El Padre General y la reestructuración de la Compañía de Jesús

“Lo que hemos llamado ‘la reestructuración de la Compañía de Jesús’ no es un juntar provincias. Yo quisiera poner el tema en otros términos. Es un proceso muy complejo, porque es el proceso de adaptar estructuras que existen, muchas de ellas con una larga tradición en el tiempo, o crear formas organizativas nuevas para atender una misión que ha cambiado, como lo exige el desarrollo del mundo. 

O sea, el tema es que el foco de la reestructuración es la misión. 

El foco de la reestructuración no son las culturas, ni las lenguas  ni ningún otro aspecto sino que es la misión, como ha sido siempre. Y la misión es el resultado de un proceso de discernimiento que no es fácil, pero que tiene que llevar después un proceso de planificación apostólica.”

Así comienza el Padre General, Arturo Sosa SJ a explicar el motivo de los procesos de reestructuración de las provincias jesuitas que se viene dando en todo el mundo desde hace años. 

Puedes escuchar la presentación completa en el siguiente link

Orar en un mundo ruidoso

La oración es ese equilibrio entre nuestro ruido interior y el ruido exterior.

Por Sebastián Zúñiga, SJ 

Vivimos en una época en la que nos es complicado estar en silencio: si no es el tráfico, es la televisión, y si no es el trabajo, son los estudios. Además, la tecnología tiene una participación activa en nuestras vidas; si bien ésta nos “descomplica” en varios sentidos, también nos mantiene ocupados, y hasta cierto punto, atados. Se ha vuelto muy común escuchar las frases: “no tengo tiempo”, “no voy a poder”, “me falta el tiempo”, etc. Las veinticuatro horas del día ya no son suficientes, y la semana se vuelve corta para realizar todo aquello que quisiéramos. En septiembre de 2016, se lanzó una campaña en Lima en la que la gente respondía: ¿Qué harías con más tiempo? Hubo varias respuestas en redes sociales con el hashtag #mastiempo como: estudiar, trabajar, viajar, aprender, desarrollar una habilidad, divertirse, dormir. La gente es consciente de la agitación en la que está inmersa y quisiera poder tener más tiempo para sí.

Este constante ajetreo nos ha acostumbrado a escuchar y aceptar todos los sonidos que hay afuera: música, publicidad, tráfico, comercio. Pero ¿qué sucede con el ruido que traemos dentro? El externo tiene un mayor volumen y hace que no nos preocupemos –ni escuchemos- lo que tenemos en nuestro interior. Este ruido externo muchas veces es atractivo y se vuelve melodioso a nuestros oídos: redes sociales, consumismo; en ellos encontramos nuestro refugio, nuestro centro. Simplemente es complicado tener silencio, estar ocupado y tener ruido se ha vuelto parte de nuestra vida. Y esto ha provocado que se dejen de lado los espacios de intimidad y reflexión con Dios.

Mientras escribía este artículo googleé “personas orando”, casi todas las imágenes que aparecían, hacían alusión a templos o montañas desérticas; ciertamente, es muy complicado que nos podamos desplazar a dichos lugares, pero la verdad es que la oración no tiene un lugar específico. Se puede orar mientras nos movilizamos a nuestros trabajos, o durante un break en cualquier parte del día. Porque el centro de la oración no responde a un lugar, sino a una actitud: la de encuentro con el Señor

Al inicio de este texto mencioné la participación activa de la tecnología en nuestras vidas, ella no solo nos permite comunicarnos o hacer más eficiente nuestro trabajo, sino que puede convertirse en una herramienta de reflexión personal. Vivimos en una época en la que los medios digitales se han vuelto parte de nosotros, es común pues, que revisemos nuestras redes sociales desde el teléfono móvil o computador. En esta dinámica varios grupos han optado por brindar espacios de oración y reflexión por medios digitales, está así –por poner ejemplos- la aplicación Rezando Voy, el sitio web www.pastoralsj.org; y en las distintas redes sociales podemos encontrar una gran cantidad de religiosos y laicos que con sus posts o videos, nos comparten material para hacer un alto y poder reflexionar. Se nos muestra una alternativa a la “oración tradicional”, es posible, entonces, orar en nuestro centro de estudio, trabajo o cuando nos estamos movilizando.

Retomando el tema del ruido, nosotros no podemos desconectarnos del mundo ni dejar de atender lo que está sucediendo, todo ese ruido externo (corrupción, hambre, injusticia, discriminación) debe hacer eco en nosotros, interpelarnos y cuestionarnos. No podemos ignorarlo o descartarlo, se vuelve parte de nuestra realidad y como cristianos, es nuestra misión orar por la problemática que aqueja a nuestra sociedad, país y planeta. Nuestra oración tendrá sentido en cuanto nos sepa poner en marcha y nos dé esa capacidad de salir al encuentro del otro.

En síntesis, la oración es ese equilibrio entre nuestro ruido interior y el ruido exterior, y éste puede ser alcanzado de múltiples maneras, tenemos la libertad de escoger aquella en la que nos sintamos más cómodos, más acompañados, más con Dios. Y tú, ¿cómo alcanzas este equilibrio?

Fuente: blog esejotas

Discernimiento & Planificación CPAL

Los días 6, 7 y 8 de diciembre en Montevideo, Uruguay  un taller de Discernimiento Comunitario y Planificación Apostólica propuesto por la Conferencia de Provinciales de América Latina (CPAL).

Por Juan J. Berli SJ – Delegado del sector Colaboración en la Misión

Del 6 al 8 de noviembre participamos en el Taller de Discernimiento Comunitario y Planificación Apostólica organizado por la CPAL en el Centro Manresa de Montevideo. Fuimos 20 participantes, entre laicos y jesuitas –por partes iguales-, de ARU, Brasil, Chile, Paraguay y Perú. 

De nuestra Provincia participamos Juan Berli SJ, Alvaro Pacheco SJ, Martin Haretche (Fe y Alegría) y Evelin Bierbrauer (Manos Abiertas). Los coordinadores del taller de la CPAL fueron Herman Rodriguez (Colombia), Alvaro Pimentel (Brasil) y Emilio Martínez (Perú). Quienes también coordinaron iniciativas similares en Méjico y en Ecuador.

Tuvimos momentos de estudio/reflexión personal y tiempos de ensayos prácticos -en grupos, para ejemplificar planificaciones en algunas obras apostólicas, teniendo como referencia la aplicación de las Preferencias Apostólicas Universales. A lo largo de todo el encuentro hubo muy buenas intervenciones de todos, compartiendo sus experiencias en diversas áreas de nuestras Provincias.

Impacta la calidad y cariño de los laicos/as que comparten con nosotros la Misión de Cristo, en una corresponsabilidad madura y profesional. La riqueza del taller se podrá ver en los frutos de la aplicación de esta metodología. Específicamente, aplicamos los pasos de la ‘Conversación grupal en 3 tiempos’: luego de la oración personal, cada uno comparte las mociones, sin ser interrumpido, estableciéndose previamente un plazo de tiempo para esta primera ronda. 

A continuación se comparten resonancias, coincidencias… o se piden aclaraciones. También este tiempo está predeterminado. Finalmente se trabaja en una síntesis, que no sea la sumatoria de todo lo ocurrido, sino principales aspectos que respondan a la pregunta o prioridad trabajada. Esto puede ser expresado con un gráfico, una narración, una puntualización, un dibujo, etc. para poder ser presentado en el plenario. 

En todo el ejercicio de esta metodología particular, se destacó el aporte del equipo coordinador, quien acompaña todo el proceso y es un facilitador de todo el proceso de discernimiento, logrando que todos nos involucremos en la tarea.

Osvaldo Chirveches SJ: “Estamos dispuestos a ponernos el país al hombro por el bien de toda Bolivia”

El presidente de la Confederación Boliviana de Religiosos, Osvaldo Chirveches SJ habla en exclusiva con el portal digital Vida Nueva. 

Osvaldo Chirveches fue superior provincial de los Jesuitas en Bolivia y actualmente es presidente de la Confederación Boliviana de Religiosas y Religiosos (CBR), en exclusiva a Vida Nueva ha dicho que la actual situación del país es de mucha incertidumbre, no en balde el dimisionario Evo Morales este lunes, 11 de noviembre, tomó un avión rumbo a México, país que le ha brindado asilo.

Por una parte, grupos afectos al Movimiento al Socialismo han salido a protestar en contra de lo que consideran un golpe de Estado, mientras que amplios sectores políticos y sociales, incluyendo a la Iglesia, hacen votos por una transición política en paz y calma que lleve a un nuevo proceso electoral.

El sacerdote ha destacado la fuerza de la juventud en estos días de protesta, la cual es “una presencia que debe ser considerada la vanguardia”. Además considera que no fue un golpe de Estado, como sectores de la izquierda nacional e internacional han asomado, sino que “estamos delante de una movilización cívica que denunció y comprobó fraude en las últimas elecciones. Eso fue lo que provocó la renuncia”.

El jesuita es partidario de la reconciliación: “Yo creo que hay un camino, el de la reconciliación y el reencuentro entre nosotros, es muy necesario y en el cual hemos andado muy poco”, por lo cual ve urgente una mancomunidad interinstitucional que esté dispuesta a colaborar “y nos pongamos el país al hombro. Allí la Iglesia católica como conjunto y, especialmente, la vida religiosa estamos dispuestos a hacerlo”.

Escalada de violencia

Tras la renuncia del Presidente, ¿cómo evalúa la situación del país?

En este momento la situación es incierta, a nosotros nos gustaría que esta incertidumbre dure poco. Hasta el momento por las noticias que tenemos todavía las renuncias por escrito de las autoridades (presidente, vicepresidente, presidente de la cámara de diputados y del senado) no han llegado para ser consideradas en la Asamblea Constituyente, por eso deja un vacío de poder muy preocupante. Es también importante encontrar una salida que nos permita continuar y caminar hacia un proceso de elecciones.

Por otro lado, el tema es qué a raíz de todo lo sucedido hay una suerte de escalada de violencia muy triste y lamentable de algunos partidarios de Evo Morales que han salido a las calles a sembrar violencia, aunque también es cierto que de parte de los comités cívicos y de los partidos políticos de oposición también hubo violencia, es decir, lamentablemente lo que no ha conseguido la renuncia del Presidente es darnos certezas, permitirnos de rearmar el país y tampoco ha permitido detener la violencia y eso es preocupante.

Bolivia es otra

Luego de 13 años en el poder por parte de Evo Morales. ¿cuál debería ser el rumbo de Bolivia en esta nueva etapa democrática?

 Creo que Bolivia ha dado pasos significativos en la línea de la inclusión social. Hemos podido visibilizar a  pueblos indígenas que no tenían la visibilidad y no tenían las oportunidades. Lo primero que tendríamos que hacer, y ojalá así sea, se convoquen a las nuevas elecciones, este  proceso de participación y presencia no puede ser negado, donde aparezcan nuevos líderes, nuevos rostros como mujeres y otros indígenas.

Bolivia para bien o para mal es otra afortunadamente. En eso hay que reconocer el trabajo del gobierno de Evo Morales. Él ha conseguido que muchas personas sean visibles, que muchos comunidades indígenas tengan un lugar en nuestro país y sean atendidas, creo que ese es un primer dato que no se puede dejar de lado de cara al futuro.

Falta de nuevos liderazgos

 ¿Entonces cuál fue el error de Morales que lo han llevado a esta serie de acontecimientos?

 No ha sido una sola decisión la que le ha conducido a este proceso democrático de su mandato quede interrumpido. A mí me vienen a la cabeza y al corazón dos cosas: la primera no era necesario cortar procesos de aparición de nuevos liderazgos, no sólo dentro de su propio partido, sino también de la pluralidad y la diversidad de puntos de parecer en el país. Yo creo que una sociedad que quiere crecer en la diversidad, como dice nuestra constitución política del Estado, no puede cortar el surgimiento de nuevos liderazgos y ese fue un error significativo.

Todavía resuenan las palabras del padre Xavier Albó, cuando recibió el premio Cóndor de los Andes en pleno Palacio Quemado, en La Paz, quien le dijo al presidente Morales que ya era tiempo que deje el poder y que permita que otros líderes emerjan.

El otro punto es el tema del manejo del poder. Yo que he sido provincial de los jesuitas de Bolivia, te puedo confesar que no es algo sencillo cuando uno tiene en sus manos la capacidad de tomar tantas decisiones, necesitas hacer una reflexión muy honda, escuchar mucho a la gente y a veces tener uno mismo que dejar de lado los propios criterios. En eso, creo, el presidente Morales no ha tenido la sencillez que siempre le caracterizó como para poder reubicarse y tomar buenas decisiones dejando de lado su propio criterio. A ello le sumamos el entorno que lo rodea,  el cual no lo ha asesorado de la mejor manera.

Desarmar la palabra

 ¿Cuál es su mensaje al pueblo boliviano en estos momentos?

 Los obispos sacaron un pronunciamiento invitando a que entremos en un franco proceso de acompañar a Bolivia camino a unas nuevas elecciones y eso implica detener la violencia, el insulto y la agresión. Eso es necesario, invitar a todas y a todos a que podamos favorecer este clima desarme.

Lo segundo, es que apoyemos todo lo que nos conduzca sanamente a un nuevo proceso electoral y que haya una vez más una amplia participación. Yo tengo un cierto temor de que la gente de nuestra querida Bolivia no quiera participar, se rebele contra el mismo o hable de un cierto descrédito. Ese sería un flaco favor que le haríamos a las actuales y a las futuras generaciones que intentan proponer algo al país.

Lo tercero, es que nos demos un tiempo para favorecer nuevos liderazgos. Esto no es solamente un asunto de que si Evo Morales, Mesa, Camacho, Pumari están o no. Ese no es el meollo. Hay gente joven muy interesante, que tiene una sensibilidad muy valiosa y valdría la pena darle una oportunidad. Esos jóvenes tienen inyectado el chip de una Bolivia nueva, que no es la misma de hace 13 años afortunadamente. Además que permitan seguir transitando como un Estado con una conjunción de diversas culturas por la vía de la reconciliación y el reencuentro.

Fuente: infodecom.net

“Dame de beber”: a propósito de la oferta actual de espiritualidad

La búsqueda religiosa hoy es, ante todo, búsqueda de espiritualidad. De esta constatación se siguen dos demandas fundamentales a la Iglesia y a todas sus instituciones. Primero, que sea una auténtica maestra de espiritualidad. Segundo, que ofrezca espiritualidad cristiana. 

Por Gabino Uríbarri Bilbao, SJ

Nuestro modo de vivir occidental y posmoderno está marcado por la prisa, la presión, la competencia y el individualismo. Esto sobrecarga a las personas de tal modo que genera estrés y angustia de modo estructural y sistémico. Ante esta circunstancia proliferan diversas vías para enfrentar y superar con éxito los retos fundamentales de la vida cotidiana: el trabajo, la familia, la satisfacción personal. Algunos ensayan la solución farmacológica, con un alarmante consumo de ansiolíticos y antidepresivos. Otros la solución terapéutica, con un aumento de prácticas de tenor psicológico, con componente sanador: terapias variadas, coaching, mindfulness. También se cultiva la solución centrada en el cuerpo: ejercicio físico (fitness), yoga, pilates, dieta, cremas, belleza. No pocos buscan la solución espiritual: el contacto con una fuente de paz, de serenidad, de energía, de fuerza, de sentido, de gratuidad, de generosidad, de criterios verdaderos, de coraje para afrontar sanamente los conflictos. Por supuesto, las diversas alternativas se dan en intensidades diversas y con solapamientos variopintos.

En este contexto, la oferta de espiritualidad en el mercado es variada y muy atractiva. Mejora la vida de las personas (wellness), que encuentran mayor profundidad, paz, sosiego y bienestar. Este es el campo de juego en que hoy la Iglesia ha de ofrecer su espiritualidad, mostrando que es capaz de proporcionar una fuente de bienestar a quienes viven con sobrecarga, estrés y angustia, porque hace crecer la dicha en la vida cotidiana: en el modo de vivir el trabajo, de ser familia, de entenderse uno mismo y el logro personal, de afrontar el conflicto, el éxito y el fracaso.

Discernimiento

La presión del mercado corre el peligro de que en centros cristianos se ofrezcan formas de espiritualidad que tienen demanda, pero no son propiamente cristianas. Aquí se impone, por honestidad, un discernimiento. Hay elementos valiosos de entre la oferta que circula que se pueden incorporar. Estamos necesitados de interioridad, paz, sosiego, silencio, encuentro profundo con nosotros mismos. Eso es bueno. Pero solo eso no es espiritualidad cristiana.

Fe y oración; oración y fe no se pueden deslindar como dos mundos paralelos. La oración es un ejercicio de la fe. Por eso, la espiritualidad también es un ejercicio de la fe. Así pues, entre los criterios elementales de una espiritualidad cristiana están los siguientes. Jesucristo ocupa un puesto preeminente, porque es el Salvador, que muestra el camino de la vida humana más plena como vida filial. Por medios diversos se busca conocerle mejor, amarle más, seguirle con mayor radicalidad. La Sagrada Escritura, como Palabra de Dios, ocupa un lugar especial como inspiración y pauta ejemplar que nos muestra el plan de Dios para nosotros y para el mundo, así como el modo de agradarle. Los sacramentos son momentos significativos, en que gratuitamente se recibe el don de Dios y se explicita su contenido. En ellos se objetiva y alimenta la fe, se impulsa la espiritualidad, se vive la eclesialidad, se reconoce el don inmerecido de Dios. Se da una vertebración de inmanencia y transcendencia de Dios. Aun encontrando a Dios en la soledad y en la intimidad más profunda del corazón –somos criaturas suyas, moldeadas a imagen de su Hijo, a quienes ha donado el Espíritu Santo–, Dios es un Tú, fuente de bendición y adoración. Sin encuentro personal con el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo no hay espiritualidad cristiana. La oración es fuente de encuentro con Dios y conmigo mismo. En ese encuentro se produce un descentramiento del propio yo, que lo enriquece y potencia.

Nota de los obispos

La reciente nota doctrinal de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, «Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo» (Sal 42,3). Orientaciones doctrinales sobre la oración cristiana (28. 08. 2019), pretende estimular a todas las instituciones de Iglesia a que ofrezcan el tesoro de la espiritualidad cristiana (cf. § 40), proporcionando orientaciones teológicas para evitar sincretismos incompatibles con la fe u ofertas que no sean propiamente cristianas (esp. parte IV), patrocinadas y promovidas como tales en centros cristianos.

Durante muchos años, el mascarón de proa con el que la Iglesia se ha empeñado en la evangelización ha sido la caridad. Sin dejarla de lado, pues en la fe cristiana no se puede separar el amor a Dios y al prójimo, particularmente al menesteroso e indigente, las trompetas tocan a cambio de paradigma. Si la Iglesia no consigue hacer valer en el mercado posmoderno una oferta espiritual atractiva, porque genera bienestar, paz, fuerza, gratuidad, alegría, altruismo y profundidad, dejará de ser referente religioso, aunque lo pueda ser social.

“Dame de beber” le pide Jesús a la samaritana (Jn 4,7). En el transcurso del diálogo junto al pozo de Jacob se cambian las tornas: la samaritana le pide a Jesús el agua de la vida eterna (Jn 4,13-15). La Iglesia, como receptora de esta agua y del secreto de su fuente inagotable, tiene la doble misión de salir al encuentro de la gente que busca pozos y que tiene sed, para entrar en diálogo amable con ellas y abrirles el camino hacia la fuente, de cuyo seno corren ríos de agua viva (Jn 7,38; Ap 22,1-2).

Fuente: vidanuevadigital.com

¿Cuál es nuestra misión común? – Palabra de CPAL para el mes de diciembre

La Palabra que la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL) comparte a jesuitas y colaboradores del mes de diciembre. El artículo está dedicado a la celebración del 20° aniversario de la CPAL y la reciente 38° Asamblea de Provinciales.

Por Roberto Jaramillo SJ – Presidente de CPAL

Dos momentos han marcado nuestra vida en este mes. En primer lugar, la celebración de los 20 años de existencia de la CPAL, completados gracias a la generosidad y el trabajo de una gran cantidad de hombres y mujeres colaborando en esta tarea común: provocar, articular y fortalecer nuestros trabajos interprovinciales e intersectoriales, en-red-dándonos para un mayor servicio de la Missio Dei

Damos gracias primeramente a Dios que nos ha permitido hacer este recorrido de dos décadas en favor del crecimiento del cuerpo apostólico con una consciencia más universal, y por lo tanto más jesuítica y más divina; y damos gracias a todos los que se han esforzado en diversos trabajos a lo largo de este tiempo por promover, animar y fortalecer esta dimensión de nuestra común vocación. 

En segundo lugar, quisiera destacar el principal fruto del trabajo realizado durante la 38ª reunión de la Asamblea de la Conferencia. En la primera carta de este año el Padre General pidió “a los Superiores Mayores de cada Conferencia que disciernan juntos… si, en su Conferencia, hay unidades que deban combinarse, dividirse o realinearse de alguna otra manera para brindar un servicio más eficiente” (2019/01). Con la presencia y orientación del P. Sosa, que nos acompañó en la primera parte de la reunión, y dispuestos a encarar esta tarea de la cual debemos presentar el fruto final en marzo de 2021, nos reunimos en Asunción (Paraguay) el mes pasado. 

Fue una experiencia de consideración juiciosa, oración, diálogo espiritual y discernimiento, en la cual el Espíritu Santo nos fue llevando por caminos que no habíamos sospechado. Poco a poco fue haciéndose en nosotros una especial claridad respecto de la urgencia de poner la misión como foco principal y motor de nuestras deliberaciones, siendo que las formas en que se planee desarrollar esa misión y las estructuras para promoverla y sostenerla deben venir a ser consideradas en un segundo y tercer momento (lo que no quiere decir, tampoco, que no tengan importancia). 

Decidimos entonces vincular el pedido del P. General al proceso de discernimiento de la misión común en América Latina en el marco de la elaboración del segundo Proyecto Apostólico Común (PAC.2). Se trata de implementar, durante el año 2020 y comienzos del 2021, un proceso espiritual de búsqueda de la voluntad de Dios sobre la/s misión/es que Dios nos está invitando a abrazar hoy en nuestro Continente como Cuerpo Apostólico; proceso que ha de involucrar a todo el cuerpo de la Compañía en la CPAL, y para el cual necesitamos -desde ya- pedir y encontrarnos (“buscar y hallarnos”) en una actitud de verdadera indiferencia y de gran libertad. 

La compleja situación que viven prácticamente todos los países latinoamericanos exige de todos nosotros -en todos nuestros compromisos apostólicos, sin excepción: contemplación y oración para escuchar la voz de Dios en medio de los gemidos de la historia concreta, especialmente de los más vulnerados; exige la inteligencia de la fe unida al análisis riguroso para superar preconceptos, miedos y actitudes interesadas o ingenuas; y finalmente: exige participación responsable y profética si queremos ser verdaderamente cristianos, co-laboración y articulación con otros muchos que sueñan y luchan también por “una tierra nueva y unos cielos nuevos”. 

En este contexto -que no es pasajero, por el discernimiento que tenemos entre manos, nos jugamos la fidelidad a nuestra vocación, la realización personal como “llamados”, nuestra pertinencia social como mediación institucional. Dispongámonos todos a participar. 

Apostolado social de los jesuitas: con Jesús, servir a los más excluidos

La vida de quienes, en el contexto de la Compañía de Jesús y en colaboración con ella, se dedican al apostolado social, es una manera muy concreta de seguir a Jesús acompañando al pueblo de Dios. Este es el tema del discurso inaugural del P. Arturo Sosa con motivo del Congreso de Apostolado Social, que se celebró en la Curia General de la Compañía del 4 al 8 de noviembre.

El Padre Mario Serrano SJ, delegado para la misión socio-pastoral de la CPAL y uno de los organizadores del Congreso de Apostolado Social, subraya que El apostolado social de la Compañía de Jesús es una expresión de su vocación fundamental, que está llamado a servir la fe y la promoción de la justicia. Y se expresa en una diversidad de obras apostólicas, algunas explícitamente sociales, como lo son los centros sociales, la red de jesuitas por los migrantes, el trabajo con los indígenas, las emisoras, la red de emisoras que tenemos en toda América Latina.”

Pero a la vez también, ”todas las demás obras apostólicas, educativas, parroquiales, tienen una dimensión social, al servicio de nuestras sociedades, específicamente de los más excluidos. Es una realidad que exige que nuestra fe se explicite en una acción por la justicia, por la fraternidad universal, por la acogida y la hospitalidad”.

Énfasis y desafíos. Momento para discernir

Serrano considera que el punto de partida es “discernir a dónde nos está llamando el Señor”.  Así identificó al menos dos énfasis y tres desafíos, fruto de la reflexión que se está llevando en el Congreso.

El primer énfasis consiste en “una mayor cercanía con los más excluidos. Vamos sintiendo que Dios nos llama como compañía de Jesús a estar más cerca de la gente que sufre en la Amazonía, de los migrantes, de los sectores populares, porque es desde ahí que nace la inspiración y el llamado de Dios. Y también desde ahí se nos van ocurriendo ideas de una transformación, de una sociedad que exige transformaciones, ese es uno”.

Un segundo énfasis, implica “fortalecer nuestras instituciones sociales. Que es también de alguna manera el fermento para que todas las demás obras puedan tener un compromiso serio y profundo con los más pobres, los preferidos del Señor”.

En cuanto a los desafíos, el padre Serrano considera que el primero está referido al cuidado de la casa común, particularmente a enfrentar las situaciones que conllevan desastres de tipo ecológico y que tienen que ver con la minería y la extracción de hidrocarburos. Ligado a este, está el desafío de “proteger también a las comunidades más pobres y frágiles que luchan por sus derechos continuamente, acompañándolos a ellos en sus luchas”. Para lograrlo, debemos trabajar en colaboración con otros, de esa manera todos nos enriquecemos, insistió.

El tercer desafío consiste en el reconocimiento del trabajo que muchas laicas realizan por la justicia. “El pensar su presencia, su liderazgo, lo que tiene que cambiar nuestras estructuras de participación, y los retos que tienen en el continente por la exclusión que viven, son también de los retos que vamos viendo, y de los cuales el discernimiento nos va iluminando, y que Dios nos está llamando por esos caminos”.

Sectores donde se encuentran los mayores desafíos

Mario Serrano afirmó que “uno de los desafíos que es clave, es la crisis de la democracia que estamos viviendo en América Latina. En estos momentos como que en América Latina nos arropa una crisis de la institucionalidad democrática, a la cual la Compañía está llamada a dar respuesta, desde las instituciones explícitamente dedicadas a lo social y desde las otras ligadas a la educación, a la pastoral, y a la espiritualidad misma. Porque hay que desarrollar una cultura democrática desde el fondo, y estamos llamados en todos los lugares de América Latina a dar respuesta de esto, a esa crisis de la democracia por la cual estamos pasando”.

Un segundo sector es el de los migrantes, “que pasan por situaciones, nuestro pueblo, a ser forzados a salir por situaciones económicas, la situación de crisis política en la que están viviendo muchos de los pueblos nuestros, los países en américa latina”.

Otro sector muy fundamental es “el acompañar a las comunidades indígenas, y a los pueblos afro, que son donde se presentan la mayor realidad de exclusión y de pobreza extrema en nuestro continente”.

Y luego, insistió, por supuesto que estos retos sociales tienen en la mayoría de las veces, situaciones de conflictividad con sectores que no están interesados en el fortalecimiento de nuestras institucionalidades democráticas, que no están interesado en el cuidado de la casa común y, que, por el contrario, la explotan y desarrollan toda esta cultura del consumo extremo irresponsable y del descarte del todo, y poderes que quieren desplazar nuestras poblaciones indígenas de sus territorios.

Llamado a la conversión de la Compañía de Jesús

El padre Serrano advierte que no basta con identificar desafíos y elaborar programas para enfrentarlos. Por eso considera que,” la principal barrera es vencer nuestras propias barreras internas personales e institucionales”. Por eso, continuó: “estamos pidiendo al Señor que nos de la fuerza para que, eso que nos da a reconocer, nos de la fuerza para encarnarlo en nuestra propia vida personal y en las instituciones”.

Fuente: Vatican news

Arturo Sosa SJ sobre su trabajo: la tarea de ponerse en diálogo

“El trabajo que yo hago es un trabajo en grupo. No podría hacerlo yo sólo. Hago mi trabajo en diálogo con mis asistentes y consejeros. Así que el trabajo que hago no es sólo papeleo. Tengo que firmar un montón de cartas, pero cada carta o documento ha tenido antes un diálogo”.

El Padre Arturo Sosa, Superior General de los jesuitas, explica que su tarea, a nivel universal, sólo es posible porque se trata de un trabajo en equipo.

Puedes mirar el video completo en el siguiente link

Richard Delvalle SJ y la experiencia de los ejercicios espirituales en Guaraní

Richard Delvalle SJ es un jesuita paraguayo que se encuentra en Argentina realizando sus estudios en Filosofía y Humanidades. Vive en la ciudad de Córdoba, sin embargo, el último fin de semana de octubre se trasladó a San Miguel (provincia de Buenos Aires) para realizar una tanda de ejercicios espirituales en guaraní. 

Por Richard Delvalle SJ

El pasado fin de semana del 25 al 27 de octubre se llevó a cabo un retiro espiritual, con la modalidad de los ejercicios espirituales ignacianos  en el Centro Loyola ubicado San Miguel, provincia de Buenos Aires.  

Los principales protagonistas de esta actividad fueron los inmigrantes pertenecientes a la colectividad paraguaya que viven en esta localidad bonaerense.  Participaron unas 25 personas. El equipo coordinador de la actividad estaba compuesto por dos jesuitas paraguayos, quienes se encargaron de dar los puntos, acompañar a las personas y organizar el cronograma de actividades; y cuatro argentinos. EL retiro comenzó el viernes 25 de octubre.

Los participantes se alojaron en los cuartos del Centro Loyola y se utilizó, a su vez, el comedor de este. El patio del colegio Máximo fue el lugar de oración. 

Durante el retiro se propusieron  dos bloques de oración por la mañana y dos por la tarde. El cierre del retiro se dio con una misa antes del almuerzo de despedida del domingo. 

El fin de semana  estuvo cargado de emociones fuertes. Los ejercitantes manifestaron una profunda experiencia de encuentro con Dios y, a la vez, encuentro con su cultura y costumbres. Por la mañana se tomaba mate en clave de conversaciones espirituales. Luego de la media mañana se hacía el compartir alrededor del refrescante tereré paraguayo. La vivencia de amistad y el compromiso de unidad entre compatriotas se notó y se sintió con profundidad. 

Las oraciones previstas tenían acento en las Prioridades Apostólicas Universales que hoy impregnan la labor de toda la Compañía. En cada compartir, los participantes hablaban de la invitación que sentían a apropiarse de dichas prioridades y de poder vivir con mayor conciencia tales aspectos de la misión. 

Al final, las personas agradecieron el espacio y pidieron que no se pierda esta instancia anual, ya que es el único momento del año en que se pueden encontrar con Dios cara a cara.  Es también, el único fin de semana del año en el cual hacen una pausa para pensar sus vidas y para vivir el silencio como descanso.  

Los acompañantes, al terminar el retiro, se mostraron contentos con lo vivido y con el modo en que los ejercitantes aprovecharon esta instancia espiritual. Los dos paraguayos escolares jesuitas agradecieron la fraternal acogida de la comunidad jesuita del Máximo y el buen ambiente y servicio que brindó el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) especialmente los referentes de San Miguel, Buenos Aires.

Política y bien común

“Ahora bien, Francisco señala que toda buena política supone un desafío porque el encargo que se le hace a un gobernante es sumamente delicado, cualquier desvío en su accionar se puede convertir en injusticia y puede sobrepasar los límites humanos.”

Por Dennis Mundaca, SJ 

El Papa Francisco, en su carta por el día mundial de la paz que se emitió el 01 de enero de este año, recalcó que la buena política está al servicio del bien común, la caridad y la misericordia. Esta propuesta de Francisco ha desafiado a más de uno de los gobiernos del mundo por su claridad, convicción e impulso ya que se refiere a la práctica de la política actual. La cantidad de casos de corrupción, si nos fijamos en Latinoamérica, por ejemplo, nos lleva a considerar que los gobernantes y su manera de gobernar adolecen de estas características básicas que menciona el Papa. En el Perú, la mayoría de personas conocemos los gobiernos de Alejandro Toledo, Alan García como claros ejemplos que evidencian el riesgo que se corre cuando un presidente no asume la política responsablemente, es decir, una política basada en el propio beneficio y no en el bien común. Es por ello que, en lo que sigue, me propongo indagar si la propuesta de Francisco supone un incentivo a la resolución de los problemas políticos actuales.

La política tal como la define Hannah Arendt supone la inclusión de toda la diversidad de indivíduos que comparten un espacio común. Ella dice que “la política nace en el Entre-los-hombres, por lo tanto completamente fuera de un solo hombre…, esta surge en el entre y se establece como relación” (2005, p. 46). Si bien se reconoce en la política a un gobernante como el garante para guiar a un país, no por ello el arte de gobernar es para sí mismo sino que tiene como deber propiciar relaciones sanas entre los ciudadanos. Sin el medio principal, el cual consiste en establecer buenas relaciones entre los ciudadanos, la política no tendría sustento en un territorio porque lo que la hace sostenible o lo que le da el sentido es, justamente, la capacidad de facilitar el cuidado y las relaciones entre los ciudadanos.

La política está al servicio del bien común y garantiza la paz, así lo ha sugerido el Papa Francisco en varias de sus encíclicas y en su carta por la paz del 1 de enero de este año. Se podría decir que Arendt sostiene lo mismo, por supuesto, no con las mismas palabras pero sí con el mismo sentido. Para ella “la misión y el fin de la política es asegurar la vida en el sentido más amplio. La política es quien hace posible al individuo perseguir en paz y tranquilidad sus fines, asegura a muchos el sustento y brinda un mínimo de felicidad” (2005, p. 67). Esta mirada de la política sostenida por Arendt respalda lo que dice Francisco a cerca de la buena política y su aplicación en el mundo actual.

Ahora bien, Francisco señala que toda buena política supone un desafío porque el encargo que se le hace a un gobernante es sumamente delicado, cualquier desvío en su accionar se puede convertir en injusticia y puede sobrepasar los límites humanos. El poder ejercido sobre ciudadanos y no simples sujetos, pone pues, en un punto desafiante al que gobierna y lo confronta con el reto de incluir a todos. Por lo tanto, junto con Francisco, consideramos que la buena política sería el buen acto de caridad si es que atiende a la diversidad de sujetos y trata de integrarlos eliminando los prejuicios.

Arendt también menciona los prejuicios que llevan consigo los gobernantes en la actividad política, algunos de ellos como el rechazo de puestos de gobierno a los jóvenes o la defensa de intereses de grupos pequeños en el poder son los alicientes que encaminan a la política a un rumbo inadecuado. Pues bien, si aplicamos estas acotaciones de la autora a lo mencionado por el Papa en su mensaje, nos encontramos con algunos términos parecidos y otros innovadores en la propuesta de este último. Francisco llama a los tipos de prejuicios señalados por Arendt “vicios en la política”, pero no solo los menciona sino que anuncia sus consecuencias negativas. El considera, por ejemplo, que el rechazo a los jóvenes en los asuntos políticos de un país termina ahogando a la juventud en la inactividad y la irresponsabilidad públicas.

Otro aspecto importante a resaltar en la propuesta de Francisco sobre la política es el carácter pacífico a la que debe estar abocada esta actividad. La política debe garantizar la paz. Ante tanta violencia de unos gobiernos hacia otros, o de gobernantes a los ciudadanos, tenemos que caminar en ese reto por el restablecimiento de la paz, justamente, a partir de las acciones pacíficas consensuadas en la política.

En conclusión, la Iglesia, de la mano de Francisco, ofrece hoy unos principios básicos para guiar la política. La misericordia, la verdad, la acogida y la paz son quizás las principales actitudes y principios con las que ha iniciado su pontificado el Papa y las que ha comunicado y quiere seguir comunicando al mundo y a los gobernantes. Más allá de las dificultades que tiene el Papa en la Iglesia para anunciar su mensaje, está marcando una ruta dentro de la institución así como también fuera de ella. Está adecuando el modo de hacer política a la perspectiva cristiana, que bien aplicada, podría generar grandes cambios positivos para esta sociedad.

Fuente: blog esejotas