Elige tu bandera

«Dejen la amargura, el resentimiento, el reclamo para quienes han renunciado a soñar y a creer que es no posible vivir siendo auténticos de verdad. Cuiden, defiendan, aférrense a ese fuego divino que son las ganas de vivir.»

Por Javier Rojas SJ 

«Hubo tiempos en que a los jóvenes se les tentaba con la revolución», con ser protagonista del cambio y de la innovación. Hoy, muy por el contrario, se los tienta con la mediocridad, con las pantallas del celular, y con el paco. Se los seduce con la apatía y la morfina. Se los incita a sobrevivir en lugar de alentarlos a crecer y desplegar lo maravilloso que cada uno es. Se les miente diciendo que no van a cambiar nada y con ello quieren enfrascar lo más maravilloso que tienen: el entusiasmo. La mayor conspiración tramada contra ustedes es seducirlos con la vulgaridad y la desesperanza.

 Es imprescindible que ustedes jóvenes defiendan lo mejor que tienen: el entusiasmo, la creatividad y la frescura de una vida que está desplegando. Dejen la amargura, el resentimiento, el reclamo para quienes han renunciado a soñar y a creer que es no posible vivir siendo auténticos de verdad. Cuiden, defiendan, aférrense a ese fuego divino que son las ganas de vivir. No la malgasten su energía en buscar brillar a los ojos de una civilización que ya no cree en que los grandes soñadores. No se suiciden sin haber nacido, sin haber sentido la sangre en sus venas ni haber sido conscientes de lo que son capaces de hacer si lograr desplegar el potencial que llevan en ustedes.

 Debes elegir tu bandera, tener claro tu horizonte y tomar el timón de tu vida con seriedad, responsabilidad y audacia. Quien ha estado enamorado alguna vez, quien se ha apasionado por algo en alguna ocasión o quien ha soñado con grandes utopías sabe lo que significa vivir. No estudies para aprobar, no leas para retener, no te sientes frente a tus apuntes pensando que solamente es una materia más que debes aprobar, sino que, por el contrario, hazlo porque estás ahí alimentando tu entusiasmo, porque estás dando contenido a lo que te apasiona, porque estás valorando lo que te enamora y, sobre todo, porque estás dando riendas y libertad a tus sueños.

 Queridos estudiantes superen la apatía, la vulgaridad y la mediocridad. Hagan que ese fuego divino se les note en la mirada. Tengan una mirada amplia y superadora de la realidad, no sean rastreros. Que se les note la juventud en la mirada positiva y esperanzadora sobre la realidad.

 Estudiar es darle un buen tren de aterrizaje a tus sueños. Si la pasión te hace volar, el contenido de lo que lees, la reflexión que haces sobre ello y las nuevas ideas le darán tren de aterrizaje a tus sueños.

 Cualquier buen maestro o profesor lo primero que debe enseñarte y transmitirte es que tú eres el responsable de tu alma, el único que puede dar alas a tu espíritu, y disciplina a tu voluntad.

 Por último, me gustaría decirles queridos jóvenes estudiantes que tropezar, fracasar, errar o equivocarse es parte del oficio; tener un fracaso es algo inevitable. Recuerden que ningún buen capitán se forjó en aguas tranquilas. Lo único malo es cuando los tropiezos te acobardan, los fracasos te hacen perder la esperanza o los errores te espantan los sueños.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana 

La CPAL habla sobre la Crisis en Venezuela

A fin de reflexionar sobre la crisis política y social de Venezuela, la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) organizó el ‘Seminario internacional búsqueda de alternativas políticas a la crisis venezolana’, reuniendo a más de 50 especialistas de Venezuela y otros países de América Latina y Estados Unidos, del 4 al 7 de marzo en Lima (Perú).

 Así lo han dado a conocer los jesuitas en su portal y señalaron que con este seminario hacen un pronunciamiento en cuanto a las implicaciones sociales y políticas, tanto dentro como fuera de Venezuela, además de las acciones a tener en cuenta ante la complejidad de escenarios posibles.

 En la organización de este evento también han participado la Universidad Antonio Ruiz de Montoya de Lima (UARM), la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas (UCAB) y la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL).

 Testigos del éxodo venezolano

Roberto Jaramillo, presidente de la CPAL, ha informado que “esta iniciativa se gestó en abril de 2018 en el marco de otras medidas tomadas para ayudar a los jesuitas en su misión en ese país, y reforzar la solidaridad y acción en favor de las centenas de miles de migrantes venezolanos repartidos por América Latina y el Caribe”.

 “Todos somos testigos del éxodo de personas necesitadas de protección internacional. La crisis se ha agudizado en estos dos últimos meses, y ahora más que nunca necesitamos tener claridad sobre los escenarios posibles y las respuestas que debemos tener preparadas”, ha dicho el sacerdote.

 Claridad ante la gravedad de la crisis

Asimismo para el presidente de la CPAL los prejuicios ideológicos y la desinformación sobre la situación real han impedido “hacernos una idea cabal de la gravedad de la crisis interna, y la generación de la solidaridad correspondiente”.

 Igualmente el religioso asegura que “es de vital importancia tener más claridad sobre la situación y las perspectivas de evolución de esta grave crisis, para poder definir acciones que favorezcan una solución política, contribuir a aliviar el sufrimiento del pueblo venezolano”, para ello ha pedido “promover la hospitalidad internacional; todo eso en el marco del respeto de los derechos humanos y del principio de autodeterminación de los pueblos”.

 A esta convocatoria acuden 52 personas en calidad de invitados, entre ellos 20 jesuitas. Se cuenta también con la participación de estudiosos y actores sociales de Chile, Brasil, Honduras, Nicaragua, El Salvador, México, Colombia, República Dominicana, Cuba, Ecuador, Perú, Estados Unidos, Italia y, por supuesto, de Venezuela.

“Las conclusiones serán ampliamente divulgadas”

“Las conclusiones del seminario serán ampliamente divulgadas”, han informado sus organizadores, para lo cual el 7 de marzo se tiene prevista una rueda de prensa con algunas de las autoridades jesuitas convocantes del encuentro, como el presidente de la CPAL, el Provincial de Venezuela, Rafael Garrido, y el rector de la Universidad Andrés Bello de Caracas, José Virtuoso, acompañados por otros de sus colegas sacerdotes jesuitas.

 Finalmente junto con la rueda de prensa comunicarán su visión sobre la coyuntura actual en Venezuela y los escenarios posibles, y las implicaciones para la Misión de la Compañía de Jesús en este momento de su historia.

Por Vida Nueva Digital

Rodrigo Castells SJ sobre la Preferencia Apostólica Universal nº 4

Cuarta Preferencia Apostólica Universal: Colaborar en el cuidado de la Casa Común.

El Hno Rodrigo Castells SJ vive y trabaja en San José del Boquerón, en Santiago del Estero (Argentina). Allí, su trabajo no se limita a lo pastoral, sino que se encarga de acompañar a la comunidad en su vida cotidiana y en las luchas que ella implican. En esta zona del Monte Santiagueño ha habido y sigue habiendo grandes conflictos por la explotación y apropiación de la tierra; factores que no sólo afectan el ecosistema del lugar, sino también a aquellos que, históricamente, viven en y de él.

Por Rodrigo Castells SJ 

Recibí las nuevas Preferencias Apostólicas Universales (PAU) de la Compañía con gran alegría, sabiendo que son temas en los que se juega la vida de la humanidad. Sentí, en esta formulación, la urgencia de compartir y construir comunidad con otros, ampliando las fronteras eclesiales, considerando el cuerpo de Cristo como la Creación toda, como esa comunidad de la que todos participamos y a la que todos podemos aportar.

Me hace pensar en la unidad de origen y destino de la humanidad, que ya está redimida en la Resurrección, haciendo concreto y real el cuerpo de Cristo dentro de la historia, que requiere la participación personal y comunitaria de toda la humanidad. Y, por supuesto, recuerdo el texto de Laudato Si, que da cuenta de la solidaridad del destino común de todo lo creado.

En la Parroquia del Boquerón, donde resido, recibimos esta preferencia con gran gozo y con el desafío de articular esta dimensión que tan presente está en nuestra labor cotidiana. Todos nuestros proyectos están signados por la preocupación por el cuidado de la casa común, por lo que nos sentimos muy respaldados en nuestra tarea y nos anima a seguir adelante.

Como Provincia, nos viene bien explicitar y atender a esta problemática como central, tanto desde la vida de las comunidades como desde las obras. Necesitamos construir un discurso común, con un compromiso consistente con problemáticas públicas asociadas a esta Preferencia. De la mano de sensibilidad creciente por esta causa, poco a poco los jesuitas nos vamos involucrando en distintos ámbitos en los que el cuidado de la casa común es relevante. Sin embargo, resta mucho por hacer para que el compromiso asumido como cuerpo apostólico, (asumiendo también, las consecuencias que este discurso –respaldado por la acción- implica) sean evidentes.

