El corazón en el horizonte: Abriendo nuevos caminos en la CVX
Por Manuel Martínez Arteaga – Secretario Ejecutivo de CVX mundial
Cuando en febrero de 2019 la Compañía de Jesús dio a conocer las Preferencias Apostólicas Universales (PAU) 2019-2029, en la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) – asociación internacional de laicos cuyo carisma y espiritualidad son ignacianos – sentimos mucha alegría. Ha sido notar que convergían dos procesos iniciados en distintos momentos y llevados adelante por dos cuerpos apostólicos que viven su vocación cristiana mediante dos estados de vida diferentes. Con mirada universal y guiados por el Espíritu, nos hemos propuesto mirar el mismo horizonte. Mirada que se encuentra en sintonía con este kairós que vive la Iglesia. Mientras nos encontramos abriendo nuevos caminos, el Papa Francisco con sus encíclicas y exhortaciones apostólicas nos hace sentir en unidad con la Iglesia, invitándonos a un mayor compromiso, «a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de los demás».
La última Asamblea General (Buenos Aires 2018), nos centró en la profundización del discernimiento comunitario. Como CVX, nos sentimos llamados a ofrecernos a nosotros mismos, logrando una mejor integración de nuestras tres dimensiones: espiritualidad, comunidad e impulso apostólico. Y sabemos, porque lo hemos experimentado, que el discernimiento comunitario es lo que da unidad en el propósito. Forma parte de quiénes somos, está en el centro de nuestra misión y es nuestra manera de proceder. El Papa Francisco ha insistido mucho sobre la necesidad del discernimiento en este tiempo. Es una de las dimensiones menos desarrolladas, tanto en la Iglesia como en la sociedad. En permanente contacto con la realidad – lugar de inspiración – somos invitados a abrir espacios de encuentro que nos permitan crear una cultura del discernimiento. Estamos convencidos de que mediante el discernimiento y sus frutos somos puestos a crear, transformar, reconciliar y amar. Irradiemos esto que somos.
La lectura que hemos hecho sobre lo ocurrido en Buenos Aires nos renueva en nuestro más profundo deseo de ser un cuerpo apostólico, en el «que nuestra forma de ser ES misión y nuestras vidas tendrán que volcarse con audacia» allí donde estemos para seguir construyendo el Reino. Son muchos los ejemplos en todo el mundo en los que la CVX está comprometida con acciones concretas. La experiencia de mediación en conflictos, liderada por la CVX en España con la colaboración de Elías López SJ – que trabaja en temas de reconciliación – en relación a la situación de Cataluña, está significando una verdadera vivencia de comunidad de discernimiento para crear reconciliación. Es una propuesta que reconoce la formación de las personas como el único instrumento real para la paz: Capacitarse en la pedagogía del perdón y configurarse al modo de Jesús. Es una manera de colaborar con la transformación de la sociedad como respuesta al seguimiento de Jesús. Se camina en la búsqueda de una convivencia que vaya unida a la justicia y una invitación a la reconciliación integral con Dios, con los demás y con la Casa Común.
Los jóvenes se han convertido en una prioridad para la familia ignaciana. También lo es para la CVX. La exhortación apostólica Christus vivit, nos ha dado un nuevo marco, más esencial, más profundo, más apostólico. El encuentro personal de cada corazón con Cristo vivo compromete toda la vida. Es importante dar a los jóvenes espacios comunitarios dinámicos, alegres, entusiastas y creativos para que puedan continuar el proceso de crecimiento, acompañamiento, discernimiento y celebración. La espiritualidad ignaciana y, en particular, el camino de los Ejercicios Espirituales, es una preciosa ofrenda que podemos compartir con la Iglesia. La juventud puede ser considerada como una etapa de vulnerabilidad. Sin embargo, «son los jóvenes, con su perspectiva, quienes pueden ayudarnos a comprender mejor el cambio de época que estamos viviendo y su novedad esperanzadora» (Padre Sosa). Y por eso se convierte en una responsabilidad trabajar con ellos y por ellos de manera estructural, preventiva y duradera. Es la mejor manera de construir un mundo más justo y más humano.
Este tiempo que nos toca vivir representa una nueva oportunidad para seguir avanzando en nuestro permanente camino de aprendizaje y maduración como colaboradores de la misión de Cristo, que ha sido encomendada a la Iglesia. Es común encontrarnos trabajando juntos en distintos lugares en los que estamos. Bebemos de la misma fuente espiritual – los Ejercicios Espirituales –. Tenemos planteado un desafío que resulta esperanzador y que nos invita a ser creativos en la búsqueda de nuevos caminos para dar respuestas concretas a este mundo que necesita ser reconciliado.
La lectura de las PAU, los distintos campos de misión de la CVX, los mensajes del Papa Francisco, no tienen sentido si los leemos por separado. Vivimos en un mundo hiperconectado. Los grandes problemas cada vez tienen más impacto global. Nuestra aproximación a ellos, nuestro accionar y nuestra mirada al horizonte deben ser integrales. La oración y el discernimiento comunitario son la base para darle unidad a la acción. En CVX queremos continuar por el camino de la profundización de nuestra identidad y queremos seguir compartiendo el camino con aquellos que proyectan la mirada en el horizonte con confianza y esperanza.
De la publicación “Jesuitas 2021 – La Compañía de Jesús en el mundo”
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