31 de Julio: San Ignacio de Loyola. Fundador de la Compañía de Jesús

Ignacio de Loyola (Iñigo López de Loyola, 1491-1556) cojeaba levemente tras haber sido herido en la defensa del castillo de Pamplona en el norte de España.

Inmóvil durante el reposo a que le obligó la lenta recuperación de su herida, vivió una conversión interior que fue el comienzo de ulteriores aventuras, haciendo de él un peregrino movido por una inextinguible devoción a Jesucristo.

Recorrió Europa, atravesando una y otra vez España, Francia e Italia. Se embarcó para alcanzar Tierra Santa, partiendo desde Venecia. Adoptó el nombre de Ignacio, que es cómo le conocemos, pero en sus memorias prefiere darse el nombre de “el peregrino”

Además de distancias físicas y carreteras sin fin, Ignacio cubrió una distancia histórica enorme. Partiendo del universo medieval de una familia de la baja nobleza vasca – orgullosa de su actitud de defensa del rey y hostil al creciente poder de las ciudades – recorrió el camino que llevaba al floreciente renacimiento de los estudios de París y de la reconstrucción de Roma donde trabajaban artistas como Miguel Ángel y reformadores como Carlos Borromeo. Vivió una etapa de transición jalonada por figuras señeras como Enrique VIII y María Tudor, Rafael y El Greco, Lutero y Calvino, Cervantes y Palestrina.

[…]

La más conocida imagen de Ignacio es la de esta última parte de su vida. Se le representa casi siempre como el adusto legislador que señala con el dedo las Constituciones que escribió para el gobierno de la Compañía. Él se pensó siempre a sí mismo como “el Peregrino”, que es el nombre que se dio constantemente al dictar su autobiografía al final de su vida.

Originalmente compilado y editado por: Tom Rochford, SJ

Traducción: Luis López-Yarto, SJ

Enlace al artículo completo: t.ly/0Sg6y

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