#Memoria2021 – Ignacio: fragilidad, espiritualidad y santidad

El Aula de espiritualidad Pedro Fabro, organizada por la Facultad de Teología de Comillas, acogió, dentro del ciclo «Fragilidad, espiritualidad y santidad», la segunda sesión «Enfermedad, fragilidad y espiritualidad en Ignacio de Loyola. Herida y conversión». La conferencia estuvo a cargo de Eduard López Hortelano, SJ, especialista en espiritualidad ignaciana. 

En el contexto del Año Ignaciano, que conmemora los 500 años de la conversión del fundador de la Compañía de Jesús, López Hortelano definió la herida como «una ventana al mundo a través de la carne» que provoca transformación, apertura y conversión. Habló asimismo de la significación particular de esta herida del santo donostiarra y de cómo, desde el aquí y ahora, puede ayudarnos a nosotros a sostener nuestra vida. 

Accedé a la Conferencia aquí: Herida y conversión

 

#Memoria2021 – La vulnerabilidad a los ojos de Ignacio

Reflexión de Tiziano Ferraroni SJ sobre la importancia de la vulnerabilidad para San Ignacio y en la fundación de la Compañía de Jesús. Considera que la aceptación de la vulnerabilidad, innata a la humanidad, supone un reto importante para la sociedad contemporánea.

¿Y si pidiéramos a Ignacio de Loyola que nos ofreciera una palabra de consuelo, un consejo, a nosotros, hombres y mujeres en la era del COVID, hijos de una sociedad que quiere borrar cualquier rastro de vulnerabilidad y que, sin embargo, la ve resurgir, amenazante y desestabilizadora como siempre? ¿Nos ofrecería Ignacio unas “reglas para comportarse en tiempos de vulnerabilidad” igual que hizo con el “ordenarse a comer” o con “distribuir limosnas”? ¿Propondría un ejercicio para superar la vulnerabilidad, él que sabía encontrar el ejercicio adecuado a cada situación espiritual? Seguramente no se lanzaría a darnos una conferencia sobre la vulnerabilidad. No eran su estilo los grandes discursos. Prefería las palabras sencillas. Lo más probable es que Ignacio se limitase a contar su historia. Narraría la historia de su propia vulnerabilidad. Es lo que hizo cuando los primeros compañeros le insistieron en que escribiera la historia de su conversión como “testamento” (Prólogo de Nadal a la Autobiografía [Au 2]) para “fundar verdaderamente la Compañía” (Prólogo de Câmara a la Autobiografía [Au 4]).

Podemos imaginar que Ignacio, en un lenguaje un poco más adecuado al mundo contemporáneo que el de hace cinco siglos, comenzaría a recordar aquella herida de la que partió todo, cuando, durante la batalla de Pamplona, un proyectil hirió su pierna. A continuación, nos contaría cómo se sintió perdido durante los meses de convalecencia, cuando le estuvieron ya vedadas sus distracciones de siempre – juegos, damas, armas – cuando cayó en la cuenta de que su vida social estaba muy condicionada, porque andaría cojeando el resto de su vida. En una palabra, habían quedado destrozada su pierna, y, junto a ella, su misma identidad. Tal vez Ignacio llegaría a confesar en ciertos momentos que se sentía abrumado por una ola de desesperación, como si un fluido negro invadiera su corazón.

Al recordar estos momentos, Ignacio asumía un aire serio, pero su rostro sereno y el tono tranquilo de su voz dejaban entrever el resto de la historia. Continuaría diciendo que su herida no era el final de nada, sino el principio: que precisamente esta herida le había enseñado a pedir ayuda a otros, y a aceptar la ayuda que se le ofrecía; que era esta herida la que le había obligado a pasar largas horas en silencio y soledad, a leer y meditar la Vida de Cristo y las Vidas de los Santos. No sin lágrimas de emoción, confesaría: “En aquella cama de Loyola, aprendí a distinguir las palabras que me daban la vida de las que me causaban la muerte. En aquella cama, por primera vez, se me abrieron los ojos y, de repente, todo me parecía nuevo, vivo, diferente. Dios estaba allí, en todas partes, lo sentía presente. Durante esos días sentí que la Vida florecía en mí. Una vida que nunca jamás abandoné”.

Ignacio no se detiene en este punto de la historia. Continua relatando pruebas de su vulnerabilidad, que le depara el camino, pruebas que resultan ser cada una nueva oportunidad de crecer en la vida que está brotando en él. La más dura de ella es la prueba de los escrúpulos, cuando fue asaltado por la angustia abrumadora de no poder responder adecuadamente al amor de Dios. En aquella ocasión luchó contra sí mismo, luchó contra su propia vulnerabilidad. Hasta que, no encontrando otra salida, clamó a Dios. Y Dios le respondió. Ignacio se sintió inundado por su misericordia. A partir de ese momento, Ignacio abandona el desprecio que sentía por su cuerpo. Sus ojos comenzaron a contemplarse a sí mismo, y a los demás, con los ojos de Dios. Su mirada se ha transformado: se ha convertido en una mirada vulnerable, que se deja vulnerar, serena y suavemente, por todo lo que le rodeaba (Ver Autobiografía 1-37).

