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Segunda Sesión del Sínodo de los Obispos está en marcha

La Segunda Sesión del Sínodo sobre la Sinodalidad está en marcha, reuniendo a clero y laicos de todo el mundo para discutir «¿Cómo ser una iglesia sinodal en misión? «
Algunos aspectos destacados clave:
• 368 votantes de seis continentes, incluyendo 54 mujeres
• Cuatro «foros teológico-pastorales» para abordar diversos aspectos de la sinodalidad
• El Papa Francisco dirigirá una vigilia de oración ecuménica el 11 de octubre
• Los temas para los grupos de estudio del Sínodo incluyen misión digital, gobernanza sinodal y viaje ecuménico
Por favor, continúen manteniendo a la Iglesia y a los miembros del Sínodo en sus oraciones, pidiendo que el Espíritu Santo guíe e inspire sus discusiones con sabiduría y gracia. Que sus deliberaciones den fruto para la misión de la Iglesia, fortaleciendo su unidad y compromiso de caminar juntos por el camino de la sinodalidad.

¿Sabías que puedes acompañar el Sínodo?

 A través de su oremos juntos por el sinodo click to pray flyerRed Mundial de Oración, el Papa te invita a rezar por el Sínodo en Click To Pray https://clicktopray.org/synod.

Tu oración acompaña a la Iglesia, para la escucha, el discernimiento y avanzar juntos en el camino de la fe.

La Red Mundial de Oración del Papa está al servicio de este proceso espiritual que nos invita a reunirnos, escuchar nuestros corazones y discernir el Espíritu Santo.

La oración está en el corazón del proceso sinodal.


Apadrina un sinodal

Únete en oración con los Padres y Madres sinodales durante esta Asamblea. Al ingresar tu correo, te asignaremos el nombre de un miembro del Sínodo para que lo apadrines con tu oración. Acompaña su camino hasta la clausura de la Asamblea Sinodal el 27 de octubre de 2024. Pasos para rezar por un sinodal:

  1. Regístrate con tu email en https://oremusprosynodo.org
  2. Recibe el nombre del miembro del Sínodo.
  3. Reza para que el Espíritu Santo lo guíe.
  4. Únete y comparte esta iniciativa con tu comunidad.

50 PEREGRINACION JUVENIL A LUJAN FLYER

50 años peregrinando hacia la casa de la Virgen de Luján, Patrona de la Argentina

La tradicional Peregrinación Juvenil a Luján cumple 50 años, y será un motivo más que inspirador para renovar la fe y afianzar el amor hacia la Patrona de la Argentina. Este año se realizará el próximo sábado 5 y domingo 6 de octubre.


Este evento de religiosidad popular tendrá como lema ‘Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad’. Desde la organización aseguran que el denominador común es caminar unidos hacia a la casa de la Virgen de Luján, para buscar “su caricia, su mano, su sonrisa, su mirada”.

Construir la unidad

Los integrantes de la Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular comentaron que estuvieron reconstruyendo los pedidos e intenciones de los fieles. Allí se vislumbran agradecimientos infinitos y ruegos por tantas necesidades particulares y familiares. Se añaden a estas peticiones, las realizadas de, en y por la unidad de la comunidad, que será la clave motivadora para que los peregrinos lleguen con fuerza a los pies de María.

En el manto celeste y blanco que protege y cuida a todos los argentinos, se descubre la hermandad y el compromiso de unión como familia y como sociedad. Por este motivo, la mirada, la ternura y el manto que abriga y ampara a cada uno de sus hijos, será el destino de la próximo acto de fe que protagonizarán los fieles hacia la Basílica de Luján, durante el primer fin de semana de octubre.

50 años peregrinando hacia la casa de la Virgen de Luján, Patrona de la Argentina

Siete retos a las puertas del Sínodo de la Sinodalidad

Al iniciar la segunda sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos, me parece importante recordar que este evento se integra en proceso sinodal que vive toda la Iglesia, lo facilita y lo concreta. La sinodalidad, dimensión constitutiva de la Iglesia, no concluye con el Sínodo de los Obispos ni se limita a él.

El Papa Francisco inaugurará la segunda sesión del Sínodo el día 2 de octubre. Para mí es una alegría poder participar y, al mismo tiempo, es también una gran responsabilidad. Sobre todo, la de ser cauce de la gracia de Dios y nunca muro que bloquea la acción del Espíritu. Pido al Señor la necesaria humildad para darme cuenta de la presencia del Señor, escuchar su voz y seguir su voluntad, con todas mis fuerzas, con todo lo que soy. Y hacerlo con serenidad y alegría. Sin miedo al desgaste y, como decía san Juan XXIII, sin detenerme a devolver las piedras que otros puedan lanzar desde los bordes del camino.

Crecer en amor

También le pido que acreciente en mí el necesario amor. Tengo muy presente lo que dije el día de mi ordenación episcopal. “Amo a la Iglesia apasionadamente. Quisiera acariciarla en cada rostro, abrazarla en los necesitados, poner bálsamo en sus heridas, asumir gozoso su variedad en la unidad, compartir y proclamar la Buena Noticia de Cristo que nos convoca y nos une”.

Estamos en momento lleno de belleza, un tiempo para profundizar en la experiencia de Cristo vivo y, por tanto, en la experiencia de Iglesia. Se trata verdaderamente de un kairós. Así entiendo la sinodalidad y, en ella, la celebración del

Muchos son los retos que se plantean. Desde mi personal experiencia me detengo en siete:

1 Reto de la coherencia. La sinodalidad nos impulsa a procurar una Iglesia “sin mancha ni arruga” (Ef 5,27). Esto nos lleva a corregir errores, sacudir el polvo del camino, potenciar lo esencial. Debe orientarse a la santidad, como es propio de la vida cristiana. Es imprescindible conocer a Cristo desde la experiencia y no solo como concepto o idea. Pero el Hijo de Dios se encarna, entra en el tiempo. Caminamos juntos, pero no en las nubes, sino en el barro del mundo y de la historia: es preciso una lectura atenta de los signos de los tiempos, mejor dicho, de este tiempo.

