Celebraciones de Nuestra Señora de los Milagros
En el Centro de Santa Fe – Por Ignacio Puiggari SJ
El pasado sábado 9 de mayo tuvimos la gracia de vivir la fiesta de Nuestra Señora de los Milagros. Fuimos un puñado de jesuitas, algunos del clero, la gente del Colegio Inmaculada, el pueblo fiel, el Arzobispo y el infaltable Nino, los que hicimos de la plaza central un lugar de procesión y oración. La Virgen salió triunfal, detrás de la cruz y seguida por los alumnos que la escoltaron. Y en eso la voz incalculable de Alejandro Gauffin comenzó a sonar. Las estaciones fueron cinco y el tema, la familia. Paso a paso la cruz avanzó con lentitud hacia el altar mayor donde el Obispo tenía pensado ya, seguramente, las palabras cercanas y cálidas de su homilía. La misa y la fiesta terminaron en paz. Muy agradecidos por la visita de los compañeros jesuitas, y sabiendo que estas cosas duran poco, celebramos todos con una cena y nos despedimos con afecto.
En Alto Verde
El domingo 10 de Mayo se llevó a cabo la celebración en la Capilla de Los Milagros, uniendo a diferentes comunidades bajo el manto de Nuestra Señora Madre, en su Inmaculada Concepción, haciéndonos partícipes de un momento lleno de gloria y amor.
De esta manera, se dio inicio a la fiesta de Nuestra Madre, con una procesión desde la Capilla San Alonso Rodríguez de La Boca (Alto Verde, Santa Fe), para luego dar comienzo a la Misa en la Capilla de Los Milagros, de la mano de los Jesuitas Carlos Cravena, Alejandro Gauffin e Ignacio Rey Nores. Allí se agrupó la comunidad, los catequistas de las diversas capillas ubicadas en el Distrito, el grupo de Jóvenes Misioneros, los participantes de la Casa del Voluntariado y de la Escuela Papa Francisco.
Luego de transcurrir la Misa conmemorando a Nuestra Madre, se le permitió a la comunidad en general, besar el santo relicario de La Virgen, generando un momento conmovedor y pleno de entrega y pasión por María. Logrando por lo tanto, un espacio de encuentro sincero entre el hermano peregrino y la Sagrada Virgen de Los Milagros.
Además, dentro de este cuadro de festejos y bendiciones, se compartieron tortas y bebidas, para plasmar verdaderamente el cumpleaños de Nuestra Madre, recordando que ella siempre nos abrirá sus brazos, para ser el nexo más hermoso con Dios e interceder en nuestras peticiones.
Por lo tanto, el festejo fue plenamente cargado de cariño, dulzura y compasión, donde el encuentro con Nuestra Madre, alimentó el espiritú de cada hermano para seguir en el camino de Dios Padre.
Virgen de Los Milagros, ruega por nosotros
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