Aislamiento social y procesos de aprendizaje

El Colegio Medianeira de Curitiba (Brasil) acaba de publicar el libro electrónico: O isolamento social, a COVID-19 e os processos de aprendizagem do Colégio Medianeira.

El libro, de 75 páginas y 22 capítulos, organizado por el Director Académico, Fernando Guidini, presenta las experiencias y reflexiones pedagógicas de 37 educadores a partir de la modalidad virtual de aprendizaje impuesta por la pandemia.

Los educadores dan testimonio de varios aspectos de la Pedagogía Ignaciana: atención personalizada, discernimiento sobre el contexto, adaptación a las circunstancias, creatividad e innovación, trabajo en conjunto, entre otros.

Podés leer el libro (en portugués) en este enlace: O isolamento social, a COVID-19 e os processos de aprendizagem do Colégio Medianeira

Fuente: jesuitas.lat

Un nuevo proceso de planificación para la Curia General de los Jesuitas

A mediados del mes de Febrero, el Padre General Arturo Sosa ha iniciado un proceso de planificación para la Curia General, que durara nueve meses.

El proceso se divide en varias fases. La primera fase es de gratitud por la forma en que Dios ha estado trabajando en la Curia y en las personas que en ella convivimos durante los últimos cuatro años.

“Es clave que empecemos por la gratitud”, dijo el padre Sosa. “Es la base de todo. Si empezásemos por los problemas y las necesidades, sería fácil que nos sintiésemos abrumados. Pero Dios está al timón. Es su misión. Él nos ha estado guiando y tenemos que reconocerlo y asumirlo. Ese es el punto de partida ignaciano.”

Como parte de esta fase, se invita a las personas a retomar el contacto con el “por qué”, con lo que les atrajo a este trabajo y lo que les mantiene motivados. También volverán a conectar con las Preferencias y con los puntos en que las PAU suscitan en ellos vida y energía.

En una segunda fase, que se desarrollará entre mayo y septiembre de 2021, los participantes estudiarán juntos las posibles prioridades de la Curia para el futuro, tomando como base los retos que surjan y las exigencias de las Preferencias. Por medio de una encuesta se solicitará su opinión a aquellos a cuyo servicio está la Curia, comolos superiores mayores y sus socios, y los oficiales del Vaticano. Queremos oír algunas voces de fuera de la propia Curia y escuchar sus sugerencias.

En la fase final se elaborará y difundirá el plan.

“Todo el mundo está implicado en este proceso según el rol que desempeña y la misión de su departamento”, fueron las palabras del padre Sosa. “Cada seis semanas se celebrarán reuniones de todo el personal, unas 80 personas, jesuitas y laicos. En los intervalos, pequeños grupos de personas elegidas de diferentes departamentos profundizarán en las reflexiones que surjan de las reuniones plenarias. Así avanzaremos, paso a paso, escuchando, rezando y hablando entre nosotros con palabras nuevas.”

El Grupo de Planificación está dirigido por el Consejero para el Discernimiento y la Planificación e incluye a los padres Antoine Kerhuel, José Magadia, Jesús Zaglul, Mark Ravizza y el hermano Wenceslao Soto. Sonia Berri prestará apoyo administrativo.

“Queremos dejarnos guiar por el Espíritu en este proceso”, dijo el P. Sosa. “Dios es quien dirige la misión y nosotros tenemos que dejarnos guiar por el Espíritu. Este es un proceso de escucha del Espíritu de Dios en medio de nosotros, que nos habla hoy y ayuda a revitalizar el carisma ignaciano.”

Los Jesuitas pedimos  oración por el éxito de este proceso.

Fuente: jesuits.globla/es

90º aniversario de Radio Vaticana

El 12 de febrero, Radio Vaticana celebró su 90º aniversario. Esta obra creada por Guglielmo Marconi como respuesta a una solicitud del Papa Pío XI, fue confiada a los jesuitas. Desde 2015, con la creación del Dicasterio para la Comunicación, la radio quedó integrada en el conjunto de organismos de comunicación del Vaticano.

Al contrario de lo que se pudiera pensar, la radio sigue desempeñando una función relevante en el mundo entero. Se ha convertido en sinónimo de cercanía, llegando a grandes audiencias que no siempre tienen acceso a otros medios. En este contexto, Radio Vaticano persigue su objetivo fundamental, que es hacer un servicio público que busca alentar la esperanza y lograr que se escuche la voz del Papa, ofreciendo al mismo tiempo una lectura de la actualidad a la luz del Evangelio. Vuelve a hacerlo así, a pesar de las muchas dificultades, a lo largo de esta larga prueba mundial de la pandemia de Covid-19.

