Oraciones a quemarropa – Luis Espinal SJ

En conmemoración de los 40 años del martirio de Luis Espinal compartimos una reedición del cuaderno Oraciones a quemarropa, publicado inicialmente en el año 2001, en el nº 31 de esta misma colección.

Lluís Espinal fue jesuita, poeta, periodista, cineasta que entregó su vida al servicio del pueblo boliviano.

Después de su asesinato varios compañeros suyos recopilaron este conjunto de oraciones que en su origen estaban pensadas para ser leídas por la radio. Son oraciones con temas humanos y existenciales: el silencio de Dios, la soledad, el dolor humano, la muerte, el enigma del futuro, una Iglesia del silencio, callada ante la injusticia, etc.

Oraciones que nos acercan al pensamiento y a la figura de Luis Espinal para que sean conocidos y sigan inspirando en el futuro.

Haciendo click en la imagen podes acceder al contenido en formato pdf.

EIDES número 92

Fecha de publicación:Marzo 2020

 

Fuente: www.cristianismeijusticia.net

Tercera Probación: testimonios sobre la experiencia apostólica y comunitaria

El grupo de jesuitas que se encuentran transitando la etapa de la Tercera Probación en Cochabamba, van entrando en al recta final de este camino de formación que comenzó en el mes de Febrero. Desde Bolivia, comparten con nosotros algunos testimonios de lo que fue la experiencia apostólica y comunitaria en este último tiempo.

“Salir” en la pandemia 

Durante todo el mes de junio salimos, respetando las normas de bioseguridad correspondientes, a compartir experiencias apostólicas y comunitarias en medio de la pandemia. 

Dado que las cuarentenas nos impidieron un apostolado más abierto y amplio al comenzar la Semana Santa como estaba previsto, el Espíritu nos llevó a hacer de nuestras propias comunidades jesuitas aquí en Bolivia un lugar de misión. Tal como lo remarcan nuestras últimas Congregaciones Generales la vida comunitaria también es tierra de misión y, por eso, ocho de nosotros compartimos la vida –y la misión posible- con otros compañeros en sus comunidades. Igualmente, dos de nosotros compartieron el confinamiento colaborando en el Hogar Sagrado Corazón para personas con discapacidad sirviendo y acompañando. 

Entramos en la recta final, les agradecemos sus oraciones y bendiciones en abundancia. 

Paz, Pan y Abrazo virtual, La Paz. 

PP. Óscar Fuentes, SJ (ESP) y José Suárez, SJ (MEX)

«La experiencia fue salir de nuestro confinamiento para ser acogidos por una comunidad apostólica en La Paz (la ciudad del teleférico y de las Achachilas). Sentirnos en familia y en misión. Fuimos enviados al comedor San Calixto donde descubrimos, dentro de los pucheros y las ollas, que anda Dios. 300 comidas para mayores de edad, migrantes y demás… preparadas con cariño y gran esfuerzo por 4 mujeres. Y en la tarde buscamos llegar a los corazones de los educadores de la gran familia de Fe y Alegría, desde los ejercicios virtuales y de los talleres de pedagogía ignaciana.»

Parroquia Jesús y San Andrés de Machaca, La Paz.

Hno. Rodrigo Castells, SJ (ARU)

«Mi experiencia en las parroquias de la diócesis de El Alto ha sido la confirmación del trabajo incesante de Dios por comunicarse desde la cultura aymara y valorar el rico aporte que pueden realizar a la comunidad humana las culturas campesinas e indígenas de nuestra América Latina. En este sentido, me impactó mucho el trabajo de la Compañía y especialmente los testimonios de los jesuitas Franz, Mariano y Fabio siguiendo la herencia de Tata Pepe (José Fernandez Enestrosa SJ), hombre de hondo compromiso con el mensaje del Evangelio en la nación aymara.»

Hogar del Sagrado Corazón, Cochabamba.

PP. Marcos Vinícius, SJ (BRA) y Emmanuel Sicre, SJ (ARU). 

«Al llegar fuimos acogidos por los corazones, las miradas, sonrisas y abrazos de los niños, niñas, jóvenes y de las hermanas del hogar. Abrieron el espacio sagrado de sus vidas donde solamente era posible entrar quitándonos nuestras sandalias, en un ejercicio de salida de nosotros mismos. Cada momento allí vivido fue como un movimiento de amor que nos acercaba a sus cruces, historias y cuerpos frágiles donde late encarnado el Corazón de Jesús. Durante estos 30 días nos tocó servir y encontrar a Dios alimentando, limpiando, duchando, vistiendo, acostando… en una palabra, siendo amados y amando.»

Desde la Esperanza, Comunidad de Mayores, Cochabamba.

P. Enrique Carrasco, SJ (MEX)

«Mi experiencia apostólica ha sido mística, he tenido el privilegio de compartir la vida con nuestros hermanos mayores en la enfermería de la provincia de Bolivia. En la cotidianidad de la vida, (oración, eucaristía, convivencias, películas, comidas, etc.) he sido testigo de la presencia del resucitado encarnado en cada uno de ellos. Su fe y sabiduría, como verdaderos hijos de San Ignacio, siguen brillando para muchas personas con las que conviven y para las nuevas generaciones de jesuitas. Su testimonio de vida hace evidente que vale la pena seguir a Jesús. En medio de la fragilidad humana, de sus enfermedades y en la incertidumbre por la pandemia que vivimos, mantienen la alegría y la esperanza. Siguen siendo Buena Noticia. A través de la oración y diferentes apostolados, siguen confabulando en la construcción del Reino de Dios.»

