Mensaje de la Pastoral Social de Córdoba a los trabajadores en su día

La Pastoral Social de la arquidiócesis de Córdoba saludó a todas las personas que trabajan y dio gracias a Dios por quienes tienen un trabajo estable y digno, en el marco de la celebración de San José Obrero.

Tras advertir sobre una “crisis laboral”, alentó a la clase dirigente a que establezca como política prioritaria la generación de puestos de trabajo y empleo.

“El trabajo es un bien de todos, que debe estar disponible para todos aquellos capaces de él. La plena ocupación es, por tanto, un objetivo obligado para todo ordenamiento económico orientado a la justicia y al bien común”, recordó.

En otro párrafo del saludo a los trabajadores en su día, la Pastoral Social cordobesa le pidió a San José Obrero que “ayude a disipar los peligros que amenazan a muchas fuentes laborales, y a alentar a los hermanos y hermanas que están en la búsqueda de trabajo a que no pierdan las esperanzas de encontrarlo”.

“Sabemos de la incertidumbre de tantas personas desocupadas, contratadas o con trabajo informal que sobreviven a la angustia diaria con el deseo de un empleo estable”, agregó.

“Adhiriendo al deseo que el papa Francisco expresó en su carta apostólica ‘Con Corazón de Padre’, imploramos a San José obrero que nos guíe en la búsqueda de caminos que nos lleven a decir: ‘¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo!’”, concluyó.

Mensaje completo: t.ly/sjkK

Fuente aica.org

 

Serie 7 pecados capitales: Pereza

Una serie de José María Rodriguez Olaizola para pastoralsj.org

“Pecados son aquellas circunstancias

en las que uno elige y apuesta

por cosas que hacen que la vida

– propia y ajena – sea menos plena.”

A todos, alguna vez, nos entra un poco de pereza, de inapetencia, de desgana. Y en ocasiones nos dejamos llevar por ella, y es que no se puede estar siempre a mil, con las pilas cargadas y motivado para todo. Pero en ocasiones la pereza se convierte en actitud vital. Pasa de ser una situación puntual a guiar todas las respuestas que das, cada vez que se te pide algo. Siempre encuentra uno excusas para no hacer lo que no apetece. Se te ocurren mil planes mejores. Reconoces que no tienes ganas. O a veces, en lugar de eso, lo disfrazas de sobrecarga y agobio. Te viene a la boca, como un mantra siempre preparado, la explicación de que es que estás muy cansado y no puedes con todo –que a veces es verdad, pero a veces se convierte en una fachada para la vagancia, tan convincente que hasta uno mismo se lo puede creer–. Y terminas posponiendo siempre lo que te resulta duro, arduo o poco gratificante, mientras abrazas con entusiasmo lo apetitoso, lo fácil o lo emocionante. Es muy humano el que haya cosas que te apetezcan más que otras y el que uno prefiera lo cómodo y fácil a lo exigente.

El problema de la pereza como actitud vital es que termina haciendo que algunas cosas que son importantes –acaso imprescindibles– se pierdan y queden sin hacer. Por pereza puede uno dejar pasar algún tren muy necesario. O puede dejar en la cuneta a alguien que le necesita. El gran pecado asociado a la pereza es la omisión, y todo lo que, por su causa, puede quedar sin hacer.

¿Cuál es la alternativa? No sé si es muy contemporáneo hablar de diligencia (que casi suena a carro de película del oeste). Hoy quizás diríamos algo así como que hay que ponerse las pilas y arrear. Como actitud, la diligencia, el ser diligente, es ser alguien que está preparado y dispuesto para ir sacando adelante las cosas. Es bueno para uno mismo, porque vas conquistando espacios, terrenos y ámbitos en la vida. Y es bueno para los otros, si las metas que te fijas tienen que ver con ellos. No se trata, al final, de ir por la vida con complejo de superhéroe o de salvamundos, pero sí de reconocer los propios talentos y ponerlos en juego para que den buenos frutos.

José María Rodríguez Olaizola, sj

Tercer Domingo de Pascua | Domingo del Compartir

Los obispos argentinos han dispuesto que el tercer domingo de Pascua de cada año se celebre el Domingo del Compartir, una jornada para reflexionar sobre la importancia de que la Misión Evangelizadora de la Iglesia sea sostenida con el aporte de sus fieles.

