Más de dos millones de personas marcharon por la vida en todo el país

En el marco del Día mundial del Niño por Nacer, que se celebró el 25 de marzo pasado, el sábado 23 se convocó a una nueva Marcha por la Vida en la Argentina. La ciudad de Buenos Aires, como era de esperarse, tuvo la mayor convocatoria (unas 300.000 personas).

Sin embargo, la movilización se replicó por diversas ciudades del país donde la gente se manifestó de variadas maneras. Entre las ciudades que se sumaron estuvieron: Rosario, San Miguel de Tucumán, Mendoza, San Juan, Paraná, Salta, Córdoba, Mar del Plata, Catamarca, Resistencia, Corrientes, Misiones, San Carlos de Bariloche, Bahía Blanca, Tierra del Fuego, Santiago del Estero y Santa Rosa.

Algunas movilizaciones estuvieron acompañadas por figuras del ámbito de política, como el concejal Alberto Castillo, de Salta; o la senadora Miriam Boyadjian en Tierra del Fuego; y por autoridades religiosas pertenecientes a distintos credos. Entre ellos el vicepresidente de la Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz, Sergio Tonnetti; el obispo diocesano, monseñor Gabriel Mestre, y el pastor Ariel Díaz, presidente de la asociación marplatense de Iglesias evangélicas.

Fuente: AICA

«Más que salud»: nuevo lenguaje de la Espiritualidad aplicada a la vida

Se siguen abriendo caminos para acompañar la vivencia de la vida cotidiana desde la Espiritualidad Ignaciana.

La primera de las nuevas Preferencias Apostólicas invita a los jesuitas y laicos de espiritualidad ignaciana a ayudar a otros a encontrar a Dios a través del discernimiento y los Ejercicios Espirituales. Y a desarrollarlo desde distintos ámbitos, con diversos modos y nuevos lenguajes, manteniendo la referencia de ser contemplativos en la acción.

En esa dinámica se sitúa el proyecto “Más que salud” que tras ser el pionero de los encuentros “+ Que” de la pastoral MAG+S –que ayudan a los jóvenes a descubrir la presencia de Dios en su vida profesional y personal en clave ignaciana- se consolida como nuevo camino de espiritualidad aplicada a la vida. En él se unen varias dimensiones transversales que hoy trabaja la Compañía: la vocacional, porque es una espiritualidad que apela a la llamada profesional del sanitario; el trabajo conjunto de jesuitas, otros religiosos/as y laicos/as y la profundización espiritual. Ahora, con la publicación del libro coral “Más que salud” (Salterrae), subtitulado «Cinco claves de espiritualidad ignaciana para ayudar en la enfermedad«, se añade la dimensión divulgativa a este proyecto.

En una reciente entrevista en Radio María (minutos 10-32’’), los jesuitas Alberto Cano (psiquiatar) y Alvaro Lobo (enfermero y antropólogo), y la médico Elisa Álvarez (Hospital Río Carrión de Palencia) explicaban el sentido de este proyecto y algunas claves de este libro que en palabras de Alberto Cano pretende “ayudar a cuidar, dar pistas, proponer intuiciones desde lo ignaciano, para que los sanitarios pueden hacer su trabajo desde la fe y con el plus que nos supone nuestro ser creyentes”. Para Alvaro Lobo hay dos claves de este proyecto que pueden también ayudar a cualquier profesional, aunque no sea del ámbito sanitaria: “La de contemplar; en el hospital se da la situación de saber mirar, porque detrás de cada paciente, enfermedad, hay una vida, alguien que sufre pero que también lucha. Pero también se puede extrapolar a otras muchas profesiones. Y dos, la de cuidar, lo maravilloso de este verbo. En lo sanitario hay gente muy buena pero que no sabe cuidar y en cambio hay gente que ni sabe leer y sabe cuidar a las personas, porque sabe llegar al centro de ellas”.