Colegio San Ignacio, La Paz.

PP. Giuseppe Riggio, SJ (EUM) y Dayvi Astudillo, SJ (PER)

«Nuestra experiencia en la comunidad jesuita fue compartir la vida cotidiana de los compañeros. Dado que por el confinamiento nuestra colaboración con las obras de la Compañía en Bolivia fue limitada y sólo virtual, igualmente, porque nos ha ayudado a conocer de cerca a los compañeros bolivianos y sus labores apostólicas. De hecho, pudimos ayudar, aunque mínimamente, con algunas de sus tareas (en los colegios San Ignacio y San Calixto, en la Agencia ANF y algo en la cocina de la casa). Además, para nosotros han sido muy importantes las buenas conversaciones que pudimos tener con los compañeros de la comunidad sobre diversos temas ligados a Bolivia y la Compañía. Nos sentimos muy agradecidos por su cálida acogida y por toda la generosidad que nos mostraron en este tiempo.» 

Parroquia de La Santa Veracruz, Cochabamba.

P. Edilberto Brandão, SJ (BRA) y Hno. Jesús Díaz, SJ (COL)

«Salir a un trabajo apostólico en medio de las situaciones adversas por el Covid-19 era nuestra ilusión, poder encontrarnos con otras personas y compartir juntos nuestras alegrías y afanes. En medio de expectativas fuimos enviados a la parroquia de la Santa Veracruz. Ya llevábamos en mente que ese principio apostólico donde la persona, la comunidad y la misión son integradas al servicio del Reino de Dios, iba a ser muy limitado dada las circunstancias. Pero el mes resultó muy corto porque fue una experiencia centrada en un gran encuentro con los tres miembros de la comunidad: compartir la vida, con convicción de crecer en las relaciones que día a día eran más fraternas alcanzando niveles de intimidad y empática, tejiendo juntos vivencias y experiencias.» 

 

Primer encuentro virtual de Hermanos Jesuitas en formación

El pasado 18 de julio se llevó a cabo el primer encuentro virtual de Hermanos Jesuitas en Formación, reunión prevista para la semana del 5 al 12 de julio de este año, pero que debió posponerse y adaptarse al uso de las nuevas herramientas virtuales por motivo de la pandemia del Covid-19.

La comisión nombrada por la asamblea de la CPAL llevaba casi un año preparando el encuentro que iba a ser en Río de Janeiro, Brasil. Para no perder lo trabajado hasta el momento, aprovecharon la oportunidad de tener un espacio virtual para comenzar a preparar el encuentro, conocerse y establecer los primeros vínculos para algunos, ya que no todos habían participado en el encuentro de Bogotá en el 2016.

Johnny Torres Flórez, SJ (COL), en diálogo con el equipo de jesuitas.lat, comparte sobre lo vivido en este encuentro. «El 18 de julio, en las horas de la tarde noche, nos encontramos los Hermanos Jesuitas en formación. Uno a uno fuimos llegando a la sala de reuniones que se dispuso desde la CPAL. Cada vez más, esos pequeños recuadros de las cámaras web que nuestros ordenadores o móviles nos mostraban, se iban llenando de rostros llenos de alegría y entusiasmo.» afirma.

«Luego de este primer reconocimiento, compartimos un espacio de oración, y nos dejamos impregnar por un texto del P. Arrupe. Pedimos la gracia de que Jesús nos enseñe su modo de proceder. Que ese sea nuestro modo de proceder. Después nos organizamos en pequeños grupos para compartir de una manera más tranquila y extendida nuestra experiencia de Compañía y, particularmente, la manera como hemos vivido este tiempo de pandemia.»

El encuentro estuvo enfocado también en la presentación de los objetivos del encuentro que se sigue organizando. «Lo que se busca es pensar juntos acciones concretas que ayuden a la formación, promoción vocacional y conservación de la vocación del Hermano jesuita. Sin duda alguna, conocer y compartir con otros que viven esta vocación, es la principal motivación que nos une a todos», cuenta Johnny.

En el encuentro también estuvieron presentes Roberto Jaramillo, Presidente de la CPAL, quien acompañó durante todo el encuentro y, por otro lado, el P. Mark Ravizza, Consejero del padre General para la Formación, quien envió un vídeo saludando a los presentes. «Compartió con nosotros la importancia de contar con los Hermanos Jesuitas en las distintas provincias, y nos animó a seguir descubriendo el don de nuestra vocación en la Compañía.»

Para concluir, Johnny cuenta sobre el momento final del encuentro. «El sentimiento que predominó al final de nuestro primer encuentro virtual, fue sin duda el agradecimiento por poder reunirnos, conocernos, compartir. Muchos Hermanos lo colocaron en sus propias palabras y animaron a que este tipo de conversación espiritual se pueda seguir dando. Siento que la realidad nos está invitando a reinventarnos. Y desde allí, experimento que Dios nos convoca a través de nuevos medios y nos reconforta en nuestra opción de ser Hermanos. Nos invita a reconocer la historia de un estilo de vida particular y quiere que sigamos compartiendo lo que somos, con mis compañeros jesuitas y con tanta gente con quienes compartimos nuestra vocación.»

 

Fuente: jesuitas.lat

Reflexiones que surgen de la pandemia

Presentación del P. Provincial Rafael Velasco SJ

Buenas tardes a toda la multitud aquí en el zoom. La finalidad de tener este espacio de reflexión tiene que ver con una necesidad en medio de lo que la pandemia nos ha traído a todos de sorpresa, de incomodidad, de empezar a realizar prácticas.

