Dar Gracias por la Creación

En consonancia con la última Encíclica de Francisco ‘Laudato Si’ y la próxima jornada de Oración por la Creación (propuesta por el Santo Padre para este martes 1° de Septiembre), Emmanuel Sicre Sj (estudiante jesuita), nos invita a dar gracias por la creación con estas oraciones:

 

Servicio Jesuita al Migrante

El Servicio Jesuita al Migrante (SJM), realizo un vídeo con parte de las entrevistas hechas a extranjeros que viven en nuestro país, en el marco del proyecto «Por una cultura de la hospitalidad y del encuentro», buscando dar a conocer el trabajo que realizan con los migrantes.

En el corto conocemos la historia de Miller, Ursula y Domigo, quienes cuentan como fue que llegaron a la Argentina, sus grandes expectativas y la realidad con la que se encontraron.

Servicio Jesuita al Migrante

El Servicio Jesuita al Migrante (SJM) se inicia con el propósito de servir y acompañar en el proceso de regularización para la residencia de los migrantes en Argentina. De esta manera se pretende disminuir, la falta o mala información, el miedo y los abusos que se generan en este entorno. Este servicio se origina en el año 2002 y es llevado adelante por voluntarios en el Barrio Mitre San Miguel provincia de Bs. As. Actualmente forma parte de la Red Sudamericana del Servicio Jesuita al Migrante que perteneciente a la Compañía de Jesús.

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Por una cultura de Hospitalidad y del Encuentro

La campaña nace de la Red Jesuita con Migrantes, y busca reprobar el ambiente hostil que cada vez más impera en nuestras relaciones sociales . En particular condena la discriminación, el mal trato, los secuestros, la explotación, los abusos y las violaciones a los derechos humanos que padecen las personas latinoamericanas, desplazadas, refugiadas y retornadas en sus países de origen, tránsito y destino.

El objetivo de la campaña es contribuir a la construcción de una ciudadanía y de una política pública inclusiva, hospitalaria, solidaria y tolerante sobre todo hacia las personas migrantes, desplazadas internas, refugiadas y deportadas y hacia las diversidades culturales en América Latina. Se desarrollará a través de las siguientes estrategias:

1. Sensibilización y movilización interna: en primer lugar la campaña pretende fomentar “la hospitalidad en casa», es decir entre las obras educativas, pastorales, sociales de la Compañía de Jesús, de FIFyA, de CVX y nuestras propias comunidades religiosas. Todas están llamadas a involucrarse activamente no sólo mediante la promoción de la campaña, sino también mediante la adopción de experiencias concretas de acogida, colaboración y hospitalidad hacia las personas migrantes, refugiadas y desplazadas.

2. Ampliación de los promotores: la campaña no se concibe como una iniciativa exclusiva de las redes que por ahora la promueven, desea promover una gestión más amplia que incorpore, como sujetos de su propia historia, a las mismas personas migrantes y refugiadas y sus organizaciones y también a otras redes e instituciones civiles.

3. Sensibilización y movilización social: gracias a la articulación entre las obras, las redes, los sujetos sociales y sus iniciativas, la campaña espera generar regionalmente un mensaje común, una sensibilización colectiva, una movilización concertada, con múltiples y variados desarrollos nacionales. La campaña se propone ofrecer algunas iniciativas y materiales a todas las obras involucradas en América Latina y el Caribe para que en cada país se adapten a su contexto y se desarrollen, cuanto más mejor, de acuerdo a sus posibilidades. Además se procurará que las obras, instituciones y/o comunidades locales organicen sus propias iniciativas y con ellas aporten, desde su propia realidad y contexto, a la construcción global.

Triduo de Adviento: ¿Que buscamos en Jesús?

Presentamos el triduo de Adviento ofrecido por el P. Javier Rojas SJ. en la Iglesia de la Compañía de Jesús en Córdoba el dia 17, 18 y 19 de Diciembre de 2014. Son tres días de preparación para esta Navidad

En esta ocasión queremos tomar como centro estas preguntas que parecen surgir cuando estamos ante el misterio de aquello que no se puede comprender con la razón, con el pensamiento. Sino  aquella verdad revelada, aquela que se alcanza cuando es el corazón el que está en juego.

Del misterio del nacimiento de Jesús suscita muchas preguntas, ¿Cuándo nos acercamos al pesebre con qué nos encontramos?

