Recuerdos de la Luna
Una reflexión llena de nostalgia y esperanza para recordar el aniversario de la llegada del hombre a la luna.
José Gabriel Funes, SJ – Astrónomo. Director del Observatorio Astronómico Vaticano 2006-2015
Tenía seis años cuando con mi familia ampliada, abuela, tíos y primos, veíamos la primera transmisión televisiva global y no se trataba de la final de un Mundial de fútbol. Creo que en ese lejano 1969 se manifestó por primera vez mi vocación de astrónomo.
Con el pasar del tiempo he podido comprender un poco más aquella hazaña: “Un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”, decía Neil Armstrong al pisar el suelo lunar.
Mi vida de jesuita me llevó a realizar algunos de los sueños que tenía de niño. En el museo del Aire y del Espacio, en Washington, pude apreciar las dimensiones de la cápsula espacial en la que los tres astronautas reingresaron en la atmósfera terrestre hasta descender en el mar. ¡Un Fiat 600!
En Cabo Cañaveral pude admirarme con la enormidad del cohete Saturno V que impulsó a los astronautas fuera de la órbita terrestre. Pude en aquella ocasión hablar con uno de los ingenieros jubilados de NASA y agradecerle porque su trabajo me había inspirado.
Aunque las motivaciones no fueron del todo “humanitarias”, -la carrera espacial se dio en el contexto de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética´-, no deja de entusiasmarme la idea de las grandes empresas que la humanidad puede realizar cuando trabaja en equipo y da lo mejor de sí.
Como director del Observatorio Vaticano me tocó muchas veces mostrar a los visitantes una piedra de la Luna traída por los astronautas de la misión Apolo XVII. Sin embargo, para mí, una de las “joyas” del Observatorio es la fotografía de la Tierra tomada desde la órbita lunar por la tripulación de la misión Apolo 8 y dedicada al P. Daniel O’Connell SJ, director en esa época. La imagen de la Tierra que se levanta (“Earth rising”) nos habla de la ‘casa común’ y de nuestra fragilidad.
Ojalá que este aniversario nos ayude a trabajar juntos por grandes empresas y a cuidar de nuestra frágil casa.
Datos del P. Daniel O’Connell SJ
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