Luis Ugalde SJ: Antidiálogo y Diálogo

Nota de opinión, escrita por el jesuita Luis Ugalde previa a la votación de la Constituyente en Venezuela.

Por Luis Ugalde, S.J.

Todo diálogo tiene que ser dentro de la Constitución y para cumplirla, no desde su violación y para eliminarla. Es falsa la propaganda que presenta la Constituyente (ANC) fraudulenta como fórmula de amplio diálogo, cuando en realidad es una declaración de guerra contra las instituciones democráticas, muerte para la Constitución y eliminación de la oposición y de los derechos democráticos de la población. Constituyente que elimina la Constitución y la expresión de la soberanía popular en el voto libre secreto y universal, y no resuelve ninguno de los problemas, sino que bloquea las salidas.

Mienten al decir que una nueva Constitución es necesaria para que haya alimentos, medicinas, seguridad ciudadana e ingresos suficientes sin inflación. Sin el testimonio directo de las víctimas, yo no hubiera creído en la perversión con que el gobierno está chantajeando y obligando a votar el 30 de julio, abusando de la necesidad de comida y trabajo. Métodos canallescos e indignos que dejan al pobre sin alternativa. Al final darán el resultado que quieran, triplicando el número de los que voluntariamente hubieran votado.

Esta Constituyente es anticonstitución, antidiálogo y antipobres. Faltando tres días para la votación el régimen está atrapado: Si la suspende o aplaza, cae en el ridículo y si proclama el triunfo con la cantidad de votantes que invente, Maduro caerá en la trampa montada por él mismo para el enemigo. Una locura.

El diálogo no es una opción en la democracia, sino una condición indispensable; sin él no hay democracia participativa plural. Los demócratas venezolanos en una extraordinaria y memorable jornada de Consulta Popular han demostrado ante el mundo que sí es posible el cambio de régimen y que hay energías y espíritu para ello. La inmensa mayoría no ha caído en la trampa, los venezolanos defienden la democracia y no aceptarán la dictadura comunistoide de la ANC, a pesar de toda forma de coacción.

Sin los 100 días de movilizaciones de calle no hubiera sido posible poner al Régimen a la defensiva, y en evidencia su carácter dictatorial. Ahora viene una etapa más exigente: combinar el coraje y firmeza de la movilización pacífica con la sensatez para reunificar democráticamente la diversidad y construir un país sin pobreza, con reconocimiento y convivencia pacífica. Sólo es posible producir el bien común con la complementariedad de los distintos y activando las virtudes ciudadanas de creatividad productiva, respeto y solidaridad.

Hay que vencer la tentación de la venganza; para quienes violan los derechos humanos están los tribunales nacionales e internacionales y las sanciones debidas, pero sería suicida tomar la justicia por la propia mano y lamentable desatar, en un próximo cambio, linchamientos criminales y “juicios populares”, como los que ocurren a la llegada de las “revoluciones”.

Un pacto de gobernabilidad y de unión nacional para la reconstrucción requiere un esfuerzo sobrehumano animado por una actitud espiritual nueva y constructiva, distinta a los comprensibles sentimientos de venganza y de retaliación. Nada se puede lograr sin un amplio acuerdo nacional para la reconstrucción y sin un extraordinario apoyo internacional.

Hay conciencia de la necesidad de desbloquear palabras como diálogo o negociación, hoy repudiadas por la mala experiencia reciente. Parece cierto que en alguna parte se están dando los primeros tanteos entre opositores y gobierno para la negociación y acuerdos que eviten la destrucción mutua.

No hay país democrático, ni organismo internacional que no esté recomendando el diálogo sincero y eficaz en Venezuela. Pero no se puede ignorar que recientemente el “diálogo” fue una trampa gubernamental usada para engañar, desactivar y dividir a la oposición. Los demócratas deben partir de la mala experiencia de haber sido engañados con promesas y acuerdos no cumplidos.

A mediados del mes pasado en Roma “el Papa Francisco hizo saber a los 6 miembros de la presidencia de la CEV( Conferencia Episcopal Venezolana) que algunos de los que sirvieron como facilitadores en el fallido intento del diálogo del último trimestre del año 2016, han insistido en solicitar a la Santa Sede su participación en un nuevo proceso, sin embargo, la respuesta ha sido contundente: La Santa Sede sólo tomará parte en una nueva iniciativa de diálogo, siempre y cuando el gobierno cumpla con las cuatro condiciones ya expresadas en la carta del cardenal Parolín a inicios de diciembre de 2016, es decir: la apertura de un canal humanitario que permita hacer ingresar al país alimentos y medicamentos, la presentación de un cronograma general de elecciones, el respeto a la autonomía de la Asamblea Nacional y, la liberación de los detenidos por causas políticas” ( comunicado de la CEV desde el Vaticano) .

Ahora además, que el gobierno retire la fraudulenta y dictatorial Constituyente. Esos son puntos no negociables y sería un gravísimo error que algunos factores de la oposición democrática dialogaran sin exigirlos o hicieran concesiones; por ejemplo elecciones regionales, sin reconocimiento de las plenas atribuciones constitucionales de la Asamblea Nacional.

El Ejecutivo al eliminar las plenas atribuciones constitucionales de la AN, degüella la democracia y trata de imponer la fraudulenta Constituyente que es el antidiálogo para afianzar e imponer un modelo político, económico y social totalitario, eliminando toda oposición democrática.

