Renovar la Voluntad de Seguir al Jesús que Nace en esta Navidad

El amor de Dios se hace presente en el mundo de manera especial con la venida de Jesús, que se hace carne para ser uno de nosotros. Ese amor ha movido (y sigue moviendo) a muchos a dar la vida. Compartimos aquí las palabras del Papa Francisco para el día de San Esteban, en las que habla del desafío de ser cristiano hoy.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La alegría de la Navidad colma también hoy nuestros corazones, mientras que la liturgia nos invita a celebrar el martirio de San Esteban, el primer mártir, invitándonos a recoger el testimonio que con su sacrificio él nos ha dejado. Es el testimonio glorioso propio del martirio cristiano, sufrido por amor a Jesucristo; martirio que continúa a estar presente en la historia de la Iglesia, desde Esteban hasta nuestros días.

De este testimonio nos ha hablado el Evangelio de hoy (Cfr. Mt 10,17-22). Jesús preanuncia a sus discípulos el rechazo y la persecución que encontraran, y dice así: «Serán odiados por todos a causa de mi Nombre» (v. 22). Pero ¿Por qué el mundo persigue a los cristianos? El mundo odia a los cristianos por la misma razón por la cual ha odiado a Jesús, porque Él ha traído la luz de Dios y el mundo prefiere las tinieblas para esconder sus obras malignas. Recordemos que Jesús mismo, en la Última Cena, oró al Padre para que nos defendiera del maligno espíritu mundano. Hay contraposición entre la mentalidad del Evangelio y aquella mundana. Seguir a Jesús quiere decir seguir su luz, que se ha encendido en la noche de Belén, y abandonar las tinieblas del mundo.

El protomártir Esteban, lleno de Espíritu Santo, fue lapidado porque confesó su fe en Jesucristo, Hijo de Dios. El Unigénito que viene al mundo invita a cada creyente a elegir la vía de la luz y de la vida. Es este el significado de su venida entre nosotros. Amando al Señor y obedeciendo a su voz, el diácono Esteban ha elegido a Cristo, Vida y Luz para todo hombre. Escogiendo la verdad, él se ha convertido al mismo tiempo en víctima del misterio de la iniquidad presente en el mundo. ¡Pero en Cristo, Esteban ha vencido!

También hoy la Iglesia, para dar testimonio de la luz y de la verdad, experimenta en diversos lugares duras persecuciones, hasta la suprema prueba del martirio. ¡Cuántos de nuestros hermanos y hermanas en la fe sufren injusticias, violencias y son odiados a causa de Jesús! Yo les digo una cosa, los mártires de hoy son en número mayor respecto a los primeros siglos. Cuando nosotros leemos la historia de los primeros siglos, aquí, en Roma, leemos tanta crueldad con los cristianos; yo les digo: la misma crueldad existe hoy, y en número mayor, con los cristianos. Hoy queremos pensar en ellos que sufren persecuciones, y estar cerca de ellos con nuestro afecto, nuestra oración y también nuestro llanto. Ayer, en el día de Navidad, los cristianos perseguidos en Irak han celebrado la Navidad en su catedral destruida: es un ejemplo de fidelidad al Evangelio. No obstante las pruebas y los peligros, ellos testimonian con valentía su pertenencia a Cristo y viven el Evangelio comprometiéndose en favor de los últimos, de los más olvidados, haciendo el bien a todos sin distinción; testimonian la caridad en la verdad.

Al hacer espacio dentro de nuestro corazón al Hijo de Dios que se dona a nosotros en la Navidad, renovemos la gozosa y valiente voluntad de seguirlo fielmente como único guía, perseverando en el vivir según la mentalidad evangélica y rechazando la mentalidad de los dominadores de este mundo.

 A la Virgen María, Madre de Dios y Reina de los mártires, elevemos nuestra oración, para que nos guie y nos sostenga siempre en nuestro camino en el seguimiento de Jesucristo, que contemplamos en la gruta del pesebre y que es el Testimonio fiel de Dios Padre.

Fuente: News.Va

Francisco: «Hoy y Para Siempre, Dios es Dios con nosotros»

Compartimos las palabras del Papa Francisco en su homilía de Noche Buena. 

«Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres» (Tt 2,11). Las palabras del apóstol Pablo manifiestan el misterio de esta noche santa: ha aparecido la gracia de Dios, su regalo gratuito; en el Niño que se nos ha dado se hace concreto el amor de Dios para con nosotros.

 Es una noche de gloria, esa gloria proclamada por los ángeles en Belén y también por nosotros hoy en todo el mundo. Es una noche de alegría, porque desde hoy y para siempre Dios, el Eterno, el Infinito, es Dios con nosotros: no está lejos, no debemos buscarlo en las órbitas celestes o en una idea mística; es cercano, se ha hecho hombre y no se cansará jamás de nuestra humanidad, que ha hecho suya. Es una noche de luz: esa luz que, según la profecía de Isaías (cf. 9,1), iluminará a quien camina en tierras de tiniebla, ha aparecido y ha envuelto a los pastores de Belén (cf. Lc 2,9).

 Los pastores descubren sencillamente que «un niño nos ha nacido» (Is 9,5) y comprenden que toda esta gloria, toda esta alegría, toda esta luz se concentra en un único punto, en ese signo que el ángel les ha indicado: «Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12). Este es el signo de siempre para encontrar a Jesús. No sólo entonces, sino también hoy. Si queremos celebrar la verdadera Navidad, contemplemos este signo: la sencillez frágil de un niño recién nacido, la dulzura al verlo recostado, la ternura de los pañales que lo cubren. Allí está Dios.

 Con este signo, el Evangelio nos revela una paradoja: habla del emperador, del gobernador, de los grandes de aquel tiempo, pero Dios no se hace presente allí; no aparece en la sala noble de un palacio real, sino en la pobreza de un establo; no en los fastos de la apariencia, sino en la sencillez de la vida; no en el poder, sino en una pequeñez que sorprende. Y para encontrarlo hay que ir allí, donde él está: es necesario reclinarse, abajarse, hacerse pequeño. El Niño que nace nos interpela: nos llama a dejar los engaños de lo efímero para ir a lo esencial, a renunciar a nuestras pretensiones insaciables, a abandonar las insatisfacciones permanentes y la tristeza ante cualquier cosa que siempre nos faltará. Nos hará bien dejar estas cosas para encontrar de nuevo en la sencillez del Niño Dios la paz, la alegría, el sentido de la vida.

Dejémonos interpelar por el Niño en el pesebre, pero dejémonos interpelar también por los niños que, hoy, no están recostados en una cuna ni acariciados por el afecto de una madre ni de un padre, sino que yacen en los escuálidos «pesebres donde se devora su dignidad»: en el refugio subterráneo para escapar de los bombardeos, sobre las aceras de una gran ciudad, en el fondo de una barcaza repleta de emigrantes. Dejémonos interpelar por los niños a los que no se les deja nacer, por los que lloran porque nadie les sacia su hambre, por los que no tienen en sus manos juguetes, sino armas.

 El misterio de la Navidad, que es luz y alegría, interpela y golpea, porque es al mismo tiempo un misterio de esperanza y de tristeza. Lleva consigo un sabor de tristeza, porque el amor no ha sido acogido, la vida es descartada. Así sucedió a José y a María, que encontraron las puertas cerradas y pusieron a Jesús en un pesebre, «porque no tenían [para ellos] sitio en la posada» (v. 7): Jesús nace rechazado por algunos y en la indiferencia de la mayoría. También hoy puede darse la misma indiferencia, cuando Navidad es una fiesta donde los protagonistas somos nosotros en vez de él; cuando las luces del comercio arrinconan en la sombra la luz de Dios; cuando nos afanamos por los regalos y permanecemos insensibles ante quien está marginado.

 Pero la Navidad tiene sobre todo un sabor de esperanza porque, a pesar de nuestras tinieblas, la luz de Dios resplandece. Su luz suave no da miedo; Dios, enamorado de nosotros, nos atrae con su ternura, naciendo pobre y frágil en medio de nosotros, como uno más. Nace en Belén, que significa «casa del pan». Parece que nos quiere decir que nace como pan para nosotros; viene a la vida para darnos su vida; viene a nuestro mundo para traernos su amor. No viene a devorar y a mandar, sino a nutrir y servir. De este modo hay una línea directa que une el pesebre y la cruz, donde Jesús será pan partido: es la línea directa del amor que se da y nos salva, que da luz a nuestra vida, paz a nuestros corazones.

 Lo entendieron, en esa noche, los pastores, que estaban entre los marginados de entonces. Pero ninguno está marginado a los ojos de Dios y fueron justamente ellos los invitados a la Navidad. Quien estaba seguro de sí mismo, autosuficiente se quedó en casa entre sus cosas; los pastores en cambio «fueron corriendo de prisa» (cf. Lc 2,16). También nosotros dejémonos interpelar y convocar en esta noche por Jesús, vayamos a él con confianza, desde aquello en lo que nos sentimos marginados, desde nuestros límites. Dejémonos tocar por la ternura que salva. Acerquémonos a Dios que se hace cercano, detengámonos a mirar el belén, imaginemos el nacimiento de Jesús: la luz y la paz, la pobreza absoluta y el rechazo. Entremos en la verdadera Navidad con los pastores, llevemos a Jesús lo que somos, nuestras marginaciones, nuestras heridas no curadas. Así, en Jesús, saborearemos el verdadero espíritu de Navidad: la belleza de ser amados por Dios. Con María y José quedémonos ante el pesebre, ante Jesús que nace como pan para mi vida. Contemplando su amor humilde e infinito, digámosle gracias: gracias, porque has hecho todo esto por mí.

Fuente: NEWS.VA

Francisco: ‘Que la Experiencia del Amor y del Perdón de Dios Permanezca en Nosotros’

En su primera audiencia general, después de clausurar el Jubileo de la Misericordia, el Santo Padre invitó a no cerrar el propio corazón, continuando con el trabajo por ayudar a nuestros hermanos que nos necesiten; y a no olvidar que la misericordia de Dios está siempre.

Papa Francisco

“El Domingo 20 de Noviembre, hemos concluido el Jubileo Extraordinario. Pero no se ha cerrado el corazón misericordioso de Dios para con nosotros pecadores y no cesará de inundarnos con su gracia. Del mismo modo, nunca cerremos nuestros corazones y nunca dejemos de cumplir las obras de misericordia, corporales y espirituales. Que la experiencia del amor y del perdón de Dios, que hemos vivido en este Año Santo, permanezca en nosotros como permanente inspiración de nuestra caridad hacia los hermanos”.

Recordemos que el mejor consejo y educación, que podemos brindar a los que tienen dudas de fe y a los que no saben, es testimoniar con nuestra vida el gran amor gratuito de Dios, a través de la misericordia fraterna vivida verdaderamente, invitó asimismo el Obispo de Roma, que dedicó su catequesis central a dos de las siete obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita y enseñar al que no sabe:

“Las obras de misericordia nos ayudan a vivir la fe, de forma concreta en la vida de cada día, sobre todo en el servicio a los necesitados. Respondamos de este modo al amor que Dios derrama cada día sobre nosotros, viviendo de modo que el amor divino plasme nuestra vida y la de nuestro prójimo”.

Una vez más, el Papa alentó a testimoniar a Cristo en nuestro servicio a los más necesitados, destacando la importancia de impulsar el crecimiento en la dignidad humana y divina de nuestros hermanos y hermanas, afianzados en la Palabra de Dios, en los Sacramentos y en la Iglesia:

“Hablamos hoy del compromiso de aconsejar a los que dudan y de enseñar a los que no saben. Hermanos y hermanas, para poder cumplir con estas tareas reforcemos nuestra fe escuchando la Palabra de Dios, participando en la vida sacramental, en la vida de la Iglesia y en el servicio a los más necesitados. Ayudemos a los que dudan, mostrando cada día, en toda situación de nuestra vida, que somos testimonios de la fe y de Cristo”.

Fuente: Radio Vaticana

Francisco: ‘Me dejé llevar por el Espíritu’

El papa Francisco concedió una entrevista al diario italiano Avvenire, en la que hizo hincapié sobre la necesidad de seguir avanzando en el camino de la unidad de los cristianos, aunque sin proselitismos. En ella aseguró que el jubileo de la misericordia y el diálogo son “frutos del Concilio Vaticano II”.

Papa Francisco

La Iglesia solo existe como instrumento para comunicar a los hombres el plan misericordioso de Dios. En el Concilio, la Iglesia sintió la responsabilidad de estar en el mundo como signo vivo del amor del Padre. Con la Lumen Gentium volvió a las fuentes de su naturaleza, el Evangelio. Esto desplaza el eje de la concepción cristiana de cierto legalismo, que puede ser ideológico, a la Persona de Dios que se hizo misericordia en la encarnación del Hijo. Algunos siguen sin comprender, o blanco o negro, aunque sea en el flujo de la vida en donde hay que discernir. El Concilio nos ha dado esto, pero los historiadores dicen que un Concilio, para que lo absorba bien el cuerpo de la Iglesia, necesita un siglo… Estamos a la mitad.

Un Año de la Misericordia sin grandes gestos

Los que descubren que son muy amados comienzan a salir de la mala soledad, de la separación que lleva a odiar a los demás y a sí mismos. Espero que muchas personas hayan descubierto que son muy amadas por Jesús y que se dejen abrazar por Él. La misericordia es el nombre de Dios y también es su debilidad, su punto débil. Su misericordia lo lleva siempre al perdón, a olvidarse de nuestros pecados. A mí me gusta pensar que el Omnipotente tiene una pésima memoria. Una vez que te perdona, se olvida. Porque es feliz de perdonar. Para mí esto basta […] Jesús no pide grandes gestos, sino solo el abandono y el reconocimiento. Santa Teresa de Lisieux, que es doctora de la Iglesia, en su «pequeña vía» hacia Dios indicó el abandono del niño, que se duerme sin reservas entre los brazos de su padre y recuerda que la caridad no puede quedarse encerrada en el fondo. Amor de Dios y amor por el prójimo son dos amores inseparables.

Un jubileo inspirado en el Espíritu Santo

No, no hice un plan. Simplemente hice lo que me inspiraba el Espíritu Santo. Me fueron viniendo las cosas. Me dejé llevar por el Espíritu. Se trataba solo de ser dóciles al Espíritu Santo, dejar que fuera Él quien hiciera las cosas. La Iglesia es el Evangelio, es la obra de Jesucristo. No es un camino de ideas, un instrumento para afirmarlas. Y en la Iglesia, las cosas entran en el tiempo cuando el tiempo está maduro, cuando se ofrece.

No se aceleraron los encuentros ecuménicos

Es el camino del Concilio que sigue adelante, se intensifica. Pero es el camino, no solo yo. Este camino es el camino de la Iglesia. Yo me he encontrado con los primados y con los responsables, es cierto, pero también mis predecesores hicieron sus encuentros con estos o con otros responsables. No he acelerado nada. En la medida en la que seguimos avanzando, el camino parece más rápido, es el “motus in fine velocior”, diciéndolo según el proceso expresado en la física aristotélica.

