Razones para Estrechar Lazos entre Organizaciones Jesuitas e Incidencia Pública

La Directora de la ONG jesuita Entreculturas de España, reflexiona sobre la importancia de la incidencia pública y enumera una serie de motivos para que las organizaciones jesuitas perseveren en su tarea y busquen el modo de ejercer una mayor influencia dentro de las sociedades en las que están inmersas.

Por Valeria Méndez de Vigo

En efecto, estos cambios en la ciudadanía alrededor del mundo ocurren a través de la incidencia pública que puede definirse, en líneas generales, como un proceso destinado a lograr cambios en las actitudes, prácticas, políticas públicas y leyes de individuos influyentes, grupos e instituciones. Su propósito es cambiar la manera en que el poder, los recursos y las ideas son creadas, ejercidas y distribuidas para que las personas y las organizaciones tengan oportunidades reales de tener el control sobre las decisiones que las afectan.

La incidencia pública se lleva a cabo a través de la investigación y el análisis, la sensibilización, la comunicación, el trabajo en red con organizaciones y grupos, la movilización de la ciudadanía y las relaciones con los encargados de tomar decisiones.

La incidencia pública ignaciana se define por sus elementos clave: es cualificada, es decir apoyada por estudio e investigación; relacional, enfocada en la gente, no solo en temas, avanzando a manera de encuentros. Aquí van algunos motivos por los que esta debería expandirse y aumentar su grado de influencia:

  1.  La incidencia pública es vital a la hora de cambiar actitudes, valores, mentalidades y políticas públicas en favor de la justicia. Porque además de acompañar a las personas y a los grupos, las organizaciones con un proyecto de transformación social (como las organizaciones jesuitas) tienen que contribuir al cambio de las estructuras sociales y políticas. De hecho, tienen la responsabilidad de hacerlo.
  2.  La incidencia pública se conecta con la voz y los derechos —tan a menudo silenciados, tan a menudo violados— de las personas y los grupos excluidos, pues implica la defensa de sus derechos e intereses y la apertura de espacios en el dominio público.
  3.  La incidencia pública fortalece la democracia y la gobernanza al fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones. La movilización de la comunidad educativa de más de 10 millones de personas en 100 países a favor del derecho a una educación de calidad para todos, promovida por la Campaña Global por la Educación —en la que participan activamente muchas organizaciones jesuitas— ha llevado, entre otras cosas, a la eliminación de los costos de inscripción y a la gratuidad en la enseñanza en varios países.
  4. Permite que ciertos asuntos se incluyan en la agenda política. La lucha en contra del cambio climático es un claro ejemplo de la acción concertada por numerosas organizaciones y movimientos sociales que han contribuido decisivamente para que sea considerado como un tema global y para situarlo en un lugar relevante en la agenda política internacional.
  5. Tenemos que generar ideas y propuestas alternativas. En tiempos de la pos-verdad, en los que lo aparentemente importante es que las emociones afloren es más significativo que nunca proveer datos, información veraz, argumentos, razonamiento. Los lazos entre las organizaciones sociales jesuitas y las universidades podrían fortalecer este propósito.
  6. La incidencia pública ayuda a leer y entender la realidad a través del análisis, la investigación, los estudios y los informes, además del contacto directo de las personas con las que está conectada, y, en ese sentido, a que muchas organizaciones jesuitas mantengan la relevancia de ciertos asuntos.
  7. La incidencia pública es relevante para fortalecer el discurso y las narrativas de las organizaciones sociales en asuntos relacionados con el desarrollo, las causas, las conexiones y las propuestas de solución.

La incidencia pública requiere perseverancia —los cambios toman tiempo— porque en ocasiones hay reveses. Requiere incluso sobreponerse a la poca importancia que en la práctica le es dada a nuestras organizaciones. Aun así, con estas razones y muchas otras que pueden ser imaginadas, ¿puede alguien dudar que la incidencia pública sea una de las mejores cosas que pueden llevarse a cabo en favor de las personas marginadas?

Tomado y Adaptado de CPAL SJ

La Teología en Tiempos de Francisco

Seguimos compartiendo resonancias del Encuentro Iberoamericano de Teólogos, que se llevó a cabo el Boston. Esta vez, una entrevista al jesuita argentina Juan Carlos Scannone, uno de los organizadores.

Por Tierras de América

Balance del primer congreso con el teólogo Scannone

“Respondió a la expectativas que se tenían”, le aseguró a Tierras de América. “Aún más, las superó, sobre todo por el tono de calidez “latina”, amistad y cordialidad que lo caracterizó”.

En el documento conclusivo se destacó la “urgencia de colaborar con la pastoral y la teología del Papa Francisco”. ¿Qué significa concretamente? ¿Hay otras acciones que se deben emprender en esta dirección?

Estamos convencidos que la teología iberoamericana puede y debe acompañar teológicamente la pastoral y la teología del Papa Francisco, su intento de reforma de la Iglesia y de reformas en la Iglesia, y la misión humanizadora que el Papa está realizando de la actual globalización. En mi exposición señalé tres ámbitos prioritarios, intrínsecamente interconectados entre sí: la misericordia como esencia y sustancia del Evangelio, una “Iglesia pobre para los pobres” y el discernimiento eclesial.

Se habló de “periferias como lugares teológicos”. ¿Qué significa?

El Papa afirma que la realidad entera se ve mejor desde las periferias (geográficas, pastorales, existenciales…) que desde el centro. Creo que esto también vale para la teología. La teología debe adoptar esa perspectiva, colocarse dentro de la opción preferencial evangélica por los pobres, los excluidos, las víctimas históricas, reproduciendo la mirada misericordiosa de Jesús.

Boston y Estados Unidos no son precisamente una “periferia”…

Lo importante es que, desde Estados Unidos y desde Boston, el Boston College como Universidad jesuita se ha acercado a las periferias para ofrecerles su servicio y, por eso, convocó a ese grupo de teólogas y teólogos que viven en las periferias y tratan de plantear la teología desde ellas, acompañando así la labor evangelizadora del Papa Francisco. Por eso no es de extrañar que, inmediatamente después del encuentro e incluso con muchos de sus participantes, el mismo Boston College haya congregado a los movimientos populares de Boston -principalmente formados por migrantes hispanos, no pocos de ellos indocumentados-, a fin de ofrecerles su servicio como Universidad católica.

Los “teólogos hemos de oler a pueblo y calle”. ¿Los que se reunieron en Boston son así?

Si no tenemos “olor a pueblo y calle”, deseamos tenerlo. Sentimos que es muy importante la cercanía con el pueblo fiel en nuestros respectivos lugares, en especial, con el pueblo pobre y excluido de América Latina y el Caribe, así como de los hispanos de Estados Unidos.

Hablaron de “migrantes como un gran sueño de nuestro tiempo”. En un momento y en un lugar en que se están implementando políticas restrictivas contra los migrantes…

Precisamente cuando cunden políticas restrictivas con respecto a los refugiados y migrantes, la teología -con su reflexión, estudio y acción- ha de secundar la voz del Papa, que en eso es la voz del Evangelio, que habla en favor de los que quizás hoy son los más pobres y discriminados, una de las periferias más lacerantes. De alguna manera puede decirse que ellos vienen a “salvarnos” de la globalización de la indiferencia que lamentablemente vivimos y de la autorreferencialidad como Iglesia y como pueblos, en la que siempre podemos caer.

Fuente: Teología Hoy

UCA: hay 1,5 millones más de Pobres en Argentina

Mientras nos ocupamos y nos formamos sobre cómo poner la Fe al servicio de la Justicia, es importante mirar las condiciones de inclusión-exclusión social que vivimos en nuestros países.

El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) sostuvo este jueves que la tasa de pobreza en Argentina es del 32,9 por ciento, medida hasta setiembre del año pasado, y que tiene como principal afectado a «segmentos de clase media baja o sectores populares vinculados a la economía informal».

En tanto, advirtió que «la desigualdad persistente y la pobreza estructural son resultado de un modelo económico-productivo concentrado y desequilibrado con efectos de exclusión y desigualdad a nivel socio-laboral».

La medida es mayor que la registrada en abril de 2016, cuando la UCA había publicado que la pobreza era de 32,6%; un 1,4 millones de personas más que en 2015.

La cifra fue publicada en el informe, titulado «Pobreza y desigualdad por ingresos en la Argentina urbana 2010-2016», que fue presentado en conferencia de prensa en la sede de la universidad por el director de Investigación del Observatorio, Agustín Salvia.

«La tasa de pobreza ascendió de 29 por ciento a fines de 2015 a 32,9 en el tercer trimestre de 2016, lo cual significaría un aumento de 1,5 millones de nuevos pobres (cerca de 13 millones de personas por debajo de la línea de pobreza). Estos niveles serían los más altos de los registrados desde 2010 a la fecha», precisa el informe conocido este mediodía.

Indigencia

En tanto, ubica la indigencia en el 6,9 por ciento y aclara que estos porcentajes son «significativamente superiores» entre la población en hogares perceptores de programas de transferencias por fuera del sistema contributivo».

Según el Barómetro, «durante el último año, las medidas de ajuste económico, el contexto internacional adverso, la política anti-inflacionaria y la rezagada inversión privada y pública habrían agravado el escenario de crisis, más recesivo y adverso en materia de empleo y poder adquisitivo para amplios sectores sociales».

Baja inflacionaria

En tanto, el Barómetro destaca que «si bien en el segundo semestre se registró una baja notoria en el ritmo inflacionario y, al final del mismo, habría tenido lugar una efectiva recuperación del empleo, hacia el tercer trimestre del año no se evidenciaban cambios significativos en el nivel de actividad ni en la demanda laboral».

Remarca además que esta situación «fue amortiguada, tanto en el segundo como en el tercer trimestre, por actualizaciones establecidas por ley en los montos jubilatorios, pensiones y programas sociales, entre otras medidas compensatorias».

Fuente: lavozonline 

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La Dimensión Comunitaria y Ascética del Compromiso Ecológico Cristiano

¿Qué sentido tiene que las religiones entren en el debate acerca de problemáticas relacionadas con la sostenibilidad? ¿Qué contribución pueden hacer?

Por Jaime Tatay Nieto, SJ – Extracto

La dimensión comunitaria

 En el caso de la Iglesia, la insistencia en la dimensión comunitaria es una de las contribuciones principales que realiza a este debate. Junto a las propuestas que buscan empoderar al consumidor, educar al ciudadano y transformar el orden político mediante el voto personal, no podemos obviar la dimensión comunitaria a la hora de articular respuestas operativas a los retos contemporáneos. Esto se debe a varias razones.

 En primer lugar, “no basta que cada uno sea mejor para resolver una situación tan compleja como la que afronta el mundo actual.” (Laudato si’ 219) El individuo moderno está desbordado por la complejidad y el número de decisiones que debe tomar y, por muy informado que esté, necesita apoyarse y sostener su compromiso en redes comunitarias.

 A esta razón, de orden práctico, se suma una segunda, de carácter espiritual: la convicción de conformar, junto al resto de formas de vida que habitan el planeta, una comunidad: “creados por el mismo Padre, todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión.” (LS 89) La experiencia ser parte de una comunión cósmica no es patrimonio exclusivo de los místicos, sino invitación y tarea para todos. Es una actitud espiritual que se puede cultivar.

 En tercer lugar, la centralidad de la dimensión comunitaria de la sostenibilidad resuena también con la tradición del bien común. Se trata de una visión económica y socio-política de carácter comunitarita que, a la luz del desgobierno y de la acelerada degradación de los “bienes comunes globales” (LS 174), resulta relevante.

La dimensión ascética

Pero la espiritualidad cristiana realiza también una contribución que otros actores no son capaces de proponer. Se trata de las prácticas ascéticas que articulan la praxis histórica de la Iglesia; prácticas – como el ayuno, la abstinencia o la limosna – orientadas a purificar la relación con Dios y con el prójimo. En ellas, la sobriedad, el desprendimiento y la simplicidad articulan una vida espiritual integrada. Estas prácticas adquieren un nuevo sentido en el contexto de un planeta sobre-explotado, con recursos finitos y con una gran desigualdad socio-económica.

La pulsión consumista de las sociedades más opulentas no solo contrasta escandalosamente con la pobreza persistente de una parte significativa de la humanidad, es también el principal vector cultural de degradación ambiental: “tenemos un supe desarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora.” (LS 109)

 Frente a esta situación, la Iglesia dispone de recursos espirituales que resuenan con una tradición que valora la sencillez y la solidaridad. La necesaria transformación sociopolítica y la imprescindible acción comunitaria, en el caso de la ecología, deben unirse a una espiritualidad de la ascesis y de la simplicidad voluntaria. Esta unión otorga una profundidad religiosa a la búsqueda de la sostenibilidad: “la pobreza y la austeridad de San Francisco no eran un ascetismo meramente exterior, sino algo más radical: una renuncia a convertir la realidad en mero objeto de uso y de dominio.” (LS 11)

 Con Laudato si, Francisco ha entrado en un ámbito relativamente nuevo para el pensamiento social católico – el de la sostenibilidad – entablando un diálogo fecundo con la sociedad civil, la comunidad científica y el mundo empresarial. Un diálogo, de carácter ecuménico e interconfesional, en el que la contribución religiosa está siendo recibida con sorprendente interés.

Fuente: Ecojesuit

“Que Nuestro Trabajo se Enfoque en la Inclusión”

Reflexiones previas a ImPACtando: El año 2017 es importante para la Conferencia de Provinciales de América Latina y El Caribe (CPAL). Durante el mes de marzo se realizará el encuentro “Impactando”, que tiene como característica principal la revisión del Proyecto Apostólico Común (PAC) y reforzar sus principales prioridades.

 El tema de inclusión es vital para la CPAL; tomando en cuenta que América Latina es uno de los continentes con más problemas de exclusión y desigualdad. Es por esto, que la primera prioridad de la Compañía de Jesús en América Latina y El Caribe es: atender preferencialmente a migrantes, indígenas, víctimas de violencia y otras poblaciones vulnerables, mediante la presencia cercana, la reflexión y la incidencia; tal como lo señala el PAC.

 “Es un reto para nosotros transformar las fronteras de puntos de desencuentro y división, a espacios de encuentro, sobre todo las fronteras de mayor problema”, manifiesta el P. Jorge Cela, S.J, presidente de la CPAL. “En América Latina uno de los grandes desafíos es la exclusión; por la desigualdad que existe”.

 La labor de los Jesuitas en este continente se ha consolidado gracias al apoyo de los colaboradores. Poco a poco la dinámica y participación laical se ha incrementado proyectando así, la espiritualidad ignaciana.

 “Nosotros podemos decir que estamos en buen camino. Es una Conferencia bastante organizada, con un proyecto apostólico bien definido; abarcante y eficaz. Pero esto no nos puede dejar satisfechos, porque los retos son muy grandes”, reseña el P. Cela. “Hemos logrado entusiasmar mucha gente con nuestra misión”.

 Asegura también que las redes que conforman la Compañía de Jesús en América Latina y El Caribe cada vez son más fuertes y proponen más. La conexión entre los pueblos se ha reforzado, rompiendo viejos esquemas de países y fronteras; con una positiva cercanía con los más pobres.

 “El PAC nos ha dado un camino por el cual intervenir que nos enlaza y conecta. Desde una visión más universal, viendo los retos. Para responder cada día con mejor coordinación”, puntualiza.

 Fuente: impactandosj.org

Tiempo de Construir Puentes, No Muros

Declaración PROCAM RJM acciones antiinmigrantes EEUU 2017. Los Jesuitas de Centro América se unen a los jesuitas de Estados Unidos y Canadá para denunciar las medias tomadas por el gobierno estadounidense que resultan perjudiciales para la población migrante. Reproducimos sus palabras:

 En comunión de mente y corazón con nuestros compañeros jesuitas de USA, Canadá y Centro América reproducimos aquí la denuncia de las acciones del Presidente de los Estados Unidos contra los inmigrantes, y el llamado urgente a colaborar con otros muchos colectivos que afirman y defienden sus derechos sociales, culturales, económicos y políticos.

 La Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús, la Comisión Provincial de Apostolado Social y la Red Jesuita con Migrantes Centroamérica expresamos nuestra preocupación y total rechazo a las medidas migratorias anunciadas en los últimos días por el presidente de Estados Unidos, tales como el aumento de la seguridad fronteriza, la suspensión del derecho a solicitar asilo, el aumento de centros de detención y de procedimientos de deportación expedita, y la prohibición de entrada a personas de varias nacionalidades, entre otras.

 Las órdenes ejecutivas emitidas por la Administración Trump suponen violaciones graves a los derechos humanos y “representan una política dirigida a estigmatizar y criminalizar a los migrantes o a cualquier persona percibida como migrante”, tal y como reconoce la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su comunicado del 1 de febrero del presente año. Su implementación no tiene otro efecto más que agravar la crisis y vulnerabilidad de los miles de centroamericanos y centroamericanas, que se ven obligadas a salir de sus países porque éstos no les brindan las condiciones mínimas para poder llevar una vida digna, y en muchos casos, para poder salvar sus vidas.

 Nos sumamos a las denuncias de los hermanos jesuitas de Canadá y Estados Unidos, quienes consideran dichas disposiciones una afrenta a nuestra misión como Compañía de Jesús, y un asalto a los valores cristianos. Y nos sentimos cuerpo con ellos cuando expresan su solidaridad con nuestras hermanas y hermanos migrantes, reafirman su decisión de no ceder ante el miedo, y su intención de continuar la larga tradición de defender y acompañar a las personas migrantes y refugiadas, sin importar su origen o religión.

 En tiempos de muros, nos sentimos llamados a construir puentes entre personas, culturas y sociedades. A levantar nuestras voces y trabajar juntos y juntas para que los Estados centroamericanos y norteamericanos, respeten los derechos humanos y el principio de la dignidad humana, celebren las diferencias y fomenten una cultura de hospitalidad y fraternidad.

 Fuente: CPAL Social

Una Oportunidad para «Salir, Dialogar, Aprender y Crecer»

Entrevista a Rafael Luciani, teólogo laico venezolano, organizador del Encuentro Iberoamericano de Teólogos que se llevó a cabo en la Universidad de Boston, Estados Unidos. Al mismo asistieron más de 40 teólogos de Latinoamérica, EE UU y España.

Por José Manuel Vidal – Religión Digital

Estamos en Boston. Acaba de terminar el I Encuentro Iberoamericano de Teología, y nos encontramos con Rafael Luciani, que es uno de los principales organizadores, el alma mater de este encuentro, que ha sido un gran éxito, a mi juicio. ¿Quién es Rafael Luciani?

Soy un laico venezolano. Teólogo latinoamericano que me apasiona la posibilidad de abrir horizontes, de abrir puertas.

En Venezuela, tuve la oportunidad de abrir la Teología al laicado, y se hizo un programa muy exitosos donde profesionales podían estudiar desde su carrera ya consolidada. Hacían dos o tres años de Teología con un nivel muy alto, y luego servían a la sociedad con su liderazgo. Había abogados, economistas, educadores, trabajadores sociales…

Fue una experiencia hermosa, porque es como integrar la Teología en la vida pero desde el servicio social, en construir un país. Eso es algo que me ha apasionado siempre y por lo que he luchado y trabajado: abrir la Teología más allá del ámbito de la Iglesia institucional y que permee en la sociedad.

Eres profesor del Boston College.

Sí, actualmente estoy como profesor invitado en la Escuela de Teología y Ministerio del Boston College. Yo soy profesor titular de Universidad Católica Andrés Bello de los jesuitas en Caracas. Y desde hace años, me dedico a la Cristología, a la trinidad y a la Teología política. En este área, me he movido también porque la situación de Venezuela me ha llevado a reflexionar un poco el papel de la Teología y de la Iglesia en relación con la realidad socio-política en que vivimos.

¿Cómo se te ocurre la idea de poner en marcha el I Encuentro Iberoamericano de Teología?

Yo veía la necesidad de dialogar. Francisco nos ha llamado a crear puentes y una manera muy concreta es traer personas desde la Teología Latinoamericana, Teología de la liberación, que puedan generar un diálogo mayor, iberoamericano. Y la manera era encontrar, con España, con las Comunidades latinas de Estados Unidos y Canadá. Y cómo la Teología latinoamericana hoy en día, que juega un rol definitorio dentro del pontificado de Francisco, puede aportar, a la vez que nos permite comprender mejor hacia dónde vamos como Iglesia.

Esa motivación dio pie, conversando con Carlos Galli, con Juan Carlos Scanone a que hiciésemos entre los cuatro: Félix, Carlos, Scannone y yo este encuentro internacional.

¿Se puede decir que la Teología de la liberación, todos los teólogos iberoamericanos, la Teología latina, la Teología del pueblo, todas esas corrientes, están en la misma onda, y además, en la onda de apoyar las reformas de Francisco?

Yo creo que hay, primero, una coincidencia, porque el Papa viene de una tradición de Iglesia y de una Teología Latinoamericana. Se da, entonces, de forma natural. El Papa es expresión de una Iglesia emergente en América Latina que fue madurando en el tiempo y que ha hecho una propuesta que hoy en día es universal, a través de su opción por los pobres.

Por otra parte, la Teología se ha ido renovando y reimpulsando con el pontificado de Francisco porque ha permitido generar este diálogo iberoamericano mayor y cómo entender, que hoy en día, muchos de los conceptos y claves que Francisco lleva al magisterio universal, tienen una raíz latinoamericana y no se puede desconectar.

A la vez, Francisco va más allá de la Teología latinoamericana porque ha tenido el arte y el don de poder integrar las teologías que se van haciendo en distintos lugares. Y algo importante que comentamos en el encuentro: cómo en los documentos magisteriales de hoy en día, se citan a autores y conferencias episcopales de tantos otros lugares. De manera que se ha hecho más universal. Pienso que es un aporte fundamental.

Se les nota orgullosos del Papa. Están como diciendo: «Éste es nuestro, es del Sur, es Latinoamericano…» Es un plus para ustedes ¿no? Porque también nos sentimos orgullosos en España y en Europa.

Sí, es ver cómo, en lo que hemos creído y por lo que hemos luchado en la Iglesia de América Latina, y sobre todo, esa entrega a los más necesitados, los pobres, hoy en día no es solo una palabra de la Iglesia que invita a trabajar por ellos, sino que es un modelo de Iglesia, que Francisco está tratando de llevar adelante.

Es impulsarnos y motivarnos para que esa opción sea estructurante de la Iglesia, no solo estructural. Que vaya haciendo lo que la Iglesia cada día va asumiendo en su proyecto y lo vaya constituyendo como tal, en lo que significa ser Iglesia en salida.

Yo veo que ese aporte de Francisco a la Iglesia, en el hacerla, en su opción por los pobres, es algo que nos tiene que hacer sentir más que orgullos: llenos de alegría por los pobres que son, en su discurso y en su motivación hacia nosotros, cada día para él, el sujeto desde donde debemos hacer no solo Teología, sino pastoral, vida eclesial y vida social. Y ahí, Francisco ha jugado un papel importante en cuanto hijo de una Iglesia latinoamericana.

Mientras durante algunas épocas anteriores, esta Teología estuvo perseguida, en este momento, no solo no está perseguida, sino que está valorada, en el centro.

Así es. Y hemos de cuidar el hecho de que no hacemos esta opción actual en función de un papado. De que, después de Francisco, esto ha de continuar porque es una opción, como él nos recuerda continuamente, teológica. O sea, que es Dios el que se ha puesto de parte del pobre. Y nosotros, como seguidores de su hijo revelado a través de Jesús, estamos en seguimiento de fidelidad en lo que él hizo.

De manera que después de Francisco, es como darle continuidad no a lo que él impulsó, sino a nuestra fidelidad al Jesús histórico, que es la fidelidad al Reino. Esta es la gran interrogante que como Iglesia debemos hacernos, y el horizonte hacia el cual debemos seguir mirando.

¿Qué balance haces del I Encuentro?

Un primer elemento, además hermoso para lo que significa servir a eclesial, es ver cómo con tanta humildad, las personas que fundaron lo que hoy día se llama la Teología de la liberación, están a la escucha de las nuevas generaciones, abiertos a pensar y a hacer propuestas nuevas, a actualizarse. Es una lección de gran humildad que nos dan a los teólogos de que nunca hay una Teología que termina de hacerse.

