EVANGELIO DEL DOMINGO: «DIOS QUIERE LA VIDA»

Niña, levántate.

EL ser humano se siente mal ante el misterio de la muerte. Nos da miedo lo desconocido. Nos aterra despedirnos para siempre de nuestros seres queridos para adentramos, en la soledad más absoluta, en un mundo inexplorado en el que no sabemos exactamente qué es lo que nos espera.

Por otra parte, incluso en estos tiempos de indiferencia e incredulidad, la muerte sigue envuelta en una atmósfera religiosa. Ante el final se despierta en no pocos el recuerdo de Dios o las imágenes que cada uno nos hacemos de él. De alguna manera, la muerte desvela nuestra secreta relación con el Creador, bien sea de abandono confiado, de inquietud ante el posible encuentro con su misterio o de rechazo abierto a toda trascendencia.

Es curioso observar que son bastantes los que asocian la muerte con Dios, como si ésta fuera algo ideado por él para asustarnos o para hacernos caer un día en sus manos. Dios sería un personaje siniestro que nos deja en libertad durante unos años, pero que nos espera al final en la oscuridad de esa muerte tan temida.

Sin embargo, la tradición bíblica insiste una y otra vez en que Dios no quiere la muerte. El ser humano, fruto del amor infinito de Dios, no ha sido pensado ni creado para terminar en la nada. La muerte no puede ser el objetivo o la intención última del proyecto de Dios sobre el hombre.

Desde las culturas más primitivas hasta las filosofías más elaboradas sobre la inmortalidad del alma, la humanidad se ha rebelado siempre contra la muerte. El hombre sabe que morir es algo natural dentro del proceso biológico del viviente, pero, al mismo tiempo, intuye más o menos oscuramente que esa muerte no puede ser su último destino.

La esperanza en una vida eterna se fue gestando lentamente en la tradición bíblica no por razones filosóficas o consideraciones sobre la inmortalidad del alma, sino por la confianza total en la fidelidad de Dios. Si esperamos la vida eterna es sólo porque Dios es fiel a sí mismo y fiel a su proyecto. Como dijo Jesús en una frase inolvidable: «Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos están vivos» (Lucas 20, 38).

Dios quiere la vida del ser humano. Su proyecto va más allá de la muerte biológica. La fe del cristiano, iluminada por la resurrección de Cristo, está bien expresada por el salmista: «No me entregarás a la muerte ni dejarás a tu amigo conocer la corrupción» (Salmo 16, 10). La actuación de Jesús agarrando con su mano a la joven muerta para rescatarla de la muerte es encarnación y signo visible de la acción de Dios, dispuesto a salvar de la muerte a todo ser humano.

José Antonio Pagola

CICLO B. Domingo XIII del Tiempo Ordinario

portada revista manresa 380

Revista MANRESA 380: Amor crucificado. El martirio y la espiritualidad ignaciana

Los términos «mártir» o «martirio» no aparecen en una obra de referencia para el estudio de la espiritualidad ignaciana como el Diccionario de Espiritualidad Ignaciana, ni tampoco en el índice de las Obras de San Ignacio o de la Concordancia ignaciana. Sin embargo, a lo largo de los últimos cinco siglos, es considerable el número de jesuitas y de personas cercanas que, alimentados por la espiritualidad de Ignacio de Loyola, han derramado su sangre en testimonio de la fe y de virtudes relacionadas con ella como la justicia.

 

Además y de manera aún más mayoritaria, esta espiritualidad ha ayudado y sigue ayudando a ser «testigos» (= mártires) cotidianos del evangelio a muchas otras en todos los estados de vida. Este número se adentra en esta realidad rastreando primero, de la mano de Josep María Rambla, las conexiones no inmediatamente aparentes entre el carisma ignaciano y el martirio. Después, Alfredo Verdoy nos introduce en una panorámica histórica para situar a los mártires (mejor que el martirio), jesuitas e ignacianos en el tiempo y el espacio.