Los caramelos del Patriarca Bartolomé

En Lesbos, mientras saludábamos juntos a todos, había un niño hacia quien me incliné. Pero el niño estaba viendo detrás de mí. Me doy vuelta y veo la razón: Bartolomé tenía los bolsillos llenos de caramelos y se los estaba dando a los niños, todo contento. Este es Bartolomé, un hombre capaz de seguir adelante entre muchas dificultades el Gran Concilio ortodoxo, capaz de hablar de teología de alto nivel y de estar, simplemente, con los niños. Cuando venía a Roma ocupaba la habitación en la que yo estoy ahora. Lo único que me ha reprochado es que tuvo que cambiarse.

Las acusaciones de “protestantizar” a la Iglesia

No me quita el sueño. Yo prosigo por el camino de quienes me precedieron, sigo el Concilio. En cuanto a las opiniones, siempre hay que distinguir el espíritu con el que las dicen. Cuando no hay un espíritu malvado, ayudan a caminar. Otras veces se ve inmediatamente que las críticas salen de acá o de allá para justificar una postura pre-asumida, no son honestas, están hechas con espíritu malvado para fomentar división. Se ve inmediatamente cuándo ciertos rigorismos nacen de una falta, de querer ocultar dentro de una armadura la propia y triste insatisfacción. Si ves la película ‘El almuerzo de Babette’ está este comportamiento rígido.

El servicio ecuménico a los pobres

“No se trata de dejar algo al lado. Servir a los pobres quiere decir servir a Cristo, porque los pobres son la carne de Cristo. Y si servimos a los pobres juntos quiere decir que nosotros los cristianos nos encontramos unidos tocando las llagas de Cristo. Pienso en el trabajo que después del encuentro en Lund pueden hacer juntas la Caritas y las organizaciones luteranas de caridad. No es una institución, es un camino. Ciertas maneras de contraponer las cosas de la doctrina frente a las cosas de la caridad pastoral, en cambio, no siguen el Evangelio y crean confusión.

El camino de la unidad entre los cristianos

“No se llega a la unidad porque nos ponemos de acuerdo entre nosotros, sino porque caminamos siguiendo a Jesús. Y caminando, por obra de Aquel a quien seguimos, podemos descubrir que estamos unidos. Es el caminar detrás de Jesús lo que une. Convertirse significa dejar que el Señor viva y opere en nosotros. Así descubrimos que estamos unidos también en nuestra común misión de anunciar el Evangelio. Caminando y trabajando juntos, nos damos cuenta de que ya estamos unidos en el nombre del Señor y, por lo tanto, de que la unidad no la creamos nosotros. Nos damos cuenta de que es el Espíritu el que nos impulsa y nos saca adelante. Si tú eres dócil al Espíritu, será Él quien te diga el paso que puedes dar, lo demás lo hace Él. No se puede ir detrás de Cristo si no te lleva, si no te impulsa el Espíritu con su fuerza. Por esto es el Espíritu el artífice de la unidad entre los cristianos. Es por eso que digo que la unidad se hace en camino, porque la unidad es una gracia que hay que pedir, y también es por esto que repito que cualquier proselitismo entre los cristianos es pecaminoso. La Iglesia no crece nunca por proselitismo, sino «por atracción», como escribió Benedicto XVI. El proselitismo entre los cristianos, entonces, es en sí mismo un pecado grave, porque contradice la dinámica misma de cómo volverse cristianos y seguir siéndolo. La Iglesia no es un equipo de fútbol que busca hinchas.

Las claves del ecumenismo

“Hacer procesos en lugar de ocupar espacios también es la clave del camino ecuménico. En este momento histórico, la unidad se hace por tres caminos: caminar juntos con las obras de caridad, rezar juntos y reconocer la confesión común tal y como se expresa en el común martirio recibido en el nombre de Cristo, en el ecumenismo de la sangre. Ahí se ve que el Enemigo mismo reconoce nuestra unidad, la unidad de los bautizados. El Enemigo no se equivoca en esto. Y todas estas son expresiones de una unidad visible. Rezar juntos es visible. Hacer obras de caridad juntos es visible. El martirio compartido en el nombre de Cristo es visible.”

El “cáncer” en la Iglesia

“Sigo pensando que el cáncer en la Iglesia es glorificarse recíprocamente. Si uno no sabe quién es Jesús, o nunca lo ha encontrado, siempre lo puede encontrar; pero si uno está en la Iglesia, y se mueve en ella justamente en el ámbito de la Iglesia, cultiva y alimenta su hambre de dominio y afirmación de sí, tiene una enfermedad espiritual, cree que la Iglesia es una realidad humana autosuficiente, en la que todo se mueve según lógicas de ambición y de poder. En la reacción de Lutero también estaba esto: el rechazo de una imagen de Iglesia como organización que podía seguir adelante sin la gracia del Señor, o considerándola algo descontado, garantizado a priori. Y esta tentación de construir una Iglesia autorreferencial, que lleva a la contraposición y por lo tanto a la división, siempre vuelve.”

Fuente: AICA

Papa Francisco: Acompañar en la Búsqueda de lo Esencial

En su catequesis del miércoles pasado el Papa Francisco habla de cómo lidiar con los defectos del prójimo con paciencia; aprendiendo a aceptar las propias limitaciones.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Dedicamos la catequesis de hoy a una obra de misericordia que todos conocemos muy bien, pero que tal vez no la ponemos en práctica como deberíamos: sufrir con paciencia los defectos del prójimo. Todos somos muy buenos para identificar la presencia de alguno que puede incomodar: sucede cuando encontramos a alguien por la calle, o cuando recibimos una llamada telefónica… Enseguida pensamos: “¿Por cuánto tiempo tendré que escuchar las quejas, los comentarios, los pedidos o las vanaglorias de esta persona?”. A veces, sucede también, que las personas fastidiosas son aquellas que están más cercana de nosotros: entre los familiares hay siempre alguien; en el centro de trabajo no faltan; y ni siquiera en el tiempo libre no estamos eximidos. ¿Qué cosa debemos hacer con las personas fastidiosas? También nosotros muchas veces somos incomodos a los demás. ¿Por qué entre las obras de misericordia ha sido incluida también ésta? ¿Sufrir con paciencia los defectos del prójimo?

En la Biblia vemos que Dios mismo debe usar misericordia para soportar las quejas de su pueblo. Por ejemplo, en el libro del Éxodo el pueblo resulta ser verdaderamente insoportable: primero llora porque es esclavizado en Egipto, y Dios lo libera; luego, en el desierto, se queja porque no tiene que comer (Cfr. 16,3), y Dios envía las codornices y el mana (Cfr. 16,13-16), pero no obstante esto las quejas no cesan. Moisés hacía de mediador entre Dios y el pueblo, y también él algunas vez habría sido incómodo para el Señor. Pero Dios ha tenido paciencia y así ha enseñado a Moisés y al pueblo también esta dimensión esencial de la fe.

Entonces, surge espontáneamente una pregunta: ¿hacemos siempre el examen de conciencia para ver si también nosotros, a veces, podemos resultar incómodos para los demás? Es fácil apuntar el dedo contra los defectos y las faltas de los demás, pero debemos aprender a ponernos en el lugar de los otros.