Mientras tanto, en nuestro trabajo en la Parroquia, nos proponemos asociar las cuestiones vinculadas a la justicia social y la justicia ambiental sin ambigüedades; tanto en los proyectos propuestos por la Parroquia y en el trabajo con familias campesinas, como a través de la FM comunitaria. Ya que sentimos que el trabajar por la justicia, entendida de esta manera, nos implica y desafía cada vez más, no sólo haciendo, sino también comunicándolo para darle más y mejor visibilidad desde una perspectiva evangélica profunda; que nos permita vivir en íntima solidaridad con todo lo creado, asumiendo la corresponsabilidad con la creación, de la que participamos como comunidad humana.

Y a su vez, poder compartir la esperanza que nos mueve y anima. Quienes nos involucramos, podemos, muchas veces, desanimarnos y no saber transmitir la validez de las alternativas, tanto individuales como estructurales, para evangelizar no solo a nivel personal sino también, para entrar en contacto con las estructuras o sistemas que rigen el ritmo social, político y económico imperante.

No quisiera perder de vista que los esfuerzos direccionados a responder a la 4ta Preferencia Apostólica Universal tienen que guardar estrecha relación con las otras tres preferencias. Creo que la relación más evidente se da con la preferencia por caminar junto a los pobres, que son quienes más sufren el descuido por la creación, el cambio climático, el atropello de los recursos. De estas comunidades tenemos la posibilidad de rescatar sus valores culturales, su cosmovisión de relación con la naturaleza, como posibilidad de alternativa tal como nos muestra también la encíclica Laudato Si.

De igual modo, la voz del Papa en la carta de aceptación de las preferencias nos invita a unirnos cada vez más a Cristo e identificarnos con Él para no caer en la desesperanza. Una mirada que debemos tener quienes vivimos la espiritualidad ignaciana desde la perspectiva de la contemplación para alcanzar amor, encontrando a Dios haciendo y sumándonos a lo que Dios hace por el Reino de Dios que es el reino de la Vida.

Julio Villavicencio SJ sobre la Preferencia Apostólica Universal nº 2

Preferencia Apostólica Universal n° 2: Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia. 

Julio Villavicencio SJ ha sido nombrado en enero pasado, durante el Encuentro de Provincia, como encargado de un Sector Apostólico nuevo para la Provincia Argentina-Uruguay: el Servicio Jesuita con Migrantes (SJM). El SJM es una ‘institución’ a través de la cual, la Compañía de Jesús trabaja por y con los migrantes y refugiados en todo el mundo. 

Por Julio Villavicencio SJ

 Cuando leí esta preferencia no me sorprendí, pues la Compañía tiene su compromiso con los más pobres en su ADN, ya que seguimos a un Jesucristo que nos envía a los más pobres. Pero puedo decir que me gustó la manera en la que esta preferencia nos invita a realizar nuestra misión. Se puede ir a los más pobres de muchas maneras; hay algunas pueden llegar a ser nocivas para las personas, mientras que hay otras más evangélicas.

Creo que el “caminar junto a…” propone una manera similar a la de Jesús. Tiene que ver con compañía y no superioridad; con compartir, dar y recibir, como hermanos, y no desde la posición de quien tiene más que el otro.

Esta manera de encarar y entender la misión me desafía personalmente. por experiencia personal, es que no es fácil. A veces es más práctico hacer todo uno y que los demás solo se adecuen a lo que yo propongo, sin embargo ¿qué logro con esto? Aún no tengo respuesta, pero ciertamente no creo que sea el camino.

 Los pobres materialmente, los descartados por la sociedad y los vulnerados en su dignidad tienen diferentes rostros en nuestras obras apostólicas. Rostros que van cambiando. Obras como el Hogar de San José o la Obra de San José, que dedican a atender a las personas en situación de calle. Pobres que no tienen lo necesario para vivir, muchas veces ni siquiera cariño. Al mismo tiempo son los descartados de la sociedad. Aquellos que están presentes en las grandes ciudades, y sin embargo, de tanto verlos, ya son invisibles. Y ciertamente que su dignidad está siendo vulnerada cotidianamente. No es fácil acompañar en este camino a los pobres, asumir su manera de ver la vida y desde allí mostrarles una vida nueva. Hace falta mucha humildad, salir de nuestro propio querer, “morir a nosotros mismos”, para encontrarnos con el Evangelio. Esta manera de encarar la misión hacia los más necesitados nos desafía a ser más cristianos y menos protagonistas.