Fuente: CPAL SJ

 

¡En Nombre de Dios… Ni Una Muerta Más!

En Madrid se ha lanzado una campaña en redes sociales para defender a las mujeres que son víctimas de violencia de género en cualquiera de sus variantes.

Por Pepa Torres

Con el lema Súmate para garantizar una vida libre de violencia contra las mujeres: En nombre de Dios ni una muerta más, es la campaña contra la violencia de género que la iglesia diocesana de Madrid ha lanzado a través de las redes sociales el 22 de Julio, día de Santa María Magdalena,

La violencia contra las mujeres es un grito frente al que, como Iglesia, no podemos quedarnos impasibles, porque hacerlo es entrar en complicidad con ella.

Somos muchas las mujeres cristianas que estamos implicadas en iniciativas contra su erradicación, y que desde nuestro ser creyentes y feministas entendemos que “Si tocan a unas nos tocan a todas” y que cada acto de violencia contra una mujer “no es un caso aislado.

Pero también somos muchas las mujeres cristianas que hemos vivido con dolor la ausencia de un pronunciamiento comprometido de la iglesia sobre esta realidad sangrante en nuestras vidas y reivindicado una toma de postura urgente. Vivimos tiempos de cambio y ese cambio, es lento, pero viene, también en la Iglesia de Madrid.

El 22 de Julio, día de Santa María Magdalena, en su nombre y en el de tantas mujeres silenciadas, acosadas, abusadas, asesinadas. La Iglesia de Madrid se compromete en la erradicación de la violencia contra las mujeres y se suma a las iniciativas de la sociedad civil en la denuncia y la reivindicación de medidas sociales legales, económicas y educativas para su erradicación.

La Vicaría de Pastoral Social e Innovación y la Comisión Diocesana Por una vida libre de violencia contra las mujeres se suma esta condena de manera clara y contundente: “La Iglesia quiere que las mujeres víctimas de violencia la sientan inequívoca, radical, afectiva y efectivamente de su lado. Toma partido de manera absoluta e incondicional por las víctimas de la insufrible y detestable violencia machista, que oculta la pretensión de relaciones de dominación, cosificación y apropiación sobre las víctimas. En el propio seno de la Iglesiatenemos a no pocas mujeres maltratadas y, también a maltratadores, ello nos ha de causar el mayor escándalo.No podemos dejar de sentirnos concernidos (…) No nos es lícito separarnos de su vera, ni apartarnos de las cruces que sufren las mujeres, sino empeñarnos con toda pasión y ternura en ayudar a desclavarlas de esas cruces y denunciar a los hombres que sin escrúpulos las han clavado en ellas” José Luis Segovia).

La Comisión está formada por un grupo de personas cristianas que, desde diferentes ámbitos de la sociedad civil y de la Iglesia, trabajamos para la erradicación de la violencia machista y la sensibilización y reacción de las comunidades cristianas ante la lacra que constituye la violencia contra las mujeres en nuestra diócesis.

Para ello nos proponemos

  • Sensibilizar y visibilizar en las comunidades cristianas e instituciones de la Iglesia Católica que la violencia contras las mujeres es radicalmente opuesta al Evangelio de Jesús y que como cristianos y cristianas es urgente comprometernos en su erradicación y posicionarnos al lado de las mujeres que la sufren.
  • Favorecer que las comunidades cristianas sean un lugar seguro donde se garantice a las mujeres que sufren violencia y a sus hijas e hijos un lugar de protección, respeto y empoderamiento para enfrentarla y tomar decisiones en libertad.
  • Eliminar lenguajes y prácticas excluyentes que justifiquen el empobrecimiento y la violencia contra las mujeres.
  • Visibilizar y participar con otros colectivos y redes mujeres de la sociedad civil en la denuncia y en la reivindicación de medidas sociales, legales, económicas y educativas para la erradicación de la violencia contra las mujeres.

Nuestras líneas de acción son:

a) Sensibilización y Formación:

  • Jornadas cursos, congresos en parroquias, grupos, seminarios
  • Elaboración de materiales
  • Realización de gesto simbólico de visibilización, solidaridad y denuncia
  • Presencia en medios de comunicación
  • Realización de campañas

b) Escucha, acompañamiento y derivación

Generando herramientas y protocolos de acción y acompañamiento para las mujeres que se acercan a la iglesia buscando seguridad apoyo y acompañamiento, libres de juicios y prejuicios, evitando la revictimización.

c) Participación como Comisión diocesana en redes de mujeres de la sociedad civil implicadas en este tema animando a las comunidades cristianas a participar en estas convocatorias

Como dice una de las mujeres que participa en el vídeo de lanzamiento de la campaña

Nos sumamos “Por la valentía de las mujeres del mundo, por la voz de ellas que a veces es acallada”.

Fuente: Entre Paréntesis

 

A. Restrepo SJ: Homilía en Memoria del P. Kolvenbach

Compartimos con ustedes la homilía en memoria del P. Kolvenbach, antiguo Superior General de la Compañía y fallecido en 2016. La misma, fue presidida por el P. Álvaro Restrepo, SJ en la primera misa del III Encuentro de la Provincia de Colombia. A continuación le presentamos las palabras, de quien fuera su asistente para América Latina Septentrional:

Por P. Álvaro Restrepo, SJ

Del P. Arrupe al P. Kolvenbach

Queridos compañeros, candidatos a la Compañía, colaboradoras y colaboradores laicos:

Las Constituciones [736] Parte Nona, dicen que el General de la Compañía tiene toda la autoridad sobre personas, comunidades y obras “ad aedificationem”, es decir para provecho de la Compañía.

Quienes tomamos parte en esta Asamblea hemos vivido durante los generalatos del P. Pedro Arrupe y de P. Peter-Hans Kolvenbach; el primero gran profeta, el segundo gran maestro.

Me corresponde tener unas palabras de agradecimiento a Dios por el P. Kolvenbach a quién conocí siendo su Asistente para América Latina Septentrional.

Durante las “murmuraciones” de la CG 33 caí fácilmente en la cuenta de que él estaba entre los más posibles candidatos a General. Mis compañeros latinoamericanos me pidieron que lo entrevistara con el fin de formarnos una imagen más completa de él.

¿Qué piensa usted de la Teología de la Liberación? le pregunté. No la conozco, fue su respuesta. Pero a continuación añadió: yo me formé en la Teología de los Padres de la Iglesia y varios de ellos tienen opciones muy claras y tajantes en favor de los pobres.

Como para alargar al menos un par de minutos más la entrevista, aventuré otra cuestión: ¿qué opina de la oración comunitaria? Si trabajamos juntos y discernimos juntos es evidente que tenemos que saber orar juntos, es decir formar verdaderas comunidades.

Los pobres… trabajar juntos, discernir juntos, orar juntos… Asocié inmediatamente al P. Kolvenbach con el P. Arrupe, profeta del compromiso con los pobres y de la unión del cuerpo de la Compañía.

Me pregunté entonces cómo se situaría el nuevo General con respecto a su antecesor. Cualquier interrogante o duda desaparecieron porque Kolvenbach se apropió creativamente del pensamiento “arrupiano”.

En sus cartas a toda la Compañía, en sus discursos, en las visitas que hizo a las Provincias tenía siempre presente al P. Arrupe:

“Hace diez años, la víspera de los Santos Mártires Japoneses, el Señor de la Viña llamó a sí a nuestro compañero de ruta el Padre Pedro Arrupe.

Él no vaciló, sobre todo como Superior General, en lanzar a sus amigos en el Señor por todas las rutas del mundo para proclamar con su palabra y su acción la promoción de una justicia que vive la plenitud del Evangelio por y con los pobres. Nos llamó a inculturar el Evangelio y a abrir nuestra misión a un encuentro auténtico con los hombres y mujeres de buena voluntad en todas las culturas y religiones, sin excluir la increencia moderna. Nos invitó además a hacer frente al drama de los pobres entre los pobres, los refugiados y las personas desplazadas en un mundo cada vez más inhóspito.

Su palabra tan franca y tan verdadera a nadie dejaba indiferente, sobre todo cuando hablaba del Espíritu que renueva la Iglesia y renueva y la vida consagrada en particular a la de la Compañía.

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Repercusiones del Gobierno de Donald Trump

En busca de claves para interpretar la política del actual gobierno de los Estados Unidos, Noticias UCC aprovechó la presencia del Director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, Ph. D Matthew Carnes, SJ para entrevistarlo en torno a los temas de la conferencia ofrecida el pasado 3 de julio, “El impacto de las políticas de Donald Trump en América Latina”.

¿Cómo ve Trump a la latinidad, en general?

Tiene la imagen de muchos inmigrantes tomando trabajos de gente nativa e involucrados en actos criminales. Lo cierto es que la criminalidad entre latinos es menor a la población en general y en cuanto al saldo con México, es negativo, están regresando a su país muchos que nos han enriquecido durante las últimas décadas.

El término Latinoamérica engloba una diversidad cultural y social ¿cree usted que Trump la conoce?

No tiene conocimiento en profundidad de la región, está dejando esto a su vicepresidente, Mike Pence (que viajará a Latinoamérica en agosto) y a su Secretario de Estado, Rex Tillerson que tiene algún conocimiento de la región por su actividad empresarial (Exxon Mobile). Me preocupa que no tengamos un Subsecretario de Estado para Latinoamérica ni un equipo que muestre cuál es su plan para la región.

¿En la visión de Trump prima lo mercantil o lo geopolítico?

Habla mucho de acuerdos pero en su retórica siempre hay un ganador y un perdedor, no como el pensamiento neoclásico en el cual el acuerdo puede beneficiar a ambos, es un gran cambio en las reglas del juego. Trump critica acuerdos “malos” como el TLC con Canadá y México o el Transpacífico pero a pesar de su retórica no salió de la Otán. Trump habla “a lo grande”, exigiendo mucho, como un hombre de negocios, pero su equipo es más equilibrado, quieren acuerdos comerciales a largo plazo; tengo la esperanza de que seguiremos en la línea de la posguerra. En cuanto a la estrategia global, no sé si la tiene. Está abriendo una gran puerta en otros países, como en Europa; China está lista para entrar en estos mercados y su poder puede llegar a reemplazar a los Estados Unidos.

Sobre Argentina, ¿puede el conocimiento mutuo y la sintonía con Mauricio Macri predisponer mejor a la relación entre los dos países?

Yo diría que sí, Trump es de los que forman opinión de una persona a primera vista y el buen trato con el presidente Macri abre puertas; pero no quiere invertir mucho dinero público en Latinoamérica, lo máximo que puede hacer es dejar abiertas puertas a la inversión privada. Latinoamérica está en un momento de mucho potencial, a largo plazo estará más lista para ser socia en el mundo de los negocios que en el último medio siglo. Muchas empresas quieren invertir en la región y Trump no va impedir este proceso.

Sobre el futuro ¿en qué medida el pensamiento que Trump representa y las medidas económicas que toma va permanecer en el mediano y largo plazo?

Trump representa a un sector que perdió mucho en las guerras del librecambio (puestos de trabajo) y en las de la cultura (matrimonio, familia), están desubicados; la pregunta es si es el último grito de quienes representan un 40 % de la población (porcentaje en descenso). El nacionalismo no es único de EE.UU, es una respuesta extendida contra la globalización y que enfrenta a una realidad de solidaridad, esto nos puede costar mucho en el futuro.

En cuanto a las medidas económicas, los cambios realizados son difíciles de revertir y permanecen a largo plazo. El achicamiento hecho por Reagan dejó un Estado con menos recursos hasta al gobierno de Obama, lo que están haciendo hoy con el sistema de salud o los impuestos restará peso y poder al Estado en el futuro.

Por último, ¿puede el desacuerdo en torno a los acuerdos internacionales contra el cambio climático significar una confrontación que desgaste a los EE.UU.?

Los cambios en términos de medio ambiente también tienen efecto a largo plazo en los EE.UU. A pesar de su salida del acuerdo, muchos Estados (dentro del país) están siguiendo otra línea. California, la sexta economía del mundo, tiene reglas medioambientales fuertes, por fuera del gobierno de los EE.UU; son fuerzas de la economía del país que enfrentan el problema, esto me da esperanza en el largo plazo.

Fuente: Prensa UCC

Día del Migrante y el Refugiado

Acoger, proteger, promover e integrar son los cuatro verbos que nos propone el Papa Francisco como una respuesta común al problema de las migraciones. Pero ¿es tan importante la migración? ¿En que consisten estos 4 verbos?

Puede sonar fuerte hablar de los migrantes como un problema, por eso, para comprender la complejidad del asunto es necesario que abramos los ojos a la realidad y que veamos aquellos hechos que efectivamente problematizan la migración, como por ejemplo, que la mayoría de los países pongan muchísimas trabas a los migrantes, que los inmigrantes habitualmente viven en la pobreza y son además criminalizados, que la mayoría de la población migrante vive a los márgenes de la ley sin poder acceder a la justicia, la educación de calidad ni la salud pública, que son discriminados y que como si esto fuera poco suelen ser el primer objetivo de las bandas de crimen organizado.

En Argentina 1 de cada 20 habitantes es inmigrante, mientras que en Uruguay 1 de cada 47 personas de su población es inmigrante. Entonces ¿seguís pensando que la migración no es tan importante? ¿Seguís pensando que es un tema que no hay que revisar, del que no hay que hablar y en el que no hay que meterse?

Esta es la problemática (en pocas palabras) que el Papa Francisco nos invita a superar con los 4 verbos:

Acoger

Cuando el Papa nos habla de acoger hacer referencia a ampliar las posibilidades para que los migrantes puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino; pero este acoger también tiene que darse en nuestros corazones, debemos estar dispuestos a aceptar a los migrantes como vecinos, como compañeros de clase y de trabajo, debemos evitar toda clase de discriminación y acogerlos como nuestros hermanos.

Proteger

En este verbo convergen todas las acciones que se puedan dar en defensa de los derechos y la dignidad de los migrantes, independientemente de su estatus migratorio; pero este proteger implica para nosotros una actitud de intransigencia hacia la discriminación, nos implica salir como defensores de nuestros hermanos migrantes en el día a día, en nuestro grupo de amigos, en nuestros trabajos y hasta en nuestras familias.

Promover

con este verbo el Papa Francisco nos invita a trabajar con el fin de que a todos los migrantes se les dé la posibilidad de realizarse como personas en todas las dimensiones que componen la humanidad. Este verbo nos implica un salir de nosotros mismos para convertirnos en hombres y mujeres que luchan por el crecimiento individual de cada persona (y en esto entra cada migrante), deseando que en verdad puedan desarrollarse íntegramente.

Integrar

Este último verbo refiere a la gran cantidad de oportunidades de enriquecimiento intercultural generadas por la presencia de los migrantes, sabiendo que el contacto con el “otro” nos lleva a descubrir su “secreto”; tenemos que abrirnos a él para aceptar sus aspectos validos y contribuir así a un conocimiento mayor de cada uno y a una fraternidad entre hermanos.

Hacer carne estos cuatro verbos en nuestro día a día nos implica hacernos parte de la gran familia humana, y así ser parte de los que Jesús cuenta “siendo extranjero me recibiste”

 

Arturo Sosa SJ, La Misión de la Compañía de Jesús

Entrevista realizada por el periódico L’Osservatore Romano para al actual Superior General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa SJ, en la que habla del presente de la orden y los desafíos que plantea el discernimiento sobre hacia dónde encauzar su rumbo.

