P. Guy Consolmagno SJ sobre ciencia y religión
El astrónomo y sacerdote jesuita Guy Consolmagno, director del Observatorio Vaticano, comentó sobre la concesión del Premio Nobel de Física a Roger Penrose, Reinhard Genzel y Andrea Ghez por la investigación de los agujeros negros y su influencia en la comprensión de los mecanismos que gobiernan el universo.
En una entrevista con la agencia de la Conferencia Episcopal Italiana Sir, el sacerdote expresó su satisfacción por la selección de galardonados de este año, y recordó que Penrose participó en un simposio organizado por el Observatorio Vaticano en 2017 en honor al padre Georges Lemaître, cuya cosmología fue la base para la formulación de la teoría del Big Bang.
“Penrose y Stephen Hawking, que también merecían parte de este premio pero que lamentablemente no pueden ser otorgados póstumamente, sentaron las bases teóricas para entender los agujeros negros como parte de la relatividad general de Einstein”, explicó el astrónomo vaticano.
Hablando de las contribuciones de los otros dos escritores, señaló que incluso las mejores teorías deben ser “probadas por observación”, que es lo que hicieron Genzel y Ghez.
El padre Consolmagno explicó que no se pueden ver los agujeros negros más de lo que nadie ha visto a Dios, pero sabemos que Él existe porque observamos su presencia en lo que Él creó y en Jesús.
Lo mejor que podemos ver es la sombra de un agujero negro, como observó en 2019 el Event Horizon Telescope, y su efecto en los objetos que lo rodean, como acaban de observar Genzel y Ghez. Hizo hincapié en que “todo conocimiento científico es un hilo en el tapiz del universo”, así como cualquier movimiento de oración y cada estudio de las Escrituras sólo puede apreciarse en el contexto más amplio de la historia de la salvación “.
Cuando se le preguntó si el progreso científico se puede reconciliar con la fe, el director del Observatorio Vaticano señaló que “la fe debe ser estimulada continuamente para crecer descubriendo la acción de Dios en el mundo físico”. Cada realidad “necesita una diferente para cumplir lo que no puede hacer”. – La ciencia puede limpiar la religión de errores y supersticiones; la religión puede limpiar la ciencia de la idolatría y los falsos absolutos – dijo el astrónomo, citando a Juan Pablo II.
“En muchos lugares las Escrituras nos recuerdan que Dios creó el universo físico y que de hecho los cielos proclaman la gloria de Dios”, dijo y agregó: “Entonces, cuanto más exploramos el universo, más nos acercamos al Creador. Además, como dijo san Juan Pablo II, no debemos tener miedo de lo que podemos aprender de la ciencia, porque “la verdad no es contraria a la verdad”. Al mismo tiempo, “no debemos pensar que la verdad se limita solo a lo que aprendemos de la ciencia”.
No ser fundamentalistas ni en ciencia ni en religión
El problema del fundamentalismo no es que esté bien o mal, sino que está incompleto. Sugiere que cada verdad que tenemos hoy es definitiva, y cerramos los ojos para comprender mejor a Dios.
Esa ciencia es estéril, esa fe nunca crecerá, por lo que nuestro amor por el universo y por Aquel que lo creó nunca crecerá: Aquel que es el camino, la verdad y la vida, concluyó el jesuita estadounidense.
Fuente: aica.org
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!