Radio Vaticana lanza programas en 41 idiomas y emite a través de varias plataformas, entre ellas Internet. Unos 20 jesuitas colaboran en Roma, día tras día, en la producción radiofónica de RV. Hemos pedido a tres de ellos que nos digan en pocas palabras lo que significa su compromiso con este servicio a la Iglesia.

Jozef Bartkovjak SJ – Jefe de la sección eslovaca

  • Mi deporte favorito para segregar adrenalina

Desde hace ocho años dirijo la sección eslovaca de Radio Vaticana, una de las pequeñas. Somos un equipo de tres personas. Además de constituir la gran fuente de noticias del Vaticano los siete días de la semana, ofrecemos a la gente amplias traducciones de las palabras vivas del Santo Padre. Utilizamos varios canales: Portal de Noticias del Vaticano, Radio Vaticana, Facebook y Boletín de Noticias por correo electrónico.

Radio Vaticana es una familia de naciones, una “Babel redimida”. Es también una prueba contundente de cómo dentro de la Iglesia se da verdadera ayuda mutua entre quienes tienen roles complementarios: laicos, sacerdotes, religiosas. Los jesuitas, gracias a nuestros votos, podemos sentirnos más libres para sacrificar casi todo por la misión, y esto gracias al apoyo de nuestra comunidad. Se palpa asimismo la continuidad de la cadena generacional: Puedo decir que encuentro gran inspiración para buscar el “magis” en nuestros grandes predecesores, que trabajaron en el programa eslovaco a lo largo de los años, y que preparo y motivo, con mis compañeros actuales, a jóvenes jesuitas para asegurar el futuro de esta misión.

El apostolado en el campo de los medios de comunicación significa para mí uno de esos “deportes que producen adrenalina”. Surgen retos innumerables en esta misión. El primero es permanecer en Dios, de lo contrario todo esfuerzo se vuelve inútil. Luego, el reto de ser capaz de escuchar y discernir dónde se encuentra la verdad. Captar el sentido en medio de tanta confusión y engaño como hay en el mundo. Y el reto de ser intérpretes fieles de lo que el Papa dice y hace. Luego, el reto de elegir el medio apropiado, ya sea vocal o multimedia, que hable a los corazones de mi pueblo eslovaco. Y no menos importante el reto de encontrar el equilibrio personal, con deporte y lectura, para no perder el aliento y poder decir “Laudato si’”.

Sanjay Dilip Ekka SJ – Sección de hindi

  • Llegando hasta hindúes y musulmanes

Justo cuando terminaba mi Tercera probación, en 2015, fui destinado a esta misión de Radio Vaticana, en Roma. Fue algo inesperado y repentino. Sin embargo, ahora me siento encantado y agradecido a Dios por haberme invitado a entregarme a esta misión.

Al principio cumplir con el horario diario de transmisión y los plazos que establece me resultaba muy exigente. Era como un maratón. Siempre alerta y “quemando el aceite de la noche” para estar listo a tiempo. He traducido al hindi discursos, homilías y enseñanzas catequéticas del Papa, así como documentos de la Iglesia, incluida la carta-encíclica Fratelli tutti. Son muchos los hindúes y musulmanes de Asia que siguen nuestros programas en hindi.

El trabajo de traducción de los mensajes del Papa sigue conmoviéndome y emocionándome: son siempre accesibles. Eso hace que recibamos constantes comentarios de nuestros oyentes. Muchos expresan que nuestro programa les llega al corazón (lo cual me confirma en mi misión). Podemos llegar a la gente con los mensajes del Papa; tenemos que seguir trabajando en esta línea.

Comunicar el mensaje del Santo Padre, a través de Radio Vaticana, a los oyentes hindi de la Iglesia Universal es para mí una verdadera alegría y mucha plenitud: puedo decir que esta misión ha provocado en mí una verdadera y nueva transformación personal.

Nguyễn Văn Yên SJ – Sección Vietnamita

  • Construyendo puentes con la juventud vietnamita

Radio Vaticana celebra su 90º anniversario. Simultáneamente, el programa en vietnamita celebra sus 40 años de presencia en esta institución radiofónica de la Iglesia.