Prontamente, al menos los jesuitas, entendimos que debíamos pasar a la acción. No solamente cuidarnos nosotros, sino que debíamos empezar a hacer algo para atacar las consecuencias de la pandemia y de ahí surgieron varias de las campañas de distribución de alimentos que se están llevando a cabo en el lado argentino y también en Uruguay, en otra dimensión. Al ver que esta pandemia a nivel epidemiológico ha traído una epidemia de hambre, de personas que han dejado de percibir su salario, que perdían su trabajo, que perdían incluso el modo más informal de trabajo, nos vimos movidos a salir, a estar en este momento acompañando y haciendo, y eso con un montón de colaboradores y colaboradoras en los dos márgenes de la Provincia.

Pero claro, nosotros también creemos que acción sin reflexión puede ser un problema y que una vez que uno ataca la emergencia, necesita pararse y pensar. Preguntarse por las causas, preguntarse hacia dónde va todo esto. Y por eso este espacio de reflexión que le hemos pedido a Nicolás y a Rodrigo. Uno desde Uruguay y otro desde Argentina, para que nos ayuden a reflexionar acerca de la cuestión social en este contexto. La mirada que podemos tener hacia el futuro. Y que nos ayuden a pensar en una nueva normalidad más evangélica. Ese es el horizonte.

No tenemos la respuesta, pero si podemos empezar a problematizar un poco la realidad para comprenderla un poco mejor y para ver de qué manera podemos obrar en esa realidad para ayudar a hacer el Reino de Dios. Esa es la finalidad.

Bueno, entonces este es un primer comienzo de reflexión. Les agradezco muchísimo a Nicolás y Rodrigo que hayan accedido, le agradezco mucho a Guillermo la organización y a todos los presentes. La cantidad de gente presente demuestra que hay bastante interés en el tema. Gracias.

Expositores

Nicolás Albertoni

Investigador del Laboratorio de Política Internacional de la Universidad del Sur de California.

En proceso de finalización del Doctorado en Ciencias Politicas y Relaciones Internacionales.

Maestría en Economía por la Universidad del Sur de California.

Máster de la Escuela Politica Exterior de la Universidad de Georgetown.

Autor de tres libros sobre la inserción internacional y el desarrollo de Uruguay.

 

Rodrigo Zarazaga SJ

Director e investigador del CIAS (Centro de Investigación y Acción Social de los jesuitas en Argentina)

Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Berkeley en California.

Posdoctorado en la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos.

Licenciado en Filosofía y Teología. 

Sus trabajos se centran en la investigación de problemas de Redistribución, Clientelismo y Política Electoral.

Fundador y Presidente de la Escuela de Liderazgo Político.

Profesor invitado en la Universidad de Georgetown.

Investigador adjunto del CONICET.

Autor del libro «La pobreza de un país rico».

Compilador junto con Lucas Ronconi del libro «Conurbano infinito. Actores políticos y sociales, entre la presencia estatal y la ilegalidad».

 

 

Nuevo video de Jesuitas Acústico

Jesuitas Acústico ha preparado su nuevo vídeo con una canción compuesta por el P. Enric Puiggrós que sigue el poema de Lluis Espinal SJ (1932-1980) «Gastar la vida». El estreno fue el pasado domingo 19 de julio por las redes sociales.

El grupo está formado por Enric Puiggrós (España), Cristóbal Fones (Chile), David Pantaleón (Antillas- Superior de Cuba) y Jorge Ochoa (México). En diálogo con el equipo de jesuitas.lat, Enric comparte sobre el nuevo lanzamiento:

El recorrido de Jesuitas Acústico

«El inicio de este proyecto es del año 2016, en el que se reunieron David, Jorge y Cristóbal en Bogotá. El proyecto nace en primer lugar para dar respuesta al deseo de encontrarnos entre compañeros que tenemos en la música una pasión que cultivamos y usamos para transmitir nuestra vida y nuestra fe. Lo hacemos con cariño y empeño, como un complemento a la misión encomendada por la Compañía. En el 2017 yo ya me añadí para ir a México y en los dos años siguientes nos adentramos en el Caribe yendo a Cuba (2018) y a República Dominicana (2019).»

Los proyectos para el año

«Nuestra pretensión era ir a Bolivia. De hecho, ya estábamos preparando algunos detalles de la organización, pero el estallido del COVID hizo inviable el viaje para Mayo» cuenta Enric. «En primer lugar, queríamos unirnos al 40º aniversario del martirio de Lluís Espinal, jesuita de una localidad cerca de Manresa (..) La segunda razón era aprovechar el contacto con la zona de las reducciones para aprovechar el reciente Sínodo de la Amazonía y colaborar con la preferencia apostólica del cuidado de la casa común.», explica.

El poema

«El mensaje es muy sencillo pero muy potente: a pesar de que tengamos miedo, la vida nos ha sido regalada por Dios y no la podemos conservar artificialmente. Dios nos la ha dado para gastarla. Espinal, en otro momento del texto (parte no musicada) habla de que somos antorchas, que tienen sentido en la medida en que ardemos para dar luz. Es esa paradoja tan propia de nuestra vida de vivir desde el servicio.»

La canción

«La canción tiene ya unos 24/25 años, porque fue compuesta por Oriol, un antiguo compañero jesuita, con quien formamos, junto con otros jesuitas, un grupo llamado Arass (..) Esta canción fue compuesta en catalán y tuvo una aceptación muy buena. Varias generaciones la han asumido como su propio himno. Y faltaba hacer una buena traducción y adaptación para acercar esta canción a los hispanohablantes.»