En el Evangelio de Juan, Jesús comienza su ministerio haciendo una pregunta ¿qué buscan?, las preguntas abren el corazón y la mente a buscar respuestas y si queremos preguntas verdaderas ya no nos quedamos con las que nos dan los demás, necesitamos ir a preguntas más ondas. Sólo Jesús puede responder cuales son aquellas cosas que en realidad estamos buscando.

En principio tenemos temor de hacernos preguntas, las verdaderas, las auténticas, porque tememos enormemente las respuestas que podamos hallar.

En la marcha de aquellos hombres, está el hombre actual y de todos los tiempos, insatisfecho por las respuestas despersonalizadas que responden a los hombres concebidos como en series, sin comprender su historia, sin comprender su vida.

El mundo actual parece dar respuestas a todo, pero con preguntas que conciben al hombre como en series, preguntas envasadas, preguntas armadas, preguntas hechas, y las respuestas que nos obligan a escuchar también tiene el mismo tenor.

Las respuestas en este tiempo nos quedan cortas para la realidad que vivimos. Tiene que haber algo más.

¿Te has preguntado que buscas hoy, en este tiempo en el que estás viviendo? ¿Detrás de qué vas? ¿Qué es aquello que atrapa tu corazón, te tiene preocupado, te tiene un poco sacado de tu centro? ¿Qué es aquello que parece haberte agarrado el corazón, secuestrado el alma y no te deja vivir en paz ni feliz?

Jesús no pregunta solamente por lo que buscamos, pregunta también por la marcha que lleva nuestra vida. Y este año que va terminado, este año en que nos vamos acercando al pesebre en la navidad… ¿por dónde has andado? ¿Por dónde te has metido? ¿De dónde te han sacado? ¿Por dónde deberías o sientes que deberías encausar tu vida?

Cuando nos preguntamos sobre el sentido de nuestra existencia, sobre el sentido de nuestra vida, acontece en nosotros un éxodo interno, salimos de las respuestas acartonadas para encontrar un algo nuevo, salimos de lo ya conocido para descubrir otra cosa.

En nuestra vida de fe necesitamos constantemente ir renovando nuestro camino espiritual, a veces saliendo de las comodidades ya construidas para preguntarle al señor: ¿Es esto Señor?, ¿Es así como te sigo mejor?

Jesús nos pregunta en el pesebre, ¿qué quieres realmente, en tu familia, en tu trabajo, en tus relaciones?, ¿qué andas buscando?, ¿vale la pena lo que estás haciendo?, ¿este modo de vivir te conduce a alguna parte?, ¿el caminar que llevas te dará lo que andas buscando?

Lo que uno busca define el camino que recorrerá, y en cierto modo anuncia lo ha de encontrar.

Preguntarse hacia dónde va mi vida. Preguntar al niño Jesús hacia donde voy, porque cuando nos preguntamos sobre lo que buscamos, no solo tenemos la posibilidad de avanzar confiados por el camino que ya hemos elegido, sino que además, nos da la posibilidad de corregir la dirección si fuera necesario.

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Vamos a pedirle a Jesús, en este primer día de triduo, que en este camino de preparación para encontrarnos con él en el pesebre, llevemos también en el corazón el fruto de la reflexión: lo que busco, lo que tengo, hacia dónde voy, son preguntas que ayudan a re direccionar nuestra vida.

El destino final es Dios, pero cada uno debe encontrar el camino personal para recorrerlo, un camino que a la vez es comunitario, porque se transita con la fe en el corazón que nos vuelve a todos peregrinos de una misma tierra prometida. Cada uno transita su senda, pero el destino es único, cada uno tiene que encontrar la senda por la que transitar.

Vamos a pedirle a nuestra madre la Virgen, que se puso en camino cuando entendió y comprendió que su deber era acercarse a su prima o salir de prisa para cuidar al niño que llevaba en su vientre y escapar de la persecución. Que también a nosotros nos enseñe, nos de la fuerza: primero, para reconocer la marcha que lleva nuestra vida, pero también de hacer esos golpe de timón que estamos necesitando para volver a encausar nuestra vida, si lo estamos necesitando, con fe, con la esperanza que sólo un amor de madre puede inspirarnos.

Benedicto XVI asistirá a la beatificación de Pablo VI

El Papa emérito asistirá este domingo a la beatificación de Pablo VI.