Miremos sobre todo a Jesús: ¡cuánta paciencia ha debido tener en los tres años de su vida pública! Una vez, mientras estaba de camino con sus discípulos, lo detuvo la madre de Santiago y Juan, y ella le dijo: «Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda» (Mt 20,21). La madre creaba las elites para sus hijos, pero era la mamá… También de aquella situación Jesús aprovecha la ocasión para dar una enseñanza fundamental: su reino, no es un reino de poder, no es un reino de gloria como aquellos terrenos, sino de servicio y donación a los demás. Jesús enseña a ir siempre a lo esencial y a mirar más lejos para asumir con responsabilidad la propia misión. Podríamos ver aquí la evocación a otras dos obras de misericordia espiritual: aquella de corregir al que se equivoca y enseñar al que no sabe. Pensemos en el gran empeño que se puede poner cuando ayudamos a las personas a crecer en la fe y en la vida. Pienso, por ejemplo, en los catequistas – entre los cuales hay muchas mamás y tantas religiosas – que dedican tiempo para enseñar a los jóvenes los elementos básicos de la fe. ¡Cuánto trabajo, sobre todo cuando los jóvenes preferirían jugar en vez de escuchar el catecismo!

Acompañar en la búsqueda de lo esencial es bello e importante, porque nos hace compartir la alegría de probar el sentido de la vida. Muchas veces nos sucede que encontramos a personas que se detienen en cosas superficiales, efímeras y banales; a veces porque no han encontrado a nadie que los estimulara a buscar algo más, a apreciar los verdaderos tesoros. Enseñar a mirar lo esencial es una ayuda determinante, especialmente en un tiempo como el nuestro que parece haber perdido la orientación y busca satisfacciones inmediatas. Enseñar a descubrir que cosa el Señor quiere de nosotros y cómo podemos corresponderle significa ponerse en su camino para crecer en la propia vocación, el camino de la verdadera alegría. Así las palabras de Jesús a la madre de Santiago y de Juan, y luego a todo el grupo de los discípulos, indican la vía para evitar caer en la envidia, en la ambición, en la adulación, tentaciones que están siempre presentes también entre nosotros cristianos. La exigencia de aconsejar, amonestar y enseñar no nos debe hacer sentir superiores a los demás, sino nos obliga sobre todo a entrar en nosotros mismos para verificar si somos coherentes con lo que pedimos a los demás. No olvidemos las palabras de Jesús: «¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?» (Lc 6,41). El Espíritu Santo nos ayude a ser pacientes para soportar y humildes y sencillos para aconsejar.

Fuente: News.Va

 

Del Papa Francisco a los Antiguos Alumnos Jesuitas

El pasado mes de setiembre, el Papa Francisco se dirigió a los miembros de la Confederación Europea y de la Unión Mundial de Antiguos Alumnos y Alumnas de la Compañía de Jesús, como parte del evento: “Migración Global y Crisis de los Refugiados: Tiempo de Contemplar y Actuar”,  en el que destacó la relación entre la educación jesuita y el servicio a los refugiados.

¡Queridos hermanos y hermanas!

Me complace recibirles hoy como parte de su Conferencia sobre Migración y Crisis de los Refugiados. Esta es la mayor crisis humanitaria tras la Segunda Guerra Mundial. Como egresados y egresadas de escuelas jesuitas, ustedes han venido a Roma como «como hombres y mujeres para los otros» con el fin de explorar en esta ocasión las raíces de las migraciones forzosas, para contemplar su responsabilidad en la respuesta a la situación actual y regresar a sus hogares como promotores del cambio.

Trágicamente, en la actualidad, más de 65 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en todo el mundo. Este número sin precedentes va más allá de toda imaginación. ¡La población desplazada hoy en día en el mundo ya es mayor que toda la población de Italia! Si vamos más allá de la mera estadística, sin embargo, descubriremos que los refugiados son mujeres y hombres, chicas y chicos que no son distintos a los miembros de nuestras familias y a nuestros amigos. Cada uno de ellos tiene un nombre, un rostro y una historia, como también el inalienable derecho de vivir en paz y de aspirar a un futuro mejor para sus propios hijos e hijas.

Ustedes han dedicado su Asociación Mundial a la memoria y ejemplo del Padre Pedro Arrupe, quien también fue fundador del Servicio Jesuita a Refugiados, la organización que ha estado acompañándoles durante esta pasada semana en Roma. Hace más de treinta y cinco años, el Padre Arrupe se sintió interpelado a actuar ante el clamor de los “boat people” survietnamitas que estaban a merced de los ataques de los piratas y de las tormentas en el Mar del Sur de China, mientras trataban desesperadamente de huir de la violencia en su patria. Lamentablemente, el mundo de hoy sigue envuelto en incontables conflictos. La terrible guerra de Siria, así como los conflictos civiles en Sudán del Sur y en otras partes del mundo, pueden parecer irresolubles. Esta es la razón por la que su reunión «para contemplar y actuar» sobre la cuestión de los refugiados es tan importante.

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Hoy más que nunca, con la guerra causando estragos por toda la creación de Dios, con cifras récord de refugiados que mueren al tratar de cruzar el Mediterráneo – que se ha convertido en un cementerio – y con los refugiados que languidecen durante años y años en campamentos, la Iglesia necesita recuperar la valentía y el ejemplo del Padre Pedro Arrupe.

Mediante su educación jesuita, ustedes han sido invitados a convertirse en «compañeros de Jesús» y, con San Ignacio de Loyola como guía, ustedes han sido enviados al mundo para ser mujeres y hombres para y junto a los otros. En este momento y lugar de la historia, hay una gran necesidad de hombres y mujeres que escuchen el clamor de los pobres y respondan con misericordia y generosidad.

En la clausura de la Jornada Mundial de la Juventud, en Cracovia, hace unas pocas semanas, dije a los jóvenes allí congregados que fueran valientes. Como egresados de escuelas jesuitas, ustedes también deben saber cómo ser valientes al responder a las necesidades de los refugiados en el mundo de hoy. Les será de ayuda recordar sus raíces ignacianas cuando se enfrenten a los problemas que tienen los refugiados. Deben ofrecer al Señor «toda su libertad, su memoria, su comprensión y su entera voluntad» mientras van entendiendo las causas de la migración forzosa y sirven a los refugiados en sus países.

A lo largo de este Año de la Misericordia, la Puerta Sagrada de la Basílica de San Pedro ha permanecido abierta como un recordatorio de que la Misericordia de Dios es para todos aquellos que se encuentran en necesidad, ahora y siempre. Millones de fieles han hecho la peregrinación aquí a la Puerta Sagrada y a iglesias en todo el mundo, recordando que la misericordia de Dios es para siempre y para todos. También con su ayuda, la Iglesia podrá responder más plenamente a la tragedia humana de los refugiados mediante actos de misericordia que promuevan su integración en el contexto europeo y más allá. Y es por eso que les animo a acoger a los refugiados en sus hogares y en sus comunidades, para que su primera imagen de Europa no sea la traumática experiencia de dormir en la fría calle, sino una cálida bienvenida humana. Recuerden que la auténtica hospitalidad es un valor profundo evangélico que alimenta el amor y que es nuestra mayor seguridad ante los odiosos actos de terrorismo.

Les apremio a aprovechar las alegrías y los éxitos, que su educación jesuita les ha dado, apoyando la educación de los refugiados en el mundo. Es una realidad preocupante que menos del cincuenta por ciento de la infancia refugiada tenga acceso a la educación primaria; una cifra que, por desgracia, cae al veintidós por ciento para los adolescentes matriculados en la secundaria, y a menos de un uno por ciento para los que tienen acceso a la educación universitaria. Juntos con el Servicio Jesuita a Refugiados pongan su misericordia en marcha y ayuden a transformar esta realidad educativa. Haciéndolo, construirán una Europa más fuerte y un futuro más brillante para los refugiados. Les agradezco su implicación en las dificultades que conlleva la acogida a los refugiados.

A ustedes se les abrieron muchas puertas gracias a su educación jesuita, mientras que los refugiados encuentran muchas puertas cerradas. Ustedes han aprendido mucho de los refugiados que han conocido. Cuando dejen Roma y regresen a sus hogares, les pido encarecidamente que ayuden a transformar sus comunidades en espacios de bienvenida donde todos los hijos de Dios tengan la oportunidad no solo de sobrevivir, sino de crecer, florecer y dar frutos.

Y a medida que perseveren en su obra de dar acogida y educación a los refugiados, piensen en la Sagrada Familia – María, José y el Niño Jesús – en su largo viaje a Egipto como refugiados, huyendo de la violencia y encontrando refugio entre extraños. Recuerden también las palabras de Jesús: «Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron» (Mt 25:35). Llévense hoy estas palabras y estos gestos con ustedes. Que les sirvan de aliento y consuelo. Por mi parte, asegurándoles mis oraciones, les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí.¡Gracias!

Fuentes: pedagogiaignaciana.com

Francisco: «Al Final la Gran Fiesta La Terminan Pagando los Pobres»

El Papa Francisco estuvo en Suecia. Allí, participó del encuentro ecuménico, llevado a cabo en el marco del 500º aniversario de la Reforma Luterana. Durante su discurso, se dirigió a los jóvenes y (como es ya costumbre) dio respuesta a inquietudes e historias que éstos le presentaban.

Queridos hermanos y hermanas:

Doy gracias a Dios por esta conmemoración conjunta de los 500 años de la Reforma, que estamos viviendo con espíritu renovado y siendo conscientes que la unidad entre los cristianos es una prioridad, porque reconocemos que entre nosotros es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.

El camino emprendido para lograrla es ya un gran don que Dios nos regala, y gracias a su ayuda estamos hoy aquí reunidos, luteranos y católicos, en espíritu de comunión, para dirigir nuestra mirada al único Señor, Jesucristo.

El diálogo entre nosotros ha permitido profundizar la comprensión recíproca, generar mutua confianza y confirmar el deseo de caminar hacia la comunión plena. Uno de los frutos que ha generado este diálogo es la colaboración entre distintas organizaciones de la Federación Luterana Mundial y de la Iglesia Católica.

Gracias a este nuevo clima de entendimiento, hoy Caritas Internationalis y Lutheran World Federation World Service firmarán una declaración común de acuerdos, con el fin de desarrollar y consolidar una cultura de colaboración para la promoción de la dignidad humana y de la justicia social.

Saludo cordialmente a los miembros de ambas organizaciones que, en un mundo fragmentado por guerras y conflictos, han sido y son un ejemplo luminoso de entrega y servicio al prójimo. Los exhorto a seguir adelante por el camino de la cooperación.

En Respuesta a algunas inquietudes

He escuchado con atención los testimonios, de cómo en medio de tantos desafíos entregan la vida día a día para construir un mundo que responda cada vez más a los designios de Dios, nuestro Padre.

Pranita se ha referido a la creación. Es cierto que toda la creación es una manifestación del inmenso amor de Dios para con nosotros; por eso, también por medio de los dones de la naturaleza nosotros podemos contemplar a Dios.

Comparto tu consternación por los abusos que dañan nuestro planeta, nuestra casa común, y que generan graves consecuencias también sobre el clima. Como bien lo has recordado, los mayores impactos recaen a menudo sobre las personas más vulnerables y con menos recursos, y son forzadas a emigrar para salvarse de los efectos de los cambios climáticos.

Como decimos en mi tierra: al final la gran fiesta la terminan pagando los pobres.

Todos somos responsables de la preservación de la creación, y de modo particular nosotros los cristianos. Nuestro estilo de vida, nuestros comportamientos deben ser coherentes con nuestra fe. Estamos llamados a cultivar una armonía con nosotros mismos y con los demás, pero también con Dios y con la obra de sus manos. Pranita, yo te animo a seguir adelante en tu compromiso en favor de la casa común, gracias.

Mons. Héctor Fabio nos ha informado del trabajo conjunto que católicos y luteranos realizan en Colombia. Es una buena noticia saber que los cristianos se unen para dar vida a procesos comunitarios y sociales de interés común.

Les pido una oración especial por esa tierra maravillosa para que, con la colaboración de todos, se pueda llegar finalmente a la paz, tan deseada y necesaria para una digna convivencia humana. Si miran a Jesús, Él no conoce límites. Que sea una oración que abrace también a todos los países en los que sigue habiendo graves situaciones de conflicto.

Marguerite ha llamado nuestra atención sobre el trabajo en favor de los niños víctimas de tantas atrocidades y el compromiso con la paz. Es algo admirable y, a su vez, un llamado a tomar en serio innumerables situaciones de vulnerabilidad que sufren tantas personas indefensas, aquellas que no tienen voz.

Lo que tú consideras como una misión, ha sido una semilla que ha generado abundantes frutos, y hoy, gracias a esta semilla, miles de niños pueden estudiar, crecer y recuperar la salud. Te doy las gracias por el hecho de que ahora, incluso en el exilio, sigues comunicando un mensaje de paz. Has dicho que todos los que te conocen piensan que lo que haces es una locura. Por supuesto, es la locura del amor a Dios y al prójimo.

Ojalá que se pudiera propagar esta locura, iluminada por la fe y la confianza en la Providencia. Sigue adelante y que esa voz de esperanza que escuchaste al inicio de tu aventura continúe animando tu corazón y el corazón de muchos jóvenes.

Rose, la más joven, ha manifestado un testimonio realmente conmovedor. Ha sabido sacar provecho al talento que Dios le ha dado a través del deporte. En lugar de malgastar sus fuerzas en situaciones adversas, las ha empleado en una vida fecunda.

Mientras escuchaba tu historia, me venía a la mente la vida de tantos jóvenes que necesitan de testimonios como el tuyo. Me gustaría recordar que todos pueden descubrir esa condición maravillosa de ser hijos de Dios y el privilegio de ser queridos y amados por él.

Rose, te agradezco de corazón tus esfuerzos y tus desvelos por animar a otras niñas a regresar a la escuela y, también, el que rece todos los días por la paz en el joven estado de Sudán del Sur, que tanto la necesita.

Seguir trabajando por un mundo mejor

Después de escuchar estos testimonios valientes, y que nos hacen pensar en nuestra propia vida y en el modo cómo respondo a las situaciones de necesidad que están a nuestro lado, quiero agradecer a todos los gobiernos que asisten a los refugiados, a los desplazados y a los que solicitan asilo, porque todas las acciones en favor de estas personas que tienen necesidad de protección representan un gran gesto de solidaridad y de reconocimiento de su dignidad.

Para nosotros cristianos, es una prioridad salir al encuentro de los desechados, porque son desechados en su patria, de los que son marginados de nuestro mundo, y hacer palpable la ternura y el amor misericordioso de Dios, que no descarta a nadie, sino que a todos acoge. ¡A nosotros cristianos hoy se nos pide protagonizar la revolución de la ternura!

Dentro de poco escucharemos el testimonio del Obispo Antoine, que vive en Alepo, ciudad extenuada por la guerra, donde se desprecia y se pisotean incluso los derechos más fundamentales.

Las noticias nos refieren cotidianamente el inefable sufrimiento causado por el conflicto sirio, por el conflicto de la amada Siria, que dura ya más de cinco años. En medio de tanta devastación, es verdaderamente heroico que permanezcan allí hombres y mujeres para prestar asistencia material y espiritual a quien tiene necesidad.

Es admirable también que tú, querido hermano Antoine, sigas trabajando en medio de tantos peligros para contarnos la dramática situación de los sirios. Cada uno de ellos está en nuestros corazones y en nuestra oración.

Imploremos la gracia de la conversión de los corazones de quienes tienen la responsabilidad de los destinos de aquella región y de todos los que intervienen en ella.

Queridos hermanos y hermanas, no nos dejemos abatir por las adversidades. Que estas historias y estos testigos nos motiven y nos den nuevo impulso para trabajar cada vez más unidos. Cuando volvamos a nuestras casas, llevemos el compromiso de realizar cada día un gesto de paz, un gesto de reconciliación, para ser testigos valientes y fieles de la esperanza cristiana.

Como sabemos la esperanza no defrauda.

Fuente: AICA

Francisco: «Las Religiones tienen que Ayudar a la Paz y al Diálogo»

En el vuelo en que regresó a Roma desde Georgia y Azerbaiyán, el Papa Francisco ofreció una conferencia de prensa en la que respondió a las preguntas de los más diversos temas.

Luego de su encuentro con el patriarca de Georgia, ¿ha visto el camino para una futura cooperación y un diálogo constructivo entre usted y entre las iglesias ortodoxas y católicas?

Yo tuve dos sorpresas en Georgia, una la misma Georgia: yo nunca me había imaginado tanta cultura, tanta fe, tanta cristiandad, un pueblo creyente y de una cultura cristiana muy antigua, un pueblo de muchos mártires. Descubrí una cosa que no conocía: lo grande de esta fe de Georgia.

La segunda sorpresa fue el patriarca: es un hombre de Dios, este hombre me conmovió. Las veces que lo encontré, salí con el corazón conmovido.

De las cosas que nos unen y nos separan, yo diría no ponerse a discutir las cosas de doctrina, esto dejarlo a los teólogos, ellos saben hacerlo mejor de nosotros, discuten y son buenos, tienen buena voluntad, los teólogos de una parte y de la otra.

¿Qué debemos hacer nosotros, el pueblo?

Rezar los unos por los otros. Y segundo, hacer cosas juntos: si hay pobres, trabajamos juntos por los pobres; si hay un problema y podemos solucionarlo juntos, lo solucionamos juntos. Hacer cosas buenas por los demás es el camino del ecumenismo, no sólo el camino de la doctrina. Comenzar a caminar juntos, con buena voluntad es lo que se debe hacer.

Después de haber hablado con todas estas personas que pueden cambiar la terrible historia entre Armenia y Azerbaiyán. ¿Qué cosa debe suceder para llegar a una paz permanente con todos los derechos humanos? ¿Cuáles son los problemas que ve Su Santidad en esto?

En dos discursos hablé de esto, en el último me referí al papel de las religiones para ayudar a esto. Creo que el único camino es el diálogo sincero, cara a cara… si no se puede llegar a esto se debe tener el coraje de ir a un tribunal internacional y someterse al juicio internacional. No veo otra forma. Lo otro es la guerra, pero la guerra destruye siempre, con la guerra se pierde todo. Y para los cristianos la oración, orar por la paz.

Piensen ustedes que los tres países caucásicos tienen problemas: Georgia tiene un problema con Rusia, no se conoce tanto, pero hay un problema, y que puede crecer no se sabe. Armenia es un país sin fronteras abiertas, tiene problema con Azerbaiyán, y se debe ir a un tribunal internacional. Si no se da el diálogo y la negociación no hay otra salida, y la oración, la oración por la paz.

Usted habló de una guerra mundial contra el matrimonio, en esta guerra usó palabras muy fuertes en contra del divorcio. Dijo que ensucia la imagen de Dios, mientras que en los meses pasados y durante el sínodo, se había hablado de una acogida para los divorciados. Quiero saber ¿De qué manera se lleva esta acogida?

Sí, todo lo que dije ayer con otras palabras, porque hablé improvisadamente, está en la (exhortación apostólica) Amoris Laetitia, todo. Cuando se habla del matrimonio como unión del hombre y de la mujer, como lo ha hecho Dios, a la imagen de Dios, es hombre y mujer.

La imagen de Dios no es el hombre, es el hombre con la mujer, juntos, que son una sola carne cuando se unen en matrimonio, esta es la verdad. Es verdad que en esta cultura de conflictos, con tantos problemas no bien gestionados, es también filosofía de hoy, hago esto, cuando me canso hago otra cosa, luego hago una tercera, luego hago una cuarta. Debemos estar atentos a no dejar entrar en nosotros estas ideas.

Pero primero, el matrimonio es imagen de Dios, hombre y mujer en una sola carne, cuando se destruye esto se ensucia o se desfigura la imagen de Dios. Luego la Amoris Laetitia habla de cómo tratar estos casos, cómo tratar a las familias heridas y ahí entra la misericordia.

Hay una oración muy bella de la Iglesia que la hemos rezado la semana pasada y decía así: ‘Dios, que tan maravillosamente creaste el mundo, y más maravillosamente lo has recreado’. En los matrimonios y parejas heridas, entra la misericordia. El principio es ese: la debilidad humana existe, el pecado existe, pero siempre la última palabra es la misericordia; no la debilidad o el pecado.

En Amoris Laetitia, todos van al capítulo 8. No. Se debe leer del inicio al final. Para mí el centro, el núcleo de la Amoris Laetitia es el capítulo cuarto, sirve para toda la vida, pero se debe leer toda, y re-leerla toda y discutirla toda, es todo un conjunto.

En ese mismo discurso de ayer en Georgia, habló como en muchos otros países, de la teoría de género, diciendo que es el gran enemigo y una amenaza contra el matrimonio. Pero me gustaría preguntar ¿Qué cosa diría a una persona que sufrió por años con su sexualidad?

Antes que nada, yo acompañé en mi vida como sacerdote, obispo y también como Papa, a personas con tendencia homosexual y también con prácticas homosexuales. Nunca abandoné a nadie, esto que quede claro.

Las personas se deben acompañar como las acompaña Jesús. Cuando una persona que tiene esta condición llega hasta Jesús, Jesús no le dirá ‘vete porque eres homosexual’. No. Lo que yo he dicho, es esa maldad que hoy se hace en el adoctrinamiento de la teoría del género.

Me contaba un papá francés que en la mesa hablaba con los hijos, católicos ellos y la esposa, católicos no tan comprometidos, pero católicos; y le preguntaba al niño de 10 años, ‘¿Tú qué quieres ser cuando seas grande?’ ‘Una muchacha’. El papá se acordó que el libro del colegio enseñaba la teoría del género, y esto va contra las cosas naturales.

Una cosa es que una persona tenga esta tendencia, esta opción, e incluso que cambie de sexo, y otra cosa es la enseñanza en la escuela en esta línea para cambiar la mentalidad. A esto yo llamo colonizaciones ideológicas.

El año pasado recibí una carta de un español que me contaba su historia de niño y joven. Era una niña, una muchacha. Sufrió mucho porque él se sentía muchacho, pero era físicamente muchacha. Le contó a la mamá recién a los 20, 22 años. Le dijo que tenía la voluntad de hacerse la intervención quirúrgica y el resto de los procedimientos, pero la madre le pidió que no lo hiciera mientras ella estuviera viva. La anciana murió de repente.

Una vez que se hizo la intervención, fue a ver al obispo que lo acompañó mucho. Un buen obispo que ‘perdía tiempo’ para acompañar a este hombre.

