Arturo Sosa SJ. A toda la Compañía de Jesús en la elección del Papa León XIV
/Queridos Hermanos:
Con todo el Pueblo de Dios, y tantas personas de buena voluntad, compartimos la alegría de la elección del Papa León XIV, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal.
En este tiempo pascual hemos contemplado la escena en la que Jesús, el crucificado-resucitado, confirma la llamada al Apóstol Pedro a seguirlo, a hacerse cargo de sus hermanos y hermanas reunidos en la Iglesia, enviados a difundir y ser testigos de la Buena Noticia en todo el mundo. La fuente de la misión encomendada al Apóstol Pedro y sus sucesores es el amor incondicional del Padre. El Hijo, Jesús, entregó su vida para cumplir la voluntad redentora del Padre y confió a la comunidad de sus seguidores la continuación de su misión en la historia. Envió al Espíritu Santo como inspirador y consejero de sus apóstoles y ministros responsables de llevarla a cabo. El ministerio petrino cumple así un papel de primera importancia en animar el servicio de la Iglesia a la misión redentora del Señor Jesús en cada una de las complejas situaciones de la historia humana.
Para nosotros, es una oportunidad de renovar una de las dimensiones características del carisma recibido a través de San Ignacio y los primeros padres, fundadores de la Compañía de Jesús, a saber, la disponibilidad a recibir del Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra, la misión con la cual podamos ofrecer el mejor servicio a la Iglesia universal. Como hicieron mis predecesores con los Papas anteriores, le he comunicado al Santo Padre León XIV, la disponibilidad de la Compañía de Jesús a ofrecer nuestra colaboración donde y como su visión universal considere que podemos dar lo mejor de lo que hoy somos.
Igualmente aseguré al Papa León XIV la oración todo el cuerpo y cada uno de los miembros de la Compañía de Jesús. Aprovechemos este momento para renovar nuestro sentir con la Iglesia, encontrando, en fidelidad creativa al nuestro carisma, la mejor manera como hoy podemos servir a la misión del Señor Jesús.
Encomendamos al Papa León XIV, pues, de todo corazón a María Madre de la Iglesia, Nuestra Señora, la que supo aceptar la llamada del Espíritu Santo, confiar en que nada es imposible para Dios, acompañar a su Hijo Jesús durante su vida terrena y, testigo privilegiada de la resurrección, acompañar los primeros pasos de la primitiva Iglesia.
Arturo Sosa, S.J.
Superior General
Roma, 8 de mayo de 2025
(Original: español)
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