Ciudad del Vaticano, 17 octubre 2014 (VIS).-El Papa emérito Benedicto XVI asistirá este domingo a la beatificación de Pablo VI en la Plaza de San Pedro, según ha informado el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi S.I. Además del Papa emérito, que fue creado cardenal por el nuevo beato, también participarán en la solemne ceremonia otros dos purpurados también creados cardenales por el pontífice autor de la »Populorum Progressio»; se trata de Paulo Evaristo Arns, arzobispo emérito de Sao Paulo (Brasil) y William Wakefield Baum, Penitenciario Mayor emérito.

Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el cardenal Giovanni Battista Re, Prefecto emerito della Congregación para los Obispo, junto con los padres Pierantonio Lanzoni, delegado episcopal para la promoción de la memoria de Pablo VI en la diócesis de Brescia, ciudad natal del pontífice, y vice postulador de la causa de beatificación, Antonio Marrazzo, C.SS.R., postulador de la causa de beatificación y Davide Milani, portavoz de la diócesis de Milán de la que el cardenal Montini fue arzobispo entre 1954 y 1963, han ilustrado la figura del nuevo beato y su relevancia para la Iglesia contemporánea. Esta tarde, en la Radio Vaticana harán lo propio el cardenal Paul Poupard, Presidente emerito del Pontificio Consejo de la Cultura y el sacerdote Angelo Maffeis, Presidente del Instituto Paolo VI de Brescia; les acompañará Fausto Montini, sobrino de Pablo VI.

Miles de peregrinos asistirán a la beatificación y a los actos relacionados con ella, el primero de los cuales tendrá lugar mañana, sábado 18, en la basílica romana de los Doce Apóstoles, cuando el cardenal Angelo Scola, actual arzobispo de Milán presidirá las Vísperas. El domingo tendrá lugar la misa de beatificación presidida por el Papa Francisco el domingo a las 10,30 en la Plaza de San Pedro y el lunes 20, a las 9,30 en la basílica de San Pablo Extramuros, siempre el cardenal Scola presidirá la misa de acción de gracias para los fieles de las diócesis de Milán y Brescia.

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Génova en las oraciones del Papa

Al finalizar el Ángelus el Papa dedicó unas palabras a la ciudad italiana de Génova, otra vez víctima de graves inundaciones.

Ciudad del Vaticano, 12 octubre 2014 (VIS).- Al finalizar el Ángelus el Papa dedicó unas palabras a la ciudad italiana de Génova, otra vez víctima de graves inundaciones. »Aseguro mi oración -dijo- por las víctimas y por los que han sufrido graves daños. Que Nuestra Señora de la Guardia sostenga a la querida población de Génova, en los esfuerzos colectivos para superar esta terrible experiencia».

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La vocación y la misión de la familia en la Iglesia

Este será el tema del próximo Sínodo de la familia que se llevará a cabo del 4 al 25 de octubre de 2015.

El papa Francisco ya definió el tema convocante del próximo sínodo ordinario de la familia, por desarrollarse en el Vaticano durante el próximo año: el pontífice y los padres sinodales avanzarán en el debate y la discusión acerca de la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo.

En el inicio de las deliberaciones del lunes 13 por la mañana, se dio a conocer que la decimocuarta Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos versará sobre “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.

Los padres sinodales también fueron informados de la fecha de la próxima cita: comenzará el domingo 4 de octubre del año próximo y culminará el 25 de octubre.

Con la celebración del próximo sínodo, el papa Francisco daría por concluido el período de consultas y se encontrará en condiciones de realizar algún pronunciamiento, o bien adoptar alguna medida pastoral.+

Fuente: AICA

 

“Nuestra esperanza es estar siempre con el Señor”

Francisco dijo que “la esperanza cristiana engloba a toda la persona, pues no es un mero deseo, sino la plena realización del misterio del amor divino, en el que hemos renacido y en el que ya vivimos.

Texto completo de la catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas:

En esta catequesis nos preguntamos por el destino final del pueblo de Dios. Qué tenemos que esperar. El Apocalipsis nos presenta dos imágenes: la esposa que espera a su Esposo, y esto nos habla del proyecto de comunión con la persona de Jesús que Dios ha trazado a lo largo de la historia, y la otra imagen, la Nueva Jerusalén, que evoca el lugar donde todos los pueblos se reunirán junto a Dios.