Podemos imaginar que, llegados a este punto, Ignacio deja de hablar y dirige esa mirada vulnerable hacia nosotros. Luego, se despide en silencio, tras haber narrado su historia. No añade nada más, porque es consciente de que a veces, cuando la vulnerabilidad se deja sentir, no son los grandes discursos los que ayudan, sino la historia de quienes, tras haber atravesado un trance difícil, pueden alegrarse de haber salido vivos, incluso más vivos. A los primeros compañeros, que pedían a Ignacio les dejara una “historia de los orígenes”, una historia que pudiera servir de “mito fundacional” para la Compañía, les entrega Ignacio una herida y todo lo que de ella se desprende. Implícitamente afirmaba que su vida había nacido de una herida, que la Compañía de Jesús nació de una herida. Tal vez el mundo contemporáneo, que lidia con algunas manifestaciones extremas de vulnerabilidad, necesita simplemente historias que le ayuden a no tener miedo de esa vulnerabilidad, a no rehuirla; necesita historias que le permitan vislumbrar que la herida acaricia, la vida que fluye de la herida. Relatos no nos faltan: en primer lugar el de Jesucristo, luego el de Ignacio y el de tantos testigos. Podemos añadir aún otros: el mío, el tuyo…

Fuente: ignatius500.global/es

#Memoria2021 – Un año para celebrar la espiritualidad ignaciana

El año pasado, la Compañía de Jesús inició las celebraciones en torno al quinto centenario de una experiencia que transformó para siempre a su fundador, Ignacio de Loyola y dio lugar a una espiritualidad que ha facilitado el encuentro con Dios de multitud de personas de generación en generación. Ignatius500 es el nombre que recibe este aniversario que se celebra en todo el mundo entre el 20 de mayo de 2021, aniversario de la herida sufrida por Íñigo de Loyola en Pamplona y que fue el detonante de su conversión, y el 31 de julio de 2022, festividad de San Ignacio.

La intención de la Compañía es impregnar todas sus obras del espíritu de conversión que subyace en este aniversario. Su lema, «ver nuevas todas las cosas en Cristo», simboliza tres cosas: salir al camino, para ir descubriendo a ese Dios que habita y trabaja en todas las criaturas, y contemplarlo en todo lo que nos acontece; asumir nuestras propias limitaciones, como hizo el propio Ignacio; y tener los sentidos abiertos para captar las necesidades de nuestro entorno, preguntándonos cómo podemos ayudar a transformar la realidad. El Año Ignaciano quiere impulsar la espiritualidad ignaciana, siguiendo una de las Preferencias Apostólicas de la Compañía de Jesús Universal.

Fuente: infosj.es

#Memoria2021 – Conferencia: «Una lectura creyente de lo que nos está pasando»

Nos adentramos para reflexionar juntos y hacer una lectura creyente sobre lo que estamos viviendo de la mano de José María Rodríguez Olaizola sj. Vitoria-Gasteiz 

La conferencia nos propone aplicar el examen ignaciano a los tiempos que estamos pasando: reconociendo primero al Dios que se nos presenta; haciendo una pausa para agradecer, aún más necesario en tiempos de escasez o distanciamiento.

También presentando al Señor nuestra propia petición, abriendo el corazón y el mundo interior para explicitarlo en necesidades y deseos al Señor; pidiendo perdón por nuestras cegueras, nuestro egoísmo o autoreferencialidad.

Finalmente, nos pone de cara al futuro, abriendo el espíritu a los propósitos y proyecciones del día después, para dar lugar a la conversión constante al Dios de la vida.

#Memoria2021 – Revista Manresa n°354: el discernimiento en común

El término ‘discernimiento’ se entiende como el hecho de juzgar sabiamente y escoger cuidadosamente entre muchas opciones. Un significado que entre los jesuitas y compañeros ignacianos se queda corto. Discernimiento significa mucho más. 

Es una herramienta para la toma de decisiones enraizada en los Ejercicios Espirituales y que requiere de diálogo, de escucha, de indiferencia afectiva e intelectual para no condicionar desde el principio, y como condición necesaria, de oración desde la convicción de que Dios se comunica. 

Una práctica ignaciana instaurada por los primeros jesuitas que el padre general Padre Arrupe desempolvó en 1971. Kolvenbach en 1986 la sintetizó tras recibir información de superiores de todas las provincias. Adolfo Nicolás la impulsó en 2009 durante un encuentro sobre discernimiento en común. Ahora el padre general Arturo Sosa ha recogido el encargo de la CG 36 y ha escrito una carta a toda la Compañía (27/9/2017) animando a ahondar en el discernimiento en común como algo inseparable de la planificación apostólica. 

Todo apunta a reconocer al discernimiento en común como la clave para abordar las situaciones apostólicas complejas de hoy. 

Fuente: infosj.es

#Memoria2021 – Estreno del musical «Conversión»

En noviembre de 2021 tuvo lugar, en España, el estreno del musical “Conversión” en la Caja Blanca de Málaga. El musical arranca con la venida al mundo de Ignacio. Un carpintero talla una pequeña cuna. Este mismo personaje aparecerá con frecuencia en otros oficios, todos ellos relacionados con la imagen, la presencia y el trabajo de Dios en la vida de Ignacio. Tras una infancia feliz con sus hermanos Ignacio parte de la casa de Loyola en busca de aventuras y gloria. “Mi patria es el mundo y Castilla es mi bandera”, canta entonces el joven Ignacio que nada quiere saber de devociones y se entretiene en bailes con las muchachas de Arévalo. 

Más información aquí: Musical Conversión

#Memoria2021 – Diálogos en Red: «Pandemia, crisis y oportunidad espiritual»

Diálogos en Red es una iniciativa de los Centros Fe, Cultura, Justicia de los jesuitas en España para reflexionar sobre el impacto de la pandemia en nuestras vidas y en nuestra sociedad. Acompañan este espacio Toni Catalá (jesuita, Centro Arrupe); Félix J. Palazzi von Büren, (profesor de teología en Boston College) y Mariola López Villanueva (RSCJ, profesora en la Facultad de Teología Granada).

#Memoria2021 – Cuatro estaciones: una propuesta de la CVX

Durante el 2021, la CVX en Valencia, en colaboración con el Centro Arrupe, puso en marcha el programa «Cuatro estaciones». Acompañamiento para recrear tu vida tras una ruptura de pareja. A través de este proyecto se buscaba ofrecer un espacio de acogida y acompañamiento de esta realidad en un ambiente cristiano de comunidad y de pertenencia eclesial, en línea con la exhortación «La alegría del amor» (Amoris laetitia) del papa Francisco.

¿De qué se trata?

Se trata de un método cristiano para recrear tu vida tras una ruptura de pareja. Es un proceso que se va recorriendo en cuatro tiempos –llamados estaciones, tomando como imagen las estaciones del año–, para ser vivido personalmente y acompañado. Tras una ruptura de pareja necesitamos tiempo para recobrar la vida, necesitamos todas las estaciones que nos lleven de nuevo a florecer. Cuatro Estaciones acompaña este tiempo, este proceso.

¿Cuánto dura?

El proceso puede durar aproximadamente dos años, pero quizás en algunos casos deba prolongarse. En cualquier caso, siempre es temporal, no se trata de perpetuarse y vivirse eternamente desde el ser separado o divorciado. Dejándose ayudar y dándose uno tiempo, la vida se recrea, la vida renace y es posible un nuevo horizonte.

¿A quién está dirigido?

Está dirigido a aquellas personas que han sufrido una ruptura de pareja y, desde su ser cristiano, desean iniciar o continuar el camino de reconstrucción de su vida, dejándose acompañar y ayudar por otros.

Para acceder al formulario de contacto hacé click aquí: centroarrupevalencia.org/cuatro-estaciones/

 

 

 

#Memoria2021 – Manresa: la cuna de la orden jesuita

Once meses en Manresa
El 25 de marzo de 1522, Ignacio de Loyola bajó de Montserrat a Manresa. Se instaló y vivió durante once meses. La estancia de San Ignacio en Manresa -mucho más larga de lo que estaba previsto- tiene una gran relevancia en la biografía y la obra del Santo. Ignacio consideró siempre muy importante su paso por Manresa. Los meses de vida en la ciudad decía que habían sido para él una especie de noviciado en las cosas del espíritu. Por ello, la expresión «ir a Manresa» significa para los jesuitas una peregrinación a las fuentes de su historia, vocación religiosa y espiritualidad. Estos consideran Manresa la ciudad cuna de la orden jesuita. No hay ninguna otra población catalana que haya dado su nombre en todo el mundo en tantas obras fundadas por los jesuitas (actualmente se cuentan 73).

Ilustración del Cardener

El paso de San Ignacio por Manresa tiene un hito fundamental en el episodio que vivió frente al río Cardener. Allí tuvo una visión, a la que se ha denominado la «ilustración del Cardener». San Ignacio decía en su autobiografía: «Y mientras estaba allí sentado, se le empiezan a abrir los ojos del entendimiento. No es que viera alguna visión, sino que entendía y conocía muchas cosas con una iluminación tan grande que todas las cosas le parecían nuevas «.

Los 22 lugares ignacianos

Manresa ejerció un papel importantísimo en la configuración del pensamiento y la acción de Ignacio, lo que ha sido reconocido por la Compañía de Jesús, que ha adoptado los topónimos de Manresa y Cardener para dar nombre a una multitud de instalaciones, equipamientos y programas vinculados a esta orden religiosa, presente en todo el mundo. La Manresa ignaciana la constituyen todos los espacios y elementos patrimoniales que forman parte de legado de Ignacio a su paso por la ciudad en 1522. Se incluyen tanto los lugares que conoció el Santo durante su estancia como los que se erigieron en su memoria.