¿Cómo ve la situación en Venezuela?

A pesar de todo tengo una mirada optimista, aunque ignoro el futuro. Pero obviamente es grande la preocupación por la sucesión de noticias, como han expresado más de una vez los obispos y jesuitas de mi país, el Papa, el cardenal Secretario de Estado y en diversas maneras la Santa Sede. Pero quiero subrayar un hecho: el referéndum del 16 de julio fue la manifestación civil más importante de toda la historia venezolana porque participaron siete millones y medio de personas, es decir, la mitad del electorado. El recorrido del debate político sería la única vía para detener la violencia y hacer verdaderamente política al servicio de las grandísimas necesidades del pueblo.

Han pasado más de nueve meses desde su elección, ¿cómo han transcurrido para usted?

Con gran paz, con mucho trabajo y con la necesidad de aprender muchas cosas nuevas, rápidamente. Ante todo con paz espiritual porque ocupo una cargo que no he buscado y que ni siquiera podía imaginar que pudiese recaer en mí: lo he recibido de mis hermanos en la congregación general, pero lo entiendo y lo vivo como algo proveniente del Señor Jesús, que he elegido como compañero hace más de medio siglo. El trabajo es realmente mucho y no es simple conocer, desde esta nueva posición mía, un cuerpo tan rico y variado como la Compañía de Jesús y mis compañeros en la misión. Todo esto a gran velocidad, porque las decisiones no pueden esperar.

¿Qué haría hoy Ignacio de Loyola?

Esta es la pregunta que me planteo cada día, junto a todos los jesuitas. Ante todo junto a los trece consejeros generales que cada semana encuentro regularmente uno por uno, cuando no nos lo impiden los respectivos viajes, mientras el martes y el jueves se reúne todo el consejo. Y tres veces al año, en enero, junio y septiembre, durante una semana entera tenemos un encuentro extendido con los presidentes de las seis conferencias provinciales y con cuatro secretarios, en total veinticuatro personas.

¿Qué objetivo tiene este método de gobierno tan complicado y laborioso, que imagino en cualquier caso muy útil para las decisiones que debe tomar el Padre general?

La intención es precisamente la de comprender las decisiones que hay que tomar, porque para la Compañía de Jesús, y por consiguiente, para todos los jesuitas, es fundamental y necesario ser creativamente fieles a la propia vocación y a la misión. Mirando a san Ignacio, debemos recorrer continuamente el camino del regreso a nuestras fuentes originales. Esto ha querido el Concilio Vaticano II y esta decisión ha sido la salvación para la vida religiosa, que en la visión católica es una inspiración del Espíritu.

¿Hay criterios para entender cómo realizar esta fidelidad?

Miremos la experiencia de los primeros diez jesuitas, cuando Ignacio y sus compañeros estaban en Venecia para ir a Tierra Santa. El proyecto se reveló imposible y se transformó en el viaje a Roma, decisivo para la Compañía, como narran las fuentes y como ha recordado el pasado otoño, nuestra 36° congregación general reunida para elegir al prepósito. Este es el modelo de Venecia: la unión de la mente y del corazón, la práctica de una vida austera, la cercanía afectiva y efectiva a los pobres, el discernimiento común y la disponibilidad ante las exigencias de toda la Iglesia señaladas y expresadas por el Papa.

¿Cuál es la misión de los jesuitas?

Hoy la Compañía debe encontrar cada día el camino para poner en práctica la reconciliación. A tres niveles: con Dios, con los seres humanos, con el ambiente. Somos colaboradores de Cristo, razón de ser de la Iglesia de la cual formamos parte. Y precisamente la experiencia de Dios nos devuelve la libertad interior y nos lleva a dirigir la mirada a quien está crucificado en este mundo para entender mejor las causas de la injusticia y contribuir en la elaboración de modelos alternativos al sistema que hoy produce pobreza, desigualdad, exclusión y pone en riesgo la vida en el planeta. Debemos así restablecer una relación equilibrada con la naturaleza. Contribuir a esta reconciliación significa también desarrollar las capacidades de diálogo, entre las culturas y entre las religiones. Acabo de volver de un viaje por Asia: en Indonesia, el país islámico más poblado del mundo, he conversado durante largo tiempo con un grupo de intelectuales musulmanes, y en Camboya me he reunido con monjes budistas, para dar testimonio sobre las posibilidades de colaboración entre las religiones como factores que favorezcan el entendimiento y la convivencia pacífica y como vías para la búsqueda espiritual.

¿Cómo es posible esta reconciliación?

Es fundamental la conversión: personal, comunitaria «para la dispersión», ad dispersionem, un término que significa la necesidad apostólica de la misión, e institucional, para reorganizar nuestras estructuras de trabajo y de gobierno dirigidas precisamente a la misión. Que es propia de cuantos se sienten llamados a ser compañeros de Jesús.

Fuente: L’Osservatore Romano

CVX: Dios Pide Hoy a las Familias Cuidar el Mundo

Las Comunidades de Vida Cristiana (CVX) organizaron un Encuentro Internacional de Formación sobre la Familia, que se llevó a cabo durante el mes de Julio en Madrid. Del mismo participareon personas de 30 países de todo el mundo.