Por otra parte, el poder ver que el encuentro va más allá de América Latina también es un paso importante de la humildad de la Teología latinoamericana, que quiere dialogar con otras y que no se quiere encerrar en sí misma, que es una de las tentaciones que siempre tienen las teologías.

La Teología Latinoamericana ha estado demostrando en este encuentro que quiere, con toda humildad, salir, dialogar, aprender y crecer. Y por eso la llamamos ahora Teología iberoamericana, no Teología latinoamericana en diálogo mayor con otras realidades.

«Encuentro». Precisamente ayer explicabas que le pusieron este nombre, porque no querían un «congreso». Querían un encuentro entre amigos que caminan juntos buscando un mismo objetivo.

Sí, porque ahora estamos en una época en la que todo está cambiando con una rapidez inmensa. Se nos va de las manos muchas veces, como teólogos, como creyentes y como miembros de la Iglesia. Y si no nos sentamos a pensar en conjunto, tenemos el riesgo de caer en la fragmentación en la que vivimos hoy en día: cada uno con su proyecto y su visión, en pequeñas burbujas.

El encuentro, por eso, quiere ser una reunión donde pensemos los signos de los tiempos entre todos, más allá de los que hacemos vida en la teología latinoamericana, porque al final, en una época global todos somos afectados por todo lo que sucede.

De manera que es un valor inmenso el que tiene la Teología en este momento. En lo que hemos hecho esta semana. Y añadiría un elemento más, muy importante, que es de una riqueza inmensa de la Iglesia latinoamericana en relación con el papado: cuando en los documentos que emitió el Vaticano reclamando ciertos aspectos de la Teología de la liberación, la Iglesia latinoamericana siempre fue fiel al pontificado. Nunca hubo una ruptura, tampoco una confrontación pública frontal.

Sin embargo, hoy en día, Francisco es el único Papa que ha encontrado, en iglesias particulares, figuras que lo confrontan públicamente casi creando una especie de ruptura y poca fidelidad a lo que significa el Papa como símbolo de unión de la Iglesia. Es un aspecto que tenemos que tomar muy en cuenta.

El cardenal Baltazar Porras recordaba esto precisamente. Cómo la Iglesia de América Latina tiene esa humildad propia de saber esperar, de saber dialogar y de saber escuchar. De saber abrirse a pesar de que no esté de acuerdo en un momento determinado con alguien. Pero nunca ha producido una ruptura como se está viendo hoy en día en confrontaciones con el papado de Francisco.

Otra de las riqueza que tuvimos en el encuentro es que que los teólogos podemos hablar de una manera fraterna con el episcopado, cuando este se integra en los debates teológicos con apertura, con humildad y con querer también generar una conversión. Éso eso es lo que Francisco llama conversión pastoral.

Ojalá que nuestros obispos sean cada día, un poco más así. Me decía uno de nuestros estudiantes, teníamos muchos ayudándonos, que de repente se había dado cuenta de que estaba hablando con un cardenal. Que en los días que llevaba, no se había fijado en que era el cardenal Baltazar Porras. Eso, es un signo de lo que debe primar en las relaciones humanas, la fraternidad.

Fuente: Religión Digital

8 de Marzo. ¿Cuánto Queda para Recuperar la Dignidad de la Mujer?

Una reflexión sobre la igualdad en el día de la mujer.

 Por Juan Fernández de la Cueva

OBJETIVO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

 Nuestra cultura neoliberal trabaja como un alquimista que quiere transformar en oro todo lo que toca a través del mercado. El movimiento contracultural hippie lo convirtió en una moda bohemia, la fiesta Navidad en regalo de Papa Noel, San Valentín en un agasajo de amor… ¿Corre igual peligro la dignidad de la mujer en el 8 de marzo?

 Los orígenes de este día muestran que el objetivo fundamental era conseguir la dignidad de la mujer, por entonces negada en varios frentes como el sufragio universal, derecho al trabajo asalariado, a la formación profesional, igualdad en la oportunidad de cargos políticos y empresariales…

 Su inicio surgió cuando ya la Revolución Industrial había cuajado en movimientos reivindicativos (sindicalismo, socialismo, anarquismo, y comunismo) que luchaban por la dignidad del trabajador proletario y, en ese tándem, por la de la mujer trabajadora.

Un antecedente fue la celebración de las Mujeres Socialistas de USA en Nueva York, el 3 de mayo de 1908 en honor a la huelga de las trabajadoras textiles en la que 15.000 mujeres exigían una reducción de la jornada laboral, mejores salarios y derechos de voto.

En noviembre de 1909 comenzó la huelga de las camiseras también conocida como el Levantamiento de las 20.000 apoyado por la Liga Nacional de Sindicatos de Mujeres de Estados Unidos.

En 1910, la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague, reiteró la demanda de sufragio universal para todas las mujeres y, proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Unas semanas después, el 25 de marzo, murieron quemadas más de 140 jóvenes trabajadoras camiseras. El incendio fue provocado por unas bombas arrojadas para que abandonaran su huelga.

En 1911, como consecuencia de la decisión adoptada el año anterior en Copenhague, el Día Internacional de la Mujer se celebró por primera vez en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de 1 millón de mujeres y hombres. Añadieron la reivindicación del derecho de la mujer a ocupar cargos públicos, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

En 2011, a los 100 años de esta reivindicación, la ONU asumió impulsar la celebración del Día Internacional de la Mujer, comenzando a operar la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, también conocida como ONU Mujeres.

2.- ¿CÓMO ESTAMOS HOY EN ESTE CAMPO?

 Hemos avanzado muchísimo en la dignidad de la mujer pero nos queda otro tanto por conseguir.

 Acabar con la discriminación salarial es una de las prioridades del feminismo. En Alemania, la remuneración de las mujeres es, de media, un 23% más baja que la de los hombres, según la Oficina Federal Estadística. En España, una mujer necesita de media trabajar 84 días más al año, algo más de 4 meses, para cobrar el mismo salario que un hombre.

El actual modelo económico discrimina a las personas que se ocupan de la casa, los hijos, las personas dependientes,… ya que el tiempo dedicado no sólo no se traduce en un salario mensual, sino que además quedan privadas de los derechos a una pensión de jubilación, a la cobertura de accidentes en el hogar, a créditos bancarios o a prestaciones sociales (vacaciones, primas de beneficios…), porque no existen como trabajadoras.

La corresponsabilidad de la pareja en el trabajo dentro de casa no ha crecido en paralelo: las mujeres se han ido incorporando cada vez más al mercado laboral, en cambio, los hombres no han asumido de igual manera las tareas domésticas. En la Unión Europea, sólo el 3% de las familias comparten por igual las tareas domésticas, según la Encuesta de Usos del Tiempo. En España, las mujeres dedican de media tres horas diarias más que los hombres a tareas relacionadas con el hogar y la familia.

Esto se traduce en dobles y hasta triples jornadas para ellas, que les produce, en cambio, más problemas para ascender a puestos directivos. Lo que se denomina techo de cristal y suelo pegajoso.

En este escenario la Doctrina Social de la Iglesia reclama la urgencia de avanzar: “Estas dificultades, lamentablemente, no han sido superadas, como lo muestran en todo el mundo las distintas situaciones que humillan a las mujeres, sometiéndolas también a formas de verdadera y propia explotación” (Familiaris Consortio, 24)

 En definitiva: aún queda mucho para recuperar la dignidad de la mujer en el trabajo, uno de los objetivos fundamentales del Día de la Mujer. Cuidado con que nuestra cultura neoliberal puede reducir la dignidad de la mujer a la delicadeza y belleza femeninas, de las cuales el alquimista del mercado saca más oro.

 Fuente: Entre Paréntesis

Conexión y Desconexión Digital

Lograr una posición media entre la ‘adición’ y el rechazo total a las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación. Un punto desde el que quiere pararse y reflexionar el texto que compartimos a continuación.

Quiero plantear el creciente debate sobre la conexión y desconexión digital en términos inclusivos, lejos de la pobreza de pensamiento que impulsan los extremos, los de la conexión o desconexión. Porque reto real no está en alejarse de los avances, sino en cómo estos impactan y transforman estilos de vida en todos los aspectos y ámbitos (tiempo, espacio, relaciones, trabajo, educación…).

 A mi modo de ver, polarizar las posiciones no conduce más que a un enfrentamiento poco fructífero para el conjunto de la sociedad, en el que sacan rédito y beneficio sólo quien se hace portador de la bandera de una de las causas. Extremarse, alejarse de la prudencia y la moderación, parece lamentablemente un dato innegable de nuestra época. Invito a leer artículos sobre esta cuestión más allá de los titulares y descubrir en qué se parecen, más que en qué se diferencian. Seguramente todos apunten en una misma dirección, más o menos.

 Dotar de finalidad a la tecnología. ¿Para qué la queremos y en qué beneficia o maleficia?, pregunta válida en cualquier ámbito. Los defensores de la tecnología hacen valer sus avancen en diversos campos, no el valor por sí mismo. Los detractores no pueden negar lo que supone de crecimiento, pero sí critican con acierto que no toda su finalidad es tan bondadosa como parece ser, y que muchas veces se integra más en la vida cotidiana con objetivos poco humanos, poco sociales. Debemos revisar la finalidad comunicativa de la tecnología e igualmente el crecimiento desmesurado de lo meramente lúdico. Sólo hace falta ver el mercado de las grandes empresas tecnológica para contemplar a qué se destina la riqueza que los avances digitales generan.

Integrar, para no desintegrar. ¿Cuánto de (sanamente) integrada está en la vida? El gran argumento de quienes abogan por la desconexión es su aspecto desintegrador y las rupturas que provoca. Numerosos estudios nos invitan a revisar el daño que hace sobre la atención de los alumnos, la desvinculación real que afecta al entorno más cercano, al crecimiento de una sociedad de masas con mucha información sesgada pero carente de auténtico conocimiento o sabiduría, y de vez en cuando aparece un estudio que alerta sobre la pérdida de creatividad y de vida cotidiana. Como he dicho en otras ocasiones, todos estos indicadores lo único que señalan son malos usos generalizados de la tecnología, pero no una maldad intrínseca de la misma.

Conexión y desconexión. ¿Unir o separar? Ninguno de los dos extremos, sino lo mejor de ambas realidades. El trabajo sobre la bondad, que tantas veces hemos dejado a un lado. Porque no supone una pérdida, sino un crecimiento, nuevas oportunidades para lo humano. Lo que hoy se debe resaltar es el buen uso, para continuar en esa dirección. El arte de la desconexión presupone la conexión, la vinculación en un entorno no meramente analógico pero sí presencial, que tendría que hacernos igualmente pensar en una capacidad mayor de vinculación con el entorno propio. Conjugar ambas significa expresar el dominio de la persona sobre las cosas, no a la inversa; un ejercicio por tanto de libertad y voluntad, no de sometimiento ni de pérdida de sí mismo.

Haces dos años propuse el debate sobre si nos cansaremos del mundo digital, porque ya entonces había signos, no tan llamativos, que defendían la desconexión digital mientras otros muchos alababan sus virtudes. Poco después en este mismo blog, el profesor Fernando Vidal escribió un genial artículo sobre la ideología de la desconexión y más recientemente Sergio Redondo reabre el debate centrándose en los llamados millenials, pero no sólo en ellos. Igualmente convendría citar varios artículos, con una perspectiva crítica, de Agustín Domingo Moratalla.

 Fuente: Entre Paréntesis

Los 6 Desafíos de la Comunicación Digital

El Jesuita Antonio Spadaro sugiere 6 claves sobre las que trabajar para pensar el modo de hacer trabajo pastoral y vivir una fe profunda en la era digital.

Por Antonio Spadaro SJ

Internet es una realidad que forma parte de la vida cotidiana: no es una opción, sino un dato de hecho. La red hoy se presenta como un tejido conectivo de las experiencias humanas. No como un instrumento. Las tecnologías de la comunicación están creando un ambiente digital en el que el hombre aprender a informarse, a conocer el mundo, a establecer y mantener vivas las relaciones, contribuyendo a definir también un modo de habitar el mundo y de organizarlo, guiando e inspirando los comportamientos individuales, familiares y sociales. Para algunos «El ambiente digital no es un mundo paralelo o puramente virtual, sino que forma parte de la realidad cotidiana de muchos, especialmente de los más jóvenes» (Benedicto XVI). La evangelización no puede no considerar esta realidad.

Quisiera, por lo tanto, exponer aquí 6 desafíos importantes que la comunicación digital pone a nuestra pastoral, considerando, como había escrito Benedicto XVI, que «las redes sociales se alimentan de aspiraciones radicadas en el corazón del hombre».

-De la pastoral de la respuesta a la pastoral de la pregunta:

Vivimos bombardeados por mensajes, sufrimos de un exceso de información, la así llamada information overload. El problema hoy no es encontrar el mensaje de sentido, sino decodificarlo, es decir, reconocerlo como importante para mí, significativo sobre la base de las múltiples respuestas que recibo.

 En el tiempo de los motores de búsqueda, las respuestas están al alcance de la mano, están en todas partes. Por esto es que hoy es importante no tanto dar respuestas ¡Todos dan respuestas! “The teacher doesn’t need to give any answers because answers are everywhere” (Sugata Mitra, profesor de Educational Technology en la Newcastle University). Hoy es importante reconocer las preguntas importantes, las fundamentales. Y hacer de tal modo que nuestra vida quede abierta, que Dios nos pueda hablar todavía.

 El anuncio cristiano hoy corre el riesgo de presentar un mensaje ubicado al lado de otros, una respuesta entre muchas otras. Más que presentar el Evangelio como el libro que contiene todas las respuestas, es necesario aprender a presentarlo como el libro que contiene todas las preguntas justas.

 La gran palabra que debemos descubrir, entonces, es un antiguo conocimiento del vocabulario cristiano: el discernimiento espiritual, que significa reconocer entre las tantas respuestas que hoy recibimos cuáles son las preguntas importantes, las verdaderas y fundamentales. Es un trabajo complejo y exige una gran sensibilidad espiritual.

 “Nunca hay que responder preguntas que nadie se hace” (Evangelii Gaudium, 155).

 ¿La Iglesia sabe involucrarse con las preguntas y las dudas de los hombres? ¿Sabe despertar las preguntas irreprimibles del corazón, sobre el sentido de la existencia? Es necesario saberse insertar en el diálogo con los hombres y mujeres de hoy, para comprender las expectativas, las dudas, las esperanzas.

 Me ha llamado la atención el hecho de que Papa Francisco, respondiendo a una pregunta hecha por un periodista en el vuelo que lo llevaba desde Tel Aviv a Roma, haya dicho: “No sé si me he acercado un poco a si inquietud…”

 -De la pastoral centrada en los contenidos a la pastoral centrada en las personas:

 Hoy está cambiando, también, la modalidad de entrega de los contenidos.

 Estamos asistiendo el colapso de las programaciones… Hasta hace algún tiempo MTV (Music Television), entre los jóvenes era considerada una emisora de «culto». Ahora está sufriendo una crisis o, si queremos, una transformación de lo que antes era – una emisora de una notable cantidad de videos musicales presentados por VJ – en emisora de reality show y series televisivas dirigidas sobre todo al público adolescente y adulto joven.

 Los jóvenes, de hecho, tal vez disfrutan la música de internet y no hay más razones para que la disfruten desde la TV. La TV es un ruido de fondo, el zumbido del mundo. Se le deja hablar… Raramente hoy encuentra lugar en las habitaciones de los jóvenes. Hoy, por otro lado, el ver implica la selección y la posibilidad del comentario y de la interacción. Y esta posibilidad es dada por una red social como YouTube.

 La fe parece participar de esta lógica. Las programaciones son sustituidas por las búsquedas personales y por los contenidos accesibles siempre en la red.

El catecismo era una forma para presentar de manera ordenada, coherente y marcada los contenidos de la fe. En un tiempo en el que las programaciones están en crisis, esta modalidad de presentar la fe está en crisis.

 ¿Qué desafíos pone todo esto a la fe y a su comunicación? ¿Cómo hacer para que la Iglesia no se convierta en un container para acceder como un televisor que «habla» sin comunicar?

 Una dirección de respuesta a esta pregunta la encontramos en un pasaje de mons. Claudio Maria Celli, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, en su presentación en el Sínodo de los obispos sobre la Nueva Evangelización: «la jerarquía eclesiástica, como también la política y social, debe encontrar nuevas formas para elaborar la propia comunicación, a fin de que su aporte a este fórum reciba una atención adecuada. Estamos aprendiendo a superar el modelo del púlpito y de la asamblea que escucha por el respeto de nuestra posición. Estamos obligados a expresarnos nosotros mismos de modo que involucremos y convenzamos a los otros que a su vez comparten nuestras ideas con sus amigos, “followers” o compañeros de diálogo»

 La vida de la Iglesia está llamada a asumir una forma siempre más comunicativa y participativa.

 -De la pastoral de la transmisión a la pastoral del testimonio:

La verdadera novedad del ambiente digital está en su naturaleza de red social, es decir, en el hecho de que permite hacer emerger no solo las relaciones entre yo y tú, sino mis relaciones y tus relaciones. En la red emergen no solo las personas y los contenidos, sino que también mis relaciones. Comunicar, por lo tanto, no significa transmitir, sino compartir.

 La sociedad digital no es pensable y comprensible solo a través de sus contenidos. No están solo las cosas, sino las «personas». Están sobre todo las relaciones: el intercambio de los contenidos que ocurre al interior de las relaciones entre personas. La base relacional del conocimiento en la Red es radical.

 Se entiende bien, por lo tanto, cuán importante es el testimonio. Y esto es un aspecto determinante. Hoy el hombre en la Red se confía de las opiniones en forma de testimonio. Pensemos en las librerías digitales o en las tiendas musicales. Pero los ejemplos se pueden multiplicar: se trata siempre de los user generated contents que han hecho la «fortuna» y el significado de las redes sociales.

 La lógica de las redes sociales nos hace comprender mejor que antes que el contenido compartido está siempre estrechamente ligado a la persona que lo ofrece. No hay, de hecho, en esta red ninguna información «neutra»: el hombre está siempre involucrado directamente en aquello que comunica.

