Asamblea Mundial por la Amazonía: “amazonizarnos en defensa de la casa común”
En un mundo donde los ataques contra los excluidos aumentan cada día, las alianzas se convierten en instrumentos decisivos para enfrentar esas problemáticas. Eso fue lo que motivo dos meses atrás la convocatoria de la Asamblea Mundial por la Amazonía, una idea surgida en un primer momento de la Coordinadora de las Organizaciones Indigenas de la Cuenca Amazónica – COICA, el Foro Social Panamazónico – FOSPA, y la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, que después se han ido sumando miles de personas y organizaciones.
Cada vez es más necesaria una articulación para el cuidado de la vida de los pueblos, algo que va más allá del evento en sí de la Asamblea Mundial por la Amazonía, que con la participación de miles de personas se ha celebrado este 18 y 19 de julio. En realidad se trata de un proceso que está comenzando, que cuenta con la presencia de los espíritus de la floresta y la memoria de los ancestrales, de tantos sabios que se han ido en los últimos meses, víctimas del COVID-19.
Como se mostró desde el el inicio de la asamblea, la fuerza del Espíritu de la Creación se ha hecho presente como una fuerza transformadora. Desde ahí surge la llamada a “amazonizarnos en defensa de la casa común”, como enfatizaba Moema Miranda, sabiendo que en esa dinámica “los pueblos indígenas son los que nos guían, pero necesitan de nuestra ayuda”. Se trata, según la asesora de la REPAM-Brasil de construir una nueva realidad ante un sistema ecocida y etnocida. Según ella, este es momento para hace ver que la muerte no tendrá la última palabra, que el proyecto de los poderosos, que roba el futuro, no tendrá la última palabra.
La Asamblea Mundial por la Amazonía es una llamada a “encontrarnos desde diferentes caminos en la busca de un presente y un futuro común, que es la vida”, como afirmaba Gregorio Díaz Mirabal. Sabiendo que “no somos iguales, somos interculturales”, el coordinador de la COICA ve este momento como una oportunidad de “mostrar la riqueza de la diversidad de la selva amazónica y de sus pueblos”. Ve la asamblea como oportunidad para “buscar el equilibrio para que nuestro presente y destino sea mejor”, sabiendo que “no es fácil, pero que es posible”.
En sus palabras, el cardenal Barreto, vicepresidente de la REPAM, quien mostró su felicidad por estar participando de este momento, dijo “traer la cercanía del hermano Francisco como los pueblos indígenas le dicen, te queremos porque tú también nos quieres a nosotros y nos has invitado a participar del Sínodo”. El purpurado peruano ha querido ser “portador de esta presencia solidaria de la Iglesia católica a los pueblos originarios de la Amazonía, que están en este ecosistema vivo, que toda la humanidad tiene que cuidar”.
La Asamblea también ha servido para mostrar la realidad de la Amazonía y de sus pueblos, las amenazas que sufren con los incendios, los grandes proyectos agrícolas, minerales, los combustibles fósiles, la falta de estructura de salud y educación.
Este espacio también será momento de discusión, de búsqueda de caminos de futuro e torno a tres ejes, el COVID y su impacto en las poblaciones indígenas y las poblaciones amazónicas, el boicot a los productos, empresas, extractivismos, empresas, y acuerdos comerciales, y, finalmente, un grupo de movilización para determinar el plan de acción de los próximos meses. Una discusión amplia, para la que al final de la primera jornada ya se habían inscrito más de tres mil participantes, lo que muestra el interés despertado por esta Asamblea Mundial por la Amazonía, que puede suponer un fuerte impulso en la toma de conciencia para la defensa de una región que genera el oxígeno vital para un mundo que se ahoga, especialmente en este tiempo de coronavirus.
Fuente: redamazonica.org
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