Comunicar para alcanzar el amor: #EnRedDarnos en la Colaboración y Comunicación

Colaboración y Comunicación son dos palabras que han venido cobrando mucha fuerza dentro y fuera de nuestras obras. Las separaremos para tratar de desmenuzar mejor, pero desde ya es bueno aclarar que son dos elementos que van muy de la mano como la batería con el celular o las redes sociales con internet.

Colaboración

“Colaboración conjunta entre laicos, religiosos y jesuitas” o “laicos y jesuitas juntos por la misión”, seguramente estas frases ya nos resultan muy familiares. La colaboración no es ninguna novedad del siglo XXI. Nace en el Concilio Vaticano II (1965) con las constituciones como Cristo es la luz de los pueblos y Apostolado de los laicos, en las que se define a la Iglesia como comunidad del pueblo de Dios a la que se ingresa por el bautismo y en la cual todos/as poseen la misma dignidad, aunque con diversas funciones debido a las diferentes vocaciones a las cuales Dios llama (religiosa, sacerdotal, laical).

Podemos afirmar que en la Compañía los primeros vestigios de colaboración aparecen en la vida misma de su fundador, San Ignacio de Loyola y sus primeros compañeros jesuitas. Sin embargo, empieza a considerarse como tal a partir de la Congregación General 31 celebrada en el año 1965 y se va profundizando en las siguientes. Recién aparece en los documentos de la Congregación General 35 (2008) y de ahí en más el término fue adquiriendo cuerpo. Ya en la Congregación General 36 (2016), nos indica que el modo de proceder apropiado para nuestro tiempo se encuentra en el “discernimiento, la colaboración y el trabajo en red”.

La colaboración tiene siempre un con y un para; el “con” implica a laicos, jesuitas, religiosos/as de diversas congregaciones, sacerdotes diocesanos, y el “para”, es la misión: que en la Compañía significa estar al servicio de la fe y la promoción de la justicia desde el Evangelio y la Espiritualidad Ignaciana, en solidaridad con los demás. En pocas palabras, laicos, jesuitas y religiosos de distintas congregaciones, todos, somos “compañeros en una misión de Reconciliación y de Justicia”.

Comunicación

Como decía el Padre General Arturo Sosa, SJ, durante el encuentro #EnREDdarnos realizado en noviembre del 2017 en Córdoba (Argentina), “La iglesia nace para comunicar, para comunicar una buena noticia, la de Jesucristo que entrega su vida para romper lo que nos divide. En él se rompe la barrera del odio que nos lleva a la injusticia, que nos produce pobreza, explotación, discriminación, que nos lleva a las guerras”.

Esta comunicación tanto dentro y fuera de nuestras obras, nos exige una conversión cultural, y de forma urgente, para anunciar la Buena Nueva colocando en el centro de la comunicación a Jesucristo, muerto y resucitado, que se dirige a creyentes y no creyentes, para ir más allá de nuestras propias fronteras y “Salvar más almas para el Señor”.

En nuestro tiempo en donde todos hablan de tecnología 5G, de la hiperconectividad, de transformación digital, en donde mi tía sube como mínimo tres historias al día a instagram, mi mamá agrega a todos mis amigos del facebook y tengo un grupo de whatsapp con mis excompañeros de primaria, nos exige un constante replanteo en la forma en que nos estamos comunicando, no es solo el qué decimos, sino cómo lo decimos.

La Iglesia es comunicación

Jesús se comunicaba verbalmente y sus discípulos tuvieron la Misión de propagar su mensaje por el mundo de la misma manera. San Ignacio se comunicaba verbalmente y a través de cartas con sus compañeros ¿Y nosotros, cómo lo hacemos? ¿Deberíamos cambiar nuestros canales tradiciones de comunicación? Como ya mencioné anteriormente, muchas veces no se trata de lo que contamos, sino de cómo lo decimos. Y si tenemos nuevas plataformas, por qué no aprovecharlas.

Hoy cuando nos inundan Fake News (noticias falsas) contra la Iglesia, con varios escándalos sexuales y de corrupción a cuestas, y cuando se volvió prácticamente una moda atacar la Iglesia Católica, resulta urgente y necesario, asumir más que nunca el compromiso de comunicar el Evangelio. Un compromiso a través del discernimiento, la colaboración y el trabajo en red.

Termino mi escrito, porque ipukurõ ni purahéi ndaigustovéima (si es muy largo, hasta una canción se vuelve aburrida), juntando los conceptos, porque todos: jesuitas, laicos, religiosos de distintas congregaciones, tenemos el desafío de encontrar una mejor forma comunicar la Buena Nueva que Dios nos está encomendando en las diferentes obras en las que estamos trabajando…

Fuente: Jesuitas Lationamérica

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *