Regresan a Argentina los Jesuitas José Funes SJ y Francisco Gismondi SJ

José Funes sj, y  Francisco Gismondi sj son dos jesuitas cuyas misiones los llevaron al corazón de la Iglesia: han trabajado para el Vaticano. Finalizada su tarea, ambos se disponen a regresar a Argentina y ponerse al servicio allí donde la Provincia Argentino-uruguaya los necesite. Transcribimos aquí las palabras de estos sacerdotes, frente a su inminente partida de Roma y arribo al ‘fin del mundo’.

Por José Funes, S.J

“Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada…”
Queridos compañeros,
Hace veintidós años dejé la Provincia para servir a la Iglesia desde la Specola Vaticana y ahora con entusiasmo me preparo a regresar. Doy gracias a Dios y a la Compañía por los años vividos en la Specola. He aprendido mucho y espero poder poner a disposición de la Provincia y de la Iglesia “del fin del mundo” esta experiencia.
Les pido que me tengan paciencia. Vuelvo un poco “romanizado” y con el castellano “italianizado”. En pocas palabras, hablo y escribo cocoliche y pienso en vaticanese.
Vuelvo con la ilusión de poder contribuir desde la UCC a temas que se relacionan al diálogo entre ciencia y religión. Mi puerta de entrada a la Provincia será el Noviciado desde donde espero conocer a los más jóvenes.
Como dice Teresa Parodi:
“Vamos pal sur Quiero volver Por todo aquello que fue Parte de mi corazón.”
Un abrazo.

Por Francisco Gismondi S.J.

Ciao Roma!

El pasado 21 de septiembre, fiesta de San Mateo, tuve el tradicional almuerzo en el que se realiza la “incuriazione” de los nuevos y la “excuriazione” de los que partimos. En la mesa compartimos con el P. General y el P. McClain, Ecónomo General, los nuevos asistentes PP. Antonio Delfau (CHL), Michael N’Tangu (ACE) y yo. Al comenzar el P. Superior, Joaquín Barrero (ESP), realiza un breve discurso dando la bienvenida a los nuevos y mi despedida.

Comenzó resaltando lo acertado del día ya que nos identificó con San Mateo:

“Desde entonces la economía tiene valor salvífico. Discípulos de aquel San Mateo, son este grupo de compañeros a los que hoy expresamos nuestra gratitud por su trabajo siempre en la sombra, pero al mismo tiempo imprescindible para que el Señor construya o reforme la casa. Nuestra comunidad suma dos y resta uno. El resultado es aparentemente positivo, como es propio de una buena contabilidad. Pero creo que es mejor, o al menos más jesuítico, decir que la comunidad suma dos y resta uno que vale por dos. Y el resultado es cero”.

En estos 8 años mi trabajo consistió en asistir al P. General dando mi opinión sobre asuntos económicos y financieros de las Provincias de habla castellana y asociadas (italiano y portugués), y ser el nexo entre la oficina del Economato General y los administradores Provinciales. Desde 2009 la tarea se extendió a las Provincias de África y Europa (menos Inglaterra, Irlanda, Holanda y Malta). Entre 2008 y 2011 fui también administrador de la DIR (Delegación de las casas Interprovinciales de Roma) y colaboré con las escuelas de Fe y Alegría en Italia. Este último año colabore con el Ministro de la Comunidad en las tareas de economía.

El trabajo ha consistido esencialmente en la lectura de la correspondencia de las Provincias y escribir mis opiniones sobre los asuntos económicos, viajar a las reuniones de administradores Provinciales de Conferencias y Asistencias, y visitar las Provincias que lo solicitaban o los asistentes requerían.

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Me ha tocado realizar unos 78 viajes – 286 vuelos – 1.043 horas de vuelo – 789.089 km (casi 20 vueltas a la tierra), que hice y, en los que visité 40 Provincias/Regiones, 39 países de África, América Latina y Europa.

En estos años he aprendido mucho de la Compañía y he visto muchos cambios en las distintas administraciones, aunque también algunas dificultades para lograr vivir más plenamente nuestra pobreza optimizando nuestros recursos.

Doy gracias a Dios por esta gran experiencia, aprendiendo tanto de la diversidad y la riqueza cultural de la Compañía. En estos momentos estoy descansando y estudiando inglés en Galway, Irlanda a la espera de Noviembre cuando iré a Manresa, España al curso de espiritualidad para ‘descubrir la clave para ver todas las cosas nuevas’ y prepararme para el nuevo destino que me espera a mi regreso a la Provincia en el próximo enero.

Arrivederci Roma!

Silencio

Por Jesús Andrés Vela SJ

Día tras día, en medio de las horas de trabajo, tomo personalmente un tiempo para el silencio. Todos y todas podemos tomar este rato al comenzar la mañana o al caer de la tarde para encontrarnos en una hondura que no conoce fondo; donde se acallan las angustias de salud, el estrés del trabajo, las urgencias de la razón, la rabia de la política, el dolor abrumador de la injusticia, las demandas del hogar y la terquedad de las pasiones. Allí encuentran serenidad la verdad innegable de nuestra fragilidad y la perplejidad de nuestras noches del alma; y allí es posible sentir el renacer sorpresivo de la esperanza.