El libro ha surgido de manera natural dentro del proyecto que se inició primero con los encuentros –que ya llevan cuatro ediciones-, para compartir la profesión y vocación, y luego los retiros. La gente después de un encuentro les pedía a los organizadores poder rezar un poco más y poder compartir sus vivencias. Con la labor divulgativa se quiere expandirlo más aún. Clave de este proyecto es que sea una experiencia compartida. Dicen sus impulsores que “Igual que la fe es imposible vivirla si no es juntos, también es imposible cuidar a otros sin la experiencia de los demás. Es una riqueza muy grande que en más que salud esté representada gente de diferentes ámbitos sanitarios como la psicología, la bioética, la medicina, la enfermería, así como hombres y mujeres, y religiosos, religiosas y laicos”.

Fuente Info Sj

El Colegio del Salvador se suma a la iniciativa de Escuelas Verdes

Este año, el Colegio del Salvador ha comenzado a participar en el programa Escuelas Verdes, un Programa del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que fomenta el desarrollo sustentable a través de la Educación y la Gestión Ambiental en las escuelas.

Desde el Colegio, se cree que nuestra conducta en la vida diaria tiene que estar determinada por valores tales como el amor y el cuidado de la vida.

Esto se manifiesta en el respeto por el prójimo, el uso racional de los recursos naturales, por los ecosistemas locales y la protección de todos los seres vivos.

El Papa Francisco declara en la carta encíclica Laudato Si “….la amorosa conciencia de no estar desconectado de las demás criaturas, de formar con los demás seres del universo una preciosa comunión universal. Para el creyente, el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro, reconociendo los lazos con los que el padre nos ha unido a todos los seres”.

Es esta mirada de la realidad la que ha movido a la institución a sumarse a la iniciativa.

Fuente: Colegio del Salvador 

Discernimiento Espiritual Comunitario Parte VI: riesgos y resistencias

El discernimiento comunitario es un tema que resonó con fuerza durante la última Congregación General (la 36°). Desde entonces, los jesuitas de todo el mundo han intentado profundizar en el sentido y la experiencia del discernimiento comunitario. Compartimos aquí la primera parte de un artículo publicado por la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL) sobre el tema.

Por Hermann Rodriguez SJ

Vamos a fijarnos en algunos de los riesgos más frecuentes en la búsqueda comunitaria de la voluntad de Dios, a través del discernimiento en común, que el profesor Andrés Tornos señala en su artículo sobre el discernimiento espiritual comunitario:

“la manipulación del método al servicio de intereses previos; su deformación ideológica; una posible inconstancia o incoherencia del proceder, derivada de su menor racionalidad; cierta disgregación de las comunidades o grupos; inclinación a cierto terco iluminismo; oscurecimiento del sentido de la obediencia”.

La manipulación del método del discernimiento espiritual comunitario es un riesgo real y ha causado muchos daños en la historia reciente de muchas comunidades. Esta manipulación se da cuando no se está buscando honestamente la voluntad de Dios, sino se está tratando de llevar a la comunidad a un determinado camino para imponerle, o hacerle creer que encuentra, una determinada forma concreta de afrontar un problema. Este tipo de manipulación pueden propiciarlo los superiores o algunos miembros de la comunidad:

«En la práctica, si algunos querían evitar el abuso de superiores, o superioras, que se creían con poderes casi ilimitados, y capaces de usar de ellos a su antojo, sin respeto al ámbito trazado por las propias Constituciones, han visto que el llamado «discernimiento comunitario» se convertía en instrumento de esas mismas personas, desprovistas de su marchamo de autoridad legítima, de cabecillas hábiles, o de grupos de presión para llevar adelante sus propósitos o ideologías»[41].

El caso de un grupo de presión que propone un discernimiento espiritual comunitario con la intención de sacar adelante su parecer, o el caso de un superior que no se atreve a presentar su autoridad ante un asunto que considera ya decidido y propone a toda la comunidad una búsqueda que está de antemano definida, serían ejemplos claros de esta posible manipulación del método. Es claro que siempre existirá este riesgo, pero siempre se cuenta con la buena voluntad y la honestidad de los que se empeñan en una dinámica como la que estamos estudiando. Por otro lado, también sabemos que los posibles riesgos no invalidan un camino que puede ser muy enriquecedor para la vida de las comunidades.

Con respecto a la disgregación que se puede producir en las comunidades o grupos con la aplicación de este método, habría que añadir que, efectivamente, el proceso de compartir los sentimientos, los pensamientos, los pareceres y las búsquedas interiores de cada uno, sin la garantía de que todos lo están haciendo honesta y diáfanamente, ha hecho que muchas comunidades hayan terminado más divididas y heridas de lo que habían comenzado:

«Y si la buena voluntad creía ver en este procedimiento comunitario un medio de unión de las voluntades y corazones, ha podido comprobar abundantemente que, cuando el respeto y madurez de la caridad mutua, la docilidad al Espíritu y la legitimidad querida por Dios no reinan, el resultado es la división mayor de opiniones y corazones, aun en los grupos y comunidades antes más unidos en la esencialidad de los valores cristianos».

Cuando la comunidad se enfrenta con una interminable gama de posiciones divergentes, y aun contrarias, corre el riesgo de perder de vista el vínculo básico de su unión, que anuda todo el proceso comunitario, y que hemos señalado como requisito fundamental. Este vínculo básico de unión, que cumple las funciones del Principio y Fundamento de los EE, tiene que sobrepasar cualquier diferencia que aparezca en el camino. Es desde esta experiencia de comunión primordial, desde donde se puede continuar una búsqueda en medio de las más enconadas diferencias. Un ejemplo de ello lo podemos encontrar bellamente ilustrado en el caso de la Deliberación de los Primeros Padres, de 1539.

Por último, queremos detenernos en el posible oscurecimiento del sentido de la obediencia. Ciertamente, las relaciones entre autoridad y obediencia han sufrido cambios importantes en los últimos treinta años, como hemos estudiado tanto en el ámbito global de la Vida Consagrada, como en el de la Compañía de Jesús. Sin embargo, también hemos señalado con toda claridad, que el papel de la autoridad en lo que respecta al discernimiento en común, ha quedado muy bien definido, tanto en los documentos oficiales de la Iglesia sobre la Vida Consagrada, como en las Congregaciones Generales y en las orientaciones de los últimos Superiores Generales de la Compañía.

Hay que señalar, por otra parte, que existe una diferencia muy grande entre las comunidades con un régimen de obediencia capitular y las que mantienen una forma de autoridad personal. Pero, de todas maneras, tanto en las unas como en las otras, existe una instancia última que debe asumir la responsabilidad de tomar la decisión final; y en ello hay acuerdo total. Unas veces es la comunidad o el consejo el que asume la decisión y otras veces es el superior respectivo el que lo hace, pero siempre se trata de la autoridad competente en su sentido pleno, y no un grupo de presión o una comunidad a la que no se le ha confiado esta tarea.

En el contexto propio de la Compañía de Jesús, es importante reconocer que en los primeros años del desarrollo de esta práctica comunitaria del discernimiento, se dieron abusos y equivocaciones, por parte de las comunidades y de los mismos superiores que no tenían muy clara su responsabilidad o, sencillamente, quisieron atraerse la simpatía de sus hermanos con prácticas que se alejaban de lo que las autoridades legítimas estaban señalando; muestra de ello es lo que escribe el P. Ruiz Jurado en su libro sobre el discernimiento, que hemos venido citando en este apartado:

«Los que deseaban que su voz se oyese, han visto que muchas veces no se oyen en sus reuniones sino las de los que gritan más fuerte o saben expresarse mejor; que no siempre coinciden con los más fieles al Espíritu, sino con frecuencia con los más audaces, decididos o ambiciosos. Salirse del ámbito de la fe en la guía de Dios, por medio de las autoridades legítimas en las circunstancias queridas por El, no conducen sino a quedar en manos de hombres sin legitimación humana ni divina, y por tanto sin recurso ni defensa superior».