La Compañía creó el programa vietnamita en 1980 y lo gestionó durante 5 años. Después de este tiempo, los jesuitas nos mantuvimos sorprendentemente ausentes de Radio Vaticana durante 23 años. En 2008, por primera vez, dos jesuitas de Vietnam fueron destinados a realizar su magisterio trabajando en el programa vietnamita; en aquel momento dirigía la sección un sacerdote dominico. Yo fui uno de los que hizo su magisterio en Radio Vaticana en 2010… y aquí me enviaron de vuelta en julio de 2019, cuando el dominico se jubiló, para ocupar su lugar.

Preveo que mi misión en la sección vietnamita es construir un puente entre Radio Vaticana – y más ampliamente Vatican News – y la Iglesia en Vietnam. La Iglesia vietnamita es joven tanto por su historia como por sus miembros, con un gran número de jóvenes adultos. Por lo tanto, nos dirigimos sobre todo a una audiencia de jóvenes adultos, e incluimos contenidos apropiados para ellos, canalizando lo que hacemos a través de los medios sociales.

Agradezco y aprecio el apoyo de mis compañeros jesuitas vietnamitas en Roma. Gracias a su compañía, no estoy solo en mi misión, en mi servicio a la Iglesia.

Fuente: jesuits.global

Mensaje especial de cuaresma del P. General: una nueva forma de ver y una nueva puerta a la esperanza

El P. Arturo Sosa SJ, General de la Compañía de Jesús, ha enviado un mensaje especial para el tiempo de cuaresma que estamos transitando. Dirige una invitación a renovar la mirada, a mirar desde una óptica esperanzadora lo que acontece en el mundo de hoy y desde ahí afrontar el año que queda por delante.

Frente a tantas situaciones desfavorables en el mundo, el P. General reconoce la dificultad en el ejercicio de cambiar de óptica, pero frente a esta dificultad, nos invita a ofrecer y a confiar este tiempo a Dios, para que sea Él quien nos ayude a encontrar una mirada favorable tanto en la realidad cercana como en la lejana.

Podés ver el mensaje completo en el siguiente vídeo:

Fuente: jesuits.global/es

Santos Jesuitas: San Luis Gonzága

Desde la oficina de comunicaciones de la Curia General de los Jesuitas, Luca Pirola entrevistó a la hermana Anna Nyangoma de Uganda, sobre el santo jesuita San Luis Gonzaga. La hermana Anna pertenece a una congregación misionera de África Oriental, las Evangelizing Sisters of Mary.

Ella nos presenta a este santo jesuita, que murió a los 23 años mientras atendía a los enfermos de la peste, y es el patrono de los jesuitas en formación.

Mirá el video aquí:

Rafael Velasco SJ: «El año pasado dejó a la luz más claramente que nunca la verdadera grieta de injusticia e inequidad de nuestra sociedad»

¿Quedate en casa? – Por Rafael Velasco SJ

Alan vive en uno de los incontables municipios desafortunados del «conurbano infinito». Tiene edad como para haber terminado la escuela secundaria… pero no es así. Alguno podrá fruncir el ceño y decir medio escandalizado: «¡Cómo puede ser!». Ocurre que la vida es especialmente dura para algunos. Una casita en la que apenas caben su madre, su actual figura paterna y los tres medios hermanos hace muy difícil todo. Y en tiempo de pandemia fue peor. Si algo lo conectaba a Alan con algo parecido al mundo «normal» era la escuela, la escuela presencial. Pero el año pasado se desconectó. No solo porque la conectividad para él y muchos de sus compañeros es una palabra inalcanzable (un celular con crédito para los seis de la casa), sino también porque en realidad una de las pocas cosas que no retomó a la normalidad en su barrio fue la escuela. Todo lo demás hace meses que funciona: las canchitas donde se juega al fútbol por plata, los negocios, las iglesias (muchas de ellas bancaron lo más duro de la pandemia dando alimentos y contención), los clubes, los bares, algunas changas para Gustavo (el adulto que hace de padre de Alan) y la calle. La calle hace rato que se autodeclaró libre de ASPO, Dispo o lo que sea.