En la crisis espiritual de Colombia, que tan crudamente ha puesto en evidencia nuestros límites, este alto en el silencio nos permitirá encontrarnos.

Alfonso Llano Escobar, mi compañero jesuita, llamó a este momento ‘Un alto en el camino’, y a ello invitaba en su columna en este periódico, leída por miles de personas.

La experiencia buscada, reiterada cada día de este alto de silencio, nos permite unirnos en un abrazo sin condiciones con el fondo más radical de todos los demás. Gandhi dedicaba todos los días una hora a esta vivencia de la hondura sin límites, para llenarse de compasión cordial hacia quienes lo perseguían y de sabiduría serena ante quienes lo atacaban.

Para los creyentes, que tenemos la gracia de la fe, la práctica de este silencio nos permite estar a la escucha del misterio de amor que nos constituye, gratuitamente, en la persona que somos en medio de la historia y de la inmensidad del universo. Misterio de amor que nos vincula con todos los seres del mundo y con todas las mujeres y los hombres, en un desafío a nuestra libertad para reconocernos, respetarnos y apoyarnos; para impulsarnos al amor serio de unos a otros sin consideraciones de clase social, nacionalidad o credo religioso.

Confieso que no me es fácil, al referirme a este amor, utilizar la palabra ‘Dios’, porque ha sido muchas veces vaciada de significado y manipulada. Y, sin embargo, los creyentes experimentamos en lo profundo del silencio el acontecimiento del misterio impredecible, densamente presente y absolutamente distinto de nosotros mismos, que nos acepta y nos afirma, nos mueve al bien, a la justicia y a la paz, nos hace plenos y nos desborda; y al que San Agustín llamaba intimior intimo meo, lo más íntimo de mi propia intimidad.

Por eso, ante las dificultades de la vida, ante las preguntas sin respuesta y ante la magnitud de las luchas que enfrentamos, solemos decir entre nosotros que “la salida es hacia adentro”.

Jesús pasaba las noches en este silencio en la montaña, para abandonarse a la intimidad trascendente del misterio en él mismo, y vivir la identificación de su ser con el amor eficaz, libre, audaz, que se manifestaba en todas sus acciones; y llamaba a sus discípulos a dejar que en el silencio aconteciera en ellos este Espíritu que les inspiraría lo que tenían que decir y obrar en medio de las incertidumbres, las contradicciones y las persecuciones.

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En las encrucijadas del conflicto armado, que nos han distanciado y oscurecido, esta experiencia del silencio, a la que todos y todas podemos acceder, nos permitiría compartir una misma profundidad común entre víctimas, militares, guerrilleros, paramilitares y políticos, luchadores sociales y académicos, periodistas, afros, campesinos e indígenas, jóvenes o adultos. Allí nos espera la sinceridad radical, donde emergen las claridades innegables y donde es imposible excluir a nadie.

En la crisis espiritual de Colombia, que tan crudamente ha puesto en evidencia nuestros límites, este alto en el silencio nos permitirá encontrarnos, desnudos de ideologías, de poder y de justificaciones, desprovistos de armas y de odios, para experimentar el destino común que compartimos como seres humanos y entender por qué la vida se nos dio aquí y ahora, para una tarea que solo podemos realizar nosotros, distintos, inevitablemente juntos.

Jesuitas Colombia

La arquitectura como producción social – Doctorado Honoris Causa a Víctor Pelli

Prensa UCC

El 14 de octubre la UCC distinguió al arquitecto Víctor Saúl Pelli con el Doctorado Honoris Causa por su reconocimiento como referente en la producción académica y transferencia de conocimientos vinculados a la producción social del hábitat. En este marco, participó también de un intercambio abierto entre alumnos y docentes en la Facultad de Arquitectura, en el que se expuso sobre la formación universitaria frente a los nuevos desafíos urbanos y habitacionales.

Pelli se ha desempeñado como investigador principal del CONICET desde la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste. Ha ejercido la docencia de grado y posgrado en universidades del país y del extranjero y ha dirigido proyectos experimentales de soluciones habitacionales innovadoras. Es autor de números artículos de referencia sobre temáticas habitacionales y su producción ha sido premiada tanto por entidades nacionales como internacionales.

¿Por qué eligió la arquitectura como profesión y vocación? Aparte de su hermano, ¿hay más arquitectos en la familia?

– Bueno, son dos preguntas. Respondiendo a la primera, elegí arquitectura porque en Tucumán, en los años cuarenta, era la única carrera universitaria en la que enseñaban a crear: En arquitectura se aprende creando, desde el primer día. Todavía no tenía decidido un destino profesional concreto, pero sí me importaba que fuera una actividad creativa. Después elegiría. Y después elegí, no sin darme algunas vueltas por otras actividades. Y con respecto a la segunda pregunta: sí, hay más arquitectos en la familia: Rafael, hijo de César Pelli; Margarita y María Bernabela, dos de mis tres hijas.

Sabemos que usted ha dedicado su carrera al desarrollo de la vivienda social. ¿Cuál sería la visión social de la arquitectura y su relación con la pobreza?