Estos riesgos que hemos señalado, junto con una serie larga de condiciones personales, comunitarias y otros requisitos que presentamos, han suscitado, evidentemente, infinidad de resistencias tanto comunitarias como personales. Por tratarse de una práctica relativamente nueva en el contexto de la Compañía de Jesús y de la Iglesia en general que, por otra parte, emergió en medio de los tiempos turbulentos que siguieron al Concilio Vaticano II, no ha sido fácil su entronque con la tradición y con el modo de proceder de las comunidades. Tal vez en los ambientes juveniles y en medio de comunidades más abiertas a las dinámicas del mundo actual, se hayan dado menos resistencias que en las comunidades conformadas por personas mayores, formadas en una atmósfera de disciplina rigurosa e individualismo en la búsqueda de los caminos de Dios.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica 

 

Nuevos rumbos, el mismo camino: Marcos Muiño SJ

 Con este título queremos compartir con ustedes las primeras impresiones de aquellos compañeros que reciben un nuevo destino para seguir colaborando en la misión de Cristo, con una nueva tarea o en un lugar diferente al que estaban.

  Los invitamos a conocer la perspectiva con la que perciben su tarea y los desafíos que reconocen para este tiempo de novedad, un modo también de acompañarlos en la misión compartida.

 Marcos Muiño asumió como Párroco de la Parroquia del Patriarca San José, San Miguel

“En la que reconoce un gran sentido de comunidad de comunidades, una pastoral juvenil consolidada y un gran compromiso con los más sufrientes de estos barrios. Hay un gran impulso por asistir a los más vulnerables, particularmente el cuidado de la vida. Por último, se reconoce un gran deseo de ser Parroquia misionera, de escucha y contención para la gente de a pie.

Me propongo seguir fortaleciendo nuestra identidad como parroquia jesuita y articular la pastoral con las prioridades de la Provincia. Igualmente, la misión nos llama a estrechar lazos con otras instituciones jesuitas (parroquia vecina, SJM, Protagonizar, Fe y Alegría) y con las fuerzas vivas de las distintas comunidades que están presentes en nuestro territorio.

Como desafíos, se percibe la necesidad de atender a los jóvenes en un firme compromiso con la vida: defenderla frente a las adicciones y la violencia de género, urgencias tan presentes en este contexto. Por último, en la misión que nos ocupa, reconocemos la demanda de formación en liderazgo, de voluntarios y referentes, como agentes transformadores de la realidad, evangelizadores de cada rincón de nuestros barrios.”

 

 

Reflexión del Evangelio – Domingo 24 de Marzo

Evangelio según San Lucas 13, 1-9

En cierta ocasión se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. Él les respondió: “¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera”. Les dijo también esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?’. Pero él respondió: ‘Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás’”.

Reflexión del Evangelio – Por Oscar Freites SJ 

El evangelio de este domingo comienza con el comentario de dos hechos trágicos, que al parecer habían suscitado diversas valoraciones en tiempos de Jesús. Pues, ante las tragedias surgen muchas preguntas, y también numerosos juicios. Podemos imaginar a aquellas personas comentando: ¿Por qué les habrá sucedido eso?, ¿qué mal habrán hecho para merecer tales desgracias?, ¿por qué Dios los castigó de tal manera?, ¿qué pecados habrán cometido para merecer tamaño castigo? Desencarnados juicios de espectadores que apuran conclusiones y distorsionan realidades.

Debemos comprender que, por aquellos tiempos era muy común vincular las tragedias, las enfermedades y los sufrimientos con represalias divinas a causa del pecado personal o del pecado de algún antepasado. Jesús, enseguida capta la intencionalidad que se esconde detrás de estos comentarios: “¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?” Mas aún, ¿Creen ustedes que Dios ha permitido estas desgracias para castigar los pecados de esta gente?… “Les aseguro que no.”

Por ello, en este tercer domingo de Cuaresma Jesús viene a asegurarnos que así no es Dios, que así no funciona la dinámica de su Amor y que así no es camino de su Reino.

