Razones para Estrechar Lazos entre Organizaciones Jesuitas e Incidencia Pública
La Directora de la ONG jesuita Entreculturas de España, reflexiona sobre la importancia de la incidencia pública y enumera una serie de motivos para que las organizaciones jesuitas perseveren en su tarea y busquen el modo de ejercer una mayor influencia dentro de las sociedades en las que están inmersas.
Por Valeria Méndez de Vigo
En efecto, estos cambios en la ciudadanía alrededor del mundo ocurren a través de la incidencia pública que puede definirse, en líneas generales, como un proceso destinado a lograr cambios en las actitudes, prácticas, políticas públicas y leyes de individuos influyentes, grupos e instituciones. Su propósito es cambiar la manera en que el poder, los recursos y las ideas son creadas, ejercidas y distribuidas para que las personas y las organizaciones tengan oportunidades reales de tener el control sobre las decisiones que las afectan.
La incidencia pública se lleva a cabo a través de la investigación y el análisis, la sensibilización, la comunicación, el trabajo en red con organizaciones y grupos, la movilización de la ciudadanía y las relaciones con los encargados de tomar decisiones.
La incidencia pública ignaciana se define por sus elementos clave: es cualificada, es decir apoyada por estudio e investigación; relacional, enfocada en la gente, no solo en temas, avanzando a manera de encuentros. Aquí van algunos motivos por los que esta debería expandirse y aumentar su grado de influencia:
- La incidencia pública es vital a la hora de cambiar actitudes, valores, mentalidades y políticas públicas en favor de la justicia. Porque además de acompañar a las personas y a los grupos, las organizaciones con un proyecto de transformación social (como las organizaciones jesuitas) tienen que contribuir al cambio de las estructuras sociales y políticas. De hecho, tienen la responsabilidad de hacerlo.
- La incidencia pública se conecta con la voz y los derechos —tan a menudo silenciados, tan a menudo violados— de las personas y los grupos excluidos, pues implica la defensa de sus derechos e intereses y la apertura de espacios en el dominio público.
- La incidencia pública fortalece la democracia y la gobernanza al fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones. La movilización de la comunidad educativa de más de 10 millones de personas en 100 países a favor del derecho a una educación de calidad para todos, promovida por la Campaña Global por la Educación —en la que participan activamente muchas organizaciones jesuitas— ha llevado, entre otras cosas, a la eliminación de los costos de inscripción y a la gratuidad en la enseñanza en varios países.
- Permite que ciertos asuntos se incluyan en la agenda política. La lucha en contra del cambio climático es un claro ejemplo de la acción concertada por numerosas organizaciones y movimientos sociales que han contribuido decisivamente para que sea considerado como un tema global y para situarlo en un lugar relevante en la agenda política internacional.
- Tenemos que generar ideas y propuestas alternativas. En tiempos de la pos-verdad, en los que lo aparentemente importante es que las emociones afloren es más significativo que nunca proveer datos, información veraz, argumentos, razonamiento. Los lazos entre las organizaciones sociales jesuitas y las universidades podrían fortalecer este propósito.
- La incidencia pública ayuda a leer y entender la realidad a través del análisis, la investigación, los estudios y los informes, además del contacto directo de las personas con las que está conectada, y, en ese sentido, a que muchas organizaciones jesuitas mantengan la relevancia de ciertos asuntos.
- La incidencia pública es relevante para fortalecer el discurso y las narrativas de las organizaciones sociales en asuntos relacionados con el desarrollo, las causas, las conexiones y las propuestas de solución.
La incidencia pública requiere perseverancia —los cambios toman tiempo— porque en ocasiones hay reveses. Requiere incluso sobreponerse a la poca importancia que en la práctica le es dada a nuestras organizaciones. Aun así, con estas razones y muchas otras que pueden ser imaginadas, ¿puede alguien dudar que la incidencia pública sea una de las mejores cosas que pueden llevarse a cabo en favor de las personas marginadas?