La Fuerza de los Pequeños: la Teología de la Liberación

El teólogo de la Liberación Leonardo Boff relata sobre el Encuentro de Teología de la Liberación que se llevó adelante en Puebla, México.

Del 12 al 14 de octubre unos 50 teólogos y teólogas de toda América Latina tuvimos un encuentro en Puebla (México). Fue organizado por Amerindia, una red de organizaciones y de personas comprometidas con los procesos de transformación y de liberación de nuestros pueblos. Esta reunión, hecha en clave cristiana y crítica, analiza el momento histórico en que vivimos, con una perspectiva holística, enfatizando los contenidos místicos/proféticos y metodológicos de la Teología de la Liberación, hecha a partir de esa realidad.

Allí estaban algunos de los “padres fundadores” de este tipo de teología (a principios de la década de 1970), todos entre 75-80 años, que se encontraban con la nueva generación de jóvenes teólogos (indígenas entre ellos) y teólogas (algunas negras e indígenas). Con un sentido profundamente igualitario y fraterno, queríamos identificar nuevas sensibilidades, nuevos enfoques y maneras de procesar ese tipo de teología, qué dignidad atribuimos a los que no cuentan y son invisibilizados en nuestra sociedad de corte neoliberal y capitalista.

En vez de conferencias –hubo solo dos introductorias en la apertura– preferimos trabajar en mesas redondas, en pequeños grupos y hacer intercambios en conjunto. De esta forma todos podían participar en un enriquecimiento fecundo. Había teólogos/as que trabajaban en medio de indígenas, otros en las periferias pobres de las ciudades, otros en la cuestión de género (como superar relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres) en toda una región, otros eran profesores e investigadores universitarios pero orgánicamente vinculados a los movimientos sociales. Todos venían de experiencias fuertes y hasta peligrosas, especialmente en América Central con los cárteles del narcotráfico, las desapariciones, las “maras” (crimen organizado de jóvenes violentos) y la violencia policial. Todos los trabajos fueron transmitidos por internet y había miles de seguidores en todo el Continente.

No se puede resumir la densidad reflexiva de tres días de trabajo intenso, pero quedó claro que hay distintas formas de entender la realidad (epistemologías), ya sea de los pueblos originarios, sea de los afrodescendientes, sea de hombres y mujeres marginados e integrados. Para todos era evidente que no se puede resolver el problema de los pobres sin la participación de los propios pobres. Ellos deben ser los sujetos y protagonistas de su liberación. Nosotros estamos dispuestos a ser aliados y fuerza secundaria.

La Teología de la Liberación de los “viejos” y de los nuevos escomo una semilla que representa la “fuerza de los pequeños”, lema del encuentro. Esa semilla no murió. Seguirá viva mientras haya un único ser humano oprimido que grite por liberación.

Recordamos el poema de Pablo Neruda: “¿Cómo saben las raíces que deben subir a la luz y luego saludar al aire con tantas flores y colores?” Con Dostoievsky y con el Papa Francisco creemos también que fundamentalmente lo que salvará al mundo es la belleza, fruto del amor a la vida y a aquellos que injustamente menos vida tienen.

Un encuentro que ya es tradición

Siempre que se celebra un Foro Social Mundial, tres días antes, se celebra también un Foro Mundial de la Teología de la Liberación. Participan más de dos mil personas de todos los Continentes (Corea del Sur, varios países de África, Estados Unidos, Europa y de toda América Latina) que practican en sus trabajos este tipo de teología. Ella implica tener siempre un pie en la realidad de la pobreza y de la miseria y otro pie en la reflexión teológica y pastoral. Sin este maridaje no existe Teología de la Liberación que merezca ese nombre.

Cada cierto tiempo hacemos nuestras evaluaciones. La primera pregunta es: ¿cómo está el Reino de Dios aquí en nuestra realidad contradictoria? ¿Dónde están las señales del Reino en nuestro Continente, pero también en China, en África crucificada, especialmente en medio de los pequeños de nuestros países? Preguntar por el Reino no es preguntar cómo está la Iglesia, sino cómo va el sueño de Jesús, hecho de amor incondicional, de solidaridad, de compasión, de justicia social, de apertura a lo Sagrado y qué centralidad se da a los oprimidos. Estos y otros valores forman el contenido de lo que llamamos Reino de Dios, el mensaje central de Jesús. El nombre es religioso pero su contenido es humanístico y universal. Él vino a enseñarnos a vivir esos valores y no simplemente a trasmitirnos doctrinas sobre ellos.

Igualmente, cuando se pregunta cómo va la Teología de la Liberación, la respuesta está contenida en esta pregunta: ¿cómo están siendo tratados los pobres y los oprimidos, las mujeres, los desempleados, los pueblos originarios, los afrodescendientes y otros excluidos? ¿Cómo entran en la práctica liberadora de los cristianos? Conviene subrayar que lo importante no es la Teología de la Liberación sino la liberación concreta de los oprimidos. Esta es una presencia del Reino y no la reflexión que se hace.

Fuente: CPAL Social

 

La Unidad Prevalece Sobre el Conflicto

Una reflexión sobre la Encíclica Evangelii Gadium tras los atentados en diferentes partes del mundo.