La escuela era lo único que más o menos ordenaba la vida de Alan. La última frontera frente al árido territorio de «la vagancia». Y es lo único que permanece cerrado. Antes al menos se levantaba temprano para ir a la escuela y de tanto en tanto hacía alguna tarea o dedicaba unos ratos a estudiar. Se había acostumbrado a eso. El año pasado le dejó otras costumbres: se levanta pasado el mediodía porque se acuesta pasada la madrugada… porque tiene poco y nada que hacer.

Hay quienes hipócritamente culpan a sus padres, que en medio de la pandemia han quedado peor que nunca porque el trabajo de empleada doméstica de ella, Karina, se esfumó porque sus patrones le dijeron que no podían pagarle si ella no iba a trabajar, y Gustavo (su pareja) ha tenido pocas changas en la construcción. No mucho más. Y lo que sí da plata en el barrio (lo sabe todo el mundo), es la venta de droga. Y eso sí que sigue a la orden del día, no hay cuarentena que valga, mientras la escuela solo ha sido una pantalla distante y, de vez en cuando, una bolsa de mercadería.

En los momentos de crisis quedan diáfanamente claras las opciones reales; no las enunciadas. Aquí ha quedado muy claro que desde las instancias dirigenciales se ha optado por consagrar la desigualdad y seguir empujando a los que están al margen más al margen aún. Esta realidad está a la vista, solo hay que querer verla. Por eso llama mucho la atención que se siga discutiendo sobre si se vuelve a la escuela de manera presencial o no. Ya deberíamos haber aprendido.

El año pasado dejó a la luz más claramente que nunca la verdadera grieta de injusticia e inequidad de nuestra sociedad. Una grieta que no es ideológica (ese es un entretenimiento perverso del que podremos hablar en otra ocasión) sino existencial: los Alan de las periferias han quedado del lado de los que «no». Es decir, del lado de los que no han tenido algo siquiera aproximado a la contención social. Solo han recibido alimentos. Pero luego a nivel educativo se han quedado más atrás que antes, porque quienes sí han podido acceder a conectividad por recursos y accesibilidad de dispositivos algo han aprendido (no demasiado tampoco), pero mucho más ciertamente que Alan. Pero además quienes tienen más recursos han podido tener otras alternativas para pasar la cuarentena. Para la gran mayoría de las familias de clases populares el gran ordenador de la vida familiar es la escuela. La escuela presencial. Cuando eso ha caído es mucho lo que se ha perdido. No solo contenidos (que también son muy importantes).

Ahora bien, ¿qué le vamos a ofrecer este año a Alan? ¿Otra vez le vamos a decir «quedate en casa» y vamos a dar vuelta la cabeza para no ver que no hay igualdad de oportunidades, que no hay mucho que hacer en casa si no hay escuela y que lo que queda es, ya se sabe, la calle y sus nefastas «enseñanzas»?

Es verdad que tiene su riesgo la presencialidad. Ahora bien, ya probamos con la «ausencialidad» y los resultados son muy lamentables. ¿Si al menos para empezar probamos algo que sea beneficioso para los chicos en vez de pensar en los intereses políticos, gremiales, sectoriales e ideológicos oportunistas?

No sé si Alan volverá a la escuela, pero seguro podremos ayudar a que otros no deserten.

Fuente: lanacion.com.ar

Llamados a celebrar juntos el Año Ignaciano

El 20 de mayo de 2021 la Compañía de Jesús y la familia ignaciana iniciarán la celebración mundial del Año Ignaciano, donde conmemoramos la conversión de San Ignacio.

Ese día, hace 500 años, San Ignacio sufrió la herida de una bala de cañón mientras defendía Pamplona. Para él, supuso un importante fracaso y un cambio de planes en lo que imaginaba para su futuro, lleno de riquezas y hazañas mundanas. Pero este fracaso resultó ser solo aparente, pues marcó el comienzo de un proceso de conversión que conduciría a Ignacio a sueños más grandes, ya no centrados en sí mismo, sino en Dios. Comenzaría a ver todas las cosas nuevas en Cristo.

Celebrar no es un fin en sí mismo. Celebramos este año para recordarnos la oportunidad diaria de experimentar una nueva conversión y vivir una experiencia transformadora. Es un llamado a permitir que el Señor nos descubra un nuevo entusiasmo, interior y apostólico, una nueva vida, nuevos caminos para seguir a Cristo.

