El Grupo de Comunicación Loyola pone a disposición material de lectura

Cada uno tenemos que intentar colaborar, en estos tiempos complicados, de las maneras que mejor sabemos, ofreciendo lo que hacemos y tratando de contribuir a ayudar a otros. Desde el Grupo de Comunicación Loyola se ha pensado en poder ayudar a sobrellevar con sentido y con paz este tiempo de confinamiento, de vida comunitaria, y de vida casera. Por eso, se ha decidido ofrecer abierta y gratuitamente, varios materiales que creemos que justo ahora pueden ser útiles. En concreto se trata de tres propuestas.

Desde ahora, se podrá acceder a la descarga gratuita del ebook de «Bailar con la soledad». Precisamente por ser la soledad una vivencia que pasa ahora a un primer plano. No solo por la gente que vive sola, sino también por la cantidad de dinámicas difíciles que se despiertan estos días, aún estando rodeados de otros. En segundo lugar, han decidido ofrecer acceso a toda la hemeroteca de la revista Mensajero. Precisamente por su contenido familiar, su espiritualidad cercana y su larga tradición de acercar temas cotidianos a la fe con profundidad y sensibilidad, creemos que tener acceso, en estas fechas, a su hemeroteca, puede ofrecer buenos ratos y mucho aprendizaje. Por último, también se ofrece de manera gratuita la App del evangelio diario comentado por Julio Colomer, tanto en IOS como en Android.

Agradecemos de corazón a los autores haber facilitado esas entregas.

Podés encontrar el contenido aquí: l.gcloyola.com

Fuente: Jesuitas España

Jóvenes por la Hospitalidad: un futuro de esperanza donde todas las personas importan

Por Saúl Cuautle, SJ – Presidente FLACSI   y  Javier Cortegoso – Coordinador de la RJM

El impacto producido por las dinámicas asociadas a la migración forzada en todas las esferas de la sociedad latinoamericana, hace que la migración sea un fenómeno central en la realidad de la región. En este sentido, la migración es fuente de intercambios en todos los ámbitos y, con ello, fuente de la enorme riqueza cultural de la región. De la misma manera, puede ser el reflejo de los conflictos armados, la violencia estructural y las desigualdades económicas. En conclusión, la migración forzada es el reflejo de situaciones de injusticia que demandan una acción inmediata.

Las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús, nos invitan a seguir transitando conjuntamente caminos para responder de una mejor manera a los llamados urgentes de la humanidad, y en concreto, nos recuerdan el caminar junto a las personas migrantes forzadas, desplazadas y refugiadas en una misión de Reconciliación y Justicia. También nos indican que ese camino de esperanza que la humanidad está necesitando, se construirá de la mano de los jóvenes, quienes tienen la creatividad y la energía para emprender las tareas más importantes. Son los jóvenes, con su perspectiva, quienes pueden ayudarnos a comprender mejor el cambio de época que estamos viviendo y su novedad esperanzadora.

Para responder a esta necesidad en Latinoamérica y el Caribe, y con el objetivo de vincular a las comunidades educativas de los colegios de la Federación Latinoamericana de Colegios de la Compañía de Jesús (FLACSI), con la misión que realiza la Red Jesuita con Migrantes (RJM-LAC), desde el año 2016 se viene implementado el proyecto Jóvenes por la Hospitalidad. La iniciativa, que ha contado con más de 40 grupos en colegios de la Compañía de Jesús en 14 países, se mide no sólo por los números, sino por el camino recorrido en los colegios y por el deseo creciente de nuestros jóvenes de dar pasos hacia la acción.

La invitación para este 2020, es a que el trabajo que vienen adelantando los grupos de Jóvenes por la Hospitalidad en los colegios de FLACSI, vaya dando pasos hacia una lógica de conocer, participar e incidir, proyectada a partir del trabajo conjunto con obras u oficinas vinculadas a la RJM, de la siguiente manera:

  • – CONOCER las dinámicas de las personas en situación de migración forzada en los contextos locales, a partir del análisis del estado de acceso a sus derechos
  • – PARTICIPAR en actividades para la atención y la integración
  • – INCIDIR con la perspectiva de construir propuestas de cambio concretas, desde los jóvenes, que puedan ser de ayuda para entidades que dialogan con autoridades competentes en la atención a migrantes

Hemos identificado la oportunidad de estrechar esta relación entre los colegios de FLACSI y las obras y oficinas de la RJM, en la que proyectamos una multiplicidad de posibilidades de colaboración que de allí pueden surgir, como voluntariados, conocimiento de experiencia, servicios o acciones en días señalados, entre otras.