El Dios de Jesús, es el Dios de las segundas oportunidades, el Dios de la relación personal, el Dios que sabe trabajar la tierra. Pero a este Dios solamente lo podemos comprender si abandonamos aquella posición de espectadores, para convertirnos en protagonista dentro de su relación de Amor. Lo mismo sucede con la realidad del pecado, sólo comprenderemos su dinámica si nos reconocemos pecadores, y lo dejamos de contemplar como una realidad abstracta que acontece en mí y fuera mí. De allí, la insistente invitación a la conversión de este domingo. Por dos veces se nos dice: “Si ustedes no se convierten”. Si ustedes no comienzan a vivir bajo la dinámica del Reino; si ustedes no comienzan a existir en Cristo, por Cristo y para Cristo. Porque de eso de trata la conversióncomenzar a experimentar que me puedo relacionar con Dios tal como Jesús se relaciona con Él. Comenzar a sentirme tan hijo de Dios como Jesús es Hijo. Comenzar a experimentar que Dios está tan presente en mi vida como está presente en la vida de Jesús. Comenzar a vivir como pecadores perdonados.

Pero quizás ya llevo muchas cuaresmas buscando experimentar este tipo de relación con Dios, y todavía no ha pasado nada. Quizás “hace tres años que vengo buscando” y no pasa nada. Quizás ya me he desanidado tanto que quiero cortar de raíz esta relación, para que no siga ocupando un importante espacio de mi vida. Pero en este domingo el Evangelio nos dice: para no la cortes; date una cuaresma más, un año más, para remover la tierra, para abonar el vínculo.

Deja que en este tiempo de Cuaresma Jesús venga a remover tu tierra, venga a podar tus ramas, venga a abonar tu vínculo con Dios. Déjate remover profundamente por ese Dios que es amor y per-DON. Deja que en esta Cuaresma Dios venga a relacionarse tan íntimamente contigo, al punto tal que tus relaciones, tus proyectos, tus retos y tus esperanzas se conviertan en sus relaciones, sus proyectos, sus retos y sus esperanzas. Más aún para que surealidad llegue a convertirse en tu realidad.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe

Nuevos rumbos, un mismo camino: Tomás Bradley SJ

Con este título queremos compartir con ustedes las primeras impresiones de aquellos compañeros que reciben un nuevo destino para seguir colaborando en la misión de Cristo, con una nueva tarea o en un lugar diferente al que estaban.

  Los invitamos a conocer la perspectiva con la que perciben su tarea y los desafíos que reconocen para este tiempo de novedad, un modo también de acompañarlos en la misión compartida.

 Tomás Bradley sj, párroco en Tacuarembó, fue nombrado Delegado para Parroquias y Templos

“Al recibir la propuesta del P. Provincial de ayudar en el sector de parroquias y templos, sé que hay mucho camino recorrido. Sobre todo teniendo en cuenta lo que cada parroquia y templo ha realizado como proceso del lugar. El encuentro del año anterior nos encontró con muchos deseos y un fraterno compartir.

 Los pasos que nos planteamos de integrar a los laicos en nuestros encuentros, nos van a dar una perspectiva nueva con varias facetas que ellos pueden aportar. Y al mismo tiempo, nosotros, como jesuitas podemos brindarles mucho de lo nuestro que también enriquece las obras ya que en estos encuentros compartimos, quizá más íntimamente.

Concretizar en la realidad de cada lugar y que cada lugar, aporte la encarnación específica de  los modos, los problemas, los sueños, y las gracias que Dios va regalando, nos va a dar una linda variedad que nos va a enriquecer a todos.

           Me parece que los objetivos los tenemos que encontrar entre todos. Yo sólo aspiro a ayudar a crear el ámbito de encuentro para que ello se dé.  Es poner los medios. Como Ignacio nos invita en los Ejercicios Espirituales, a poner la realidad de la meditación, los tiempos, el proceso planteado, y Él hará la obra.

Nuestras parroquias y templos están insertas en realidades muy ricas de historia, de modos diferentes, y tienen el desafío de tener las puertas bien abiertas que acogen y que salen a los que desean encontrarse con Cristo más a fondo. Aunque no lo sepan.