– En la situación de pobreza, como se da en la Argentina de la segunda mitad del siglo XX y este comienzo de siglo XXI, hay un fuerte componente de exclusión. El nivel de pobreza del que estamos hablando, en su mayor parte no es la pobreza del obrero explotado, de la que mucho se ocupó la literatura socio-política europea, sino la pobreza del hombre sin trabajo alguno (a veces por varias generaciones) y librado a su suerte. Es más un excluido que un explotado. Esto no significa que no haya situaciones de explotación sobre los obreros, pero la situación de total exclusión es considerablemente mayor. La gente en estas condiciones carece totalmente de recursos para acceder, por sus propios medios, a la solución de sus necesidades en general y de las habitacionales en particular. Esto requiere estrategias especiales por parte de las instituciones. El planteo que yo cultivo se orienta al trabajo intersectorial y concertado. Esto es un trabajo en el que actúan en un nivel de paridad todos los sectores involucrados: habitantes con derecho a introducir sus criterios y sus intereses, técnicos de una gran diversidad de profesiones, municipio, Estado, etcétera, compartiendo todas las decisiones y responsabilidades del planteo, de la gestión y de la ejecución de un proceso. El arquitecto allí no es el autor de la solución habitacional, si entendemos que la real solución de vivienda es algo mucho más complejo que el edificio o casa. Visto de esta manera, el arquitecto pone su oficio y las herramientas de su profesión al servicio de la elaboración de una solución conjunta y concertada entre todos esos actores.

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¿Cuál es la relación entre arquitectura y sociedad? ¿Cómo se da hoy en Argentina y Latinoamérica?

– La arquitectura como profesión es una de las que hoy reconoce la sociedad occidental como parte de sus recursos humanos capacitados para resolver sus problemas y demandas, como abogados, médicos, ingenieros, etcétera. La arquitectura como producción social es obra construida que entra en diálogo con todo el mundo de valores intangibles que cultiva una determinada sociedad. En Argentina y en Latinoamérica la arquitectura se da de la misma manera que otros productos sociales: en fuerte tensión entre el esfuerzo de estar atento a las innovaciones producidas por la cultura de los países centrales, y al mismo tiempo responder a las demandas y solicitaciones propias de la situación histórica, social y económica de nuestras sociedades latinoamericanas, que requieren el esfuerzo de generar modelos propios. Cada arquitecto tiene una ubicación en relación a esa tensión.

 Sabemos que la mejora del hábitat contribuye al desarrollo humano, ¿qué significa para usted una mejora del hábitat?

– Lo de mejora está muy ligado a una escala de valores y de prioridades, lo que hace que desde un punto de vista, cultivado por un sector de la sociedad, una obra sea una mejora, y que desde otro punto de vista, la misma obra sea un retroceso o un daño. Siempre, cualquier cambio en la conformación del hábitat da origen a una latente o manifiesta puja político-social.

Aparte de ejercer su profesión, usted es docente. ¿Cómo ve la enseñanza de la arquitectura en nuestro país?

– Hay muchas carreras de arquitectura en Argentina. Pero uno pensaría que puede considerarse que la enseñanza es, en general, buena, a la vista de la calidad de las obras producidas por arquitectos de todo el país.

¿Existe un enfoque específico o una especialidad que apunte a la importancia social de la arquitectura?

Toda la arquitectura tiene importancia social. Es un componente del intercambio y de la elaboración colectiva. A veces tiene importancia como logro y como avance; otras veces tiene importancia como error y como obstáculo para el avance, o como un directo retroceso; esto también es importante.

¿Qué significa para usted la entrega del Doctorado Honoris Causa que recibirá por parte de la UCC?

– Un generoso testimonio del valor que la institución asigna a mi trayectoria laboral y académica. Y esto representa un refuerzo y un aval para la labor que he venido desarrollando. Y también es, directamente, una gran satisfacción.

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El Apostolado de la Oración de Paraguay tiene nuevo director

El pasado viernes se realizó una Misa de Acción de Gracias en el Templo Cristo Rey de Asunción en la que el Padre Javier Rojas asumió como nuevo director del Apostolado de la Oración de Paraguay, en reemplazo del P. José Escobar, quien por más de 19 años estuvo como encargado.

La celebración estuvo cargada de emociones y contó con la participación del P. Alberto Luna (Provincial de los Jesuitas del Paraguay), miembros de la AO, la Hna Ada Romero (Asesora Nacional del MEJ), P. Máximo Mendoza (Asistente Nacional del AO Paraguay) y varios compañeros jesuitas.

Mediante una carta de fecha 28 de agosto, el P. General de la Compañía de Jesús, P. Adolfo Nicolás, agradeció al P. José Escobar por la misión que realizó durante casi dos décadas “para desarrollar el Apostolado de la Oración, particularmente al servicio de la gente más pobre”. A través de ese mismo escrito amplió la misión del P. Javier Rojas, director del AO de la Provincia de Argentina y Uruguay, quien a partir de hoy también es director de la AO de Paraguay.

“Su servicio en el Apostolado de la Oración debe reflejarse en el deseo ignaciano que los jesuitas somos, antes que nada, servidores de la iglesia local y universal” versa la carta de fecha 25 de setiembre, enviada por el P. General al P. Javier Rojas, en el que le instó además a “poner todo su corazón es esta misión”.

Mi Experiencia de Misión – Misión San Francisco Javier

Por Agustín Ignacio Otero – San Miguel

La Misión San Francisco Javier es una experiencia difícil de explicar. Lo difícil es poner en palabras lo que uno siente dentro de la misión.

Igual voy a tratar.

Yo iba a la misión Mercedes con muchas dudas, no estaba seguro de cómo, no conocía a nadie, y a los que iban conmigo de San Miguel los conocía muy poco. Por más dudas e inseguridades que tenía, nunca puse en duda si iba a ir o no. Tenía muchas ganas.

Caí un poco en paracaídas: una amiga me había comentado del año anterior que había ido ella, y ahí me puse a averiguar cómo ir, ya que yo no era parte de la Red Juvenil Ignaciana. Una vez en Mercedes, todos me recibieron increíble. Aunque no conocía mucho a nadie, nunca me sentí ni solo, ni excluido.

El pueblo en el que me tocó misionar, Sacachispas, es un pueblito rural, con gente que ya esperaba a los misioneros todo el año. Yo era una cara nueva en el pueblo pero me recibieron con los brazos tan abiertos como a los misioneros que ya habían ido. Allí, estábamos rodeados de la naturaleza. Eso a mí me encantó: las estrellas a la noche, el sol a la mañana, las diferentes combinaciones de paisajes y animales, eran cosas que me movían en el momento de la oración, cosas que me ayudaban, sin darme cuenta, a admirar más a Dios en el Milagro de la creación.

Era un grupito chico de misioneros: 12 en total. Entre nosotros cocinábamos, comíamos, misionábamos, rezábamos, armábamos los talleres, tocábamos la guitarra y una infinidad de cosas más que tardaría mucho en escribir. Nos hicimos muy cercanos entre los 12, una unión que me traje para acá, para Buenos Aires, amigos que, si bien no nos podemos ver tan seguido, son amigos en Jesús, amigos de los buenos. Uno no va a las misiones a buscar amigos, pero qué lindo que es cuando Jesús pone en tu camino gente increíble que querés conservar en tu vida.

Me costó mucho despedirme de todo, del pueblo, de mis compañeros de misión, de la misión misma. Me fui con las pilas cargadas para encarar un año más de rutina. Me fui también con una determinación de volver enorme, casi grabada en mí con una fibra indeleble. Cada vez que me acuerdo de la misión, que miro las fotos o los videos, me viene este sentimiento de felicidad. Seguro los que fueron a la misión me entienden de lo que hablo… cuento los días para volver.

La Misión Mercedes es sin duda una experiencia de las que no se viven muy seguido, una experiencia única, que a mí me sirvió, aprendí de todo, me acerqué a Dios y la pasé genial. No queda más que decir gracias, primero a Dios que me dio la oportunidad de vivir esto, y segundo a todos los que organizan la misión, porque el nivel de organización y logística es impecable.

Estas palabras no alcanzan para contar todo lo que uno vive y siente, pero a grandes rasgos así me sentí yo: un pibe que llegó medio de improvisto a la misión, y se fue sintiéndose parte de una gran familia.

“Hoy es tiempo de misericordia”, dijo el Papa en la clausura del Sínodo

Fuente: AICA

El papa Francisco clausuró, este domingo 25 de octubre, el Sínodo de la Familia que desde el pasado 4 de octubre reflexionó sobre “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.

Con una solemne misa en la Basílica de San Pedro, ante la presencia de los padres sinodales, el Pontífice recordó en su homilía -comentando las lecturas y el Evangelio de la liturgia del día-, la necesidad de hacer como Jesús, que se inclina hacia el necesitado, evitando construirnos un mundo como nos gustaría a nosotros, el cual excluye a las personas heridas.

El Pontífice señaló que el pasaje del Evangelio “nos presentan la compasión de Dios, su paternidad, que se revela definitivamente en Jesús” y señaló que “sólo el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para afrontar las situaciones más graves”. Además advirtió del riesgo de caer en una “espiritualidad del espejismo” y en la tentación de una “fe que sigue un programa”.

Finalmente el Santo Padre agradeció a los padres sinodales “por el camino que hemos compartido con la mirada fija en el Señor y los hermanos, en la búsqueda de senderos que el Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la familia”.

Reflexión del Evangelio, Domingo 25 de octubre

Por Rafael Stratta SJ

El evangelio de este domingo presenta una escena muy viva y llena de movimiento. Creo que la contemplación de un pasaje como estos puede despertar los sentidos en muchas formas y direcciones diferentes y sugerentes. Pero en este momento, me quiero centrar en una de las actitudes del ciego que me despierta curiosidad: ¿por qué sólo grita desde el costado del camino cuando hubiera podido levantarse antes para llegar a Jesús? Y la palabra que me sale como respuesta es la Iglesia, la comunidad. Creo que la sanación del ciego de hoy es un milagro de Jesús que se da en la Iglesia, por la Iglesia y a pesar de la Iglesia.

