en sus cartas pastorales, el sello ignaciano, de la espiritualidad ignaciana en la que él bebió y en la que él fue artífice también, dado que,  como arzobispo de Argentina, Bergoglio tuvo un papel protagónico en Aparecida. Yo siento que hay elementos importantes que muestran un poco eso.

Siento que el Papa Francisco tiene una gran ventaja. No es por comparar con otros papas, pero los discursos de los otros papas eran todos elevados, con una construcción teológica que nadie entendía. Quizás los teólogos…

Pero el Papa Francisco tiene una característica que es fundamental en su manera de comunicar: que es muy sencilla. Esto ayuda muchísimo para que ese discurso vaticano, del pontificado, llegue a la gente con palabras que expresen en alguna medida los deseos de la gente, las necesidades de la gente, los gritos de la tierra, de los países, de la realidad que se vive en el mundo. Francisco es muy sensible y todos los domingos da cuenta lo que está pasando en el mundo, de las situaciones que se están viviendo.

Respecto a la Compañía de Jesús, yo pienso que puede ser una colaboración interesante, para ver qué es lo novedoso, lo diferente y que es lo que realmente está proponiendo el Papa. Nosotros sabemos que eso no es gratuito, ya que las palabras y el modo de proceder de Francisco genera una especie de malestar en lugares, personas y estructuras que realmente quisieran que la Iglesia continuara como ha sido. Una Iglesia algo adormecida en estos últimos años, con problemas y dificultades muy serias y que no asumiendo la misión que debería en el mundo, y menos aquí en la Amazonía.

A mí me impresiona que el Papa ‘se puso la camiseta’ de la Amazonía y realmente ha estado muy interesado. Eso también tiene que ver con su amistad con el Cardenal Hummes, con el Cardenal Barreto, con la REPAM, que han estado en conversación con él. Tengo la experiencia bonita en Cartagena, cuando el Papa estuvo. Él tiene un gesto muy bonito, que en todos los países donde va se reúne con los jesuitas, los que quieran ir. Nosotros nos reunimos como unos 60 jesuitas en Cartagena, Colombia. Charló muy abiertamente con nosotros. Yo al final le agradecí profundamente lo que está haciendo por la Amazonía. Uno ve que el Papa Francisco está realmente interesado, animado,  y animándonos también a nosotros para ir construyendo esa nueva Iglesia con rostros amazónico.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

 

Deuda, Compromiso y Proyección

Víctor Martín Fiorino es doctor en Filosofía, postdoctorando en Ética Aplicada y consultor académico de la UNESCO-ORSALC. Dictó un taller de formación docente en la Universidad Católica de Córdoba (UCC) sobre responsabilidad social y cuidado de la vida. El área de comunicación de la universidad aprovechó para hacerle una entrevista en la que explicó sobre el concepto por el que la UCC fue reconocida por la UNESCO.

¿A qué se refiere con deuda social?

Podemos enfocarlo desde el siguiente punto de vista: la persona es el único ser capaz de responsabilizarse de sus actos. A diferencia de otras especies que reaccionan, el ser humano actúa, y lo hace con todas las dimensiones de su ser. Entre ellas, la racional y la espiritual fundamentan el hecho de que uno se responsabilice tanto de las decisiones que toma como de las consecuencias que esas decisiones provocan. Por lo tanto, si el ser humano siempre está llamado a responsabilizarse, tenemos la posibilidad de corregir lo que podemos hacer mejor en relación con la misión que nosotros nos proponemos, ya sea como personas o como universidades.

¿Y cuál es la deuda de las universidades?

Nuestra misión como personas o como universidad está siempre abierta al mejoramiento. Esto implica que si podemos mejorar hacia el futuro, podemos pensar que siempre tenemos alguna deuda social de algo que pudimos haber hecho mejor pero no logramos hacerlo. Por lo tanto, el concepto de acción responsable incluye un análisis responsable del pasado para ver por qué no hemos podido hacer mejor lo que hicimos. De esta manera la responsabilidad social tiene varias dimensiones.