La esperanza cristiana engloba a toda la persona, pues no es la esperanza un mero deseo, o un optimismo, sino que es la plena realización del misterio del amor divino, en el que hemos renacido y en el que ya vivimos.

Nosotros deseamos, anhelamos, la venida de Nuestro Señor Jesucristo, y Él se hace cada día más cercano a nosotros para llevarnos finalmente a la plenitud de su comunión y su paz. Por ello, la Iglesia tiene la misión de mantener encendida la lámpara de esa esperanza, como signo seguro de la salvación. Debemos preguntarnos si de verdad somos testigos luminosos y creíbles de esa esperanza, si nuestras vidas, nuestras comunidades, manifiestan la presencia del Señor y esta espera ardiente de su venida; sino, corremos el riesgo de agotar el aceite de nuestra fe y perder la alegría.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Costa Rica, Argentina y otros países latinoamericanos.

Que María Santísima, Madre de la esperanza, nos enseñe a gustar ya desde ahora del amor de Cristo que un día se nos manifestará en plenitud. Muchas gracias.

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Mensaje por el V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Ávila

El Papa Francisco escribe un mensaje al obispo de Ávila por la celebración litúrgica de su memoria.

 

A Monseñor Jesús García Burillo

Obispo de Ávila

Ávila

Querido Hermano:

El 28 de marzo de 1515 nació en Ávila una niña que con el tiempo sería conocida como santa Teresa de Jesús. Al acercarse el quinto centenario de su nacimiento, vuelvo la mirada a esa ciudad para dar gracias a Dios por el don de esta gran mujer y animar a los fieles de la querida diócesis abulense y a todos los españoles a conocer la historia de esa insigne fundadora, así como a leer sus libros, que, junto con sus hijas en los numerosos Carmelos esparcidos por el mundo, nos siguen diciendo quién y cómo fue la Madre Teresa y qué puede enseñarnos a los hombres y mujeres de hoy.

En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida y de su obra. Ella entendió su vida como camino de perfección por el que Dios conduce al hombre, morada tras morada, hasta Él y, al mismo tiempo, lo pone en marcha hacia los hombres.  ¿Por qué caminos quiere llevarnos el Señor tras las huellas y de la mano de santa Teresa? Quisiera recordar cuatro que me hacen mucho bien: el camino de la alegría, de la oración, de la fraternidad y del propio tiempo.

Teresa de Jesús invita a sus monjas a «andar alegres sirviendo» (Camino 18,5). La verdadera santidad es alegría, porque «un santo triste es un triste santo». Los santos, antes que héroes esforzados, son fruto de la gracia de Dios a los hombres. Cada santo nos manifiesta un rasgo del multiforme rostro de Dios. En santa Teresa contemplamos al Dios que, siendo «soberana Majestad, eterna Sabiduría» (Poesía 2), se revela cercano y compañero, que tiene sus delicias en conversar con los hombres: Dios se alegra con nosotros. Y, de sentir su amor, le nacía a la Santa una alegría contagiosa que no podía disimular y que transmitía a su alrededor. Esta alegría es un camino que hay que andar toda la vida. No es instantánea, superficial, bullanguera. Hay que procurarla ya «a los principios» (Vida 13,l). Expresa el gozo interior del alma, es humilde y «modesta» (cf.  Fundaciones 12,l). No se alcanza por el atajo fácil que evita la renuncia, el sufrimiento o la cruz, sino que se encuentra padeciendo trabajos y dolores (cf. Vida 6,2; 30,8), mirando al Crucificado y buscando al Resucitado (cf. Camino 26,4). De ahí que la alegría de santa Teresa no sea egoísta ni autorreferencial. Como la del cielo, consiste en «alegrarse que se alegren todos» (Camino 30,5), poniéndose al servicio de los demás con amor desinteresado. Al igual que a uno de sus monasterios en dificultades, la Santa nos dice también hoy a nosotros, especialmente a los jóvenes: «¡No dejen de andar alegres!» (Carta 284,4). ¡El Evangelio no es una bolsa de plomo que se arrastra pesadamente, sino una fuente de gozo que llena de Dios el corazón y lo impulsa a servir a los hermanos!

La Santa transitó también el camino de la oración, que definió bellamente como un «tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabernos nos ama» (Vida 8,5). Cuando los tiempos son «recios», son necesarios «amigos fuertes de Dios» para sostener a los flojos (Vida 15,5). Rezar no es una forma de huir, tampoco de meterse en una burbuja, ni de aislarse, sino de avanzar en una amistad que tanto más crece cuanto más se trata al Señor, «amigo verdadero» y «compañero» fiel de viaje, con quien «todo se puede sufrir», pues siempre «ayuda, da esfuerzo y nunca falta» (Vida 22,6). Para orar «no está la cosa en pensar mucho sino en amar mucho» (Moradas IV,1,7), en volver los ojos para mirar a quien no deja de mirarnos amorosamente y sufrirnos pacientemente (cf. Camino 26,3-4). Por muchos caminos puede Dios conducir las almas hacia sí, pero la oración es el «camino seguro» (Vida 213). Dejarla es perderse (cf. Vida 19,6). Estos consejos de la Santa son de perenne actualidad. ¡Vayan adelante, pues, por el camino de la oración, con determinación, sin detenerse, hasta el fin! Esto vale singularmente para todos los miembros de la vida consagrada. En una cultura de lo provisorio, vivan la fidelidad del «para siempre, siempre, siempre» (Vida 1,5); en un mundo sin esperanza, muestren la fecundidad de un «corazón enamorado» (Poesía 5); y en una sociedad con tantos ídolos, sean testigos de que «solo Dios basta» (Poesía 9).

Este camino no podemos hacerlo solos, sino juntos. Para la santa reformadora la senda de la oración discurre por la vía de la fraternidad en el seno de la Iglesia madre. Esta fue su respuesta providencial, nacida de la inspiración divina y de su intuición femenina, a los problemas de la Iglesia y de la sociedad de su tiempo: fundar pequeñas comunidades de mujeres que, a imitación del «colegio apostólico», siguieran a Cristo viviendo sencillamente el Evangelio y sosteniendo a toda la Iglesia con una vida hecha plegaria. «Para esto os junto El aquí, hermanas» (Camino 2,5) y tal fue la promesa: «que Cristo andaría con nosotras» (Vida 32,11). ¡Que linda definición de la fraternidad en la Iglesia: andar juntos con Cristo como hermanos! Para ello no recomienda Teresa de Jesús muchas cosas, simplemente tres: amarse mucho unos a otros, desasirse de todo y verdadera humildad, que «aunque la digo a la postre es la base principal y las abraza todas» (Camino 4,4). ¡Cómo desearía, en estos tiempos, unas comunidades cristianas más fraternas donde se haga este camino: andar en la verdad de la humildad que nos libera de nosotros mismos para amar más y mejor a los demás, especialmente a los más pobres! ¡Nada hay más hermoso que vivir y morir como hijos de esta Iglesia madre!

Precisamente porque es madre de puertas abiertas, la Iglesia siempre está en camino hacia los hombres para llevarles aquel «agua viva» (cf. Jn 4,10) que riega el huerto de su corazón sediento. La santa escritora y maestra de oración fue al mismo tiempo fundadora y misionera por los caminos de España. Su experiencia mística no la separo del mundo ni de las preocupaciones de la gente. Al contrario, le dio nuevo impulso y coraje para la acción y los deberes de cada día, porque también «entre los pucheros anda el Señor» (Fundaciones5,8). Ella vivió las dificultades de su tiempo -tan complicado- sin ceder a la tentación del lamento amargo, sino más bien aceptándolas en la fe como una oportunidad para dar un paso más en el camino. Y es que, «para hacer Dios grandes mercedes a quien de veras le sirve, siempre es tiempo» (Fundaciones 4,6). Hoy Teresa nos dice: Reza más para comprender bien lo que pasa a tu alrededor y así actuar mejor. La oración vence el pesimismo y genera buenas iniciativas (cf. Moradas VII, 4,6). ¡Éste es el realismo teresiano, que exige obras en lugar de emociones, y amor en vez de ensueños, el realismo del amor humilde frente a un ascetismo afanoso! Algunas veces la Santa abrevia sus sabrosas cartas diciendo: «Estamos de camino» (Carta 469,7.9), como expresión de la urgencia por continuar hasta el fin con la tarea comenzada. Cuando arde el mundo, no se puede perder el tiempo en negocios de poca importancia. ¡Ojalá contagie a todos esta santa prisa por salir a recorrer los caminos de nuestro propio tiempo, con el Evangelio en la mano y el Espíritu en el corazón!