 

Tras este bloque de carácter más introductorio, sigue la presentación de tres grupos de mártires de la Compañía de los primeros siglos, que se solapan en el tiempo: los mártires de Inglaterra, los mártires del Japón y los de América del norte. Los autores, respectivamente, Gerard Kilroy, Renzo De Luca y André Brouillette, escriben desde la tierra que los mártires regaron con su sangre. En los tres casos se trata de un grupo de jesuitas que perdieron la vida junto a colaboradores laicos u otros religiosos durante persecuciones sostenidas en el tiempo.

portada revista manresa 380

Los mártires del siglo XX reciben atención en dos artículos: uno mira a América latina, escrito desde El Salvador por José María Tojeira, y el otro a África central, en la persona de monseñor Christophe Munzihirwa, jesuita arzobispo de Bukavu (R. D. Congo), asesinado en 1996 y declarado por el papa Francisco siervo de Dios. El autor es Dieudonné Mbiribindi. Por último, el número lo cierra la contribución de Margarita Saldaña sobre martirio y vida cotidiana, pues el día a día es el principal escenario del martirio –testimonio de la mayor parte de los creyentes–.

 

Carlos Coupeau, para la sección de Semblanzas escribe la semblanza de John W. O´Malley, jesuita norteamericano, historiador y estudioso de la espiritualidad ignaciana en diferentes épocas. En la de Ayudas para Ejercicios, David Guindulain Rifá presenta las reglas ignacianas “para ordenarse en el comer” y Eduard López Hortelano, desarrolla el “segundo y tercer modo de orar”. Cerramos el número con el apartado Recensiones donde recogemos la publicación de libros de espiritualidad ignaciana. Dar la vida, como la dio nuestro Maestro y Señor Jesucristo es algo inherente al seguimiento cristiano.

 

Quizá para muchos de nosotros hoy sea una realidad lejana afectiva y efectivamente, pero la necesidad de vivir con radicalidad nuestro seguimiento nos lleva ineludiblemente a preguntarnos si nuestro amor y fidelidad a Cristo es tan real y veraz como acabar nuestra vida como Él la acabó. Nosotros desde la revista Manresa hacemos una pequeña contribución desde la espiritualidad ignaciana, confiando en que pueda aportar lucidez a la cuestión.

 

@InfoSJ

 

Bautismo y sinodalidad. Una invitación a un estilo de vida de conversión permanente

Introducción

En el discurso pronunciado al inicio del proceso del Camino Sinodal 2021-24, el Papa Francisco se expresó sobre el bautismo en términos muy fuertes, llamándolo «el único punto de partida», «nuestro manantial de vida, del que deriva una idéntica dignidad de hijos de Dios» y «carné de identidad». A continuación, concluyó que el bautismo implica «una participación real de todo el Pueblo de Dios» en la vida de la Iglesia, y que quienes tienen tareas de ministerio eclesial tienen la responsabilidad de facilitarla: «¡La participación de todos es un compromiso eclesial irrenunciable!».

 

Reconocer y asumir el significado esencial y fundamental del sacramento del bautismo puede ser decisivo en el desarrollo de una eclesiología sinodal. Puesto que los bautizados comparten la misma dignidad y la misma misión de evangelizar el mundo, este sacramento puede ayudar a encontrar un mejor equilibrio entre prácticas eclesiales centradas más bien en el carácter piramidal y otras carismáticas, complementarias y participativas. Esto correspondería a la definición de la Iglesia como ierarchica communio, como enseña el Concilio Vaticano II en Lumen Gentium, nn. 21-22. Además, la dimensión mística de estar revestidos de Cristo y ungidos con el Espíritu y la dimensión ético-espiritual del compromiso de vivir una vida nueva amplían la sinodalidad, convirtiéndola en un estilo de vida de continua conversión personal al servicio, la comunión y la oración, y una apertura a las sorpresas de Dios.

 

En este artículo nos proponemos explorar, en primer lugar, la importancia creciente que se concede al bautismo en dos documentos relativos al Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad. En segundo lugar, mostraremos cómo el bautismo suele considerarse un hecho histórico estático, que determina nuestro estatus en la Iglesia y restablece el equilibrio del poder eclesial. En tercer lugar, a partir de la lex orandi del rito del bautismo, desarrollaremos una noción más amplia y dinámica de este sacramento, como transformación profunda de morir y resucitar con Cristo, punto final de un proceso de conversión, que también es progresivo y continuo, y nos introduce en la comunidad eclesial, lo que conlleva la edificación de la comunidad. Por último, trataremos de mostrar cómo esta noción dinámica del bautismo subyace en la comprensión que el Papa Francisco tiene de la sinodalidad.

