La economía de – el hermano – Francisco

El Papa Francisco citó a los jóvenes emprendedores, economistas y empresarios a reunirse en Asís. La cita tendrá lugar en marzo de 2020. Puedes conocer más del evento visitando su página web.

Por Pablo Michel SJ

Con sus 82 años, el Papa no para de sorprendernos con su vitalidad y sus iniciativas. Esta vez, ha convocado a jóvenes economistas, empresarios y empresarias de todo el mundo a un encuentro para pensar una economía más humana, más ecológica y más inclusiva. Además, para realizar un pacto que cambie la economía de hoy, e infunda un alma a la economía del mañana.  

La cita tendrá lugar en marzo de 2020. Como no podía ser de otra manera, el encuentro será en Asís, cuna del hermano Francisco. Como aclaramos en el subtítulo, el encuentro no se inspira en la economía del Papa, sino de quien abrazó la pobreza de una manera radical a principios del siglo XIII, para vivir como hermano de todos y todas, y como hermano de la creación. El Papa entiende que la sabiduría del hermano de Asís – su hacerse pobre entre los pobres para buscar a Dios – puede inspirar una nueva economía para la humanidad. 

Las intuiciones que están detrás de esta propuesta pueden rastrearse en la encíclica Laudato sii, donde el sucesor de Pedro realiza una fuerte crítica a un modelo económico que se preocupa casi exclusivamente por el crecimiento de la producción. Este modelo ha llevado al mundo a un nivel de riqueza que hubiera sido inimaginable hace 50 años, pero lo ha hecho a costas de la destrucción del planeta, del calentamiento global, y de la explotación y muerte de los pobres y marginados de la tierra. 

Como señala el Papa en su encíclica, un modelo así, que depende de un crecimiento continuo e ilimitado de la producción, está inevitablemente destinado al fracaso, en cuanto extrae sus recursos de una biosfera que es limitada. Un flujo unidireccional de bienes que parte desde la extracción de materias primas que no se renuevan, y terminan finalmente por descartarse en los grandes basurales, sólo puede tener un único resultado. Una naturaleza desbastada y miles de basurales llenos. Con lucidez hace notar el pontífice que los que están en la pobreza son los que más sufren las consecuencias de este resultado. Pobreza y crisis medioambiental no son dos problemas separados, sino un mismo drama, con una raíz común: el egoísmo del corazón humano. 

A pesar de su amor por Adam Smith, saben los economistas que la búsqueda del interés individual no siempre redunda en el mayor bien para el conjunto. Esto porque la realidad es superior a la idea, y nunca se verifican las condiciones ideales que suponen los modelos que postulan este resultado. Pero además porque, después de John Nash, sabemos que las decisiones egoístas de las partes son interdependientes, y muchas veces redundan en equilibrios que no son óptimos (como para sus famosos prisioneros). Por supuesto todo esto sin considerar algo previo y más importante: la felicidad y el bienestar tienen mucho más que ver con la comunión con nuestros hermanos y hermanas, que con la maximización de la producción…

Pero, ¿qué puede pasar en Asís que cambie todo esto? Lo mejor es que no tenemos ni idea. Habrá personas de todo el mundo deseando dar un alma a la economía del mañana. Y todo lo cristiano comienza por un encuentro. Quizás Asís pueda ser el comienzo humilde de un mundo nuevo. Quizás podamos pactar un despojo que nos hermane y nos haga más humanos. Quizás podamos continuar con la revolución de un Reino que comenzó con Jesús, en un pequeño pueblo de Palestina, hace dos mil años. 

Tengo unas tremendas ganas de ir… ¿y vos?

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