¿Cuáles son esas dimensiones?

Una primera dimensión es la deuda social. No significa esto lamentarse de lo que no hemos hecho, sino revisar críticamente para mejorar. Ya se sabe que, en el campo educativo, para mejorar hay que evaluar, entonces la deuda social es la evaluación. En segundo lugar, la responsabilidad social incluye una dimensión del presente, que tiene que ver con el compromiso con la sociedad. Entonces, la deuda es dimensión del pasado y el compromiso es del presente, una dimensión infaltable de nuestra actitud responsable. Y tercero, como las personas y las instituciones son siempre parte de un proyecto, tenemos también una dimensión de futuro, que se puede llamar la proyección social de la universidad. Se trata de lo que la universidad quiere hacer con la sociedad hacia el futuro, para mejorar la persona, para mejorar la sustentabilidad, para mejorar la vida en común por ejemplo. Por lo tanto este concepto de responsabilidad social incluye deuda social, compromiso social y proyección social.

¿Se puede decir que existe una cultura de la responsabilidad social?

El concepto mismo de responsabilidad social es un concepto relativamente nuevo, no tiene más de 50 años. Nació prácticamente en los años 60, en un ámbito empresarial, pero fue ampliando su presencia y su sinsentido hasta abarcar prácticamente todos los ámbitos de la vida social: las universidades, los gobiernos, los grupos sociales, la educación.

En los años 70 del siglo pasado, apareció la ecología como una preocupación central. La vida está en peligro y hay que cuidarla. Entonces se unen dos dimensiones: la reflexiva, que me dice lo que yo valoro como importante y debo cuidar; a la dimensión social, que es lo que yo percibo que está en peligro y hay que cuidar. De la unión de ambas dimensiones deriva un proceso, una cultura del cuidado de la vida, que la podemos asociar con la cultura de la responsabilidad social.

Esto implica que cuando entramos al siglo XXI, hace 18 años, esta tendencia de asumir una actitud responsable frente a la gestión de la vida, se convirtió en un hecho cultural. Todos los organismos sociales están hoy frente a la necesidad de asumir una actitud responsable para el cuidado de la vida.

La responsabilidad social tiene una actitud de acción voluntaria pero también de deber moral. El cuidado de la vida establecer mediaciones, por ejemplo, transformaciones en la economía más equitativa; transformaciones en la inclusión, para evitar la exclusión social; transformaciones en la justicia, para que la justicia llegue a todos; transformaciones interculturales, para que las culturas se entiendan; transformaciones en el desarrollo de una ciudadanía que permite que la gente participe en la defensa de sus derechos. Por lo tanto, la cultura de la responsabilidad social como cultura de la vida, se apoya en estos dos grandes pilares.

¿Cómo estamos en relación con otros países en cuestión de responsabilidad?

La Argentina como país, y las universidades argentinas en particular, tienen un puesto especial en cuanto a acciones de responsabilidad social. En el caso de la UCC porque destaca por su voluntariado y solidaridad. También porque se reconocen públicamente muchos de sus proyectos ya avanzados. Pero sobre todo, porque ha sido objeto de un reconocimiento especial por parte de la UNESCO, del observatorio de responsabilidad social, que le otorgará la distinción del Ojo de Plata, que se entregará en el próximo foro de responsabilidad social territorial, que se realizará en Ecuador en el mes de octubre. La plataforma que tiene esta universidad, y que irradia a otras universidades dentro de Argentina y América Latina, es un muy buen comienzo para avanzar mucho más en las iniciativas de esta materia.

Fuente UCC

¿De qué sirven las Respuestas para las que no hay Preguntas?