Consideramos que con esta invitación que se hace a las Redes y colegios que conforman FLACSI, estamos respondiendo a las Preferencias Apostólicas Universales, en un trabajo colaborativo del sector educativo, con el trabajo que realizan las obras de la RJM respecto a la Migración Forzada, la Reconciliación y la Hospitalidad.

Que sea esta una oportunidad fantástica para la colaboración desde la misión compartida, y para prestarnos un servicio mutuo en la búsqueda de un mundo que se acerque más al Reino que tanto anhelamos.

 

Fuente: jeusitas.lat

Comunicado de la Red Jesuita con Migrantes ante la crisis del Coronavirus

Partimos de la certeza de que hoy, más que nunca, vivimos tiempos que urgen de la mejor disposición personal y colectiva, de un accionar científico, responsable y oportuno en cada uno de los países, y de un compromiso absoluto de no dejar a nadie “por fuera”. La migración forzada conlleva realidades que suelen ser dejadas de lado, se culpabiliza a quienes huyen de sus países o se les niegan servicios básicos indispensables. Es por ello que, como Red Jesuita con Migrantes (RJM) manifestamos nuestra posición, en una coyuntura en la que necesitamos de todos y todas:

1. Es urgente frenar las deportaciones y cualquier otra medida de orden judicial o administrativo que ponga en riesgo a las personas, en tanto el debido resguardo sanitario durante su movilización no está garantizado. Quienes viven en la clandestinidad se sienten más atemorizados de consultar en los centros de salud cercanos. A ello hay que sumar la desprotección de las personas deportadas, al ingresar al territorio del que son nacionales, lo que reduce la posibilidad de realizar un distanciamiento social correcto, según las medidas urgentes que nos han solicitado implementar en muchos de los países de América.

2. Respecto a la población en detención por el hecho de migrar forzadamente -situación que recibe nuestro rechazo siempre- es indispensable liberar a la población de los centros de detención en EEUU, y asegurar las condiciones de seguridad sanitaria en todos los centros de detención, estaciones migratorias o similares, o en su caso establecer albergues públicos donde sea necesario con todas las medidas sanitarias, por ser personas que han enfrentado altos niveles de movilidad. Debemos protegerlas, evitar que se contagien y que puedan contagiar e informarles debidamente para reducir los riesgos.

3. Se vuelve aún más necesario que se den recursos de salud a los centros de migrantes, desplazados/as y refugiados/as. Algunos albergues, especialmente en frontera, seguirán brindado servicio. Es urgente la capacitación y la provisión de material médico para tomar las medidas necesarias de carácter preventivo. Sin desestimar el cuidado del personal y las y los voluntarios que trabajan con ellos/as.

4. Se debe parar cualquier afirmación o medida orientada a discriminar, estigmatizar o culpar a la población migrante, desplazada o refugiada, especialmente en aquellos territorios donde la xenofobia hace parte de los discursos dominantes u oficiales. Es claro que esta pandemia puede afectarles en cualquier situación, pero de ninguna manera es su responsabilidad, ni han sido el foco de propagación señalado por los especialistas.

5. Nos toca levantar la voz para que en cada uno de nuestros países se realice una reflexión argumentada sobre el aporte que hace la población migrante y refugiada a nuestras sociedades y que por tanto no puede quedar excluida de un abordaje integral de la crisis. Nos necesitamos todos y todas para salir de esta pandemia.

Las personas migrantes y refugiadas dinamizan las sociedades de las que hacen parte, prestan servicios indispensables en muchas áreas, son consumidores, están a cargo de los cuidados de niños y personas adultas mayores, se desempeñan en construcción, agricultura y en muchas otras áreas… En otras palabras, permiten que la vida siga o resurja. Para ayudarnos a superar los escenarios de recesión económica que se prevén, necesitamos también de las personas que han migrado. La política migratoria de cada país debe reforzar sus estrategias de integración en este contexto.