Y así como en la Obra y Hogar San José nos encontramos con los pobres, descartados y vulnerados, en la misma población, también, en todas nuestras obras, siempre está presente este dolor de muchas maneras distintas. A veces los descartados no son pobres materiales, pero si son vulnerados en sus derechos. Saber mirar desde el Evangelio, es poder reconocer a los que están necesitando resucitar y al Resucitado en sus vidas.

Hoy la provincia ARU se embarca en nuevos horizontes apostólicos. Uno de ellos es el Servicio a los Migrantes. Personas que han dejado todo, con sus familias a cuesta y sin ningúna certeza más que la fe que los ilumina, emprendieron el camino. Son los actuales José y María, que van a dar a luz a un lugar lejano y no encuentran donde quedarse. Creo y confío que nos da la oportunidad de estar cerca de Jesús, de abrir nuestro corazón al Reino que viene y experimentar el Amor de Dios por todos nosotros. Y que podemos aprovechar poniéndonos a disposición, cual servidor humilde, caminando juntos, partiendo y compartiendo lo nuestro con ellos. Esta es la justicia que cuida la dignidad de los hijos de Dios, al tiempo que reconcilia nuestra vida con la de los demás, con nuestras propias heridas y con Dios. Haciendo de toda la creación un lugar de encuentro y resurrección.

 

 

Fabián Antúnez SJ sobre la Preferencia Apostólica Universal n° 1

PAU n° 1: Mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento.  

Fabián Antúnez SJ es el actual director del Centro de Espiritualidad Manresa, en Montevideo Uruguay. Además de ofrecer distintas tandas de Ejercicios Espirituales a lo largo del año, Manresa tiene propuestas variadas y diversas que permiten acompañar a quienes desean conocer y profundizar la espiritualidad ignaciana desde distintos aspectos de la vida cotidiana.

Por Fabián Antúnez SJ

 Esta preferencia de ir a las fuentes de nuestra Espiritualidad, de profundizar en la experiencia espiritual de Ignacio de Loyola constituye un motivo de consolación espiritual a nivel personal y en nuestra comunidad jesuítica, pues sentimos que la Compañía Universal está llamada a continuar compartiendo con otros su herencia más preciada. En la multitud de tareas que realizamos los jesuitas resulta fundamental el encontrar criterios que nos ayuden a un mejor precisar nuestra misión. En esta línea el ver plasmados los Ejercicios Espirituales y el Discernimiento Espiritual como un norte claro en nuestro modo de proceder futuro suscita en mí el deseo de profundizar el vínculo con Ignacio y cuidar el tesoro de los Ejercicios Espirituales.

A nivel personal siento el desafío de hacer de puente entre nuestras fuentes y el tiempo actual. Para esto siento que debo continuar profundizando de manera activa en la oración, lectura, reflexión y praxis de nuestra Espiritualidad. Considero que en los tiempos que vivimos de tanta incertidumbre a nivel de los valores, con tan pocas certezas en la toma de decisión y en el ejercicio de la libertad los Ejercicios Espirituales nos brindan las claves interiores para una mejor configuración de la conciencia personal y para tomar mejores decisiones que den respuesta a los deseos profundos del corazón.

En el Centro de Espiritualidad Manresa (en Montevideo), al ver plasmada como preferencia su labor cotidiana en el campo de la Espiritualidad, se experimentó el desafío de seguir buscando maneras creativas de poder llevar a cada vez a más personas,  las riquezas de los Ejercicios Espirituales. En esta línea, sentimos la confirmación de seguir ofreciendo nuestras tandas de ocho días (que se realizan en siete momentos distintos del año) y buscar profundizar en la experiencia introductoria a los Ejercicios (que la ofrecemos una vez al año).

Sentimos asimismo la confirmación de nuestras propuestas de Ejercicios en la vida diaria (que buscan acercar la oración ignaciana a nuestra vida cotidiana) y los talleres específicos que buscan acercar a laicos, religiosos y sacerdotes el discernimiento espiritual como una herramienta idónea para una mejor toma de decisiones en la vida.

Experimentamos con alegría y paz interior que vamos caminando en la dirección correcta de aquello que tenemos que potenciar y sentimos la interpelación de darlo a conocer a cada vez más personas. Para esto resulta imprescindible el avanzar en la comunicación y difusión de nuestras propuestas, logrando asimismo una personalización de las mismas como camino de crecimiento para los distintos procesos individuales de crecimiento.

La labor en la Provincia

En la Provincia los Ejercicios Espirituales y el desarrollo de la Espiritualidad constituía ya una prioridad importante. Prueba de esto son las ofertas que en diversos lugares de la misma se ofrecían como caminos de ahondamiento en la dinámica de la oración personal ignaciana.