La experiencia que viví en los años de Mendoza con el acercamiento de la gente en situación de calle al darse por parte nuestra el “haber ido hacia su realidad”, fue de una riqueza incalculable. Que alguien que dormía en la calle y que sufría de alcoholismo me dijera la noche de Navidad, a las 4 de la mañana que podía irse a dormir sin tomar esa noche porque la había pasado muy bien, fue un testimonio gigante de una comunidad concreta que acoge al salir. Que combina ir y recibir a gente real y concreta que necesita de Dios y de personas que lo reciban como Él, que nos busca y recibe a todos nosotros. Es el motivo de nuestra vocación. Hoy vivo esto, con la realidad del candombe, con la realidad de los criollos charrúas.

Espero que este tejido nos haga “herramienta más dócil al Espíritu que desea llegar a los corazones que no lo conocen”. No hay más. ¡Y no es poca cosa!”

Nuevo Delegado para la Misión de la CPAL

Roberto Jaramillo SJ comunica a toda la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL) que el P, Mario Serrano Marte SJ será el Nuevo Delegado para la misión, en reemplazo del Padre Rafael Moreno SJ.

P. Roberto Jaramillo, S.J., Presidente de la CPAL

Recibimos con alegría en el Equipo Central de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) al P. Mario Serrano Marte (ANT) popularmente conocido como “moreno” (nadie sabe ¿por qué?) como nuevo Delegado para la Misión, atendiendo las redes socio pastorales de la CPAL.

Le damos la más calurosa bienvenida a Lima, contentos de tenerle entre nosotros y de poder contar a nivel latinoamericano con su experiencia y su creatividad.

Mario fue hasta el fin del año pasado, delegado del apostolado social en la provincia de las Antillas y director del Centro Bonó en Santo Domingo (RD), que ahora – unido a otras instituciones del apostolado social- se llama: Centro Juan Montalvo.

Como delegado para la misión encargado de las redes socio pastorales está ahora encargado de colaborar especialmente en la Red de Centros Sociales, la Red Comparte, la Red Jesuitas con Migrantes (SJM + SJR), la Red de parroquias jesuitas (RELAPAJ) y la red de Radios Jesuitas.

Mario toma el lugar de nuestro querido P. Rafael Moreno Villa quien, regresó hoy, día 15 de marzo, a su México ‘lindo y querido’ para continuar su misión encargado de animar el Nodo CA-NA de la Red Jesuita con Migrantes (CA-NA: Centro América – Norte América).

A nuestro querido amigo y compañero Rafa un grande abrazo (ya con ‘saudades’), nuestra inmensa gratitud por el esfuerzo y trabajo y dedicación de estos dos años pasados en Lima, y nuestros mejores deseos y oraciones para que el Señor siga siendo una bendición a través suyo para muchas personas en CA-NA, como lo fue para nosotros.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

Nuevos rumbos, el mismo camino… – Guillermo Blasón SJ

 Con este título queremos compartir con ustedes las primeras impresiones de aquellos compañeros que reciben un nuevo destino para seguir colaborando en la misión de Cristo, con una nueva tarea o en un lugar diferente al que estaban.

 Los invitamos a conocer la perspectiva con la que perciben su tarea y los desafíos que reconocen para este tiempo de novedad, un modo también de acompañarlos en la misión compartida.

 Guillermo Blasón sj, superior de la comunidad de la UCC, fue nombrado Delegado Apostólico del Sector Social

“En este tiempo inicial, me propongo conocer los documentos de la Compañía respecto a esta dimensión de nuestra misión. Y, también a partir de lo que me trasmite Víctor Pacharoni –a quien sucedo-, comenzar a visitar diversas obras vinculadas a lo social con las que menos contacto he tenido. Mi deseo es ponerme en contacto y visitar esas obras, encontrarme con quienes colaboran en ellas, para tener experiencia de primera mano de sus acciones.

En cuanto a desafíos, veo mi rol de delegado como quien puede ayudar a vincular las obras entre sí, reconociendo y activando sinergias entre ellas. Promoviendo la colaboración y, esto también como parte de la misión, buscando el financiamiento necesario para seguir creciendo. Asimismo, para fortalecer las acciones, será necesario promover la formación de colaboradores en la misión, tanto a nivel personal como apostólico. En este sentido, obras como el CIAS o la UCC pueden brindar las herramientas para la reflexión y formación, tanto espiritual como social y política.”