Precisamente, el Padre General nos lo advierte: «San Ignacio no es el centro de este Año Ignaciano, es el medio a través del cual necesitamos ir a Cristo. Cristo debe estar siempre en el centro. Si no fijamos nuestros ojos en Él a lo largo de este año, este aniversario no tendrá sentido».

En este sentido, a principios de 2021 se celebró un gran encuentro virtual en el que el P. Arturo Sosa compartió sus esperanzas y sueños para este año. Participaron más de 120 personas de todo el mundo dispuestas a colaborar, juntas: coordinadores del Año Ignaciano en las diferentes Provincias de la Compañía, representantes de las Conferencias, representantes de varias congregaciones femeninas de espiritualidad ignaciana y de CVX (Comunidad de Vida Cristiana), etc. El Padre General expresó su alegría por la participación activa de toda la familia ignaciana: «Abrigo la esperanza y el deseo de que podamos trabajar juntos los miembros de toda la familia ignaciana para celebrar este año, redescubrir nuestras raíces comunes y así renovarnos personalmente y renovar nuestra visión del mundo». Todos estamos llamados a colaborar en esta celebración: jesuitas, compañeros y compañeras en la misión, laicos, laicas, jóvenes, religiosas, religiosos y quienes desde otras creencias o convicciones humanas participan en la misma causa.

En este encuentro se compartieron algunos proyectos que la Curia está desarrollando para el Año Ignaciano y ejemplos diseñados en las distintas Provincias, y se propusieron algunas herramientas para hacer posible una mejor colaboración. Este webinar nos anima a todos a impulsar los preparativos para el Año Ignaciano, a colaborar para hacer más fructífera esta celebración, a involucrarnos en las nuevas oportunidades, en sueños aún más amplios y optimistas.

Todo el año seguirá estando guiado por las Preferencias Apostólicas Universales 2019-2029. Tal y como nos recuerda el Padre General, «asimilarlas supone una conversión para cada uno de nosotros, nuestras comunidades y nuestras instituciones u obras apostólicas. Pidamos la gracia de un cambio real en nuestra vida-misión de cada día».

Fuente: jesuit.network/es

Un error, un aprendizaje

Por Antonio Carrón – Curia general Agustinos Recoletos

Unos cuantos siglos antes de que Descartes hiciera inmortal la frase “pienso luego existo”, san Agustín había escrito “me equivoco luego existo” (‘La Ciudad de Dios’ 11,26). Dejando a un lado las polémicas sobre la influencia de Agustín de Hipona en el autor del ‘Discurso del método’, lo cierto es que equivocarnos es una de las experiencias que nos une a todos. Siendo bebés, adolescentes, adultos o ancianos, el error forma parte de nuestras vidas. Y, seguramente, en la mayoría de los casos habremos experimentado que, fruto del error, es como más y mejor hemos aprendido algo. De este modo podríamos hablar de una pedagogía del error, no como algo negativo sino como parte del proceso.

El conocimiento tiene como punto de partida lo que se recibe de fuera y lo que se construye en nuestro interior, y en esta dinámica el error juega un papel fundamental. Los errores surgen del intento de dominar una situación nueva y desconocida con los medios disponibles en ese momento, y con la experiencia que todavía no se ha logrado. Cualquier avance científico, cualquier teoría, cualquier paso dado a lo largo de la historia, seguramente, ha dejado atrás múltiples intentos fallidos, errores cometidos sin los cuales no se podría haber llegado al éxito final.

Quizás la sociedad y la educación han insistido tanto en la necesidad de tener éxito que nos hemos olvidado de los pasos necesarios para llegar hasta él. Por lo general, a un objetivo no se llega de forma sencilla y rápida. Y si algo resulta sencillo y rápido mejor será preguntarnos si, verdaderamente, es tal y como creemos o esperamos.

La autonomía del aprendizaje

Aristóteles se refería al error con la palabra ‘hamartía’, traducida también como ‘fallo’ o ‘pecado’. En griego ‘hamartía’ hace alusión a errar el tiro o no dar en el blanco, como quedó reflejado en las gestas de los héroes de las tragedias. Y tantas veces en la vida nos sucede eso: que fijamos el punto de mira en un objetivo pero no conseguimos dar en el blanco. ¿Es eso algo negativo? ¿Por qué no tomarlo como un paso más en el proceso de aprendizaje que, en definitiva, es el proceso de la vida?