6. Exigimos, finalmente, la mayor transparencia e información oportuna por parte de los gobiernos y autoridades, entendemos medidas restrictivas con base científica que ayuden en la reducción de la transmisión del virus, siempre preservando las garantías constitucionales y el respeto innegociable de los derechos humanos de todas las personas en todos los territorios.

Nos corresponde como RJM ser parte de la solución y apoyar en cada uno de los países con la entrega de contenidos informativos serios y accesibles, que propicien que las personas migrantes, refugiadas y desplazadas minimicen los peligros de contagio o falta de atención médica. Máxime cuando muchos países están asumiendo medidas de cierre de fronteras aéreas y terrestres.

Este continente nuestro está unido por un delgado cordón que nos sostiene hacia el norte y hacia el sur. No es momento de tirar fuerte de un extremo o del otro. Es hora de lograr balances y acciones colaborativas que nos protejan sin discriminación, sin acaparamiento, sin miedos, sin egoísmo. Superaremos esta crisis sino dejamos a nadie fuera.

La solidaridad se impone como el más efectivo de los protocolos.

 

Fuente: jesuitas.lat

Fe y Alegría: 65 años apostando por la Educación Popular

Fe y Alegría es pionera en la educación y apoyo a las comunidades más vulnerables a nivel nacional e internacional. En este mes de marzo están celebrando 65 años de trabajo al lado de los más pobres.

El 5 de marzo de 1955, el sacerdote jesuita José María Velaz, abrió las puertas de la primer escuela en la ciudad de Caracas, Venezuela. Las clases comenzaron a dictarse en la planta baja de una casa con el principal objetivo de dar la oportunidad de salir de la miseria a los niños con menos recursos. Desde un inicio la consigna fue que esta red “comienza donde termina el asfalto, donde no gotea el agua potable, donde la ciudad pierde su nombre”, lema que mantiene hasta el día de hoy.

Con el correr de los años, Fe y Alegría fue replicando su propuesta en otros países latinoamericanos hasta llegar a instalarse en el continente Europeo bajo el nombre «Entre Culturas». Actualmente las cifras indican que existen más de 41.000 colaboradores en la misión, distribuidos en más de 1.600 obras en las que se encarna el proyecto, repartidos geográficamente en 22 países del mundo.

En el marco de sus 65 años de trayectoria, se celebró un encuentro global que reunió al cuerpo directivo de América Latina, Europa y África, en la ciudad de Miami, en Estados Unidos, el pasado 6 de Marzo. Durante esta ocasión tuvieron la oportunidad de presentar a la comunidad latina de la Florida los principales planes y proyectos educativos en sus países para dar a conocer la labor de la organización y promover alianzas que fortalezcan su servicio a más de 1.300.000 niños, niñas, jóvenes y  adultos en el mundo.

 “Esta es la tarea y la vocación que hemos escogido: ayudar a que los más pobres, los más despreciados de los hombres reciban una ayuda y una formación, que los impulse a irse renovando, a ir naciendo a su dignidad de seres humanos, de Hijos de Dios y a ir ocupando con su esfuerzo el lugar justo que les corresponde entre los hombres”.

José María Velaz SJ

 

Podés conocer más de Fe y Alegria en: feyalegria.org

 

Francisco, una Iglesia a la manera de Jesús

Una breve reflexión a la luz del séptimo aniversario de Pontificado del Papa Francisco 

Por: Jesús Zaglul, S.J¹

Era el 13 de marzo de 2013 y Jorge Mario Bergoglio salía por el balcón papal de la plaza San Pedro, presentándose sin vestimentas especiales, simplemente como obispo de Roma. Había escogido como nombre Francisco y pedía que oráramos por él para que Dios lo bendijera. Nuevos aires soplaban en la Iglesia; se convertirían muy pronto en un soplo renovador del Espíritu, tan grande que nos pondría nuevamente en el camino iniciado en el Concilio Vaticano II.

