Universidad Católica del Uruguay – Dos escenas para Navidad
Se inauguró el pesebre 2019, inspirado en una leyenda japonesa y con un mensaje de sustentabilidad y cuidado del ambiente.
Estudiantes del curso Puesta y Montaje, de las carreras de Artes Visuales, Comunicación, Educación Inicial, Recreación Educativa y Turismo, llevaron adelante el proyecto del Pesebre 2019 que se inauguró el jueves 7 de noviembre como una de las tantas actividades del Festival de Artes Múltiples.
El pesebre —que se encuentra, como siempre, instalado en el hall central— presenta dos escenas: por un lado, la Navidad asociada a la festividad y a los regalos y, por otro, la familia durante el festejo de la llegada del niño Jesús. Matilde Roselló, responsable del curso junto a Federico Arnaud, explicó la historia detrás de esta representación. “Se construyó un gran libro, en donde encontramos el pino de Navidad (que representa el Árbol del Mundo), con sus regalos debajo, y en la página siguiente, a José y María mirando al niño Jesús, realizados con la técnica de pop up”, contó Roselló. Las diferentes figuras del pesebre, así como la estrella de Belén, se hacen presentes bajo la forma del origami, inspirados en la antigua leyenda japonesa «Senbazuru» que dice que a cualquier persona que haga 1.000 grullas de papel le será concedido un deseo.
La leyenda japonesa
Las mil grullas de origami (papiroflexia en japonés) se convirtieron en un símbolo de la paz a causa de la historia de Sadako Sasaki (1943-1955), una niña japonesa que deseó curarse de su enfermedad producida por la radiación de la bomba atómica que cayó sobre Hiroshima. Tras el consejo de su amiga Chizuko, y mientras estaba en el hospital, decidió que haría 1.000 grullas de papel. Pensó que su deseo no sólo sería para curarse, sino también para que todo el mundo pudiera vivir en paz y no hubiera más guerras. Sadako no pudo superar su enfermedad y tampoco acabó de hacer todas las grullas (tuvo que detenerse en la 644). Pero Chizuko y muchos otros amigos llegaron a hacer las 1.000 grullas, que, de esta forma, se convirtieron en un símbolo de la paz en todo el mundo.
“Es así que se retoma la técnica del origami, como símbolo de resistencia, símbolo de paz, la buena nueva, el nacimiento, la esperanza, el ex voto cristiano asociado al pedido, para que se cumpla el deseo”. Además, la profesora del curso explicó que, en cada una de las escenas, también se puede encontrar un código QR. “El código nace de una de las preocupaciones que surgió de los estudiantes que, pensando en el cuidado del medio ambiente y la sustentabilidad, repararon en los excesos que se producen con las compras para los regalos de Navidad, y cómo impacta en el medio ambiente, siendo que la esencia de estas festividades no pasa por lo material, sino por las cosas simples de la vida”, explicó.
Fuente: ucu.edu.uy
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