 

Discernimiento Espiritual Comunitario Parte V: Otros requisitos

El discernimiento comunitario es un tema que resonó con fuerza durante la última Congregación General (la 36°). Desde entonces, los jesuitas de todo el mundo han intentado profundizar en el sentido y la experiencia del discernimiento comunitario. Compartimos aquí la primera parte de un artículo publicado por la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL) sobre el tema.

 Por Hermann Rodríguez SJ 

Es importante que se tenga claro, desde el comienzo, a qué tipo de reunión se va, si se trata de una comunicación mutua para crear las condiciones necesarias para la búsqueda comunitaria de la voluntad de Dios, o si es una consulta o un proceso de discernimiento en común. Esta condición coincidiría con la actitud que recomienda san Ignacio en la segunda adición de la segunda semana de EE (Cfr. EE 74) y que recoge también en la tercera semana (Cfr. EE 206) y en la primera manera de orar:

“antes de entrar en la oración repose un poco el spíritu asentándose o paseándose, como mejor le parescerá, considerando a dónde voy y a qué; y esta misma adición se hará al principio de todos modos de orar” (EE 239).

En esta misma línea, no sólo hay que tener claro con anterioridad el tipo de reunión, a dónde se va, sino también es importante fijar muy bien el tema y los límites, más o menos amplios de la búsqueda comunitaria, y a qué. Todos los participantes deben contar además con información suficiente sobre el asunto que se va a tratar. Esto supone que antes de la reunión, o durante el mismo proceso, se debe hacer un análisis cuidadoso de la situación que se está estudiando, teniendo en cuenta todos los factores que influyen en ella. Con personas no informadas, es imposible hacer discernimiento.

Por otra parte, es importante que el tema o el problema sobre el cual se quiere discernir comunitariamente se haya podido formular muy bien en una pregunta. Ésta debe ser precisa, no amplia, ni vaga. En muchos casos se puede tratar de una disyuntiva simple: o esto, o aquello. Es normal que una pregunta lleve a otra, pero habrá que tratarlas en orden, e irlas respondiendo una a una, dentro del proceso de búsqueda.

Debe ser una pregunta que todos entiendan; habrá que asegurarse que todos la han entendido efectivamente y no suponerlo, pues muchas veces se entienden distintas cosas con las mismas palabras; esto no sólo ayudará a concretar la pregunta sino también a motivar el interés de todos.

Por último, la pregunta debe ser propia de un discernimiento espiritual, es decir, que no sea sobre temas o problemas ya definidos y que no son competencia de una comunidad determinada, como sería el caso de una pregunta sobre la conveniencia de cambiar algo sustantivo del Instituto, del ámbito teológico, o de la disciplina religiosa propia de una Orden. Lo que se pregunta debe estar dentro de los límites de la competencia del Superior competente, que puede ser un sujeto particular o un sujeto colectivo que puede llegar a una decisión final a través de una mayoría derminada por la misma comunidad al comenzar el proceso. También, deben excluirse discusiones de orden puramente ideológico.

Otra condición fundamental en este proceso de discernimiento comunitario es el tiempo. Hay que dar tiempo para que cada participante pueda completar sus informaciones debidamente, y para orar y encomendar ante Dios, en su oración, el problema que se está discerniendo. A veces, el tiempo debe ser indefinido, en la medida en que la comunidad sabe cuándo comienza, pero no cuándo va a estar maduro el proceso para que el superior competente tome la decisión. Este factor tiene relación con lo que san Ignacio señala en la anotación 4ª. sobre el tiempo que toman cada una de las cuatro semanas de los EE:

«Porque como acaece que en la primera semana unos son más tardos para hallar lo que buscan, es a saber, contrición, dolor, lágrimas por sus pecados; asimismo como unos sean más diligentes que otros, y más agitados o probados de diversos espíritus; requiérese algunas veces acortar la semana, y otras veces alargarla, y así en todas las otras semanas siguientes, buscando las cosas según la materia subiecta” (EE 4).