“No te olvides de los pobres”, le susurró su compañero, el cardenal Hummes, al momento de ser elegido Papa. Otros pequeños grandes signos seguirían: se mudó a Santa Marta, dejando el palacio vaticano; llamó personalmente al quiosquero que le vendía el periódico en Buenos Aires para decirle que ya no pasaría cada día a recogerlo; dejó de usar los zapatos rojos y las vestiduras excelsas; a una joven que entre la multitud le gritaba “Su Santidad”, se le acercó sonriente diciéndole: “tu hermano Francisco”.

Francisco se ve como un hermano mayor entre hermanos, acentuando su ministerio de unidad y servicio a la comunidad eclesial y a la humanidad. Nos vuelve a una Iglesia que revaloriza el sacerdocio de todo el pueblo de Dios, que nos reconoce iguales a todas y todos los bautizados, ministerial, corresponsable, fiel a las distintas vocaciones y servicios, sinodal, donde los laicos y laicas tienen un papel relevante. Sus críticas mayores han sido al clericalismo, denunciando todo abuso, destacando su verdadero rol como pastores y servidores con olor a oveja, resaltando además el papel fundamental de la mujer en la Iglesia.

Pone el centro en Jesús, en la Alegría del Evangelio, desde la Misericordia amorosa del Padre por sus más pequeños y pequeñas. Rompe con la mirada moralizante y excluyente, acercándose desde la propia debilidad y reconociendo la dignidad de tantos y tantas rechazados por su condición social, por su identidad sexual, por sus creencias, por los estigmas y prejuicios. Es la Teología de Jesús, la del Encuentro, desde la Ternura de Dios.

Una Iglesia pobre al servicio de los pobres, libre de poderes y de riquezas, abierta y en diálogo con todas las personas y religiones, que prefiere equivocarse a dejar de actuar por temor.

Una Iglesia comprometida en la defensa y promoción de los derechos humanos, la dignidad, la justicia, la verdad y la paz; que denuncia todo lo que limita o reprime la vida y libertad de las personas, y toda economía que no tiene en cuenta el desarrollo humano y el cuidado de nuestra Casa Común.

Iglesia inter y pluricultural, defensora de los derechos de los pueblos indígenas, del medio ambiente, de toda la creación. Por esto, ha encontrado mucha resistencia en grupos de poder y en algunos cardenales, obispos y creyentes conservadores, aliados de la riqueza o de la norma excluyente, quienes se resisten al verdadero mensaje de Jesús, a reconocer la voz del Espíritu en todos y todas por igual: Espíritu de Comunión y Fraternidad.

 

¹ Asistente para la América Latina Septentrional.

 

Fuente: jesuitas.lat

Coronavirus: la oportunidad de pensar en el bien común

Reflexión por Álvaro Lobo SJ

Todavía somos muchos los que vivimos entre el asombro y la preocupación por lo que se vive en estos días, sobre todo en las grandes ciudades donde parece que esto del coronavirus es más serio de lo que pensábamos en un principio. Hemos pasado en horas del «todo está controlado» a vaciar supermercados compulsivamente.  [..]

Más allá de intentar no perder el norte, tomar precauciones, asimilar la información de forma clara y de no dejarnos llevar por el alarmismo hay un aspecto muy positivo, podemos recuperar el bien común como valor de nuestra sociedad. Muchos sabemos que en principio no es una enfermedad severa si estás sano, pero sí que es peligrosa si eres población vulnerable. Esto nos sitúa a todo el mundo ante el reto de intentar transmitir lo menos posible un virus –o mejor dicho coronavirus– que se mueve como pez en el agua. Es hacernos conscientes que nuestras decisiones condicionan la salud pública, que es patrimonio de todos.

En una época profundamente individualista nos encontramos en una situación en la que más que nunca nuestras decisiones cuentan. Se trata de una oportunidad como sociedad de pensar más en el otro, y considerar que muchas de nuestras acciones tendrán repercusión, para bien y para mal, en alguien que no conocemos sin saber cuándo ni cómo. Ojalá descubramos que detrás de la salud pública está el cuidado del bien común.

