Fundación Jesuitas Uruguay: tu Acción Cristiana

Fundación Jesuitas Uruguay es una fundación que potencia la acción organizada de jesuitas y colaboradores en la construcción de una sociedad más justa. Trabaja para multiplicar la solidaridad y acercar las diferentes obras de la Compañía de Jesús, a quienes se sienten identificados con su misión.

Procuran, canalizan y gestionan en forma eficiente, recursos para sostener y mejorar las obras educativas, sociales y religiosas de la Compañía de Jesús en Uruguay.

Analizan la realidad, identificando prioridades y generando respuestas eficaces para superar desafíos que enfrenta la sociedad.

Para ello, se ha Formado un ámbito de trabajo sistemático y concreto para transformar nuestra vocación de servicio como laicos o religiosos en hechos positivos para otras personas.

Las obras que forman parte de Fundación Jesuitas son: Fe y Alegría Uruguay, la Universidad Católica del Uruguay, el Colegio Seminario, la Parroquia de Fátima, el Colegio Monseñor Isasa, El Colegio San Javier de Tacuarembó, el Centro de Espiritualidad Manresa y la Parroquia San Ignacio de Loyola.

A su vez, Fundación Jesuitas Uruguay ha difundido un vídeo llamado ‘Tu acción cristiana’ en el que, voluntarios de las distintas obras comparten su experiencia y el sentido que le dan a su servicio.

XXXIII Asamblea de la CPAL

Los Provinciales de las provincias pertenecientes a la Conferencia Jesuita de América Latina y el Caribe (CPAL) estuvieron reunidos en Ecuador del 9 al 12 de Mayo y comparten aquí lo ocurrido durante el encuentro.

Queridos compañeros y compañeras del Cuerpo Apostólico:

Desde el martes 9 al viernes 12 mayo de 2017, los provinciales de América Latina nos reunimos en la casa de retiros San Luis Checa – Ecuador, en la XXXIII Asamblea de la CPAL. Esta vez nos acompañaron Gabriel Ignacio Rodríguez y Claudio Paul, asistentes del padre general para América Latina, Rafael Moreno, asistente Paul Martin, superior regional de Guyana, François Kawas, representante de Haití e Inacio Luis Rhoden, superior de la plataforma de la amazonia de Brasil. Por Colombia asistió Víctor Martínez, viceprovincial, quien tomó el lugar del Carlos Eduardo Correa quien se recupera de una cirugía cardíaca y a quien tuvimos presente todo el encuentro. Queremos acercarnos a todos ustedes compartiendo la memoria de los días vividos en fraternidad y alegría, en medio de nuestras preocupaciones y esperanzas en la misión encomendada.

Resaltamos del día martes el trabajo realizado sobre los resultados de “imPACtando”, del cual agradecemos mucho la labor realizada por todos los participantes de esta experiencia y muy especialmente del equipo ejecutivo de la CPAL, que se dedicó a sintetizar y organizar los resultados de todo el trabajo llevado adelante. Valoramos positivamente el modo en que el equipo ejecutivo realizó la síntesis del trabajo de “imPACtando” y la presentación para su estudio. Nos centramos en los elementos sugeridos para las prioridades, y de esto un punto importante es la atención que debemos prestar al cómo hacemos lo que hacemos o queremos hacer, la revisión de nuestros estilos de vida y el llamado a la conversión que la misión nos hace. De esta manera, en sintonía con la Congregación General XXXVI, revisar el cómo, o el modo de proceder es un llamado fundamental para asumir las exigencias de la misión.

El día miércoles centramos nuestras deliberaciones en torno a la propuesta de reorganización del Equipo Ejecutivo de la CPAL, orientados por: la reflexión en torno a la pertinencia o no de la organización por sectores, de cara a responder a las necesidades de nuestra misión hoy; la optimización de los recursos y el trabajo en red como clave del modo de asumir la misión. De estas reflexiones se aprobó la propuesta de reducir el número de delegados y sus funciones, quedando organizados de la siguiente manera: Álvaro Dávalos, delegado de recursos y secretario; Rafael Moreno, delegado para la misión ad extra y Herman Rodríguez Osorio, delegado para el cuidado del Cuerpo Apostólico. También tuvimos la oportunidad de compartir por asistencia nuestra misión como provinciales, nuestras experiencias y sentir interno, lo cual nos unió en ánimos y nos brindó solidaridad en nuestros servicios como superiores mayores.