Una reflexión para no tenerle miedo a las preguntas sin respuesta

Por Tomáš Halík – Paciencia con Dios

«Vi una vez en las paredes de una estación del metro de Praga la pintada: ‘¡Jesús es la respuesta!’, que posiblemente había escrito allí alguien que volvía desbordante de entusiasmo de alguna concentración evangélica. Solo que algún otro añadió acertadamente bajo su proclamación: ‘Pero, ¿cuál es la pregunta?’. Esto me recordó el comentario del filósofo Eric Voegelin de que el mayor problema de los cristianos actuales no es que no sepan las respuestas correctas, sino más bien que han olvidado las preguntas que habían sido planteadas y a las que se dirigían estas respuestas.

Las respuestas sin preguntas –sin esas que en su origen las provocaron, pero también sin aquellas otras que despiertan subsiguientemente a cada respuesta– son como árboles sin raíces. ¡Y cuántas veces, sin embargo, son propuestas nuestras ‘verdades cristianas’ como árboles talados, ya sin vida, en los que no puede anidar ave alguna!»

Fuente: Pastoral SJ

Jóvenes Cristianos en la Vida Pública

“El sistema capitalista está configurando una sociedad donde el trabajo ha pasado de ser un bien para la vida a un instrumento al servicio del capital por encima de la persona.”

Por Raquel Lara

La semana pasada, la JOC participó en el XXV Curso de Formación en Doctrina Social de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española, donde mi compañera Mª Isabel Herrera compartió su experiencia sobre el tema a abordar ‘Jóvenes cristianos y vida pública’. Consistía en una mesa redonda donde junto a otras personas jóvenes de otras perspectivas públicas como la ONG África directo, un joven de Ciudadanos y un joven de Scout Católicos, dialogaron con el foro allí presente teniendo como punto de partida la vida y el compromiso de Jesús.

Mi compañera comenzó con un testimonio de una joven que decía así:

“Mi nombre es Lorena (nombre ficticio), tengo 25 años y formo parte de la JOC. El curso pasado lo dediqué solo a trabajar para costear mis estudios. Lo hice en dos sitios diferentes: para una empresa que gestionaba actividades extraescolares e impartiendo clases particulares en diferentes domicilios. Al final del año, también me incorporé como monitora de tiempo libre en un parque infantil los fines de semana. Mi jornal mensual, con los tres trabajos, nunca ha superado los 600 euros. ¿Debo desistir?

Esta cifra para mí era suficiente el año pasado, pero ¿qué sucede ahora que quiero pagarme unos estudios? ¿Cómo puedo organizar mi vida si en el parque infantil trabajo por turnos llamándome la noche anterior e incluso, algunos fines de semana me quedo sin trabajar porque mi turno se lo han dado a otra persona que ha cogido antes el teléfono?

Tengo la suerte de que mis padres, con esfuerzo, pueden seguir echándome una mano. De esta manera puedo, por fin, empezar a estudiar, aunque seguiré trabajando. Si no tuviera a mis padres, no creo que pudiera con todo (estudios, comer, alquiler del piso…). Seguramente, necesitaría trabajar otro año entero o volver a casa para ahorrar el dinero suficiente y, así, más adelante, cursar los estudios deseados.

Me siento afortunada, pero sé que formo parte del colectivo juvenil sometido a la precariedad laboral. Por esto, le pido al Padre que nos mantenga fuertes a mí y a mis compañeros hasta que la prioridad sea la persona y sus condiciones laborales. Y, que a pesar de sentirnos tratados como mercancía, sigamos tratando con dignidad a las personas que servimos desde nuestros trabajos: alumnos, clientes, niños…”.

¿Qué está pasando?

A lo largo de los últimos años hemos asistido a grandes transformaciones a causa de la crisis, pero, sobre todo a causa del modelo económico, un capitalismo financiero y globalizado que ha desmontado el mercado laboral y ha sometido a una gran parte de la población a situaciones de pérdida de los derechos más elementales y los ha privado de los recursos necesarios para vivir dignamente. Hablamos de crisis económica, financiera, energética, climática… Sin embargo, hemos de tomar conciencia de que es el sistema es el que está en crisis, es decir el conjunto de valores, formas de organización, relaciones y estructuras desde las que hemos organizado nuestra vida.