 En este sentido, el cristiano que vive inmerso en las redes sociales está llamado a una autenticidad de vida muy exigente: ella toca directamente el valor de su capacidad de comunicación. De hecho, ha escrito Benedicto XVI en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones del 2011, «Cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales».

 El documento de Aparecida en el número 145 afirmaba claramente: “La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo (cf. Hch 1, 8)”.

 La fe, por lo tanto, no solo se «transmite», sino que sobre todo puede ser suscitada en el encuentro personal, en las relaciones auténticas.

 Siempre en el documento de Aparecida, en el número 489, aun habiendo sido escrito antes del nacimiento de las redes sociales, ya afirmaba: “los sitios pueden reforzar y estimular el intercambio de experiencias y de informaciones que intensifiquen la práctica religiosa a través de acompañamientos y orientaciones”.

 -De la pastoral de la propaganda a la pastoral de la proximidad:

 Evangelizar no significa hacer «propaganda» del Evangelio. La Iglesia en la Red está llamada no a una «emisión» de contenidos religiosos, sino a un «compartir» el Evangelio.

 Y para Papa Francisco este compartir es largo. Escribe claramente: « Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios». El Papa parece leer en la red el signo de un don y de una vocación de la humanidad a estar unida, conectada.

 Revive, gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación, «el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación» (Evangelii Gaudium, 87).

 En su Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2014, Papa Francisco ha definido el poder de los «medios» como «proximidad».

 ¿Cómo se manifiesta el ser prójimo en el nuevo ambiente creado por las tecnologías digitales? Papa Francisco, hablando a los comunicadores en el 2002, había escogido la parábola del buen samaritano, como imagen de referencia del comunicador.

 -De la pastoral de las ideas a la pastoral de la narración:

  1.  Las fotos «etiquetadas», «geolocalizadas», colocadas en el momento exacto en el que han sido compartidas son el álbum fotográfico en vivo de nuestra vida.
  2.  Nuestros tuits o las actualizaciones de estado en Facebook y los post de nuestros blogs conservan nuestros pensamientos, pero también nuestros estados emocionales.
  3.  Las librerías online y las otras tiendas tienen huellas de nuestros gustos, de nuestras elecciones, de nuestras adquisiciones y, a veces, también de nuestros comentarios.
  4. Los videos en YouTube construyen en fragmentos el film de nuestra vida hecho con nuestros videos o por aquellos que nos gustan.

 El streaming de nuestra vida no está hecho solo de lo que enviamos en la Red, sino también por aquello que nos gusta y por lo que señalamos a los otros, también gracias al botón “me gusta”, a nuestros followers y a nuestros amigos.

 La experiencia compartida en las redes sociales es el opuesto de lo que ocurría en tiempos de Robert Musil que escribía: «la probabilidad de aprender desde el periódico una experiencia extraordinaria es mucho mayor a la de vivirla personalmente»

Hoy, en cambio, las redes sociales ofrecen la oportunidad de hacer más significativa la experiencia vivida subjetivamente gracias a las publicaciones y al compartir en una red de relaciones. Las noticias de los periódicos no están relacionadas conmigo y, en un cierto sentido, terminan por ser percibidas como menos «extraordinarias» o como menos interesantes.

 La Red es una oportunidad, porque narrar en todo caso es restituir los sujetos del conocimiento a la densidad simbólica y experiencial del mundo. Y hoy está muy alimentado el deseo de narración al interior de los vínculos y relaciones. La narración en la red puede ser, sí, individualista y autorreferencial, pero puede ser también polifónica y abierta.

 Interesante en este propósito es la posibilidad de agregar material compartido en diferentes redes sociales sobre una plataforma como Storify que permite la interconexión con Twitter, Facebook, Flickr, YouTube… y las abre al compartir. En la base está la consciencia de que cada uno de nosotros es un “living link”. La interactividad es la cifra radical de este “lifestreaming”.

 -Una pastoral atenta a la interioridad y a la interactividad:

 La vida espiritual del hombre contemporáneo está ciertamente tocada por el mundo en el que las personas descubren y viven las dinámicas propias de la Red, que son interactivas e inmersivas. El hombre que tiene un cierto hábito con la experiencia de internet, de hecho, aparece más dispuesto para la interacción que a la interiorización.

 Y, generalmente, «interioridad», es sinónimo de profundidad, mientras que «interactividad» es, frecuentemente, sinónimo de superficialidad ¿Estaremos condenados a la superficialidad? ¿Es posible conjugar profundidad e interactividad? El desafío es muy grande.

 Sustancialmente podemos constatar que el hombre de hoy, habituado a la interactividad, interioriza las experiencias si es capaz de tejer con ellas una relación viva y no puramente pasiva, receptiva. El hombre de hoy concibe como válidas las experiencias en las cuales se pide su «participación» y su involucramiento.

 Hoy la profundidad se conjuga con una inmersión en una verdadera y propia «realidad virtual».

 En la web, entendida como lugar antropológico, no hay «profundidad» para explorar, sino «nodos» para navegar y conectar entre ellos de manera fija. Lo que parece «superficial» es solamente el proceder en modo, tal vez inesperado y no previsto, de un nodo al otro. La espiritualidad del hombre contemporáneo es muy sensible a estas experiencias…«la superficie en lugar de la profundidad, la velocidad en lugar de la reflexión, las secuencias en lugar del análisis, el surf en lugar de la profundización, la comunicación en lugar de la expresión, la multitarea en lugar de la especialización»

 ¿Cuál será la espiritualidad de las personas cuyo modus cogitandi está en fase de «mutación» a causa de su habitar en el ambiente digital? Un camino para evitar esta pérdida consiste en el evitar oponer demasiado velozmente profundidad con interacción, superficialidad con interiorización.

 La red, ciertamente, no está privada de ambigüedades y utopías. En todo caso, la sociedad fundada en las redes de conexión comienza a poner desafíos verdaderamente significativos tanto para la pastoral, como para la comprensión misma de la fe cristiana, a partir de su lenguaje de expresión. Los desafíos son exigentes. Nuestra tarea también lo es.

 Fuente: Teología Hoy