Por Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Del 16 al 21 de Julio, en El Escorial (Madrid) se llevó adelante un Encuentro Internacional de Formación sobre Familia organizado por la Comunidad de Vida Cristiana (CVX). Del mismo participaron 80 personas de 30 países de todo el mundo. Además, estuvo presente el secretario del nuevo dicasterio vaticano de Laicos y Familia, Guillermo Gutiérrez.

El tema que inspira el encuentro es la exhortación del Papa Amoris laetitia, en especial la llamada a “una nueva pastoral familiar”, profundizando en la búsqueda de soluciones de acompañamiento “a las realidades familiares presentes en el mundo de hoy”.

Fernando Vidal, director del Instituto Universitario sobre la Familia, explica que la espiritualidad ignaciana está presente en toda la exhortación Amoris laetitia, especialmente con dos elementos: el discernimiento y el acompañamiento.

Estos instrumentos son “muy sencillos y necesarios”, porque “Jesús nos llama a un discernimiento no solo en momentos extraordinarios, sino en la vida diaria de todas las familias”. Si es así, “luego cuando llegan las crisis el discernimiento sale de forma natural. Tenemos que entrenarnos en la vida diaria para leer las inspiraciones del Espíritu a cada familia”.

Además de ello, las familias cristianas hoy “están en la línea de fuego de la pastoral familiar. No pueden vivir para dentro, sino que deben abrirse a los demás. En primer lugar, han de ser ejemplo de vida cristiana, de discernimiento, de seguir a Jesús. Eso se irradia a los demás. Y luego, hemos de ser modelo de cuidarnos unos a otros, de vivir una vida celebrada, de ayudar a los más pobres…”. Y todo ello “en la vida diaria, acompañando a familiares, vecinos, amigos…, que puedan tener en nuestras familias un lugar de escucha, acogida y de referencias para resolver sus inquietudes”.

Para el director del Instituto Universitario sobre la Familia, “igual que Dios pidió a Adán y Eva cuidar del jardín, hoy nos pide a las familias lo mismo, cuidar del mundo”.

Fuente: Alfa y Omega

Idealismos Equivocados

¿Cuál debe ser la actitud cristiana frente a los problemas de este mundo?

Por Raúl González Fabre

Los cristianos preocupados por lo social en virtud de nuestra fe, solemos tener una visión muy crítica de la economía, de la política, de la estructura social… Ello no es raro porque nuestro “punto de vista” típico es literalmente la “vista desde un punto”: el lugar social de las víctimas, sus vidas concretas, sus experiencias como ellos las narren y nos ayuden a sentirlas.

De hecho, se trata solo de algunas de esas víctimas, las que nos quedan más cerca física o afectivamente: ojos que no ven, corazón que no siente. Ello supone unos riesgos, como que victimicemos más aún a los lejanos para ayudar a las víctimas cercanas y conocidas, apoyando dinámicas que ayudan en lo concreto que vemos, pero hacen más daño a los remotos que no vemos…

En todo caso, ello es ciertamente mejor que ignorar a todos los que no somos nosotros o no son como nosotros. La apertura del corazón constituye un buen principio, sobre el cual puede construirse una conciencia atenta a más situaciones, y una inteligencia en búsqueda de soluciones que mejoren netamente las oportunidades de más de aquellos a quienes se les han negado estructuralmente. Si no hay apertura del corazón, todo lo demás va sobrando.

Si uno se identifica afectivamente con los grandes perdedores de cada estado de cosas, va a estar a disgusto en cualquier mundo, porque en todos los mundos hasta ahora ha habido grandes perdedores, y podemos esperar que los siga habiendo. Por motivos vivenciales, los cristianos somos descontentos sistemáticos.

En antropología teológica, ese descontento permanente se puede simbolizar usando el ‘pecado original’. Un mundo perfecto no existe; sería el Reino de Dios, la Tierra sin Males poblada por Personas sin Pecado. Hay que asumir que tal ideal no existe, ni lo podemos hacer existir dentro de esta Historia humana.

Lo contrario, suponer que el ‘pecado original’ puede eliminarse con un cambio estructural constituye un error antropológico de consecuencias a menudo fatales. Sea en la propiedad de los bienes de producción, en la naturaleza social del poder, en la relación de la tecnología con la naturaleza, en el cambio de balance de influencias de los géneros sobre la configuración social…, podemos pensar muchos cambios deseables, algunos incluso obligaciones morales y/o necesidades prácticas. Pero una vez hecho nuestro cambio favorito, seguiremos teniendo una Persona con Pecado y una Tierra con Males (quizás con males distintos, si nuestro movimiento salió bien).

Otra posición, una suerte de reflejo invertido que a veces se da en las mismas personas, consiste en suponer que la solución a algún gran problema se encuentra en un ‘cambio de conciencia’ de todos, una ‘conversión’ universal. Esto tampoco ha ocurrido nunca, ni va a pasar ahora. Acabar con el pecado por la vía de ser menos pecadores, es una opción perfectamente abierta a cada uno. Pero confiar la cuestión ecológica, de género, de educación, de protección social, de justicia… a que todos cambiemos, es apostar a un fallo seguro. Veinte siglos lleva la Iglesia intentando que desaparezca el adulterio en las parejas católicas, objetivo bastante modesto comparado con otros, y sin embargo no acabamos de tener éxito…

Ambos casos, la revolución radical o la conversión universal, denotan una impaciencia personal, un deseo nuestro de resolver la tensión interior del descontento; en el fondo la búsqueda de una excusa para abandonar. Si hemos considerado que alguna de las dos, o una combinación de ambas, es la única vía de salida para aquello que nos duele, entonces es fácil que cesemos en el dolor tan pronto notemos que se trata de imposibles históricos, procesos ideales para resultados ideales a los que la realidad nunca se ajustará. Probablemente ese cesar en el dolor sea entonces nuestro objetivo último, inconfesado incluso a nosotros mismos. No nos preocupan tanto las víctimas como poder por fin descansar.