Una labor importante que hemos comenzado a realizar recientemente consiste en la socialización de la información y el poder unificar la misma, para ofrecer de manera más integrada lo que venimos realizando en los Centros de Espiritualidad, Casas de Ejercicios, Parroquias y Templos de cara al fomento y difusión de nuestra Espiritualidad.

Considero que tenemos el desafío de seguir compartiendo recursos, reflexión y socializar con otros las experiencias exitosas en el área de la Espiritualidad. El poder avanzar en estas líneas nos permitirá ofrecer un mejor servicio y brindar una imagen de cuerpo que estamos llamados a plasmar.

Algunas mociones para avanzar sería: el potenciar un equipo que pudiese brindar los Ejercicios Espirituales en lugares con menores recursos pastorales, el poder compartir con otros los talleres- propuestas exitosas, el generar fondos de ayuda económica para que todos puedan acercarse a la experiencia de los Ejercicios Espirituales.

Desafíos

Con respecto a los desafíos o novedades, considero que como Centro de Espiritualidad deberíamos seguir avanzando en nuestras propuestas para convertirlas en ofertas cada vez más atractivas, que puedan suscitar el deseo de acercarse a experimentarlas. Mejorar la comunicación y difusión de las mismas parece fundamental.

Hemos buscado acercar diversas áreas de la vida como el trabajo, la familia, la comunicación, el noviazgo a nuestras fuentes con propuestas renovadas que intentan dar una respuesta desde la Espiritualidad Ignaciana a dichas zonas de nuestra existencia. Tenemos el desafío de seguir integrando otras dimensiones de la existencia en diálogo con nuestra espiritualidad, consideramos que esto constituye un desafío de primer orden.

Por último siento que tenemos el desafío de adaptación para que los Ejercicios Espirituales  puedan ser experimentados por personas más alejadas o carentes de formación en el área de la espiritualidad. Potenciar asimismo que los “más pobres” puedan acercarse a nuestra Espiritualidad constituye también un desafío de primer orden. En esto considero que debemos profundizar en la reflexión y el socializar experiencias exitosas para que todos podamos vernos enriquecidos con las mismas.

Intención de Oración del Papa – Marzo 2019

Compartimos el video con la intención de oración del Papa Francisco para el tercer mes de 2019, que es el ‘reconocimiento de los derechos de las comunidades cristianas’.

«Quizás nos cueste creerlo, pero hoy hay más mártires que en los primeros siglos.

Son perseguidos porque a esta sociedad, le dicen la verdad y anuncian a Jesucristo.

 Esto sucede especialmente allí donde la libertad religiosa todavía no está garantizada.

 Pero también en países que en la teoría y en los papeles tutelan la libertad y los derechos humanos.

 Recemos para que las comunidades cristianas, en especial aquellas que son perseguidas, sientan la cercanía de Cristo y tengan sus derechos reconocidos.»

Mensaje para Cuaresma 2019 – Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas:

 Cada año, a través de la Madre Iglesia, Dios «concede a sus hijos anhelar, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que […] por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios» (Prefacio I de Cuaresma). De este modo podemos caminar, de Pascua en Pascua, hacia el cumplimiento de aquella salvación que ya hemos recibido gracias al misterio pascual de Cristo: «Pues hemos sido salvados en esperanza» (Rm 8,24). Este misterio de salvación, que ya obra en nosotros durante la vida terrena, es un proceso dinámico que incluye también a la historia y a toda la creación. San Pablo llega a decir: «La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios» (Rm 8,19). Desde esta perspectiva querría sugerir algunos puntos de reflexión, que acompañen nuestro camino de conversión en la próxima Cuaresma.

 1. La redención de la creación

La celebración del Triduo Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, culmen del año litúrgico, nos llama una y otra vez a vivir un itinerario de preparación, conscientes de que ser conformes a Cristo (cf. Rm 8,29) es un don inestimable de la misericordia de Dios.

 Si el hombre vive como hijo de Dios, si vive como persona redimida, que se deja llevar por el Espíritu Santo (cf. Rm 8,14), y sabe reconocer y poner en práctica la ley de Dios, comenzando por la que está inscrita en su corazón y en la naturaleza, beneficia también a la creación, cooperando en su redención. Por esto, la creación –dice san Pablo– desea ardientemente que se manifiesten los hijos de Dios, es decir, que cuantos gozan de la gracia del misterio pascual de Jesús disfruten plenamente de sus frutos, destinados a alcanzar su maduración completa en la redención del mismo cuerpo humano. Cuando la caridad de Cristo transfigura la vida de los santos –espíritu, alma y cuerpo–, estos alaban a Dios y, con la oración, la contemplación y el arte hacen partícipes de ello también a las criaturas, como demuestra de forma admirable el “Cántico del hermano sol” de san Francisco de Asís (cf. Enc. Laudato si’, 87). Sin embargo, en este mundo la armonía generada por la redención está amenazada, hoy y siempre, por la fuerza negativa del pecado y de la muerte.