Jos Moons

@laciviltacattolica

Enlace a la publicación completa t.ly/Rd9IJ

M. López rscj – X. Melloni sj. Diálogo de espiritualidad

En el cuaderno EIDES ‘La espiritualidad ignaciana, hoy’ (Octubre 2023), Mariola López Villanueva y Xavier Melloni nos explican por qué para ellos la espiritualidad ignaciana sigue siendo significativa hoy. Invitados por Cristianisme i Justícia, protagonizaron un diálogo sobre este tema, moderados por Pau Vidal, que firma el prólogo del cuaderno.

Enlace a YouTube CiJ https://www.youtube.com/live/wVqmXrm3y-0

 

La conjunción e inseparabilidad entre la experiencia de Dios, el encuentro con uno mismo y la entrega al mundo es el núcleo de la espiritualidad ignaciana, afirmaba Xavier Melloni. Por su parte, Mariola López ponía el acento en la transformación de la mirada y en la necesidad de reconocer y aceptar la propia fragilidad, que casi siempre intentamos ocultar.

 

Interpelados por Pau Vidal, los dos autores del cuaderno hablaron del Magis, concepto muy presente en la espiritualidad ignaciana, pero no siempre bien entendido. Magis no es la pretensión de alcanzar los mayores hitos, no es uno más superlativo, competitivo y tenso, decía Melloni. En cambio, hay que entenderlo como un dinamismo que no se detiene, que lejos de encerrarnos en nuestro proyecto y la autocomplacencia, debe hacernos más disponibles. Mariola López lo definía en términos de rigidez y ternura: frente a la necesidad de fortaleza, de querer tener la razón, el Magis debe conducirnos a ser más humanos y más sanadores.

 

Así pues, ¿cómo ayudar la espiritualidad ignaciana a vivir hoy, en un mundo profundamente herido y violento? ¿Cómo nos impulsa ante el sufrimiento de los demás y la realidad de injusticia? «Nos debe ayudar a desplegar la capacidad de servir y amar», afirmaba Mariola López. Y esto tiene que ver también con la dimensión comunitaria de la experiencia espiritual. «No hay vida espiritual desvinculada de los demás», decía.

 

Ambos también señalaban algunos riesgos a tener presentes, fruto de los tiempos que vivimos. Xavier Melloni invita a cuidar que la obsesión por los proyectos no acabe sustituyendo a la realidad. «Las pantallas colonizan a la intimidad y la interioridad: nos roban profundidad y calidad de presencia», alertaba por su parte Mariola López.

Glosario de innovación educativa

Una guía para docentes que buscan mantenerse informados de las tendencias emergentes en pedagogía y tecnología educativa.

Hoy más que nunca, los docentes necesitan estar informados y preparados con las herramientas necesarias para afrontar la incertidumbre y los retos que traerá el mundo pospandemia. Gracias al internet, los docentes tienen a la mano un gran número de recursos educativos, libros, publicaciones y cursos en línea con los cuales mantenerse al día. Sin embargo, la literatura académica está plagada de términos y jerga que se replica en diversos medios, muchas veces sin conocerse su significado.

Conscientes de que la labor docente trasciende el aula, ya que maestras y maestros realizan un sinfín de actividades antes y después de cada clase, hemos preparado este Glosario de tendencias en pedagogía y tecnología educativa que podrá servir de guía a aquellos docentes que quieran mantenerse informados de las últimas tendencias en innovación educativa.

Karina Fuerte. Editora en jefe del Observatorio del Instituto para el futuro de la Educación.

Nota: Glosario y artículo actualizados el 12 de junio de 2024.