2 Reto de la espiritualidad. El Papa ha indicado reiteradamente que el proceso sinodal debe guiarlo el Espíritu Santo. Él es el protagonista. Y esto no debe ser una frase hecha sino una realidad. Por eso es necesario revitalizar la dimensión orante, tanto personal como comunitaria. Es hermoso que los trabajos del Sínodo estén precedidos unas jornadas de retiro espiritual. De cada uno de nosotros depende el hacer que no sean un mero trámite. Y durante los trabajos del Sínodo me parece esencial cuidar la oración (especialmente en relación con la Sagrada Escritura) y la celebración de la Eucaristía.

3 Reto de la comunión. Con Cristo y con los hermanos y hermanas. Esto solo es posible si asumimos el amor (cáritas) como verdadero eje de la vida cristiana. Resultaría verdaderamente revolucionario en esta época de agresividad, individualismo, localismo, injusticia, exclusión e intolerancia. Y solo desde la comunión podremos asumir la variedad de vocaciones, carismas y ministerios, la diversidad cultural, la integración, la corresponsabilidad.

4 Reto de la evangelización. El proceso sinodal tiene una profunda dimensión misionera y se resuelve en la evangelización. Por eso los trabajos de la segunda sesión del Sínodo se orientan a responder a una cuestión fundamental: cómo ser Iglesia sinodal misionera. Es decir, cómo testimoniar el Evangelio en el mundo de hoy. Se trata de abandonar las trincheras defensivas, el pesimismo, la resignación. Y de dar razón de nuestra fe testimoniando, como Iglesia, a Cristo vivo. Pero esto solo es posible si somos creíbles.

5 Reto de la renovación. El Espíritu ahuyenta todo temor: el miedo a cambiar, a salir de la autorreferencialidad, en expresión del Papa Francisco. El adagio clásico Ecclesia semper reformanda expresa el profundo desafío de una Iglesia siempre joven. Se trata de volver a formar, rehacer según la forma Ecclesiae que es Cristo. Desde ahí (y solo desde ahí) asumiremos, como consecuencia, la necesaria renovación de estructuras.

6 Reto de la vanguardia. La fe cristiana es dinámica, el Espíritu saca de las seguridades e impulsa más allá. Tenemos la tentación de la retaguardia, es decir, de las zonas de mayor confort, de las rutinas (“siempre se ha hecho así”), de la opción de mínimos. El proceso sinodal nos llama a asumir y vivir la radicalidad evangélica, y a hacerlo en las opciones de la vida cotidiana. Desde el servicio.

7 Reto del entusiasmo. La verdadera alegría es fruto del Espíritu Santo. Se trata de la alegría evangélica de los humildes, de los que se dejan entusiasmar por Cristo, de quienes encarnan la Buena Noticia. Asumiendo las dificultades, las asperezas, los sufrimientos y las incomprensiones, pero abriéndolos, siempre, a la esperanza. Mirando la realidad como Dios la mira.

Iniciamos la aventura de la segunda sesión del Sínodo de los Obispos. Una etapa más en el proceso sinodal de la Iglesia, que nos plantea nuevos horizontes y nos impulsa por nuevos senderos. Si Dios quiere, los recorreremos juntos con generosidad y audacia. Nos encomendamos a la oración de todos.

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*Luis Marín de San Martín, O.S.A., subsecretario de la Secretaría General del Sínodo

@vidanuevadigital

t.ly/NTztd

Intenciones del Papa previo al Sínodo. «Los sacerdotes no somos los jefes de los laicos, sino sus pastores»

«Todos los cristianos somos responsables de la misión de la Iglesia. Todos los sacerdotes. Todos«. El Papa Francisco ha querido lanzar una declaración de intenciones, a través del ‘Vídeo del Papa’ de octubre, en la previa de la apertura de la segunda asamblea del Sínodo de la Sinodalidad. Y lo ha hecho con un claro llamamiento a la corresponsabilidad de todos en la construcción de la Iglesia: «Los sacerdotes no somos los jefes de los laicos, sino sus pastores«, subraya.

Bergoglio va más allá: «Jesús nos ha llamado a unos y a otros. No a unos por encima de los otros, ni a unos por un lado y a otros por el otro, sino complementándonos». «Somos comunidad. Por eso debemos caminar juntos recorriendo el camino de la sinodalidad», subraya Francisco.

Una misión que vale para todos, todos, todos… «Claro, ustedes me pueden preguntar ¿qué puedo hacer yo, conductor de autobús?, ¿yo, campesina?, ¿o yo, pescador?», pregunta el Papa. «Lo que tenemos que hacer todos: dar testimonio con nuestras vidas. Y corresponsabilizarnos de la misión de la Iglesia«, recalca.

Y es que «los laicos, los bautizados, están en la Iglesia en su propia casa, y tienen que cuidarla. Lo mismo que nosotros, los sacerdotes, los consagrados. Cada uno aportando lo que mejor sabe hacer», sostiene el pontífice. «Somos corresponsables en la misión, participamos y vivimos en la comunión de la Iglesia».

«Oremos para que la Iglesia siga apoyando por todos los medios un estilo de vida sinodal, bajo el signo de la corresponsabilidad, promoviendo la participación, la comunión y la misión compartida entre sacerdotes, religiosos y laicos», concluye Francisco, en su vídeo-oración previa al Sínodo de la Sinodalidad.

@religiondigital

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