 2. La fuerza destructiva del pecado

Efectivamente, cuando no vivimos como hijos de Dios, a menudo tenemos comportamientos destructivos hacia el prójimo y las demás criaturas –y también hacia nosotros mismos–, al considerar, más o menos conscientemente, que podemos usarlos como nos plazca. Entonces, domina la intemperancia y eso lleva a un estilo de vida que viola los límites que nuestra condición humana y la naturaleza nos piden respetar, y se siguen los deseos incontrolados que en el libro de la Sabiduría se atribuyen a los impíos, o sea a quienes no tienen a Dios como punto de referencia de sus acciones, ni una esperanza para el futuro (cf. 2,1-11). Si no anhelamos continuamente la Pascua, si no vivimos en el horizonte de la Resurrección, está claro que la lógica del todo y ya, del tener cada vez más acaba por imponerse.

 Como sabemos, la causa de todo mal es el pecado, que desde su aparición entre los hombres interrumpió la comunión con Dios, con los demás y con la creación, a la cual estamos vinculados ante todo mediante nuestro cuerpo. El hecho de que se haya roto la comunión con Dios, también ha dañado la relación armoniosa de los seres humanos con el ambiente en el que están llamados a vivir, de manera que el jardín se ha transformado en un desierto (cf. Gn 3,17-18). Se trata del pecado que lleva al hombre a considerarse el dios de la creación, a sentirse su dueño absoluto y a no usarla para el fin deseado por el Creador, sino para su propio interés, en detrimento de las criaturas y de los demás.

 Cuando se abandona la ley de Dios, la ley del amor, acaba triunfando la ley del más fuerte sobre el más débil. El pecado que anida en el corazón del hombre (cf. Mc 7,20-23) —y se manifiesta como avidez, afán por un bienestar desmedido, desinterés por el bien de los demás y a menudo también por el propio— lleva a la explotación de la creación, de las personas y del medio ambiente, según la codicia insaciable que considera todo deseo como un derecho y que antes o después acabará por destruir incluso a quien vive bajo su dominio.

 3. La fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón

Por esto, la creación tiene la irrefrenable necesidad de que se manifiesten los hijos de Dios, aquellos que se han convertido en una “nueva creación”: «Si alguno está en Cristo, es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo» (2 Co 5,17). En efecto, manifestándose, también la creación puede “celebrar la Pascua”: abrirse a los cielos nuevos y a la tierra nueva (cf. Ap 21,1). Y el camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual.

 Esta “impaciencia”, esta expectación de la creación encontrará cumplimiento cuando se manifiesten los hijos de Dios, es decir cuando los cristianos y todos los hombres emprendan con decisión el “trabajo” que supone la conversión. Toda la creación está llamada a salir, junto con nosotros, «de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios» (Rm 8,21). La Cuaresma es signo sacramental de esta conversión, es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna.

 Ayunar, o sea aprender a cambiar nuestra actitud con los demás y con las criaturas: de la tentación de “devorarlo” todo, para saciar nuestra avidez, a la capacidad de sufrir por amor, que puede colmar el vacío de nuestro corazón. Orar para saber renunciar a la idolatría y a la autosuficiencia de nuestro yo, y declararnos necesitados del Señor y de su misericordia. Dar limosna para salir de la necedad de vivir y acumularlo todo para nosotros mismos, creyendo que así nos aseguramos un futuro que no nos pertenece. Y volver a encontrar así la alegría del proyecto que Dios ha puesto en la creación y en nuestro corazón, es decir amarle, amar a nuestros hermanos y al mundo entero, y encontrar en este amor la verdadera felicidad.

 Queridos hermanos y hermanas, la “Cuaresma” del Hijo de Dios fue un entrar en el desierto de la creación para hacer que volviese a ser aquel jardín de la comunión con Dios que era antes del pecado original (cf. Mc 1,12-13; Is 51,3). Que nuestra Cuaresma suponga recorrer ese mismo camino, para llevar también la esperanza de Cristo a la creación, que «será liberada de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios» (Rm 8,21). No dejemos transcurrir en vano este tiempo favorable. Pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la creación.