El vídeo

Marta Romay, Núria y Sol Quiñónez se encargaron de la imagen, «han expresado en imágenes lo que la canción no llega a comunicar», cuenta Edgar. Además, la producción de audio y video ha sido coordinada por Óscar Santos, el responsable del proyecto MUNDOSÍ, una iniciativa de la Compañía de Jesús en España que pretende apoyar la música para comunicar la espiritualidad ignaciana. «A todos ellos no podemos más que agradecerles la generosidad que han puesto en un momento del curso en el que estábamos ya muy cansados después del confinamiento».

 

 

Fuente: jesuitas.lat

Francisco Bettinelli SJ: «Me veo colaborando en una Iglesia que se quiera convertir cada vez más en espacio de vida»

Desde Santiago de Chile, Francisco Bettinelli comparte su testimonio en camino a recibir las órdenes sacerdotales, marcado por la realidad que estamos viviendo. «El contexto no me es indiferente a la hora de dar este paso. Cuándo se caen las estructuras que nos daban seguridades y certeza, cuándo nos quedamos sin palabras, ¿qué queda?.»

Testimonios SJ

Mi nombre es Francisco Bettinelli, tengo 31 años, soy de Buenos Aires y entré a la Compañía de Jesús en el año 2010. Actualmente, estoy cursando mi último año de teología en Santiago de Chile.

Pido las órdenes sacerdotales en medio de este contexto de pandemia, marcado por tanta incertidumbre y por el sufrimiento de tantos y tantas. El contexto no me es indiferente a la hora de dar este paso. Cuándo se caen las estructuras que nos daban seguridades y certeza, cuándo nos quedamos sin palabras, ¿qué queda? Aparece el Dios que está detrás de toda estructura, que está detrás de toda palabra. Esa es mi experiencia de este tiempo, encontrarme de un modo nuevo con un Dios que está en lo profundo, que siempre estuvo y estará, que me sostiene, llama e impulsa. Con esa confianza en Dios me acerco a la ordenación.

Siento además que no es un paso que doy solo. Por el contrario, es un regalo que se me ha ido confirmando a través del Pueblo de Dios, que me ha ido acompañando y formando en esta vocación que no es sólo mía. Los distintos lugares donde me ha tocado estar y servir los recuerdo con mucho cariño. En el Noviciado, la pastoral penitenciaria y Ciudad mi Esperanza. En San Miguel, primero en la Parroquia San José y la capilla Santos Mártires, y luego en la capilla Nuestra Señora de Itatí, principalmente en el MEJ. El Magisterio lo hice en el Colegio Seminario de Montevideo, trabajando especialmente en la pastoral de ciclo básico y el Movimiento Horneros. Ahora en Chile, estoy acompañando la CVX jóvenes y, antes de la cuarentena, visitando el centro penitenciario femenino de San Joaquín.

Pienso que se viene un tiempo muy novedoso para el mundo, pero también para la Iglesia. No sabemos qué va a surgir de todo esto que estamos viviendo. Es un tiempo que va a necesitar de mucho diálogo, de mucho repensarnos en nuestra misión, en nuestro modo de servir como sacerdotes, pero también como la Iglesia que somos todos. Un tiempo para aprender mucho, para dejarnos interpelar por la sociedad, la cultura y los dolores de la gente, para arriesgarnos a encontrar nuevos caminos de libertad y plenitud.

Me veo colaborando en una Iglesia que se quiera convertir cada vez más en espacio de vida para muchos y muchas, que sepa acompañar procesos de sanación y reconciliación, que sea camino para encontrarnos en la dignidad de ser hijos e hijas de un mismo Dios, que esté cerca de quienes más están siendo afectados por la realidad que estamos viviendo. Desde donde me toque servir, me siento llamado a acompañar en ese camino. Creo que la Palabra de Dios tiene mucho para seguir mostrándonos, y es hoy uno de los lugares donde podemos encontrar una esperanza verdadera que transforme nuestra realidad. Eso he aprendido en mi vida, y eso quiero compartir.

 

Compromiso de Ecojesuit para reconstruir una nueva normalidad

Los coordinadores de ecología de las diferentes Conferencias han trabajado en la elaboración de este documento durante las últimas semanas, un proceso enriquecedor para todos los participantes en el que lograron iluminar el camino hacia una colaboración más clara para las Preferencias Apostólicas Universales.

Compromiso de Ecojesuit para reconstruir una nueva normalidad

La vulnerabilidad humana y la degradación ambiental quedan al descubierto una vez más a medida que crece la pandemia y la documentación del país revela la propagación del virus. Todos estamos en riesgo, pero, al igual que con otros desastres, siempre son los pobres y los marginados los que más sufren de la continua negligencia de la sociedad, dejándolos con opciones limitadas y voces debilitadas. El abuso continuo y la invasión de un entorno ya degradante aumenta el potencial de pandemias a pesar de los avances en ciencia y tecnología impulsados ​​cada vez más por un modelo tecnocrático de desarrollo (Laudato Si ‘194).

Volver a la normalidad no es aceptable, lo que se necesita es reconstruir una nueva normalidad con urgencia renovada. Una nueva normalidad requiere abordar las desigualdades e injusticias estructurales a nivel mundial y reducir la vulnerabilidad de los pobres y marginados. Una nueva normalidad significa construir una economía justa, equidad generacional y una cultura de solidaridad centrada en el bien común que sea inclusivo y bajo en carbono. Una economía de exclusión exacerba los efectos tanto del cambio climático como de la pandemia. Una nueva normalidad nos arraiga en la conciencia humilde y agradecida de nuestra interdependencia, moviéndonos en un proceso de conversión personal y colectiva con compasión y esperanza, integrando nuestras acciones como un cuerpo a través de diferentes niveles, realidades y dimensiones.