Por Pedro Torres – Sacerdote católico. Miembro del Comipaz.

Hay que animarse a reafirmar que la paz es posible, que necesitamos no sólo respetar y tolerar las diferencias sino apreciarlas yendo más allá de la superficie conflictiva y mirando a los demás en su dignidad más profunda.

Los muy dolorosos sucesos vividos en España y que son una nueva herida a la paz mundial me hicieron cambiar el rumbo de la columna de esta semana y me llevaron a releer la Exhortación Apostólica “Evangelio de la Alegría”, del papa Francisco.

En ella, luego de hablar mucho de la alegría y el amor, dedica unos párrafos iluminadores sobre la paz y el bien común. Denuncia falsas formas de la paz y enuncia novedosamente como emanados de la Doctrina Social de la Iglesia cuatro principios relacionados con tensiones bipolares propias de toda realidad social necesarios para la construcción de la paz, la justicia y la fraternidad: el tiempo es superior al espacio; la unidad prevalece sobre el conflicto; la realidad es más importante que la idea; el todo es superior a la parte.

El segundo postula que la unidad prevalece sobre el conflicto, y habla de la necesidad de no ignorar o disimular los conflictos sino asumirlos pero poniéndolos en perspectiva, porque si nos detenemos en la coyuntura conflictiva perdemos el sentido profundo de la realidad, quedamos atrapados en ella.

Nos hace notar Francisco, como dejando resonar en él un eco de la parábola del Buen Samaritano que, ante el conflicto, algunos simplemente lo miran y siguen adelante como si nada pasara, se lavan las manos para poder continuar con su vida. Otros entran de tal manera en el conflicto que quedan prisioneros, pierden horizontes, proyectan en las instituciones las propias confusiones e insatisfacciones y así la unidad se vuelve imposible.

Pero hay una tercera manera, la más adecuada, de situarse ante el conflicto. Es aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso.

Hay que animarse a reafirmar que la paz es posible, que necesitamos no sólo respetar y tolerar las diferencias sino apreciarlas yendo más allá de la superficie conflictiva y mirando a los demás en su dignidad más profunda. La diversidad es bella cuando acepta entrar constantemente en un proceso de reconciliación, hasta sellar una especie de pacto cultural que haga emerger una “diversidad reconciliada”, nos dice el Papa. Necesitamos, aun más, amarnos a tal punto que podamos devolver bien por mal y romper así la dinámica terrorífica de la violencia fundamentalista.

Fuente: La Voz Online

Aporofobia: el Desprecio al Pobre

Las personas en situación de calle y que experimentan la pobreza en general son los más rechazados e invisibilizados en nuestras sociedades contemporáneas.

Por Gaby Jorquera

Una de las cosas que caracteriza la vida de las personas sin hogar es estar constantemente frente a la mirada de otros. Su vida y su intimidad, por estar en espacios públicos, está en permanente exposición. No sólo les sucede a las personas que viven de forma más o menos permanente en la calle, sino también a aquellos que están en albergues u otros recursos masificados, donde la privacidad es compartida, y donde los momentos del día en los que se está a solas son escasos. Dormir, usar el baño, comer, pensar, estar, todo se hace con poca intimidad.

Aunque estar permanentemente expuesto no significa ser constantemente observado… De hecho a quienes les toca vivir en la calle se les mira poco… Liu Bolin, “el hombre transparente”, el artista chino que aparece en la portada del post, lo grafica perfectamente: se mimetiza con el entorno. Una parte importante de la sociedad percibe así a las personas sin hogar, figuras periféricas que no acaban de parecer reales, una parte del paisaje urbano…

Es una representación deshumanizadora. Cuando percibimos a estas personas no como personas, sino cosas, les desproveemos de dignidad, lo que pone en cuestión directamente sus derechos.

Pero ni siquiera son invisibles. La presencia de personas sin hogar en el espacio público tiene el extraño efecto de girar cabezas. No es solo que la mayoría no los mire, es que son activamente ignorados.

Y entre aquellos que los miran, hay quienes lo hacen con desprecio, con odio…

Esto es lo que explica Adela Cortina en su libro Aporofobia, el odio al pobre (Paidós, 2017) Comienza preguntándose por la xenofobia, el rechazo al extranjero. Le resulta extraño que algunos extranjeros no sólo no son rechazados, sino que son muy bienvenidos. Nos encantan. Los extranjeros, cuando son turistas, nos entusiasman. Si tienen dinero, mucho más.

Entonces, no odiamos a todos los extranjeros, sólo a una parte de ellos… ¿Cuál es la diferencia entre los amados y los odiados? La pobreza. Quienes nos repugnan son los extranjeros pobres.

Adela Cortina propone una palabra nueva para esto: aporofobia, compuesta del vocablo griego aporo, pobre, y fobia, miedo, rechazo. Es especialmente interesante la reflexión que hace sobre la diferencia que la aporofobia plantea en relación a otras fobias. La pobreza no tiene que ver con la identidad de las personas, no es una característica intrínseca a ellos. Es una situación externa, involuntaria, y que obedece a la falta de oportunidades de integración que ofrece una sociedad.

Esta es la situación en la que vive la mayor parte de personas sin hogar. Demasiado invisibles para la mayoría que puede protegerlos e integrarlos. Suficientemente visibles para una minoría que quiere atacarlos.

La mayor parte de personas que viven en calle han sido víctimas de violencia. Les roban pertenencias, las queman, orinan sobre ellos, les golpean, los insultan. Son blancos fáciles, visibles, vulnerables. La mayor parte de esas agresiones no son denunciadas. Entonces ¿cómo asegurar la protección de la ley en estos delitos de odio?

Lo fundamental sería evitar que no ocurran: Garantizar la protección de los más pobres y su acceso a la vivienda.

Mientras tanto, podemos poner en marcha mecanismos fáciles y accesibles de denuncia de agresiones. Por ejemplo, la ciudad de Madrid ha puesto en marcha una iniciativa muy interesante para tratar con los delitos de odio, entre ellos, los delitos de odio hacia los más pobres.

Y para nosotros, los ciudadanos de a pie, podemos mirar y ver a las personas sin hogar, con una mirada humanizadora. Romper la invisibilidad, que es también el amparo de quienes odian. Y jamás, jamás, debemos permitir que el odio sea parte de nuestra convivencia.

Fuente: Entre Paréntesis

Desastres Naturales en México: “El amor ha sido más fuerte que el dolor y que el miedo»

La respuesta del Pueblo Mexicano frente a los desastres naturales que han tenido que enfrentar es un signo de esperanza para el país.

Por: P. Francisco Magaña S.J.

Ante los recientes desastres naturales que han afectado a miles de personas en México, los jesuitas nos unimos a la pena que embarga a las familias que lamentablemente han perdido a seres queridos y su patrimonio, pero también consideramos que la respuesta de los mexicanos ante la tragedia es un símbolo de esperanza para un mejor futuro en el país.

“El amor ha sido más fuerte que el dolor y que el miedo y eso ha salvado vidas y ahí está también la salvación de este país», señala el padre Francisco Magaña, provincial de los jesuitas en México, en un mensaje de esperanza dirigido a las mujeres y hombres del país.

Reconoce que hay mucho que hacer en la emergencia, “en la reconstrucción y en la construcción del país que todas y todos necesitamos“, pero también señala el valor de los jóvenes que han mostrado su solidaridad y compromiso con quienes sufren:

“Lo que han vivido estos jóvenes quedará para siempre en sus vidas y seguramente esto les abrirá el horizonte para una organización de la convivencia más humana y justa».

También hace un llamado para seguir apoyando a los más necesitados: “Los jesuitas y nuestras obras educativas, sociales, parroquias, centros de espiritualidad (por mencionar algunas) están en esta tarea por medio de diferentes acciones. También a través de la Fundación Loyola estamos recibiendo donativos para la reconstrucción en las zonas más necesitadas”.

Fuente: CPAL SJ

Fiesta de Todos los Santos: “Con la Esperanza el Alma Sigue Adelante”

Homilía del Papa Francisco para la fiesta de ‘Todos los Santos’ del año 2013.

A esta hora, antes del atardecer, en este cementerio nos recogemos y pensamos en nuestro futuro, pensamos en todos aquellos que se han ido, que nos han precedido en la vida y están en el Señor.

Es muy bella la visión del Cielo que hemos escuchado en la primera lectura: el Señor Dios, la belleza, la bondad, la verdad, la ternura, el amor pleno. Nos espera todo esto. Quienes nos precedieron y están muertos en el Señor están allí. Ellos proclaman que fueron salvados no por sus obras —también hicieron obras buenas— sino que fueron salvados por el Señor: «La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero» (Ap 7, 10). Es Él quien nos salva, es Él quien al final de nuestra vida nos lleva de la mano como un papá, precisamente a ese Cielo donde están nuestros antepasados. Uno de los ancianos hace una pregunta: «Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?» (v. 13). ¿Quiénes son estos justos, estos santos que están en el Cielo? La respuesta: «Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero» (v. 14).

En el Cielo podemos entrar sólo gracias a la sangre del Cordero, gracias a la sangre de Cristo. Es precisamente la sangre de Cristo la que nos justificó, nos abrió las puertas del Cielo. Y si hoy recordamos a estos hermanos y hermanas nuestros que nos precedieron en la vida y están en el Cielo, es porque ellos fueron lavados por la sangre de Cristo. Esta es nuestra esperanza: la esperanza de la sangre de Cristo. Una esperanza que no defrauda. Si caminamos en la vida con el Señor, Él no decepciona jamás.

Hemos escuchado en la segunda Lectura lo que el apóstol Juan decía a sus discípulos: «Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce… Somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es» (1 Jn 3, 1-2). Ver a Dios, ser semejantes a Dios: ésta es nuestra esperanza. Y hoy, precisamente en el día de los santos y antes del día de los muertos, es necesario pensar un poco en la esperanza: esta esperanza que nos acompaña en la vida. Los primeros cristianos pintaban la esperanza con un ancla, como si la vida fuese el ancla lanzada a la orilla del Cielo y todos nosotros en camino hacia esa orilla, agarrados a la cuerda del ancla. Es una hermosa imagen de la esperanza: tener el corazón anclado allí donde están nuestros antepasados, donde están los santos, donde está Jesús, donde está Dios. Esta es la esperanza que no decepciona; hoy y mañana son días de esperanza.