Desde hace años la pedagogía insiste en el aprendizaje mediante rúbricas y claves de corrección como instrumentos de evaluación activa que, partiendo de los errores, guían a los alumnos en su proceso. Conocer los errores cometidos por otros y nuestros propios errores nos ayuda a no repetirlos y a dar un paso más en la autonomía del aprendizaje. Es algo que, quizás, le sigue faltando a la educación de hoy, centrada mucho más en el aspecto de la enseñanza (perspectiva del educador) y no tanto en la del aprendizaje (perspectiva del alumno).

El error tiene otra importante perspectiva, que antes mencionábamos al referirnos a los clásicos griegos, y que fue asumida por la cultura cristiana: el pecado. Reconocer el pecado cometido también nos ayuda en nuestro proceso vital. Hablar de error y de pecado es hablar de algo que forma parte de nuestras vidas. De los pecados también se aprende y, reconociéndolos y superándolos logramos crecer, tal y como recordaran los clásicos: “Conócete, acéptate, supérate”.

San Agustín irá un paso más, reconociendo a Dios en su vida como parte del proceso del conocimiento de sí mismo: “¡Oh Dios, siempre el mismo!, conózcame a mí, conózcate a ti” (Soliloquios 2,1). “Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba” (Confesiones 7, 10. 18, 27). Fue ese el objetivo que se marcó el Obispo de Hipona con sus ‘Confesiones’: desde el reconocimiento del error, descubriendo a Dios en su vida, lograr un paso más en su proceso, en su misión, en su meta. No fue fácil y, casi al final de su vida, sintió, de nuevo, la necesidad de reconocer en sus ‘Retractaciones’ los errores cometidos. Quizás Agustín comprendió bien que errar es de humanos, rectificar es de sabios y para perdonar de verdad es necesaria la ayuda de Dios.

Fuente: vidanuevadigital.com

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma

En su mensaje para la Cuaresma 2021, el Papa Francisco alienta a los cristianos a prepararse para la celebración de la Pascua, recorriendo un camino de conversión basado en tres puntos claves: La fe, la esperanza y la caridad, expresadas en tres gestos concretos que podemos aplicar en nuestra vida diaria: el ayuno, la oración y la limosna. 

Recorriendo el camino cuaresmal, que nos conducirá a las celebraciones pascuales, el Santo Padre invita a los fieles a vivir plenamente este tiempo de conversión«renovando nuestra fe, saciando nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibiendo con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo».

Y en este camino de preparación para la noche de Pascua, en la que -recuerda Francisco- renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, «para renacer como hombres y mujeres nuevos»; resulta fundamental consolidar tres pilares que nos ayudan en nuestra conversión: El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18).

Asimismo, en su mensaje el Pontífice señala que la fe nos llama en este tiempo litúrgico, «a acoger la Verdad y a ser testigos», ante Dios y ante nuestros hermanos y hermanas.

En este sentido, Francisco subraya que el ayuno vivido como experiencia de privación (para quienes lo viven con sencillez de corazón), «lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su cumplimiento», porque ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que la abarrota, «incluso de la saturación de información -verdadera o falsa- y de productos de consumo», para permitir que Dios habite en nosotros.

Por otra parte, el Santo Padre destaca el elemento de la esperanza como «agua viva» que nos permite continuar nuestro camino de conversión.

«Jesús nos habla del futuro que la misericordia del Padre ha abierto de par en par», continúa Francisco: «Esperar con Él y gracias a Él quiere decir creer que la historia no termina con nuestros errores, nuestras violencias e injusticias, ni con el pecado que crucifica al Amor».

El Papa también hace hincapié en las grandes dificultades que atravesamos como humanidad, especialmente en este tiempo de pandemia, «en el que todo parece frágil e incierto» y donde «hablar de esperanza podría parecer una provocación».

Por tanto, para Francisco, vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, «somos testigos del tiempo nuevo» en el que Dios “hace nuevas todas las cosas”.

Pero… ¿Dónde encontrar esa esperanza? Precisamente «en el recogimiento y el silencio de la oración«, que es donde -dice el Papa- se nos da la esperanza como inspiración y luz interior, que ilumina los desafíos y las decisiones de nuestra misión: «Por esto es fundamental recogerse en oración (cf. Mt 6,6) y encontrar, en la intimidad, al Padre de la ternura».