 Vaticano, 4 de octubre de 2018, fiesta de san Francisco de Asís

Francisco

Fuente: AICA

Francisco: La santidad de Dios debe reflejarse en nuestras vidas

Continuando con la catequesis sobre la oración del Padrenuestro, el pontífice centro su reflexión en una de las primeras súplicas de la oración: “Santificado sea tu nombre”.

 “Queridos hermanos y hermanas: la oración del Padrenuestro contiene siete peticiones. En las tres primeras, que se refieren al ‘Tú’ de Dios, Jesús nos une a él y a sus más profundas aspiraciones, motivadas por su infinito amor hacia el Padre. En cambio, en las últimas cuatro, que indican el ‘nosotros’ y nuestras necesidades humanas, es Jesús quien entra en nosotros y se hace intérprete ante el Padre de esas necesidades”, comenzó explicando el Santo Padre

“En la primera parte de la oración, señaló Francisco, Jesús nos hace entrar en sus deseos, todos dirigidos al Padre: santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad; en la segunda es Él quien entra en nosotros e interpreta nuestras necesidades: el pan de cada día, el perdón de los pecados, la ayuda en la tentación y la liberación del mal”.

“Aquí se encuentra la matriz de toda oración cristiana, diría que de toda oración humana, que siempre está hecha de, por una parte, contemplación de Dios, de su misterio, de su belleza y bondad, y, de otra, de sincera y valiente búsqueda de aquello que sirve para vivir, y vivir bien”.

De ese modo, “en su simplicidad y esencialidad, el Padre Nuestro educa a quien lo reza a no multiplicar palabras vanas”, porque –como dice el mismo Jesús– su Padre sabe lo que necesitamos antes incluso de pedírselo”. Cuando hablamos con Dios, afirmó el Papa, no lo hacemos para revelarle lo que tenemos en nuestro corazón, ¡Él lo conoce mucho mejor que nosotros! Si Dios es un misterio para nosotros, nosotros no somos un enigma a sus ojos. Dios es como aquellas madres que sólo necesitan una mirada para comprender todo sobre sus hijos: si son felices o tristes, si son sinceros o esconden algo.

En este sentido, el Santo Padre dijo que, el primer paso de la oración cristiana es la entrega de nosotros mismos a Dios, a su providencia. Es como decir: “Señor, tú lo sabes todo, no hay necesidad de hablarte de mi dolor, sólo te pido que estés aquí a mi lado: tú eres mi esperanza”. Es interesante notar que Jesús, en su discurso en la montaña, inmediatamente después de transmitir el texto del Padrenuestro, nos exhorta a no preocuparnos y a no angustiarnos por las cosas.

Parece una contradicción: primero nos enseña a pedir el pan de cada día y luego nos dice: “No se preocupen diciendo: ¿Qué vamos a comer? ¿Qué vamos a beber? ¿Qué nos vamos a poner?”. Pero la contradicción es sólo aparente: las peticiones del cristiano expresan confianza en el Padre; y es precisamente esta confianza la que nos hace pedir lo que necesitamos sin ansiedad y agitación.

Por eso rezamos, diciendo: “Santificado sea tu nombre”. En esta invocación se siente toda la admiración de Jesús por la belleza y grandeza del Padre, y el deseo de que todos lo reconozcan y lo amen por lo que realmente es. Y al mismo tiempo está la súplica que su nombre sea santificado en nosotros, en nuestra familia, en nuestra comunidad, en el mundo entero. Es Dios que santifica, que nos transforma por su amor, pero al mismo tiempo somos nosotros los que, con nuestro testimonio, manifestamos la santidad de Dios en el mundo, haciendo presente su nombre.

“Dios es santo, pero si nosotros, si nuestra vida no es santa se produce una gran incoherencia. La santidad de Dios debe reflejarse en nuestras acciones, en nuestra vida. ‘Yo soy cristiano, Dios es Santo, pero yo hago muchas cosas malas’. No, esto no sirve, esto hace mal, esto escandaliza y no ayuda”, señaló el Santo Padre

La santidad de Dios es una fuerza en expansión, afirma el Santo Padre y nosotros suplicamos que derribes las barreras de nuestro mundo rápidamente. Cuando Jesús comienza a predicar, el primero en sufrir las consecuencias es precisamente el mal que aflige al hombre. Los espíritus malignos injurian: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a arruinarnos? Sé quién eres: ¡el santo de Dios!”. Nunca antes se había visto una santidad como ésta: no preocupada por sí misma, sino extendida”.

“Una santidad que se extiende en círculos concéntricos, como cuando se tira una piedra a un estanque. La oración expulsa todo temor. El Padre nos ama, el Hijo levanta sus brazos junto a los nuestros, el Espíritu trabaja en secreto para la redención del mundo. No vacilamos en la incertidumbre. Una cosa es cierta: es el mal el que tiene miedo.

“Pidamos al Señor que con la fuerza de su santidad destruya el mal que aflige a nuestro mundo, y nos conceda vivir con la convicción de que su amor redentor, que ha vencido al maligno, nunca nos abandona”.

Fuente: AICA 

Palabra de la CPAL- MARZO 2019

Juventud: ¡Divino Tesoro! Compartimos el Mensaje de la CPAL para toda América Latina en el mes de marzo. 

P. Rolando Alvarado S.J. Provincial de América Central

Así califica el poeta Rubén Darío a esa etapa central de la vida en la que se configuran los ideales y trazan nuestros sueños, en uno de sus más célebres versos: ¡Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver, cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer!

Llevamos alrededor de dos años como Iglesia católica y como Compañía de Jesús reflexionando y dialogando en profundidad sobre el valor e importancia de este tesoro. La Iglesia, con ocasión del Sínodo de octubre del pasado año llegó a tomar a los jóvenes como “lugar teológico”, una afirmación incisiva para quienes creemos que el Dios de Jesús se nos manifiesta en la vida y en la historia. Hoy nos toca “acompañarlos en la construcción de un futuro esperanzador” para la humanidad y para la tierra, nos ha indicado el Padre General Arturo Sosa SJ, al establecer esa tarea como una de las cuatro preferencias apostólicas universales para los próximos diez años.

Si bien, como se ha reconocido, hay diversas maneras de ser joven, marcadas por el lugar, la cultura, el idioma el sector socioeconómico en el que han nacido y se desenvuelven; la mayoría de la juventud comparten 5 rasgos comunes que los señalan como puntas de lanza para la defensa y edificacion de una nueva civilización; con un nuevo modo de vivir, convivir producir y compartir.

Ante todo, su intenso afán de libertad. Poseen un fino radar para detectar las diversas esclavitudes sociales y humanas que se tejen por intereses de todo tipo. Y su innegociable y sincero deseo de justicia para erradicarlas. Que viene acompañadas de una abundante y coherente generosidad en el esfuerzo cotidiano que ello supone; de una espontánea y contagiosa alegría en ese bregar; y una sincera y lúcida apertura a que sea la experiencia personal y grupal de trascendencia ética o religiosa la que alimente, sostenga y renueve continuamente la búsqueda de que la Tierra sea nuestra casa común, que las relaciones sociales e interpersonales estén signadas por la aceptación de una mutua y misma dignidad, y que el sentido pleno de la vida de unos no se establezca a costa del de los otros.

En este momento histórico, caracterizado por la globalización de la crueldad humana, la destrucción socio ambiental, el cínico engaño, el materialismo rampante, el lucro como motor de la historia, la superficial diversión, la exclusión social, y el fanatismo mental, se ha detectado con hábil astucia que es en los jóvenes en donde más y mejor anida la posibilidad de “resistencia” a la que nos exhortó Ernesto Sábato. Tanto por lo que dicha resistencia tiene de rechazo y aversión a su burda mentira, como por lo que posee de alumbramiento y creación de algo nuevo y distinto.

Es por ello que a la mayoría de ellos se les niega la formación competente y crítica, que se les cierran cada vez más las oportunidades laborales decentes, que se les empuja a la pobreza, que se les incita a la violencia, que se les intenta adormecer, que se les busca dividir, y sutilmente persuadir de que hagamos lo que hagamos, esa “ánfora rota” en que el ser humano consiste según Ernesto Cardenal, no tiene remedio.

En América Latina y el Caribe, todos los ignacianos (jesuitas y laicos) que colaboramos en la misión de El Señor de regalarnos “vida y vida en abundancia”, y que trabajamos con miles de jóvenes a través de múltiples ministerios, hemos recibido con entusiasmo la invitación de la Iglesia a redescubrir en ellos, en su realidad, en sus personas, en sus ideales y aún en sus sufrimientos, ese regalo de la vida como don de Dios y como tarea de todos. Y acogemos con gratitud y compromiso la decisión de la Compañía universal de acompañar a los jóvenes con espíritu de escucha y cercanía leal, en su ser punta de lanza en el advenimiento de una “nueva tierra” y un “nuevo cielo”.