¿Quieren saber si su cristianismo es auténtico?
Marcos Muiño SJ
Oscar Romero, Mártir de la Justicia
El próximo sábado 23 de mayo será beatificado en El Salvador un gran testigo de Jesucristo en Latinoamérica: Monseñor Oscar Romero. Fue un hombre inquieto por responder siempre a la pregunta sobre qué significa vivir un cristianismo auténtico. Esto mismo le costó la vida.
Inmerso en un país con mucha violencia e injusticia fue buscando día a día responder a la llamada de Jesús de Nazaret que implicaba un rechazo rotundo a todo aquello que no era justo en el mundo. Pese a tu timidez e introversión, apostó por testimoniar y defender la verdad. En medio de sus inseguridades y conversión permanente, la voz de los más desprotegidos afectó su corazón de Pastor llevándolo a dar la vida por sus ovejas.
Romero estaba convencido de que el mensaje del Evangelio incomodaría los que querían perpetuar un orden injusto y egoísta. Sabía que el amor por los pobres no dejaría tranquilo a los poderosos de este mundo. Defendió la paz, la justicia y la verdadera violencia del Amor.
Tal vez, uno mira la figura de Romero y se pregunta qué nos dice hoy a nosotros. Creo que un punto de partida es ver la realidad que me rodea y hacer un examen de qué es lo que a diario me escandaliza. Así como en Jesús y Romero hubo muchas realidades que los interpelaron escandalosamente, uno también puede cuestionarse cuáles son aquellas que yo veo y siento que no están en sintonía con el Reino de Dios. Veo Injusticia, ¿qué hago?; veo un niño que no sabe leer ni escribir, ¿qué hago?; veo un joven sin posibilidades de estudiar en la universidad, ¿qué hago?; veo a un migrante desplazado, ¿qué hago?; veo a una familia sin techo ni trabajo, ¿qué hago?; veo falta de transparencia y corrupción en las instituciones, ¿qué hago?; veo violencia, ¿qué hago?.
Lo importante es darse cuenta que si uno dijo que quería seguir verdaderamente a Jesús tendría sus consecuencias. Romero lo vivió así hasta dar la vida por sus amigos. Nadie dijo que sería fácil. El buscar la paz, el perdón y la justicia exige salir de uno mismo e involucrase en la historia. Muchos amigos de Monseñor Romero (Como el Jesuita Rutilio Grande) le fueron mostrando que los valores del anti-reino se estaban devorando a su rebaño. Con la confianza en Dios y en su Hijo decidió jugársela por hacer frente a la mentira y denunciar lo que estaba atentando contra la vida de muchos.
Esta puede ser una oportunidad para volver a la contemplación del Crucificado que nos propone Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales y hacernos la triple pregunta del descentramiento: ¿qué he hecho por Cristo?, ¿qué hago por Cristo?, ¿qué debo hacer por Cristo? Que esto permita examinar nuestro seguimiento diario a Jesús en todos los ámbitos donde nos movemos. No hagamos oídos sordos a aquello que nos escandaliza, sobre todo si sabemos que deshumaniza la vida, el trabajo, las relaciones y los proyectos.
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