La esperanza es un poco como la levadura, que ensancha el alma; hay momentos difíciles en la vida, pero con la esperanza el alma sigue adelante y mira a lo que nos espera. Hoy es un día de esperanza. Nuestros hermanos y hermanas están en la presencia de Dios y también nosotros estaremos allí, por pura gracia del Señor, si caminamos por la senda de Jesús. Concluye el apóstol Juan: «Todo el que tiene esta esperanza en Él se purifica a sí mismo» (v.3). También la esperanza nos purifica, nos aligera; esta purificación en la esperanza en Jesucristo nos hace ir de prisa, con prontitud. En este pre-atarceder de hoy, cada uno de nosotros puede pensar en el ocaso de su vida: «¿Cómo será mi ocaso?». Todos nosotros tendremos un ocaso, todos. ¿Lo miro con esperanza? ¿Lo miro con la alegría de ser acogido por el Señor? Esto es un pensamiento cristiano, que nos da paz. Hoy es un día de alegría, pero de una alegría serena, tranquila, de la alegría de la paz. Pensemos en el ocaso de tantos hermanos y hermanas que nos precedieron, pensemos en nuestro ocaso, cuando llegará. Y pensemos en nuestro corazón y preguntémonos: «¿Dónde está anclado mi corazón?». Si no estuviese bien anclado, anclémoslo allá, en esa orilla, sabiendo que la esperanza no defrauda porque el Señor Jesús no decepciona.

Fuente: News.va

Acompañar en el Dolor de Quienes Están Lejos

Cómo acompañar la tristeza y el dolor cuando el otro está lejos.

Por Sonia Herrera

Andrea, una de mis mejores amigas, vive en China desde hace dos años. Es de Bilbao, pero vivió durante mucho tiempo en Barcelona y siempre se ha sentido una barcelonesa más. La última vez que nos vimos en persona hace unos meses quedamos en la fuente de Canaletes, en las Ramblas. La noticia del atentado le llegó un día tarde mientras estaba de vacaciones en una isla de Indonesia. Al enterarse, me llamó para comprobar que estábamos bien, pero la conexión telefónica no era demasiado estable y no alcanzamos a hablar demasiado.

Al volver a Shanghai me mandó algunos mensajes de audio por Whatsapp (es nuestra forma habitual de comunicación ya que desde China realizar una videoconferencia resulta toda una aventura). Hablamos de lo sucedido en Barcelona, de la reacción de la ciudadanía, de la desigual cobertura mediática, de la infoxicación que recibía estando lejos y de la dificultad de contrastar desde allí todo lo que le llegaba… Hablamos también del dolor, del miedo ante la propia violencia y ante las actitudes de odio que se podían desatar y de la conciencia de vulnerabilidad que se despierta con este tipo de hechos. En uno de esos mensajes, Andrea me dijo lo siguiente: “No sé qué decir. Os acompaño en el sentimiento. No se me ocurre una frase mejor”.

Estas semanas le he dado muchas vueltas a ese breve instante de nuestra “conversación”. A priori, puede parecer que esa frase no tiene nada de especial. Es una expresión cotidiana que se esgrime a menudo en los funerales o que escribimos cuando fallece alguien conocido. Pero con frecuencia también se convierte en un puro formalismo, en unas palabras vacías de significado que se dicen porque es lo que corresponde a la situación aunque quizás ni siquiera hayamos conocido a la persona que se vela. Por eso, al escuchárselas pronunciar a Andrea, sincera y estremecida, de repente, esas palabras tantas veces pronunciadas y escuchadas adquirieron su pleno significado.

Recurriendo al diccionario etimológico, ese significado aflora: “acción de comer un mismo pan”. Y da igual si ese pan está recién horneado o está rancio. Acompañar es compartir, estar junto al otro/a, empatizar, acercarse y dolerse con su dolor como describiera en unos de sus versos la poeta argentina Silvina Ocampo:

“Y lo reconociste en el momento / en que lloró a tus pies y que lo viste / desfigurado, sucio, hinchado y triste, / y lloraste con él su sentimiento”.

Y es que “acompañar en el sentimiento” es la preocupación y el dolor real por los amigos y amigas que están lejos. Es despertarte con el corazón en un puño ante la noticia de un atentado, de un sismo, de un huracán… Es alzarse en rebelión contra el perverso y maldito criterio de noticiabilidad que nos dice a quién debemos llorar y en qué momento en función de su proximidad geográfica. Es dejarse afectar no solo por lo cercano o por lo que atañe a nuestros seres queridos, sino por cualquier ataque a la humanidad. Es dotar de un sentido profundo y vivencial palabras como solidaridad, fraternidad o sororidad tan manidas y tan poco interiorizadas y encarnadas. Es significar de veras el concepto de “comunidad” y “ofrecer el corazón” de forma sincera e íntima como nos reclamaban Fito Páez y Mercedes Sosa allá por la década de los 80. Íntima, como explica Josep Maria Esquirol, “no en cuanto interior, sino en cuanto próxima, y también en cuanto central, nuclear” en nuestro ser. Porque el individualismo disfuncional y psicótico imperante solo puede superarse si ponemos en el centro de nuestras vidas al otro/a, no de forma abnegada y alienante, sino ayudándonos a resistir mutuamente.

Fuente: Blog Critanisme i Justicia

Mariano Moragues: «Vivimos tres Jesuitas con seis Presos en un piso de Reinserción»

Mariano Moragues SJ cuenta la experiencia de seis jesuitas en Valencia que han sido destinados a trabajar con personas privadas de la libertad a distintos niveles en una de las cárceles más pobladas.

Por Mariano Moragues SJ

En Valencia se encuentra la cárcel con más personas privadas de libertad, unas 2.400, con todas las modalidades: preventivos (aún están esperando juicio y condena), los que ya tienen sentencia firme, jóvenes, mujeres, madres, hombres, enfermería con enfermos crónicos y mentales.

También, adjunto a los edificios penitenciarios, está el Tercer Grado, la semilibertad . Allí está presente la Iglesia de Valencia a través de la Pastoral Penitenciaria, que trabaja en tres campos: Prevención, con charlas en centros educativos, en el Interior de la cárcel y la Reinserción. En tres áreas importantes Área religiosa (Eucaristías, formación religiosa en cristología, catequesis sacramental), Área social( talleres), y Área jurídica (asesoría y mediación).

Hace casi siete años que estoy de capellán en Valencia y antes seis en Mallorca, y siempre nos ha preocupado la Reinserción, que es una etapa complicada, después de una experiencia de privación de libertad, donde se pierden muchas relaciones familiares, de amistades…, de saber cómo funciona el mundo en el día a día.

Para la Reinserción atendemos a unas 42 personas que están en semilibertad en cuatro casas. Tres casas para hombres (dos con 10 y una con 6) y una para mujeres (con 15 mujeres). Llevan una pulsera telemática que controla que estén en nuestras casas de 23,30 a 06,00 horas de lunes a viernes. Y de viernes a lunes funcionan permisos de tres días. En una de esas casas vivimos 3 jesuitas con 6 personas privadas de libertad con pulsera telemática de lunes noche a viernes por la mañana, y de viernes al mediodía a lunes al mediodía con permisos de tres días. Es el Piso de Acogida Claver.

En el Piso de Acogida Claver vivimos ya hace más de 5 años una experiencia comunitaria religiosa muy interesante, acogemos y somos acogidos, los queremos y nos quieren. Es una comunidad abierta a los pobres y compartir sus alegrías y sus penas en el día a día. Creo que este tipo de comunidad religiosa es el futuro. Desde ahí se entiende que a Jesús le gustaba comer con los «pecadores» personas mal vistas en la sociedad. Esas comidas enriquecen mucho nuestra vida humana y religiosa.

En otro Piso, Hogar Scala, lo llevan los Redentoristas que cada noche los atienden. Otro Piso , P. Jofrélo lleva un voluntario. En el Piso de mujeres, Mª Antonia de la Misericordia, que es una donación de las Hnas oblatas lo lleva un matrimonio y voluntarias.

Tenemos un programa de formación por las mañanas de lunes a viernes que le llamamos POP (Punto de Orientación Penitenciaria) donde se da formación en búsqueda de trabajo, alfabetización, terapias sicológicas, ocio, informática.

Todo ello muy apoyado por la Arquidiócesis de Valencia y por los superiores religiosos, así como por los laicos. Hay unos 118 voluntarios y congregaciones religiosas: Redentoristas, Mercedarios, Hnas de la Caridad, Salesianas, Trinitarias, Jesuitas.

Para esta tarea del Reino, estamos convencidos que los primeros invitados al banquete son las personas privadas de libertad y nosotros, voluntarios, religios@s, laicos, somos invitados al banquete por ellos. Esta tarea del Reino da «mono» cuando se empieza no se quiere abandonar. Cuando se ha perdido todo y especialmente la libertad, solo queda Dios, y ese Dios y ese cariño es el que se nos transmite. En misa los fines de semana tenemos unos 350 feligreses.

No quiero, ni intento decir quién es Dios, pero los fines de semana al entrar en la cárcel y ver a las madres, parejas, hijos que van a visitar a los suyos, se me hace una imagen de Abba. A esas madres y familiares se les ha hecho mucho daño, pero ell@s siguen fiándose de sus hijos por puro amor y cariño. A Abba le hemos hecho muchas traperías, pero Él se sigue fiando de nosotros.

No soy un experto en la vida religiosa, pero aconsejo que no tengamos miedo de acoger a los pobres en nuestras casas y hacer comunidad con ellos, pues son la puerta para entender el Reino de Dios.

Fuente: Periodista Digital

Humanizar el Mundo de la Cárcel

Entrevista a César Pizarro, presidente de 81 Razones, una agrupación que reúne a los familiares de las víctimas del incendio de la cárcel de San Miguel (Chile). Pero la causa que moviliza a César no responde sólo a la muerte de su hermano en el siniestro, sino también a las condiciones de vida de todas las personas privadas de libertad.

¿Cuáles son las 81 razones que los movilizan?

Hoy día son más de 81 razones las que nos mueven. En el principio, cuando nació la agrupación pensamos que teníamos sólo 81 razones por las que luchar, pero con el tiempo nos dimos cuenta que nuestra causa no respondía solo a la muerte de nuestros hermanos y familiares, algo nos decía que también había que luchar por los hermanos que no fallecieron ese día, por sus familias, por las condiciones de vida de los presos. Nuestra labor es ir humanizando el mundo de la cárcel.

¿Qué piensas cuando escuchas comentarios que dicen “no importa que murieran porque eran delincuentes”?

Creo que también hay que entender la rabia de la gente, porque la delincuencia es algo que nos molesta todos, da mucha rabia que te quiten lo que ganaste con tu trabajo y más cuando te sacan la cresta. ¿Quién no está chato de los cogoteos en el micro? Por otro lado, también hay que reconocer que nuestra justicia tiene un precio. Vivimos en un país en el que si tengo plata puedo atropellar, robarle a la gente, coludirme y salir libre. Sólo basta con ir a la cárcel y ver que la mayoría de los presos son personas pobres, cuando están lejos de ser los únicos que comenten delitos en Chile.

¿Quiénes se preocupan por la vida de los presos cuando han roto todo contacto afectivo con el exterior?

Sí existe gente que se preocupa de los presos. Por ejemplo, una amiga que trabaja con nosotros vivió una experiencia muy difícil, a su esposo le llegó un balazo un día que fue a comprar a la ferretería mientras ella lo esperaba con su hijo en la casa. Su esposo murió ahí mismo. Uno podría preguntarse: ¿Por qué ayuda si le paso algo así? Bueno, si todos le copiáramos un poco a ella, nosotros, el gendarme, el policía, el chofer con el pasajero, los mismos presos… todos tendríamos una sociedad mucho más humana.

¿Y dentro de la cárcel?

Los mismos presos ayudan a otros presos, gendarmes comprometidos, abogados que son re jugados y muchas ONG’S como la nuestra. Pero ha sido difícil unirlos a todos, porque este es un mundo muy marginado, todos los días vemos en las noticias cogoteos, asaltos, asesinatos, ¿Quién va a querer ayudarlos? La gente que critica la cárcel y le importa un carajo este mundo, sólo se preocupan por esta realidad cuando tienen un familiar en la cárcel o ellos mismos van derechito para allá.

¿Funcionan los programas de reinserción?

En algunos casos sí funcionan. Por ejemplo, con el Capellán de Gendarmería, Luis Roblero, están funcionando los “Espacios Mandela” donde se imparten diferentes talleres y oficios que han resultado. Pero otro tema es qué hacer con los diplomas, porque las oportunidades laborales se cierran completamente cuando se tienen los papeles manchados. Por eso también estamos luchando porque se elimine el Decreto Ley N°409, para que una vez cumplida la condena la persona salga con los papeles limpios, pero con un seguimiento especial de ocho meses a un año, y así pueda rehacer su vida trabajando de nuevo.

Es muy difícil educar a los jóvenes cuando a la vuelta de la esquina se encuentran con la promesa de un narco que les dice: “Aquí están los vivos y los giles, dentro de los vivos están los empresarios coludidos, los dirigentes corruptos, los amiguismos y el pituteo. Ellos hacen lo mismo que nosotros, los vivos”. ¿Cómo educas a tu hijo cuando algunos se empeñan en hacerlos vender su libertad?

En mi caso, gracias a Dios tengo a mi señora al lado, entre los dos educamos a nuestro hijo para que sea por sobre todo, una buena persona. Tratamos de enseñarle que las cosas que tenemos las lograremos con esfuerzo para que no sea materialista. Así cuando el narco de la esquina tire su anzuelo, él le responda diciendo: “No, con trabajo y esfuerzo también se puede porque mis viejos lo lograron”.

Tú fuiste capaz de canalizar el enojo involucrándote por una causa que busca justicia para las personas privadas de libertad. ¿Después de la rabia qué vino en tu vida?

Si hubiera estado solo quién sabe cómo habría terminado, quizás tirado por ahí. Pero yo no estuve solo, porque ver los ojos de mi señora me ayudó, también tener a mi hijo al lado me ayudó… Cuando lo veía (a mi hijo) caché que yo quería dejarle una mejor sociedad, para que él nunca viviera algo así, por eso pasé de la rabia a involucrarme… por ellos.

Fuente: Hogar de Cristo Chile

 

La Autoridad Hecha Servicio

Análisis sobre el estilo de liderazgo del Papa Francisco. “Ejercer cualquier cargo de autoridad en la Iglesia es un servicio que se ha de realizar desde el testimonio, la alegría y la valentía.”

Por Víctor Martínez, S.J.

En la manera de gobernar y ejercer su pontificado el papa Francisco ha dado testimonio de lo que ha de ser el ejercicio de la autoridad. Gestos concretos de humildad, cercanía y acogida a la bendición del pueblo de Dios; sencillez y austeridad en el modo de vida; trabajo corporativo y colegiado basado en el discernimiento previo a las determinaciones y decisiones han sido signos elocuentes de su magisterio.

El liderazgo evangélico ha sido una de las consignas y líneas de acción del Papa. Ejercer cualquier cargo de autoridad en la Iglesia es un servicio que se ha de realizar desde el testimonio, la alegría y la valentía. Se trata de ser testigos de la acción del Espíritu que actúa en nosotros desde la conversión y purificación; no de puestos que se alcanzan mediante el carrerismo, el gatopardismo espiritual o como recompensa a adulaciones y pagos de favores por bienes recibidos. El Papa ha insistido en que no hay cristianos de primera y de segunda, todos somos discípulos misioneros de Jesucristo. El ejercicio de la autoridad no debe ser cuestión de privilegios, acciones burócratas y formalistas para ocupar los primeros puestos y ser tratados con especial pleitesía y favoritismos, lejos de nosotros divinizar a los jefes o superiores y crear cortejos a su alrededor: comportamientos de exhibicionismo donde idolatremos a personas, propios de la mundanidad que distancia y divide.

El ejercicio de la autoridad, insiste el Papa, ha de hacerse desde el servicio con profesionalidad y santidad de vida. Vida inmersa en el Espíritu, apertura del corazón a Dios, humildad profunda y caridad fraterna. Se ha de ser levadura, sal y luz para nuestras instituciones eclesiales y para un mundo que nos necesita. Por ello, se ha de estar atentos a las estructuras de carácter controlador e inquisidor que se constituyen en cargas pesadas que nos hacen comodones, inamovibles y lejanos de la mayoría de nuestro pueblo.

Hombres y mujeres que ejercen la autoridad en misión confiada por la Iglesia serán, ante todo, hombres y mujeres de Dios, de un potencial de creatividad profética que les haga capaces de ser fieles a lo esencial, visionarios de futuro y anunciadores de la buena nueva; capaces de desenmascarar y denunciar todo abuso y toda injusticia. No ser ciegos y sordos a los signos de los tiempos y los lugares; saber comprender con el corazón, para animar y sostener, ayudar y socorrer, consolar y curar. No ser ciegos y sordos a los clamores y gritos de nuestro pueblo para liberar y salvar del yugo de cualquier esclavitud. Hombres y mujeres profetas de esperanza, esto es: portadores de vida, libertad y comunión. Hombres y mujeres cuyo servicio de autoridad se hace desde un trabajo por la paz y la unidad, el perdón y la reconciliación, el ecumenismo y la aceptación de lo diverso y plural en orden a la construcción de un mundo mejor para todos, donde ninguno se sienta excluido, sino reconocido y valorado.

La forma de gobierno del papa Francisco está encaminada a la fidelidad profética propia del Evangelio: “no será así entre ustedes”. El mayor, el primero, el amo se hará el menor, el último, el siervo. De allí brotarán los nuncios, los pastores, los presbíteros; la jerarquía lejos de ser una escala de poder para avasallar e imponer ha de ser un medio de servicio eclesial para contribuir en el peregrinar del pueblo de Dios. La autoridad hecha servicio es aquella que denuncia toda injusticia, anunciando la buena nueva de la liberación y oteando en el horizonte un mundo mejor cargado de esperanza.

Fuente: Jesuitas Colombia

 

Objetivos y Acciones de EcoJesuit

Las respuestas de los jesuitas a un mundo que cambia rápidamente, las preocupaciones ambientales, la pobreza y la violencia están desafiando susministerios en todo el mundo. Es evidente la necesidad de iniciar nuevos procesos para un compromiso más amplio de los jesuitas en la transformación que el Papa Francisco busca en el cuidado de la creación en Laudato Si’. Al difundirse el mensaje de la CG 36 y las conversaciones con el Santo Padre, la reflexión se profundiza silenciosamente y es aquí donde Ecojesuit desea responder estratégicamente.

Conocida anteriormente como la Red Global de Incidencia Ignaciana (GIAN)-Ecología, Ecojesuit facilita los compromisos entre los institutos jesuitas sociales, educativos y pastorales, así como otras congregaciones religiosas y la Iglesia, para abordar la llamada a la acción y colaboración de Laudato Si’ con otros en reconciliación con el mundo. Y para lograr esto, Ecojesuit persigue las siguientes acciones en tres niveles:

  • Promover la cooperación global a través del diálogo para discernir sobre el papel de los valores y la sociedad civil en el logro de un cambio efectivo, con la comunidad científica y con los sistemas de creencias
  • Acompañando acciones regionales a través de la colaboración para fomentar vínculos con redes regionales y con diversos interesados
  • Apoyar las iniciativas locales a través del trabajo en red para fortalecer los esfuerzos locales en la conversión ecológica y satisfacer las necesidades de la gente

Límites en el paisaje

El desafío mundial de los jesuitas en la curación de un mundo roto debe respetar los equilibrios naturales de la química y la diversidad biológica de la Tierra. Estos son los límites naturales de la vida tal como la conocemos y hay nueve relaciones clave que estamos rompiendo en el uso indebido de los recursos. Cuando se pone en el paisaje, los límites del planeta es más fácil para las personas ver dónde se pueden conectar y contribuir.

La quema de combustibles fósiles es la principal causa del aumento del carbono atmosférico e impacta el cambio climático y todos los demás límites del planeta tal como lo conocemos.

El cambio en el uso de la tierra es una segunda fuente de carbono y ahora está debilitando de manera crítica la interconectividad de los sistemas ecológicos y la diversidad natural que afecta negativamente a muchos de nuestros entornos únicos, desde los arrecifes de coral hasta el Ártico. Los pulmones del mundo – la Amazonia, la cuenca del Congo y las selvas tropicales de Asia- están perdiendo su influencia moderadora sobre el clima y la integridad de la biosfera.

 Un tercer límite son las entidades nuevas que incluyen hidroclorofluorocarbonos, que también contribuyen a las emisiones de carbono y otros productos químicos utilizados en el negocio agroquímico con altos niveles de toxicidad ambiental. La eutrofización por el uso excesivo de fertilizantes de nitrógeno y fósforo amenaza los flujos bioquímicos naturales y la sostenibilidad de nuestros suelos y fuentes de agua, un cuarto límite.

 Los pueblos indígenas y las comunidades agrícolas en muchos casos se ven afectados negativamente por el cambio climático y la agricultura comercial agresiva. Con frecuencia se identifica la destrucción del bosque, sin reconocimiento de los impulsores, pero carecen del apoyo adecuado de programas agroforestales y tenencia, mientras que están sujetos a desplazamientos por infraestructura y minería para el desarrollo económico nacional.

 Los desafíos de esta generación, recientemente establecidos por una encuesta de agenda global, se pueden resumir en tres niveles. El primero es la voluntad política, cambios geopolíticos cada vez menos claros, ascenso de líderes populistas y grandes cambios en el comercio mundial. El próximo nivel es sobre juventud, desempleo, educación, desarrollo de habilidades. El tercer nivel de desafíos globales son las desigualdades y la condición ambiental del mundo.

 Las tendencias mundiales y los riesgos globales resuenan con las desigualdades, la polarización, la desafección pública por los procesos políticos que afectan la toma de decisiones a nivel mundial y el debilitamiento de la colaboración global. Muchos procesos sociales globales también están siendo probados en gran medida. Seguimos hablando de riesgos y tratando de gestionar estos riesgos, pero respondiendo a la reacción popular masiva, a veces con una comprensión limitada y las causas de estos riesgos en un esfuerzo por ponerles fin. Como resultado, la resiliencia global se reduce.

“Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.” (Laudato Si’, 139)

Temas de Ecojesuit

 Ecojesuit identificó 10 temas contemporáneos para enfocar el trabajo y usarlos como base para fortalecer una colaboración más amplia a través de experiencias en relación con estos temas. Esta lista temática no es exhaustiva, pero es un esfuerzo por sintetizar acciones que ya están teniendo lugar.

 Muchos de estos temas requieren ajustes importantes en la forma en que pensamos y acompañamos a los demás a medida que respondemos, lo que a su vez afecta la forma en que abordamos los temas de la sostenibilidad global. Todos están vinculados, pero hay una creatividad que está surgiendo y que está influyendo en nuestra educación, nuestra espiritualidad, nuestro uso de la ciencia, las comunicaciones y las redes globales con una integridad y un sentido del servicio mucho mayores. Los 10 temas de Ecojesuit son:

  •  Ecojesuit Online 
  • Agricultura ecológica y cambio en el uso de la tierra (incluidas las redes eclesiales para el uso de la tierra y los pueblos indígenas)
  • Reducción del riesgo de desastres y agua
  • Sanear la Tierra, un texto vivo
  • Vuelos por bosques y el reto del carbono
  • Desinversiones de energía y combustibles fósiles
  • Iniciativas de estilo de vida, utilizando SDG locales a globales
  • Laudato Si’ y la espiritualidad de la acción
  • Ciencia y valores
  • Las iniciativas en relación con los procesos mundiales, como la Conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y que en 2017 se celebrará en Bonn, Alemania, bajo la Presidencia de Fiyi

Invitación a discernir, colaborar y establecer contactos

 Laudato Si’ pone el medio ambiente y los pobres en el centro del cambio climático y las discusiones sobre desarrollo sostenible. Si se traduce y se comparte, en primer lugar es una experiencia de compasión sentida por los pobres que alguien comparta su dolor y sufrimiento mientras buscan un sustento al tiempo que fortalecen su resiliencia ambiental.

La conversión ecológica necesaria para producir un cambio duradero también es una conversión de la comunidad a nuevas formas de practicar el cambio en conjunto y primero implica gratitud y reconocimiento de que el mundo es un regalo.

 Con esto, te invitamos a unirte a este esfuerzo en una colaboración jesuita global en reconciliación y acción en la que el ambiente es una relación con Dios y el prójimo. Te invitamos a que ayudes a sanar nuestro mundo quebrantado participando en la construcción de la cooperación global de los jesuitas, fortaleciendo las acciones regionales en las Conferencias Jesuitas y sosteniendo iniciativas locales para la conversión ecológica.

“El Papa Francisco ha enfatizado la conexión fundamental entre la crisis ambiental y la crisis social en la que vivimos hoy… No se trata de crisis separadas, sino de una crisis que es síntoma de algo mucho más profundo: la forma defectuosa en que se organizan las sociedades y las economías. El sistema económico actual, con su orientación depredadora, descarta tanto los recursos naturales como a las personas. Por esta razón, el Papa Francisco insiste en que la única solución adecuada debe ser radical. La dirección del desarrollo debe ser alterada para que sea sostenible. Los jesuitas estamos llamados a ayudar a sanar un mundo quebrado, promoviendo una nueva forma de producir y consumir, que pone a la creación de Dios en el centro.” (CG 36, Decreto 1.29)

Fuente: CPAL SJ