En una carta enviada a los sacerdotes, párrocos y a las comunidades de todo el país, la Conferencia Episcopal Argentina invita a celebrar la primera jornada este 1° de mayo.

En el marco de la reforma económica de la Iglesia, la Conferencia Episcopal ha puesto a disposición de las Diócesis el Programa FE. Una plataforma digital de donaciones donde, de diversas maneras, se puede donar a la misión de la Iglesia Argentina en general, a las Diócesis y a las Parroquias en particular. Este Domingo del Compartir es un momento favorable valorar y colaborar juntos al sostenimiento de la obra evangelizadora de la Iglesia que peregrina nuestro país.

Conoce más en #DomingoDelCompartir

Razones para la esperanza

Un artículo de José Funes SJ* para el diario Perfil.

En estos días feriados de Semana Santa – Semana del Turismo como se conoce en Uruguay, algún día también nosotros blanquearemos el nombre de estos feriados – tal vez hayamos podido encontrar tiempo para descansar y pensar. En este contexto un poco más relajado, continúo el diálogo entablado desde hace tiempo con mi no-creyente y quizás el/la lector/a no creyente también pueda iniciar o reanudar una conversación con su lado creyente. Esta conversación de creyentes con ateos/as y agnósticos/as es siempre beneficiosa, ayuda a quien cree en Dios a la conversión de la mente y el corazón al Dios verdadero que apenas se aproxima a la mejor imagen de Dios que tengamos. El Dios verdadero nos desborda en su misterio no porque es irracional comprender algo de Él sino porque es imposible encerrarlo en nuestra pobre mente. Sólo podemos barruntar algo de su misterio tremendo y fascinante en el camino de nuestra vida. Imagino que también el/la no creyente puede aprovecharse de esta conversación. El desafío entonces es promover este diálogo considerando la honestidad intelectual como presupuesto, la suposición de que la otra persona actúa en buena fe y teniendo el coraje de cambiar nuestros propios puntos de vista si la búsqueda de la verdad lo requiere.

Siguiendo el consejo de San Pedro en la Biblia que exhorta a a los/as cristianos/as a estar siempre dispuestos/as a dar razón de la esperanza que tienen, haciéndolo con suavidad y respeto, y con tranquilidad de conciencia, me pregunto qué razones para esperar en Dios tengo en esta Pascua de 2022.

Comienzo aferrándome a las palabras del profeta Isaías: “No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas; yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?” Este texto pertenece a la segunda parte del libro de Isaías que se conoce como el libro de la Consolación. En el siglo VI a.C. el pueblo judío estaba todavía sufriendo el destierro en Babilonia y comienza a vislumbrarse el regreso a su tierra. En estas palabras de Dios a su pueblo hay una invitación a mirar hacia el futuro, a lo nuevo que está germinando. Para los cristianos esta novedad que florece es la Vida que nos trae la Resurrección de Jesús que celebramos el domingo de Pascua. En una historia envejecida por el pecado, el Resucitado nos da la posibilidad de lo nuevo, de ser verdaderamente creativos. Estoy convencido que lo antiguo, lo viejo, es el pecado, es el mal que hacemos a los demás, a nosotros mismos y a la naturaleza. No es lo mismo ser creativo, acoger la novedad de Dios, que seguir la moda. No hay nada más efímero que la moda porque además de ser superficial viene con fecha de vencimiento. En la próxima estación dejara de usarse por el dictamen de una minoría de iluminados/as.

En las últimas semanas he estado pensando que la creatividad y la novedad de Dios se manifiestan en el perdón que recibimos y damos. Creyentes y no creyentes tenemos la capacidad de ser creativos, es decir, de hacer algo nuevo y dar respuestas nuevas ante situaciones donde prevalece el egoísmo, la violencia, la injusticia. Esta creatividad nos hace colaboradores del Creador que renueva el universo entero en la Resurrección. Creyentes y no creyentes podemos perdonar y ser perdonados. El perdón es de las experiencias más profundas y humanas que hacemos desde nuestra infancia. El perdón y la reconciliación, fruto de la justicia, hacen posible la vida en nuestra familia, en nuestro trabajo, en la sociedad. Más que nunca necesitamos esperar contra toda esperanza que la reconciliación en nuestro país y en el mundo es posible para que de veras germine algo nuevo.

* Jesuita, doctor en Astronomía, investigador de CONICET-Universidad Católica de Córdoba, ex director del Observatorio Vaticano.

Fuente: perfil.com

Economía circular

Por Gisela Veritier. Directora General de nuestra Escuela de Negocios ICDA

El calentamiento global es un tema central en la agenda mundial. El reporte* más importante a escala mundial sobre el tema evidencia que la temperatura media mundial fue 1,09°C más alta entre 2011-2020 que entre 1850-1900, acelerando la suba del nivel del mar, derritiendo el hielo del planeta, empeorando fenómenos extremos como olas de calor, sequías, inundaciones y tormentas. Y demuestra con evidencia que los seres humanos son la causa dominante del calentamiento global y que los cambios podrían ser irreversibles.

El Acuerdo de París, estableció un marco global para evitar un cambio climático peligroso manteniendo el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2°C sobre los niveles preindustriales limitándose a 1,5°C. Dicho marco, también aspira a reforzar la capacidad de los países para hacer frente a los efectos del cambio climático y a apoyarlos en sus esfuerzos.

¿Y Argentina?

En este contexto, Argentina se encuentra entre la inacción y cambios sin precedentes. Nuestro país está muy retrasado y con graves dificultades en la bajada al territorio de una política ambiental efectiva que articule las acciones nación, provincia y municipios.

Investigaciones del Conicet muestran que nuestro país también está siendo seriamente afectado por el cambio climático: entre 1961 y 2018, la temperatura aumentó en promedio 1 grado centígrado, empeorando la tendencia en el mediano plazo.

Hacia adelante, se espera un incremento de 1,5°C más para el 2030 en el norte y un 0,7°C en el sur.

En la pampa húmeda y en el nordeste las lluvias torrenciales aumentaron en un 20 por ciento en los últimos años. Se hicieron entre 5 y 7 veces más frecuentes entre 1950 y 2000. Esto provocará desertificación y serios problemas para la agricultura, motor clave en el crecimiento económico actual de nuestro país. Asimismo, el cambio climático podría causar serios problemas en la navegación (en el Río Paraná hoy los barcos sólo pueden llevar cargas al 50%), impacto en las reservas hidroeléctricas, dificultad para el abastecimiento y mayor contaminación.

De lo lineal a lo circular

Los modelos económicos lineales basados en la producción, consumo y desecho de productos a partir de la extracción y transformación de materias primas son hoy objeto de debate. Son modelos que poseen un límite a los resultados positivos económicos impactando luego sobre el bienestar humano, social y planetario. Además demostraron no ofrecer resiliencia ante la disrupción en las cadenas de valor globales que produjo la crisis sanitaria actual.

Muchas son las voces que se alzaron ante el «Gran Reinicio» que planteó la llegada del virus pandémico, remarcando la necesidad de pasar de una economía lineal a una economía circular, mediante el diseño de estrategias de recuperación económica que minimicen la pérdida de materiales y de energía mediante la práctica activa de las 6R: Reciclar, Reparar, Reutilizar, Rediseñar, Remanufacturar y Reimaginar un nuevo modo de producir llamado la Economía Verde.

Modelos implementados en otras regiones, como es el caso del País Vasco muestran que un enfoque circular no solo hace a las economías más resilientes sino también más eficientes. Las estimaciones muestran que hacia el 2030, estos modelos generarían una industria de 4.5 billones de dólares, creando también nuevas oportunidades de empleo.

Estudios económicos que analizaron 700 potenciales políticas de estímulo post Covid-19, evidencian que las políticas destinadas a promover la innovación verde, economía circular e I+D orientada al desarrollo de tecnologías medioambientales generan más puestos de trabajo, mayores retornos en el corto plazo y mayor ahorro de costos en el largo plazo en comparación con los paquetes de estímulo fiscal tradicional.

Se trata de un cambio de paradigma que implica pasar del concepto de Globalización donde toda la producción de bienes y servicios mundiales se trasladan por todo el mundo de manera lineal, al concepto de Glocalización donde la producción de bienes se desenvuelve localmente en un esquema circular y la data viaja globalmente sin límite de fronteras.

En todo el mundo se encuentra abierto el debate para la reconversión de la industria de un sistema lineal a uno circular post Covid. Es hora de que Argentina comience a debatir su modelo de economía circular más allá del color. Pensar y formular planes económicos y sociales que incluyan como fuerte eje la agenda ambiental, desde una política fiscal proactiva hasta políticas de estímulo y fomento en línea con un mundo 4.0.

No son acciones simples. Se necesita de una profunda conciencia individual y amplio consenso social. Los retos de Argentina ante la pandemia y el calentamiento global trascienden a un gobierno y a una generación. El debate está abierto.

*Realizado en agosto de 2021 por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU en base a una recopilación de investigaciones realizadas por 234 científicos basándose en 14 mil publicaciones revisadas.

Fuente: ucc.edu.ar

Reunión de Observatorios educativos de AUSJAL

Los Observatorios educativos de AUSJAL respondieron a la convocatoria que realizó EduRed, la alianza de redes educativas de la CPAL conformada por Federación Internacional Fe y Alegría, FLACSI y AUSJAL, para compartir su ser, quehacer y prospectivas de colaboración.

Participaron el Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia, del Sistema Universitario Jesuita en México; el Laboratorio de Economía de la Educación de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, el Observatorio de la Calidad Educativa de Educación Jesuita en Guatemala y la Universidad Rafael Landívar y el Observatorio de la Educación Peruana de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya y UNESCO Perú.

Durante la reunión se acordó convocar próximamente al Centro para la Investigación y el Desarrollo de la Educación de la Universidad Alberto Hurtado, y el Observatório de Justiça Socioambiental Luciano Mendes de Almeida, de Brasil.

Fuente:ausjal.org

 

Notas sobre sinodalidad

Un artículo de Mauricio López Oropeza, Director del Centro Pastoral de Redes y Acción Social del CELAM.

La danza de la vida para tantos es danza de muerte, infligida por seres completamente descentrados, alejados del camino de humanización. El ser humano tiene la capacidad de vibrar con la música del otro y, sin embargo, hay seres que viven promoviendo el descarte, consideran a otros y a sí mismos basura, viven en medio de situaciones inefables. Ante esto, la sinodalidad es también experimentar el llanto de Dios sobre el mundo en cada expresión que arranca la vida.

Sinodalidad es asumir la esperanza latente, que nos anima a sostener la mirada sobre esas realidades cuando pareciera que todo se sustenta en descartar al otro, y soñar otros horizontes más fraternos. En este mundo desintegrado si tan sólo nos pudiéramos mirarnos unos a otros a los ojos, en verdad, en el anhelo de caminar más juntos y juntas sinodalmente, habría otras posibilidades de tejer otros mañanas.

¿Es el destino del mundo romperse y resquebrajarse? Frente a esta interrogante, estamos llamados a reconocer en el amor la única fuerza integradora, superior a todo, capaz de conducir a la sinodalidad plena desde la comunión de o diverso; Si bien, sabemos que el amor es complejo, a veces desconcertante, pero en la fibra más esencial de nuestro ser sabemos con certeza que sin amor no somos nada. La Sinodalidad genuina, como un modo de ser en el mundo y en la Iglesia, se sostiene en el amor para superar cualquier vacío y encontrar el sentido que nos permita pasar del yo al tú, y entonces alcanzar el nosotros. Aquí no hay cabida para los activismos sin conexión con las raíces, sin conexión con los frutos, es necesario que los caminos compartidos partan de las fibras más profundas de la vida cotidiana, o no serán genuino camino compartido. Por ello, sinodalidad es decir mil veces sí al amor compartido y en comunión; recordando, en medio de un mundo roto, tanto bien recibido como Gracia que viene de arriba. Estamos llamados a querer seguir viviendo en el amor, a sostenernos desde ahí, para seguir sintiéndonos vivos y caminando juntos.

Mantener la fidelidad en la vida, y en el Dios que llama a más vida

Acompañar la conversión para hacerla vida y vida duradera, más allá del momento presente o de los instantes pasajeros, depende de la capacidad de franquear las duras pruebas que se viven en la pugna epistemológica de ideologías contrapuestas y desencontradas. Una pugna que está también dentro del corazón de la Iglesia en su opción vital, y en el corazón mismo de las personas que siguen creando muros para afirmar una superioridad que no permite tender puentes. Toda opción por el Reino debe estar sostenida en la vida concreta del pueblo, en los territorios, en escuchar y abrazar las distintas voces, miradas, carismas y espiritualidades; ahí se teje la verdadera Sinodalidad, porque ella nace del reconocimiento de lo más profundo de cada persona y su propio camino.

Estamos en una durísima disputa que llega como gracia luego de más de casi 60 años desde el impulso del Espíritu Santo en el Concilio Vaticano II para toda la Iglesia, y con especial sentido y fuerza en América Latina y el Caribe. Al respecto, debemos mantener la fidelidad en la fuente primera, la encarnación de Dios en la vida concreta, en acompañar esa vida que se territorializa, defenderla, defender culturas, espacio vital, diversidad, pues ahí está sucediendo el hecho de la encarnación día tras día. Somos llamados a asumir una libertad que se nos ha dado como espiritualidad concreta que nos hace vulnerables ante las estructuras, los tejidos institucionales, pero que se vuelve un bello regalo escondido cuando se comparte, y que al partir el pan logra encontrar nuevos modos más ciertos, nuevos caminos inspirados en los llamados del Espíritu.

La sinodalidad que he podido vivir como laico en mi ministerio dentro de la Iglesia ha sido una Gracia que se ha ido tejiendo progresivamente, que ha mantenido la fidelidad al llamado primero, purificando la intención para ir comprendiendo poco a poco ¿qué significa trabajar juntos por el Reino para todos, sabiendo que nadie es ajeno a este llamado de Jesús? Sinodalidad es el nombre de la Iglesia del presente, lo ha dicho el propio Papa Francisco, pero qué difícil se ha vuelto tejer esto como una posibilidad real en medio de polos en tensión, de pugnas ideológicas y de intentos de someter a los otros bajo las pequeñas verdades particulares.

Llamados a mirar con los ojos renovadores de la Sinodalidad

Sinodalidad es una invitación a crear nuevas posibilidades de vida plena a la manera de Cristo, que, a pesar de la amenaza y la muerte inminente, siempre triunfa. Estamos llamados a redimir el caos y a definir criterios que permitan trazar, progresivamente, nuevos caminos de esperanza para reorientar el mundo desde la posibilidad de una verdadera fraternidad universal. Derrumbando y edificando, como decía Dios mismo a Jeremías, para que se abrieran posibilidades de futuro, uno que se construya en plural y en colectivo, sinodalmente.

Vivir en clave sinodal, se trata de honrar la vida que florece en el Señor, que en absoluta libertad interior nos invita a abrazar las novedades del Espíritu que sucede en el diario vivir, que aparece en el camino, que camina entre nosotros en medio de la realidad porque ha querido compartir nuestro destino y hacer parte de esta peregrinación; Sinodalidad es una invitación a no defender solamente nuestras certezas sin espacio al diálogo, para no caer en los fundamentalismos o miradas autorreferenciales que se toman los espacios y asfixian al Espíritu. Solo la mirada en comunidad tiene sentido, ahí donde la perspectiva más allá de nosotros abre posibilidades hacia una genuina sinodalidad.

En definitiva, no podemos someter este Kairós de Dios bajo ‘megaestructuras autoafirmantes’, que pierdan de vista nuestro llamado a ser un solo cuerpo de Cristo en medio de la diversidad; si bien las institucionalidades resultan muy importantes, solo son realmente esenciales cuando sirven al propósito mayor del Pueblo de Dios, que es el encuentro con el Señor de la vida. Para ello, estamos invitados a vivir en honesta sencillez, al sabernos frágiles y limitados, para que el Espíritu sea el que moldee nuestro rostro, nuestro servicio, nuestro ser Iglesia todos los días y cada día.

Fuente: vidanuevadigital.org

Serie 7 pecados capitales: Avaricia

Una serie de José María Rodriguez Olaizola para pastoralsj.org

“Pecados son aquellas circunstancias

en las que uno elige y apuesta

por cosas que hacen que la vida

– propia y ajena – sea menos plena.”

Todos necesitamos, en la vida, algunas seguridades. Y aspiramos a unas condiciones de vida dignas. Es legítimo tratar de ir mejorando un poco, hasta poder darnos algún capricho… Pero, hay una línea que separa la necesidad verdadera de la ansiedad impuesta, la seguridad del exceso y la prudencia del abuso. Hay una tentación muy humana, la de tener más, acumular, acaparar. Parece que no basta nunca con lo que uno ha conseguido. Todo resulta insuficiente, y la aspiración a acumular –riquezas, bienes, relaciones o experiencias– se convierte en voracidad.

¿Dónde radica el problema? Que en algún punto de ese camino ocurre que dejas de ser dueño para ser esclavo. Los bienes dejan de servir para aquello que necesitabas, para convertirse en tu cadena. La vida va girando en torno a ellos, y poco a poco el miedo a perder puede más que la gratitud ante lo que uno tiene. Además, el ansia de poseer mucho puede producirse a costa de que el otro no posea apenas nada, porque no hay para tantos.

¿Cuál es la alternativa?. Frente a la avaricia, la respuesta es el desprendimiento. Desprendimiento que es una forma de libertad. Una apuesta por la mesura. Se trata de tener una mirada agradecida a la vida, una mirada que te permita valorar lo que tienes como un privilegio. Y que te permita verlo en perspectiva, en un mundo donde tantos carecen de tanto. No se trata de no necesitar nada –eso no es nuestra espiritualidad ni nuestra fe– pero sí de no volver imprescindible lo que en realidad es accesorio.

José María Rodríguez Olaizola, sj

Fuente: pastoralsj.org

Campaña Somos Amazonía

«Somos amazonía» es una campaña para movilizar a la ciudadanía contra el cambio climático, defender la Amazonía y proteger a los pueblos que la habitan.

La crisis sanitaria y económica que resulta de la pandemia provocada por el Covid-19 no puede ocultar la persistencia de otras crisis sistémicas, que como siempre, afectan de manera desigual y más agresivamente a los territorios y sociedades más vulnerables. La Amazonía es uno de estos contextos.

Los diversos mensajes del Papa sobre la Casa Común y en la exhortación apostólica Querida Amazonía y las organizaciones locales alertan de la relevancia de la selva amazónica para el equilibrio ambiental y sostenibilidad del ecosistema, pero también de su fragilidad ante la amenaza por intereses militares, comerciales e industriales.

Alboan y Entreculturas llaman a implicarse en la lucha contra el cambio climático, la defensa de la Amazonía y el cuidado de los pueblos indígenas, con el lema. Somos Amazonía. Ser parte de la solución, está a un solo click: https://www.somos-amazonia.org/

Libro: ‘Jesucristo para jóvenes. Claves pastorales para un mundo líquido’

El miércoles, 30 de marzo, tuvo en la Universidad Pontificia Comillas la presentación del libro ‘Jesucristo para jóvenes. Claves pastorales para un mundo líquido’ (Sal Terrae. 2022), del profesor Gabino Uríbarri, SJ.

«Me ha sorprendido que el libro se haya vendido tan deprisa», comenzaba Uríbarri. También se preguntó si la pastoral juvenil actual está ayudando a conectar las actividades de pastoral con la vivencia adulta de la fe «parece que a veces nos cuesta vincular las ‘iglesitas’ con la Iglesia Universal». El autor reconoce el enorme esfuerzo que la Iglesia y los movimientos hacen en este tipo de pastoral y los aparentes pocos frutos que esto da. «Este libro busca animar porque siempre se consigue algo».

La tercera preocupación para el autor tiene que ver con olvidarnos de que es Cristo quien se acerca a los jóvenes. Por eso los agentes de pastoral deben estar a la escucha de lo que propone Jesucristo. La última de las preocupaciones tiene que ver con lo que Uríbarri habla de «la ruptura de la cadena de la transmisión de la fe»: hoy en día las personas no nacen en contextos religiosos y se dificulta la transmisión natural de la fe. «El principal reto, entonces, es transmitir la fe dando respuesta a la necesidad de espiritualidad pero sin caer en espiritualidad líquida, sino ofreciendo una espiritualidad cristiana y rica para saciar la sed que tiene tanta gente».

A partir de esta presentación se abrió un debate en torno a cómo son los jóvenes hoy y los procesos de pastoral. Cada uno desde su propia experiencia han puesto diferentes acentos sobre los mejores modos de acercarse a los jóvenes en el siglo XXI. Unos jóvenes que, según coinciden todos los participantes, sí tienen una sed de espiritualidad y de trascendencia.

Fuente: info.sj