Descargar aquí

Evangelio del Domingo. ‘Vamos a la otra orilla’

“Vamos a la otra orilla”: sorprendente invitación de Jesús a sus discípulos. ¿Qué se nos ha perdido en la otra orilla? Con lo tranquilos que estamos en esta… A saber qué es lo que nos vamos a encontrar en la otra orilla… Si es tierra de paganos…: algo de todo esto debieron pensar los discípulos al recibir esta orden de Jesús. Y encima, para ir a la otra orilla hay que atravesar el lago, y el tiempo amenaza tormenta… Cabe imaginar que los discípulos se embarcaron con pocas ganas y algún miedo…

Más de una vez en la vida escuchamos esta misma invitación del Señor Jesús: “ves a la otra orilla”, no te quedes donde estás, no te acomodes ahí… Ir a la otra orilla es salir de situaciones vitales de estancamiento personal y espiritual, tomar decisiones que no nos atrevemos a tomar, afrontar nuevos desafíos, acercarnos a otras personas, otras culturas, otros modos de ver la vida: lo que para nosotros son “paganos” de nuestra instalación y seguridad.

La invitación a ir a la otra orilla es una invitación que nos llega como personas individuales, pero también como comunidad, como Iglesia. También hay que ir a la otra orilla: salir de la auto referencialidad al encuentro, de lo de siempre a lo nuevo, de lo ya conocido y trillado a lo por descubrir.

No nos gusta esa invitación y nos cuesta emprender ese camino. Porque nos roba la tranquilidad y nos provoca inseguridad. ¿Qué va a pasar? ¿qué dificultades vamos a tener que afrontar en la travesía? ¿qué nos vamos a encontrar? ¿va a valer la pena todo esto? ¿no será una gran equivocación? El evangelio de hoy no es nada tranquilizador en este sentido: en el camino hay una tormenta “de suerte que la barca estaba a punto de hundirse” y lo que se encuentran al llegar a la otra orilla es un endemoniado violento que les rechaza.

Es decir: todo está a favor de rechazar la invitación/mandato de Jesús y quedarnos donde estamos. Todo menos una cosa: Jesús y nuestra voluntad de seguirle y nuestra fe en Él. También, ante nuestras dudas y miedos, el Señor nos dice, como a los de la barca, “¿por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?”

Para seguir al Señor habrá que pasar, inevitablemente, muchas veces a la otra orilla. No sea que Él pase y nosotros al quedarnos donde estamos le perdamos de vista. Y esa sería la pregunta que nos deja el evangelio de este domingo: ¿me está pidiendo el Señor hoy que dé algún paso más que no me atrevo o que me cuesta dar? Pero también, con la invitación y el desafío, me está dejando una promesa: El no abandona la barca y es más fuerte que cualquier tormenta.

Darío Mollá, SJ

@centroarrupevalencia

t.ly/j9GzJ

sinodo 2021-2024 sala pablo VI

Esto es lo que se sabe (hasta ahora) sobre el Instrumentum laboris del Sínodo

Se han sintetizado las aportaciones de las conferencias episcopales, el encuentro de párrocos, las comisiones teológicas y otras propuestas llegadas de todo el mundo

El Vaticano había anunciado que para julio se conocería la versión definitiva del ‘Instrumentum laboris’, el documento de trabajo de la segunda asamblea del Sínodo de la sinodalidad que se desarrollará a lo largo del próximo mes de octubre. Para ello se han reunido estos días el equipo responsable de su redacción, formado por una veintena de personas, tras las aportaciones llegadas de todo el mundo.

Partir de la escucha

Uno de los participantes en este proceso ha sido el teólogo italiano Darío Vitali, consultor del Sínodo, que ha explicado en los medios vaticanos que “la comisión no se guió por sus propias creencias sino por el principio de sinodalidad propio de la Iglesia” al sintetizar las aportaciones llegadas fundamentalmente desde las Conferencias Episcopales, el encuentro de párrocos y cinco comisiones teológicas. A esto se ha sumado la propuesta que la Secretaría General del Sínodo ha recogido de religiosos y religiosas, universidades, asociaciones de fieles y diferentes personas de todo el mundo.

Para Vitali “esta gran comisión no inserta sus propias creencias o patrones de pensamiento en el nuevo ‘Instrumentum laboris’, sino que sigue el principio de sinodalidad propio de la Iglesia”. El profesor de eclesiología de la Pontificia Universidad Gregoriana. El teólogo insiste en que cada vez más de lo importante, casi imprescindible, es que la nueva Sesión sinodal de octubre esté respaldada por un texto que pueda hacer balance de los avances realizados hasta ahora. En este sentido destacó que “si analizamos la sesión de octubre pasado y el informe resumido que surgió de ella, podemos ver que se ha desarrollado un consenso importante sobre algunas cuestiones que no será necesario volver a discutir, mientras que será útil pensar en otras, como las vinculadas a la cuestión fundamental: cómo ser Iglesia sinodal en misión”.

