Universidades Sostenibles

A fines de julio tuvo lugar en la Universidad Católica de Córdoba un Taller Nacional sobre Campaña de Universidades Sostenibles y Resilientes. A comienzo de 2018 la UCC concursó, a través de la presentación de un proyecto, con 32 iniciativas provenientes de toda Latinoamérica, y quedó seleccionada entre las 10 mejores – y única de nuestro país- que se beneficiarán con la implementación del programa.

La Campaña Universidades Sostenibles y Resilientes surge en 2016 con el objetivo de desarrollar capacidades en las Instituciones de Educación Superior que trasladen esta cultura institucional a la sociedad. Esta iniciativa es implementada por la Red Universitaria de las Américas y el Caribe para la Reducción del Riesgo de Desastres (REDULAC/RRD), con el auspicio de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional a través de su Oficina de Asistencia para Desastres en el Extranjero (USAID/OFDA) y la Oficina Regional de Naciones Unidas las Américas para la implementación del Marco de Sendai (UNISDR), y con el apoyo del Consejo Superior de Universidades de Centroamérica (CSUCA).

El propósito de esta implementación es realizar un aporte fundamental a la sociedad, no sólo formando profesionales resilientes sino con conocimiento para promover la resiliencia social y de esta manera contribuir a la reducción del riesgo de desastres hacia el 2030, articulándolo a otras agendas como sostenibilidad, cambio climático, hábitat y agenda humanitaria.

En la UCC

El Taller fue organizado por nuestra Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales y coordinada por Silvia Fontana, Especialista en gestión de riesgos y desastres. “Ser parte de esta campaña nos posiciona frente a la importancia de formar profesionales éticos, socialmente comprometidos y responsables, con la capacidad de incidir en sus ámbitos de trabajo para la construcción de sociedades sostenibles y resilientes”, explicó la docente e investigadora de esa unidad académica.

Fontana también agregó que las Universidades juegan un importante papel para que la sociedad comprenda el riesgo de desastres, por lo que esta campaña está dirigida a sensibilizar a líderes, tomadores de decisión y a la comunidad educativa en general, para asumir los retos que la situación actual plantea. De esta manera, la iniciativa busca promover la transferencia de conocimientos y prácticas sostenibles y resilientes, que permitan reducir los factores impulsores y agravantes del riesgo de desastres.

Amenazas de la región

José Luis Menéndez, uno de los expositores del Taller, es parte del equipo técnico de la Red de universitarios de América Latina y el Caribe para la gestión y la reducción de riesgos de emergencias y desastres (REDULAC). En diálogo con el área de prensa de la UCC, ha explicado algunas de las cuestiones fundamentales del programa.

Origen de la red y el trabajo con las universidades.

En el marco de las reuniones globales que promueve Naciones Unidas para la reducción de riesgos, un grupo de académicos consideró que era importante formar una red de la academia. Así nace esta Red en 2006. De esta manera, se convierte progresivamente en implementador de esas acciones. Por eso es muy importante el rol de las universidades y el potencial que tienen. Este año, en Cartagena, Naciones Unidas auspició una reunión de plataformas a nivel regional para reducción de riesgos y REDULAC asistió y presentó los avances que tenía en esa materia y a partir de esto se convierte en el implementador de la política de la reducción de riesgos de las américas. Esto ha tomado tal vuelo y tal importancia que también manifiestan interés de incorporarse universidades de Estados Unidos, Canadá y de Méjico; por eso de Red latinoamericana pasa a Red de las Américas. También existe interés de relacionarse con universidades de España y Portugal, es decir que es una red de implementación global.

Amenazas.

Las amenazas son diferentes en la región. Nuestro territorio y población son diversos y nuestro desarrollo es diferenciado, lo cual hace que las amenazas y las posibilidades de riesgos sean diferentes. Sin embargo podemos concluir que las amenazas cada vez son más grandes y las pequeñas, cada vez más concurrentes y constantes; también son más impredecibles; están afectando a millones y millones de personas, especialmente a la pobre y vulnerable. Si bien las más conocidas son las sequías, los incendios, las tormentas tropicales, los sismos y las inundaciones –entre otros- hay otro tipo de nuevas amenazas que son los agentes biológicos, informáticos y tecnológicos.

La pobreza, principal causa del riesgo

Félix Aliaga, representante de REDULAC del cono sur y disertante en el Taller Nacional sobre Campaña de Universidades Sostenibles y Resilientes, se explayó respecto de las principales amenazas ecológicas de nuestra región y el rol de las universidades respecto de esta cuestión.

Nuevas normativas. Afortunadamente se han incorporado conocimientos y aprendizajes, resultado de distintas experiencias como los casos de los terremotos y los tsunamis en Chile, las inundaciones en Bolivia, los volcanes en Ecuador, por ejemplo. Entonces hoy ya existen normativas que se instalan en la cultura. Algunas ya existían en la cultura nativa; de hecho, el concepto de sismo se encuentra incorporado en el lenguaje mapuche. No obstante, hay ciertos aprendizajes culturales que se desecharon por la modernidad. Hay casos en que se aceptaron construcciones en ciertas zonas de amenazas y riesgos y aquí entra un juego de presiones privadas y las responsabilidades gubernamentales.

Si se mira el continente desde la perspectiva de la marginalidad, uno concuerda con la opinión del Banco Interamericano de Desarrollo. Si hay un riesgo severo que compartido entre todos los países de la región es el de la pobreza; que es la principal causa de riesgos. Y es un problema que tiene que ver con las políticas públicas de un país. Por eso, es urgente comprender el riesgo. Es decir, entenderlo y apropiarse, en los contextos globales, regionales y locales.

Rol de la universidad.

La universidad genera masa crítica en las distintas áreas de la población. Esa masa crítica debe entender que tiene un contexto y que tienen que ver con cuestiones de objetivos de desarrollo sostenible, cambio climático y los desastres. En su formación debe trabajar esos tres elementos. Las universidades forman los líderes del futuro y esos líderes no pueden no saber de desastres, organizar a la población, conocer e interactuar con esa población. Esta universidad tiene una oportunidad única hoy para generar cambios en la conductas y así establecer un mundo más seguro.

Fuente: UCC

 

¿Una «app» Para los Derechos Sociales?

“Por supuesto, que todos somos consumidores. Pero también todos somos trabajadores. Eso complejiza la situación porque, en ocasiones, las reformas que benefician a los (algunos) consumidores, perjudican a los (algunos) trabajadores.”

Por Luis Fernando Medina Sierra

Todos somos consumidores. Esta ha sido la consigna para vender todas las reformas liberalizadoras de los últimos treinta años, ya sea la reducción de aranceles, la desregulación de las hipotecas inmobiliarias, la privatización de las infraestructuras públicas, o tantas otras. La idea es que mientras más operen los mecanismos de mercado, más valor pueden generar y, en condiciones de libre competencia, los productores no pueden apropiarse de este valor sino que tienen que pasárselo a los consumidores en forma de bienes y servicios mejores y más baratos.

Por supuesto, que todos somos consumidores. Pero también todos somos trabajadores. Eso complejiza la situación porque, en ocasiones, las reformas que benefician a los (algunos) consumidores, perjudican a los (algunos) trabajadores. Mientras más presión competitiva se aplique sobre las empresas, reducirán estas los derechos laborales tales como la negociación colectiva, la cobertura de riesgos y pensiones, etc. Así pues, las mismas políticas que nos permiten acceder a artículos importados de calidad, a buen internet, a marcas lujosas, pueden ser las mismas que debilitan nuestra seguridad social, nuestro acceso a vacaciones remuneradas o a la estabilidad laboral.

Pero, ¿y si ahora resultara que no somos trabajadores sino empresarios? ¿Qué tal si todos fuéramos nuestros propios jefes, decidiendo a qué horas trabajamos, dónde y cuándo nos tomamos vacaciones? ¿No sería esa la manera de tener el mejor de todos los mundos posibles, es decir, de beneficiarnos como consumidores y, simultáneamente, como empresarios?

Esa es la visión que nos proponen los defensores más entusiastas de las nuevas plataformas digitales. Es decir, de servicios como Uber, AirBnB?, Deliveroo, entre otros. Estas plataformas permiten utilizar la tecnología de internet para conectar de manera instantánea la demanda por un servicio con su oferta. Así, en lugar de tener choferes de taxi dando vueltas por la ciudad (o haciendo huelgas) podríamos tener unos cuantos conductores esporádicos que se ofrecen a llevar a alguien cuando lo necesite. En lugar de tener unos pocos hoteles concentrados en algunas zonas, podríamos alojar turistas en prácticamente cualquier parte de la ciudad en cualquier momento. Todos ganaríamos como consumidores. Y no tendríamos jefes. La utopía.

En la práctica, las cosas no son tan sencillas. Primero, las plataformas digitales no son simples facilitadoras de transacciones. Por lo menos, no siempre. Aunque algunas sí. Por ejemplo, Blablacar se limita a poner en contacto viajeros ocasionales con gente que va con su propio vehículo en la misma dirección. Pero muchas otras plataformas juegan un papel determinante en decidir qué servicio se presta y bajo qué condiciones. Un repartidor de Deliveroo no es simplemente un ciclista que decidió entregar algunas comidas mientras hace ejercicio. Por el contrario, tiene que repartir pedidos de comida en una hora, un lugar y bajo condiciones específicas. Así que cuando algunos se refieren a las plataformas digitales como parte de una nueva «economía colaborativa» se está abusando del lenguaje.

Dejando de lado este equívoco, ¿son verdaderamente «empresarios» estos trabajadores? Las plataformas digitales han dicho repetidas veces que no, que son contratistas. Es decir, que la relación entre, por ejemplo, un repartidor y Deliveroo, es la misma que la puede existir entre la pizzería a la que va dicho repartidor y la litografía que le vende las cajas de cartón. El repartidor es, por tanto, un empresario, el dueño de una empresa cuyo único empleado es él y cuyo único capital es la bicicleta.

Muchos trabajadores se han unido a estas plataformas con esa misma idea. Les atrae la posibilidad de trabajar bajo sus propias condiciones. Y, a decir verdad, en muchos casos están satisfechos con los resultados. Pero esta autonomía individual tiene un costo. Así como se ganan derechos individuales, se pierden derechos colectivos. Al fin y al cabo, la pizzería no es responsable por las vacaciones del litógrafo, ni por su seguro médico, ni por ahorrar para su pensión. Del mismo modo, Deliveroo no tiene por qué responder si este «contratista» tiene un daño en su bicicleta o se ve envuelto en un accidente.

Ese es el problema de estas utopías que tratan a todos como miembros de una misma categoría universal. Todos somos consumidores, sí. Pero algunos consumimos más artículos importados de lujo y tenemos más ahorros para nuestra vejez que otros. Todos podríamos ser empresarios en una plataforma digital, sí. Pero algunos ofreceríamos servicios altamente calificados (como contaduría o diseño de páginas web o traducciones) y por tanto podríamos negociar buenos términos de salario con nuestros clientes, mientras que otros son mano de obra fácilmente reemplazable y, por tanto, no pueden como «empresarios» recuperar las garantías que han perdido como trabajadores.

Como ocurre con todas las nuevas tecnologías, las plataformas digitales vinieron para quedarse. No hay ninguna duda de que pueden facilitar mucho la vida diaria, reducir costos de operación e incluso, como dice Cabify, ofrecer alternativas de movilidad que reduzcan la contaminación en la medida en que la gente deje de utilizar su vehículo particular. Por tanto, la pregunta que hay que hacerse ahora es cómo adaptarnos a ellas.

Históricamente, el Estado del Bienestar se había articulado en torno al trabajo. Como los trabajadores tenían más capacidad de acción colectiva que muchos otros segmentos de la sociedad, fueron ellos (y a veces, enfrentándose a muchos más obstáculos, ellas) quienes lucharon para obtener salarios dignos, vacaciones, derecho al ocio y a la jubilación. Por eso, no hay muchos ejemplos en el mundo capitalista moderno de derechos sociales que sean absolutamente universales sin estar para nada ligados al trabajo. El servicio de salud británico (y sus semejantes) es tal vez la excepción más famosa. Pero no hay muchas más. Los sistemas de salud en Europa, inclusive los públicos, suelen estar financiados por impuestos a la nómina (como en Francia) o ser gestionados por juntas de empresas y trabajadores (como en Alemania). Las pensiones, aunque tienen un componente universal, suelen estar atadas a la historia salarial del jubilado.

El modelo contractual de las plataformas digitales pone todo este sistema en cuestión. Si todos somos empresarios, nadie tiene derechos laborales. Pero entonces, la única forma de garantizar los derechos que hasta ahora hemos dado por sentados (el derecho a la salud, al tiempo libre, a la seguridad social, a la jubilación) tendrán que venir de otra fuente y tendrán que ser financiados de otra manera.

En principio, la solución es fácil: reemplazar los componentes contributivos de nuestro actual Estado del Bienestar por componentes universales. Pero es más fácil decirlo que hacerlo. Existen propuestas en tal sentido. Por ejemplo, la idea de una renta básica universal, de la cual se habla cada vez más, apunta en esa dirección. Se trataría, en ese caso, de crear un sistema en el que todo individuo recibiría transferencias de ingreso que podría utilizar para garantizar sus propios derechos (por ejemplo, protección frente a riesgos laborales, jubilación) independientemente de si está trabajando como empleado o no. Análogamente, podría pensarse en replicar el modelo de salud británico, rompiendo los lazos entre cobertura médica y empleo. O mecanismos como «créditos de atención a la infancia» para madres trabajadoras que no tengan un empleador que les dé acceso a guarderías.

Todas estas y muchas otras ideas se han venido planteando. Pero, por supuesto, no se implementarán de un momento a otro. El problema es que los tiempos de la política y los de la tecnología casi nunca coinciden. Un país puede tomarse años o incluso décadas, en reorganizar su sistema de salud. Sirva como ejemplo los más de cuarenta años que han pasado desde que en Estados Unidos se propuso por primera vez la cobertura de salud para todos sus ciudadanos. Aún hoy es el único país industrializado que carece de ella. Sin embargo, la generación de nuevas plataformas y aplicaciones, no se detiene. La revolución informática ha ido a un ritmo mucho más rápido que cualquiera de las revoluciones productivas anteriores. Las dislocaciones sociales que la tecnología puede crear ocurrirán a un ritmo mucho más rápido que el que nuestros sistemas políticos pueden absorber.

Tenemos, eso sí, una gran ventaja a nuestro favor: ya estamos advertidos.

Fuente: CPAL Social

 

Se viene la 40° Jornada Nacional de la Juventud

Este año, el Colegio Seminario será abrirá sus puertas para recibir la 40° Jornada Nacional de la Juventud de Montevideo, Uruguay.

La Jornada comenzará el sábado 1° de setiembre a las 9 de la mañana. Este año cada diócesis celebrará su propia JNJ, y en el caso de Montevideo el lugar elegido es el Colegio Seminario. Además, se realizará íntegramente el día sábado, a diferencia de las últimas ediciones, en las que se extendía a todo el fin de semana.

Prepararse para la misión

Acompañando el programa misionero “Jacinto Vera”, en el que la Arquidiócesis de Montevideo se está preparando a vivir la Misión “Casa de todos”, la JNJ será un espacio de celebración, formación y oración para los jóvenes de la capital. La jornada comenzará con un saludo del Card. Daniel Sturla a los jóvenes.

Para el tiempo de formación, están previstos 13 talleres sobre diferentes temáticas, cuyo objetivo será ayudar a los jóvenes a vivir su día a día en clave de misión. La propuesta contempla un primer tramo expositivo, a cargo de un especialista en la materia, y luego un espacio para plantear las preguntas.

¿Cómo participar?

Esta instancia está pensada para jóvenes entre 16 y 30 años de todas las comunidades de Montevideo. Para concurrir y participar de los talleres se requiere inscripción previa, que en este caso se realiza de forma individual, a través de un formulario en línea.

Hay dos tipos de inscripciones: inscripción básica, con un costo de $ 150, que incluye almuerzo y merienda; y la inscripción solidaria, con un costo de $ 200, para colaborar con quienes no puedan pagar la inscripción básica.

La inscripción se realiza en línea, a través de un formulario (disponible aquí), en la página oficial o en las redes sociales (Instagram, Facebook o Twitter) de Iglesia Joven Montevideo.

Fuente: Iglesia Católica de Montevideo

 

Hacia una Política del Encuentro

Los días 7 y 8 de septiembre próximos, en Tanti (Córdoba), se desarrollará la 5ta edición de las jornadas ‘Repensando la política’ organizadas por la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPAS), que preside Mons. Jorge Lugones SJ.

Se trata de un espacio que tiene el objetivo de contribuir a la formación y al trabajo en red de dirigentes con capacidad de generar y promover políticas públicas, priorizando el desarrollo integral y la erradicación de la pobreza.

Se trata de un programa bienal que, en sintonía con la propuesta del Papa Francisco, se propone que la iglesia y la dirigencia política se aproximen des una Cultura del Encuentro para intentar construir desde la pluralidad de pensamiento, en diálogo con el otro, desde las propias particularidades, sin perder lo que nos hace único a cada uno. Este, como otros espacios eclesiales de encuentro, busca dar lugar para que se produzca el diálogo profundo acerca de las principales problemáticas que afectan a nuestro país.

La última edición de estas jornadas (2016) tuvo como sede el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional, en el marco de las celebraciones del Bicentenario, bajo el lema “Repensar la política y el ejercicio del poder en clave de servicio”. La presente edición se congrega en torno a la propuesta “Hacia una Política del Encuentro”. El viernes 7, habrá tres paneles: “La cultura del encuentro y de la solidaridad, un desafío social”, “Evaluación del malestar social” y “Una economía con rostro humano; el desafío de la política”.

El sábado 8, se dictará la conferencia “Aporte de la Doctrina Social de la Iglesia a la fundamentación de la política. El papel de la sociedad civil en una cultura del encuentro”, un panel sobre “Los cambios para recuperar la confianza social en la política” y una conferencia de clausura sobre “Desarrollo sustentable, el desafío de la equidad del siglo XXI”.

 

Recordando la Asamblea Mundial de CVX

Crónica de la Asamblea Mundial de CVX, celebrada hace un mes en San Miguel, Buenos Aires, Argentina.

Reunidos en el barrio de San Miguel, donde el Papa Francisco tuvo su primera parroquia, cada comunidad CVX ha alzado el vuelo desde su realidad para unir la realidad en un único sentir. Somos 72 países pero no somos números, en esta asamblea somos uno a uno, cara a cara.

El primer día de Asamblea comenzó con una carta del Papa. En ella nos llamaba a ser una «CVX en salida» para saciar los corazones de la humanidad. El papa escribió a la CVX: «Reconocer el don concedido supone una llamada a la responsabilidad, a salir de ustedes mismos e ir al encuentro de los demás, para alimentarlos con el único pan capaz de saciar el corazón humano».

El presidente, Mauricio López, introdujo la asamblea invitándonos a superar la autocomplacencia, a discernir juntos y a vivir en conversión de manera profética y valiente.

El consejo mundial presentó el trabajo de estos últimos cinco años, con algunas conclusiones sobre cómo mejorar nuestro proceso de formación y las 4 fronteras prioritarias que necesitamos inspirar, consolidar y expandir: Familias, Globalización y pobreza, Migraciones y Juventud.

La metodología ignaciana giró en torno a la conversación espiritual aplicada durante la asamblea. Así se destilaron las decisiones y mociones esenciales. El proceso lo guió el grupo ESDAC, un centro ignaciano especializado en métodos (www.esdac.net ) Forma parte del equipo ESDAC el jesuita español José de Pablo. El espíritu que inspira esta conversación espiritual es familiar a todos: escucha activa y receptiva, deseo de comunicar aquello que nos toca en la mayor profundidad, atmósfera de confianza y acogida, apertura a compartir…

También hubo ocasión de visitar la parroquia central del barrio donde se celebraba la asamblea, San José. Donde había un gallinero, el Papa Francisco construyó la parroquia hace 35 años como plataforma misionera para todo el barrio. Tienen una comunidad laica muy grande y viva. Este es un momento muy especial de encuentro de la Asamblea con todas las familias del barrio, que viven situaciones muy duras, y con una incipiente CVX.

En el día de puertas abiertas, el Padre General Arturo Sosa nos habló de consolidar CVX para responder a los desafiantes tiempos del siglo XXI y contribuir al fortalecimiento de la Iglesia laical. El Papa Francisco nos ha pedido ayudar a expandir el discernimiento en el mundo.

Con la CVX la Compañía tiene un vínculo especial que nos une a llevar el Evangelio. Esta responsabilidad nos impulsa a buscar mayor profundidad en la colaboración, dijo el General. Los desafíos de la Humanidad en estos momentos son de tal envergadura que solamente colaborando juntos podremos responder. La colaboración entre la SJ y la CVX tiene mucho espacio para crecer, es un desafío esperanzador que abre nuevos horizontes apostólicos.

Después continuó el proceso de la Asamblea, con tres días de silencio intenso y oración, guiados por el equipo de ESDAC, buscando la gracia de nuestro momento histórico que desborda hacia el futuro, descubriendo a qué estamos llamados hoy como CVX.

Hubo tres ejes principales. El primer eje, salir al camino como compañeros. El segundo, usar el discernimiento laico ignaciano como herramienta transversal. El tercero, ser una comunidad profética al servicio de la reconciliación y especialmente en las periferias del mundo y la existencia.

En el último día, se eligió un nuevo Consejo Mundial (ExCo), que quedó como sigue:

Presidente: Denis Dobbelstein (Bélgica)

VicePresidenta: Ann Marie Brennan (USA)

Secretaria: Catherine Waiyaki (Kenia)

Consultores:

  • Fernando Vidal (España)
  • Daphne Ho (Hong Kong)
  • Diego Pereira (Uruguay)
  • Najat Sayegh (Líbano)
  • Vice Asistente: Herminio Rico, SJ

Fuente: Info SJ

Mes de la Solidaridad en Chile: ¿Y hoy qué hacemos?

Agosto ya está consagrado como el mes en honor al santo chileno, San Alberto Hurtado.

Múltiples son las actividades que se han venido desarrollando, entre ellas una especial campaña a través de redes sociales que invita a reflexionar sobre los contundentes y visionarios mensajes que el sacerdote jesuita dijo hace más de 50 años y que siguen 100% vigentes. Además de la publicación de un libro inédito.

“Qué haría Cristo en mi lugar es la pregunta cuando la desigualdad e inequidad social sigan marginando y arrinconando a los pobres a las cárceles, mientras que los que estafan y se coluden a manos llenas no van a cárcel, con el Padre Hurtado me pregunto y los invito a que nos preguntemos: ¿Qué haría Cristo en mi lugar?”, dijo la hermana Nelly León, capellana de la cárcel de mujeres de San Joaquín (Chile), en la ceremonia de inicio del Mes de la Solidaridad que se realizó en una Catedral de Santiago atiborrada de jóvenes, trabajadores, voluntarios y fieles.

¿Qué haría Cristo en mi lugar? Fue la pregunta central y que siguieron respondiendo otros representantes de la sociedad civil, como el padre José Yuraszeck, capellán del Hogar de Cristo, Benito Baranda de América Solidaria, miembros de la Pastoral de la Diversidad Sexual de la CVX, del comedor San Antonio de Padua de la Iglesia San Francisco de Alameda, entre otros. Y todo armonizado por el canto del reconocido músico y padre jesuita Cristóbal Fones.

Siguiendo con la reflexión y en un nuevo Mes de la Solidaridad, el pasado 7 de agosto se publicó el libro “Lo que dijo el Padre Hurtado”, una recopilación de sus mensajes más destacados en sus libros, recortes de prensa y discursos. La presentación fue realizada en el museo del Santuario del Padre Hurtado y contó con la participación del ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, el abogado y empresario, José Said, y la periodista Matilde Burgos.

En el libro se pueden leer frases como: “Nada más deprimente que el espectáculo de nuestra cárcel pública… Es un verdadero campo de concentración. En celdas estrechas, húmedas, malolientes, vegetan aprendiendo nuevos vicios”. Y hoy, ¿qué hacemos?

Precisamente, el Hogar de Cristo junto con otras entidades jesuitas desarrollan durante agosto una campaña a través de redes sociales que tendrá como nombre y hashtag #LodijoelPadreHurtado ¿Y hoy qué hacemos? El objetivo es resurgir el mensaje del santo chileno, cuyas palabras de hace más de 50 años, hoy resuenan y son completamente atingentes.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

 

Iglesia-Estado en la Argentina: ¿quién sostiene a quién?

Un análisis de la relación entre la Iglesia y el Estado Argentino a lo largo de la historia.

Por Edgardo Fretes – Docente y Comunicador

Cuando con «inocencia discutible» algunos medios tomaron de más de 1.000 preguntas a Marcos Peña, jefe de ministros, justo la que tiene que ver con el sostenimiento de la Iglesia, como noticiable o relevante, se volvió a abrir un viejo debate sobre la relación Estado – Iglesia Católica.

Verdad Histórica

Dice Héctor Ruiz Núñez en su libro «La Cara Oculta de la Iglesia»: «La mayor parte de los bienes de la Iglesia argentina tienen su génesis en la época colonial. En los siglos XVI y XVII la corona española cedió cientos de miles de hectáreas a los obispados y a los conventos que se establecieron en el nuevo mundo. En el siglo XVIII, en cambio, el crecimiento de las propiedades eclesiásticas derivó de donaciones y herencias».

En lo que hoy es Argentina, la Iglesia tenía 35.000 hectáreas de campos donde luego se establecieron los partidos de Luján, Merlo, Avellaneda, San Pedro, Arrecifes, Moreno, Quilmes, Magdalena y Tres de Febrero; en la provincia de Buenos Aires. También la Iglesia era propietaria de 300 manzanas en la actual Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La renta que producían estas tierras servían al sostenimiento de las obras religiosas, el mantenimiento de orfanatos, hospitales y a la creación de nuevas comunidades y parroquias, en una región que crecía con gran velocidad demográfica.

Continúa el reconocido (anticlerical) periodista de La Nación: «Bernardino Rivadavia, siendo ministro de Gobierno de Martín Rodríguez, produjo un hecho que durante 150 años fue motivo de debates y reclamaciones entre la jerarquía eclesiástica y el gobierno: expropió numerosos inmuebles de la Iglesia ‘no necesarios para el culto’. Los sucesivos decretos no se limitaron sólo a los bienes, también reglamentaron distintos aspectos de la actividad religiosa, dentro de un proyecto conocido como Reforma Eclesiástica».

Esto ocurría en 1822. El detalle a tener en cuenta es que, a diferencia de lo que sucede en la mayoría de las expropiaciones, el Estado no dio a la Iglesia pago o indemnización a cambio. Muchas comunidades religiosas quedaron literalmente en la calle, tal fue el caso de los Monjes Recoletos a los que se les quitó la propiedad donde hoy podemos visitar el Cementerio de la Recoleta.

Luego fueron las sucesivas Constituciones, las de 1853 y 1994, las que consagraron en su Artículo 2, el sostenimiento del Culto Católico y fue el gobierno militar de la última dictadura el que promulgó una ley dando respuesta definitiva al reclamo de la Iglesia, por aquella renta que había dejado de recibir por los bienes expropiados.

Pero hay más. Alguien insospechado de clericalismo como Bernardo de Irigoyen, en la sesión del 11 de agosto de 1871, de la Convención Constituyente de Buenos Aires, decía: «La verdad del caso, Señor Presidente, es que la Iglesia se sostenía con los bienes que poseía, donados por los fieles. Vino el año 22 en que el gobierno concibió la idea patriótica de una reforma general, y en ella comprendió también al clero. Se inició pues la reforma eclesiástica, y para llevarla a cabo sancionó una ley que en su artículo 19 dice lo siguiente: ‘Desde el 1 de Enero de 1823, quedan abolidos los diezmos y las atenciones a que eran destinados serán cubiertos por los fondos del Estado’. Viene enseguida otra disposición de la misma ley de donde resulta que no fue la Iglesia Católica la que trató de ser sostenida por el Estado sino que fue el Estado el que tomó posesión de todos los bienes de la Iglesia, el que suprimió las contribuciones con que la Iglesia se sostenía, y que fue el Estado el que creyendo que estaba realizando una reforma liberal, una reforma de alta conveniencia pública, dijo: Tomo a mi cargo el sostén del Culto Católico en este país. Ésta es la verdad histórica».

Es decir, en sencillas palabras: la Iglesia en Argentina era una organización autofinanciada e independiente del Estado. Fue el Estado el que la quiso hacer dependiente para disciplinarla e intentar manejarla en su acción y discurso. Y esta verdad no la dice la Iglesia.

Los colegios católicos

La gran mayoría de los colegios católicos del país reciben subvención estatal para el pago de sueldos. Esto es cierto. Tan cierto como que son los mismos religiosos los que gestionan esos colegios y los mismos fieles los que los mantienen en infraestructura y mejoras, elevando el nivel educativo y haciendo patria en lugares rurales y de difícil acceso.

Pero la ecuación podría ser al revés: En lugar de sacar la cuenta de cuánto «gasta» el Estado en los subsidios de los sueldos en los colegios católicos, me gustaría preguntar: ¿Cuánto gastaría el Estado si el 30% del total del alumnado del país, que concurre a establecimientos católicos, fuera a escuelas públicas? Un Estado que es corrupto, obeso y poco diligente, ¿cuánto erogaría en el funcionamiento de tal infraestructura?

El sostenimiento al revés

Según se desprende de la información que brindó el jefe de Gabinete en el Congreso, el Estado destina anualmente unos 174 millones de pesos al sostenimiento del Culto Católico. Ahora bien, en un país con un 30% de pobreza, la Iglesia apoya y acompaña en las grandes ciudades y en los rincones más recónditos del territorio, a muchas familias que se encuentran agobiadas por el peso de un Estado que no llega a curar todas las llagas y a atender todas las necesidades.

La Iglesia Católica en Argentina, a través de Cáritas Nacional, invirtió durante 2016 en educación, ayuda inmediata y emergencias, desarrollo institucional, abordaje de las adicciones y economía social y solidaria, más de 94 millones de pesos. Si tenemos en cuenta que la colecta de Cáritas se divide en tres tercios, el primero para Cáritas nacional, el segundo para la Cáritas diocesana y el tercero para Cáritas parroquial, el número se multiplica por tres y pasamos, sólo en 2016 a mucho más de 282 millones, puesto que no estamos considerando las donaciones que en todas las parroquias se reciben a diario, para el desarrollo de Cáritas y que no se cuantifican, porque se van destinando casi en forma instantánea para cubrir las necesidades de miles de familias.

No nos olvidemos de la Colecta +x-. Durante 2016 esta colecta distribuyó entre las zonas más pobres del país, más de 35 millones de pesos.

Así las cosas, teniendo en cuenta un mínimo crecimiento del 20% entre 2017-18, la Iglesia Católica en su conjunto, estaría erogando para paliar necesidades donde el Estado no está, alrededor de 380 millones de pesos.

Obviamente la Iglesia «hace el bien sin mirar a quién» y nunca va a reclamar por este rol de caridad que le es propio, al Estado, al que sí le es propio velar por el bienestar de todos sus ciudadanos.

Fuente: Los Andes

 

El Rock de la Teología

Músicos católicos contaron su experiencia que combina esos dos aspectos en su vida. Sobre Teología y Rock and Roll fue el primer evento del ciclo “Teología y …” que seguirá a lo largo del segundo semestre de este año, encabezado por la Pastoral Universitaria de la UCU.

José Luis González y Luis Horta, del grupo de rock cristiano Kerygma, y Andrés Márquez, estudiante de la licenciatura de Artes Visuales y baterista de la banda de pop rock católico Ecos compartieron cómo viven su fe a través de la música, y qué tienen para sumar el rock, un estilo musical caracterizado por su rebeldía a la vida de fe católica. En una alternancia de canciones y ponencias, se tomaron un tiempo también para responder preguntas del público.

El ciclo “Teología y …”, busca salir al encuentro de la comunidad universitaria, para mostrar que la vida de fe no es una parte compartimentada de la vida del creyente, sino que es una experiencia que trasciende también a su profesión, sus actividades y su forma de ver la vida.

La actividad se desarrolló el 4 de julio en la Plaza de Encuentro

Fuente: UCU

Aprender a Encontrarnos

Podemos aprender a encontrarnos o aprender a desencontrarnos: la cultura y la educación que recibimos nos llevan a un camino o al otro.

Por María Luisa Caparrós

En una sociedad donde todo se compra y se vende, donde todo va a gran velocidad, hasta las relaciones y los encuentros se mercantilizan y entran en una lógica consumista. El cultivo de relaciones verdaderas, duraderas y profundas, la cultura del encuentro, aparecen como algo contracultural que pueden ser una de las claves para transformar nuestra sociedad.

Podemos aprender a encontrarnos o desencontrarnos, la cultura y la educación que recibimos nos llevan a un camino o al otro. Podemos aprender a cultivar relaciones profundas o aprender cultivar relaciones superficiales y con una lógica utilitarista. La buena noticia es que podemos fomentar una cultura del encuentro desde la educación.

El encuentro nos transforma, si no ha habido transformación, no ha habido verdadero encuentro. Podemos decir que la transformación va a indicar la existencia o no de un encuentro. Es decir, el encuentro en sí es algo transformador, tiene un germen revolucionario ya que cambia el orden de las cosas…

Nos acercamos a este tema del encuentro como a tierra sagrada, descalzándonos. Porque para el encuentro “hay que descalzarse” de ideas preconcebidas. Y, desde un punto de vista educativo, hay que descalzarse de la unidireccionalidad de la enseñanza y bajar al suelo de la dinámica relacional y horizontal.

“Solamente en una epifanía de los rostros de los sujetos en el encuentro podemos ofrecer una pedagogía liberadora”. (Gustavo Río)

La pedagogía del encuentro nos sitúa en las coordenadas de lo cotidiano, en lo del día a día, en rostros, en miradas, en gestos, en palabras, en maneras, en personas concretas con circunstancias concretas. Nos sitúa en el “aquí y ahora”, en un “tú”, un “yo” y un “nosotros/as” concreto. En ese “tú” y ese “yo” concreto hombre, mujer, de esta cultura o de esta otra, es donde sucede el encuentro.

La pedagogía del encuentro nos pone en un paradigma de cercanía, de proximidad, de concreción y sobre todo en un paradigma de relaciones. Porque el encuentro es sobre todo relación, y la relación sólo puede ser concreta.

La pedagogía del encuentro no es un contenido o un proceso más; es ser con otros, creando relaciones de crecimiento en las que nos responsabilizamos de nuestros propios proyectos de vida. La pedagogía del encuentro moviliza todas las energías de una comunidad y de la persona, considera a la persona como protagonista de su propio crecimiento.

Es una pedagogía de los vínculos y del compromiso. Una pedagogía donde la perspectiva feminista y la coeducación tienen un gran aporte; es una pedagogía de los cuidados, donde los detalles cuentan y donde las personas concretas con sus necesidades y su contexto específico se sitúa en el centro, una pedagogía que busca crear vínculos y compromete… Es una pedagogía de la acogida y de la hospitalidad, donde también la educación intercultural, nos introduce una perspectiva de valores y actitudes necesaria; es una propuesta pedagógica de la atención plena y del estar presentes, con una atención intencional y un sí al otro/a.

La pedagogía del encuentro aporta un enfoque necesario para que la educación responda a los actuales retos globales con una perspectiva transformadora.

La educación entendida como experiencia de encuentro y transformación, se ancla en una ética de máximos, que no se conforma con “hacer las cosas bien” ni con cumplir el “expediente” o hacer “lo correcto”. Así entendida es una experiencia de éxtasis y entrega que busca responder a la realidad y transformarla desde la praxis cotidiana.

Fuente: Entre Paréntesis

 

Con el aval del Papa la Iglesia Argentina Renuncia al Subsidio del Estado

La Conferencia Episcopal Argentina inició los trámites para renunciar a los aportes estatales que subsidian a los 100 obispos argentinos, con el aval que llegó desde el propio Vaticano del papa Francisco.

La Iglesia Católica recibe anualmente 130 millones de pesos para asistir a los sueldos del credo más popular. Según informa Sergio Rubín en el Periódico Clarín, la entidad habría iniciado formalmente las tratativas para no recibir más ese tipo de ayuda. 

A partir de la discusión en el Congreso del aborto y el lugar que cumplió la Iglesia en dicho proceso, se comenzó a gestar un movimiento popular que busca impulsar la separación de los credos del Estado y que este no financie religiones.

La Campaña Nacional por un Estado Laico está generando encuentros en donde los afiliados puede rellenar el formulario de la “apostasía” y pedirle así a la Iglesia que deje de contarlos como católicos.

 Ante esta perspectiva de baja popularidad, el catolicismo decidió tomar cartas en el asunto y adelantarse a una próxima medida. Desde la entidad avisaron que la renuncia será gradual y su idea es impulsar un nuevo sistema de sostenimiento del culto con nuevas alternativas.

 Actualmente, los obispos reciben 40.000 pesos mensuales de parte del Gobierno, gracias a un decreto de 1979 en base al artículo 2 de la Constitución Nacional. La decisión de reunciar a los subsidios significaría un cambio radical en la relación del oficialismo con la Iglesia.

Fuente: El Canciller