El malestar generado en la empatía, el acompañamiento y/o la convivencia de las víctimas, nos habita como una disonancia profunda con el mundo, tanto mayor cuanto lo sea nuestra implicación existencial con los grandes perdedores. Contribuir a cambios que ayuden a mejorar algo las cosas, cambios de la escala en que cada uno trabaje, puede hacer diferencias considerables en las oportunidades de algunas de esas víctimas. Para ellas, ‘un poco mejor’ resulta a menudo mucho mejor que ‘un poco peor’, porque han recibido tan escaso horizonte, tan mal punto de partida. Poner nuestro malestar en términos de blanco y negro, es el camino más expedito para acabar no haciendo nada, no sirviéndoles de nada.

El descontento sostenido con el mundo constituye así la clave de la transformación. La actitud cristiana (‘estar en el mundo sin ser del mundo’), requiere mantenernos en ese malestar sin pretender resolverlo con un solo toque de idealismo mágico. Solo en quienes aceptan un malestar interior sin soluciones rápidas, quienes resisten la fatiga de ese malestar, encuentra Dios los trabajadores para construir su Reino en la Historia humana.

Fuente: Entre Paréntesis

 

Décimo Aniversario de la Misión Triple Frontera

Voluntarios de la Misión en la triple frontera, que integra el trabajo de Servicio Jesuita al Migrante, Jóvenes Rompiendo Fronteras y Formadores para la Paz se reunieron para evaluar el camino recorrido hasta ahora.

El pasado 11 y 12 de junio se reunieron en la ciudad de Tacna los miembros de la misión compartida por las Provincias de Perú, Bolivia y Chile.

La Misión Triple Frontera (MTF) nació hace diez años como un espacio de colaboración apostólica entre las comunidades jesuitas de El Alto en Bolivia, Tacna en Perú y Arica en Chile. Este trabajo dio como fruto tres proyectos que persisten hasta hoy: Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), Jóvenes Rompiendo Fronteras (JRF) y Formadores Para la Paz (FPP).

Los participantes del encuentro evaluaron el recorrido de las comunidades jesuitas, los proyectos llevados a cabo y se identificaron hitos y procesos para poder promover en un futuro la MTF como una misión interprovincial de la Compañía de Jesús.

Entre los participantes estuvieron los coordinadores de proyectos, laicos, ex miembros de la Misión Triple Frontera y comunidades jesuitas de Bolivia, Perú y Chile.

Fuente: Jesuitas Chile

 

Iglesia y Networking: Expertos en Comunión

Trabajar en Red como signo de comunión en la misión y el Espíritu de la Iglesia.

Por José Fernando Juan

Por networking entendemos algo mucho más amplio que “trabajo en red”. Se extiende como forma de colaboración altamente participativa y comprometida, que nos hace pensar en una inteligencia común, en proyectos de enorme envergadura llevados adelante por personas que quizá nunca estuvieron físicamente juntas. Por Iglesia también deberíamos entender algo mucho más amplio de lo habitual. Por eso unir Iglesia y networking no resulta en absoluto extraño. ¿No es la Iglesia, como decimos, experta en comunión y esto hoy tiene un reflejo especialmente importante en lo que llamamos networking?

Quienes señalan, con acierto, la riqueza de la Iglesia en su multiplicidad de carismas y hacen ver cómo está trabajando y situada en cualquier realidad humana existente, no pueden olvidar un paso más allá de la diversidad: el esfuerzo por mantenerse en una gran unidad y en esta especie de networking que es la evangelización. Proyectos eclesiales comunes aparecen por doquier, abrazando distintos carismas. Las nuevas tecnologías suponen un incremento en el conocimiento mutuo y la cercanía de unos con otros. Debe ser que la red no distingue tantos matices como algunos se esfuerzan en hacer valer en su identidad. Lo cristiano une, y mucho, digitalmente hablando.

Por supuesto, admite grados o niveles. Por un lado todas las instituciones se han sumado en mayor o menor medida a un intenso trabajo de relaciones internas. Dentro del propio carisma, empujados por la misión y los información. Pero también, y conviene señalarlo, se van sabiendo superar fronteras en una identidad cristiana común que supera ese primer peldaño de lo propio. De ahí que veamos en las redes sociales un continuo intercambio y familiaridad entre cristianos provenientes de diversas realidades. Sin duda, esta experiencia de colaboración está resultando muy inteligente y fructífera. El apoyo mutuo multiplica tanto la relevancia de una acción como la progresiva mejora en los contenidos. No hay ningún proyecto eclesialmente valioso sustentado en una persona. La diversidad claramente enriquece. El lector, que hoy hace también de difusor, forma parte de este networking en un puesto destacado. Ayuda muy especialmente a que determinados proyectos tengan impacto real.