Luego se casó, cambió su identidad civil y me escribió una carta y para él era un consuelo venir con su esposa. Los recibí. Estaban contentos.

En el barrio donde él vivía había un viejo sacerdote de unos 80 años, que había dejado la parroquia y ayudaba allí a las religiosas. Y estaba el nuevo. Cuando el nuevo lo veía, le gritaba desde la vereda: ‘Irás al infierno’, Cuando encontraba al viejo este lo veía y le preguntaba: ‘¿hace cuánto que no te confiesas? Vamos que te confieso para que puedas recibir la comunión’. ¿Se entendió?

La vida es la vida y las cosas se deben tomar como vienen. Debemos estar atentos, no decir a todos lo mism. Cada caso se debe acoger, acompañar, estudiar, discernir e integrar. Esto es lo que haría Jesús hoy.

Por favor no digan ‘el Papa santificará a los trans’. Por favor. Porque ya veo los titulares de los diarios. No, no. Si hay alguna duda en lo que dije, quiero ser claro: es un problema de moral, es un problema humano y se debe resolver como se puede, siempre con la misericordia de Dios, con la verdad, como hemos hablado en el caso del matrimonio, leyendo toda la Amoris Laetitia. Siempre así, con el corazón abierto.

¿Cuándo hará nuevos cardenales?, ¿Cuáles son los criterios que se inspira para esta elección?, La segunda más seria, pública, digamos de italianos ¿Cuándo irá al encuentro del pueblo del terremoto y cuál será la característica de esta visita?

Para la segunda se han propuestos dos fechas posibles, la tercera la recuerdo es el primer domingo de adviento, y yo he dicho que cuando regrese escogeré la fecha. Lo haré privadamente, sólo, como sacerdote, como obispo, como Papa.

Sobre los cardenales, los criterios serán los mismos de dos cónclaves. La lista es larga, pero hay solo 13 puestos. Se debe pensar en hacer un equilibrio, pero a mí me gusta que se vea en el Colegio Cardenalicio la universalidad de la Iglesia, no solo el centro europeo. No hay fecha todavía

¿Cuál es su candidato favorito, o cuáles son las personas u organizaciones, que merecen más reconocimiento para ganar el Premio Nobel de la Paz?

Hay muchas personas que viven para hacer la guerra, para la venta de armas, para matar, así como también hay tanta gente que trabaja por la paz. Son tantos que yo no puedo decir cuál.

Escoger entre tanta gente que hoy trabaja por la Paz es muy difícil, usted ha mencionado algunos y son muchos, pero siempre hay una inquietud de dar un premio por la Paz. Yo quisiera que también a nivel internacional, dejando de lado el Premio Nobel de la Paz, hubiese un recuerdo, un reconocimiento, una declaración sobre los niños, sobre los discapacitados, sobre los menores de edad, sobre los civiles muertos bajo las bombas. Creo que esto es un pecado enorme contra Jesucristo porque la carne de esos niños, de esa gente enferma, los ancianos, los indefensos son la carne de Cristo.

Por las víctimas de la guerra debemos, como humanidad, decir algo y tomar conciencia que arrojar sobre un hospital de niños una bomba donde mueren 30, 40, en una escuela, es una tragedia de nuestros días.

¿Cómo aconsejaría usted a los fieles estadounidenses y que sabiduría les da para que ellos mantengan en mente en el siguiente mes cuando ocurran las elecciones?

En campaña electoral yo nunca digo una palabra. El pueblo es soberano y solo diré estudien bien la propuesta, oren y elijan en consciencia.

Luego salgo del problema y voy a una ficción, porque no quiero hablar de un problema concreto. Cuando sucede en un país, que hay dos, tres, cuatro candidatos que no convencen a todos, significa que no hay tanta cultura política. Uno de los trabajos de la Iglesia y también de la enseñanza en su facultad, es de educar esta cultura política.

Hay países, pienso en América Latina, que sestán muy politizados y no tienen cultura política, son de un partido, de esto y el otro, pero efectivamente sin un pensamiento claro sobre la base y las propuestas.

¿Por qué hace viajes breves pero intensos a lugares donde hay pocos católicos?

Esto me la han dicho luego del primer viaje a Albania, ¿Por qué usted eligió ir a Albania, en el primer viaje en Europa un país que no es de la Unión Europea?, luego fui a Sarajevo que no es de la Unión Europea.

El primer país de la Unión Europea que fui fue Grecia, a la Isla de Lesbos, y fue el primero, y por qué hacer viajes en estos países. Estos tres son caucásicos, los tres presidentes vinieron al Vaticano a invitarme con fuerza, los tres tienen un actuar religioso diverso.

Los armenios son, y esto sin ofender, son buenos en su armenidad, tienen una historia y son cristianos la gran mayoría, casi todos, cristianos apostólicos, cristianos católicos, un poco de cristianos evangélicos, pocos.

Georgia es un país cristiano, totalmente cristiano pero ortodoxo, lo católicos son pocos, son un grupo, pero son ortodoxos, pero Azerbaiyán es un país creo que el 96 o 97 por ciento musulmán, cerca de 10 millones, los católicos son a lo mucho 600, pocos. ¿Y yo por qué voy ahí? Por los católicos, para ir a la periferia de una comunidad católica, propio de la periferia, pequeña.

En Azerbaiyán existe un gran respeto religioso, hay una gran libertad religiosa, esto es verdad lo he dicho en el discurso, y estos países son países periféricos, como Albania, Bosnia Herzegovina. Yo lo dije, la realidad se entiende mejor y se ve mejor desde la periferia que desde el centro, es por esto que elijo eso. Pero esto no quita la posibilidad de ir a un gran país como Portugal, Francia.

Fuente: AICA

Intenciones del Papa para cada mes

El Papa Francisco ha encomendado al Apostolado de la Oración la difusión de las intenciones de oración para cada mes. Además, las intenciones vienen acompañada de un vídeo con una breve explicación.

DICIEMBRE

Universal – Niños soldados.

Para que en ninguna parte del mundo existan niños soldados.

Por la Evangelización – Pueblos de Europa.

Para que los pueblos de Europa redescubran la belleza, la bondad y la verdad del Evangelio que dan alegría y esperanza a la vida.

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NOVIEMBRE

Universal – Países acogiendo a refugiados.

Que los países que acogen a gran número de refugiados y desplazados, sean apoyados en su esfuerzo de solidaridad.

Por la Evangelización – Colaboración entre sacerdotes y laicos.

Para que en las Parroquias, sacerdotes y laicos, colaboren juntos en el servicio a la comunidad sin caer en la tentación del desaliento.

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OCTUBRE

Universal – Periodistas.

Para que los periodistas, en el ejercicio de su profesión, estén siempre motivados por el respeto a la verdad y un fuerte sentido ético.

Por la Evangelización – Jornada Mundial de las Misiones.

Para que la Jornada Mundial de las Misiones renueve en todas las comunidades cristianas la alegría y la responsabilidad de anunciar el Evangelio.

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SEPTIEMBRE

Universal – Para una sociedad más humana.

Para que cada uno contribuya al bien común y a la construcción de una sociedad que ponga al centro la persona humana.

Por la Evangelización – La misión evangelizadora de los cristianos.

Para que los cristianos, participando en los Sacramentos y meditando la Sagrada Escritura lleguen a ser siempre más conscientes de su misión evangelizadora.

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AGOSTO

Universal – Deporte y fraternidad.

Que el deporte fomente el encuentro fraternal entre los pueblos y contribuya a la paz en el mundo.

Por la Evangelización – Vivir el Evangelio.

Para que los cristianos vivan la exigencia del Evangelio dando testimonio de fe, honestidad y amor al prójimo.

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JULIO

Universal – Respeto de los pueblos indígenas.

Que sean respetados los pueblos indígenas amenazados en su identidad y hasta en su misma existencia.

Por la Evangelización – La misión continental en Latina y el Caribe.

Que la Iglesia de América Latina y el Caribe, a través de la misión continental, anuncie, con ímpetu y entusiasmo renovado, el Evangelio.

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JUNIO

Universal – Solidaridad en las ciudades.

Para que los ancianos, marginados y las personas solitarias encuentren, incluso en las grandes ciudades, oportunidades de encuentro y solidaridad.

Por la Evangelización – Seminaristas y novicios.

Que los seminaristas, los novicios y novicias tengan formadores que vivan la alegría del Evangelio y les preparen con sabiduría para su misión.

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MAYO

Universal – Las mujeres en la sociedad.

Para que en todos los países del mundo las mujeres sean honradas y respetadas y sea valorizado su imprescindible aporte social.

Por la Evangelización – El Rosario.

Para que se difunda en las familias, comunidades y grupos, la práctica de rezar el santo Rosario por la evangelización y por la paz.

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ABRIL

Universal – Pequeños agricultores.

Que los pequeños agricultores, reciban una remuneración justa por su precioso trabajo.

Por la Evangelización – Cristianos de África.

Que los cristianos de África en medio de conflictos político-religiosos, sepan dar testimonio de su amor y fe en Jesucristo.

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MARZO

Universal – Familias en dificultad.

Para que las familias en dificultad reciban los apoyos necesarios y los niños puedan crecer en ambientes sanos y serenos.

Por la Evangelización – Cristianos perseguidos.

Que los cristianos discriminados o perseguidos a causa de su fe, se mantengan firmes en las pruebas guardando la fidelidad al Evangelio, gracias a la oración incesante de toda la Iglesia.

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FEBRERO

Universal – El respeto a la Creación.

Que cuidemos de la creación, recibida como un don que hay que cultivar y proteger para las generaciones futuras.

Por la Evangelización – Pueblos de Asia y fe cristiana.

Para que aumente la oportunidad de diálogo y de encuentro entre la fe cristiana y los pueblos de Asia.

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ENERO

Universal – Diálogo interreligioso

Que el diálogo sincero entre hombres y mujeres de diversas religiones, conlleve frutos de paz y justicia.

Por la Evangelización – Unidad de los cristianos.

Para que mediante el diálogo y la caridad fraterna, con la gracia del Espíritu Santo, se superen las divisiones entre los cristianos.

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Francisco Invita a los Sacerdotes a Profundizar en el Discernimiento

Durante su estadía en Polonia con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco se hay reunido con los jesuitas y allí los invitó a practicar y profundizar en la enseñanza del discernimiento, especialmente en favor de la formación de sacerdotes diocesanos. Al mismo tiempo, les dio algunos ‘tips’ para tratar con los jóvenes.

“Les pido que trabajen con los seminaristas –ha dicho el Papa a los jesuitas–. Sobre todo denles lo que nosotros hemos recibido de los Ejercicios: la sabiduría del discernimiento. La Iglesia hoy necesita crecer en la capacidad de discernimiento espiritual. Algunos planos de formación sacerdotal corren el peligro de educar a la luz de ideas demasiado claras y distintas, y por lo tanto actuar con los límites y criterios definidos rígidamente a priori, que prescinden de las situaciones concretas: “Se debe hacer esto, no se debe hacer aquello…” Y por lo tanto los seminaristas, cuando se convierten en sacerdotes, se encuentran en dificultad al acompañar en la vida a tantos jóvenes y adultos. Porque muchos preguntan: “¿Esto se puede o no se puede?”. Y mucha gente sale del confesionario decepcionada. No porque el sacerdote sea malo, sino porque no tiene la capacidad de analizar las situaciones, de acompañar en el discernimiento auténtico. No ha tenido la formación necesaria”.

“Hoy la Iglesia –ha continuado Francisco– necesita crecer en el discernimiento, en la capacidad de discernir. Y sobre todo los sacerdotes tienen de verdad necesidad para su ministerio. Por eso es necesario enseñar a los seminaristas y a los sacerdotes en formación: serán ellos a recibir normalmente las confesiones de la conciencia de los fieles. La dirección espiritual no es un carisma solamente sacerdotal, sino laical, es verdad. Pero, repito, es necesario enseñar esto sobre todo a los sacerdotes, ayudarles a la luz de los Ejercicios en la dinámica del discernimiento pastoral, que respeta el derecho pero sabe ir más allá. Esto es un deber importante para la Compañía”.

Además, el Papa expresó más tarde que quedó particularmente sorprendido por un pensamiento del padre Hugo Rahner: “¡Él pensaba claro y escribía claro! Hugo decía que el jesuita debería ser un hombre sobrenatural, es decir, debería estar dotado de un sentido de lo divino y lo diabólico relativo a los acontecimientos de la vida humana y de la historia. El jesuita debe ser por lo tanto capaz de discernir ya sea en el campo de Dios como en el del diablo. Por esto en los Ejercicios, San Ignacio pide ser introducido tanto a las intenciones del Señor de la vida como aquellas del enemigo de la naturaleza humana y a sus engaños”.

“Es audaz, es verdaderamente audaz –ha explicado Francisco– lo que escribió pero es justo esto el discernimiento. Es necesario formar a los futuros sacerdotes no con ideas generales y abstractas que son claras en su vida concreta. Es necesario entender esto: en la vida no todo es blanco o negro. ¡No! En la vida prevalecen los grises. Es necesario entonces enseñar a discernir en este gris”.

El Pontífice ha hablado también de las preguntas que le habían hecho algunos jóvenes de la JMJ con los cuales se había sentado en la mesa ese día. “Hoy durante el almuerzo me han hecho algunas preguntas… Me han preguntado incluso cómo me confieso. No tienen pudor. Hacen preguntas directas. Y a un joven hay que responderle siempre con la verdad. Hoy durante el almuerzo en un momento determinado hemos comenzado a hablar de la confesión. Un joven me ha preguntado: ‘¿Usted cómo se confiesa?’ Y ha comenzado a hablarme de él. Me ha dicho: -“En mi pueblo ha habido escándalos relacionados con los sacerdotes y nosotros no hemos tenido la valentía de confesarnos con el cura que había vivido aquellos escándalos. No consigo hacerlo’. Mirad: te dicen la verdad, a veces te regañan…”.

“Los jóvenes hablan directamente –ha continuado Francisco con los jesuitas–. Quieren la verdad o al menos un claro ’no sé cómo responderte’. No hace falta encontrar subterfugios con los jóvenes. Al igual que con la oración. Me han pedido: ‘¿Usted cómo reza?’ Si tú respondes una teoría se quedan decepcionados. Los jóvenes son generosos. Pero el trabajo con ellos tiene que valerse de gran paciencia, tanta paciencia. Uno me ha preguntado hoy: ‘¿Qué tengo que decir a un amigo o una amiga que no cree en Dios para que pueda convertirse en creyente?’ Aquí está: se ve que a veces los jóvenes necesitan ’recetas’. Entonces hay que estar preparados para corregir este comportamiento de petición de recetas y de respuestas listas. Yo le he respondido: ’Mira que la última cosa que tienes que hacer es decir algo. Comienza a hacer algo. Y después será él o ella el que te pedirá explicaciones sobre como vives y por qué’. Es necesario ser directos, directos con la verdad”.

Fuente: Vatican Insider