La deliberación intensa y enriquecedora sobre la reforma de los estatutos de la CPAL marcó la pauta del día jueves. Constatamos que el cambio dinámico de la realidad nos pone en sintonía con la Compañía universal en sus planteamientos sobre la renovación de las estructuras de gobierno. Un aspecto importante de esta deliberación fue el celo expresado en el conjunto de opiniones en torno a poder ofrecer lo mejor para el proceso formativo de nuestros estudiantes, de manera que los mismos puedan contar con el apoyo necesario para su crecimiento tanto en el desarrollo personal como para la incorporación a la Compañía de Jesús. Durante este día también se presentó la oportunidad de compartir inquietudes particulares de parte de los provinciales y se escucharon orientaciones en torno a las mismas.

Para abordar la revisión de los cuadernos de los CIFs, el día viernes nos acompañaron Edison de Lima, Fernando Polanco, Humberto José Sánchez, rectores de los mismos en Brasil, Chile y Colombia respectivamente, junto a Juan Miguel Zaldúa, delegado de formación de la CPAL. Se presentaron las consideraciones pertinentes en torno a las actualizaciones necesarias y una vez más, el diálogo franco, la reflexión conjunta, el discernimiento común y la escucha atenta se hicieron presentes, sin dejar de lado las diferencias naturales de la diversidad de opiniones y de consideraciones. Luego, abordamos el informe económico del año 2016 y se aprobó el presupuesto para el año 2017. Finalizamos con un diálogo abierto con los asistentes del padre general para las dos asistencias de América Latina y algunas informaciones varias.

Cabe destacar que las oraciones y celebraciones de la Cena del Señor diarias nos ayudaron a vivir comunitariamente todo el proceso de la Asamblea, buscando siempre la voluntad del Señor. También tuvimos presente la preocupante situación venezolana, la cual fue compartida por el provincial de Venezuela en diversos ambientes de escucha y oración.

Agradecemos de corazón a la provincia ecuatoriana, al provincial Gustavo Calderón, al socio Francisco Echeverría, a todo el equipo de la curia y de la casa San José, y a todos los que nos recibieron con generosa hospitalidad y nos brindaron su esmerada atención, Dios les retribuya con muchas bendiciones.

Pedimos a la virgen de Fátima que nos ponga al lado de su Hijo para en todo amar y servir.

Fuente: CPAL SJ

 

Sobrevivir en Tiempos de Moderna Aceleración

Sobre una época en la que todo pasa y se sucede con la velocidad de un zumbido.

Una de las noticias más comentadas la semana pasada fue la conmemoración del XXV aniversario de la inauguración del tren de Alta Velocidad Española (AVE). Todos se apuntaron a la conmemoración y todos parecían celebrar las bondades del invento, pero no sólo como recurso estratégico para el liderazgo turístico o el crecimiento económico, sino como metáfora de un tiempo de moderna aceleración. Como sociedad y como generación, recordábamos algo más que la apertura de una línea férrea, celebrábamos la confirmación de nuestra acelerada instalación en la modernidad.

Aunque podemos analizar esta celebración releyendo a Bauman y la contraposición que realiza entre el peregrino y el turista, quisiera recuperar los comentarios que Byung-Chul Han hace sobre la aceleración cuando se plantea el paso de la “época del marchar” a la “época del zumbido”. Como bien saben los usuarios del AVE, hay momentos de aceleración en los que solo se suceden zumbidos.

A Han le resulta útil la distinción de Bauman cuando hace una fenomenología de los andares, como si el andar del peregrino y el andar del turista describieran dos formas distintas de sentir y estar en el mundo. Mientras que el turista consume y surfea vivencias por el mundo, el peregrino las transforma y convierte en experiencias; mientras que el primero representa un tiempo de rapidez y aceleración, este segundo deja tiempo para la demora, la contemplación y el contacto con la naturaleza.

No se conforma con esta distinción porque considera que los tiempos de la moderna aceleración están siendo desplazados por los tiempos del posmoderno deambular. ¿Qué sucedía en los tiempos de la acelerada modernidad?

“En la modernidad… La narración del progreso o la libertad otorga al tiempo un sentido y una significación. La aceleración resulta sensata y deseable en virtud de un objetivo que se espera tenga lugar en el futuro. Se deja integrar en la narración sin problemas. De ahí que los progresos técnicos vayan acompañados de una narración prácticamente religiosa. Estos deben acelerar la llegada de la salvación futura. En este sentido, el ferrocarril se sacralizará como máquina del tiempo capaz de alcanzar más rápido el ansiado futuro en el presente…. “(p. 51)

La aceleración de los tiempos modernos está asociada a incrementos progresivos de la velocidad, sin preguntarnos últimamente por el sentido o valor de la meta que perseguimos. De esta forma asistimos a cambios y alteraciones radicales en las narrativas o relatos. Incluso se cuestiona el sentido mismo de la aceleración, del progreso y de la modernidad. Al perder sentido, orientación y valor, la aceleración se transforma en atolondramiento:

“Uno de los síntomas de esta desnarrativización es el vago sentimiento de que la vida se acelera, cuando en realidad no hay nada que lo haga. Si se observa con detenimiento, se verá que se trata de una sensación de atolondramiento. La verdadera aceleración presupone un proceso con una dirección. La desnarrativización, sin embargo, genera un movimiento sin guía alguna, sin dirección, un zumbido indiferente a la aceleración…” (56)

Como metáfora de aceleración que se transforma en atolondramiento, el desarrollo del AVE ha dejado atrás no sólo formas distintas de viajar sino de situarse en el mundo. Además de nuestra obsesión por la aceleración y la velocidad también estamos obsesionados por la puntualidad, como si tuviéramos que quemar etapas en la vida y no quisiéramos perdernos nada. Como si vivir más rápidos y hacer más cosas fuera sinónimo de alcanzar una vida buena y un vivir mejor:

“La sensación de que el tiempo pasa mucho más rápido que antes tiene su origen en que la gente, hoy en día, ya no es capaz de demorarse, en que la experiencia de la duración es cada vez más insólita. Se considera, de manera equivocada, que el sentimiento de atolondramiento responde al miedo de “perderse algo” (p. 56).

Citando las investigaciones de Harmut Rosa, Han recuerda: “El miedo a perderse cosas (valiosas), y el consecuente deseo de intensificar el ritmo vital, (..) son el resultado de un programa cultural desarrollado en la modernidad que consiste, a partir de la aceleración, del “disfrute de las opciones del mundo”, es decir, el aumento de la cuota de vivencias, en hacer que la propia vida sea más plena y rica en vivencias e incluso de este modo alcanzar una “buena vida”. La promesa cultural de la aceleración se fundamenta en esta idea, y tiene como consecuencia que los sujetos quieran vivir más rápidos.” (p. 57)

Hemos integrado estas consideraciones sobre la aceleración de tal forma que nos arriesgamos a que nuestra vida también pase como un zumbido. Desde la comida rápida al robot multitarea pasando por la instantaneidad de la comunicación, corremos el peligro de olvidar que una vida vivida aceleradamente no es, necesariamente, una vida más plena: “Quien intenta vivir con más rapidez, también acaba muriendo más rápido. La experiencia de la duración, y no el número de vivencias, hace que una vida sea plena. Una sucesión veloz de acontecimientos no da lugar a ninguna duración… Una vida a toda velocidad, sin perdurabilidad ni lentitud, marcada por vivencias fugaces, repentinas y pasajeras, por más alta que sea la “cuota de vivencias”, seguirá siendo una vida corta….”(p. 57-58)

Fuente: Entre Paréntesis

Amores Virtuales

La inmersión de las Nuevas Tecnologías en nuestras vidas ha influido en el modo en que relacionamos generando algunas tensiones con el tiempo y el espacio que necesitan los procesos afectivos.

Por Marta Porta, HVN

Muchas veces cuando comenzamos a experimentar las cosas del amor, casi todo sucede en línea. Comienza con un me gusta, sigue con un chat. Entonces hablemos del fenómeno virtual en el mundo afectivo. Más particularmente en las relaciones amorosas que nacen, se crean o se sostienen en la red. Creo que asistimos a una innegable construcción. Está entre nosotros y nos atraviesa. El gesto más cariñoso puede expresarse en un mensaje y la indiferencia más fría puede sentirse en el silencio de un visto. La palabra puede tener una fuerza poderosa para armar o desarmar un vínculo cuando cliqueamos «enviar». Señales con una fuerza imparable que cuelgan las relaciones en la nube y nos atrapan en un mundo afectivo potencialmente imaginario donde casi todo es posible.

Pero, ¿qué sucede con el amor? El necesita expresarse realmente. Los sentidos (ver, tocar, gustar, oír, oler) son las puertas que abren a los afectos. Son las primeras «palabras» de nuestro lenguaje afectivo.

El deseo de amar a un otro de carne y hueso distinto de mi implica salir de lo virtual para entrar en el mundo real del corazón humano. Donde las emociones y los afectos no son sólo ilusiones. Allí la frustración, esa experiencia de que las cosas no suceden como las imaginamos, nos incómoda, nos entristece. En el corazón nos encontramos heridos y vulnerables, pero también dignos y capaces de amar y ser amados. Allí, en lo escondido y profundo del corazón que se deja tocar por el amor aparece nuestra verdadera identidad. Allí se da lo posible, que alguna vez quizás sea doloroso.

¡Anímate! A cruzar la frontera de la red. A asumir el desafío y la construcción del amor humano.

Es verdad: puede ser más trabajoso. Puede ser más largo. Porque las relaciones necesitan tiempo, lugares, gestos. Necesitan de lo real.