Todos compartimos un hogar común y la atención solo puede ser efectiva cuando hay solidaridad para satisfacer las necesidades básicas y acciones urgentes para los oikos . Ecojesuit busca fortalecer la colaboración entre redes, ya que todos formamos una visión para un mundo justo en el que se valora toda la vida.

Las historias locales y regionales de cambio de las comunidades de prácticas inspiran y fortalecen la solidaridad, quitando los temores, el aislamiento y la sensación de ser pequeños y solos en medio de un problema global. Con la solidaridad como base, Ecojesuit está adoptando un enfoque de «aprendizaje a través de redes» en el que colaboramos para profundizar el aprendizaje, reconociendo humildemente que no tenemos las respuestas, pero tenemos el deseo de contribuir a una base para la acción social. esa respuesta requiere una conversión interna que está en el corazón de estos cambios y la humilde transparencia en la comunidad jesuita y la vida institucional que Ecojesuit también busca compartir.

Se identifican seis acciones principales para contribuir al proceso de reconstrucción de una nueva normalidad y donde las Conferencias pueden participar activamente.

1. Conectar agricultura y emprendimiento

El acceso a los alimentos es una preocupación primordial claramente reflejada en las Conferencias. Esta acción implica aprovechar las actividades agrícolas y empresariales de profesionales, organizadores, otras redes y asociaciones de antiguos alumnos. Relacionado con esto está la preocupación por generar empleo local y cuestiones más amplias de desarrollo rural, migrantes que regresan, desigualdades en el mercado de productores y cambio en el uso de la tierra. El esfuerzo emergente ahora es que Ecojesuit desarrolle una plataforma global para compartir historias y estrategias locales en agricultura sostenible y comunitaria a través de intercambios animados en línea.

2. Abordar la integridad socio-económico-ambiental frente a la pobreza profunda, los negocios como siempre, la degradación ambiental.

Los impactos de la crisis COVID-19 se comparan con los desastres naturales dada la necesidad de preparación y adaptación, mientras que las crisis ambientales como las sequías y las infestaciones de langostas también afectan a las mismas personas vulnerables. No hay respuestas de libros de texto sobre cómo reconstruir mejor, pero las mayores esperanzas están en las acciones tomadas a nivel local en respuesta a las experiencias allí y las medidas efectivas tomadas por los gobiernos y organizaciones locales. También es necesario involucrar a los tomadores de decisiones estatales, gubernamentales y locales para profundizar nuestra respuesta. Ecojesuit promoverá una serie de diálogos, eventos en línea y comunicaciones de medios que resaltan e interconectan estas realidades diferentes a medida que se desarrolla el conocimiento para contribuir a construir la nueva normalidad.

3. Abogar por la acción climática, los derechos humanos y la contribución de los pueblos indígenas.

El movimiento de acción climática liderado por jóvenes en los últimos años, basado en logros históricos como el Acuerdo de París, indicó la creciente conciencia mundial de que los impactos del cambio climático no son solo ambientales, sino que destacan el derecho humano a un clima estable. Desde la extracción de combustibles fósiles hasta las secuelas de los desastres relacionados con el clima, las comunidades y el medio ambiente experimentan profundamente tanto los factores impulsores como los impactos del cambio climático. Los pueblos indígenas, que son guardianes del bosque, se encuentran entre los más amenazados en su intento de proteger sus tierras, cultura y medios de vida. Muchos países necesitan la asistencia técnica y financiera para no verse atrapados en la energía sucia barata y el ciclo industrial a medida que su economía busca crecer, pero se les da la opción preferencial de cambiar a energía limpia. Una comprensión más amplia de estas interconexiones puede contribuir significativamente a una respuesta justa a la crisis climática y la acción climática que integra los derechos humanos como una preocupación central. Ecojesuit busca contribuir a esta comprensión y fomentar la acción a través de eventos en línea y redes.

4. Rastrear y explicar las instituciones económicas emergentes a nivel global.

Las instituciones económicas internacionales (es decir, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, etc.) y las Naciones Unidas tienen una gran influencia en la dirección y las prioridades de las inversiones y los sistemas financieros más amplios. Algunos cambios en sus políticas están conduciendo a una mayor inclusión, por ejemplo, al abordar el desempleo y alinearse con empresas verdes como la energía alternativa. Buscamos comunicar y explicar estos cambios económicos globales en asociación con expertos a través de publicaciones y otros medios. A nivel mundial, Ecojesuit continúa siguiendo y comprometiéndose con procesos internacionales como la COP26 y el Foro Económico Mundial que tienen una gran influencia en el paradigma económico y las preocupaciones ambientales a gran escala.

5. Fortalecimiento de la plataforma de acción de las universidades Laudato Si ‘, otras plataformas de acción del año Laudato Si’ y Querida Amazonia

Las universidades Laudato Si ‘y otras seis plataformas de acción están surgiendo y son una oportunidad para resaltar el papel de nuestras instituciones educativas en la acción social y ambiental, y la investigación basada en la comunidad. Discusiones iniciales entre el Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas (IAJU) y algunas universidades ya han comenzado para que estas universidades puedan participar en el proceso de diseño y desarrollo. Ecojesuit también continúa apoyando los esfuerzos de desinversión de las instituciones jesuitas. Querida Amazonia es otra área de acción adicional, ya que su llamado a la ecología integral y la sinodalidad influyen e informan el trabajo y el enfoque de Ecojesuit. Ecojesuit continúa facilitando y participando en discusiones con universidades y la IAJU, y aquellos que buscan involucrarse con las plataformas de acción de Laudato Si ‘y discusiones sobre biomas territoriales.