Como último punto de su mensaje, centrándose siempre en el proceso de conversión al que estamos llamados a vivir como cristianos en esta Cuaresma, el Papa destaca la caridad, «vivida tras las huellas de Cristo, mostrando atención y compasión por cada persona»,  ya que se trata de  la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza.

«Y así sucede con nuestra limosna, ya sea grande o pequeña, si la damos con gozo y sencillez», añade el Sucesor de Pedro indicando que vivir una Cuaresma de caridad «quiere decir cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de COVID-19».

Antes de finalizar, Francisco recuerda que cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar.

«Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre», concluye el Santo Padre pidiendo a la Virgen María, «que nos sostenga con su presencia solícita, y que nos acompañe en el camino hacia la luz pascual».

Podés leer el mensaje completo haciendo click aquí

Fuente: vaticannews.va

Nuevos comienzos

Tras finalizar la etapa formativa del Magisterio, Ernesto Miguens y Agustín Borba ya se encuentran en sus nuevos destinos para comenzar con los estudios en Teología.  Ernesto desde Colombia y Agustín desde Brasil, ambos comparten con nosotros el testimonio de la llegada a sus nuevas comunidades y países de acogida.

Ernesto Miguens, SJ

La llegada a Colombia se dio en plena cuarentena debido a un inesperado incremento de casos de Covid. Por eso las calles están despobladas, y el característico embotellamiento del tránsito en la capital, parece algo del pasado. No es quizás un buen momento para recorrer la ciudad, pero nos dimos el gusto, con los demás recién llegados, de conocer “La Candelaria” y “El Chorro de Quevedo”, centro histórico de Bogotá, y de tomar alguna cerveza por ahí. Aquí, la calidez de la gente, sumamente amable y respetuosa, contrasta con la temperatura, que me resultó sorprendentemente baja para estas latitudes. Un alivio para quién se despide un verano porteño. 

El CIF, que también estaba casi vacío a mi llegada, fue poblándose. Primero llegaron los estudiantes que estaban de vacaciones en la playa y luego los que estaban haciendo el mes Arrupe. Ahora formamos un grupo de lo más variado en nacionalidades, pero con un espíritu común. Somos una comunidad muy alegre y comprometida, de 24 jesuitas, repartidos 17 en la casa grande y 7 en la subcomunidad de inserción, Antonio Calle.

Por video pudimos conocer la universidad Javeriana, que es imponente. Por su historia, por la enorme cantidad de alumnos, por su campus diseñado de manera sustentable con edificios “inteligentes”, y también por el movimiento pastoral. Es una pena que, debido a la pandemia, solo son presenciales las clases prácticas. Pero esperamos pronto poder aprovechar la oferta que tienen en deportes, arte, acompañamiento y recreación. 

Por mi parte muy contento y agradecido por la comunidad que me acompaña, por la propuesta pastoral y por el privilegio de este tipo de formación. Espero saber devolver, de algún modo, tanto bien recibido.

Agustín Borba, SJ

Terminando este primer mes introductorio a la etapa de la Teología, les puedo compartir que estoy muy agradecido por la recepción de la comunidad, por lo que voy conociendo y aprendiendo, y por el regalo de compartir casa con Santiago Suárez.

Ha sido un mes de «calentar motores» para lo que se viene. Somos ocho los que empezamos este primer año, de distintos países (Cuba, México, EEUU, Timor Leste, Brasil y Angola), idiomas y culturas. Precisamente esto es lo que hace rico nuestro compartir, y en lo personal me ayuda a mirar el mundo desde otras perspectivas. Nos une la vocación, y en ocasiones, el fútbol, lenguaje casi universal. 

Durante estas semanas tuvimos un curso intensivo de portugués, con clases presenciales y ejercicios para ir entrenando el oído al «sotaque» característico de los Mineiros. Todavía nuestro portugués es pura risa, pero sirvió para familiarizarnos con el idioma. En mi caso representa una ventaja el hecho de tener incorporado algo del portuñol del norte uruguayo. 

Luego de este curso introductorio, la primera semana de febrero comenzamos las clases de Teología, bajo el modo virtual, al menos hasta nuevo aviso.

El grupo completo de estudiantes está dividido en cuatro comunidades, en torno a la FAJE. Yo estoy viviendo en la Comunidad Anchieta, con otros seis compañeros de distintos años. Desde acá les mando un saludo fraterno, y me encomiendo a sus oraciones, con la confianza de que será un tiempo de mucho aprender, crecer y conocer más a Jesús.