Fuente: Pastoral SJ

Religiones como Parte de la Solución y No del Problema

La experiencia de diálogo y construcción conjunta entre las religiones como un hecho enriquecedor y necesario dentro de sociedades plagadas de conflictos.

Por Ignacio Sepúlveda

¿Las religiones son parte del problema de nuestra sociedad o de la solución?

Hace unos pocos días tuvimos la oportunidad de escuchar el discurso que el Papa Francisco dio en la Universidad de Al-Azhar, en el Cairo. Allí el Papa habló de la importancia de la educación para generar una cultura del encuentro y del diálogo que promoviera la paz y el entendimiento. Frente al problema de la violencia y la incomprensión, las religiones debían ser parte de la solución y no del problema.

Según el Papa, cualquier diálogo, pero específicamente el diálogo interreligioso, debe tener tres requisitos esenciales: el deber de la identidad, la valentía de la alteridad y la sinceridad de las intenciones. Claramente no se puede dialogar con el otro si primeramente no se reconoce y asume lo propio. El diálogo generado desde las ambigüedades y de la falta de claridad tiene poco fututo. La valentía de la alteridad nos conduce a reconocer y vivir que el otro no es un enemigo (o el infierno, como diría Sartre), sino alguien con el que hago camino y con el que puedo construir comunidad pese a las diferencias. Por último, Francisco insiste en la sinceridad de las intenciones. Una condición esencial del diálogo es la búsqueda de la verdad común. Si se establece un diálogo con segundas intenciones, hay algo que ya falla desde el inicio. El diálogo busca el encuentro pese a las diferencias.

Dialogar en nuestras sociedades

Hoy nos encontramos con que en un mismo espacio convivimos personas con distintas maneras de comprender y de responder a los problemas del mundo, de la economía, de la sociedad, de la organización política. Ya no existe un solo paradigma que dé respuesta a los desafíos del mundo. Esta experiencia de pluralismo y diversidad también se vive en el espacio religioso: el tiempo en que todos compartíamos una misma mirada común sobre el sentido de la vida y la apertura a la trascendencia ha desaparecido. Nuestras sociedades, seculares en muchos aspectos, se han visto transformadas por la fragmentación y privatización de los credos tradicionales. Junto con lo anterior, y de la mano del fenómeno de la inmigración, otras doctrinas comprensivas del bien, entre ellas el Islam, están presentes en nuestra realidad. Es decir, el diálogo interreligioso ya no es algo que lejano, sino que ha comenzado a ser parte de nuestra vida. Esta nueva situación de pluralismo religioso plantea un desafío: ¿qué pueden hacer las religiones para ser un elemento integrador y generador de justicia en la sociedad?

Construir en justicia y solidaridad

En estos tiempos difíciles que vivimos –marcados por los vaivenes de la economía, el paro, la violencia, los populismos, etc.- las religiones pueden ser un enorme aporte para la construcción del hogar común. Vale la pena recordar que en la mayoría de las grandes religiones –de occidente y oriente- la relación con el otro desde la solidaridad es fundamental. Esto implica que la relación con la divinidad pasa necesariamente por la solidaridad y el encuentro con el otro. Esta es la razón por la que en el mundo religioso es tan fácil encontrar instituciones destinadas a la ayuda del que sufre.

El diálogo interreligioso en sociedades pluralistas como las nuestras, debe tomar como uno de sus desafíos principales la construcción de horizontes de justicia común. Esto significa comprometerse con aquellos que sufren, que son apartados de la sociedad y aquellos que no son valiosos a los ojos del sistema. Si las religiones se animan a dialogar y colaborar desde esta perspectiva, serían parte de la solución y no del problema.

Fuente: Entre Paréntesis

Colaboración en el Corazón de la Misión

La Compañía de Jesús apuesta a formar y trabajar cada vez más a la par de sus colaboradores. Por eso, la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL) ha publicado, entre otros, un documento en el que define el sentido y los modos en que la Colaboración puede llevarse adelante.

Transcribimos aquí los tres primero párrafos introductorios y compartimos el link al documento completo: 

  1. Las líneas que se ofrecen a continuación, buscan clarificar el sentido y los modos de la Colaboración, en la construcción de un mundo mejor para todos/as. Son el fruto de la reflexión compartida por un grupo de laicos/as y jesuitas en los Encuentros del Sector “Colaboración” de la Conferencia de Provinciales de América Latina – CPAL1 , y recoge los aportes de las distintas Provincias, como expresión de un proceso rico y complejo que no puede reducirse a un solo punto de vista y que sigue en construcción.
  2.  La “Colaboración” es un término que se entiende de forma diferente en distintos contextos de la Compañía de Jesús: a veces se refiere al trabajo de compañeros/as, de sujetos apostólicos, de personas corresponsables en la misión, de colegas, colaboradores o socios en una obra particular. El rasgo común de estas expresiones es el sentirnos asociados apostólicamente “con” otros, “para” realizar una misión común. Utilizamos la palabra «colaboración», siguiendo el decreto 6 de la Congregación General 35ª.
  3. Este documento se ha escrito para personas vinculadas en distintos grados con la Compañía de Jesús, sus comunidades, obras y proyectos apostólicos; también quiere llegar a simpatizantes de la espiritualidad ignaciana, lo mismo que a hombres y mujeres de buena voluntad que, inspirados por el carisma ignaciano, han unido sus esfuerzos a proyectos a lo largo y ancho de nuestro continente.