«¡Ya es tiempo de caminar! » (Ana de San Bartolomé, Últimas acciones de la vida de santa Teresa). Estas palabras de santa Teresa de Ávila a punto de morir son la síntesis de su vida y se convierten para nosotros, especialmente para la familia carmelitana, sus paisanos abulenses y todos los españoles, en una preciosa herencia a conservar y enriquecer.

Querido Hermano, con mi saludo cordial, a todos les digo: ¡Ya es tiempo de caminar, andando por los caminos de la alegría, de la oración, de la fraternidad, del tiempo vivido como gracia! Recorramos los caminos de la vida de la mano de santa Teresa. Sus huellas nos conducen siempre a Jesús.

Les pido, por favor, que recen por mí, pues lo necesito. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.

Fraternalmente,

 

“La alabanza es la oración de la verdadera alegría”

Es fácil rezar para pedir gracias, mientras es más difícil la oración de alabanza, pero es ésta la oración de la verdadera alegría. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.

El Pontífice centró su reflexión en la Carta a los Efesios, en la que San Pablo eleva con alegría su bendición a Dios. Se trata de una oración de alabanza – observó –, de una oración “que nosotros no solemos hacer habitualmente: alabar a Dios. Y dijo que se trata de pura gratuidad, que nos hace entrar en “una gran alegría”:

“Nosotros sabemos rezar muy bien cuanto pedimos cosas, también cuando agradecemos al Señor, pero la oración de alabanza es un poco más difícil para nosotros: no es tan habitual alabar al Señor. Y esto podemos sentirlo mejor cuando hacemos memoria de las cosas que el Señor ha hecho en nuestra vida: ‘En Él en Cristo nos ha elegido antes de la creación del mundo’. ¡Bendito eres Señor, porque tú me has elegido! Es la alegría de una cercanía paterna y tierna”.

Francisco prosiguió explicando que “la oración de alabanza” nos da esta alegría, nos lleva a ser felices ante el Señor. Por lo que pidió que hagamos un esfuerzo para reencontrarla; teniendo en cuenta que el punto de partida es, precisamente, “hacer memoria” de esta elección: “el Señor me ha elegido antes de la creación del mundo. ¡Pero esto – dijo – no se puede comprender!”:

“No se puede comprender ni imaginar: que el Señor me haya conocido antes de la creación del mundo, que mi nombre estaba en el corazón del Señor. ¡Ésta es la verdad! ¡Ésta es la revelación! Si nosotros no creemos esto no somos cristianos ¡eh! Quizá estemos impregnados de una religiosidad teísta, ¡pero no somos cristianos! El cristiano es uno elegido, el cristiano es uno elegido en el corazón de Dios antes de la creación del mundo. También este pensamiento colma de alegría nuestro corazón: ¡yo soy elegido! Y nos da seguridad”.

El Papa observó además que nuestro nombre está en el corazón de Dios. Precisamente en las vísceras de Dios, como el niño está dentro de su mamá. Ésta es nuestra alegría, la de ser elegidos”. Es algo – subrayó Francisco – que “no se puede entender sólo con la cabeza. Ni siquiera sólo con el corazón. Para comprender esto debemos entrar en el Misterio de Jesucristo. El Misterio de su Hijo amado: ‘Él ha derramado su sangre en abundancia sobre nosotros, con toda sabiduría e inteligencia, haciéndonos conocer el misterio de su voluntad’. Y ésta es una tercera actitud: entrar en el Misterio”:

“Cuando celebramos la Eucaristía, entramos en este Misterio, que no se puede comprender totalmente: el Señor está vivo, está con nosotros, aquí, en su gloria, en su plenitud, y da otra vez su vida por nosotros. Debemos aprender cada día esta actitud de entrar en el Misterio. El cristiano es una mujer, es un hombre, que se esfuerza para entrar en el Misterio. El Misterio no se puede controlar: ¡es Misterio! Yo entro”.

El Papa Francisco concluyó diciendo que la oración de alabanza es ante todo “oración de alegría”, y también “oración de memoria: ‘¡Pero cuánto ha hecho por mí el Señor! Con cuánta ternura me ha acompañado, cómo se ha abajado; se ha inclinado como el papá se inclina con el niño para hacerlo caminar’”. Y, en fin, oración al Espíritu Santo para que nos dé “la gracia de entrar en el Misterio, sobre todo cuando celebramos la Eucaristía”

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