Reflexión del Evangelio – 3° Domingo de Cuaresma

Evangelio según San Juan 4, 5 – 42

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía.
Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber.» Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida.
La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.
Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.»
La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»
Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.»
La mujer le dice: «Señor, dame de esa agua así no tendré más sed ni tendré que venir aquí a sacarla.»
Él le dice: «Anda, llama a tu marido y vuelve.»
La mujer le contesta: «No tengo marido».
Jesús le dice: «Tienes razón que no tienes marido; has tenido ya cinco y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.»
La mujer le dijo: «Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.»
Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.»
La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo.»
Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo.»
En aquel pueblo muchos creyeron en él. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.»

Reflexión del Evangelio por P. Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

¿Cómo es que tú me pides agua a mí, que soy samaritana?

En medio de una noche oscura como la boca de un lobo, el Capitán del barco reconoció a lo lejos la luz de otra embarcación que venía directamente hacia ellos. En seguida dio una orden al telegrafista. Ordénele a esa embarcación que cambie su rumbo diez grados a estribor. Un momento después llega un mensaje a la cabina del Capitán: “Ustedes deben cambiar su rumbo diez grados a babor”. El Capitán pide que el mensaje esta vez sea más explícito: “Soy el Capitán Baquero, le ordeno que gire su rumbo diez grados a estribor”. Mientras pasa todo esto, la luz se va acercando de manera rápida y peligrosa. Se recibe un nuevo mensaje en la cabina: “Soy el marinero Barragán. Le sugiero que gire su rumbo diez grados a babor”. El Capitán muy contrariado y viendo que la luz ya está demasiado cerca envía una última advertencia: “Estoy al mando de un acorazado. Modifique su rumbo diez grados a estribor o no respondo por lo que pueda pasar”. La respuesta que llegó los deja a todos estupefactos: “Modifique su rumbo diez grados a babor. Tampoco respondo por lo que pueda pasar. Estoy al mando de un faro. Usted verá”.

La samaritana que llega a mediodía al pozo de Jacob, a las afueras de Sicar, en busca de agua, se encuentra, sorpresivamente, con que un judío, con rostro cansado, le pide de beber. “Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En eso, una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús le dijo: – Dame un poco de agua”. La sorpresa aumenta cuando este atrevido personaje le termina ofreciendo agua viva sin tener si quiera un balde y una soga para sacar una gotas de agua del profundo pozo. “Jesús le contestó: – Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva”. Pero, sin duda, las sorpresas apenas comenzaban, pues más tarde se sintió confrontada con la verdad de su vida. “Jesús le dijo: – Ve a llamar a tu marido y vuelve acá. La mujer le contestó: – No tengo marido. Jesús le dijo: – Bien dices que no tienes marido; porque has tenido cinco maridos, y el que ahora tienes, no es tu marido. Es cierto lo que has dicho”.

Muchas veces salimos al encuentro de los demás revestidos con nuestras armaduras para defendernos y no dejar entrar a los otros en nuestra vida. Pero es frecuente que nos tropecemos con la sorpresa de descubrirnos vulnerables y nos vemos obligados a cambiar nuestro rumbo para abrirnos a nuestra propia verdad. Es lo que le pasó al capitán del barco con el que comenzamos esta reflexión. Se sentía seguro y fuerte, pero tuvo que dejar a un lado su propio camino, porque estaba navegando hacia su propia destrucción. Algo parecido pasa cuando nos encontramos con la Palabra de Dios; ella nos confronta y nos ayuda a descubrir nuestra propia verdad. “Porque la Palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4,12).

Este tiempo de Cuaresma nos invita a revisar nuestros caminos y corregir nuestro rumbo. Como la samaritana, El encuentro con Jesús pone en evidencia el camino equivocado que estamos siguiendo, al dejarnos guiar solamente por nuestros criterios.

Fuente: jesuitas.lat

Jornada del Migrante 2020: “Como Jesucristo, obligados a huir”

El pasado 6 de Marzo se hizo público el tema de la 106° Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebrará el 27 de setiembre de 2020. “Como Jesucristo, obligados a huir”, es el título del Mensaje del Papa, que este año se centrará en el cuidado pastoral de los desplazados internos, que hoy en día suman más de 41 millones en todo el mundo.
El punto de partida para la reflexión, será la de la experiencia de Jesús desplazado y refugiado junto a sus padres, para reafirmar la importancia de la razón cristológica de la acogida cristiana.
El Mensaje se desarrollará  en seis subtemas:
  • Conocer para comprender
  • Acercarse para servir
  • Escuchar para reconciliarse
  • Compartir para crecer
  • Involucrar para promover
  • Colaborar para construir.