El sistema capitalista está configurando una sociedad donde el trabajo ha pasado de ser un bien para la vida a un instrumento al servicio del capital por encima de la persona. La deshumanización del trabajo sitúa a la persona en una peligrosa situación de vulnerabilidad y exclusión social.

Desde la Doctrina Social de la Iglesia se pide incansablemente que se reconozca la dignidad humana en el trabajador o trabajadora y se declara que el trabajo tiene un sentido, y que este sentido es social y trascendente, y que el trabajador/a debe disfrutar en el hecho mismo de trabajar, así como de sus logros o beneficios.

¿De qué es síntoma esta realidad?

Todo ello es síntoma de un fracaso colectivo de nuestra sociedad que no solo empobrece a las personas afectadas, sino que además es síntoma visible del desmantelamiento del Estado del bienestar y del cambio de época al que asistimos. El deterioro del mundo laboral, la pérdida de calidad y de derechos (reforma laboral) ha dado lugar a grandes diferencias que recaen fundamentalmente sobre los colectivos más vulnerables, como las mujeres, las personas jóvenes y gran parte de las personas migradas, que son quienes sufren con más fuerza estas nuevas condiciones laborales. Así mismo, se han consolidado los “trabajadores pobres”, personas que aun teniendo un empleo no tienen ingresos suficientes como para satisfacer las necesidades básicas según el Informe FOESSA. Por lo tanto, vivimos instalados, como dice el papa Francisco, en “una economía que excluye y mata” que tenemos la obligación de denunciar y de cambiar.

Ante esta realidad… ¿qué nos diría Jesús de Nazaret ahora?

Nos recordaría que la persona está en el centro de la vida política, de las relaciones laborales y del trabajo, y no el capital. Reivindicaría que el derecho al trabajo decente debe posibilitar un desarrollo integral de la persona, donde el trabajo sea generador de dignidad para la vida. Nos diría de la necesidad de una igualdad de oportunidades y trato para todos los hombres y todas las mujeres. Reconocería social y jurídicamente el trabajo reproductivo, para poner en valor aquellos trabajos de cuidados que posibilitan y sostienen la vida. Y nos animaría garantizar que el trabajo permita desarrollar nuestra vocación y sirva para aportar nuestros dones a la construcción de la Reino desde el bien común.

Desde una mirada creyente, es urgente que las y los cristianos seamos capaces de enraizar nuestro “compromiso militante cristiano” (de transformación y justicia social) en el Evangelio y en la realidad desde la perspectiva que la mira Dios, desde el Evangelio y desde las personas empobrecidas.

Fuente: Vida Nueva Digital

La Colaboración según Javier González (FLACSI)

“La Colaboración permite que el trabajo en red tenga ese sentido apostólico de que compartimos una misma visión, como dice la CG XXXVI: presupone una cultura de la generosidad. Yo creo que esa es una de las riquezas más grandes de la colaboración. Es, además la única manera de realizar la misión que tenemos como obra de la Compañía de Jesús.

Para mí, ha significado eso: abrirme a la colaboración con otros con generosidad; compartir aquello que nos une y aquello que no nos une también. Construir un solo cuerpo apostólico con una misma misión, con una identidad  compartida, como la gran familia que somos.

La colaboración nos da sentido de pertenencia y nos lleva naturalmente al trabajo con otros”.

Así explica la Colaboración Javier González, de Chile y responsable de comunicaciones de FLACSI, en un video producido por la Oficina de Comunicación Institucional de la CPAL. Esta serie de videos han sido generados con el objetivo de explicar de qué habla la Compañía de Jesús cuando se refiere a la Colaboración, un desafío en el que quieren profundizar de modo especial, luego de la última Congregación General XXXVI.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica