La economía de – el hermano – Francisco

El Papa Francisco citó a los jóvenes emprendedores, economistas y empresarios a reunirse en Asís. La cita tendrá lugar en marzo de 2020. Puedes conocer más del evento visitando su página web.

Por Pablo Michel SJ

Con sus 82 años, el Papa no para de sorprendernos con su vitalidad y sus iniciativas. Esta vez, ha convocado a jóvenes economistas, empresarios y empresarias de todo el mundo a un encuentro para pensar una economía más humana, más ecológica y más inclusiva. Además, para realizar un pacto que cambie la economía de hoy, e infunda un alma a la economía del mañana.  

La cita tendrá lugar en marzo de 2020. Como no podía ser de otra manera, el encuentro será en Asís, cuna del hermano Francisco. Como aclaramos en el subtítulo, el encuentro no se inspira en la economía del Papa, sino de quien abrazó la pobreza de una manera radical a principios del siglo XIII, para vivir como hermano de todos y todas, y como hermano de la creación. El Papa entiende que la sabiduría del hermano de Asís – su hacerse pobre entre los pobres para buscar a Dios – puede inspirar una nueva economía para la humanidad. 

Las intuiciones que están detrás de esta propuesta pueden rastrearse en la encíclica Laudato sii, donde el sucesor de Pedro realiza una fuerte crítica a un modelo económico que se preocupa casi exclusivamente por el crecimiento de la producción. Este modelo ha llevado al mundo a un nivel de riqueza que hubiera sido inimaginable hace 50 años, pero lo ha hecho a costas de la destrucción del planeta, del calentamiento global, y de la explotación y muerte de los pobres y marginados de la tierra. 

Como señala el Papa en su encíclica, un modelo así, que depende de un crecimiento continuo e ilimitado de la producción, está inevitablemente destinado al fracaso, en cuanto extrae sus recursos de una biosfera que es limitada. Un flujo unidireccional de bienes que parte desde la extracción de materias primas que no se renuevan, y terminan finalmente por descartarse en los grandes basurales, sólo puede tener un único resultado. Una naturaleza desbastada y miles de basurales llenos. Con lucidez hace notar el pontífice que los que están en la pobreza son los que más sufren las consecuencias de este resultado. Pobreza y crisis medioambiental no son dos problemas separados, sino un mismo drama, con una raíz común: el egoísmo del corazón humano. 

A pesar de su amor por Adam Smith, saben los economistas que la búsqueda del interés individual no siempre redunda en el mayor bien para el conjunto. Esto porque la realidad es superior a la idea, y nunca se verifican las condiciones ideales que suponen los modelos que postulan este resultado. Pero además porque, después de John Nash, sabemos que las decisiones egoístas de las partes son interdependientes, y muchas veces redundan en equilibrios que no son óptimos (como para sus famosos prisioneros). Por supuesto todo esto sin considerar algo previo y más importante: la felicidad y el bienestar tienen mucho más que ver con la comunión con nuestros hermanos y hermanas, que con la maximización de la producción…

Pero, ¿qué puede pasar en Asís que cambie todo esto? Lo mejor es que no tenemos ni idea. Habrá personas de todo el mundo deseando dar un alma a la economía del mañana. Y todo lo cristiano comienza por un encuentro. Quizás Asís pueda ser el comienzo humilde de un mundo nuevo. Quizás podamos pactar un despojo que nos hermane y nos haga más humanos. Quizás podamos continuar con la revolución de un Reino que comenzó con Jesús, en un pequeño pueblo de Palestina, hace dos mil años. 

Tengo unas tremendas ganas de ir… ¿y vos?

El P. General, Arturo Sosa SJ, habló sobre la situación en Venezuela

La crisis en Venezuela no hace más que empeorar. La Iglesia y la Compañía de Jesús denuncian el drama humano y aseguran su compromiso por una sociedad más justa y democrática.

La Compañía de Jesús en Venezuela está muy comprometida en el proceso de restaurar “un ambiente socialmente justo y democrático”; un compromiso que no es sólo de los jesuitas, también lo es de la vida religiosa, la Iglesia en su conjunto y la Conferencia Episcopal venezolana. “Venezuela necesita urgentemente un ‘Gobierno de unidad nacional’ para superar la actual crisis humanitaria, económica y política”. Así lo advirtió el Superior General de la Compañía de Jesús, Arturo Marcelino Sosa Abascal SJ, en una conferencia de prensa en Viena durante su visita a Austria el pasado fin de semana.

Sosa, también aseguró que junto con la Iglesia, la compañía ha estado denunciando el drama humano que se vive en su país natal y la ausencia de las condiciones básicas para la salud, la alimentación, la educación y el trabajo: “La Iglesia y la compañía han insistido que no habrá ninguna solución política-económica si no se pone como prioridad la restitución de las condiciones básicas de vida humana para las personas. Se habla ya de más de 4 millones de venezolanos de una población de 30 que han salido del país en los últimos cinco años” dijo Sosa.

Compromiso por una sociedad más justa y democrática

“La Compañía de Jesús  y la Conferencia Episcopal venezolana representarían una línea común en el compromiso por una sociedad más justa y democrática” continuó P. Sosa, por tanto, los jesuitas y la Iglesia están tratando de aliviar en la medida de lo posible la emergencia humana. Por su parte, los jesuitas, intentan llevar a cabo procesos de solidaridad humana a través de su red de escuelas de Fe y Alegría, que son más de 200 centros en el país y en el que los niños “pueden comer por lo menos una vez al día un plato caliente”, dijo Sosa.

Necesario cambio de Gobierno

Para Sosa, la herida o el deterioro social es tan profundo en Venezuela “que tomará mucho tiempo poder reconstruirlo” y ciertamente “supone un cambio muy grande de la política-económica”, algo – prosigue – “que no es posible sin un cambio de Gobierno”. Por último afirma que la Compañía de Jesús en Venezuela junto con la Iglesia “ha sido una de las voces que viene insistiendo desde hace varios años en la necesidad de un Gobierno de unidad nacional”, un Gobierno – especifica – “que tenga como objetivo principal restaurar las condiciones de vida de la población con políticas económicas consistentes e incluyentes”.

Fuente: Vatican News

El sueño de Samuel

¿Cómo sueña Dios a la Compañía de Jesús? En este video, un jesuita con 70 años en la orden, se pregunta por el deseo de Dios para la Compañía en el siglo XXI. Frente a este interrogante, se encuentra con la respuesta de Dios. 

El video fue producido por los Jesuitas de España, y está dedicado a todos los jesuitas mayores que rezan por la Iglesia y la Compañía de Jesús. Puedes mirarlo en el siguiente link

Ignacio: la espiritualidad a través del arte

En colaboración con BeWeb, el portal de Bienes Eclesiásticos en Red, la Biblioteca Peter-Hans Kolvenbach, de la Curia General de la Compañía de Jesús, ha organizado una exposición de algunos de los volúmenes antiguos utilizados en el recorrido temático: «Ignacio: la espiritualidad a través del arte».

Por Raúl González Berardi SJ 

El objetivo de esta iniciativa es contribuir al conocimiento de la Biblioteca, recientemente reabierta, y de la tradición ignaciana en una plataforma que permite a personas de todo el mundo acceder a obras de arte que normalmente se encuentran en lugares protegidos.

El 5 de junio fue posible admirar de cerca estas rarezas bibliográficas, con la muestra extraordinaria en la Biblioteca, a todos los amantes del tema. El presentador, el P. Bernardo Gantier, jesuita del Colegio Pío Latinoamericano, historiador y artista, presentó el material expuesto y lo situó en el contexto de una de las características de la espiritualidad ignaciana: el encuentro entre la imaginación y el rigor. El historiador señaló que la personalidad de San Ignacio lo había llevado, desde temprana edad, a imaginar y soñar con la grandeza. Su camino espiritual ha conservado estos rasgos y los ha reorientado, pero su interés por la peregrinación y la novedad nunca lo han abandonado. La aplicación de los sentidos, en la espiritualidad ignaciana, permite precisamente una forma de «juego»: estar presente a los acontecimientos narrados. Su peregrinación interior lo llevó a entrar en la intimidad de la Trinidad…. y hacia la gloria.

Esto es lo que el Hermano Andrea Pozzo, artista-pintor, ha sabido hacer sentir en sus obras maestras. Parte del recorrido temático de BeWeb está dedicado a él. También se destacan las obras de Athanasius Kircher, un jesuita cuyo espíritu lúdico lo ha llevado a verdaderos descubrimientos científicos, y las de Angelo Secchi, considerado el padre de la astrofísica y que, si su trabajo estaba marcado principalmente por el rigor, necesitaba imaginación para aventurarse a descubrir el mundo de las estrellas.

Para comprender mejor la historia y el espíritu de esta exposición virtual, les invitamos a leer la presentación, publicada en las actas de la Congreso del 3 de junio de 2019, en el que participó la Biblioteca.

En esa presentación se dice que: «Es un orgullo y una riqueza cultural para la biblioteca poseer y preservar estos tesoros, y trasmitirlos a las generaciones futuras fascinadas por la historia y la espiritualidad de una Orden que nunca ha perdido su fisonomía.»

Un sábado en el Cerro

Dos de los cinco novicios que están en formándose en Montevideo, Juan Pablo Suárez y Guillermo Jauregui realizan, cada sábado, actividades pastorales en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, en el barrio Cerro. Aprovechando el tiempo que tienen en el transporte público que los lleva desde el noviciado hasta el Cerro, se pusieron en contacto con el equipo de comunicaciones para contarnos su experiencia de estos sábados.

Las actividades

  • El comedor para unos 30 niños, junto a voluntarios del Movimiento Castores (Colegio Seminario)
  • Catequesis de iniciación, en 3 grupos, por niveles y edades, con apoyo a catequistas del barrio mismo.
  • Celebraciones de la Palabra y liturgias, presididas por el diácono, en la animación y el compartir la fe. 
  • Pastoral de la salud, en visitas a adultos mayores y enfermos de la comunidad; compartiendo la Palabra y la oración.

La Comunidad parroquial

Un rasgo importante de la comunidad del Cerro es que está compuesta por gente muy unida. La parroquia de Fátima fue fundada por una comunidad de inmigrantes lituanos, pero todos los vecinos del Cerro se han ido apropiando del espacio.

Hace 5 años, la Compañía de Jesús debió retirar la comunidad que vivía en el Barrio (en la que residía un solo jesuita y con problemas de salud) por lo que hizo la opción de confiar el cuidado pastoral de la parroquia a un equipo coordinador de laicos comprometidos.

Este equipo se conformó entre miembros de la comunidad local y representantes de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX), el movimiento laical vinculado a los jesuitas. Ellos tomaron a su cargo la administración y animación pastoral con el respaldo del Card. Sturla, Arzobispo de Montevideo.

A partir de ese momento los laicos de la comunidad del Cerro asumieron la iniciativa y su protagonismo pastoral mostró un enorme crecimiento. El camino conjunto, entre Barrio y CVX, se fue transitando –no sin dificultades-, desde la oración, el discernimiento y la buena voluntad que abrieron puertas y consolidaron una comunidad enriquecida de dones y carismas

En todo este proceso, mucho tuvo que ver el acompañamiento de Adrián, el diácono permanente de la comunidad que con sabiduría y generoso servicio supo convertirse en el referente que la comunidad precisaba. 

No hay dudas de que este ‘experimento pastoral’ fue exitoso y dio frutos sobreabundantes, convirtiendo a Fátima en una comunidad muy viva.

Hoy se está viviendo una nueva etapa. La Compañía se siente que en condiciones de volver a acompañar este rico proceso los laicos vienen llevando adelante.

Una impresión muy fuerte que nosotros hemos ido sintiendo cada sábado, en el trato con la gente, es que se está gestando algo diferente. Al principio podría resultar un poco tensionante que la Compañía haya tomado distancia y que ahora vuelva de manera repentina. Así y todo, vemos que se va generando un compartir muy al estilo de las primeras comunidades y de la Iglesia nueva que nosotros también soñamos, donde los laicos tienen mucha mayor participación: cada uno encuentra su espacio y se van respetando procesos. 

Las cosas a veces se hacen más lentas porque se tienen en cuenta los procesos de las personas y es que en el trabajo pastoral y espiritual se ha tenido especial cuidado en la atención a las personas a quienes les está costando esta situación de transición y cambio. Lo importante es que nadie se sienta excluido y que todos se sientan invitados y acogidos en esta nueva etapa de comunidad.

Esto es algo que se puede sentir en el templo mismo: los bancos están dispuestos de forma que miran más hacia el centro en lugar de estar encolumnados hacia el frente: puedes ver a las personas a la cara y al llegar para la misa dominical, todos se saludan. Todos estos gestos de comunidad se van sintiendo en el Cerro y a nosotros nos motiva mucho ser testigos de ellos.

En estos días se está instalando la nueva comunidad de jesuitas, en la que están Rubén Strina, Juan José “Yolo” Mosca y Carlos Gauna. Nuestro entusiasmo crece por poder acompañarlos y trabajar junto con ellos.

ar junto con ellos.

De la gratitud a la donación

Una reflexión que une la práctica deportiva con la espiritualidad ignaciana.

Por Alejandro Gómez Brua SJ

Siglos atrás las personas más reconocidas del mundo eran, sin duda, las supremas autoridades de los diversos reinos. Hoy día los principales gobernantes del mundo no son necesariamente las personas más reconocidas. Figuras de otro ámbito han abarcado una atención más generalizada. Nos referimos a los grandes deportistas. Personajes como Leo Messi o Roger Federer son reconocidos a lo largo de todo el globo, sin importar el país, la cultura o el nivel económico.

En efecto, el deporte mueve pasiones, mueve familias y pueblos enteros. Hasta se podría afirmar que tiene más relevancia, para la mayoría de las personas que cualquier religión o ideología política. Notablemente, uno de los deportes más practicado en el mundo, el fútbol, no consta siquiera con dos siglos de existencia y, sin embargo, ejerce una influencia descomunal.

Habiendo reconocido esto cabe preguntarnos: ¿qué papel podría jugar el deporte (el fútbol, por ejemplo) en la vida de un joven cristiano? ¿Qué elemento del mundo deportivo puede ser significativo para una espiritualidad encarnada en nuestros días?

Sin dudas, un punto en común entre la espiritualidad cristiana y el deporte es la ascética. Una mirada superficial de esta comparación puede llevarnos a pensar que se tratan de dos ascéticas opuestas. Fácilmente podemos caer en una errónea dicotomía que etiquete la ascética cristiana como una negación del cuerpo y, por, otro lado, identificar el cuidado del cuerpo en el mundo deportivo como un narcisismo un tanto egocéntrico. Sin embargo, es posible hallar puntos en común que unan la abnegación que pretende la espiritualidad cristiana con el cuidado del cuerpo (propio de la actividad deportiva) para el servicio a los demás.

La mirada de Ignacio de Loyola puede ser de gran ayuda en este punto. Curiosamente, el peregrino nombra a la obra que constituye su mayor legado espiritual como “Ejercicios Espirituales”. Y al comenzar el texto dice: “porque así como el pasear, caminar y correr son exercicios corporales, por la mesma manera todo modo de preparar y disponer el ánima, para quitar de sí todas las affecciones desordenadas y después de quitadas para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida para la salud del ánima, se llaman exercicios spirituales.” (EE.EE. n°1)

De modo evidente, la dinámica de la prueba, el error y el ajuste, constituye una constante en el entrenamiento deportivo. En la vida espiritual ocurre algo similar: intentamos crecer en madurez y bondad, quitar nuestras afecciones desordenadas y, así, servir y amar cada día más. Este esfuerzo comparado, que resalta algún cierto voluntarismo, puede sonarnos inadecuado, sobre todo si consideramos que en el mundo deportivo la búsqueda del éxito es un imperativo bastante común. Aun así, quizás nuestra vida espiritual no se aleje mucho de lo anterior. Con todo, me parece sugerente realizar una analogía partiendo, no desde el fin perseguido, sino desde la génesis de todo camino ascético.

Volvamos al fútbol. Ciertamente, muchos de nosotros lo disfrutamos desde pequeños. Al principio habrá sido simplemente viendo a otros jugar, luego comenzar a correr tras el balón y finalmente aprender a patear. Probablemente fueron nuestros padres quienes comenzaron a jugar con nosotros, o, quizás, algún otro familiar o un amigo de la infancia.

Sin duda, tanto nosotros mismos como nuestros seres queridos son capaces de recordar aquellos momentos con gran alegría. Ahí está la clave. La alegría de la donación emerge en nuestra memoria al recordar cuánto nos divertíamos jugando de pequeños. Esa alegría nos llevó poco a poco a jugar con otros amigos, a entrenar en algún club o en el barrio y, por qué no, a soñar con dedicarnos toda la vida a realizar aquello que tanto nos gusta.

Una clave fundamental está entonces en la alegría de la donación. Ignacio en la primera consideración de sus Ejercicios Espirituales, llamada Principio y Fundamento, dice: “El hombre es criado para…” (EE. EE. n° 23) El paso inicial en el camino del servicio y también de la ascética es el reconocimiento de la gratuidad. Fuimos creados y animados por un acto de pura gratuidad. El agradecimiento entonces parece un pilar fundamental para iniciar cualquier camino espiritual.

Si nos remitimos al ámbito de lo cotidiano, podemos descubrir que lo anterior resulta de importancia capital. En efecto, no se trata caer en la cuenta de nuestro ‘ser creados’ sino de incorporar la gratitud como punto de partida en nuestra vida. Ésta gratitud previa actúa como combustible constante ante la dinámica de la prueba, el error y el ajuste.

Ahora bien, el fin también es un punto importante en el itinerario deportivo y espiritual. Si bien lo más originario parece no ser nuestra función sino nuestra recepción de la donación primera de Dios, el carácter teleológico también juega un papel importante en nuestra existencia. Cuando leemos el enunciado “criados para”, nuestra comparación entre la espiritualidad y el deporte parece hundirse, ya que imaginamos el fin de la vida cristiana como el servicio y el amor al prójimo, mientras que el deporte parece sólo perseguir el éxito y la admiración.

Desde mi perspectiva, esto último puede ser una visión reduccionista del deporte. Evidentemente, son aspectos que pueden colarse en las motivaciones. Pero si entendemos en sentido amplio quienes son lo que hacen deporte, quienes juegan al fútbol, nos encontramos con hombres y mujeres que comparten la alegría de jugar con familiares, amigos o simplemente otra persona.

Estamos hablando de aquellos que aprendieron a regalar su sonrisa en un momento de gratuidad. Padres que comparten con sus hijos lo que tanta felicidad les brindó en su propia infancia. Cristianos -¿por qué no?-, que, en los límites de un campo, aprendieron a donarse de manera sencilla. Hombres y mujeres que se esfuerzan por ofrecer lo mejor de sí, de manera generosa. Deportistas que, sea el patio familiar o la plaza del barrio, encarnan la gratuidad, invitando a todos a unirse al juego.

El Colegio del Salvador recibió a los alumnos del Programa de Intercambio

El pasado 6 de junio, el Colegio del Salvador recibió a  Ben, Marc, Tomas, Greyson, Philippe, Brendan y a Mr. Dacque Tirado del colegio jesuita Georgetown Prep- Washington DC.

En las semanas subsiguientes llegaron más alumnos, provenientes del Boston College High School y del Loyola High School, ambos colegios jesuitas de Estados Unidos.

Los participantes del intercambio con los colegios jesuitas de Estados Unidos, vivieron este mes la experiencia de compartir culturas, vivir en casas de nuestras familias, clases de distintas materias y acciones de servicio comunitario.

Este programa de Intercambio se viene llevando a cabo desde hace más de 10 años.

Fernandez Techera SJ sobre los Cambios en la Universidad Católica del Uruguay

El P. Julio Fernández Techera SJ, actual rector de la Universidad Católica del Uruguay, habla de los cambios operados en la UCU con el objetivo de adaptarla a los cambios de la sociedad y el tipo de profesionales que esta requiere hoy.  El video fue emitido por la Oficina de Comunicación de la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL).

Por Julio Fernández Techera SJ

*desgrabado

El proceso de transformación en la Universidad Católica del Uruguay estuvo motivado por que nos dábamos cuenta de que el modelo tradicional de formación de profesionales, no se adaptaba a la realidad. Necesitamos profesionales mucho más versátiles, mucho más capacitados para dialogar con otras profesiones, con otros ámbitos… El modelo tradicional que teníamos no funcionaba de esta manera. ¿Cuál es el modelo tradicional? El modelo napoleónico típico, en el que cada facultad es, de alguna manera, un pequeño reino que tiene todas las cosas necesarias: las carreras, los departamentos, las revistas, los investigadores propios de la profesión para la cual forman.

A su vez, el gobierno central se encarga de la coordinación general de esas facultades.

Esto nos hacía perder muchísima riqueza porque pasar de una facultad a otra era complicado, tomar cursos de otra facultad era complicado. Entonces, la idea nuestra fue pasar de ese modelo Napoleónico a un modelo mucho más unitario donde invitamos al estudiante a vivir una experiencia que sea de toda la Universidad Católica. Donde el estudiante elige un programa académico que está en una de las cuatro o cinco facultades, pero que le permite tomar cursos de distintos programas académicos y puede aprovechar ciertos servicios centralizados de la universidad. Uno de estos servicios es, que en lugar de tener un centro de innovación y emprendedurismo para cada facultad, tenemos un centro que llamamos Ítaca para toda la universidad.

Empezar a Diagramar un Proyecto Común

Hoy, en el centro de innovación y emprendedurismo Ítaca, hay alumnos de ciencias de la salud, de comunicación, de ciencias humanas, además de alumnos de empresas y de las ingenierías que trabajan entre sí. ¿Cómo se logró esto? Para empezar, sacando estos departamentos de las facultades y poniéndolos bajo la égida de la Vicerrectoría de Innovación e Investigación. Esto significó unificar criterios sobre cómo se organiza un departamento, sobre la carrera académica (que no dependiera de cada facultad como pasaba antes); unificando la gestión de las revistas: que ya no fuese por facultad sino que, aunque tuvieran distintas temáticas, tuvieran una administración general. Al mismo tiempo, los posgrados que estaban en las facultades, salieron de ellas y se formaron dos escuelas de posgrados. Una es la Bussiness School y la otra que es la escuela de posgrados, donde están los demás cursos de Maestría que ofrece la universidad.

Cambiar la el modo de ser Universidad

Una vez que cambiamos la estructura, empezamos a construir una cultura nueva que optimiza los recursos académicos pero también los económicos y edilicios de toda la universidad. Ahora tenemos una ‘interrelación’ entre todos muchísimo mayor que la que había antes; pero que aún está lejos de lo que queremos llegar a lograr.

El objetivo de fondo es que la ‘Experiencia UCU’ que hagan los alumnos los 4 o 5 años que pasen allí sea humana, integral, a la que se suman otros servicios que ofrecemos, como el pastoral, los asuntos estudiantiles, el arte, etc.

El cambio también se expresa en el modo de ‘gobierno’ de la universidad. En el modelo anterior, los decanos se reunían con el consejo directivo sólo 2 veces al año. Hoy, esos decanos están integrados al consejo directivo que se reúne semanalmente, y son, junto con los Vicerrectores, el Equipo Directivo de la Universidad.

Juntos hemos pensado. Juntos hemos discutido. Juntos hemos generado esta cultura nueva de la UCU. Además de que, conociéndose ellos pueden compartir aún más su experiencia.

Esto mismo lo estamos haciendo con los directores de los programas de grado, de postgrados, de departamentos, que antes no se conocían… no tenían ninguna relación porque estaban en esas unidades semi-independientes que eran las facultades.

Historias Reales de vida

Cecilia Duarte, integrante del Servicio Jesuita al Migrante (SJM), nos cuenta de este proyecto que se inició en San Miguel, Provincia de Buenos Aires, hace seis años, a modo de prueba. Como los resultados y la recepción del mismo fueron muy positivas, se fueron multiplicando a más instituciones Educativas.

Por Cecilia Duarte

El Proyecto Historias Reales de Vida surgió hace 6 años. La idea básica es que los chicos conozcan la historia de vida de un migrante: que salgan a entrevistar y ahí se acerquen a conocer cuáles son las causas por las que salieron de sus países y vinieron a Argentina; qué cosas extrañan de sus lugares… sus historias, con todo lo que ellas traigan.

La primera instancia del proyecto es una charla, en la que se intenta introducir a los alumnos a la siguiente idea: una persona es una construcción, que sea va haciendo a través de lo que vive; y que, por esto, es imposible conocer a alguien sin conocer su historia. Sin embargo, estamos muy acostumbrado a señalar, hacer suposiciones y dejarnos llevar por ‘prejuicios’ asumiendo, sin conocerla, que una persona es de determinada manera.

Esta primera instancia comienza con una dinámica, tras la cual definimos qué significa el término ‘migrante’, los problemas a los que se enfrentan cuando se van a vivir a otro país o provincia y cómo entra en juego ahí, el SJM. Al finalizar esta presentación, los invitamos a participar del proyecto.

El proyecto está dirigido a alumnos del penúltimo año del secundario y se enmarca en una asignatura llamada ‘Cultura, Comunicación y Sociedad’. Después de la charla introductoria, los chicos trabajan durante dos meses en el marco teórico de la migración, la movilidad humana, etc. con los profesores de la asignatura. Ahora, en algunos colegios, van trabajando el proyecto en más de una materia, por lo que lo abordan de manera transversal e integrada.

Una vez realizadas las entrevistas a través de las que los alumnos conocen la vida de una persona que ha tenido que migrar, puedan contarla de manera creativa. Algunos hacen videos, poemas, se han escrito canciones, pintado murales, esculturas, maquetas. Esta producción se realiza en grupos de 5 personas y la van acompañando los profesores durante 2 meses. Una vez finalizado ese tiempo, los cursos de los colegios que participan eligen a un o una representante por curso, a quienes el Servicio Jesuita con Migrantes convoca a un Coloquio en el Colegio Máximo de San José (en San Miguel). Allí, los chicos comparten la experiencia de haber trabajado en el proyecto y sus producciones grupales. Para la ocasión, se convocan a especialistas en el tema de migraciones que les hacen una devolución.

El intercambio que se genera ese día es muy rico. Porque la mirada de los alumnos va cambiando a medida que transcurre el proyecto. Y al poder compartir esta visión con personas de otros cursos, otros colegios y gente que ni siquiera conocen, se genera un ambiente en el que esa riqueza se multiplica.

Este proyecto es el resultado del trabajo de varias personas, que se sentaron en un inicio y que posteriormente fueron participando y sumando un enfoque distinto que llevó a que hoy la propuesta sea la que es. Tanto miembros del Servicio Jesuita con Migrantes, personas externas al SJM, y profesores que se han comprometido con el mismo y que animan a los estudiantes a realizarlo.

En San Miguel no lo hicimos inicialmente con todos los colegios, sino que fuimos probando cómo era la receptividad de la propuesta. Hoy, lo realizamos en los 5 Colegios Parroquiales de San Miguel y otros 3 que no son Parroquiales, pero en los que trabajan profesores de los colegios parroquiales y nos pidieron que acercáramos la propuesta. Además, este año se sumaron, fuera de San Miguel el Colegio del Salvador, de Buenos Aires; y el Instituto Sagrada Familia, de Córdoba.

La Misión de Ser Puentes

Para Cecilia Duarte, quien forma parte del Servicio Jesuita al Migrante desde hace años, el proyecto es parte de la función que le atribuye a esta obra de la Compañía de Jesús: “creemos que tenemos la misión de ser puentes entre la gente que llega y la gente de acá. Queremos promover en los jóvenes una cultura de la hospitalidad, del encuentro, de acogida del que viene”.

Colecta Boquerón 2019

Te contamos un poco sobre la Colecta Boquerón 2019, para que conozcas su historia y sepas cómo podes colaborar. Hasta el 26 de junio tenés tiempo de acercar tus donaciones.

Un poco de Historia

Esta campaña la organizaba ‘Amigos de Boquerón’, un grupo de gente de Buenos Aires, cercana a los jesuitas Agustín López y Juan Carlos Constable, cuando ellos se hicieron cargo de la Parroquia, hace 45 años.

En ese momento, además, había un grupo de novios (devenidos, con el tiempo, en matrimonios) que colaboraban con Becas; el grupo Compartir, un grupo de la Virgen Niña, un grupo Scout… todas estas personas y grupos fueron formando una suerte de ‘red’ que multiplicaba el alcance y el fruto de la campaña.

Antes de que estuvieran hechos los caminos, las donaciones llegaban hasta Añatuya, con un camión que pagaba el obispado, y ahí había que irlas a buscar. También algunas empresas se ofrecían a traer las cosas gratuitamente.

La Parroquia San José de las Petacas se encargaba de ir a buscar las cosas,  que luego se repartían entre las 26 poblaciones, que contaban con capilla y escuela; y algunas otras poblaciones pequeñas.  

Cuando Marcos Alemán SJ llegó a Boquerón, consiguió que un amigo suyo se hiciera cargo del costo del transporte, pagando un camión que iba hasta allá. Esto posibilitó multiplicar el volumen de las donaciones, y se sumaron a la campaña los colegios jesuitas y Parroquias de San Miguel, donde, además, hay mucha población originaria de Santiago del Estero.

Así, de a poco, se va involucrando más y más gente, y se va ampliando la red de personas que colaboran con Boquerón a través de la Campaña. Las misiones de los colegios jesuitas al lugar son otro factor multiplicador. La fidelidad del Colegio Goethe, de Buenos Aires, que participa desde 1997.  Además del denominado ‘grupo de la Costa’, quienes, desde colegios San Bernardo y Santa Teresita (poblaciones ubicadas sobre la cosa Argentina) se enviaron durante 15 años a gente a realizar trabajos en Boquerón. Cuando se les hizo dificultoso continuar yendo, comenzaron a participar de la campaña, llevando sus donaciones hasta San Miguel.

Todo esto, va ampliando las oportunidades y posibilidades que se ofrecen a la gente del monte; no sólo de acceder a cuestiones materiales, sino también a capacitaciones, formación, mejoramiento de las viviendas e inicio de pequeños emprendimientos que permiten mejorar su calidad de vida.

Este efecto multiplicador hizo que el año pasado se necesitaran dos camiones para llevar todas las donaciones que se reunieron entre todos los grupos, personas e instituciones que colaboraron.

Nombres y Rostros.

Mary Quadri nació en la Ciudad de Buenos Aires, pero vive hace más de 40 años en Boquerón. Ella es la que nos comparte la información sobre la historia de la colecta. En su relato, nombra con especial cariño a Patricia Morís, que falleció en diciembre del año pasado (2018). Era ella quien hacía todos los contactos con los distintos grupos que mandan las donaciones a la Parroquia y coordinaba el envío a Boquerón tanto desde San Miguel, Buenos Aires y San Isidro. Además de acompañar al chofer en ese recorrido.

Agustín López y Juan Carlos Constable, son los jesuitas que arrancaron con la parroquia, hace 45 años. Juan Carlos todavía vive aún, con un par de ACV encima, en Boquerón.

El P. Marcos Alemán estuvo hasta este año como Párroco de San José de las Petacas, cuando fue misionado a Mendoza, a la Parroquia Virgen de los Pobres. En su función fue relevado por el P. Víctor Pacharoni SJ.

Al mismo tiempo, el Hermano Rodrigo Castells SJ, quien vive en Boquerón continúa impulsando la campaña y buscando multiplicar colaboraciones y oportunidades para con la gente de Boquerón, y es uno de los grandes difusores de esta campaña.

¿Qué cosas se juntan?

  • Ropa, sábanas, frazadas, zapatos.
  • alimentos no perecederos
  • mobiliario, bicicletas.
  • Útiles escolares
  • instrumentos musicales
  • artículos nuevos para rifas, bingos.
  • No se necesitan libros, artículos tecnológicos, salvo radios fm a pila y celulares.

Para aquellos que quieran hacer llegar sus donaciones antes del 26 de junio, pueden comunicarse con Ernesto Miguens  y/ o Nicolás Fernández.