Para favorecer una preparación adecuada para la celebración de esta jornada, también este año la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del  Desarrollo Humano Integral quiere lanzar una campaña de comunicación. Cada mes se propondrán reflexiones y material informativo y multimedia, útiles para profundizar en el tema elegido por el Santo Padre.

 

Comentarios del P. Fabio Baggio¹

El Santo Padre eligió este título para el mensaje de la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado de este año para expresar su preocupación personal por una categoría de personas en movimiento que a menudo son olvidadas. Se trata de personas desplazadas internamente. Estamos hablando de más de 40 millones de personas, 41 según las últimas cifras. Representan una gran porción de esas personas que hoy en día están moviéndose, sólo que no cruzan fronteras y permanecen dentro de su territorio nacional. Por eso son obviamente responsabilidad de los distintos gobiernos y a menudo permanecen en el anonimato. Dedicarles el Mensaje significa poner de relieve esta situación particular y también dedicar palabras que sean indicaciones y reflexiones para los agentes pastorales para poder trabajar también con estas personas. El icono del que el Santo Padre quiso partir es el del Niño Jesús que, con su familia exiliada, tuvo la experiencia de verse obligado a abandonar su propia tierra a causa de la persecución en ese caso, o por conflictos, o por desastres naturales. Estas son las principales razones, junto con otras, que siempre son reconocidas en todo el mundo y que empujan a estos millones de personas a abandonar su tierra. Y siempre existe el deseo, por supuesto, de volver. A veces esto no es posible. Estos son desafíos que también se lanzan a nuestras comunidades cristianas que se encuentran, por un lado para acoger, por otro para reconstruir una historia juntos. Como también, muchas veces, para acompañar procesos de retorno, cuando sea posible, a los territorios que han sido abandonados a causa de los fenómenos que he mencionado anteriormente.

Con respecto a los seis subtemas, recordemos, que cada uno de estos temas han sido bien explorados por el Santo Padre desde Laudato Si’, reconociendo siempre que sólo con una nueva perspectiva humanista bien fundada en lo que es el proyecto divino de la creación – es decir, lo que es nuestro dicasterio, el desarrollo humano integral que debe ser promovido en un contexto de fe basado en el plan de Dios – de hecho podemos trabajar. Así que, empezando por conocer llegamos a promover, empezando por servir, llegamos a construir juntos. Todos estos pares de verbos se leerán en el Mensaje del Santo Padre que se publicará dentro de unas semanas, en un desarrollo progresivo de actividades muy concretas que nos hacen, por un lado, ser más «persona» según el plan de Dios, y hacer de los demás una «persona» según el plan de Dios.

 

¹ Co-secretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral.

 

Fuente: vaticannews.va

Fe y Alegría: promotores de la Educación Inclusiva

Como Movimiento de Educación Popular y de Promoción Social, Fe y Alegría, trabaja continuamente para que miles de niños y jóvenes puedan ocupar su lugar en el aula. En el trabajo diario van encontrando el modo de acomodarse a los requerimientos de cada uno de los alumnos y también, de acompañar a sus familias.

Desde el año 2012, en Argentina y el mundo, tiene lugar la campaña «La silla Roja», como símbolo del derecho a la educación de todas las personas, la oportunidad de tener un futuro mejor a pesar de las situaciones de pobreza, exclusión, conflicto o desplazamiento.

“Soñamos con una educación inclusiva en donde todos puedan acceder a la educación y a un futuro con mejores oportunidades. En nuestros centros educativos comunitarios, actualmente recibimos a 77 alumnas y alumnos con certificado de discapacidad. Otro gran número de alumnos/as no cuenta con certificado de discapacidad pero posee diagnósticos como trastorno del aprendizaje y/o del lenguaje.” ¹

En Argentina, por cada 1000 matriculados en el sistema formal (de gestión pública y privada) solo 14 son estudiantes que presentan alguna discapacidad. La incorporación temprana de los niños y niñas a la educación es un aspecto importante para la realización de trayectorias escolares satisfactorias, y es doblemente importante para quienes presentan discapacidad, a los que debe garantizarse no solo el acceso temprano, sino que sea a las escuelas regulares.²

En el siguiente vídeo, dos experiencias del Centro Educativo en la ciudad de Corrientes:

 

¹ Difusión de la campaña sobre Educación Inclusiva.

² Boletín Informativo del Panorama Educativo en Argentina 2020 – Campaña La Silla Roja | Fe y Alegría Argentina.

 

Para conocer más sobre Fe y Alegría podes acceder a la web: feyalegria.org.ar

 

Reflexión del Evangelio – 2° Domingo de Cuaresma

Evangelio según San Mateo 17, 1 – 9

Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado.

Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.

De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.

Pedro dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.

Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: “Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo”.

Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor.

Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”.

Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”.

 

Reflexión del Evangelio por: P. Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

Tengo ante mi en estos días la imagen de dos parejas enamoradas: una de ellas se casa en junio próximo y la otra cumple sus bodas de oro matrimoniales en enero del próximo año. Los primeros están experimentando el goce mágico de una pasión enamorada que los llena de entusiasmo para comenzar a caminar juntos; los segundos disfrutan del amor fiel y de la mutua compañía en la cima del camino, contemplando, sin acabar de creérselo, la distancia que han recorrido. Para ambas parejas el paisaje es muy distinto. Contemplan el mismo camino desde extremos, aparentemente, opuestos. Sin embargo, el amor que los sostiene tiene la misma raíz. Las dos parejas escuchan la misma palabra que les dice: “Levántense; no tengan miedo”. Esta raíz es la promesa que han recibido y que se va haciendo historia en el diario caminar del amor de Dios en ellos.

¿Quién sería capaz de embarcarse en un proyecto tan complejo como el matrimonio si antes no experimentara, de alguna forma, las mieles luminosas del paraíso que van a construir paso a paso? ¿Quién sería capaz de entrar en un seminario o en una casa de formación religiosa para consagrarse plena y definitivamente al seguimiento y al anuncio del Señor, sin estar, en cierto modo, borrachos de amor hacia Aquél que nos invita y por la misión a la que nos envía? No podríamos comenzar una tarea que abarque la totalidad de nuestra existencia, si nos quedáramos mirando solamente los inconvenientes y las contingencias del proceso, olvidando levantar la vista, por lo menos de vez en cuando, hacia el destino final que nos espera.

Pedro, Santiago y Juan, subieron con el Señor a un cerro muy alto y allí, como un relámpago en medio de una noche cerrada, se reveló para ellos el misterio último de la vida de Jesús. Pudieron contemplar al Señor transfigurado, recordando el brazo fuerte y extendido del Dios de Moisés, que era incapaz de soportar la esclavitud de su pueblo en Egipto y, al mismo tiempo, sintieron la brisa suave que refrescó el rostro del profeta Elías en el monte Horeb. “Allí, delante de ellos, cambió la apariencia de Jesús. Su cara brillaba como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. En esto vieron a Moisés y Elías conversando con Jesús”. Ellos pensaron que habían llegado al final del camino y le propusieron al Señor que harían tres tiendas para quedarse allí para siempre. Sin embargo, el camino hacia el calvario apenas comenzaba y todavía tenían que acabar de subir a Jerusalén para asumir las dificultades y sufrimientos que les esperaban en la Ciudad Santa.

El sentido que tiene este evangelio, cuando comenzamos el tiempo de Cuaresma, es mostrarnos, precisamente, el final del camino, la promesa hacia la cual dirigimos nuestros pasos. El Señor nos concede muchas veces probar un poco las delicias del paraíso, en medio de las vicisitudes de nuestra existencia, para fortalecernos y animarnos a construir el amor fiel de la entrega total. El peligro que tiene la pareja que comienza su camino de amor es pensar que todo él será un jardín de rosas y no se decidan a construir día a día y paso a paso, una relación fiel que los lleve a vivir en plenitud. Y el riesgo que corren los que están a punto de llegar a sus bodas de oro es que olviden que algún día su corazón vibró apasionadamente y que lo que han ido edificando a lo largo de tantos años es exactamente lo que el Señor llama un amor que llega hasta el extremo.

Fuente: jesuitas.lat