Este teólogo adelantó que uno de los temas principales Será la relación entre misión y participación. Para Vitali “lograr compartir una idea en este frente requiere un largo camino por recorrer, una conversión de mentalidad y un cambio de ritmo” ya que “la vida de la Iglesia es vida de anuncio, de camino”. Respecto a la cuestión de la participación, señala el experto, “en el pasado la misión se confiaba, por así decirlo, a ‘especialistas’. Hoy todos deben participar en la misión de la Iglesia debido a la dignidad original del Bautismo

JESUITAS. Al servicio de la Casa Común

La versión digital de la revista anual 2024 de la Compañía de Jesús.

Una colección de testimonios, reflexiones y ejemplos concretos de cómo los jesuitas y sus compañeros en la misión se comprometen a vivir la 4ª Preferencia Apostólica Universal de la Compañía de Jesús para los años 2019-2029: el cuidado de nuestra casa común.

La revista abre nuevas ventanas sobre nuestra misión en el ámbito ecológico. En este campo, colaboramos con tantos otros que se preocupan por el futuro de nuestro planeta, pero lo hacemos desde un ángulo particular, el de la luz y la profundidad del Evangelio.

La revista se divide en las siguientes secciones: la voz de los jóvenes; ecología integral, eco-ciencia; eco-espiritualidad; eco-experiencias; eco-educación. La edición de 2024 también incluye una colección de nueve artículos sobre “Jesuitas en las fronteras”… para dejarse sorprender.

 

Descargue la publicación JESUITAS t.ly/LftPU

 

atardecer

Si no sale a la luz…

Algo que aprendí en los Ejercicios Espirituales de Vida Ordinaria fue a hacer el Examen Diario: es una pausa que haces en el día que, dejando que Dios te mire con amor y te acompañe para escuchar qué llevas en el corazón, en el cuerpo y en la mente; de dónde vienen: momentos del día que lo detonaron, situaciones familiares o afectivas, hábitos que no ayudan, falta de oración, etc.; lo miras junto con Dios y le escuchas también: «¿A qué me invitas con esto que me pasa / que pasa en mi entorno?»

Usualmente las personas no hacemos ese espacio: dejamos que se acumule la vida porque nos da la sensación de que no es importante mirar el interior en un mundo que gira alrededor de imágenes, apariencias, rapidez y estar siempre ‘ocupados’. O porque nos da miedo sentir que todo eso que llevamos dentro es una jaula y estamos condenados a sentirlo si no lo resolvemos o «superamos».

Pero a fin de cuentas: sigue ahí. Y no, no como un monstruo esperando que le abras para atacarte, es lo que Dios menos quiere que sintamos. Tampoco es como una auto-terapia barata que te haces para cuestionarte todo hasta llegar al punto de «¿¡Por qué soy así?!». Podemos verlo más bien como que van creciendo cosas dentro de cada una/uno porque estamos vivos, porque hay vida dentro de nosotros y que si, de vez en cuando, no les abrimos para que les dé el sol no veremos las plagas o las cizañas que crecen, ¡y tampoco veremos los frutos –porque los hay– que con nuestra vida se han dado! Y no olvidemos hacerlo de la mano del mejor jardinero: Jesús.

Y es que lo más misterioso y bello, es que, muchas veces, como el sol, sólo es suficiente que su luz toque las cosas para que se desinfecten, se sanen y crezcan más alto y más fuertes. Así que si quieres empezar a hacer el Examen o quieres retomarlo, no te angusties, solamente es dar un paso y que Dios haga el resto: es dejar que eso que cargas dentro lo toque la Luz.

@Pastoralsj
t.ly/88nv2

Francisco, mensaje para la VIII Jornada Mundial de los Pobres

 Los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios

“Dios conoce los sufrimientos de sus hijos porque es un Padre atento y solícito hacia todos. Como Padre, cuida de los que más lo necesitan: los pobres, los marginados, los que sufren, los olvidados”. Lo reitera el Papa Francisco en su mensaje para la VIII Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará el 17 de noviembre próximo bajo el lema “La oración del pobre sube hasta Dios”, en el marco del Año de la Oración previo al Jubileo Ordinario de 2025.