6. Promover la ecospiritualidad y la necesidad de su conciencia en la educación básica.

La conciencia ecológica y la ecoespiritualidad van de la mano en el desarrollo de un sentido más profundo de propósito y significado de la ecología integral entre los jóvenes. Las escuelas son lugares donde podemos ayudar a plantar semillas de interconexión, comunidad y cuidado para que las escuelas puedan liderar y llevar a cabo las acciones de colaboración que se necesitan con otras Secretarías y Redes. Ecojesuit busca promover los esfuerzos de ecoespiritualidad en las escuelas y actividades juveniles para ayudar a encender la conversión ecológica.

A través de estas acciones, Ecojesuit busca contribuir a formar una actitud renovada a medida que reconstruimos una nueva normalidad donde la justicia ecológica y social se integra mejor en nuestros valores y estilos de vida. Esto enfoca los esfuerzos de Ecojesuit y afirma nuestro compromiso con las Preferencias Apostólicas Universales (UAP). Ecojesuit facilitará y permitirá debates que incluyan voces de comunidades locales, líderes empresariales, líderes religiosos, responsables políticos y expertos económicos para contribuir a una perspectiva más amplia para una sociedad justa y sostenible.

 

Fuente: www.ecojesuit.com

La práctica religiosa «no es una actividad esencial, es una necesidad vital»

Luego de varios encuentros con las autoridades de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, representantes de diferentes cultos emitieron una declaración conjunta titulada “Los derechos del pueblo argentino de relacionarse con Dios y practicar su culto en todo tiempo”.

La declaración tiene fecha 14 de julio de 2020 y está firmada por el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina; el gran rabino Gabriel Davidovich, monseñor Pablo Hakimian, eparca de los Armenios y monseñor Iosif Bosch, arzobispo de la Iglesia ortodoxa griega de Buenos Aires y Sudamérica. Fue entregada en mano al Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, con copia al Director de Entidades y Cultos, Federico Pugliese.

El documento se centra en la práctica religiosa en tiempos de pandemia. Al respecto, aseguran que “no es una actividad esencial, es una necesidad vital”.

“Cuando las circunstancias son adversas, como sucede durante la pandemia que padecemos, se hace más visible su mejor rostro: el de la solidaridad para con el prójimo sin distinción”, destaca la declaración, al tiempo que advierte sobre los intentos por invisibilizar a Dios: “No se lo menciona ni se lo tiene en cuenta, desconociendo que el nuestro es un pueblo de fe, y que es fundamental el apoyo de las comunidades religiosas para que el Estado pueda aplicar con éxito las medidas para enfrentar la emergencia”.

“No pedimos privilegios ni nada que ponga en riesgo la salud: solo esperamos coherencia y una mirada integral del ser humano”, aclaran los referentes religiosos, y añaden: “Al acercar nuestras reflexiones lo hacemos con la más noble intención de contribuir al bien común, llamando la atención sobre la omisión de la dimensión más importante de todo ser humano”.

Afirman que la dificultad en aceptar que se postergue el rito religioso «deja de lado el recurso más importante para quienes en sus convicciones de fe y raíces espirituales encuentran fortaleza, salud y esperanza.»

Podes leer el texto completo en: aica.org

 

Reflexión del Evangelio – Domingo 19 de julio

Evangelio según San Mateo 13,24-43

Reflexión por Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

Monseñor Alberto Giraldo Jaramillo, Arzobispo emérito de Medellín, a propósito de los conflictos y problemas que vivimos todos los días, y recordando el documento de Puebla, decía en una entrevista: “la línea divisoria entre el bien y el mal pasa por el corazón de cada uno. No podemos decir: ustedes son los malos, nosotros los buenos”. Muy fácilmente, en medio de los conflictos humanos, tomamos posición y señalamos a los demás como los malos, sintiéndonos nosotros libres de toda culpa y como voceros de los ‘buenos’. Esto no sólo pasa en el ámbito sociopolítico, sino también en las relaciones cotidianas, corriendo el peligro de pensar que los problemas se solucionan desapareciendo al que piensa diferente. Desde luego, esta es una falacia de la que despertamos tan pronto eliminamos al primer ‘contrario’, porque más nos demoramos en hacerlo, que lo que demora la aparición de uno nuevo, en versión mejorada…

La contradicción está sembrada en el corazón de nuestra propia existencia. Heráclito (ca. 540-480 a.C.), filósofo griego, solía decir: “Pólemos, la guerra, es el padre de todas las cosas”. Y también afirmaba: “El camino de subida y de bajada es uno solo y el mismo”, queriendo recoger la percepción que él tenía de la realidad, en la cual está siempre presente la contradicción… Nuestra vida no es muy distinta. También en nosotros viven enfrentados el bien y el mal, y querer negarlo o eliminar totalmente la raíz de lo negativo, es muy arriesgado, porque se puede dañar también lo bueno.

Esto es, precisamente, lo que señala Jesús en la parábola del trigo y la cizaña. Dentro de cada uno de nosotros habita la contradicción y vivimos, permanentemente, movidos por, lo que san Ignacio de Loyola llama, el Buen Espíritu y el enemigo de natura humana. Por eso es muy importante discernir constantemente las mociones (los movimientos) interiores, que pueden manifestarse como pensamientos, sentimientos o sensaciones que tenemos frente a los acontecimientos cotidianos de nuestra vida.