De otro lado, diríamos que todavía queda mucho por hacer. Y se echa en falta una voluntad mayor por el trabajo y la misión común. Porque la presencia cristiana en la red aparece no pocas veces dividida; y tal división está agitada, para quien quiera verlo en profundidad, por intereses no sólo poco religiosos sino que me atrevería a decir que, casi, anti-religiosos. En defensa de determinadas causas y posiciones, como puntos de partida incuestionables, el cristiano cede a vivir en los márgenes del discurso olvidando la esencia de la religión, la vitalidad del Evangelio. La centralidad del misterio de la comunión, que es Dios mismo en su fuente, se sustituye por razones o sentimientos, cuando no por puros egoísmos.

El networking, para quien lo haya practicado alguna vez o esté involucrado en ello, requiere una auténtica comunión. No interesada en las relaciones sin más, sino en la asombrosa capacidad y fuerza que revela que cada persona contribuya a lo común según su conocimiento y habilidades. Ejercicio de generosidad, de saber situarse, y también de imprescindible escucha y aprendizaje del otro. En su desarrollo, cada cual ocupa un puesto a todas luces fundamental, sin desvanecerse en el conjunto. ¿No es esto mucho de lo que la Iglesia quiere mostrar al mundo como auténtica comunidad y relación?

Retos en la Iglesia para el networking

Superar el aislamiento, cuando no individualismo institucional, de las congregaciones y de los carismas. En la historia de la Iglesia hemos visto crecer, casi por separado, las distintas realidades configurando sus propias identidades, misiones y puntos de vista. Conduce de facto al desconocimiento mutuo.

La ideología. También presente en numerosas realidades eclesiales, que se posicionan (acrítiamente y poco cristianamente) desde pensamientos, condiciones y presupuestos previos. A mi entender, este ha sido un enorme caballo de batalla en el siglo XX del que no se ha aprendido suficientemente. Estos sólo facilitan la asemejación con los propios. Son un bloqueo para proyectos auténticamente importante. Repetimos incansablemente una cita que a muchos sonará: “Yo soy de.. yo soy de…” ¿De quién son los cristianos, en tanto que cristianos?

Relevancia, prestigio y poder. Hemos aprendido que las herramientas digitales empoderan, pero a la par asistimos a una gran acumulación de poder en determinadas personas (o perfiles) que son auténticos influencers. Muchos desean, para bien propio y quizá no tanto por el bien de la iglesia, posicionarse en la cumbre. La Iglesia, y supongo que no escandaliza a nadie, no es ajena a la maldad que el poder, casi intrínsecamente, conlleva.

Oportunidades del networking para la Iglesia

Frente a lo anterior, decididamente soy consciente y percibo un incremento de la fraternidad y del acercamiento entre cristianos, y de cristianos con otras personas. El hecho mismo de que los cristianos, como personas, sean capaces de hablar por sí mismos expresa hoy una gran polifonía. Más aún cuando esta voz proviene de personas formadas, lo cual conduce a un sano diálogo. El interés por lo religioso es creciente en nuestras sociedades, aunque tengamos que lamentar que no tanto la formación en lo religioso.

El conocimiento mutuo, el establecimiento de relaciones y vínculos sólidos. Con la riqueza y amplitud que esto da. Del que surge un renovado agradecimiento en el que las personas dejan de centrarse en su identidad y en cultivar lo suyo propio, y se interesan primeramente por esta nueva forma de comunidad que son las redes. Incontestablemente muchos cristianos encuentran en estos vínculos nuevas experiencias de fraternidad, cercanía y comunión, que les lleva también a formarse.

La misión digital, la propia de la comunicación. De nuevo hablamos de que la novedad, como signo de nuestros tiempos, interpela a la Iglesia en su conjunto y muestra la realidad que vive, y en la que está instalada, para removerla y seguir creciendo. Ya no podemos hablar, como hace unos años, de esta novedad. Pero sí de una gran acogida eclesial y una gran visión de futuro en muchos cristianos respecto a la construcción de la red. Esta nueva misión, con la necesidad de hacerlo cada vez mejor, ha impulsado encuentros, congresos, abierto espacios de intercambio y formación. Y quienes nos encontramos inmersos descubrimos una Iglesia capaz de congregar y aunar lo mejor de las diferencias y mover con pasión el encuentro entre personas. Mucho que celebrar, sin lugar a dudas.

Por último, claridad sobre los proyectos. Avanzamos más allá de los blogs y de los textos leídos internamente. Buscamos el diálogo con todos, venciendo fronteras. La preocupación social de los cristianos en las redes, y su impulso es determinante. Los perfiles más llamativos, en cuanto a escandalosos, son sustituidos por una imagen digital de la Iglesia capaz de ilusionar, de interrogar, de ofrecer un discurso y un relato de la realidad coherente y constructivo. En tiempos convulsos, muchos se esfuerzan en resaltar lo bello, en que nadie quede fuera, en apostar por las periferias. El proyecto de la Iglesia en las redes no es simplemente complacencia, y mucho menos defensa a ultranza de su propia imagen, sino esfuerzo por comunicar prudente y pacientemente su riqueza, que es el Evangelio.

Fuente: Entre Paréntesis