“Pero nadie está excluido de su corazón, ya que, ante Él, todos somos pobres y necesitados”, enfatiza Francisco en el texto, publicado este jueves 13 de junio, y resalta que “todos somos mendigos, porque sin Dios no seríamos nada”.

El Pontífice asegura que “la violencia provocada por las guerras muestra con evidencia cuánta arrogancia mueve a quienes se consideran poderosos ante los hombres, mientras son miserables a los ojos de Dios”. También lamenta: “¡Cuántos nuevos pobres producen esta mala política hecha con las armas, cuántas víctimas inocentes!”. Y deja claro que “no podemos retroceder”.

Hacer nuestra la oración de los pobres y rezar con ellos

El Papa reconoce la “especial apertura a la fe” y la necesidad de Dios de la inmensa mayoría de los pobres y, por tal motivo, evidencia que “no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe”.

Dios está al lado de los pobres

A los pobres que habitan en nuestras ciudades y forman parte de nuestras comunidades el Sucesor de Pedro los invita a no perder esta certeza: «Dios está atento a cada uno de ustedes y está a su lado».

Francisco expresa su gratitud por quienes escuchan y sostienen a los más pobres

El Pontífice se refiere a la Jornada Mundial de los Pobres como «una cita obligada para toda la comunidad eclesial» y «una oportunidad pastoral que no hay que subestimar, porque incita a todos los creyentes a escuchar la oración de los pobres, tomando conciencia de su presencia y su necesidad». En este sentido, la considera una ocasión propicia para llevar a cabo iniciativas que ayuden concretamente a los pobres, y también para reconocer y apoyar a tantos voluntarios que se dedican con pasión a los más necesitados.

«Debemos agradecer al Señor, afirma Francisco, por las personas que se ponen a disposición para escuchar y sostener a los más pobres», entre ellos menciona a los sacerdotes, consagrados y los laicos «que con su testimonio dan voz a la respuesta de Dios a la oración de quienes se dirigen a Él». «En silencio -prosigue el Obispo de Roma-, por tanto, se rompe cada vez que un hermano en necesidad es acogido y abrazado».

Bergoglio recuerda el testimonio que nos ha dejado santa Madre Teresa de Calcuta, «una mujer que dio la vida por los pobres» y que repetía continuamente que era «la oración el lugar de donde sacaba fuerza y fe para su misión de servicio a los últimos», sostiene el Pontífice. Por dicha razón, Francisco nos incentiva a rezar y, de ese modo, nos daremos cuenta de los pobres que tenemos a nuestro lado, «quizá en la misma planta de sus casas», acota. Asimismo, evoca el testimonio de san Benito José Labré, cuyo cuerpo reposa y es venerado en la iglesia parroquial de Santa María ai Monti en Roma. «Peregrino de Francia a Roma, rechazado en muchos monasterios, expresa Francisco, transcurrió los últimos años de su vida pobre entre los pobres, permaneciendo horas y horas en oración ante el Santísimo Sacramento, con el rosario, recitando el breviario, leyendo el Nuevo Testamento y la Imitación de Cristo. Al no tener siquiera una pequeña habitación donde alojarse, solía dormir en un rincón de las ruinas del Coliseo, como “vagabundo de Dios”, haciendo de su existencia una oración incesante que subía hasta Él».

«Somos pobres de paz»

En camino hacia el Año Santo, el Papa exhorta a cada uno a «hacerse peregrino de esperanza, ofreciendo signos concretos para un futuro mejor» y solicita no descuidar «los pequeños detalles del amor», como «saber detenerse, acercarse, dar un poco de atención, una sonrisa, una caricia, una palabra de consuelo».

«En este tiempo, continúa el Pontífice, en el que el canto de esperanza parece ceder el puesto al estruendo de las armas, al grito de tantos inocentes heridos y al silencio de las innumerables víctimas de las guerras, dirijámonos a Dios pidiéndole la paz». «Somos pobres de paz, agrega el Obispo de Roma» y nos anima a «alzar las manos para acogerla como un don precioso» y, al mismo tiempo, insta a comprometernos por restablecerla en el día a día.

Enlace al mensaje completo t.ly/xnaSB

@VaticanNews