Podríamos decir que el Reino de los cielos se parece a una madre de familia que le sirve a sus tres hijos un suculento plato de bocachico (pescado de los ríos de Colombia que tiene la característica de tener muchas espinas) para el almuerzo. El primer hijo opta por escarbar un poco el pescado y comerse sólo lo pulpito por miedo a las espinas. Deja casi todo el alimento en el plato. El segundo hijo, se come el pescado sin mucho cuidado y se atraganta con las espinas hasta que le tienen que dar un pedazo de yuca o de papa para que no se ahogue. Y el tercero, pacientemente, va masticando con cuidado cada bocado y va sacando a un lado las espinas, hasta que termina de comerse el delicioso bocachico que su mamá le ofreció.

En nuestra vida podemos tener una de estas tres actitudes. O esquivar siempre los obstáculos por miedo a las espinas; o comernos todo sin darnos cuenta de lo que nos puede hacer daño; o, finalmente, saborear la vida y degustar con paciencia toda su riqueza, seleccionando bien cada bocado, para quedarnos con lo bueno, con lo nutritivo, con lo que nos alimenta, sin despreciar nada de lo que Dios nos brinda con amor, pero sin tragarnos el veneno y la cizaña que nunca se pueden eliminar completamente.

 

Fuente: jesuitas.lat

Tres elementos para un discernimiento que nos ayude a responder al desafío que nos toca

Artículo de Emmanuel Sicre SJ, para la revista «Aurora: voces jesuitas sobre la pandemia», en su edición número 6.

El texto

Podríamos comenzar la reflexión haciéndonos esta pregunta como punto de partida: ¿Qué hacer con lo que no podemos elegir? Ciertamente, no pudimos prever ni anticiparnos demasiado a la complejidad que se nos impuso, casi de un día para el otro. Este tiempo de pandemia nos redujo, de una manera drástica, el margen de alternativas para responder al reto de educar.

Por eso: ¿qué hace un corazón ignaciano con lo que no puede elegir? Tres respuestas. La primera respuesta es “lo posible”, lo que está nuestro alcance, lo que nuestras fuerzas, inteligencias y disposiciones puedan, porque lo imposible deberemos dejárselo a Dios. La segunda es “afrontarlo” con realismo y valentía, como intuyo que se ha hecho hasta ahora en la mayoría de los centros educativos. Y la tercera, “discernir”. A esta última respuesta, me gustaría ofrecerle tres elementos para el discernimiento de este tiempo: una “clave”, una “certeza” y una “actitud”.

Una clave: Agradecer

Me pregunto por dónde empezar este discernimiento teniendo en cuenta que llevamos ya un buen rato desde que comenzaron las medidas de bioseguridad. El primer paso creo que es agradecer todo lo que se ha podido hacer. Y agradecer es más que felicitarnos, más que haber aprobado o sacar una buena calificación en la resolución de conflictos. Agradecer nos ubica en un plano distinto: el del reconocimiento del bien recibido y que nunca podría haberse conseguido individualmente. Entonces, primero, agradecer lo que vivimos, aunque suene paradójico. ç

Seguramente, no ha sido sencillo para nadie en la comunidad educativa, por ejemplo y en el mejor de los casos, transferirse a la modalidad virtual. Tampoco, el tener que descubrirse haciendo tantas cosas nuevas, resolviendo situaciones que nos superan, acompañando procesos a distancia y sin la preparación adecuada. No ha sido fácil permanecer en casa, soportar las tensiones de las convivencias y el exceso de asuntos pendientes, aceptar las renuncias que conlleva la pandemia, postergar el placer de encontrarnos con los afectos, tener que dejar para otro momento tantas ilusiones, deseos, planes. En muchos casos, las dificultades económicas han despertado escenarios realmente duros en las familias. Y la escuela, como ha podido, siguió funcionando. Entonces, lo primero, es agradecer los muchísimos esfuerzos que supone esta “nueva normalidad” a cada una de las personas (estudiantes, docentes, familias, autoridades, personal en general de las instituciones), a las estructuras, a los medios y a los recursos. En fin, agradecer donde estamos aún en pie.

¿Por qué agradecer en medio de la dificultad? Bueno, porque el agradecimiento descansa, anima, abre los ojos, expande, dilata el corazón y le muestra una perspectiva renovada de la realidad de siempre. Necesitamos agradecer lo que vamos descubriendo en este tiempo como valioso y, por tanto, como sagrado.

Los testimonios de muchas personas de las comunidades educativas rescatan, en primer lugar, los vínculos, las amistades, los afectos. Quizá nunca hayamos tenido tanta conciencia de lo importante que son en nuestras vidas como ahora que no podemos vernos, que no podemos tomar contacto ni saludarnos en los pasillos cada día, ni encontrarnos en los espacios comunes de la sala de docentes o el salón de clase, ni compartir el abrazo que tanta falta nos hace. El confinamiento nos demuestra que estamos constituidos de vínculos que nos sostienen en comunión más allá de todo.

En efecto, las renuncias abren espacio a la pregunta por el sentido de muchas cosas que dábamos por normales, comunes, dadas. Sería un muy buen ejercicio preguntarnos ¿por qué aquello que extrañamos y deseamos que vuelva a nuestras vidas es tan significativo? Y dejar que el corazón hable, se exprese y manifieste la hondura que lleva al misterio de las cosas sagradas que nos sostienen.

Una certeza: Dios está trabajando en este tiempo

El ejercicio de agradecer ojalá nos ayude a caer en la cuenta de que el Dios de Jesús está trabajando por cada quien donde sea que se encuentre hoy.