Fuente: CPAL SJ

Antonio Spadaro SJ: «En Torno al Papa, Estuvo Toda la Nación Egipcia»

Antonio Spadaro SJ es uno de los jesuitas más cercanos al Papa y uno de los que lo acompaña en todos sus viajes. En esta entrevista relata cómo ha sido la acogida del Pontífice en su último viaje a Egipto de parte de las autoridades gubernamentales, eclesiásticas y del pueblo en general.

Padre Spadaro, ¿cómo ha ido la visita papal a Egipto?

El viaje del Papa a Egipto ha sido muy intenso y bien organizado. El Papa fue invitado por el presidente, por los obispos católicos, por el Patriarca copto y por el Imán. Eso significa que, en torno al Papa, estuvo toda la nación. Es, pues, un viaje que apunta a la unidad del país. Todo fue sobre ruedas, con una acogida muy cálida.

¿Ha temido en algún momento por la seguridad del Papa?

Fue un viaje complejo, en el que, evidentemente, han estado presentes las situaciones de tensión, los atentados, recientes y pasados, contra los coptos. Ayer visitamos el templo de los mártires en la catedral de San Pedro de nuestros hermanos coptos y vimos la sangre y en las columnas las huellas de las explosiones. Hemos visto una comunidad mártir que, precisamente por eso, vive su fe con fuerza.

Por lo tanto, los riesgos existieron, pero se superaron y el viaje fue mucho más allá de los problemas de seguridad.

¿Qué frutos espera de esta visita?

Hay muchos frutos. Evidentemente fue muy importante el encuentro con el patriarca copto y su dimensión ecuménica. Ecuménica, pero que no nace de un discurso teológico abstracto, sino de la urgencia de la unidad y la concreción de hacer frente juntos a los grandes retos actuales.

¿Cuál ha sido, a su juicio, el gesto principal?

Hubo muchos gestos: el intercambio de pectorales, el abrazo con el Imán. Pero no se trata de gestos aislados, sino gestos que se enmarcan en un contexto y, desde él, hablan por sí solos.

Fuente: Periodista Digital

Avances y Desafíos del Proyecto Panamazónico de la CPAL

Entrevista al Padre Alfredo Ferro SJ, Delegado del Proyecto Panamazónico, en la que habla desafíos y logros del trabajo en esta área que ha sido tomada como territorio prioritario de la CPAL desde hace tres años.

¿Cuáles son los aportes más importantes del Plan Apostólico Común (PAC) al Proyecto Panamazónico?

El Proyecto Panamazónico es un proyecto nuevo en la Compañía de Jesús, es un proyecto que es de la CPAL propiamente. Nosotros somos una comunidad interprovincial internacional conformada por varios jesuitas de diferentes países, eso incluye una novedad en el proyecto y es que rompe fronteras.

Responde a una prioridad de la CPAL en un proyecto concreto. Nosotros tenemos la tendencia y la dificultad al mismo tiempo de definir y formular prioridades, pero si la prioridad no se concretiza en algo como es el caso de: Amazonia, Haití y Cuba, pues realmente no es prioridad.

El paso que hemos dado a crear un proyecto que concretice la prioridad es muy importante.

El aporte del Proyecto Panamazónico al PAC es que estamos en una zona de frontera y no solo física, sino en los términos de desafíos que tenemos. Estamos en la frontera de los excluidos, con los pueblos indígenas y ribereños. No somos una obra más, somos más bien un ente articulador, dinamizador. Somos un ente que empieza a crear relaciones y búsqueda, articulaciones con las diferentes redes que tiene la CPAL. Allí hay una novedad. En el papel, la identidad y la Misión de ejercer el Proyecto Panamazónico como tal.

¿Cuáles son los principales desafíos de la Compañía de Jesús en el territorio Amazónico?

En primer lugar, somos alrededor de 75 jesuitas en la Amazonia que provenimos de 9 países, en los cuales no existe presencia de la Compañía de Jesús en aquellas zonas por donde se extiende la Amazonia: Surinam, Guyana Francesa, Ecuador, Colombia y Venezuela. No tenemos propiamente comunidades jesuitas u obras de la Compañía directamente en la Amazonía de esos países.

