Beatificación del Card. Pironio: «se hizo todo para todos, para velar por ellos en la causa de Cristo»
El sábado 16 de diciembre se celebró la misa de beatificación del Card. Eduardo Francisco Pironio a las 11 horas en el santuario de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina, donde está sepultado el nuevo beato.
El cardenal Eduardo Francisco Pironio «sabía afrontar las pruebas y las dificultades con serenidad, con una sonrisa en la cara» y la alegría en el sufrimiento «es una característica de los santos». Para él, como para San Agustín, «la humildad era la patria de la caridad», pero no «una humildad áspera, ostentosa y exasperada, sino amorosa y alegre». Así recuerda el cardenal español Fernando Vérgez Alzaga, delegado del Papa Francisco, algunos de los principales rasgos del pastor argentino del que fue secretario personal durante 23 años.
En su homilía, el cardenal Fernando Vérgez Alzaga subrayó que el inmenso amor de Pironio por Cristo «se transformó en amor por sus hermanos y hermanas, para que también ellos pudieran experimentar las riquezas del Corazón divino». Por eso «se hizo todo para todos, para velar por ellos en la causa de Cristo». Vivía con heroísmo las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, pero las interpretaba «a la luz de las bienaventuranzas, la mansedumbre, la misericordia y la pureza de corazón».
Un ambiente de honda emotividad caracterizó la ceremonia de beatificación. La histórica imagen de la Pura y Limpia Concepción de la Virgen María, pequeña, de arcilla cocida, fue llevada al gran estrado levantado de espaldas a la basílica y que ocupaban un centenar de obispos, incluidos varios cardenales, del país y venidos de Roma, El Salvador y Venezuela. Estaba presente Juan Manuel Franco, el niño que siendo bebé se curó milagrosamente por la oración al cardenal Pironio, junto con sus padres y hermanos.
- Fuente: vaticannews.va | aica.org
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