Empecemos de atrás para adelante: digo que el ciego se cura a pesar de la Iglesia porque en su búsqueda de ser reconocido y escuchado por Jesús, todo su entorno –su comunidad- no hace más que callarlo. Dice el evangelio que lo “reprendían”, probablemente para no molestar al Maestro. Pero por suerte nuestro Bartimeo era un inconformista y no se queda en el molde, grita más fuerte a pesar de que todos le chisten shhhh… Y sí, hay realidades que como Iglesia preferimos no mirar, o nos cuesta asumir porque nos molestan, nos desencajan, no terminamos de entenderlas y nos cuesta reaccionar: los más más pobres frente a nuestro estilo de vida cómodo, los profetas políticos y sociales a quienes tildamos enseguida de zurdos o gorilas sin filtrar lo que hay de razón en su mensaje, los divorciados, los homosexuales… y la lista es larga.

Pero el evangelio no se queda ahí, en el a pesar de, porque gracias a los gritos de Bartimeo y el pedido de Jesús –“llámenlo”- la comunidad reacciona y la curación se da por la Iglesia. El ciego no se levanta sino hasta que otros lo animan y le dicen que el Maestro lo llama. Imagino que entre toda la multitud se habrá armado una especie de pasillo de gente expectante que le da lugar al ciego para que pueda acercarse a Jesús, de quien tanto esperaba. Y se da el milagro: por la Iglesia el ciego puede escuchar la pregunta del Maestro y expresar su deseo –“que yo pueda ver”. Como comunidad, como Iglesia, no podemos descuidar nuestra conexión con Jesús y el evangelio, él va señalando esas realidades que no queremos escuchar y nos mueve a que tengamos la misma compasión que él muestra, a que se nos muevan las tripas y nos pongamos en acción. Esta es la verdadera dimensión mística de la Iglesia: contacto con Jesús para conmovernos con él y como él y ponernos en acción.

Y finalmente decimos que el milagro de curación se da en la Iglesia. Lo que lo salva al ciego no es una magia espectacular al estilo David Copperfield, sino que lo cura nada más ni nada menos que su propia fe. Pero es una fe genuina: fe que no se puede callar, fe que es generada, alimentada y provocada por Jesús con su pregunta, y fe que tiene que haber sido transmitida por alguien. Si los otros, la comunidad, la Iglesia no le hubieran contado sobre este tal Jesús, Bartimeo hubiera seguido sumergido en su tiniebla, ni se hubiera enterado. Pero había escuchado sobre él, en la Iglesia nos vamos enterando de esta gracia que es el Dios hecho hombre. Y la vida del ciego-sanado sigue en la Iglesia: apenas vio, dice el texto, “lo siguió por el camino”. En la Iglesia, en la comunidad está el camino de seguimiento a Jesús, otros nos van acercando a él, nos van mostrando modos de atender las realidades más marginadas, de encarnar el evangelio, de compadecernos y tener misericordia. Miremos alrededor y descubramos cuántos sanados por misericordia van siguiendo a Jesús en el camino. Y miremos cómo Jesús nos ha sanado a nosotros mismos y qué hemos hecho con este regalo de misericordia.

A raíz de todo esto, me gustaría mencionar dos hechos de Iglesia que marcan este fin de semana: el viernes 23 se cumplieron diez años de la canonización de San Alberto Hurtado. Ciertamente es un apóstol que ha servido en la Iglesia, por la Iglesia y a pesar de la Iglesia. Ha sabido prestar no sólo su oído sino también su vida por las realidades menos deseadas de su ciudad (los más pobres) y nos señaló a muchísimos otros y otras dónde está la gente que grita para acercarse a Jesús porque quieren ser sanados desde lo profundo de su corazón. Él es una gran ayuda para entender este evangelio, porque no siempre tuvo todo clarísimo y también tuvo que ser sanado de su ceguera.

El segundo evento de este fin de semana es la finalización del Sínodo de la Familia. Una reunión como esta se suscita desde las cuestiones abiertas y muchas veces heridas de nuestro mundo, en este caso, de la familia. Aquí hay una buena intención para que pidamos como comunidad y como Iglesia: no ser sordos a los que gritan al costado del camino y, como familia, conmovernos y acercarlos a Jesús para que él nos enseñe cómo tratarlos, cómo caminar junto a ellos en la Iglesia, cómo aprender a ser discípulos sirviéndonos unos a otros.

Que Dios nos de la gracia de ver y de ser Iglesia y comunidad que lo siga por el camino.

 

PROGRAMA COMPARTE: Una Fe que se hace justicia

cpalsj.org

En la misión de hacer realidad una Fe que se hace justicia y reconciliación entre los seres humanos, la creación y el Creador, catorce Centros Sociales de América Latina se desarrolla el PROGRAMA COMPARTE que tiene por objetivo la construcción de propuestas alternativas en el ámbito económico productivo a niveles territoriales cada vez más amplios, a través de la generación de conocimiento y de reflexión sobre la experiencia de producción, transformación y comercialización de las asociaciones de pequeños productores con los que se trabaja, para llegar a establecer verdaderas empresas sociales.

Tratase de una “comunidad de aprendizaje y acción”; un esfuerzo colectivo por construir alternativas escalables de desarrollo socioeconómico de impacto territorial que quiere hacer concreta la preocupación por la justicia que nace de la Fe.

El COMPARTE tiene una dimensión práctica que le es esencial: queremos pasar de la reflexión y el discurso sobre desarrollo alternativo (rasgos del mismo y modelo de capacidades) y sobre metodologías de trabajo (metodología de desarrollo económico-productivo de alcance territorial) a la implementación y articulación de experiencias concretas que partiendo de lo local y regional integren múltiples actores (productores, asesores, sector público y privado, universidades, y otros) en la construcción de otra economía en la que todos ponen y todos ganan: una alternativa viable y sostenible al desarrollo que excluye multitudes, que devora la naturaleza y termina deshumanizando nuestra manera de ser y de estar en el mundo.

Algunas de las noticias regulares sobre los sitios donde desarollamos nuestras actividades tratan sobre:

• los trabajos de nuestro Secretario Ejecutivo, Álvaro Idárraga, en NITLAPAN (Nicaragua), SERJUS (Guatemala)y CEDIAC (México)

• los adelantos de otros centros en la definición de regiones y sistemas productivos a trabajar (CEPAG, CINEP, Hogar de Cristo, CIPCA, SUYUSAMA, IMCA)

• los trabajos de preparación del material para la apropiación del MAPA de CAPACIDADES

• las oportunidades de formación y capacitación en que estamos trabajando con la IBERO de Puebla y con el Instituto de Estudios Cooperativos LANKI (España)

• los avances realizados en la línea de COMERCIALIZACIÓN de Café tanto en México como en Colombia

• y algunas otras noticias varias sobre la COMUNIDAD COMPARTE como participaciones en encuentros internacionales, becas que nos benefician y próximos eventos.

“El Padre Hurtado veía a Dios en el mundo”

Andrés Mardones, periodista – Publicado en Jesuitas Chile

A diez años de la canonización del Padre Hurtado, conversamos con el sacerdote jesuita Francisco Jiménez acerca de uno de los aspectos menos conocidos del santo chileno: su espiritualidad. ¿Cómo ese rasgo de su personalidad nos interpela hoy?

En octubre celebramos diez años de la canonización de Alberto Hurtado por el papa Benedicto XVI. Del santo jesuita conocemos mucho de sus obras y de su trabajo diario, de sus acciones en favor de los más necesitados de nuestro país. Pero es menos lo que sabemos de su espiritualidad, de su vida interior. El padre Francisco Jiménez, estudioso de la vida y obra del Padre Hurtado, nos da algunas pistas sobre este aspecto de su personalidad.

¿Cómo se fue forjando la vida interior del Padre Hurtado?

No tenemos tanta información de su vida interior. No dejó un diario o escritos estrictamente personales. Contamos con alrededor de diez mil manuscritos del Padre Hurtado, pero la mayoría son prédicas, cartas, documentos de preparación de conferencias, charlas, libros… desde ahí podemos ir desmenuzando su modo de vivir la fe. Dicho eso, pienso que lo principal es que la espiritualidad ignaciana lo marcó profundamente, muy fuertemente, desde niño. Fue muy jesuita, muy hijo de san Ignacio. Lo que se nota en varios aspectos. El primero es su inclinación por la acción. El Padre Hurtado, desde joven, fue una persona de acción, de hacer cosas. De hecho, al final de sus años en el colegio, estaba metido en las Congregaciones Marianas, escribía artículos, participaba en patronatos. Y después, en la universidad, ese aspecto se fue ampliando: participó en política, fue un hombre de decisiones. Y, segundo, diría que era muy conectado espiritualmente. Su relación con el Señor fue, aparentemente, muy fluida. En medio de su actividad vertiginosa, siempre dejaba tiempo para dar Ejercicios y para acompañar espiritualmente. Tiene un escrito muy bonito que se llama “Siempre en contacto con Dios”, en el cual dice que está demandado por cientos de actividades, trabajos, cosas en las que tenía que decir que sí, cuando quería decir que no, pero —expresa— “en un momento miro hacia arriba y salgo hacia Dios”. En ese sentido, el Padre Hurtado era profundamente religioso. Tenía una espiritualidad muy integrada. De hecho, vincula muy bien fe y justicia, incluso antes de que nos lo formuláramos como Compañía en 1975. Él siente muy fuertemente que lo que lo llama a la acción tiene que ver con su relación con Dios, con la fe en Jesucristo.

CONECTADO CON LA REALIDAD

Las acciones ético-sociales en el Padre Hurtado están estrechamente vinculadas a lo espiritual… se habla de un “místico social”.

Exactamente. Esa vinculación espiritual con lo social es muy potente.

…Siendo Cristo la figura central en su vida, el motor que activaba su dinamismo en el diario vivir.

Es la experiencia de ver a Cristo en el otro. De ver a Cristo sufriendo, de verlo en el marginado. Eso es muy fuerte en el Padre Hurtado.

Uno de los aspectos espirituales que me más conmueve de él tiene que ver con la lectura del Espíritu Santo. Estaba muy conectado con la realidad. Conocía lo que estaba pasando en política, lo que ocurría en Europa, lo que sucedía en la guerra, y predicaba mucho sobre eso. Era capaz de sintonizar con la cultura para rescatar lo que Dios estaba haciendo en ella. En eso fue bien precursor. En un país lejano, estuvo muy en sintonía con lo que acontecía en el mundo, en la Iglesia, en los cambios sociales. Que se haya metido en los sindicatos, fue un hecho revolucionario. Que un cura se involucrara en un mundo tan secular y tan contrario a las fuerzas católicas de la época… Sólo pensemos en que los sindicatos estaban dominados por los comunistas. Entonces, se lo trató de comunista, porque no tenía miedo de decir que éstos tenían razón, no en lo político sino en el hecho de estar con el pobre, con la masa trabajadora. Sentía que la Iglesia se estaba alejando de la masa trabajadora. Tuvo una lectura de la historia muy aguda y profunda.

¿Ese dinamismo social lo adquirió siendo religioso, o viene de antes?

En ese dinamismo social fue clave su madre. Una mujer que no se echó a morir tras la muerte de su marido. Ella, a pesar de tener muchas apreturas económicas, siempre tuvo una vocación social: llevó a Alberto a los patronatos, a trabajar con los franciscanos en las periferias de la ciudad. El segundo actor clave que lo marcó fue el colegio. En ese tiempo la mayoría de las clases las impartían jesuitas. Y tuvo insignes profesores, como Fernando Vives y Fernández Pradel, que fueron muy cercanos a él y lo marcaron en lo social. Y tuvo también compañeros notables: Manuel Larraín y el hermano de santa Teresa de los Andes, son dos de ellos. Vivió en un ambiente propicio para desplegar su personalidad.

SU RELACIÓN CON DIOS

En un libro el P. Álvaro Lavín habla de la “espiritualidad general y básica” del Padre Hurtado, y luego habla de “la práctica personal” de esa espiritualidad en el propio Padre Hurtado. ¿De qué se trata eso?

El Padre Hurtado rompió un cierto modelo de práctica espiritual en la época. La Compañía venía de la supresión, y estaba más bien asustada. En el siglo XIX, ya restaurada, se dedicó principalmente a la educación, a las misiones, a los Ejercicios, a las clases, y no mucho más. Se volvió cuidadosa, defensora del Papa y de la estructura de la Iglesia frente a la secularización. Eso, de cierta manera, la transformó en una “Orden monacal”. La vida jesuita se hizo más reglada, con oraciones comunitarias, con almuerzos en horarios exactos. Y el Padre Hurtado rompió con mucho de ello. Su vida espiritual ocurría en la acción. Estaba siempre muy ocupado. Y fue muy criticado por los jesuitas españoles que residían en Chile esos años. Hay varios informes de la Consulta en los que se dice que él era mala influencia para los otros jesuitas, porque no rezaba en coro, porque no llegaba a las comidas, porque no se sabía dónde estaba, porque “se mandaba solo”. Iba un poco contracorriente, pero recuperando lo más propio de Ignacio, que era justamente una vida espiritual, con silencio y oración, pero sobre todo siendo capaz de ver a Dios en el mundo.

¿Cuál es la imagen de Dios para el Padre Hurtado?

Él creía en un Dios que trabaja en el mundo. Elaboró mucho una doctrina que estaba en boga: la de Cristo Rey. La de un Dios que se encarna en la realidad fuertemente. El Cristo Rey es Aquél que interviene, actúa y vence en la realidad, muy diferente a la imagen que se tenía hasta entonces, cuando se creía más en un Cristo paciente, humilde, abnegado, centrado en la obediencia y la resignación. El Padre Hurtado promovía al Cristo Rey, un Cristo en la acción, un Cristo transformador, que no se deja vencer por los condicionamientos sociales ni históricos.

¿Y cómo se conectaba con Dios?

Valoraba en extremo su sacerdocio. La acción litúrgica, sacramental, fue muy importante para él. Hay varios escritos sobre eso. “Mi vida es una misa prolongada”; esa frase realmente resume cómo lo vivía. Dedicaba mucho tiempo a funerales, matrimonios… era muy sacerdote. Su espiritualidad se conectaba con eso. De hecho, pensaba que la solución para los problemas de la Iglesia era que hubiera más sacerdotes, porque creía que éstos tenían mucha influencia en la sociedad, y que había que potenciar y ocupar esa influencia. Sentía una conexión con Dios desde la mediación, un Dios que trabaja y que usa instrumentos para trabajar, y él se consideraba un instrumento privilegiado.

¿Cómo se ve actualizada la espiritualidad del Padre Hurtado en la Iglesia?

Se ve, sobre todo, en lo social, sin duda. Y en dos sentidos: Primero, en el llamado que hace el Papa hoy, de salir, de ser una Iglesia en salida, porque el Padre Hurtado fue muy en salida. Que lo social sea el eje de la Iglesia, es decir, una preocupación por el mundo, más que una preocupación por cuidarse a sí mismo, o por aumentar el número de fieles… Y, luego, algo que me hace sentido respecto de esto en el Padre Hurtado, es la vinculación entre fe y justicia. Algo que hoy no es tan fácil de unir. En su época era más simple porque la cultura era más católica. Actualmente es distinto. Se puede hacer trabajo social y no encontrarle ningún fin trascendente, o puedo dedicarme a lo netamente espiritual sin necesidad de unirlo con lo social. Pienso que esa vinculación que transmite el Padre Hurtado es muy sana para la Iglesia; que lo social transmita a Dios y que lo de Dios transmita que somos sociales por esencia.

TEDx UCC. Ideas de ciencia y conciencia

Prensa UCC

La gran mayoría de los asistentes fueron jóvenes, como sus organizadores. Paula y Santiago, dos de ellos, fueron los encargados de conducir el evento y presentar a los oradores que intentaron compartir, inspirar y provocar a un amplio auditorio…

Se trató del primer TEDx universitario de Córdoba y del primer TEDx de la Universidad Católica de Córdoba. El miércoles 7 de octubre nuestro Auditorio Diego de Torres sj. fue sede de esta iniciativa llevada a cabo por alumnos de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, que luego de un año de arduo trabajo lograron su objetivo.

Y es que si la consigna era “mostrar ideas que valgan la pena difundir”, el objetivo fue cumplido. Los perfiles de los expositores permitieron explorar entre diversas disciplinas, conocer distintas experiencias, conjugar lo académico, lo religioso, lo empresarial y hasta el humor para brindar múltiples interesantes y entretenidas exposiciones.

La primera en exponer fue la investigadora Alejandra Martinez (UCC-Conicet) que a partir del título «Lo que los medios de comunicación me dejaron acerca de la felicidad» habló sobre la percepción errada de la felicidad y cómo los medios de comunicación mantienen los estereotipos como el de la muñeca Barbie, a partir del cual seguimos aceptando como sociedad un modelo de mujer que no puede valerse por sí misma.

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Después fue el turno del rabino Marcelo Polakoff que afirmó que el silencio genera violencia y que sin vocación no hay posibilidad de encuentro, y para graficarlo contó la siguiente anécdota: Años atrás fue a almorzar con el Papa y durante ese viaje visitó un museo en el que pudo ver una bula papal de más de 500 años que prohibía las relaciones de católicos con judíos. Al cabo de unas horas, él, un rabino judío almorzaba con el Papa.

Luego se hizo lugar a un espacio para el humor en el que José María Flores, miembro de Los Pelafustanes, explicó la importancia de la improvisación. La caracterizó como un arte colectivo a partir del cual se genera dependencia e hizo reir al público con su actuación.

Mario Barra, por su parte, se presentó como un empresario preocupado por la educación y expuso sobre el rol de los empresarios en esta materia. Uno de los fundadores y actual presidente de Vates SA compartió datos no muy alentadores sobre la situación de la argentina en materia de educación y contó sobre la Fundación Córdoba Mejora, espacio que creó con el objetivo de capacitar a directores de escuelas e implementar programas para mejorar la calidad educativa.

Vincular para innovar fue el quinto título de la jornada. El ingeniero Santiago Luque, de la empresa Coca Cola, contó su experiencia y resaltó la importancia de generar lazos y compartir ideas. Desmistificó la idea de los genios solitarios subrayando que la capacidad de riqueza se encuentra en la diversidad de contactos.

Siguieron dos ex alumnas de nuestra Universidad que compartieron un concepto tentador: generar espacios de trabajo en en los que seamos felices. Melisa Díaz Acuña y Candelaria Simon, socias en su consultora de recursos humanos, plantearon un cambio de enfoque a partir del cual la felicidad sea el eje y el dinero sea el resultado, y que sea un derecho y no un privilegio. De esta manera estipularon que ser exitoso no asegura la felicidad pero que la felicidad da más posibilidades de éxito.

Otro par de emprendedores contaron su experiencia: Gonzalo Olmedo y Mariano Saenz describieron, por momentos de manera cómica, su carrera hacia el emprendedurismo. Confesaron que tenían una idea distorsionada de lo que era ser empresarios y que hoy los valores que los mueven son elegir el bien y la ética, elegir por una empresa rica antes de ser empresarios ricos, y que emprender con la visión de contribuir es la única manera de generar cambios para un mundo mejor.

Cerró este primer bloque Ignacio Patrito, estudiante de Ciencia Política y fundador de la Asociación Juvenil Cóndor. Ante la pregunta de porqué no hacemos nada ante los problemas de nuestro país, aún sabiendo cuáles son las soluciones que tienen que ver con los valores, culpó al 15% de la población de no hacer nada, los jóvenes. Desmintió que los jóvenes sean el futuro del país porque en realidad son el presente y los instó a salir de la comodidad para actuar. Cerró con la frase “El reto de los jóvenes del siglo XXI no es cambiar el mundo. Es querer cambiarlo”.

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Luego del almuerzo expusieron Aníbal Panzeyra Garrido (Pumas), Shirli Goldberg y Ezequiel Listoffsky (“CómoComo” plataforma online de nutrición), Santiago Goldsmith (Estudiante de Arquitectura – Arquitectura inclusiva), Cristina Etchegory (UCC), Victoria Revol (Estudiante de Derecho – Emprendedora) y Florencia Aimar (“Enseñá por Argentina” / Global Shaper Córdoba).

Empresarios, estudiantes, humoristas, religiosos, investigadores, deportistas, profesionales. Perfiles muy variados y distintas experiencias pero con un denominador común: Todas las exposiciones, junto con las internacionales que se proyectaron entre oradores –de las cuales vale destacar un exquisito despliegue sobre el envejecimiento de Isabel Allende – apuntan a un mismo lugar. Inspirar con ideas. Ideas que vale la pena escuchar y compartir. Ideas para innovar, emprender y ser felíz.