En cambio, si nos referimos a obras o redes de la Compañía allí presentes la historia cambia. En el caso de Ecuador, Fe y Alegría cuenta con la presencia de una escuela grande cerca de ciudad del Coca y en Venezuela cuenta con 45 centros de Fe y Alegría en la Amazonía. En donde realmente no tenemos nada es Colombia, Suriman y Guyana Francensa. Del resto, hay presencia pero es dispersa y frágil, pero todavía no configura como un proyecto, una visión o propuesta de manera más articulada.

Uno de los desafíos grandes, es la articulación de esas presencias, el poder integrar, el poder potencializarlas e ir construyendo formas de vinculación y articulación en torno a otros proyectos u otras propuestas como por ejemplo la Red Eclesial PanAmazónica (REPAM) que nació en la misma época que el Proyecto Panamazónico.

Otro desafío es responder a esa realidad desde los focos que tenemos en los pueblos indígenas, en la parte de sostenibilidad socio ambiental fundamentalmente. También aquí tenemos desafíos de articulación con otros actores locales, no solo eclesiales para ir incidiendo en acciones específicas para ir respondiendo a los desafíos de la Amazonia. Es ir identificándonos con los desafíos de la Amazonia, frente a las amenazas que tiene el territorio y al mismo tiempo responder cómo vamos a ir respondiendo a esos desafíos que tenemos como Compañía de Jesús.

¿Qué desarrollo y logros ha conseguido el Proyecto Panamazónico?

Lo primero es haberlo concretizado, es decir nos enfocamos en un proyecto, en formar una comunidad, en hacer una inserción en la Amazonia, en ir a un lugar estratégico como lo es la Triple Frontera; que es donde estamos actualmente. Es por eso, que yo creo que de inicio ya es un logro importante, el poder ubicarnos y formular un proyecto.

Nos ayudó muchísimo el encuentro que hicimos en noviembre del 2014, en donde invitamos a 60 personas para que pensáramos juntos cual sería la Misión del Proyecto Panamazónico. De hecho, no lo inventamos nosotros, hicimos esa consulta importante porque nos dieron las pistas y los elementos fundamentales para ir construyendo la propuesta. Esto es un resultado concreto, se definieron los focos centrales del proyecto, se definió los campos de acción y cuál sería el plus de la Compañía. A partir de eso comenzamos a trabajar. Otra cosa, es que a medida que hemos ido formulando y ajustado el proyecto, nos hemos sentido más cómodos.

Ahora somos referentes para muchas congregaciones religiosas que quieren ir a las fronteras y que quieren estar allá.

Un gran logro es haber podido dialogar con las redes, con Fe y Alegría, con las universidades, con los colegios y empezar a construir con esas redes un proyecto específico al servicio de la Amazonia, por ejemplo poder integrar los 144 centros que tiene Fe y Alegría en la Amazonia, más el trabajo de las universidades y los colegios con sus campañas de sensibilización. En poco tiempo (3 años) es un proyecto esperanzador que despierta la atención y que impacta. Ahora a la Amazonia van novicios, filósofos, teólogos y sacerdotes, esto está cambiado poco a poco dentro de la Compañía con una mirada de algún día ir o colaborar en este proyecto.

¿Cómo se responder al desafío de la colaboración en la Amazonía?

A mí me choca decir que nosotros somos jesuitas y ellos colaboradores. Todos somos colaboradores de la Misión, yo soy colaborador, tu eres colaboradora, somos todos colaboradores de la Misión. Otra cosa es que el papel del jesuita sea diferente, al del laico o la laica, eso es otra cosa. El que trabaja, el que está contratado, el que es voluntario, cada uno tiene su propia Misión, pero creo que desde esa mirada que todos somos colaboradores, es una Misión más concreta. Por ejemplo, ya tenemos una primera voluntaria en la Amazonia, una ecuatoriana de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) que nos está acompañando. Esto significa que estamos comenzando a construir espacios con otros y con otras y entre nosotros los jesuitas. Es articularnos para tener acciones conjuntas. Todo es fundamental para la colaboración.

Por último, ¿qué desafíos tiene el Proyecto Panamazónico?

La proyección que pueda tener el proyecto. Lo primero, es que el proyecto tenga una cierta visibilidad. Ya nosotros hemos comenzado con una estrategia de comunicación que es elaborar todos los meses desde que comenzó el proyecto una carta informativa que se llama Carta Panamazónica, y ya llevamos 35 números. Allí se ve el desarrollo del proyecto, con fotografías y algunos textos de lo que se va desarrollando. Por eso un gran desafío es eso, posicionar el proyecto, decirle a la Compañía de Jesús y a muchas personas cercanas a nosotros: Aquí hay un proyecto, aquí hay un espacio. Queremos que se solidaricen con nosotros, que conozcan y que de alguna manera se vinculen a esta prospectiva.

Lo segundo, es que los Provinciales se toquen un poco para apoyar más el proyecto. Ha habido apoyo, el Ex Presidente de la CPAL Jorge Cela, quien acaba de terminar su mandato fue muy importante para el proyecto, porque siempre estuvo convencido del mismo, animó el proyecto, nos acompañó y buscó recursos para nosotros.

Siento que los Provinciales necesitan más una toma de conciencia sobre la importancia de éste en dos tipos de apoyo: Primero, enviar jesuitas y destinar gente y segundo hay que aportar recursos. De las Provincias no ha habido recursos significados para apoyar el proyecto y creo que hay que hacerlo. Ellos deben sentirse más involucrados, yo he estado en las reuniones de los Provinciales animándolos, dando a conocer el proyecto, explicando todo para que se anime.

Fuente: CPAL SJ 

La Salida Democrática

El jesuita Luis Ugalde SJ analiza la convulsa situación actual de Venezuela y llama a tender puentes para hacer viable una salida pacífica y en beneficio de la mayoría de la población.

Por: Luis Ugalde, S.J.

“Ya es hora de hablar claramente y sin eufemismos de la salida democrática y de dar sin complejos pasos audaces, que no nos devuelvan a la nación enferma de 1992, sino a la producción creativa de una Venezuela con futuro y esperanza para todos.

Está claro que la propuesta de justicia y felicidad del actual régimen ha fracasado irremediablemente y no tiene futuro. Lógicamente los maduristas no lo confiesan públicamente, pero están convencidos y lo sufren. Prolongar la agonía de este fracaso agrava la situación del gobierno, aumenta el dolor generalizado de los venezolanos y eleva el costo: Hoy las cosas están mucho peor que hace un año para todos los venezolanos, y para el gobierno, y dentro de un mes el sufrimiento será mayor.»

Los “revolucionarios” marxistas, aun en los casos en que llegan al poder por la vía electoral, se establecen para perpetuarse. No son “partidos burgueses” que aceptan la alternancia, la posibilidad de perder el gobierno y pasar a la oposición, recuperarse y volver. No así en la dictadura marxista.

Llegados a este punto lo más sensato es buscar la salida democrática excepcional con el menor costo posible para toda la población, para los que están en el poder y los demócratas opositores que deben gobernar mañana y guiar la reconstrucción de la vida democrática política, social, económica y moral en sana convivencia hacia la sociedad que deseamos y necesitamos. Es de vida o muerte. El costo humano y material de la reconstrucción será tanto mayor cuanto más se prolongue esta agonía.

Hace un tiempo el gobierno podía apelar – nacional e internacionalmente- a su legitimidad y la Fuerza Armada considerarse defensora de un gobierno democrático. Ahora los militares están obligados a defender a un gobierno dictatorial que anuló la AN resultante del voto soberano de los venezolanos, que viola la Constitución y somete al hambre, a la grave falta de medicinas, a la improductividad y a la cotidiana pérdida de valor de sus escasos ingresos. La mayoría ve que vivimos en el más corrupto reino de la ineficiencia, de la inseguridad y de la represión. Ya no es un gobierno civil con apoyo militar, sino un gobierno militar que reprime, cargando con todas las consecuencias de sus actuaciones delictivas. Por donde se mire nuestra tragedia nacional, hay que buscar un cambio democrático que es imposible sin una decisión predominante en la Fuerza Armada para el rescate de la democracia. No estamos ante elecciones normales en circunstancias normales. El gobierno no las permite, pues las sabe perdidas. Si las hubiere, el nuevo gobierno electo se enfrentaría a la inmediata necesidad de una “cirugía mayor”, para salvar a esta nación moribunda; lo que no podría hacer un gobierno electo en mayoría precaria y con fuerte oposición.

Una transición necesaria

Es imprescindible un gobierno de transición, de “salvación nacional” que abra un camino inequívocamente democrático y electoral con decisiones que requieren apoyo masivo y plural para relanzar la economía, sanear la inflada, corrupta e incapaz burocracia, recoger las armas de su actual posesión y uso malandrizado. Es indispensable el apoyo internacional rápido y efectivo. Sin todo esto, no hay salida democrática exitosa. Nada de esto será posible con generalitos miopes, pequeños y corruptos, regodeándose en el disfrute de su botín. Tampoco con políticos sin visión, buscadores narcisistas que sueñan con su foto con banda presidencial. El chavismo originario e idealista -del que algo queda-, debe salir al encuentro de los millones de venezolanos a quienes se les ha arrebatado la comida, la salud, la seguridad y, lo que es peor, la dignidad y la esperanza.