Dios está trabajando artesanalmente en lo oculto de nuestras historias personales, en lo secreto de nuestras conciencias, en las renuncias cotidianas; también en una nueva sensibilidad frente a la vida, la salud, el cuidado, la Creación. Del mismo modo, se nota la asistencia del Buen Espíritu en nuestras creatividades desplegadas a través de muchísimas formas de respuesta a las exigencias de las eventuales y desafiantes rutinas que nos impuso la pandemia.

Además, podemos percibir su labor en las nuevas formas de presencias mediatizadas por las pantallas, pero intencionadas realmente con el corazón, la mente y el espíritu de quienes están de un lado y del otro. Estamos aprendiendo, por contraste, qué significa la presencia física del otro/a, sus gestos, su aroma, su color, su voz, su aura que señala su estar con vida frente a mí.

Finalmente, esta certeza del trabajo de Dios guarda una esperanza. En efecto, podemos reconocer que el trabajo de Dios en cada una de nuestras vidas, en la de las instituciones y en la de la historia humana nos está preparando para lo que viene. ¿Quién sabe si lo que se está gestando en las entrañas de este tiempo no nos sirva para lo que nos toque vivir en un futuro? No tenemos mucha idea de qué se trata, ni nos es posible profetizar demasiado sobre lo que pasará. Incluso, podríamos pensar que volveremos a lo mismo de siempre, pero algo se está transformado en nuestras relaciones humanas con el mundo y debemos prestar atención a cómo Dios se cuela en los entresijos de la realidad.

Lo cierto es que el porvenir no pareciera ser muy fácil, sin embargo, debemos confiar, siguiendo la lógica providente de Dios, en que lo que estamos viviendo hoy nos prepara para el mañana. Dios siempre está trabajando por el bien de sus hijos e hijas aún en la cruz. Desde ahí deberemos darnos a la tarea de luchar contra las tentaciones propias de toda resistencia, sabiendo que no estamos solos/as y que toda prueba conlleva una misión.

Una actitud: Sumarnos a lo que Jesús haría en este tiempo

El tercer elemento del discernimiento quizá pueda nacer, naturalmente, después de ejercitarnos en la gratitud y la confianza: la actitud de sumarnos a lo que Jesús haría en este tiempo.

Una de las primeras cosas que podríamos contemplarle hacer es acercarse buscando sostenernos. Jesús se solidariza con nuestros cansancios, con nuestras angustias, con el dolor, la impotencia, las sensaciones de hastío. En fin, cumple su promesa y está con nosotros. Y una de las características propias del modo de Jesús es que lo hace de manera personal.

Paradójicamente, esta pandemia nos ha permitido entrar en una relación más personalizada en muchos casos. Ahora nuestras casas y recursos personales se convirtieron en espacios e instrumentos pedagógicos con los que antes no contábamos porque estábamos en la escuela. Aquí hay una nueva presencia, una nueva cercanía al contexto del otro –sea estudiante o docente- que me revela cómo relacionarme de una manera más pertinente y humana.

Esta misteriosa cercanía a la que nos invita el “quédate en casa” puede ser evangélica si logramos profundizar el interés por el otro, la otra. Quizá sea un tiempo donde podamos ayudarnos mutuamente a sostenernos, a aproximarnos y ser un canal de alivio, aún en la distancia física. Porque quizá esto nos ayude a comprender que la distancia no es sólo una cuestión de extensión en el espacio –lejanía, sino de una intensión en el tiempo: la “projimidad”, el hacerme samaritano/a.

En este sentido, podríamos acrecentar el sentimiento de comunidad, tan hondo, que vivieron los primeros creyentes en Jesús. Las comunidades cristianas nacientes experimentaron relaciones de cercanía en medio de pruebas muy difíciles, de persecuciones agobiantes, de asedios en muchos niveles (político, religioso, etc.), pero se mantenían unidas en la oración, en la solidaridad, en el compartir gracias al cultivo sostenido de la paciencia. ¿Podrá ser un testimonio para nosotros hoy?

La actitud de cercanía personalizada de Jesús nos lleva también a ponernos, como pastoralistas, en el lugar del otro y asumir la pregunta de Jesús al ciego Bartimeo: ¿qué quieres que haga por ti?” (Mc 10, 51) Quizá sea oportuno preguntarles a los/las estudiantes: ¿cómo podría ayudarte a cuidar tu fe? ¿qué puedo hacer personal e institucionalmente para que estemos atentos a cuidar la dimensión espiritual? Creo que podríamos llevarnos una sorpresa muy linda al escuchar sus respuestas. Incluso encontraríamos pistas para saber qué hacer, cuando vemos cómo nuestras planificaciones volaron por el aire.

Esto puede ayudarnos a “medir” la clave pastoral de nuestros colegios, que no es sólo el contenido religioso, sino que es la misión evangelizadora que atraviesa todos los niveles y estructuras de la institución. En esta prueba que vivimos vamos a necesitar que todo el colegio sea un mensaje evangélico, no sólo con la solidaridad ad extra, que siempre ha sido una característica constitutiva de nuestro modo de proceder, sino ad intra también, en el modo de acompañar a las familias y docentes más afectados de la comunidad.

En este sentido, la mirada atenta de la Pastoral puede librarnos de la tentación de sobrecargar espacios ya demasiado saturados, buscando todo lo contrario: ser alivio, consuelo, canal de ayuda, tal como lo hace Dios en este tiempo, y encontrar las píldoras necesarias para fortalecer Su presencia constante en los pequeños gestos de proximidad significativa que Él mismo nos inspire.

Por Emmanuel Sicre SJ

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