Este criterio debe guiar también la búsqueda comunitaria de la voluntad de Dios en el discernimiento espiritual comunitario; no hay tiempos fijos y predeterminados para alcanzar una gracia; hay que estar abiertos y trabajar diligentemente, pero saber esperar el don que sólo Dios puede ofrecer. También se habla de distintos tiempos en las anotaciones 19 y 20 (EE 19 y 20). Estas anotaciones, traducidas al proceso comunitario, sugieren formas distintas de trabajar, ya sea con una dedicación plena, al que es más desembarazado y que en todo lo possible desea aprovechar… (EE 20), en medio de la vida ordinaria, al que estuviere embarazado en cosas públicas o negocios… (EE 19) o en etapas sucesivas de momentos intensos.

Dentro de la lista de condiciones habrá que añadir también la presencia del superior competente y de alguien que conduzca el proceso en calidad de animador espiritual, permitiendo que cada uno haga sus aportaciones con respeto y dando el verdadero sentido espiritual a la reunión. Esta segunda función podrá ser cumplida por el superior, pero no necesariamente se deben identificar estos servicios. Dentro de las funciones propias del superior, estará el tomar la decisión final, una vez la comunidad haya vivido el proceso de búsqueda comunitaria. También ayudará a crecer en comunicación, creando el ambiente comunitario propicio para la sinceridad y la fraternidad necesaria, que ya hemos señalado más arriba. Unido a lo anterior, es función propia del superior mantener la comunión entre los miembros de toda la comunidad, de éstos con las otras comunidades de la Compañía y con la Iglesia en general.

Sobre las funciones del animador espiritual podríamos señalar, en primer lugar, el observar el proceso espiritual de la comunidad y el de cada uno de los miembros, en la medida en que influyen en el de la comunidad. Ayudará también a clarificar dicho proceso en los momentos de confusión y oscuridad, o en los momentos de euforia y consolación. Para esto puede comentar, en un momento determinado, las reglas de discernimiento ignacianas, de acuerdo a la situación que vive el grupo.

Aquí también se establece un paralelo claro entre el proceso de discernimiento comunitario y los EE. No se puede hacer discernimiento espiritual, ya sea personal o comunitario, sin la confrontación y el acompañamiento de alguien versado en las cosas del Espíritu, que sirva de referencia a la persona o a la comunidad que se empeña en esta clase de ejercicios espirituales. Por ejemplo, si no aparecen diversas mociones, el animador deberá preguntar a la comunidad sobre los ejercicios personales y grupales que están haciendo (Cfr. EE 6); si la comunidad está desolada o tentada o viviendo un momento de mucha consolación, el animador orientará el camino para continuar la búsqueda (Cfr. EE 7, 12, 13 y 14); el animador ayudará a diagnosticar el momento espiritual que vive la comunidad y le ofrecerá la ayuda que necesite (Cfr. EE 9 y 10); en los momentos en los que la comunidad se va acercando a una toma de posición, el animador, o acompañante espiritual del proceso de discernimiento espiritual comunitario, no debe mover a la comunidad hacia ninguna de las opciones, ni inclinarse con su opinión hacia un lado u otro, “mas estando en medio como un peso, dexe inmediate obrar al Criador con la criatura y a la criatura con su Criador y Señor” (EE 15).

El animador espiritual debe pedir a todos los miembros de la comunidad que manifiesten con libertad y claridad, ante los demás, las “varias agitaciones y pensamientos que los varios spíritus” (EE 17) les traen; este será el material más importante de la búsqueda comunitaria de la voluntad de Dios. Pero hay que tener muy presente, también, que el animador no debe “pedir ni saber los propios pensamientos ni pecados” (Ibíd.) de cada uno, ni puede pedir que se manifiesten en el seno de la comunidad. En otros términos, la expresión de la interioridad de cada uno de los participantes no es necesaria para el discernimiento comunitario, ni mucho menos la manifestación del pecado personal.

 Fuente: Jesuitas Latinoamérica