Es hora de tender puentes hacia aquellos con quienes ayer no queríamos hablar y de rechazar el falso y burlón discurso oficial dedicado a ocultar la realidad y la gravedad del enfermo. En las áreas fundamentales ya se sabe lo que hay que hacer, pero es imposible sin unión y sin encuentro con el otro, sin verdadera negociación de propuestas y decisiones concretas. Incluso con ese gobierno de transición, antes de la no lejana elección, hay que sanear y legitimar el CNE y el TSJ, hoy sumisas sirvientes del dictatorial Poder Ejecutivo.

Ya es hora de hablar claramente y sin eufemismos de la salida democrática y de dar sin complejos pasos audaces, que no nos devuelvan a la nación enferma de 1992, sino a la producción creativa de una Venezuela con futuro y esperanza para todos. Estamos en una hora dramática que exige y busca en millones de la sociedad civil, en la Fuerza Armada, en el régimen y en la oposición, decididos y capaces demócratas. Hay una base constitucional firme y plural producto de la última masiva manifestación electoral democrática (6D 2015) que es la Asamblea Nacional. Aunque violada por la dictadura, tiene plena legitimidad de origen, y va al encuentro con el país entero con su nueva legitimidad de ejercicio y de conducción política en situación de emergencia excepcional. Así hemos visto a la dirigencia política en estos días; la misma que meses antes fue repudiada por su falta de unidad y de conducción responsable. Es la hora de quienes pueden tender puentes para salir de la actual agonía dictatorial y conducir a la población a un NUEVO GOBIERNO centrado en la reconstrucción democrática.

Fuente: CPAL Social

Madre Catalina Rodríguez a un paso de ser proclamada beata

Fue la fundadora de las Esclavas del Corazón de Jesús, una congregación que se identifica con la espiritualidad ignaciana. Madre Catalina colaboró con los ejercicios espirituales siendo religiosa y laica.

La venerable Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora de las Esclavas del Corazón de Jesús (Esclavas Argentinas) y colaboradora en la tarea evangelizadora que desplegó en las sierras de Córdoba el Santo Cura Brochero, quedó a un paso de ser proclamada beata.

El plenario de obispos y cardenales aprobó recientemente el milagro efectuado por intercesión de la religiosa, por lo que resta que el papa Francisco firme el decreto correspondiente y fije la fecha de la beatificación.

El proceso de beatificación atravesó los pasos que determina la Congregación para las Causas de los Santos. En 1998 fue declarada venerable y desde 2013 se propuso una gracia como posible milagro para la beatificación. Dicha gracia obtuvo la aprobación de los médicos en julio de 2016 y en enero de 2017 fueron los teólogos quienes se sumaron a la determinación de que la misma fue por mediación de la Madre Catalina.

Esposa, viuda y luego se vistió con el hábito

Josefa Saturnina Rodríguez -luego Madre Catalina de María- nació en Córdoba el 27 de noviembre de 1823. Cuando tenía tres años perdió a su madre y a los 9 a su padre. Estos hechos fueron determinantes en su vida, ya que su educación quedó a cargo de sus tías Luisa e Ignacia Orduña, de profunda fe religiosa.

Su vocación despertó alrededor de 1840. Pero no pudo cumplirla porque en la Argentina y sus alrededores sólo había conventos de clausura, y no existía en ese momento la opción de vida religiosa apostólica para las mujeres. Se dedica entonces a promover y sostener la obra de los Ejercicios Espirituales, y a los 29 años contrae matrimonio con el coronel Manuel Antonio de Zavalía, viudo, padre de dos niños. En los trece años que duró su matrimonio fue modelo de esposa y madre. Así, cuando en 1865 murió su esposo, quedó libre para concretar su primera vocación, que se despertó con mayor vehemencia.

Pero para llegar a este sueño dorado, pasaron siete largos años llenos de obstáculos y luchas que impedían su realización. Finalmente el 29 de septiembre de 1872 fundó en Córdoba el instituto de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús (Esclavas Argentinas), dedicado a la educación y promoción de la mujer y atención de casas de ejercicios espirituales.

La Madre Catalina fue una mujer cordobesa de su tiempo que buscó vivir la plenitud del amor a Dios y al prójimo como laica, como madre y como religiosa.

En 1877, invitada por el San José Gabriel Brochero, el “Cura Brochero”,  se instaló en Villa del Tránsito (Córdoba), y ambos tuvieron una fecunda misión en la Iglesia de fines del siglo XIX, sobre todo en la evangelización de las sierras cordobesas y la difusión de los ejercicios espirituales.

La religiosa murió el 5 de abril de 1896, y fue declarada venerable el 17 de diciembre de 1997 por el papa Juan Pablo II.

Fuente: AICA